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LOS FINES DE LA PENA EN EL SISTEMA PENITENCIARIO

PROGRESIVO Y EN EL TRATAMIENTO DE LAS PERSONAS


PRIVADAS DE LA LIBERTAD (PPL) EN COLOMBIA.- CASO DE
ESTUDIO: LA COLONIA PENAL AGRÍCOLA DE ORIENTE - CAMIS
ACACÍAS/META.

Presentado por:

YENNY CONSUELO NAVIA NAVIA

Profesor: JHON JAIRO MUÑOZ PALACIOS

UNIVERSIDAD DEL CAUCA.


FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES.
PROGRAMA DE DERECHO.
ACTIVIDAD O PROYECTO DE INVESTIGACIÓN III
NOVENO SEMESTRE
POPAYÁN, CAUCA.
2022
Título del proyecto

Los fines de la pena en el Sistema Penitenciario Progresivo y en el tratamiento de las


Personas Privadas de la libertad (PPL) en Colombia.- Caso de estudio: La Colonia
Penal Agrícola de Oriente - CAMIS Acacías/Meta.

Objetivo General

Realizar un breve análisis del Sistema Penitenciario Progresivo en Colombia y del


tratamiento que se le da a las personas privadas de la libertad (PPL), de tal manera que
se pueda determinar si dentro dicho sistema de tratamiento se cumple con los fines de
la pena, especialmente la resocialización, y mirar en este contexto el caso concreto de
la Colonia Penal Agrícola de Oriente - CAMIS Acacías/Meta, teniendo como referente la
declaratoria del estado de cosas inconstitucionales en las cárceles le país en el año
1998 por parte de la Corte Constitucional.

Objetivos Específicos

 Conocer el Sistema Penitenciario Progresivo y el tratamiento que se le da a las


personas privadas de la libertad (PPL) en nuestro país, así como los fines de la pena
que se deben cumplir dentro de este sistema.
 Analizar el funcionamiento y estructura de la Colonia Penal Agrícola de Oriente -
CAMIS Acacías/Meta en el contexto del Modelo Penitenciario Progresivo.
 Determinar si en el Sistema Penitenciario Progresivo y el tratamiento a las
personas privadas de la libertad (PPL) de la Colonia Penal se cumple con la
resocialización como uno de los fines primordiales de la pena.

Estos objetivos que se cumplirán a través de una investigación documental de carácter


analítica, cualitativa y descriptiva, centrada en una amplia revisión bibliográfica,
especialmente de fuentes secundarias (fuentes documentales relacionadas con el
funcionamiento de la Colonia Penal Agrícola de Oriente) y se analizarán de forma
crítica las particularidades de este modelo carcelario y de tratamiento frente al
cumplimiento de los fines de la pena, especialmente la resocialización.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Pregunta de Investigación: ¿El Sistema Penitenciario Progresivo y el tratamiento para


las personas privadas de la libertad en Colombia e implementado en la Colonia Penal
Agrícola de Oriente - CAMIS Acacías/Meta cumple con los fines de la pena,
especialmente la resocialización como fin primordial teniendo en cuenta la declaratoria
por parte la Corte Constitucional del estado de cosas inconstitucionales en las cárceles
del país (Sentencia T-153 de 1998)?
HIPÓTESIS

En el contexto del Sistema Penitenciario Progresivo de nuestro país y el tratamiento a


las personas privadas de la libertad (PPL), y en general en el sistema judicial y penal; si
bien se presentan graves deficiencias que vulneran los derechos mínimos de los
individuos, por el hacinamiento, fallas en la prestación de servicios públicos y
asistenciales, el imperio de la violencia, la extorsión y la corrupción, y la carencia de
oportunidades y medios para la resocialización de los reclusos; hechos que se
manifestaron en la declaratoria del estado de cosas inconstitucionales en las cárceles
de nuestro país en el año de 1998 y en el que se exhorta al Estado para que se
implementen estrategias que permitan una verdadera resocialización e incorporación a
la sociedad de los reclusos; nos encontramos con el modelo de tratamiento de la
Colonia Penal Agrícola - CAMIS Acacías/Meta, donde sí se cumple en gran medida con
los fines de la pena y en especial con la resocialización como uno de los fines más
importantes, ya que se implementan estrategias, procedimientos, programas y
proyectos de manera integral y progresiva a través de  herramientas de intervención y
transformación social como lo son la educación y el trabajo con los cuales se
desarrollan conocimientos y habilidades a través de los proyectos productivos que se
ejecutan de ganadería, piscícola y agroindustrial, entre otros; los cuales permiten que
se genere rentabilidad para los privados de la libertad, así como un beneficio social a la
comunidad circundante; además la infraestructura de la cárcel logra que se vea
disminuido el hacinamiento y que por lo tanto las condiciones de dignidad de los
reclusos sean mucho mejores y por otra parte y no menos esencial, se les brinda una
buena preparación a los reclusos para su retorno a la sociedad.

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN (2 páginas)

CAPÍTULOS:

CAPÍTULO I. EL SISTEMA PENITENCIARIO PROGRESIVO EN COLOMBIA (15


páginas).

1.1. El Sistema Penitenciario Progresivo en Colombia. Antecedentes y conceptos (7


páginas).
1.2. Los fines de la pena en el Sistema Penitenciario Progresivo (3 páginas).
1.3. El Sistema Penitenciario Progresivo en la Colonia Penal Agrícola de Oriente -
CAMIS Acacías/Meta (5 páginas).

CAPÍTULO II. FUNCIONAMIENTO Y ESTRUCTURA DE LA COLONIA PENAL


AGRÍCOLA DE ORIENTE – CAMIS ACACIAS/META EN EL MARCO DEL SISTEMA
PROGRESIVO PENITENCIARIO (15 páginas).

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2.1. Estructura interna y funcionamiento de la colonia penal agrícola (6 páginas).
2.1.1. Características de los funcionarios y el personal de la Colonia
2.1.2. Los reclusos de la colonia, tipología y clasificación.
2.1.3. Los campamentos de trabajo
2.1.4. La comunidad terapéutica para el tratamiento de la drogadicción y otras
dependencias.
2.2. El tratamiento penitenciario a través de los programas y proyectos
productivos (5 páginas).
2.3. La educación y el trabajo como herramientas de intervención, transformación
social, de adaptación y resocialización (4 páginas).

