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Yannuzzi, Mariana

Romper la casa / Mariana Yannuzzi. - 1a ed. - La Plata : Malisia, 2018.


56 p. ; 20 x 14 cm. - (Sortilegios)

ISBN 978-987-3972-70-6

1. Poesía Argentina. 2. Mujeres. I. Título.


CDD A861

Título
Romper la casa

Autora
China Made

Editorial

malisiaeditorial@gmail.com
Diagonal 78 #506 | La Plata

Biblioteca de Poesía | Serie Sortilegios

Edición, dirección de arte y diseño: Pablo Amadeo

Primera Edición: Argentina, noviembre 2018


Impreso en Argentina
A Esteban.
mi papá
me despertó de la siesta,
con un grito
“se murió tu abuelo”
cerró la puerta
y se fue.

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vomitar en medio de la noche
me ayudó a seguir tomando,
y a no tener resaca el primero de enero.
por eso me desperté temprano
y corrimos a la terminal.
un taxista joven y buena onda
pasó los semáforos en rojo,
mientras nos contaba que no había dormido nada
y que tendría que trabajar hasta las 4 am del día siguiente.
estábamos sin tiempo y sin pasajes.
al despedirnos el joven taxista nos predijo:
“este año sí que tendrá acción”.

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la espera

c.91. pido una lapicera, no puedo creer no tener una, justo


ahora que me vienen todas las ideas juntas.

c.92. tiene un lápiz. sí gracias me sirve igual. la gente se


pelea, pocos leen. dos nenas exactamente iguales con 50 cm.
de diferencia en su estatura. el murmullo no cesa nunca. al-
gunos hablan. el llanto de un bebé retumba. las máquinas re-
gistradoras emiten los recibos. cada tanto un teléfono suena.
los gritos de los bebés aumentan.

c.93. una malla verde agua con bocas rojas que muerden un
hielo. pienso en tu disco, pero el de la pepa. qué gran obra.
somos siete dice el de seguridad. ¿qué cuenta? los números se
atascan por momentos. el teléfono empieza a sonar de nuevo.

c.105. ahora escribo con lapicera, la estudiante que me había


prestado el lápiz me lo arrebató de un segundo a otro. ellas
hablan en un idioma que no entiendo. solo comprendo los nú-
meros. pienso que es poco y yo que me quejo por lo que me dan.
ese chico de la cuarta fila, sexto asiento, lo mejor del lugar.
como ese cuento del barco, de cortázar que siempre usas en
los ejemplos. lo mejor de lo peor. lo miro, me mira, miro para
otro lado.
“ahí está mi patrona, mirá que linda está”- yo la busco, no al
encuentro. mucha gente ciega, ya vi tres. no se pueden ver
los mensajes, acá los celulares están prohibidos.

c110. gente grande, muy grande, están mal. hoy hablábamos


de la adultez, o de la pérdida de la juventud. quiero conser-
varla. esa señora con el pelo blanco me encanta, tu abuela lo
tenía igual me dijiste, muy fino, coincido. solo cuando está
blanco, no la transición, el amarillo no.

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c112. él ahora duerme, o se hace. se despierta, se mueve.
“vamos caminando, derechito a casa”. espero que no vean lo
que escribo. tal vez no entiendan la letra.

c113. creo que un señor se murió, sentado, ahí, esperando,


pobre, encontró la muerte así, en este lugar, mientras todos
lo mirábamos.

c117. de repente los números comienzan una carrera ines-


perada, uno tras otro. el tiempo se acelera. tenemos miedo
porque nos rodea la muerte. ella no para de nombrarme, por
qué lo hace si no me conoce, me incomoda, pero la respeto.
viene de lejos.

