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Una síntesis sobre las fuerzas de interacción intermolecular,

a la luz de la información de los siglos XX y XXI

“Imagina que vives en el mundo de Alicia en el País de las Maravillas


cuando se encogió. Piensa que estas parado en una silla, que saltas
de ella y que caes lentamente al piso, y después tu tamaño se va
reduciendo de manera continua… De repente ¡caramba!, entras a un nuevo
Universo. Caes en un mar de vacuidad, ocupado por bolitas dispersas
que pasan con rapidez increíblemente alta. Estas en un átomo, tan
vacío de materia como el sistema solar.”
-Paul G. Hewitt.
En el año de 1963, al colocarse en el hipotético caso de que, si un cataclismo destruyera todo el

conocimiento científico y tan solo se pudiera heredar una frase a la generación sobreviviente,

Richard Feynman1 destacó la importancia de los átomos: “Todas las cosas están formadas por

átomos, pequeñas partículas animadas en movimiento perpetuo, que se atraen entre sí cuando están

un poco alejadas, pero que se repelen al acercarse entre sí2.”

La idea de que la materia está formada por átomos data del siglo V a.C., cuando los griegos

investigaban la naturaleza y se preguntaban si la materia era continua o no 3. Los átomos son los

bloques que constituyen la materia. El diámetro de un átomo es al diámetro de una manzana como

el diámetro de una manzana es al diámetro de nuestro planeta. Los átomos son invisibles por ser

tan pequeños, pero, aunque no los podamos ver, podemos ver su efecto sobre las partículas gracias

1
Richard Feynman (1918-1988) fue un extraordinario físico del siglo XX que contribuyó de una forma magnifica a
nuestra comprensión de los átomos.
2
Paul G. Hewitt. Física Conceptual. Trad. (Enrique Quintanar Duarte) Pearson. México. 2007. 211 p.
al movimiento browniano: el brincoteo perpetuo de las partículas. Cuando Robert Brown, en 1827,

estaba estudiando los granos de polen suspendidos en agua no supo de inmediato que estos granos

eran impulsados en forma constante por los átomos.

Las fuerzas que existen entre los átomos y que los impulsan a atraerse y a repelerse entre

sí son las fuerzas intermoleculares. Ocurren entre varias moléculas mas que dentro de ellas mismas.

La contraparte de estas fuerzas se trata de las fuerzas intermoleculares, aquellas que se encargan

de la repulsión y de la atracción entre las moléculas 4. Los estados de agregación de la materia dan

testimonio de la existencia de fuerzas intermoleculares, pues la intensidad de estas varia de

conformidad con el estado de agregación presente en los cuerpos. Las fuerzas intermoleculares se

distinguen de los enlaces covalentes y los iónicos de muchas formas. Los sólidos iónicos no son

sustentados por fuerzas intermoleculares, sino por las interacciones entre los cationes y los aniones

de sus redes cristalinas. Por otra parte, los enlaces covalentes mantienen la unión en las moléculas,

pero la atracción entre moléculas distintas depende de las fuerzas intermoleculares.

Las fuerzas entre las moléculas son más débiles que las auspiciadas por los enlaces iónicos

o covalentes. Como ya se dijo, se manifiestan en distintos grados de intensidad según el estado de

agregación. Los gases, por ejemplo, tienen movimiento aleatorio rápido, llenan el volumen de su

recipiente, no tienen forma propia, el espacio que ocupan se puede moldear ejerciendo presión, sus

partículas se encuentran lejanas y ejercen fuerzas relativamente pequeñas unas sobre otras. Los

líquidos muchas veces son viscosos, no tienen forma propia, no son compresibles, se difunden

lentamente, sus partículas no se encuentran muy lejanas y las fuerzas entre ellas mismas son más

fuertes que en los gases. Los sólidos mantienen su forma sin importar el recipiente que lo contenga,

4
Una molécula es una entidad de la naturaleza que se conforma de dos o más átomos. Muchas veces, los átomos
forman estas unidades estables al compartir electrones.
tienen volumen propio, no son compresibles, sus partículas se encuentran muy próximas y ejercen

grandes fuerzas de atracción unas sobre otras. Los cambios de fuerzas en el interior de las

moléculas producen cambios en su composición, pero los cambios de fuerzas entre las moléculas

producen cambios de estado5.