CONCLUSIONES (2 páginas)

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS (1 páginas)

Total páginas estimadas (35)

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DESARROLLO DEL TRABAJO:

CAPÍTULO I. EL SISTEMA PENITENCIARIO PROGRESIVO DE LA COLONIA PENAL


AGRÍCOLA CAMIS ACACÍAS/META

1.1. Antecedentes del Sistema Penitenciario Progresivo en Colombia

En esta parte, vamos a iniciar hablando de la pena de prisión y de cómo ésta ha


buscado una igualdad o al menos una proporcionalidad entre el delito y la pena y cómo
su ideal es encontrase en clara oposición a las penas que se ejecutaban en otrora y
que se caracterizaban por la violación de los derechos humanos.

De esta manera, con la expedición de legislaciones penales aparece la pena de prisión


como sanción para obtener a futuro la corrección del delincuente, y aparece además
como una manifestación de la política criminal de un Estado, la cual se impone a quien
ha cometido una conducta, acción u omisión que ha generado la vulneración de bienes
jurídicos tutelados por el derecho penal. Con la llegada de esta nueva forma de pena
denominada prisión, llegó también la construcción de cárceles en todo el mundo, las
cuales buscaban los mismos fines: la protección de la sociedad, prevenir que se
cometan nuevos delitos, la retribución del daño causado y por último la resocialización
del delincuente1.

La pena de prisión fue evolucionando y paralelamente fue dando paso a la apertura de


una serie de sistemas penitenciarios para que la misma cumpliera un objetivo, por lo
que se fueron dando una serie de sistemas que tuvieron su desarrollo tanto en
Norteamérica como en Europa, algunos de ellos con una corta vida jurídica por los
efectos negativos que generó en el recluso y otros, como el Sistema Progresivo, que se
ha quedado en las legislaciones penitenciarias acomodándose a las condiciones
actuales.

Así, a partir del siglo XVIII los procesos de ejecución de la pena de prisión se
organizaban de acuerdo con unos determinados métodos que dan lugar a la
configuración de distintos sistemas penitenciarios, entre los que se resaltan: el sistema
de Filadelfia (o pensilvánico), el Sistema Auburniano, el Sistema Progresivo y el
Sistema de Individualización Científica.

1
HERNÁNDEZ MEDINA, Gerardo Augusto. El tratamiento penitenciario, una mirada desde la
criminología. En: Convenio Interinstitucional entre la Universidad Nacional de Colombia y el Instituto
Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec. [en línea].  Bogotá, nro. 29. Año 2008. [Consultado: 26 de
diciembre de 2021]. Disponible en: https://silo.tips/queue/1-psicologo-abogado-magister-en-derecho-
penal-y-criminologia?&queue_id=-
1&v=1642451559&u=MjgwMDo0ODQ6YWE4NzpkMTEwOjljN2I6NWQwYTo1NTY0OjYxMDg=.

5
Recordemos que en Colombia la política penitenciaria como instrumento del sistema
penitenciario, tiene su origen en la expedición del primer código penitenciario, en el que
por primera vez se exponen los principios rectores de la llamada ciencia penal y se
introduce la pena privativa de la libertad como pena sancionatoria, motivando así la
creación de los primeros establecimientos de reclusión del país, hoy llamados
establecimientos de reclusión de primera generación, administrados por la Dirección
General de Prisiones, que en su momento se fusiona con el Fondo Rotatorio del
Ministerio de Justicia, dando origen al hoy llamado Instituto Nacional Penitenciario y
Carcelario (INPEC), creado formalmente mediante el decreto 2160 de 1992.

De igual forma, con la expedición de Código Penitenciario y Carcelario de Colombia que


es la actual codificación penitenciaria (Ley 65 del 19 de agosto de 1993), se consagra la
resocialización del recluso, se introducen los principios de respeto a la dignidad
humana, legalidad de la pena, entre otros, y se fija el Sistema Progresivo como método
para el tratamiento penitenciario.

Dentro de esa evolución del sistema penitenciario en Colombia, nos podemos remitir al
Decreto Ley 1405 de 1934, que para la época constituyó el primer régimen penitenciario
y carcelario. En este se comienza a hablar de procesos de clasificación y tratamiento,
empezando por un periodo de observación y luego la agrupación de acuerdo al delito
cometido, reincidencia, edad, antecedentes y otras circunstancias personales.
Posteriormente, con la expedición del Decreto 1817 de 1964 que reforma el anterior
código, se ordena la creación de un centro de observación, clasificación y rehabilitación,
integrado por una planta de profesionales encargados del desarrollo del sistema
progresivo. Pero no tuvo ninguna funcionalidad práctica y mucho menos resultados, por
lo que desaparece al poco tiempo.

Dos décadas después, en el año de 1966 comienza en la penitenciaría la Picota de


Bogotá un ejercicio en el que se crea un comité disciplinario para aplicar este sistema
progresivo. De manera que se logra conformar un equipo profesional, organizando un
plan de trabajo con etapas de observación, clasificación y diagnóstico. En su desarrollo,
se propendió por la publicidad del programa experimental a nivel nacional, se dieron a
los internos esquemas de enseñanza en grados de secundaria y superior, se motivó la
participación en actividades deportivas, artísticas, religiosas y culturales. Ya en el año
1991 con la expedición de la Constitución Nacional, en la cual se consagran principios,
derechos y garantías, los códigos en materia penal se debieron acomodaran a estos
postulados. El primero en dar ese paso fue el actual Código Penitenciario y Carcelario,
Ley 65 de 1993, al cual le siguió el Código Penal, Ley 599 de 2000.

Con la Ley 65 de 1993 se acoge el Sistema Progresivo Penitenciario, el cual se toma


como un modelo de tratamiento que está dirigido a la promoción del individuo a través
de acciones, estrategias, procedimientos, programas y proyectos. El tratamiento
penitenciario en este contexto, se ha definido como una “acción individualizada,

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tendiente a modificar favorablemente aquel sector de la personalidad del interno que
influye, facilitando o provocando, su delincuencia o estado peligroso” 2.
En este sentido, la Corte Constitucional ha definido el Sistema Progresivo como: “el
conjunto de mecanismos de construcción grupal e individual, tendientes a influir en la
condición de las personas, mediante el aprovechamiento del tiempo de condena como
oportunidades, para que puedan construir y llevar a cabo su propio proyecto de vida, de
manera tal que logren competencias para integrarse a la comunidad como seres
creativos, productivos, autogestionarios, una vez recuperen su libertad. Dando
cumplimiento al Objetivo del Tratamiento de preparar al condenado(a) mediante su
resocialización para la vida en libertad” 3. La Corte también ha indicado que: “se ha
diseñado un complejo sistema técnico de carácter progresivo dividido en varias fases,
cada una de las cuales responde al progreso particular que cada interno muestra dentro
del proceso de resocialización”4.