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Relato 9

mi papá es sindicalista, peronista ortodoxo, le gusta el jue-


go, es bastante machista y un poco violento. me hizo fuerte,
eso sí. nuestra relación idílica se rompió en mi adolescencia,
puedo recordar perfectamente el momento en el que decidió
dejar de abrazarme, y claro, yo ya era una mujer.
antes de la separación, todo era perfecto, salíamos cada sá-
bado religiosamente a pasear. íbamos al jockey club, donde
no solamente tenía el privilegio de ser la única niña del lu-
gar, sino la única mujer. recuerdo estar sentada en un ban-
co viendo todo desde abajo, mientras el humo se hacía una
espesa cortina sobre nosotros. también íbamos al vivero de
Canucho uno de sus amigos, donde me dejaba meterme en
un tanque de lata cortado por la mitad, lleno de agua estan-
cada. recuerdo haberme metido vestida y todo, bajo la sonri-
sa aprobatoria de mi padre.
mi papá o cacho, para todo el mundo, de chiquita me daba
todos los gustos, como por ejemplo desautorizar a mi mamá
y comprarme un chupete cada sábado para que lo disfrutara
mientras duraba el paseo. la compra consistía en un chupete
rosa y un esmalte de uñas también rosa o blanco, mis dos
colores preferidos de la infancia.
los sábados eran los mejores días junto a esos 130 kilos de
amor paternal, donde los excesos debido al chupete y los ca-
ballos eran nuestros secretos mejor compartidos.
mi papá me enseñó muchas cosas, una de ellas fue mi pri-
mera canción, la marcha peronista. sabía cantarla y silbarla,
sabía quién era perón y evita, entendía que cuando él se iba
de mi casa era porque se iba a los barrios, y supongo que eso
estaba bien para todos.
siempre me llevaba a lugares poco usuales para chicos, carre-
ras de caballos, al campo a tomar choclos prestados de desco-
nocidos, que nunca íbamos a devolver porque nos lo comíamos

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todos, y también un par de veces fuimos a los motines, que en
mi ciudad natal, azul, fueron reiterados en una época.
conservo en mi memoria esas imágenes como partes de una
película, presos gritando números de teléfono para que los
que estábamos del otro lado del alambre llamemos a sus fa-
miliares y les avisemos que todo estaba bien. una calle reple-
ta de gente que prendían fogatas para pasar la noche espe-
rando. esas caras muertas de frío iluminadas por el reflejo
naranja del fuego, son retratos de algo que para mí, son los
mejores recuerdos.
nosotros bajábamos del renault 12 decrépito que teníamos,
con comida para esa gente que tenía hijos, nietos o amigos
en peligro entre las rejas. para una nena de ocho años eso
era fascinante, supongo que por eso fui la única militante de
mi familia. mi papá como no había podido convencer a mis
hermanos del activismo político, utilizó la dureza de la vida
conmigo para que entienda que los problemas de los otros,
también son mis problemas.

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siento olor a quemado
soy yo misma pegada al calefactor
tratando de meterme en el artefacto
hace frío en esta casa
pero la vamos a dejar
y
tal vez
sean los días más tristes
de nuestras vidas

cuando escribo me templo


siento calor en los cachetes
como cuando paso horas
adelante de la computadora
y
siento que se me quema la piel

pienso mucho
en eso
que dice alicia
sobre los pensamientos mágicos

yo creo
que arruina
la palabra
mágico
alicia quiere que dejes de imaginar

si estamos inventando todo el tiempo


todo
todo el tiempo

sigo sintiendo olor a quemado


pero creo que esta vez

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no soy yo
todo lo que me parece que está buenísimo
para un poema
no lo escribo
por suerte vos te lo acordás

solo puedo retener información inútil


marcas de ropa, situaciones concretas
la forma perfecta de tus ojos

pero sí tengo los hechos,


que tardan más
que las ideas geniales
en
abandonarme

por suerte
hoy
puedo contar
que ese auto
que me chocó
me regaló una vuelta 180º por la autopista
y una tarde
en la comisaría.

***

16
durante el almuerzo nos preguntamos
por qué las mujeres en las películas
tienen armas pequeñas
por qué natalie portman usa una especie de secador de pelo
en vez de un misil
quiero pelear, pero no tengo armas mortales
aunque si lo pienso bien
podría destruirte con solo mirarte
una especie de superpoder
una conexión supraterrenal
una fuerza divina
pero ahora, la verdad es que te extraño
prefiero verte
y chapar toda la noche
y volver a hacerlo al
día siguiente

es el día del amigo


y estoy sola
en mi casa
mirando instagram
puedo pasar tantas horas mirando fotos
que me da casi vergüenza
confesarlo
pero como estoy sola
el día
del amigo
no me importa escribirlo
hacen 7 grados y está despejado
subí una foto de nuestra gatita celeste
que ya tiene bocha de corazones
ella
es más popular que yo
me pregunto ahora que pasará

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si vas a seguir queriendo develar
ese
mal llamado
misterio
y
si la intriga nos llevará
a
todo.