En los diferentes estados de agregación de la materia, aunque las moléculas vibren en torno

a sus posiciones, estas permanecen en su mismo sitio 6. La agregación de energía permite que las

moléculas alcancen mayor movimiento y desorden, lo que lleva al conjunto a sufrir un cambio de

estado. Estos cambios también se presentan si se sustrae energía. Si tenemos un líquido, como el

agua, y le aplicamos la energía que necesita para alcanzar su punto de ebullición, se terminara

convirtiendo en un gas. Si a este gas le sustraemos la energía que necesita para alcanzar el punto

de deposición y, posteriormente, el de fusión, se terminará convirtiendo en un sólido. En cada uno

de estos procesos no hubo un cambio apreciable en la intensidad de las fuerzas intramoleculares,

pues las moléculas de agua permanecieron como tales. Sin embargo, el cambio en la intensidad de

las fuerzas intermoleculares si fue apreciable, pues en cada uno de los cambios de estado las

moléculas estuvieron más próximas o más alejadas unas de otras.

Se requiere mucha energía para destrozar los enlaces covalentes de las moléculas de agua

para descomponerlas en sus átomos constituyentes 7, pero la energía para vaporizar un mol de agua

líquida es considerablemente menor 8. Vemos entonces que se requiere casi 23 veces más energía

para hacer que los átomos de hidrogeno y oxigeno se separen, que la que se necesita para lograr

que el agua cambie de estado (de líquido a gas).

5
¡Eureka!
6 Steven S. Zumdahl y Susan A. Zumdahl. Química. Grupo Editorial Patria. México. 2007. 425-430 pp.
7
Aproximadamente, 934 KJ/mol. Cfr. Idem.
8
Es de 40.7 KJ/mol. Cfr. Idem.
Las fuerzas intermoleculares suelen nombrarse como enlaces secundarios, pues actúan

entre diferentes moléculas y iones 9. Por otro lado, los enlaces covalentes actúan dentro de una

molécula para mantener los átomos juntos, y los enlaces iónicos actúan dentro de los cristales para

mantener los iones en una estructura simétrica y compacta, increíblemente poderosa a escala

nanométrica. Como dato curioso, para lograr que el cloruro de sodio hierva se debe calentar a 1413

°C, pero a temperatura ambiente se puede disolver en unos pocos minutos agitándolo en un

recipiente con agua. Las fuerzas iónicas que se vencen en ambos procesos son exactamente iguales,

pero en el segundo caso está presente la acción de un disolvente ¿Cómo influyen los disolventes

en el curso de las reacciones químicas? Esa es una de tantas cosas que revisaremos a continuación.

Fuerzas ion-dipolo

Un disolvente no es simplemente un lugar donde las moléculas del soluto pueden brincar

y chocar ocasionalmente10. El disolvente está íntimamente implicado en toda reacción que se

realiza en él. La influencia de un disolvente puede ser mucho mayor que los efectos polares 11. Un

cambio de disolvente puede modificar la velocidad de una reacción en casi un millón de veces.

Cuando se disuelve un sólido o un líquido, las unidades estructurales se separan unas de otras y el

espacio entre ellas pasa a ser ocupado por moléculas de disolvente.

