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Además de esto, los presos podían trabajar ejerciendo tareas como cocineros,
panaderas (esta labor era únicamente de las mujeres, ya que antiguamente era el
único cargo que podían ejercer y se ha mantenido esta profesión exclusivamente para
ellas), ferreteros… y participar en diversos grupos de entretenimiento como clases de
inglés, teatro, música… teniendo en determinadas ocasiones la participación de
personas externas al centro con los que poder evadirse de la rutina.
El centro, además, disponía de una sala en la que podían ver la televisión, dar
clases de diversas materias, peluquería, salas destinadas a las visitas de sus familiares,
entre ellas una decorada con temática infantil y que carecía de asientos para que el
interno estuviera jugando y en contacto con los menores que fueran a visitarlo o una
cafetería –en la que estaba prohibida la venta de alcohol, y donde resultaban
llamativos los precios ya que prácticamente ninguno superaba el euro, siendo los
únicos productos con el mismo precio que en el exterior el tabaco y los productos de
cuidado personal- Además los presos no disponían de dinero en efectivo si no que a
cada uno le correspondía una tarjeta en la que iban metiendo un saldo a través del
dinero que recibían por parte de sus familias o con el dinero que obtenían a cambio del
trabajo ejercido.
Otra de las salas llamativas y en este caso no tan alegre, fue la sala de las
inmovilizaciones, que, aunque apenas era utilizada, debía estar ahí para casos
extremos. Se trataba de un habitáculo con una camilla equiparada con cinturones
como si de una camisa de fuerza se tratara y era empleada cuando un interno llegaba a
un nivel de descontrol extremo que pudiera causar daños asimismo o alguno de los
trabajadores de la prisión.
En el patio había un parque equiparado con todo tipo de juegos para los
menores, un comedor infantil, salas de juegos para los niños, salas de tejer para las
madres, etc.
Una vez dentro, en lo que sería dentro del centro penitenciario las “celdas” en
el Módulo de Mujeres eran denominadas “habitaciones” para que los menores no
crezcan con la sensación de estar encarcelados y llevarlo con la mayor naturalidad
posible.
Estas habitaciones, disponían de un baño propio, una pequeña cocina, pero con
todo lo necesario conectada con un sofá que hace de salón junto con una mesa de
comer y atravesando una puerta se puede encontrar una cama y una cuna siendo este
el dormitorio. Además, la habitación venia equiparada de todo lo necesario tanto para
el niño como para la madre, como tampones, chupetes, biberones…
Tras haber hablado con muchas personas que trabajan dentro de prisiones, sigo
sin tener una idea clara sobre si se trata de un trabajo al que me dedicaría, ya que
aunque es una de las posibles salidas que tiene nuestra carrera echo en falta un puesto
de criminólogo dentro de la prisión, como existe el puesto de jurista o de psicólogo.
Además, hay que destacar que no es lo mismo pasar dos horas dentro de la
prisión a trabajar el resto de tu vida en un ambiente donde no todo es tan bonito
como puede parecer ya que es un trabajo muy sacrificado y en el que en muchas
ocasiones puedes enfrentarte a problemas con los que debes lidiar.