18
Relato 10

las redes sociales apestan, pero son sumamente necesarias,


sino cómo haría para ver tus cambios de ánimo o tus con-
tradicciones en el discurso, o simplemente salir del aburri-
miento inventando historias, sabiendo que nada es real.
stalkearte se ha convertido para mí en religión. cada tanto
te recuerdo, pongo la letra eme en el buscador y ahí estás.
no entiendo cómo pones esas fotos de perfil, ¿qué significan?
acaso no sos una feminista, eso a nosotras nos ofende, lo que
decís no se condice con lo que hacés, por favor. claro, pero el
feminismo es hacer lo que queramos sin prejuicios, nosotras
también podemos salir desnudas y no por eso sentir el acoso
sexual en cada esquina. pero te estás volviendo un objeto, no
quiero ponerme eso, que a todos les parece bien. perdón, pero
hay que decirlo, te estás cosificando, sos un fetiche, pero debo
confesarlo, que en algún punto me gusta, sino ¿por qué te doy
tanta trascendencia?
siempre usando palabras en inglés, porque queda más can-
chero, pero no es fake, es falso, si podes decir que es un tweet
falso y ya. pero eso no es lo que más me molesta, porque yo
también uso palabras en inglés para sentirme más canchera.
¿vos sabés quién soy yo? nunca hablamos, pero se bocha de
cosas de vos, sé qué es lo que te gusta, la música que escu-
chas, las cosas que te movilizan, los eventos a los que fuiste
la última semana y las remeras que te gusta usar. te sigo,
pero en silencio, porque no somos amigos de facebook, solo te
stalkeo cada tanto, cuando me acuerdo de vos y de esa histo-
ria en común que un día fernanda me contó.
¿pero vos sabés quién soy yo? no subís muchas fotos, hay al-
gunas que son lindas, te hacés la canchera y tirás frases de
temas pedorros, pero no sé, acá estoy atrás de la computa-
dora, viendo siempre esas mismas fotos, odiándote profun-
damente y alagando esa boca que besaron los mismos labios

19
que yo. cómo fue, por qué estuvieron juntos, ¿nosotras te-
nemos algo en común?, la verdad es que yo siempre intento
pensar que soy mejor que vos.
a veces me da miedo que alguien vea en mi buscador tu nom-
bre, ¿qué le diría?, esto es un secreto, como nuestra relación,
esa que ni siquiera vos conocés. igual yo sé que sabés quién
soy, ay dale, no te hagas la otra, las dos sabemos y en silencio
nos espiamos.
me acuerdo el día en el que me enteré de todo, ¿vos salías con
eme?, y él con sus ojos chiquitos, riéndose como siempre, no
me negó absolutamente nada, nada, bueno al menos podrías
haberme mentido un poco, si yo no te pedí que me dijeras la
verdad. y ahora cada tanto te espío en silencio para sentir
esas cosquillas en la panza, odiarte abiertamente y sentir
que todo me gusta un poco cada vez más.
pero qué es este sentimiento raro… ¿antes le pasaba a la
gente de sentir esta contradicción por alguien que jamás vie-
ron?, ay dale, ¿vos no me conoces a mí?

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decime que tenés un ibuprofeno por favor.
acabo de leer los chats de gmail
y
no puedo creer lo grasa que éramos
¿en qué momento me emborraché así?
pero bailamos toda la noche,
volvimos de día.
la comunión no podría haber salido mejor.
te dije que se había abierto un portal cuando nos abrazamos,
te lo volví a decir una vez más.
tengo miedo, pero me gusta.
alguien habla de animales exóticos
y yo
pienso en excéntricos,
como vos.
el deseo no sirve de nada,
lo que valen son los hechos.
hagámoslo todo,
pero juntos.

***

21
nunca aprendí a armar bien un porro,
porque me gusta más fumarlo, es más cómodo
hay cosas que no aprendo, porque prefiero que las hagan por mí
por favor no me pongas a prueba
porque me olvido de todo al toque
me pone nerviosa que me mires así
jurame que te vas a olvidar el título de cada película que
miremos juntos
y que nunca te vas a acordar del nombre de los actores
que la luz de la pantalla del celular no iluminará nuestras caras
en una cena romántica
que el olor a jazmín sea nuestro perfume
y que nunca pero nunca
hagamos ruido al besarnos en público
pacto de amor.

***

22
listo, tengo sida de gatos, lo siento
también tengo muchos pelos de gato en la garganta
tantos, que no puedo respirar,
se me va a hacer una bola
y después, en una especie de arcada, los voy a largar
aunque creo que eso les pasa sólo a ellos
sigo sin poder respirar bien,
acostada en mi cama, con la luz apagada
siento el sida en todo el cuerpo, pero especialmente en las manos
pero del lado de afuera,
recubriéndolas
como si cada dedo fuese una estrellita,
de esas que prenden ls niñs en navidad,
pero en vez de chispas, irradian el virus
mientras tanto escucho de fondo una canción,
creo que es música francesa
no logro descifrarla bien,
porque se escucha lejos
y pienso que
que
al final de cuentas
si hoy muero,
será
con buena música.

