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CanaVox reúne amigos para poder conversar sobre la cultura del matrimonio con una actitud alegre
y con visión de futuro. Aunque haya mucha gente desanimada por la situación actual del matrimonio, desde
CanaVox abordamos nuestras conversaciones desde una perspectiva positiva, esforzándonos en
encontrar soluciones. Estos siete principios condensan las enseñanzas esenciales que permean nuestras
lecturas y nos unen a través de las distintas culturas.
1. El matrimonio es una unión integral, permanente y exclusiva entre un hombre y una mujer.
El matrimonio es una unión total de personas, una unión de corazones, mentes y cuerpos. En el
matrimonio, los esposos logran una verdadera y orgánica unión corporal, unión que sólo es posible entre
un hombre y una mujer. Puesto que el matrimonio une a marido y mujer a todos los niveles esenciales de
sus personas de manera única y completa (corazón, mente y cuerpo), es distinto, en esencia y no
únicamente en intensidad, de cualquier otro tipo de relación. La estructura integral del matrimonio requiere
del consentimiento pleno de los cónyuges, para que puedan ser fieles en un vínculo exclusivo y
permanente.
El matrimonio es en sí bueno y hermoso. Es también algo tremendamente importante para la
sociedad puesto que muchas veces la unión orgánica de los cuerpos trae hijos. El matrimonio permite a
madres y padres ofrecer a sus hijos la promesa del vínculo familiar estable y duradero que los niños
necesitan para desarrollarse.
Respaldar los matrimonios fieles exige el reconocimiento de los auténticos desafíos que existen
para que la unión sea fuerte. Seamos sinceros: ¡todos los matrimonios tienen que luchar de una forma u
otra! Unos tenemos que luchar para ser fieles emocionalmente, otros para serlo sexualmente. Algunos
lidian con la adicción al trabajo o al alcoholismo, con el estrés económico o cultural o con las diferencias
religiosas; otros tienen que hacerlo frente a adicciones a sustancias o a enfermedades físicas o mentales.
Todas las parejas se enfrentan a retos -con frecuencia durante muchos años-, pero esas dificultades
no son razón para abandonar nuestros matrimonios o el ideal de permanencia. Más bien, al afrontar juntas
los obstáculos, las parejas tienen la posibilidad de avanzar hacia una mayor entrega, hacia una forma de
amor más potente. Cuando se muestran amor incondicional entre ellos, modelan ese amor sacrificial por
sus hijos. Esto crea madurez y confianza entre sus niños para que puedan a su vez imitar ese respeto y
compasión hacia otros en la sociedad.
1
Artículo extraído de: https://canavox.com/wp-content/uploads/2017/07/Lo-Que-Defendemos-11-2017-FINAL.pdf.
2. Todo niño tiene derecho a una madre y un padre; nadie tiene derecho a un hijo.
Las madres y los padres entregan a sus hijos un regalo único. Cada sexo contribuye de una manera
asombrosa al sano desarrollo de la salud psicosocial de un hijo. Por ello, la estructura familiar ideal para
un hijo es el matrimonio intacto y la familia compuesta por el padre y la madre biológicos. Sabemos que
ese ideal no puede alcanzarse siempre, pero apoyamos a quienes luchan por conseguirlo. Asumimos una
posición firme contra el matrimonio civil entre personas del mismo sexo que, pese a las buenas intenciones,
consagra en la ley la idea de que un niño no necesita un padre y una madre; una idea que envía a la
sociedad un mensaje erróneo y que provoca resultados negativos en los niños.
También apoyamos los siguientes derechos de los niños:
I). El derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, con independencia de las
circunstancias de su concepción, sexo o situación familiar.
II). El derecho a ser tratado como una persona, no como un bien que se puede comprar o
vender. Algunas veces los adultos desean un hijo tan desesperadamente que llegan a creer que se les
debe. Sin embargo, los hijos son una bendición y un privilegio, no algo debido a un adulto. Como tales,
debemos tener cuidado en no buscar nuestra realización a través de un hijo, sino ajustar nuestros deseos
a satisfacer las necesidades objetivas de los niños. Esto nos permite tratar a los niños como a individuos
únicos y no como a instrumentos de nuestros propios sueños o búsquedas, que pueden ser comprados o
su material genético vendido de acuerdo con nuestras intenciones.
III). El derecho al pudor, a no ser sometido a abusos sexuales, imágenes sexuales o
enseñanzas sexuales ofensivas. Los adultos deben ser los primeros protectores de la integridad sexual
de los niños quienes, al no haber alcanzado aún el desarrollo ni la madurez sexuales, sufren de
innumerables maneras físicas y psicológicas por estos abusos.
IV). El derecho a ser educado de acuerdo con su sexo biológico y su correspondiente género.
Hay que enseñar a niños y niñas a alegrarse de los dones únicos y fundamentales de su sexualidad
biológica. El género es algo anclado por nuestra biología, no algo infinitamente plástico que puede
cambiarse. Si hay una desconexión entre la mente y el cuerpo, el niño necesita un apoyo especial,
paciencia y amor para ayudarle a entender mejor y aceptar la maravilla de su sexo.
