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PROCESOS CLAVES DE LA GESTION PUBLICA TERRITORIAL

TRABAJO REALIZADO POR


SHIRLEY JUDITH MAESTRE DOMINGUEZ
CODIGO 20212201054

LA MODERNIZACION OCUPACION Y

APROPIACION DEL TERRITORIO COLOMBIANO

DOCENTE

DANIEL GOMEZ

FECHA

05/05/2023
RESUMEN

Las sociedades rurales de América Latina están atravesando grandes transformaciones y sus habitantes
experimentan estas tensiones de diversas formas. Los territorios rurales y sus habitantes han estado
rezagados por décadas respecto de los urbanos en términos de desarrollo humano y bienestar. Hoy sigue
siendo así, pero en un contexto diferente, marcado por el aumento de la demanda de alimentos, la crisis
climática que pone énfasis en la necesidad de considerar las zonas con servicios ecosistémicos y una etapa
de bono demográfico en la región, con los jóvenes como potencial de transformación. Por todo esto, el
desarrollo rural no solo no ha perdido vigencia, sino que se hace más necesario que nunca.

Con el presente documento se busca responder a la demanda por herramientas para entender lo rural y
contribuir a promover procesos de cambio que avancen hacia la equidad y cohesión territorial en América
Latina, a partir de una reflexión sistemática sobre el estado del debate en esta materia, así como de los
aprendizajes realizados en las últimas dos décadas por RIMISP y sus socios. En este recorrido, la propuesta
del desarrollo territorial rural (DTR) ha sido clave para entender lo rural y promover su transformación, sin
embargo, aún se enfrenta a muchos desafíos para ser efectiva en sus propósitos.

La persistencia de visiones convencionales sobre lo rural, la arraigada mirada sectorial agrícola, las
dificultades permanentes para la coordinación institucional y la tradicional acción “de arriba hacia abajo” de
los Estados, sin dar espacio relevante a los actores territoriales, suponen barreras significativas para
conseguir la cohesión territorial. En este documento se aborda lo que en la actualidad representa lo rural y
su análisis desde la mirada del territorio, se describe el enfoque territorial y se reflexiona propositivamente
sobre los procesos de desarrollo rural y el papel de las políticas públicas en ellos.
INTRODUCCION

Las sociedades rurales de América Latina están atravesando grandes transformaciones: los patrones de
urbanización han cambiado y los centros urbanos de tamaño pequeño y medio, así como las interacciones
rurales-urbanas, han cobrado una creciente relevancia; los mercados laborales se han diversificado y el
empleo rural no-agrícola ha ido ganando terreno; el campo se ha envejecido y feminizado, pues los jóvenes,
especialmente los varones, están migrando; y los sistemas agroalimentarios se han complejizado, a la par
que se ha profundizado la dualidad entre un segmento altamente productivo inserto en los mercados
globales y otro más rezagado y precario. Sus habitantes experimentan estas tensiones de diversas formas.

Los territorios rurales y sus habitantes han estado rezagados por décadas en términos de desarrollo humano
y bienestar respecto de los urbanos. Hoy sigue siendo así, pero en un contexto diferente. El crecimiento de
la población y el ensanchamiento de las clases medias redunda en un aumento de la demanda por
alimentos; los fenómenos asociados al cambio climático invitan a volver la mirada a las zonas con servicios
ecosistémicos desde una perspectiva de sostenibilidad y resiliencia; y la región transita por una etapa de
bono demográfico en la que los jóvenes representan un potencial transformador para abrir oportunidades de
bienestar. Por todo ello, el desarrollo rural no solo no ha perdido vigencia, sino que se hace más necesario
que nunca.

En los últimos 20 años surgió un debate de gran alcance en la región y la propuesta del desarrollo territorial
rural (DTR) emergió como respuesta a los deficientes resultados de las estrategias desplegadas hasta fines
de la década de 1990 para superar la pobreza rural. El enfoque territorial, clave para entender lo rural y
promover su transformación, ha representado un hito en los esfuerzos por mejorar las condiciones de vida
de las zonas rurales y ha sido incorporado por muchos gobiernos de América Latina y el Caribe, así como
por agencias de cooperación en sus acciones. No obstante, este enfoque aún se enfrenta a muchos desafíos
para ser efectivo en sus propósitos. La persistencia de visiones convencionales sobre lo rural, la arraigada
mirada sectorial agrícola, las dificultades permanentes para la coordinación institucional y la tradicional
acción “de arriba hacia abajo” de los Estados, sin dar espacio a la participación y al protagonismo de los
propios actores territoriales, suponen barreras significativas para conseguir la cohesión territorial. Suponen,
igualmente, grandes desafíos para seguir avanzando, aprendiendo de lo caminado y proyectando lo
deseado.
Ocupación y apropiación del territorio: sus expresiones, la migración, urbanización y transición
demográfica, con especial referencia al caso colombiano.