***

23
la mamá de mi mamá se suicidó
ella prefirió mentirme
y cree que yo no lo sé

+++

24
que te parta un rayo, que te parta un rayo, que te parta un rayo
repito cual mantra
que te parta un rayo, que te parta un rayo, que te parta un rayo
pienso
mientras
te escribo
suerte
en
todo .

25
flan

quiero que sepas que ya nada me importa


quiero contarte todos mis secretos
quiero que sepas, que lo dejaría todo
por el flan
de
cuarenta y ocho huevos de tu abuela
que lo dejaría todo
por mil horas de internet,
dejo el veganismo de lado por tu abuela,

pero también lo dejo,


por nuestro tiempo en la red.

***

26
acabo de limpiar las fotos de mi facebook
para que cuando me stalkees,
veas lo mejor que tengo
no quisiera que veas
cuando me hice la permanente
y
otras en las que no salí tan bien,
donde tengo cara de tonta.
quiero que me veas genial,
genial
como cuando te veo
y
siento en mi mente la música
de carpenters
que me eleva
al infinito
y
me hace pensar cosas
tan estúpidas
como la letra de
close to you.
quiero que sepas
que soy fanática
de carpenters,
y
de vos.

27
bach

en sólo dos días me hice adicta a las flores de bach,


son lo mejor que me pasó en estos últimos dos días.
si me siento mal, las tomo y me siento mejor,
pero eso no es todo,
si me siento mal y pienso que las voy a tomar,
también me siento mejor.
en estos dos días he fantaseado con tomarme el frasco entero
de flores de bach,
pero no tendría para tomar más tarde
y eso
me mataría.

****

28
Relato 1

me acuerdo cuando algunos compañeros de mi grado mor-


dían tanto la lapicera que el extremo del tubito quedaba
impreso de mini dientitos y baba, mucha baba. había otros
que se comían las uñas tanto que se les veía la carnecita
roja, pero los que más me llamaban la atención eran los tí-
midos, entre ellos estaba marcela, que se hizo caca en el pu-
pitre de madera, por miedo o vergüenza a decir que se sentía
descompuesta.
nosotros vivimos extasiados el momento, no podíamos creer ser
parte de semejante espectáculo, ahora que lo veo a la distancia,
quiero correr a darle un abrazo y rogarle que nos perdone.
creo que la parte más dura se la llevaron los porteros que
tuvieron que limpiar la descompostura de marcela.
ella nunca hablaba, el menor balbuceo le provocaba un color
rojo fuerte en la cara, y eso era todo lo que era capaz de emitir.
una sola vez gritó, fue en sexto grado, y todos se callaron
ante la sorpresa de saber que marcela, hablaba.

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Relato 3

subo al micro y me contento viendo ese lugar vacío, esperán-


dome bajo un hermoso rayo de sol de otoño. me desplomo en
un movimiento lento mientras me saco la mochila.
disfruto del viaje por paradas, todo empieza a ponerse tenso
cuando veo que el micro desciende la velocidad y para en una
esquina, ruego a dios que no suban viejos, bebés, niños, mi-
nusválidos y mucho menos embarazadas, embarazas no por
favor, repito en una especie de mantra.
que suba alguna de estas personas implicaría que tenga que
pararme, soy muy culposa y no hacerlo, me generaría un ma-
lestar tremendo, pero hacerlo me sacaría de este confortable
lugar que me he ganado.
mientras espero que no suba nadie que merezca mi lugar
más que yo, pienso si esto me hace una mala persona, una
persona egoísta, que no quiere salir de su lugar de confort
para ayudar a otros.
entonces te cuento el dilema que me genera que el micro pare
en cada parada, pero a vos parece resultarte muy gracioso lo
que te digo, te reís con fuerza, entonces pienso que no es tan
malo, que no soy tan mala, en verdad me siento genial.
entonces me relajo y sigo mirando el hermoso paisaje que me
regala esta tarde de otoño en la capital, sentada en el lugar
que me ha tocado en suerte hoy.