3. Hay que proteger y preservar los lazos familiares entre niños, padres, abuelos y familia en
sentido amplio.
El parentesco contempla los lazos biológicos que tenemos con la línea ancestral que nos llevó a
nuestra existencia. Estos lazos dan raíces a nuestra identidad al ayudarnos a entender de dónde venimos.
Por ello es muy importante la manera en la que un niño llega a este mundo y experimenta su ascendencia;
apoyamos a todas aquellas personas que reconocen y protegen los lazos de parentesco.
En ocasiones un niño puede perder uno o ambos padres por circunstancias trágicas. Admiramos a
los padres adoptivos y de acogida que intentan reconstruir esos lazos de parentesco rotos y abren con
generosidad y atención sus hogares a esos niños, con la esperanza de poder darles una segunda
oportunidad gracias a una experiencia familiar cariñosa sin buscar deliberadamente borrar o descartar la
historia biológica del niño.
Existen otras formas de paternidad asociadas con agresiones directas a la familia. El recurso a la
gestación subrogada, que emplea el óvulo, útero o semen de un tercero para crear un hijo, implica la
explícita intención y el acto de aislar a un hijo de los padres biológicos, a menudo dificultando o impidiendo
que el hijo los conozca o que puedan conocerlo. Apoyamos a aquellos que luchan por preservar y honrar
los lazos de parentesco, sabiendo lo importante que estos lazos son para la humanidad, especialmente
para los niños.
4. Todas las personas tienen la profunda necesidad de ser apreciadas, conocidas y amadas
en el contexto de una auténtica amistad.
La auténtica amistad es una relación de aprecio mutuo, en la que cada uno desea el bien del otro
y valora su singularidad. La amistad nace alrededor de actividades y amores comunes, pero alcanza su
máxima expresión cuando los amigos desean el verdadero bien del otro como parte de su propio bien y
felicidad. Puesto que no tiene como objetivo una unión orgánica de los cuerpos, la auténtica amistad se
caracteriza por el amor philia y no por el amor romántico o sexual. La verdadera amistad es real, valiosa e
íntima –la unión de corazones y mentes, que proporciona una profunda felicidad. Todos nosotros
necesitamos esta experiencia de amistad para ahuyentar la soledad y desarrollarnos.
Reconocer que el matrimonio es un tipo diferente de unión total con su propia forma de amistad no
denigra la auténtica amistad fuera del matrimonio, sino que proporciona el espacio y el contexto que esas
amistades necesitan para florecer. Al rechazar la redefinición del matrimonio como una unión emocional
más intensa, afirmamos que las amistades no maritales tienen sus propios rasgos distintivos y su propio
tipo de intimidad y nos oponemos al confuso meme moderno que dice que toda intimidad emocional puede
o debe ser sexual.
Somos conscientes de que lograr una auténtica amistad es más fácil de decir que de hacer. Vivimos
en una época en la que la tecnología, el ritmo frenético de la vida y una inmadurez relacional convierten en
un reto el cultivo de la verdadera amistad. Nos alegramos por todos aquellos que buscan una auténtica
amistad, resisten a la sexualización de sus amistades y buscan una integridad sexual como su camino de
dicha. Animamos a quienes, en el escenario de las citas, esperan al matrimonio para expresar su
compromiso total y completo.
5. Toda persona posee una dignidad única y es merecedora de respeto, independientemente
de su sexo, edad, origen étnico, sentimientos sexuales, raza, nivel educativo o ideas religiosas o
políticas.
CanaVox anima a todos aquellos que buscan comprometerse en la sociedad civil con
conversaciones significativas en las que preserven la dignidad de todos los involucrados, incluso en medio
de intensos desacuerdos, y luchamos por agregar nuestra propia voz positiva a la esfera pública.
Los debates contemporáneos en la esfera pública conducen con demasiada frecuencia a la
deshumanización de la persona que tiene opiniones diferentes o que plantea objeciones molestas. Algunos
argumentan que los fetos no son personas. Otros afirman que las personas de fe no son dignas de respeto,
que las personas con atracción por el mismo sexo son menos dignas; que aquellos que experimentan un
estilo de vida promiscuo carecen de dignidad, o que los grupos minoritarios son una amenaza.
Nos sentimos especialmente cercanos a quienes han sufrido por culpa de nuestra cultura sexual
rota y les apoyamos en su búsqueda de una segunda oportunidad de integridad sexual. Valoramos la
dignidad de los más vulnerables de entre nosotros: los no-nacidos, los niños, las personas mayores, las
minorías raciales, las minorías sexuales y religiosas y los pobres. La única protección real a cualquier
persona en una sociedad es la protección de todos sus miembros.
En resumen:
Nuestros siete principios se relacionan con siete tipos de relaciones diferentes, que son las que
forman y moldean nuestra cultura matrimonial.
Buscamos curar y ordenar todas estas relaciones sabiendo que una cultura matrimonial fuerte
depende del concurso de todas estas relaciones para apoyar la unión de marido y mujer, juntos, para toda
la vida.