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PRIVILEGIOS DE LA DEVOCIÓN A SAN JOSÉ
Ama mucho a San José. Ámalo con toda tu alma porque él, junto con Jesús, es la
persona que más ha amado a Nuestra Bendita Señora y ha estado más cerca de Dios.
Él es la persona que más ha amado a Dios, después de Nuestra Madre. Él merece tu
afecto y te hará bien conocerlo porque él es el Maestro de la vida interior y tiene un
gran poder ante el Señor y ante la Madre de Dios. (San Josemaría Escrivá).
Jesús quiere que ames a San José. Nuestra Señora quiere que ames a San José;
ambos lo quieren para que aumenten tus virtudes y tu santidad. Sin importar cuál sea
tu vocación o tu estado de vida, serás bendecido si mantienes una devoción ferviente a
San José.
Los privilegios de la devoción a San José son tremendos y ¡están a tu disposición!
La devoción a San José es poderosa porque él da su protección, su ejemplo y su
bendición. (San Jorge Preca).
La Venerable María de Ágreda escuchó a Nuestra Señora misma referirse a ellos,
diciendo:
«…todos los del mundo han ignorado mucho los privilegios y prerrogativas que el
Altísimo Señor concedió a mi Santo Esposo y cuánto puede su intercesión con Su
Majestad. … lo que pide mi Esposo en el cielo concede el Altísimo en la tierra y a sus
peticiones y palabras tiene vinculados grandes y extraordinarios favores para los
hombres.»
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ROSARIO A SAN JOSE
CREDO
Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios
Padre, Todopoderoso. Desde allí vendrá a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el
perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
Primer misterio
EL ÁNGEL ANUNCIA A JOSÉ QUE EL HIJO CONCEBIDO EN MARÍA ES OBRA DEL
ESPÍRITU SANTO.
Segundo misterio
LA BÚSQUEDA DE POSADA EN BELÉN.
Tercer misterio
EL NACIMIENTO DEL NIÑO JESÚS EN EL PORTAL DE BELÉN.
Cuarto misterio
LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO, OFRECIENDO UN PAR DE
TÓRTOLAS.
Quinto misterio
LA HUIDA A EGIPTO CON JESÚS Y CON MARÍA.
Sexto misterio
EL REGRESO DE LA SAGRADA FAMILIA A NAZARET.
Séptimo misterio
LA PÉRDIDA Y EL HALLAZGO DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO.
Octavo misterio
LA GLORIOSA MUERTE DE SAN JOSÉ EN BRAZOS DE JESÚS Y DE MARÍA.
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(Recitar 7 veces en cada misterio)
R/. San José, custodio de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
V/. Inflama mi corazón para que en Él sólo reine, Jesús, como reinó en tu Santo
corazón.
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José, castísimo, ruega por nosotros.
José, prudentísimo, ruega por nosotros.
José, valientísimo, ruega por nosotros.
José, fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de obreros, ruega por nosotros.
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Sostén de las familias, ruega por nosotros.
Apoyo en las dificultades, ruega por nosotros.
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrono de los exiliados, ruega por nosotros.
Patrón de los afligidos, ruega por nosotros.
Patrón de los pobres, ruega por nosotros.
Patrono de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.
Padre de nuestra familia, ruega por nosotros.
Oremos: Oh Dios, que en tu inefable providencia, te dignaste elegir a San José por
Esposo de tu Santísima Madre: concédenos, te rogamos, que merezcamos tener por
intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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La protección especial del Santo Patriarca.
Un auxilio especial en la enfermedad.
La pureza del alma.
La gracia de la castidad.
La perseverancia final.
Su particular asistencia a la hora de la muerte.
Quien viste este cíngulo debe recitar el Gloria al Padre siete veces todos los días,
en honor de los siete gozos y dolores de San José, y la oración por la pureza.
ORACIÓN POR LA PUREZA
¡Oh, Custodio y Padre de Vírgenes, San José! A cuya fiel custodia fueron
encomendadas la misma Inocencia, Cristo Jesús, y la Virgen de las Vírgenes, María.
Por estas dos preciadas prendas, Jesús y María, te ruego y suplico me alcances la
gracia de que, manteniéndome puro en la mente, limpio en el corazón y casto en el
cuerpo, sea siempre siervo fiel de Jesús y María. Amén.
DEVOCION DE LOS 7 DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ
ORACION INICIAL
¡Oh feliz Varón, bienaventurado José! A quién le fue concedido no sólo ver y oír al Hijo
de Dios, a quién muchos quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron, sino también
abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo.
Castísimo Esposo de María, glorioso san José. Así como fue terrible el dolor y la
angustia de tu corazón cuando creíste que debías separarte de tu Inmaculada Esposa,
experimentaste después un vivo gozo cuando el Ángel te reveló el misterio de la
Encarnación.