En la normatividad penitenciaria consagrada en la Ley 65 de 1993 por la cual se


establece el Código Penitenciario y Carcelario, el tratamiento penitenciario se aplica a
través de este Sistema Progresivo, el cual está organizado en fases, y las personas
privadas de la libertad que se encuentran descontando una pena, deben ser
clasificadas en cada una de ellas. Por eso, en los artículos 142, 143 y 144 se plantea el
objetivo, el tratamiento y las fases de este sistema, lo cuales están dirigidos a preparar
a quien se encuentra privado de la libertad a la vida en sociedad, esto como
cumplimiento de la atención social y el tratamiento mediante el programa denominado:
Plan de Acción y Sistema de Oportunidades (PASO), de tal manera que se alcance la
resocialización a través del trabajo, estudio, enseñanza, actividad cultural, recreativa,
deportiva y relaciones familiares regulados por la Resolución 3190 de 2013 que
reglamenta dicho plan.

Igualmente, observando las fases exigidas en el artículo 144 de la misma ley y


reglamentadas por el Inpec, tenemos que el sistema del tratamiento progresivo está
organizado en 5 fases, y las personas privadas de la libertad que se encuentran
descontando una pena deben ser clasificadas en cada una de ellas:
1. Observación, diagnóstico y clasificación del interno.
2
ALARCÓN BRAVO, Jesús. El Tratamiento Penitenciario. En: Revista Estudios Penales y
Criminológicos.  [en línea]. Santiago de Compostela, Galicia (España): Universidad Santiago de
Compostela, 2016, 1977-1978, nro. 2, págs. 13-42 . [Consultado: 27 de diciembre de 2021]. Disponible
en: https://minerva.usc.es/xmlui/bitstream/handle/10347/4253/pg_015-042_penales2.pdf?
sequence=1&isAllowed=y. ISSN 1137-7550. 
3
COLOMBIA, CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-286. Expediente T- 2.664.169. (14, abril, 2011).
M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub. [en línea]. En: Relatoría Corte Constitucional. Santa Fe de Bogotá,
D.C. La Corte. 2011. 26 p. [Consultado: 27 diciembre de 2021. Disponible en:
https://www.corteconstitucional.gov.co/RELATORIA/2011/T-286-11.htm
4
COLOMBIA, CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-1670. Expediente T- 362149. (05, diciembre,
2000). M.P. Carlos Gaviria Díaz. [en línea]. En: Relatoría Corte Constitucional. Santa Fe de Bogotá, D.C.
La Corte. 2000. 12 p. [Consultado: 27 diciembre de 2021. Disponible en:
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2000/t-1670-00.htm

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2. Alta seguridad que comprende el período cerrado.
3. Mediana seguridad que comprende el período semiabierto.
4. Mínima seguridad o período abierto.
5. De confianza, que coincidirá con la libertad condicional.
1. Observación, diagnóstico y clasificación del interno: Se inicia con la difusión de
información y la posterior inducción para la población reclusa. Paralelamente se
hace un diagnóstico individual con información valida y confiable contenida en la
cartilla biográfica, de entrevistas con los profesionales y reporte de los funcionarios.
Esta valoración permite establecer resultados concretos sobre la personalidad y el
proyecto de vida del interno.

2. Alta seguridad que comprende el período cerrado: Esta fase está dirigida al
tratamiento de condenados, cuyas condiciones de seguridad, circunstancias
jurídicas y factores de personalidad medidas precautelativas, que ameritan espacios
de tratamiento restrictivos con el ánimo de proteger y prevenir tanto al in- terno
como a la comunidad carcelaria y a la sociedad misma. Las actividades en este
proceso se orientan a la intervención terapéutica individual y grupal, la inclusión en
programas de educación formal, la capacitación en el desarrollo de habilidades
artísticas y artesanales. Y la participación en eventos diversos (culturales,
deportivos, recreativos, espirituales, y literarios).

3. Mediana seguridad que comprende el período semiabierto: En esta fase se


clasifican los internos condenados, cuyo diagnóstico y seguimiento permitan concluir
que se pueden desenvolver con medidas menos restrictivas. Las actividades en este
proceso se orientan a la intervención especializada se realiza a partir de las
recomendaciones sugeridas por los especialistas teniendo en cuenta el desempeño
de la fase anterior. El nivel de adherencia al tratamiento. Indicadores de
seguimiento, ocupación y rendimiento en los programas ofrecidos.

4. Mínima seguridad o período abierto: En esta fase acceden los internos


condenados, demostrando que ya solo requieren de medidas de baja seguridad y
que pueden manejar mayores espacios y responsabilidades para desarrollar su
máximo nivel de autocontrol y crecimiento personal. Las actividades en este proceso
se orientan a valorar los logros y las actitudes. Se califica el desempeño social hacia
su familia, comunidad del Establecimiento de Reclusión del Orden Nacional (ERON),
calidad de relaciones interpersonales, desarrollo de valores como la tolerancia y la
solidaridad, así como el respeto a los límites y normas con responsabilidad.

5. De confianza, que coincidirá con la libertad condicional: En esta fase se


representa el último paso por alcanzar en el proceso de tratamiento, debe coincidir
con el cumplimiento de las 3/5 partes de la pena.

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En el parágrafo de este artículo 144 de la Ley 65 de 1993 se establece que la ejecución
del sistema progresivo se hará gradualmente, según las disponibilidades del personal y
de la infraestructura de los centros de reclusión.

Como se evidencia, la Ley 65 se enmarca reiteradamente en el contexto de la


resocialización de los presos en Colombia. Esto quiere decir que se debe preparar en
las cárceles de todo el país ciudadanos que sepan asumir su libertad luego de la
privación de su libertad, lo que se traduce en que sean útiles a sus familias, ciudadanía
y Estado mismo, y que no recaigan en la delincuencia nuevamente. Al respecto, juega
un papel muy importante la educación, el trabajo, las capacitaciones, los tratamientos
psicológicos, el deporte, la cultura y los distintos programas que deben estar
encaminados a rehabilitar a estos ciudadanos para que se encuentre consigo mismos, y
aporten para sí un proyecto de vida constructivo y productivo de manera positiva. Por
eso, el tratamiento penitenciario debe realizarse conforme a la dignidad humana y
basarse en las necesidades particulares de la personalidad de cada sujeto, así como en
el estudio científico de la personalidad del interno, el cual será progresivo y programado
e individualizado hasta donde sea posible.