La atracción entre lo positivo y lo negativo es una fuerza electrostática. Una molécula tiene

un extremo positivo y uno negativo, así que cabe preguntarnos: ¿Cuáles son los tipos de enlace

que se forman entre iones y un disolvente polar? Se presenta una atracción electrostática entre los

iones de un soluto disuelto y los extremos polares de las moléculas de un disolvente polar. La

9
Actúan entre ellos, no dentro de ellos.
10 Robert Thornton Morrison y Robert Nielson Boyd. Química Orgánica. Pearson. México. 1998. 220-232 pp.
11
Los efectos que se suscitan como resultado de la polaridad de moléculas adyacentes.
atracción electrostática entre un ion positivo de soluto y los polos negativos de las moléculas de

un disolvente polar, recibe el nombre de enlace ion-dipolo. Cada uno de estos enlaces es

relativamente débil, pero en conjunto aportan suficiente energía para vencer las fuerzas iónicas de

un cristal de soluto12. Para resumir, se puede expresar que cada ion disuelto se encuentra rodeado

por muchas moléculas de disolvente, por lo que se dice que esta solvatado 13. El enlace ion-dipolo

se diferencia del ion-ion en que este último se trata de la atracción entre un catión y un anión, y el

dipolo-dipolo se distancia del ion-dipolo en que aquel se trata de la atracción entre el extremo

positivo de una molécula y el negativo de la otra.

Fuerzas dipolo-dipolo

Las moléculas con enlace polar a menudo se comportan en un campo eléctrico como si

tuvieran un centro de carga positiva y otro de carga negativa. La existencia de estos centros de

carga en una molécula discreta se traduce como la existencia de un momento dipolo. Las moléculas

con un momento dipolar pueden atraerse unas a otras electrostáticamente, y muchos dipolos juntos

pueden interactuar en un estado condensado. Esto ocurre porque las moléculas se orientan para

maximizar las interacciones entre polos opuestos y minimizar las interacciones entre polos iguales.

Como puede concluirse, las fuerzas ion-dipolo no son más que un caso simplificado de las

fuerzas dipolo-dipolo. A baja presión y en fase gaseosa, la interacción entre dipolos es

relativamente de poca importancia. Esto es porque la fuerza de atracción entre las partículas de un

gas ya es bastante débil por sí misma 14. Añadiendo a esta débil fuerza el factor de una baja presión

12
Robert Thornton Morrison y Robert Nielson Boyd. Química Orgánica. Pearson. México. 1998. 31-32 pp.
13
La solvatación se refiere a la interacción entre las moléculas del solvente con los iones de un soluto. Cfr. Idem.
14
A PTN (presión y temperatura normales), el volumen de un gas es inversamente proporcional a la presión que se
le aplica. Por lo tanto, a menor presión, mayor volumen. A mayor volumen, mayor espacio por el que se difunden
las moléculas de un gas. Este mayor espacio implica que las moléculas estarán más distantes y que no podrán
sobre el gas, el resultado es que las fuerzas dipolo-dipolo serán insignificantes. Por la ley del

inverso al cuadrado se sabe que la fuerza de atracción entre estas partículas es inversamente

proporcional al cuadrado de la distancia que las separa. Típicamente, las fuerzas dipolo-dipolo

poseen un 1% del poder de un enlace covalente o iónico15. Se observan fuerzas entre dipolos muy

fuertes entre las moléculas en las que el hidrogeno esta enlazado con un átomo muy

electronegativo, como bien puede ser el nitrógeno, el oxígeno o el flúor 16.

El enlace de hidrogeno

Charles E. Mortimer en su libro de química comienza la segunda sección de su noveno

capítulo con las siguientes palabras: “Las atracciones intermoleculares de ciertos compuestos que

contienen hidrogeno son desusadamente fuertes. Estas atracciones se presentan en compuestos en

los cuales el hidrogeno esta enlazado covalentemente a elementos muy electronegativos de tamaño

atómico pequeño17.” Como se mencionó, el enlace de hidrogeno es una versión empoderada de las

fuerzas dipolo-dipolo. Este incremento de poder se debe a la gran polaridad del enlace y a la gran

proximidad de los dipolos, permitida por el tamaño tan reducido del átomo de hidrogeno. Las

atracciones de este tipo se denominan: puentes de hidrogeno.