El presente ensayo se analiza el concepto de territorio desde el ámbito de la epistemología, como un


conocimiento que se construye en la disciplina social, tomando en cuenta que sus contenidos cambian
conforme se transforman las relaciones sociales en el mundo; posteriormente se analiza el territorio como
un concepto interdisciplinario a partir de los enfoques de investigación provenientes de la sociología y la
geografía, y se reflexiona sobre las dificultades metodológicas que surgen en el desarrollo de todo proceso
de investigación social.

El desarrollo industrial colombiano en la primera mitad del siglo XX no solo fue un proceso tardío en el
contexto internacional, sino desigual entre sus regiones. Con base en el censo industrial de 1945,
utilizando información por municipio y por sector, el presente documento muestra de forma cuantitativa que
tanto el surgimiento de la industria manufacturera como las diferencias regionales en la industrialización
están explicados por la acumulación de capital humano muy anterior al auge industrial. El trabajo muestra
que la acumulación de capital humano a nivel local y regional dependió del grado de libertad de la
población al final del periodo colonial, comentó como el porcentaje de la población libre a nivel municipal.
Las regiones en donde la proporción de la población libre fue alta durante este periodo acumularon mayor
capital humano y en consecuencia tuvieron una fuerza laboral más hábil y mejor preparada para enfrentar
los procesos de producción de la industria manufacturera. El artículo discute las hipótesis tradicionales
sobre el surgimiento de la industria manufacturera en Colombia que la asocian a las producciones de café
y oro, a la geografía, a los mercados potenciales, las políticas arancelarias o a las coyunturas externas
como la Gran Depresión y las Guerras Mundiales.

Los cambios económicos materializados en el café con el inicio del siglo XX son de enorme trascendencia
para entender el siglo XX en Colombia. Porque la economía empieza a crecer a un ritmo del orden de 5
por ciento anual, que se mantiene, en promedio, hasta 1920, y se aceleraría, en los veinte, para acercarse
al 7 por ciento anual en promedio. Ejercicios estadísticos señalan que, en Colombia, la década de los
veinte fue la de mayor expansión económica del siglo XX. al hacer la comparación rigurosa con un grupo
de países de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, México y Venezuela), se encuentra que, a Colombia,
en conjunto y en promedio, le fue mejor que a este grupo, en los primeros treinta años del siglo. La
explicación reside en la expansión del café que, a partir de 1870, empieza a extenderse geográficamente
por el país. En este año se dio un cambio fundamental en la economía colombiana: de tener como base el
oro, la mula y el tabaco, pasó a ser dominada por el café, el ferrocarril y los bancos. La expansión del
cultivo del café y de las exportaciones del grano tuvo un impacto positivo en la conformación de un
mercado interno para los diferentes productos de la agricultura, la ganadería y la industria manufacturera.
Los ingresos de divisas originados en la exportación del grano y el aumento del poder de compra d e los
caficultores fueron definitivos para impulsar la inversión, el crecimiento económico, y para crear un
mercado nacional de bienes y servicios. La exportación del café requería una infraestructura de
transportes; la que existía era precaria, en particular la red ferroviaria.
En la segunda década del siglo XX entró en operación el Canal de Panamá y se completó la construcción
del ferrocarril Cali-Buenaventura. En consecuencia, se redujeron los costos de transporte y se facilitó la
exportación de café. Adicionalmente, la mayor actividad económica exigía un sistema de pagos más
eficiente que el existente bajo el régimen de banca libre por lo cual, a fines de los años diez, se comienzan
a elaborar las propuestas para una reforma financiera e institucional que impulsara el crecimiento de la
economía. Estos primeros intentos habrían de desembocar en la gran reforma institucional para el manejo
de la economía que se materializó en 1923 con la creación del Banco de la República como un banco
central de emisión, redescuento y reserva; con la organización de la Superintendencia Bancaria y la
aprobación de la ley bancaria; con la creación de la Contraloría General de la República; y con el refuerzo
de las funciones del Ministerio de Hacienda al organizarse la Dirección de Presupuesto. Porque la reforma
institucional no se limitó al sector bancario sino a establecer un engranaje que permitiera un control fiscal
eficaz, con presupuestos balanceados, ya que el desequilibrio fiscal podría llevar al desequilibrio
monetario y, por lo tanto, al eventual abandono del patrón-oro. El café fue la fuerza motora de la actividad
económica en las primeras dos décadas del siglo y, en tal calidad, factor esencial tras los cambios
políticos, sociales, e institucionales que habrían de tener lugar en los años veinte.