El Sistema Progresivo debe estar a cargo de grupos interdisciplinarios integrados por


abogados, psiquiatras, psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales, médicos,
terapistas, antropólogos, sociólogos, criminólogos, penitenciaristas y miembros del
cuerpo de custodia y vigilancia del Inpec. En este contexto, el carácter progresivo
radica en la forma paulatina en que se busca reincorporar al recluso a la sociedad,
haciendo menos traumático su tránsito a la vida libre, tal como la Corte Constitucional lo
ha manifestado en su Sentencia T-1670 de 2000: “el carácter progresivo de los
anteriores beneficios, radica en que de forma paulatina se busca reincorporar al recluso
a la sociedad, haciendo menos traumático su tránsito a la vida libre.  Por lo anterior, la
aplicación fiel de la normatividad carcelaria vigente es una garantía tanto para la
persona que se encuentra recluida en un centro penitenciario,  como para la sociedad
que confía en la ejecución justa y legal de la sanción penal” 5.

La organización del Sistema Progresivo en el Inpec se verifica a través de la educación,


la instrucción y el trabajo, contando también con el apoyo de programas trasversales de
actividades culturales, deportivas y recreativas, así como con las relaciones de familia.
Con este propósito se han expedido varios actos administrativos que han desarrollado
las fases del tratamiento penitenciario con la finalidad de proyectar las actividades
tendientes al cumplimiento de los programas de educación, y trabajo; en la actualidad
se tiene vigente las resoluciones 3190 de 2013 y 7302 de 2005 del Inpec, en las cuales
se diseña el plan de oportunidades para fijar los cupos laborales y de estudios que se
pueden tener en cada establecimiento de reclusión.

Dentro del sistema penitenciario y carcelario colombiano y de acuerdo con la historia


que se ha desarrollado alrededor de este, vemos que ha primado el sistema cerrado, en
5
Ibid.

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el que los penados o condenados están confinados en las prisiones, según las distintas
modalidades que existen. Este sistema es común en la tradición de los países
anglosajones, especialmente en los Estados Unidos, pero ha demostrado no ser el
idóneo para el objeto de la pena y el logro de algún tipo de resocialización o reinserción
social, de quien allí se interna con dicho propósito. En Colombia, esta es la regla
general y aunque las normas contemplan una serie de medidas como la libertad
vigilada, el brazalete electrónico, la detención domiciliaria, multas, arrestos,
conmutación de penas, entre otras, no se aplican en un amplio porcentaje, y por el
contrario, han presentado inconvenientes que no han permitido su uso de forma
efectiva.
Igualmente, es común escuchar la presión de la sociedad, especialmente a través de
los medios de comunicación, que sin hacer verdaderas investigaciones, no conoce de
fondo cada situación y la legislación que la rige. Se lanzan juicios de valor en contra de
la aplicación de penas y medidas de seguridad alternativas, atacando a los funcionarios
administrativos y judiciales que tienen el deber de aplicar la norma al caso concreto y
que ven, dentro de las posibilidades, el hecho de superar el sistema cerrado que nos
rige, aplicando medidas de aseguramiento no carcelarias. Posteriormente, se hacen
críticas al alto grado de hacinamiento en que se encuentran los centros de reclusión en
el país y se manifiesta que las políticas penales y penitenciarias no son serias.

Estas condiciones de hacinamiento impiden brindarles a todos los reclusos los medios
diseñados para un adecuado proceso de resocialización como lo son el estudio y el
trabajo, esto, por la apatía y el caos que han reinado en materia de infraestructura
carcelaria, por lo cual la sobrepoblación ha conducido a que los reclusos ni siquiera
puedan gozar de las más mínimas condiciones para llevar una vida digna en la prisión,
como un lugar donde dormir, servicios sanitarios, asistencia en salud, visitas familiares
en condiciones decorosas, etc.

Otra de las críticas hacia los sistemas de prisión cerrados, es que no se piensa en
cómo se va a dar el retorno de las personas a la sociedad una vez retomen su plena
libertad y la consecuencia de esta desatención por parte del Estado, que no implementa
políticas públicas efectivas para atender esta situación, es la reincidencia en las
conductas delictivas y la degradación de la persona con respecto a la sociedad y de
esta en sí misma.

Continuando con el tema de la organización del Sistema Progresivo en el Inpec, se


tiene el plan de tratamiento, que se implementa a través un Sistema de Oportunidades.
Este sistema es un procedimiento que se conforma en cada establecimiento de
reclusión según las opciones que se presenten dirigidos a la organización de los
programas de trabajo, estudio y enseñanza para el proceso de atención social y
tratamiento penitenciario, bajo el concepto de gradualidad y progresividad, con el fin de
apoyar y verificar el avance del interno en su plan de tratamiento, teniendo en cuenta
las fases del Tratamiento Penitenciario, el contexto de seguridad y las condiciones de
infraestructura de cada establecimiento penitenciario o de reclusión.

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Previamente se adelanta una evaluación del interno por parte de la Junta de Evaluación
de Trabajo, Estudio y Enseñanza (JETE), acorde con la reglamentación vigente que
establezca el Inpec, se le asigna una actividad y se ubica dentro del Sistema de
Oportunidades, que tenga implementado el establecimiento. Para la asignación de
programas de Trabajo, Estudio y Enseñanza, se da prioridad a los internos condenados
sobre los sindicados, no obstante, el interno sindicado o indiciado, podrá participar en
estos programas de acuerdo con la disponibilidad de cupos, como parte del proceso de
Atención Social orientado a prevenir o minimizar hasta donde sea posible, los efectos
de la prisionalización y también para redimir la pena en caso de condenados.

El Sistema de Oportunidades en cada establecimiento se organiza acorde a la


metodología denominada Plan de Acción y Sistema de Oportunidades (PASO),
compuesto en tres niveles así: Inicial, Medio y Final, que se estructura en una matriz de
plan ocupacional, y que opera como herramienta para la administración y control de los
programas a partir de las caracterizaciones y establece el flujo de oferta y demanda por
actividad, mediante la definición de cupos máximos, asignados y disponibles. Significa,
como ya se mencionó, que no todos los internos y particularmente los sentenciados
gozan de la posibilidad de poder acceder a los programas no solo en búsqueda de la
redención de la pena, sino para el tratamiento penitenciario que lo conlleve a la
reinserción social.