Los alcoholes metanol y etanol18 tienen puntos de ebullición mucho más altos de lo

esperado con relación a sus masas molares. Esto se debe a que los enlaces polares O-H de estas

atraerse unas a otras con la misma eficacia. Cfr. Charles E. Mortimer. Química. Trad. (Jaime Guerrero Santafé).
Grupo Editorial Iberoamérica. Colombia. 1983. 182-189 pp.
15
Steven S. Zumdahl y Susan A. Zumdahl. Química. Grupo Editorial Patria. México. 2007. 425-430 pp.
16
Charles E. Mortimer. Química. Trad. (Jaime Guerrero Santafé). Grupo Editorial Iberoamérica. Colombia. 1983.
222-223 pp.
17
Ibid. 221 p.
18
CH3OH y C2H5OH, respectivamente.
moléculas se tratan de puentes de hidrogeno. Existen dos requisitos para la consumación de enlaces

fuertes de hidrogeno:

1. La molécula que suministra el protón debe ser muy polar, pues la alta carga positiva sobre

el átomo de hidrogeno atrae fuertemente al par de electrones de la otra molécula, y el

pequeño tamaño del hidrogeno permite que esta se acerque bastante.

2. El átomo que proporciona el par de electrones para el enlace debe ser relativamente

pequeño. Un átomo de cloro es más grande que uno de nitrógeno debido a que el cloro

posee un nivel electrónico más que el nitrógeno, lo que se traduce en que es un átomo mas

grande. Por lo tanto, posee una nube electrónica más difusa 19.

Cuando más acido sea el átomo donador de protones, más fuerte es el puente de hidrogeno.

La fuerza de dicho puente depende de lo positivo que sea el hidrogeno. La acidez 20 depende de la

capacidad que tenga la base conjugada para acomodar el par de electrones que deja atrás el protón

saliente. Asimismo, cuanto más básico21 sea el aceptor, mayor fuerza poseerá el puente de

hidrogeno. La fuerza del puente depende de lo disponibles que estén los electrones del átomo

aceptor.

19 Charles E. Mortimer. Química. Trad. (Jaime Guerrero Santafé). Grupo Editorial Iberoamérica. Colombia. 1983.
223 p.
20
Dos factores influyen sobre la fuerza de acidez del hidruro de un elemento: la electronegatividad y el tamaño
atómico. Cfr. Ibid. 368 p.
21
Las fuerzas de acidez de los hidruros de los elementos de un periodo aumentan de izquierda a derecha a través de
la tabla, por lo que se podría esperar que las fuerzas alcalinas incrementaran en el sentido contrario. Cfr. Idem.
Sobre los gases nobles y el enlace de valencia

En 1772, el escoces Daniel Rutherford le dio su primer nombre al nitrógeno: aire nocivo,

pues un ratón murió al ser colocado en una campana llena únicamente con este componente 22. El

nombre actual de nitrógeno le fue dado cuando se descubrió que, al reaccionar con el oxígeno y

los álcalis, producía las muy conocidas sales KNO 3 y NaNO3. Un siglo más tarde, Lord Rayleigh,

de la Real Sociedad Británica, se encontraba investigando sobre la naturaleza del nitrógeno,

comparando las propiedades de distintos lotes de este gas. Con la asesoría de Sir William Ramsey,

del University College en Londres, Lord Rayleigh se volvió un experto en obtener nitrógeno de

alta pureza. Al nitrógeno que separaba del aire lo nombró “nitrógeno atmosférico” y al que

separaba de sus compuestos lo llamó “nitrógeno químico”.

Ambos, Ramsay y Rayleigh encontraron que el peso de las muestras de nitrógeno era

ligeramente mayor si la muestra obtenida era de origen atmosférico 23. En vista de esto, Ramsay se

dedicó a pasar aire a través de varias trampas químicas para eliminar el oxígeno, el dióxido de

carbono y el agua, de modo que solo quedara el nitrógeno. Exponiendo el nitrógeno a través de un

tubo lleno de virutas de magnesio incandescente, logro aislar 100 mililitros de un gas incognito.

Al ser puesto a la prueba de un espectroscopio, el elemento emitía líneas nunca antes identificadas.

