Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Un movimiento ascendente fue adquirido por la cortina. ¡Qué viento tan fuerte el que
anda esta noche!
sobre indicación perfecta para saber que es el tipo de viento que hará que ese árbol
se vaya por fin al suelo, ahorrándome trabajo.
Así es como la cortina del cuarto era empujada por el viento, sube hasta tocar el
techo para luego tener que caer y rozar el suelo; pero no lo hace; ella cae lenta y se
va posando primero sobre algo que es pequeño y ovalado ¡Como la cabecita!,
alcanza la forma de unos… ¡Pequeños hombritos!, y cae floja aún ensartada en su
tubo en una forma no más alta que la altura de mi cama. Lo que veía era el contorno
de un cuerpecito. Ese cuerpecito se estuvo quieto y creí que miraba mis hojas, todas
esparcidas en la cama. No sé si mucho o poco tiempo pasó cuando el cuerpecito
intentó caminar: el tubo que sostiene la cortina se lo impedía. Pero terminó cediendo
y en el suelo sonó metálicamente. Y la cortina con el contorno del cuerpecito,
empezó a caminar arrastrando un roce metálico, se dirigió hacia la puerta que
permite entrar a mi cuarto, y así se iba.
En la mañana vi el árbol en el suelo, porque un día su rama con el columpio cedió y
lo dejó ir.