Los citados programas de trabajo, estudio y enseñanza (TEE), no tienen carácter de


permanencia y obligatoriedad, ya que estos se administran bajo los preceptos de
gradualidad y progresividad del tratamiento penitenciario para los condenados y de
atención social para los sindicados o indiciados Al no tener carácter de permanencia no
hay tampoco tratamiento por cuanto el tratamiento debe tener una secuencia que
permita observar si el interno presenta modificación en su pensamiento y autoestima
que lo conlleve a la reinserción.

hoy en día el tratamiento penitenciario progresivo que se plasma de una forma ideal en
el papel, realmente no cumple con los fines de la pena y especialmente su finalidad
resocializadora, ya que la crisis del sistema carcelario y penitenciario incide
negativamente en la oferta de los programas de educación, enseñanza y trabajo. La
realidad es que las cárceles de nuestro país son lugares donde muy poco los reclusos
pueden aprender un oficio o destreza nueva, y donde la inactividad, el tiempo muerto y
la pasividad son los elementos reinantes. El trabajo es excepcional y está reservado a
unos pocos dentro de la gran masa de prisioneros.

Por otra parte, el diseño de estos planes y programas no responde a las necesidades
reales de los internos, ya que se plantea de manera general y no se consideran las
características individuales de cada persona y los motivos que lo llevaron a cometer el
delito. Así mismo, no tienen un acompañamiento del entorno familiar y mucho menos
de la sociedad en general, lo que reduce las posibilidades de reinserción efectiva
cuando se termina de pagar la pena. Por último, no se cumple con las fases planteadas
en el sistema progresivo, ni se tienen en cuenta de acuerdo al periodo de la pena en la

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que se encuentra cada individuo, pues no es igual brindar oportunidades en programas
de resocialización a un interno que apenas comienza a pagar su condena, que a uno
que le falta poco tiempo para recuperar su libertad.

1.2. Los fines de la pena en el Sistema Progresivo Penitenciario

Según la Corte Constitucional colombiana, la pena es la expresión del poder punitivo


del Estado, se trata de una sanción legal dispuesta por la realización de un acto que es
considerado como delito tipificado.

En el artículo 4 del Código Penal, Ley 599 de 2000 se establecen como fines de la
pena, la prevención general, retribución justa, prevención especial, reinserción social y
protección al condenado. De igual forma, el artículo 3 de este mismo código, dispone
que los fines de la pena deben responder a los principios de necesidad,
proporcionalidad y razonabilidad.

Para la Corte Constitucional en su Sentencia C - 430 de 1996, con ponencia del


magistrado Carlos Gaviria Díaz, manifiesta que el fin preventivo se ve manifestado en el
establecimiento de la sanción, el fin retributivo, en la imposición de la pena y el fin
resocializador, en la ejecución de la misma 6.

Se puede determinar que la prevención general constituye ese temor o miedo que
busca lograr con la imposición de normas y de tipos penales de carácter intimidatorio, la
amenaza de la pena a los delincuentes, pero que de igual forma es un criterio
estabilizador ya que dicha intimidación va igualmente dirigida a la sociedad en general,
para evitar a futuro la comisión de dichas conductas punibles. Esta finalidad se basa
también en la dignidad humana puesto que defiende a la comunidad de quien infrinja la
norma, y también en la existencia de un principio supremo que hay que respetar sin la
necesidad de existencia de una norma consagrada positivamente, así como en el hecho
que existe la posibilidad de alternativas y de la reinserción social.

Respecto a la resocialización, podemos establecer que cumple su función como fin de


la pena puesto que únicamente se pueden hacer uso de penas que busquen la
resocialización del condenado, es decir, su incorporación a la sociedad como un sujeto
que la engrandece y que hace parte de la misma, pues le aporta al individuo en el
sentido que tiene la posibilidad de recuperar el ejercicio de sus derechos y además es
una forma de prevención general y de seguridad; lo que es un reflejo de los principios
constitucionales como es la prohibición de la pena capital y de las penas
6
COLOMBIA, CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C -430. Expediente D- 1271. (12, septiembre,
1996). M.P. Carlos Gaviria Díaz. [en línea]. En: Relatoría Corte Constitucional. Santa Fe de Bogotá, D.C.
La Corte. 1996. 32 p. [Consultado: 29 diciembre de 2021. Disponible en:
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1996/c-430-96.htm

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imprescriptibles, las cuales restringen aún más los derechos de los individuos y no les
permiten la resocialización que tiene como fin nuestro sistema punitivo. Dicha
resocialización va de la mano con la retribución justa las cuales se van a materializar
una vez la persona se encuentre cumpliendo la pena impuesta o si ya la ha culminado.

Vemos entonces como la resocialización tiene una relación directa con los principios de
dignidad humana y el libre desarrollo de la personalidad. La Corte ha señalado al
respecto que la pena no busca la exclusión del infractor penal, sino su recuperación y
reincorporación a la vida en sociedad. Por esto, ha concluido que la resocialización es
un fin constitucionalmente válido en Colombia y en varios de sus pronunciamientos ha
reconocido las dificultades que enfrentan las políticas públicas de resocialización y
reinserción de los presos y ha declarado un estado de cosas inconstitucional en las
cárceles7.
Encontramos además, que la resocialización tiene sus bases en los artículos 5, 6, 11.1,
29.2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, también en el artículo 25
párrafo 3 y artículo 26 párrafo 2 de la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre. Igualmente, en los artículos 5.1, 5.2, 5.6, 7.3, y 8.2 del Pacto de
San José de Costa Rica. Y, finalmente, en los artículos 9.3 última parte, 10.1, 10.2a,
10.3, y 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

A nivel de Colombia, los artículos 9 y 10 de la Ley 65 de 1993 consagra que el fin de la


pena es la resocialización, la cual se alcanza, como ya se mencionó en precedente,
mediante el examen de la personalidad y a través de la disciplina, el trabajo, el estudio,
la formación espiritual, la cultura, el deporte y la recreación, bajo un espíritu humano y
solidario.

El término resocialización como lo menciona el autor Emiro Sandoval Huerta, se puede


usar indiscriminadamente, también como reinserción social, readaptación social,
reeducación social, rehabilitación social 8, por lo que la resocialización en el contexto
penitenciario parte de dos criterios, uno que mediante una serie de prácticas
especializadas se logre el cambio de la persona condenada y dos, que a través de las
practicas durante la privación de la libertad es posible obtener resultados. El tratamiento
penitenciario para lograr los fines resocializadores de la pena debe tener efectos
preventivos sobre la reincidencia para que no sean nuevamente condenados 9.