Por este dolor y gozo, te suplicamos te dignes consolar nuestras almas ahora y en
nuestros últimos momentos; alcánzanos la gracia de llevar una vida santa y tener una
muerte semejante a la tuya, en compañía de Jesús y de María.
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Bienaventurado Patriarca san José, que fuiste elegido para hacer las veces de padre
del Hijo de Dios hecho hombre. El dolor que sentiste al ver nacer al Niño en tanta
pobreza, se transformó pronto en un gozo celestial cuando oíste los armoniosos cantos
de los Ángeles, y fuiste testigo de los acontecimientos de aquella luminosa noche.
Por este dolor y gozo te suplicamos nos alcances que, al término de nuestra vida,
oigamos las alabanzas de los Ángeles y gocemos del resplandor de la gloria celestial.
Por este dolor y gozo alcánzanos que, después de luchar en nuestra vida contra la
esclavitud de los vicios, tengamos la dicha de morir con el santo nombre de Jesús en
nuestros labios y en el corazón.
Por este dolor y gozo te pedimos la gracia de trabajar sin cansancio por la salvación de
las almas y ser contados en el número de los que resucitarán para la gloria, por los
méritos de Jesús y la intercesión de María.
Bienaventurado Patriarca san José, Custodio del Hijo de Dios hecho hombre. Cuánto
tuviste que sufrir por defender y alimentar al Hijo del Altísimo, particularmente en la
huida a Egipto, y viendo los ídolos de los egipcios; pero también fue grande tu alegría
al tener a tu lado al Hijo de Dios y a su Santísima Madre.
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Por este dolor y gozo alcánzanos la gracia de que, huyendo de las ocasiones de
pecado, venzamos al enemigo infernal, y no vivamos ya más que para servir a Jesús y
a María.
Bienaventurado Patriarca san José, que viste sujeto a tus órdenes al Rey de los Cielos.
El consuelo que experimentaste al conducir de Egipto a tu querido Jesús fue turbado
por el temor a Arquelao, fuiste, sin embargo, tranquilizado por el Ángel y permaneciste
gozoso en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y gozo te pedimos nos obtengas que, libres de todo temor nocivo,
gocemos de la paz de conciencia y, viviendo tranquilos en unión de Jesús y de María,
muramos en su compañía.
Bienaventurado Patriarca san José, modelo de santidad, que habiendo perdido al Niño
Jesús sin tu culpa, le buscaste durante tres días con inmenso dolor hasta que, con
gozo indecible, le encontraste en el templo en medio de los doctores.
Por este dolor y gozo, y ya que estás tan cerca de Dios, te pedimos nos ayudes a no
perder nunca a Jesús por el pecado mortal, y si por desgracia lo perdiéramos, haz que
lo busquemos con profundo dolor hasta que lo encontremos y podamos vivir en su
amistad para gozar de Él contigo eternamente en el Cielo.
Acuérdate, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José,
que jamás se ha oído decir que ninguno que haya invocado tu protección e implorado
tu auxilio, no haya sido consolado. Confiando plenamente en tu poder, ya que ejerciste
con Jesús el cargo de Padre, vengo a tu presencia y me encomiendo a Ti con todo
fervor.
No deseches mis súplicas, antes bien acógelas propicio y dígnate acceder a ellas
piadosamente. Amén.
A LA VIRGEN MARÍA
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Saludemos a la Virgen María, pidiéndole que nos acompañe, nos proteja y nos enseñe
a amar a su casto y fiel Esposo, y a su Hijo amado con el mismo amor que Ella los amó
y los sigue amando en el Cielo.
Recitar 3 Ave Marías.
Glorioso San José, modelo de todos los trabajadores, obtenme la gracia de trabajar con
espíritu de penitencia por la expiación de mis innumerables pecados; de trabajar a
conciencia, poniendo el culto al deber por encima de mis inclinaciones; de trabajar con
alegría y gratitud, considerando un honor el emplear y desarrollar por el trabajo los
dones que he recibido de Dios; de trabajar con orden, paz, moderación y paciencia, sin
retroceder jamás ante el cansancio y las dificultades; de trabajar sobre todo con pureza
de intención y desprendimiento de mí mismo, teniendo siempre ante mis ojos la muerte
y la cuenta que deberé rendir del tiempo perdido, de los talentos inutilizados, del bien
omitido y de las vanas complacencias en el éxito, tan funestas para la obra de Dios.
Amén. (Papa San Pío X)
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JACULATORIAS
Bendito, Alabado y Adorado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar,
Sea para siempre Bendito, Alabado y Adorado.
ORACIONES FINALES
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Adiós José Santísimo
Mi amable protector
Y líbrame del pecado
Con tu santa bendición.
j En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén
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