El 13 de agosto de 1894, Ramsay y Rayleigh pidieron permiso para tomar la palabra en una reunión

de la Real Sociedad Británica, con el fin de hacer el anuncio de su descubrimiento ¿Cuál era el

Laura Gasque. “El descubrimiento de los gases nobles”. Para quitarle el polvo. (enero de 2006). [En línea]:
22

www.educacionquimica.info/include/downloadfile.php?pdf=pdf913.pdf [Consulta: 6 de noviembre, 2018].

23
En la tabla periódica de los elementos está registrado que el nitrógeno tiene un peso molecular de 14 g/mol (14
gramos por mol de sustancia), mientras que el peso molecular del oxígeno es de 16 g/mol. La diferencia en peso era
mayor porque el “nitrógeno atmosférico” de Rayleigh en realidad era oxígeno. Cfr. Idem.
elemento que descubrieron tras esa temporada de trabajo? Era el argón24, un gas imperceptible

para los sentidos y absolutamente indetectable por métodos químicos.

En 1895, Ramsay recibió una carta del geólogo Henry A. Miers, en la que describía algunos

minerales de uranio que despedían un gas aún no identificado. El profesor demostró que el gas

emanado de la clevita25 era el helio, cuyo espectro había sido descubierto en la luz solar 30 años

antes. En la actualidad, el helio y el argón se encuentran incrustados a la misma familia: la de los

gases nobles.

Los gases inertes26 son monoatómicos, incoloros, inodoros e insípidos y forman parte del

último grupo de la tabla periódica 27. Su inexistente o despreciable tendencia a combinarse con

otros elementos en la naturaleza para formar compuestos se debe al fantasmagórico poder de la

configuración estable. En las estructuras cristalinas, los sólidos se hayan dispuestos en celdas

unitarias que se crearon cuando sus átomos constituyentes expulsaron energía al formar sus

enlaces. Generalmente, los enlaces se forman porque sale expulsada energía de los átomos

participantes y los enlaces se rompen porque los átomos involucrados absorben energía 28. De esa

manera es que dos elementos pueden obtener un arreglo estructural que les permita existir en el

estado de menor energía. La mayoría de los miembros de la tabla periódica alcanzan una

configuración estable cuando ganan o pierden los electrones necesarios para que su última capa

tenga ocho cargas negativas.

Paul G. Hewitt alguna vez expresó lo siguiente: “Si [únicamente] hubiera una fuerza de

atracción así, como la gravedad, se juntaría el universo y formaría una esfera apretada, con toda la

24
En griego, la palabra argón significa ocioso o inactivo. Cfr. Idem.
25
UO2UO3POThO2.
26
Helio, neón, argón, criptón, xenón y radón.
27
J.M. Acosta. Diccionario de Química Física. Díaz de Santos Ediciones. España. 2005. 271 p.
28
Liberar es amar, absorber es romper. Cfr. Con el autor del ensayo.
materia lo más cerca posible entre sí. Pero imagina que esta fuerza fuera de repulsión y que cada

partícula de materia repele a todas las demás. ¿Qué pasaría? El universo seria gaseoso, frio y estaría

expandiéndose29.” Lo anterior constituye la llave para comprender porque todos los átomos tienen

números iguales de partículas positivas y negativas en su estado aislado. Si existieran los electrones

y no los protones y viceversa, el universo estaría transformado o en una nube inconmensurable y

desordenada, o en una única y lóbrega masa condensada. Debido a que existen ambas de estas

partículas con carga en proporciones iguales, la fuerza de electricidad está perfectamente

equilibrada30.

Fuerzas de London

A pesar de la belleza de la idea, cabe preguntarnos una cosa: ¿Por qué las partículas subatómicas

se comportan de esa manera? ¿Cuál es la causa subyacente detrás de su poder eléctrico? La verdad

detrás de ello aún permanece sellada para la familia humana. El hecho de que los elementos

alcancen la configuración estable con ocho electrones en su capa de valencia es un misterio de la

misma categoría. Como seres mortales y efímeros solo podemos contentarnos con aceptar que la

naturaleza se comporta de esa manera, aunque no sepamos la razón. Sin embargo, existen fuerzas

que van contracorriente con respecto a los ideales generalizados, como la configuración estable.