7
COLOMBIA, CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C -328. Expediente D-11077. (22, junio, 2016).
M.P. Gloria Estella Ortíz Delgado. [en línea]. En: Relatoría Corte Constitucional. Santa Fe de Bogotá,
D.C. La Corte. 2016. 32 p. [Consultado: 30 diciembre de 2021. Disponible en:
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2016/C-328-16.ht
8
SANDOVAL HUERTAS, Emiro. Penología parte general y especial. 1a ed. Reimpresión. Bogotá D. C.
(Colombia): Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez. 1998, 517 p. ISBN: 9589333710.
9
COLOMBIA, CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-184. Expedientes acumulados T-137.001 y
143.950. (28, abril, 1998). M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz. [en línea]. En: Relatoría Corte Constitucional.
Santa Fe de Bogotá, D.C. La Corte. 1998. 83 p. [Consultado: 30 diciembre de 2021. Disponible en:
https://www.corteconstitucional.gov.co/Relatoria/1998/C-184-98.htm

13
El tratamiento penitenciario es indispensable para alcanzar esa resocialización, por ello
los establecimientos penitenciarios y carcelarios tienen el deber de restaurar los lazos
sociales de los reclusos con el mundo exterior, pues de ello dependerá, en gran parte,
la posibilidad de resocialización, por lo que la función de la pena está orienta a la
preparación del sentenciado para su retorno a la sociedad.

Sin embargo, se observa que la política criminal de nuestro país, indudablemente está
enfocada a castigar y no a prevenir el delito, por esta razón vemos que las leyes
promulgadas en esta materia tienen como propósito, endurecer las penas, tratando
vagamente de cumplir con la función preventiva, sin ser eficaces a la hora de evitar la
comisión de delitos; siendo simplemente instrumentos para castigar de forma drástica a
quienes vulneran los bienes jurídicos protegidos, trayendo como consecuencia el
hacinamiento y la violación de los derechos fundamentales de las personas privadas de
la libertad. (PPL).

Existe una ineficacia de los programas de resocialización por parte del Estado, por
cuanto las garantías que se deben brindar para la transformación de quienes están
privados de la libertad, se encuentran permeadas por una debilidad institucional y de un
personal no idóneo para el tratamiento, fomenta un desmesurado acrecentamiento de
conductas propias para delinquir dentro y fuera del Sistema.

Podemos decir además, que teniendo claro los fines y factores que deben concurrir
para la resocialización, la Corte ha encontrado que el régimen carcelario no dispone de
parámetros claros sobre los programas de resocialización, que hay desarticulación de la
formulación de estos y no hay un proceso de seguimiento que permita reestructurar
estrategias en busca de la disminución de la criminalidad. Estos aspectos, aunados al
hacinamiento carcelario, llevan a que sean antecedentes claros de la no existencia de
la resocialización.10

Esto es que las políticas carcelarias y penitenciarias realmente no están diseñadas bajo
criterios de rehabilitación y resocialización, porque la concepción y mentalidad de
aquellos que las establecen, además de pobre, no tiene los conocimientos del recurso
humano frente a los diferentes procesos de desarrollo con que deben contar los
reclusos a fin de obtener una verdadera reinserción. Es así que mientras al delincuente
no se le mire como a un ser humano, a quien se le debe mostrar caminos para que
escoja el que más le convenga de conformidad con la evaluación realizada por
expertos, con el fin de adaptarlo al modelo de vida de sujeto en proceso de
10
VALDERRAMA ROMERO, Iván Darío; TÉLLEZ NAVARRO, Román Francisco y BLANCO
ALVARADO, Carolina. La incertidumbre de las víctimas dentro del Acuerdo para la Construcción de una
Paz Estable y Duradera. [en línea]. En: CARVAJAL MARTÍNEZ, Jorge Enrique. Tendencias actuales de
los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario en Colombia. Bogotá (Colombia):
Universidad Santo Tomás, Ediciones Usta, 2018. p. 83 - 102. [Consultado: 29 de diciembre de 2021].
Disponible en:
https://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/13049/Obracompleta.2018Carvajaljorge.pdf?
sequence=1&isAllowed=y

14
rehabilitación y resocialización, es muy difícil entrar en una etapa que permita regresar
a la sociedad ciudadanos resocializados.

1.3. El Sistema Penitenciario Progresivo en la Colonia Penal Agrícola de Oriente


- CAMIS Acacías/Meta.

Empecemos diciendo que las colonias penales agrícolas de acuerdo al artículo 28 del
Código Penitenciario y Carcelario(Ley 65 de 1993), son establecimientos para purgar la
pena, preferencialmente para condenados de extracción campesina o para propiciar la
enseñanza agropecuaria. El objeto principal de estos centros, es preparar a las
personas privadas de la libertad convenientemente para el trabajo libre, fomentando su
readaptación a la vida social, despertándoles el entusiasmo para emprender una vida
de moralidad y corrección, sea por su extracción del campo, sea por su vocación de
trabajo en el campo o por sus capacidades. Si bien la fundación como colonia penal
agrícola se concreta al final de la segunda década del siglo XX, desde el año 1906 ya
existía como penitenciaría, la cual fue constituida bajo una disciplina del temor, en
donde según cuentan sus guardias lo que imperaba era el bastón de mando y se
sometía a los internos al trabajo duro y forzado.

En el marco de las políticas públicas conservadoras este tipo de cárceles se constituían


como instrumentos de limpieza del ambiente social, con el objeto de servir para purgar
penas impuestas por delitos y estimular al tiempo la colonización. En este contexto, en
la historia de nuestro país, se reconocen 3 en particular: la Gorgona, Araracuara y la de
Oriente. La Colonia Agrícola de Mínima Seguridad – CAMIS- de Acacias Meta, la
denominada Oriente, ha tenido una serie de trasformaciones establecidas a partir de la
consolidación de los procesos de resocialización, causa por la cual, las otras dos
enunciadas desaparecieron.

Mediante el Decreto 1138 del último Presidente de la Republica Conservadora Miguel


Abadía Méndez, el 9 de julio de 1930 fue creada formalmente la Colonia Penal en
jurisdicción de los municipios de Guamal, Villavicencio y Guayabetal; ubicada
exactamente en el Km 3 en la vía Villavicencio – Acacías. Tiene una extensión de 4.771
hectáreas de las cuales el 89% es reserva forestal.

Los 7 campamentos con los que contaba inicialmente la colonia fueron construidos en
1930 en madera, bareque y posteriormente de guadua, y se proyectaron para tener la
capacidad de albergar alrededor de 1500 hombres. Luego de 1950 se comenzaron a
modificar las instalaciones utilizando ladrillo y techos en zinc para llegar casi a lo que
conforma hoy la colonia. De estos 7 campamentos se pasó a tener 5 y actualmente se
cuenta con 8.

