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LA ORATORIA
ORIGEN DE LA ORATORIA:
La oratoria nació en Sicilia y se desarrolló fundamentalmente en Grecia, donde fue
considerada un instrumento para alcanzar prestigio y poder político.
Había unos profesionales llamados logógrafos que se encargaban de redactar discursos para
los tribunales. El más famoso de estos logógrafos fue Lisias. Sin embargo, Sócrates creó una
famosa escuela de oratoria en Atenas que tenía un concepto más amplio y patriótico de la
misión del orador, que debía ser un hombre instruido y movido por altos
ideales éticos a fin de garantizar el progreso del estado. En este tipo de
oratoria llegó a considerarse el mejor en su arte a Demóstenes.
DEMÓSTENES
Demóstenes fue considerado como el mejor representante griego del arte de la
elocuencia. Pero su capacidad no fue fruto solo de la naturaleza, sino también del
esfuerzo por la superación…
Según cuentan las tradiciones, Demóstenes tenía algunos defectos de habla: era
tartamudo y su voz sonaba aguda y molesta. Esquines (otro orador
ateniense y enemigo acérrimo de Demóstenes) se burlaba de sus dificultades y se refería
a él con el apodo despectivo de “Bátalo”, insulto que significaba “martillador”. Además de
estos inconvenientes, en sus primeras intervenciones públicas también se le criticó el
estilo duro y desagradable de sus frases.
A todo esto se enfrentó Demóstenes con gran tesón. Así lo hace notar el
historiador Plutarco:
“Demóstenes, cuanto talento tuvo, recibido de la naturaleza y acrecentado con el
ejercicio, todo lo empleó en la oratoria, llegando a exceder en energía y
vehemencia a todos los que compitieron con él en la tribuna y en el foro; en
gravedad y decoro, a los que cultivaron el género demostrativo, y en diligencia y
arte, a todos los sofistas.”
Si hay instalado un atril, nos situaremos detrás de él y con las manos sobre la parte superior.
Si hay un pedestal con micrófono, detrás de él, con el micrófono a la altura de los labios, a
dos dedos de distancia, con el cuerpo erguido y sin sujetarlo.
Si existe una pizarra o pantalla, la ubicación será al lado izquierdo de ésta, teniendo cuidado
de no dar la espalda al público.
Si son muchas las personas que asisten, haremos un solo saludo general. A continuación es
bueno añadir unas palabras de agrado o reconocimiento al público en general (Ej.: es para mí
un honor dirigirme a ustedes…)
6º Despedida y tránsito final: La despedida debe ser breve: “gracias”, “muchas gracias” o
“he concluido”, y no pronunciar ni una palabra más. De esta forma, el público tiene claro
cuándo ha terminado el discurso y pueden aplaudirlo. Debemos agradecer los aplausos con la
mirada y una sonrisa y retirarnos con el cuerpo erguido.
Algunas veces, tras la exposición, el orador es solicitado por los asistentes para saludarlo,
conocerlo personalmente, estrecharle la mano,… en este caso, nunca debemos desairarlos
ni mostrarnos pedantes con ellos.
Los ademanes: son de vital importancia porque nos permite reforzar y clarificar
nuestras ideas, así como también es un instrumento que nos permite mantener atentos al
auditorio.
Tema 3 – Técnicas de Comunicación
d) Indignación:
-Con el brazo estirado cerrar el puño y sacar el índice con la huella dactilar hacia el
suelo, señalando a la persona o personas responsables. Caso contrario, de no estar
presente la persona nuestro brazo debe dirigirse a la parte superior del auditorio.
-También se expresa el sentimiento de ira o firme determinación apretando los puños.
f) Aumentar, incrementar:
-Se expresa con el movimiento de la mano y brazo, como si estuviese levantando un
peso a partir de la cintura hasta el hombro.
-Juntar las palmas de las manos a la altura de la cintura y desplazar la mano
sobrepuesta en dirección diagonal y progresiva.
g) Poco, pequeño:
-Juntar los dedos de la mano ubicados hasta arriba.
h) Lucha, combate:
-Empuñar las manos y ubicarlos a la altura de la cara, en forma decidida.
Tema 3 – Técnicas de Comunicación
i) Triunfo, victoria:
-Levantar el puño de cualquiera de las manos sobre la cabeza.
j) Unidad, unión:
-Juntar las manos y tenerlas unidas un instante.
k) Enumerar:
-Contar los dedos.