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3. “Lo que caracteriza a lo humano como tal es lo irrepetible de cada uno, lo único
de la forma de vida propia, creencias, modos de soportar y sostener la existencia
(…) Lo irrepetible de cada sujeto es un resultado "a producirse", no es natural,
no es obvio, requiere un esfuerzo de producción, un dispositivo, y condiciones que
lo permitan”
A partir de la afirmación precedente, responda: ¿Qué aportes puede brindar la
Bioética en el campo de las psicoterapias?
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Alumno/a: Fernandez Naiara Danaé D.N.I: 43.574.233
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antes no pensaba tratarlas y ella se nutre con nueva bibliografía y especialistas. Creo
que es la clave para seguir con el tratamiento". Es decir, las decisiones respecto al
tratamiento comienzan a pensarse desde una mirada no paternalista donde la diada
profesional-paciente constituye más bien una "relación consensuada" y una "relación
bilateral" que establece responsabilidades entre ambos (Rovaletti, 1995).
2. En la actualidad, los cambios en los puntos de vista sociales han permitido recalificar
algunos de los comportamientos sexuales tradicionalmente catalogados como
socialmente indeseables. Esto se visibiliza en la paulatina pérdida de la hegemonía
heterosexual impuesta por los modelos heteronormativos en donde todo lo que queda por
fuera repercute fuertemente en términos psiquiátricos así como también en los
diagnósticos que califican estos actos como anormales en los que se debía recurrir a
prácticas como la re-educación o cura de tales personas. Un ejemplo de estas
recalificaciones es la última revisión del Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales, editado por la Asociación estadounidense de Psiquiatría (DSM-V)
en el año 2013, y por presión de las organizaciones LGBT y movimientos sociales de
reivindicación de derechos, organizados en agrupaciones y colectivos, donde se retira la
calificación de sus comportamientos como un Trastorno de la Identidad de Género,
aunque persiste aún la descripción de lo que se llama Disforia de Género definida como
la discordancia entre la identidad de género y el género asignado al momento del
nacimiento. Como se puede notar, la definición de Disforia de Género continúa resaltando
la discordancia de tales personas como mecanismos de clasificación que pone como
patologizante conceptos de constitución subjetiva.
Las llamadas diversidades sexuales aluden a aquellas poblaciones que no responden a los
estándares heterosexuales y bajo cuya nominación se incluye una pluralidad de
representaciones, tanto identitarias como referidas a la orientación sexual , que visibilizan
a un colectivo que se propone trabajar por la igualdad de derechos en el marco
fundamental del respeto por las diversidades. Es así que entra en juego una dimensión
positiva de la salud, donde se comienza a pensar la salud como un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de afecciones o
enfermedades. Este tipo de planteos se hace presente en el marco de la Ley Nacional
26.657, la cual reconoce a la salud mental como "un proceso determinado por
componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya
preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a
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3. Tal como explícita la cita presente en la consigna, el acto ético se trata de lo singular,
de lo irrepetible. Por lo tanto, Si nos atenemos al rasgo singular de cada ser humano como
tal, no puede haber una ética general, sino solamente una ética de verdades singulares.
Desde este punto de vista, cada situación es irrepetible y por lo tanto no puede proferir
normas morales para todos por igual ya que siempre en algún momento, por más buenas
intenciones que se detenten, terminan siendo autoritaria, donde las respuestas que se
brindan sostienen una posición "paternalista" ante los dilemas bioéticos (Fridman, 2009).
Los Comités de Bioética, y la Bioética en general, no tienen por objetivo construir normas
morales sino ampliar las posibilidades en casos particulares que presentan cruces
discursivos conflictivos. Es así que aquellos postulados que encontramos en las
normativas son para la Bioética soluciones parciales, que solo brindan solución en
situaciones ocasionales, coyunturales. En la Bioética no hay objetividad, lo que no
significa arbitrariedad del pensamiento; está se trata de un dispositivo que pone en
suspenso los saberes de cada uno, con los que cada quién se inviste socialmente, de los
cuales se obtiene habitualmente un cierto prestigio para establecer un debate que ocurre
en un mismo plano horizontal, que posibilita un cierto diálogo entre discursos. El Comité
de Bioética es el lugar del fundamento de lo que se sostiene como posición ética del
evento dilemático. En tanto la Bioética, es planteada como el campo que aborda lo
dilemático de una decisión o conclusión tomada en una determinada situación o campo
de investigación (Fridman, 2009). Como tal, el dilema se presenta como un problema
donde cualquier solución posible constituye una nueva problemática. Por lo tanto no hay
una determinada solución que satisfaga todas las situaciones.
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Al respecto, Reich (2001) reflexiona y analiza los riesgos que subyacen al diagnóstico, a
la vez que señala que muchos de los diagnósticos adjudicados en Rusia en los años 70 y
80 en el ámbito de la salud mental, no tuvieron la intención de provocar un daño, sino que
simplemente se regía un sistema propio desarrollado por Andrei V. Snezhnevsky, el cual
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era un sistema nosológico (que obtuvo una gran hegemonía en el país incluso hasta
después de su muerte), que configuraba la forma en que los psiquiatras interpretaban,
categorizaban y percibían las psicopatologías. Su sistema nosológico se concentró
especialmente en la esquizofrenia, sin embargo, su definición era tan amplia que llegó a
englobar otros sectores del ámbito de la enfermedad mental. Por ejemplo, los subtipos
leves de esquizofrenia se caracterizaron por síntomas que no son psicóticos y que por lo
general se consideran más pertinentes para la clasificación de una neurosis, un trastorno
de la personalidad, o incluso de personas que no tienen ninguna enfermedad mental.