15
De acuerdo a la clasificación de los Establecimientos de Reclusión de Orden Nacional
(ERON), en Colombia contamos con cárceles, penitenciarías, cárceles y penitenciarías
especiales, reclusiones de mujeres, cárceles para miembros de la Fuerza Pública,
colonias, casa-cárceles, establecimientos de rehabilitación y demás centros de
reclusión que se creen en el sistema penitenciario y carcelario y que se encuentran
contenidos en la Ley 65 de 1993, de igual forma se establece que estos son creados,
fusionados, suprimidos, dirigidos, administrados, sostenidos y vigilados por el Inpec.
De esta clasificación tenemos que la CAMIS Acacías/Meta es la única de su tipo en
Colombia y se reconoce como un centro de reclusión a campo semiabierto con
vocación agropecuaria, y también como un centro especial de mínima seguridad de
tratamiento para los reclusos que dispone de áreas extensas para el desarrollo de
diferentes actividades agropecuarias en espacios semiabiertos, en el cual el
aprendizaje y el desarrollo del trabajo además de ser obligatorio, ayuda a redimir la
pena y por tanto se reduce el tiempo de condena. Y es precisamente esto lo que
caracteriza el tratamiento penitenciario en la colonia, ya que ofrece una experiencia que
se fundamenta en aprender y realizar trabajos al aire libre y en contacto con la
naturaleza, previendo una situación muy cercana a la realidad en libertad y esto se da
porque el trabajo agropecuario es una forma diferente de sancionar a los delincuentes,
que se demuestra mucho más efectiva y más humana.

Inicialmente la colonia agrícola estaba destinada, de manera exclusiva, a condenados


de sexo masculino que hubieran cumplido en la penitenciaría no menos de la mitad de
la pena, siempre que tuvieran buena conducta y que el tiempo restante no excediera los
cinco años. Igualmente, los condenados a la pena de prisión o de arresto por un tiempo
menor de dos años, los declarados vagos por la Policía y los que reincidieran en delitos
de alcahuetería o corrupción.

Desde el año de 1998, fecha en que la Corte Constitucional de Colombia declara el


estado de cosas inconstitucional en la cárceles y que tuvo como referencia el problema
del hacinamiento, han llegado a la colonia muchos reclusos provenientes de Bogotá (La
Modelo) y Medellín (Bellavista), por lo que ha cambiado en gran medida la reclusión de
extracción campesina a personas con delitos de inasistencia alimentaria, hurto, lesiones
personales y porte de estupefacientes (Ley 30), claro está, que su pena no sea mayor a
cinco años.

Si distinguimos socioeconómicamente los grupos poblacionales de esta colonia, vemos


que corresponden principalmente a personas de escasos recursos económicos,
situación que conlleva la marginación tal como lo menciona el teórico David Garland:
“El derecho penal es, como todo derecho, un instrumento de dominación y, en
ocasiones, de terrorismo de clase”11.

11
GARLAND, David. Castigo y sociedad moderna. Un estudio de teoría social. [en línea]. 1a ed. En
español. México: Siglo XXI editores, s. a. de c. v. 1999, 361 p. [Consultado: 30 de diciembre de 2021].
Disponible en: https://exabundantiacordisosloquitur.files.wordpress.com/2014/08/garland-david-1990-
castigo-y-sociedad-moderna.pdf ISBN: 9682321921.

16
Atendiendo al objeto mismo de estos centros de reclusión, la Corte Constitucional lo ha
manifestado de la siguiente manera: “Este tipo de centros de reclusión cumple con una
tarea resocializadora de alto significado. Se pretende, en lo posible, que ciertos
infractores de la ley, usualmente de origen campesino, cumplan en primer lugar, con el
castigo impuesto por los jueces de la Republica de manera útil, pero al mismo tiempo,
sigan vinculados al ambiente cultural y social en el que se desenvuelven” 12

Tenemos entonces que la pena apunta a la posibilidad de enmendar y rehabilitar al


interno a través de un tratamiento pertinente, teniendo en cuenta factores tanto
endógenos (factores genéticos como el sexo o la raza) como exógenos (aquellos que
vienen determinados por la interactuación del individuo con el entorno), que son lo que
conducen al individuo a delinquir y, en consecuencia, es necesario someterlo a un
tratamiento integral de tal manera que se pueda reintegrar a la sociedad y evitar así su
reincidencia; todo esto sin desconocer los derechos humanos y las garantías mínimas
establecidas en los instrumentos nacionales e internacionales.

A lo largo del tiempo , el panorama de la Colonia Penal de Acacías ha sido


parcialmente modificado, afectado y conectado con el fin de mejorar la función para la
cual se creó y adaptarla a los ámbitos económicos, sociales y políticos surgidos como
resultado de la evolución social del siglo XXI.

Sin embargo, la Colonia se ha caracterizado por organizarse en distintos cuerpos


encargados de dinamizar el tratamiento penitenciario de la persona condenada. Así,
dentro de su estructura encontramos 3 escenarios importantes, el primero es el Consejo
de Disciplina integrado por profesionales en psicología, sanidad, educación, trabajo
social y derecho; como segundo está la Junta de Patios que es el estamento encargado
de definir la fase de resocialización de los internos; y en tercer lugar está la Junta de
Trabajo enfocada en los diferentes programas productivos. Estos tres escenarios han
perdurado a través del tiempo, teniendo la capacidad de adaptarse y transformando los
procesos según sea necesario para el cumplimiento de las estrategias de
resocialización al servicio de los internos. Hay otros estamentos como la Junta de
Evaluación de Clasificación de Fases, la cual evalúa en qué momento del tratamiento
se halla el sujeto recluido; la Junta de Seguridad; la Junta de Alimentación; y el Comité
de Derechos Humanos, un espacio donde los internos cuentan con un representante.

Por otra parte, la guardia de la Colonia está integrada por profesionales en un setenta y
cinco por ciento (75%), es la más antigua del país, y ser parte de ella es un
reconocimiento a la experiencia y formación de sus integrantes, quienes reciben un
20% más en su prima de salario respecto a otros guardianes del país. En el caso de la
Colonia Penal Agrícola de Oriente, el sistema penitenciario y carcelario se encuentra

12
COLOMBIA, CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-1670. Expediente D-1821. (06, mayo, 1998).
M.P. Carlos Gaviria Díaz. [en línea]. En: Relatoría Corte Constitucional. Santa Fe de Bogotá, D.C. La
Corte. 1998. 48 p. [Consultado: 30 diciembre de 2021. Disponible en:
https://www.corteconstitucional.gov.co/Relatoria/1998/C-184-98.htm

17
dentro del denominado cerrado, con aplicación de mediana y mínima seguridad, con
aplicación de regímenes complementarios abiertos o semiabiertos.