++++

30
Relato 4

julio

odio profundamente a julio cortázar, no porque no me gus-


te su obra, sino simplemente porque no la entiendo. porque
no entiendo nada sobre estructuras radiales que pretenden
encontrar el centro empezando por los contornos, porque
apenas puedo definir lo que es un cronopio, porque nunca es-
tudié la geometría esotérica, aunque me hubiese encantado
hacer alarde de ello en reuniones sociales.
pero hablando de odio, creo que odio más a luisa valenzuela,
esa hermosa mujer de tez blanca, con unos rulos que dudo
si son naturales o no, pelo infinitamente negro y una sabi-
duría increíble.
ella fue amiga de cortázar, la conocí el sábado pasado y de
tanto amarla la odié. vivió diez años en “niu iork” como ella
lo pronuncia y sabe hablar a la perfección el francés.
los detesto por perfectos, pero sobre todo porque tengo mu-
cho miedo de jugar a la rayuela y misteriosamente llegar
al infierno.

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mi otro yo

me engaño a mí misma todo el tiempo,


me convenzo
de cosas que no van a pasar,
le dejo mi destino a la china del futuro
que se encargará de todo ni bien pueda
¡por qué hago esto!
si sé que la china del futuro soy yo,
ahora,
y ahí viene la pregunta
¿qué estoy haciendo con mi vida?
dos mil catorce, repito, dos mil catorce, catorce,
mi número favorito
cuando era chica me preguntaba siempre que sería de mí en
los dos mil,
no sólo que ya llegaron, sino que pasaron catorce años más,
y acá estoy,
dejándole todo a la china del futuro,
a mí misma,
ahora,
viendo pasar la vida por delante .

++++

32
Relato 2

quiero ir corriendo a mi casa para abrir el placard y sacar


el listado de materias que tengo clavado con una chinche en
la puerta. de a poco empieza a teñirse de fluor, cada vez son
menos las palabras que quedan sin pintar. pero falta mu-
cho para llegar a casa, pienso mientras descanso la cabeza
contra mi mano izquierda y miro a mi compañera pelirroja
vestida de rojo y afirmo que me gustan las pelirrojas que se
visten de rojo, pero no las rubias que se visten de amarillo.
mi profesora también es medio colorada, una cantidad im-
portante de pecas en su cara, delatan un pasado pelirrojo.
ahora que levanto la mirada, veo que hay otro colorado acá, a
mi derecha, casi pegado a mí, dios está lleno de pelirrojos, me
sorprendo y me alegro, realmente pensé en algún momento
que estaban en extinción.
las últimas vacaciones, mientras caminábamos por un sen-
dero incomprensible buscando la supuesta cabeza del indio,
nos encontramos con un pelirrojo de pelo largo vestido com-
pletamente de joggins, pantalón y campera pero sin remera.
cuarto cierre prendido que dejaba ver su blanco pecho pecoso.
era callado y nervioso, se acomodaba los pantalones con un
movimiento hacia arriba, cada vez que subía un nivel, refun-
fuñaba por no encontrar el camino. a pesar del gran calor que
hacía nunca se sacó la campera de jogging 100 % algodón.

33
genio

me confunde mucho tu ex compañero de letras


devenido en cartonero
me confunde porque pienso que está mejor que yo
lo veo cada mediodía en la plaza principal tomando mate,
descansando de la tarea que eligió como profesión,
juntar cartones y más cartones
el otro día lo vi tomando aire en un balcón,
vestido con una camisa a cuadros,
recién bañado
él, tu ex compañero, me hizo pensar que yo era
la devenida en algo
y él
el genio de la vida entera

++++

34
quiero llenarme de humo hasta marearme,
me siento tan mal que empiezo a estar mejor.

+++

35
obsesión efímera

me obsesiono todo el tiempo con todo. manchas de naranja


que pienso que jamás saldrán, cosas que me quiero comprar,
kilos demás, si algo me queda bien o mal, viajes, nuevas ca-
rreras, nuevos amores. no paro, quiero que me digas algo, lo
que sea, que asientas mientras pienso que esa mancha jamás
saldrá de mi remera favorita, y sin embargo sigo tirada en
el sillón, sin hacer nada para que eso cambie. efímeras ideas
que repito constantemente durante pocos minutos.

++++

36
quequén

con un viento descomunal llegamos a la ciudad desconocida:


quequén.
lugar de surfistas, grandes olas y gente bien.
creímos que era una buena idea, pero nos aterramos pensan-
do que el aire libre y la naturaleza que nos inspiró a salir de
la ciudad,
nos mataría, nos mataría de verdad.
nada de eso pasó, los cuerpos pálidos tomaron color, nos
adaptamos al viento y lo disfrutamos. ahora no nos queremos
ir antes de aprender a surfear.