Elementos como los gases nobles no deberían de poder auspiciar enlaces, pero efectivamente lo

hacen31, a través del poder de las fuerzas de dispersión de London.

Las moléculas de agua pueden inducir un dipolo en otras moléculas 32 al distorsionar las nubes

electrónicas de estas. Las fuerzas de London trabajan siguiendo un principio parecido de

29
Paul G. Hewitt. Física Conceptual. Trad. (Enrique Quintanar Duarte) Pearson. México. 2007. 411 p.
30
¡Eureka!
31
Con el hidrogeno y con miembros de la familia del flúor, por ejemplo.
32
Como el oxígeno gaseoso.
polarización33. Las nubes electrónicas por lo regular son esféricas, pero cuando dos átomos o

moléculas no polares se aproximan una a la otra, las atracciones o repulsiones entre sus electrones

o núcleos materializan distorsiones en las nubes. En un momento incidental en el curso general de

la existencia de un átomo, sus electrones pueden estar distribuidos de una forma desbalanceada

con respecto al núcleo. El hecho de que en una fracción ínfima de tiempo haya más electrones en

una mitad del átomo que en la otra es suficiente para que momentáneamente sean inducidos dipolos

en los átomos o en las moléculas vecinas34. Esa es la virtud de las fuerzas de dispersión de London:

la de crear enlaces donde no se supone que deba haberlos.

Fuerzas de van der Waals

J.M Acosta dice al respecto: “Fuerzas atractivas o repulsivas débiles entre entidades moleculares,

o entre grupos dentro de una entidad molecular, distintas de las de formación de enlace o

interacciones electrostáticas entre iones o grupos de iones o moléculas neutras 35.” Con base a esta

definición, las fuerzas ion-dipolo, dipolo-dipolo y las de dispersión de London pueden ser

consideradas como fuerzas de van der Waals 36.

33
J.M Costa define a la polarización como el reajuste de una propiedad o magnitud de un sistema debido a un factor
externo, y describe a la polarización electrónica como la que es originada por el desplazamiento de los electrones
respecto al núcleo bajo la acción de un campo eléctrico externo. Cfr. J.M. Acosta. Diccionario de Química Física.
Díaz de Santos Ediciones. España. 2005. 443-444 pp.
34
John C. Kotz, Paul M. Treichel, Jr. y Patrick A. Harman. Química y reactividad química. Trad. (María Teresa
Aguilar Ortega). Thomson. México. 2003. 514-516 pp.
35
J.M. Acosta. Diccionario de Química Física. Díaz de Santos Ediciones. España. 2005. 259 pp.
36
Johannes Diderik van der Waals (1837 – 1923) fue un físico galardonado en 1910 con el Premio Nobel de Física.
Fuentes bibliográficas:

HEWITT, Paul G. Física Conceptual. Trad. (Enrique Quintanar Duarte) Pearson. México. 2007.

824 pp.

ZUMDAHL Steven S. y Susan A. Química. Grupo Editorial Patria. México. 2007. 977 pp.

MORRISON, Robert Thornton y BOYD, Robert Nielson. Química Orgánica. Pearson. México.

1998. 1474 pp.

MORTIMER, Charles E. Química. Trad. (Jaime Guerrero Santafé). Grupo Editorial Iberoamérica.

Colombia. 1983. 703 pp.

GASQUE, Laura. “El descubrimiento de los gases nobles”. Para quitarle el polvo. (enero de

2006). [En línea]: www.educacionquimica.info/include/downloadfile.php?pdf=pdf913.pdf

[Consulta: 6 de noviembre, 2018].

ACOSTA, J.M. Diccionario de Química Física. Díaz de Santos Ediciones. España. 2005. 893 pp.

KOTZ, John C., TREICHEL, Paul M., Jr. y HARMAN, Patrick A. Química y reactividad química.

Trad. (María Teresa Aguilar Ortega). Thomson. México. 2003. 997 pp.

Lorenzo Iván Salamanca Córdoba SS/O.

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