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I. El caso
Tal como se desprende la sentencia anotada, el concursado —una persona física— apeló una
resolución en virtud de la cual el magistrado a cargo del Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Civil Nº 104, donde tramitaban las actuaciones caratuladas "Córdoba, Martín y
otro c. Arizmendi S.A. s/ordinario", no hizo lugar a un pedido de levantamiento de un
embargo decretado con motivo de honorarios judiciales.
Si bien la sentencia no lo explicita con mayor grado de detalle, se entiende que en el juicio
civil: (i) se reclamaba un crédito de causa anterior a la presentación en concurso, (ii) se
regularon honorarios judiciales con posterioridad al concursamiento preventivo del obligado a
su pago, y (iii) el beneficiario de dichos honorarios obtuvo un embargo sobre bienes del
concursado y éste apeló tal decisión.
Como a esta altura ya podrá vislumbrar el lector, la cuestión a resolver es sencilla. Se trata
de establecer si una acreencia correspondiente a honorarios regulados luego de la
presentación en concurso y con motivo de la intervención en un pleito donde se reclamaba un
crédito de causa anterior al concurso es "postconscursal" (como lo entendió el magistrado
civil) o "concursal" (como lo afirmó la Cámara Comercial)
Debe recordarse, asimismo, que nuestro sistema concursal defiende la integridad del
patrimonio del deudor, porque, además de mantener el principio de igualdad entre los
acreedores, facilita que se arribe a un acuerdo entre el concursado y los acreedores
concurrentes. (1)
Y entonces el primer interrogante que debemos responder es qué debe entenderse por causa
o título anterior a la presentación en concurso preventivo de acreedores. De la respuesta a
esta pregunta surgirá qué acreedores deben quedar atados a la suerte del concurso y
quiénes, por el contrario, no se verán alcanzados por las consecuencias del mismo.
Es un tema que siendo materia de debate entre los autores, encontró en el maestro Cámara
la respuesta más lúcida y aceptada. En efecto, en palabras suyas únicamente pueden
peticionar ingresar al pasivo del concurso los acreedores por causa o título anterior a la
presentación en concurso preventivo o a la declaración de quiebra, según el caso. Por causa o
título debe entenderse el hecho generador de la obligación y de su contrapartida, que es el
crédito. (2)
La expresión "causa" está pues referida en nuestro ordenamiento concursal como causa-
fuente, o sea al origen de la obligación (Código Civil, artículos 500 y siguientes).
Cabe hacer en este punto una salvedad. La accesoriedad a la que la sala D tanta importancia
le asigna, pues transmite al honorario regulado su carácter concursal, no significa que el
crédito por honorarios exista mientras sea reconocido el crédito principal en el pasivo
concursal, (4) sino que debe interpretarse en el sentido de que el carácter o privilegio del
crédito por honorarios dependerá del carácter del crédito principal. (5) Reforzando este
concepto, se ha dicho que "(...) el origen causal de los honorarios está ligado a la obligación
principal sin la cual no habría existido el proceso en el que desempeñara el letrado las tareas
merecedoras de retribución (...)". (6)
Retomando el hilo del análisis, vemos así la nítida distinción que corresponde hacer: una cosa
es la causa de la obligación que pesa sobre el concursado, y otra muy distinta es el título
justificativo (o normativo) que vincula o relaciona al concursado y su acreedor. Esto es,
precisamente, lo que el juez civil no logró interpretar adecuadamente al decretar el embargo
primero y al negarse a levantarlo después.
Apliquemos los principios e ideas referidos al caso concreto que nos ocupa: la causa o título
(artículo 32 L.C.Q.) del crédito por honorarios en este asunto no es posterior al
concursamiento preventivo del obligado a su cancelación. La regulación practicada con
posterioridad a la presentación en concurso no generó obligación alguna de carácter
postconcursal; tan sólo dio un marco normativo. Pero nada más que ello.
III. Conclusiones
La doctrina del fallo anotado defiende la imposibilidad de que los acreedores concursales
puedan entablar acciones contra el deudor concursado, impidiendo así que el proceso
universal pierda una de sus herramientas más valiosas, y a la vez permitiendo que se
mantenga la paridad entre los acreedores.
En síntesis, el fallo merece nuestro reconocimiento, puesto que, en forma sencilla pero a la
vez muy nítida, reafirma las correctas nociones de causa y accesoriedad en materia de
verificación de créditos por honorarios, y a la vez reafirma el límite que la solución preventiva
impone a todos los acreedores de naturaleza concursal.
(1) Cfr. GALÍNDEZ, O., "Verificación de créditos", Buenos Aires, 1990, Astrea, p. 2.
(2) Cfr. CÁMARA, H., "El concurso preventivo y la quiebra", Vol. 1, Buenos Aires, 1978,
Depalma, p. 665.
(3) Idem.
(4) De hecho, podría ocurrir que el titular del crédito principal (en este caso el actor en el
juicio civil "Córdoba, Martín y otro c. Arizmendi S.A. s/ordinario") nunca insinuara su acreencia
al pasivo concursal, sin que ello impidiera que el beneficiario de los honorarios allí regulados
sí se presentara a solicitar la verificación de su crédito.
(5) Cfr. GOZAINI, O., y BEHERAN, R., "Límites entre accesoriedad de las costas y regulaciones
de honorarios profesionales", LA LEY, 1992-E, 838.
(6) Cám. 1ª Civ. y Com. de Bahía Blanca, 19/04/2007, "Cantini, Carlos Luis s/concurso
preventivo s/incidente de revisión por Arruiz, Mario Andrés", LLBA, 2007-668, nº 1419.