++++

37
Relato 7

sara trabaja en la filantrópica italiana

nos conocimos en abril cuando fui a preguntar por la ciu-


dadanía, mis abuelos eran italianos y los planes próximos
de un viaje a europa me animaron a la doble nacionalidad.
nunca lo había pensado antes, aunque siempre me pareció
un dato de color decir en mis conversaciones mis descenden-
cias. de chica también me encantaba decir que mi mamá era
de pringles, como si quedara en otro país. “si, mi mamá nació
en pringles” les decía orgullosa a mis compañeros de la pri-
maria que me miraban embobados por lo que les contaba. fue
en ese entonces cuando aprendí el poder de la palabra. podía
convencer, discutir y manipular a mis compañeros del 3º “b”.
bueno la cuestión es que averigüé en qué consistía eso de la
ciudadanía, y una mañana fui a ver qué onda. cuando llegué
ahí estaba ella.
sara es bajita, con unas caderas realmente prominentes.
siempre está arreglada, usa tacos, se maquilla y su peinado
es de peluquería. un color rojizo brilloso cubre su corte carré
perfectamente peinado, raya al medio y flequillo.
cuando nos vimos por primera vez nos agradamos al instan-
te, siempre me gustaron las señoras como un objeto hermo-
so de la cotidianeidad, sobre todo las señoras coquetas como
sara, que siempre salen arregladas, huelen bien y te generan
esa cosa de bienestar entre maternidad y envidia, siempre
está mejor arreglada que vos.
el otro día fui al supermercado y me la crucé en la entrada,
ella salía y yo esperaba en la puerta, sosteniéndome en la
baranda para no caerme de la bicicleta. ella empujaba un ca-
rrito repleto de productos de primera calidad, subida a unos
tacos marrones. usaba una pollera tubo con camisola prima-
veral que la mostraban fresca y alegre.

38
a veces me pregunto por qué mi recuerdo la conserva, y
pienso sa ra, ese doble suspiro que mi cuerpo hace para pro-
nunciar su nombre. o ese pelo arreglado que me cuenta que
jamás seré así, o la libertad que me genera no estar en su
pollera, siendo ella y cumpliendo las expectativas de una se-
ñora de su edad.

++++

39
explotabas los tomates
y te reías
y te manchabas
la ropa,
pero no te importaba
y seguias
explotando
cada tomate
que salpicaba
tu remera
y yo
pensaba
que mi nuevo
signo
favorito
es picis
porque vos
sos de picáis
y seguías riéndote
y yo
mirándote
y así pasaba el tiempo
entre el amor
y el
agua.

40
me preocupa si apagar el celular cada vez,
gasta más batería que si lo dejo prendido
me encantó tu historia sobre el brote psicótico
las historias de las noches con yoshua,
el libro que descansa en la mesita de luz
vos estás lejos ¿qué hacés?
por momentos enloquezco
pero pedí un deseo y lo milito
la luz del micro ya está apagada
pero aun así podemos vernos las caras
cada tanto nos vuelve la señal
y con ella
algunos mensajes que nos informan sobre el lugar que dejamos
mo baja al baño por última vez
y juli prepara su última selfie con el antifaz
todos los días fueron iguales
pero éste es distinto.

41
el alcohol fluyó tanto como la conversación
eso fue un problema
leer rápido, rápido, no hay tiempo.
un desconocido nos invita a valparaíso.
nos negamos
todos están re locos
la cumbia al palo
inés habla de ingerir porro con almendras
te evitás el mambo re violento dice
hablamos bocha
¿lenguaje no verbal o universal?
has juntado miles y miles
por suerte fuiste vos quien recibió
vos
el generoso fanático
de todo
igual que yo.

42
la montaña
me pone intensa
me pongo re intensa
del corte te amo
y me asfixio
si no estoy con vos
no sé pintó el dramatismo
ese que creí odiar
¿por qué no estás cada cinco minutos diciéndome que me amás?
claro, no me querés
claro te enojás
no, yo no me enojo
yo te amo
quedate
conmigo
pero para siempre

***

43
de todas las veces que le pedí el arma,
nunca me dijo que sí,
pero tampoco que no.
sólo larga una carcajada,
acompañada de un brillo
en sus ojos achinados
sé que puede conseguirla,
aunque aún no sé para qué la quiero
un arma pienso
mientras hago con la mano la figura
que se forma al agarrarla
la podría guardar en la mochila
y saber que siempre está ahí,
o esconderla adentro
de mis medias de nylon.
¿vendrán en colores?,
¿tipo rosa y blanco?
¿incrustaciones?
un arma repito, necesito un arma te digo
mientras tirados en el colchón de tu habitación
paso una pierna sobre las tuyas
y
te miro de reojo.