Precisamente la idoneidad de establecer un tratamiento penitenciario dentro de una


cárcel agrícola, radica en la necesidad imperante de devolver a la sociedad seres que
están en situación de internamiento, procurando que vuelvan con unas herramientas y
habilidades adecuadas para relacionarse y convivir, sin perder el punto de vista de que
todas las personas merecen tener la capacidad real de disponer de una nueva
oportunidad. Al respecto, hay que tener en cuenta que la palabra reinserción debe
representar un proceso de introducción del individuo en la sociedad y los operadores
penitenciarios que inician con la condena, deben procurar un proceso de rehabilitación
de los contactos sociales del recluso, con el fin de atenuar los efectos negativos de
dicha pena.

Ahora bien, teniendo en cuenta las dinámicas descritas, el tratamiento resocializador


dentro de la Colonia está compuesto por los siguientes elementos: la clasificación de
acuerdo con el perfil del recluso, la disciplina en la institución y la modulación de la
pena de acuerdo con el avance o retroceso dentro del tratamiento.

Las personas recluidas en la Colonia cumplen condenas no mayores a 5 años,


generalmente condenados por delitos de inasistencia alimentaria, hurto, lesiones
personales y porte de estupefacientes cometidos en grandes ciudades como Bogotá.
Por otro lado, la Colonia recibe internos de otros centros de reclusión, especialmente de
Bogotá, del Complejo Carcelario y Penitenciario Metropolitano la Picota. Debido a la
grave crisis carcelaria que vive el país se hace necesario el envío de las personas
reclusas a cárceles con menores índices de hacinamiento carcelario, a pesar de la
obligación legal de recluir personas preferiblemente con vocación campesina en la
Colonia.

Por otro lado, en la clasificación de los internos se tiene en cuenta su identidad


religiosa, esto con el fin incluir su convicción dentro del tratamiento resocializador, por lo
cual solo se permite el ingreso a la Colonia de las iglesias a las que pertenecen los
internos. Por último, en el momento del ingreso en la Colonia se definen los reclusos
con adicción al consumo de drogas, quienes voluntariamente pueden ser parte del
programa de desintoxicación en el Centro Terapéutico.

La disciplina dentro del establecimiento penitenciario se impone a través de la


estructura arquitectónica y organizativa de la Colonia, ello sin olvidar las diferentes
prácticas disciplinarias tales como el aislamiento, el trabajo y la modulación de la pena.
Es de interés particular que la Colonia Agrícola no adopta el modelo de Solitary
confinement norteamericano, en el que los reclusos permanecen todo el tiempo dentro
de celdas individuales, sino que tiene un profundo acercamiento con el modelo de Silent

18
system, donde los reclusos realizan labores de manufactura durante una jornada laboral
de ocho horas, que en el caso de la Colonia se cumple en labores agropecuarias 13.

La modulación de la pena en el tratamiento penitenciario hace referencia al conjunto de


instrumentos enlazados, dedicados a operar sobre el sujeto que se va a tratar y se
visibilizan distintos matices del procedimiento penitenciario. De forma específica se
hace alusión a la clasificación, la terapia múltiple y, finalmente, a una aproximación al
mencionado Centro Terapéutico.

En la Colonia Agrícola de Mínima Seguridad de Acacias, los internos se catalogan en


diferentes fases según su progreso en el tratamiento. De manera que de acuerdo con
su avance se ubican en distintos espacios del centro penitenciario; por ejemplo, los
reclusos de la fase avanzada practican labores externas como piscicultura, aseo en
unidades administrativas, panadería, carpintería y ganadería.

A saber, cada campamento aplica diferentes formas y prácticas de presencia que


influyen en la instrucción para la reincorporación social del sujeto. Las medidas van
desde silencios que permiten al personal una vigilancia diferenciadora, capaz de
analizar las conductas de los internos, para que en un momento determinado sea
posible apreciarlas, sancionarlas, o aún estimularlas, hasta la generación de distintas
expectativas sobre los sujetos en cada campamento, cuestión que evalúa el Consejo de
Evaluación y Tratamiento, que modifica y señala las fases por las cuales pasa el
interno.

En la Colonia Agrícola de Mínima Seguridad de Acacias, el tratamiento penitenciario


combina distintas prácticas, así integra el trabajo y la educación de carácter rural, la
atención psicológica y médica como partes esenciales para el proceso resocializador de
la persona recluida. De igual manera, atendiendo a un modelo de tratamiento
multifocal, en la Colonia se encuentra la atención psicológica y médica, principalmente
en la Comunidad Terapéutica, la cual no solo cuenta con el personal de seguridad, sino
además por un cuerpo de profesionales en psicología, trabajo social y eventualmente
personal médico; que en conjunto apoyan el proceso resocializador de los sujetos con
adicción a las drogas.

Dentro de toda esta estructura, juegan un papel importante en el tratamiento


penitenciario, el papel que desempeñan todos los funcionarios de la colonia; pues son
ellos quienes dinamizan en la institución penitenciaria las actividades ocupacionales y
productivas que se desarrollan. Además de esto la buena disponibilidad de espacios de
ocio, permite que las Personas Privadas de Libertad (PPL) pueden escogerlos según
sus gustos para adelantar actividades recreativas, de lectura y deporte, como acciones
integrales que dignifican el respeto por su dignidad. Estas actividades se realizan
13
MELOSSI, Darío; PAVARINI, Massimo. Cárcel y Fábrica. Los Orígenes del Sistema Penitenciario
(siglos XVI-XIX). [en línea]. 1ra ed. En español. México: Siglo XXI Editores. 1980, 237 p. [Consultado: 04
de enero de 2022]. Disponible en: https://cultpazcom1.files.wordpress.com/2016/03/docslide-it_carcel-y-
fabrica-dario-melossi-y-massimo-pavarinipdf.pdf ISBN: 968230959X.

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durante el tiempo de descanso, es decir, entre tanto no se dedique al trabajo o al
estudio. Esto, porque el programa de resocialización también se fundamenta en la
aplicación de prácticas disciplinarias dentro de la institución, por lo que un aspecto en
este sentido corresponde a la asignación de horarios en cada una de actividades que
se desarrollan.

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