En este sentido, el uso del diagnóstico en salud mental es un proceso inevitable para todo
tratamiento posible. No obstante, su relación con el sistema nosológico necesita de una
mirada crítica debido a las consecuencias morales, subjetivas y sociales que acarrean.
Fundamentalmente en el ámbito de la salud mental donde las consecuencias pueden llevar
a la estigmatización, discriminación, aislamiento o pérdida de la libertad individual. Pues,
el uso del diagnóstico tiene el alcance de brindar, o bien un servicio de asistencia frente
al padecimiento y ofrecer posibilidades de una “vida buena”, o, por el contrario, una
existencia fragmentada, expulsiva y negada. Es así como surge la necesidad de
reflexionar desde un marco ético la vulnerabilidad que está en juego.
En su texto, Reich (2001) visibiliza este dilema, en el cual menciona que "para impedir
los diagnósticos erróneos no intencionados tienen que llegar a darse cuenta de que el
propio proceso diagnóstico tiene limitaciones, de que las teorías y de las escuelas
diagnósticas influyen y modelan la percepción psiquiátrica del comportamiento y de que
las tentaciones que encierra el diagnóstico invitan a su utilización".
5. La neuroética surge como una disciplina distinta de la bioética que nos permite sondear
las diferentes implicancias éticas, legales, sociales y filosóficas, generadas por el avance
en las ciencias del cerebro que el desarrollo tecnológico trae consigo. Esta
disciplina puede subdividirse, según Adina Roskies, en dos áreas con intereses
específicos: la ética de la neurociencia (centrada en la práctica y las implicaciones de la
comprensión cerebral en la sociedad) y la neurociencia de la ética (centrada en los
fundamentos neurológicos del conocimiento moral). Estas dos "ramas" se corresponden
respectivamente con una neuroética aplicada y una neuroética teórica (Roskies, 2002).
La ética de la neurociencia se dedica a las cuestiones que surgen como efecto del
desarrollo de nuevas tecnologías que permiten investigar y modificar el cerebro humano
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de maneras que jamás se había pensado que fueran posibles. Por ejemplo, en el ámbito de
las investigaciones sobre el cerebro surgirán cuestiones respecto de la posibilidad de
violar la privacidad de los contenidos mentales de los sujetos de investigación, o las
posibles aplicaciones de ciertos descubrimientos en áreas como por ejemplo la
potenciación cognitiva o la potenciación moral de los individuos (Castelli, 2018).
Ahora bien, desde la neuroética de la ética, la cual tiene como objetivo notificar el modo
en que impactan las evidencias neurocientíficas aportadas por las nuevas tecnologías en
nuestro conocimiento acerca de cuestiones morales, sociales y culturales, surgen
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Por otra parte, actualmente, surgieron iniciativas en distintas partes del mundo (tales
como Human Brain Project) que propusieron un modelo computacional del cerebro
humano en el que se persigue recrear de forma virtual las redes o conexiones neuronales
y sus interacciones. Este tipo de iniciativas nos lleva a repensar sobre nuestra Identidad
Humana y pone en jaque una forma de pensarnos como algo distinto a lo biológico. Si la
reproducción computacional del cerebro humano permite la reproducción de acciones
humanas, entonces ¿Qué es lo humano?, ¿Deberíamos extender los derechos humanos a
las máquinas?. Como consecuencia, a partir de estas iniciativas, se dejó de pensar a la
neuroética en términos dicotómicos entre la ética de la neurociencia y la neurociencia de
la ética, y se comenzó a pensar más bien en términos que den cuenta lo que hace la
neuroética actualmente respecto a los distintos proyectos que plantean la idea de generar
un modelo computacional del cerebro que permita estudiar y entender su funcionamiento,
así como también la utilización de estos modelos para probar hipótesis empíricas. Es así
que se plantean tres enfoques: Neuro-Bioética, neuroética empírica y neuroética
conceptual. En cuanto a la primera, la Neuro-Bioética, es prescriptiva y normativa; pues
se encarga de protocolizar partir de teorías éticas las investigaciones neurocientíficas y
sus aplicaciones clínicas, comerciales, etc. Por otro lado, la neuroética empírica es
descriptiva y explicativa, ya que aporta evidencia relevante para dar forma a la teoría
ética. Y por último la neuroética conceptual, la cual implica aspectos descriptivos y
prescriptivos, aporta un análisis conceptual y metodológico cuidadoso para llevar
adelante investigaciones neurocientíficas, cubriendo en parte también lo que sería la
epistemología o filosofía de la ciencia.
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Bibliografía
• Elichiry, Marina, Pineda Andrea y Santa Cruz Lida. Documento atención integral de la
salud para niños y adolescentes trans. En:Programa de implementación de políticas de
género y diversidad sexual en salud.
• Ley Nacional de Salud Mental (26657/2010) Boletín Oficial N° 32041. Más, F. (2010).
Formación en psicología para el ejercicio profesional en salud pública.
• Roskies, Adina (2002). Neuroethics for the New Millenium. Neuron, 35(1), 21-23.