***

44
superhéroe

ya no tengo más fichines


y no me puedo resetear
estoy en esta
y tengo que jugar
muchas veces dudo, pero no puedo parar
el libro crece frenéticamente
el personaje a veces muestra el desamparo
de ideas
elegimos el vínculo con el héroe
empezamos con la ingenuidad
eso siempre tiene que estar
hijos de los noventa
no queremos volver más
odio visceral.

45
Relato 6

quiero olvidar

estoy hablando con mi mamá, la llamé yo, porque la verdad


es que me da culpa no hablarle nunca. ella es realmente bue-
na conmigo, entonces digo: “bueno la voy a llamar” y en el
momento en que me atiende, me es inevitable pensar, ¡para
qué la llamé! sus charlas son interminables, me cuenta todo,
cuando digo todo, es realmente todo.
los lujos de detalles son sus fuertes, primero da un pano-
rama general del tema, una aproximación de lo que me va
a contar. toma un respiro y empieza, pasa por cada una de
las situaciones que la llevó a contarme eso, o lo que es peor,
desgrana cada situación que ocurrió para que pase lo que me
está contando. entre medio se cuelga detallando o tratando
de acordarse algún detalle mínimo que no recuerda. como
una araña que trepa sobre su tela tratando de llegar a algún
lugar, ella teje su conversación sola, hilando cada uno de los
recuerdos como una historia gigante. ella es la relatora y la
protagonista de su propia historia, esa que sólo ella conoce,
porque ella la inventó.
a veces pienso que es su manera de sobrevivir, algunos bus-
camos cosas nuevas, me imagino que ella busca no olvidarse
de nada, ni del más insignificante detalle. eso la mataría,
sobrevive gracias al recuerdo, el mismo que la mata cada día
un poco más. el mismo que no la deja olvidar, cargar la mo-
chila del pasado, los problemas ajenos y no olvidarse nunca
pero nunca de nada, hacen que viva así, expectante, atenta,
tensa, buscando cada momento para contarte aquello que la
saca de la realidad. descripciones absurdas y largas que la
entretienen del infierno de su mente.

46
tomar tereré una tarde de verano
sentadas en el sillón
esperando la tormenta
queriendo destruir todo
pero sin ánimo de hacerlo
el cuaderno de poesías viejas
tu taller de poemas
la revelación, el potencial
el celular, las actualizaciones de facebook
nos demandan
mucho tiempo
tenemos todo
pero no hacemos nada
sólo estar
juntas.

++++

47
igual ya nadie te recuerda
hoy me levanté tan abajo
lo primero que hice,
tal como una empleada de la cia,
fue revisar instagram
no había nada nuevo
pero con lo viejo alcanzaba
esa foto ya la vi mil veces
casi no me hace efecto
sigo revisando un poquito más
y la encuentro a celeste
y me acuerdo
de lo que ya no es
¿cuándo dejamos de ser amigas?
y lo que es peor ¿por qué?
bueno pero eso no es lo peor
pero es como me siento
hoy no me motiva nada, che
en algún punto me gusta
lo transito
¿pero cuánto va a durar?
ya no estoy para estas cosas
menos para tomar cerveza quilmes
ya tengo 30
no puedo tomar eso
que después me recuerda
durante varios días
que me emborraché

¿qué debería hacer para sentirme mejor?

capaz hacer algo


no sé
pero es tan cómoda la depresión

48
todo queda justificado
entrega absoluta
nada más importa
solo sentirme mal
vacía
mendigando cariño
me mendigo a mí misma
pero no obtengo nada
voy a volverme loca
¿cómo sería eso?
hoy necesito hacer algo grande,
muy grande,
tal vez,
me tiña el pelo.