La industrialización del café comenzó entre 1910 y 1930 la región del Viejo Caldas se convirtió en el primer
productor cafetero del país, desplazando a los departamentos tradicionales, lo mismo que a Antioquia. La
expansión del cultivo del grano en esta zona del país tendría una peculiaridad bien notable. Se basó en
fincas cafeteras de mediano y pequeño tamaño, trabajadas por quienes se habían asentado en estas
tierras, que vendían el café directamente a las empresas comercializadoras del grano. Los grandes
hacendados de Cundinamarca y el Tolima le compraban o recibían a los arrendatarios y colonos el café
para, después, colocarlo en el exterior. La diferencia tendría repercusiones en la extinción de las
haciendas en los años treinta. Las consecuencias de toda índole de este fenómeno se sentirían con fuerza
en el país entre los años veinte y los ochenta del siglo XX. Una de ellas fue la de impulsar la
industrialización, que apenas despuntaba incipientemente, con el siglo, en Medellín, Bogotá y Cartagena.
Esta, a su turno, trajo consigo el inicio de la urbanización. En 1900, Colombia era un país
predominantemente rural: ningún centro urbano, con excepción de Bogotá, tenía un tamaño superior a los
cincuenta mil habitantes En la capital se concentraba el 2,5 por ciento de la población del país y las
siguientes tres ciudades tenían, en conjunto, otro 2 por ciento de la población total. Sin embargo, a partir
de 1918 el crecimiento demográfico de los grandes municipios aumenta y estos elevan su participación en
la población total del país. La expansión de la frontera agrícola -en particular la cafetera- la mejora de la
infraestructura de transportes, el aumento de las exportaciones de café, el impulso de la industrializac ión,
el fenómeno de la urbanización, los intentos de reformar la institucionalidad para el manejo de la
economía, y la organización sindical, marcaron esta ruptura económica. Y crearon, junto con los cambios
políticos y los internacionales, el marco para los acontecimientos que, en todos estos frentes, se darían en
la década de los años veinte en el país.
Ahora bien, hablemos un de la urbanización el cual es el proceso de crecimiento y expansión de las
ciudades, y actualmente más del 50% de la población mundial vive en ellas, cifra que se espera que
aumente a más del doble para 2050. Este proceso tiene ventajas como el aumento del producto interno
bruto y la creación de empleo, pero también presenta desventajas como el empobrecimiento del agro y la
mayor pobreza urbana. La urbanización sostenible es fundamental para la recuperación económica y
social, y puede contribuir a la lucha contra el cambio climático. La urbanización presenta oportunidades y
desafíos para la modernización social y económica, y las grandes ciudades son importantes centros
demográficos en América Latina y el Caribe.

En la transición demográfica el antiguo régimen demográfico, caracterizado por tasas de mortalidad y de


natalidad muy elevadas, sin apenas crecimiento, y salpicado por crisis extraordinarias de mortalidad, por
hambres, guerras y epidemias. Es prácticamente toda la historia de la humanidad hasta muy
recientemente. Generalmente se la identifica con la economía agraria preindustrial.

2- Transición, con la que inicialmente disminuye la mortalidad (especialmente la infantil y la ocasionada


por epidemias y hambrunas), se acelera el crecimiento demográfico y finalmente también la natalidad
empieza a disminuir. Por ello suele separarse en dos fases:

• la fase inicial, con la cual la mortalidad disminuye mucho y sin retrocesos, hasta niveles sin
precedentes, pero la natalidad todavía se mantiene en los niveles tradicionales, produciéndose un
crecimiento demográfico muy acelerado
• la fase final o de culminación, en la que la natalidad responde adaptativamente, bajando también
hasta niveles sin precedentes, lo que reduce progresivamente el ritmo de crecimiento poblacional.

3- El nuevo régimen demográfico, o post transicional, en el que vuelve a recuperarse el equilibrio, esta
vez en torno a tasas reducidas de mortalidad y de natalidad, y nuevamente con un escaso crecimiento.
CONCLUSION

El hecho de que, en la generalidad de los países latinoamericanos, los cambios de mayor impacto y
visibilidad tienen lugar ante todo en los sectores urbanos, ha llevado a muchos estudiosos a pensar que,
estimulando el desarrollo urbano, se puede conseguir un estímulo directo al desarrollo y la modernización
general de la sociedad. Para ello, sería necesaria una política deliberada de urbanización. En un nivel muy
general y abstracto, puesto que la expansión y el cambio de los sectores urbanos aparecen canalizando
gran parte de la precaria expansión económica y de las principales transformaciones culturales que se
suelen asimilar a la modernización, parecería correcto admitir que urbanización, desarrollo y
modernización, son términos casi intercambiables. Sin embargo, es indispensable explorar con cautela las
alternativas y las respectivas implicaciones de una posible política de urbanización deliberada, como vía
de desarrollo de las sociedades latinoamericanas, en el contexto histórico actual, aunque dentro de los
límites de este trabajo eso no puede hacerse sino de manera muy superficial.

Este tema nos permite conocer la historia de nuestros antepasados y la creación o asentamientos de
aquellas comunidades que fueron los verdaderos colonizadores de nuestra Colombia, que les dieron
inicios a esos asentamientos y permitieron con el tiempo dejarnos ver que éramos una sociedad, que con
políticas a nuestra manera y normatividades ya estábamos formados políticamente, económicamente. El
territorio es un concepto teórico y metodológico que explica y describe el desenvolvimiento espacial de las
relaciones sociales que establecen los seres humanos en los ámbitos cultural, social, político o
económico; es un referente empírico, pero también representa un concepto propio de la teoría.

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