49
Relato 8

juntos o nada

a eso de los quince años se rebautizó como la intransigente,


una exuberante adolescente con el pelo quemado y un tatua-
je en el pecho. una espada mal dibujada de color gris verdoso
que se asomaba en su escote, era la característica imagen
que todos recordaban al hablar de ella. probó todo lo que po-
día probar. su mejor amigo, sebastián, un académico de la
facultad de buenos aires, la había rescatado de la calle, pero
no de la merca. juntos pasaban noches enteras sin dormir,
mirando tele y esperando al chino, el dealer boliviano que les
llevaba su pedido a domicilio sin importar la hora.
sus conversaciones siempre eran en torno a lo que consumi-
rían más tarde, a los flashes que se habían comido con el
chino, que ahora fumaba paco y llegaba re loco al departa-
mento y hacía cualquiera. también fantaseaban con vender
ellos mismos la droga, ser el chino o trabajar con él. así se
pasaban los días, las horas. había momentos buenos en los
que salían a pasear, pero había otros en los que encerrados
en la penumbra del departamento de calle gorriti, no hacían
más que fumar y tomar.
el departamento era amarillo, pero no por el color de las pa-
redes, sino por la fina película de mugre y humo que recubría
todo el espacio. dos colchones apilados en el piso sin sábanas,
restos de comida y cucarachas circulando. miles de imáge-
nes mal dibujadas se exponían en las paredes, un racconto
de figuras, contaban de algún modo la vida que ellos vivían.
deformados, tristes, incomprendidos, se encerraban tras las
tres cerraduras de la puerta, y perseguidos por un posible
llamado a la policía se refugiaban el uno en el otro.
sebastián era gay, no era necesario pasar mucho tiempo con él
para darse cuenta. en un momento se puso de novio con víctor,

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un norteño recién llegado a buenos aires, que soñaba con ser
chef. un pantalón con bolsillos a los costados, un atado de ciga-
rrillos y el saludo de su tía desde la plataforma de la terminal,
habían sido lo poco que trajo consigo. se conocieron en una
fiesta y no tardaron en terminar garchando en gorriti, frente
a los ojos observadores de la niña, que aún no se definía, pero
no era algo que ella pensara demasiado, hacía algún tiempo
se había entregado al sabor de la cocaína y la contracción en
los dientes, no había mucho más que la motivara. en definitiva
ella no podía quejarse, había dormido infinidad de veces en
la calle y la seguridad de un techo, compañía y “cocó”, como a
ellos les gustaba llamarla, la mantenía tranquila.
de vez en cuando los padres de sebastián, evangelistas,
oriundos de rauch, insistían en visitarlo, por lo que un orden
rápido de la casa era suficiente para montar una escena me-
dianamente creíble. luego volvían a la normal cotidianeidad
de levantarse a las tres de la tarde, comer algo, prender la
tele, juntar plata y llamar al chino.
no se juntaban con mucha gente, a veces caía germán con
julia, pero sólo cuando se ponían de acuerdo, porque después
de una secuencia que vivieron en la casa de él con una ami-
ga de julia, la cosa se puso tensa y dejaron de verse tanto y
de pasar por lo de sebastián, que era lo que hacían cuando
estaban juntos.
se podía decir que todo estaba bien, sebastián estaba becado
por la facultad y recibía un buen sueldo, daba clases de geofí-
sica algunos días a la semana, que le proporcionaban lo nece-
sario para tirar todo el mes y hacerle el aguante a los amigos.
él siempre fue gay, al menos eso era lo que decía, “yo siempre
fui gay mi amor, desde que estaba en la panza”. por eso la
mayor cantidad de relaciones que tuvo fueron con chicos, en
su pueblo para disimular tuvo que sacrificarse y estar con
alguna que otra concha, pero no más que eso. cuando llegó a
buenos aires las fiestas descontroladas y la tranquilidad de

51
no sentirse observado, lo llevaron a estar con gran cantidad
de personas. “cuando uno es gay es probable que tenga sida,
entonces primero se le avisa al otro, por ejemplo, si te acaban
en la boca pero vos escupís al toque, no te contagiás. nosotros
sabemos cómo cuidarnos, pero este hijo de puta nunca me
dijo que era un sidoso de mierda”, contaba indignado cada
vez que podía a sus amigos.
sebastián tenía sida, la niña y víctor también. tríos y drogas
compartidas habían hecho de su sangre, la misma sangre, la
misma enfermedad. Víctor solía pensar en la niña, que sólo
tenía diecisiete años. por lo que tenía que ver con ellos no se
preocupaba mucho, porque en algún punto sabían a qué se
exponían, pero ella era una pendeja, con una enfermedad de
mierda y con una adicción incontrolable, no había hecho nada,
no terminó la escuela, no conoció ningún otro lugar fuera de
capital federal, no se enamoró, pero lo que era peor es que no
creció. ella no tuvo la oportunidad ni siquiera de elegir.
La niña se murió, también sebastián y víctor, sólo queda el
recuerdo del negro fuego que quemó el departamento de la
calle gorriti, una noche de locura con el chino, cuando duros,
sin poder moverse, juan encendió el primer cigarrillo de su
tercer paquete y luego de unas profundas pitadas se lo olvidó
arriba de los dos colchones que usaban como cama y sillón.

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Este libro se terminó de imprimir
en los talleres gráficos de

José Joaquín Araujo 3293


(C1439FAP)
Ciudad de Bs. As.
Noviembre 2018

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