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Desde ya varios filmes anteriores el rol que interpretaban las protagonistas femeninas
fue uno muy pasivo y girando en torno a encontrar la felicidad al lado de un príncipe.
Con este clásico que lleva consigo inmemorables momentos, fue Mulán la que
realmente cambió todo de manera radical, presentando a una mujer que llevaba todo
el peso de una historia que no giraba en torno al amor de un hombre, todo lo contrario
pues está era impulsada por motivos más propios luchando por sus principios y familia.
Aunque Disney siempre tiene a adornar sus películas siendo más fácil de representar
y atrayente para su público objetivo, no quita el hecho de que se hace un muy buen
manejo de la historia, desde el diseño de los personajes, los pequeños detalles de la
ambientación y la vibrante música que nos dan un amplio homenaje a la cultura china.
Un filme digno de los clásicos de Disney, los diálogos correctos e icónicos, los
personajes están bastante bien, la animación y banda sonora muy buena, todos y
muchos más aspectos hacen de la película una muy llevadera y de disfrute. Disney
quería demostrarnos con Mulán que no hace falta que las princesas necesiten de
alguien que las socorra, que estas pueden tener el control de su destino, de sus
creencias, y de luchar por ello. La figura masculina que implica algún interés romántico
o apoyo a la protagonista, queda en segundo plano y en este caso la que toma más
peso es la figura familiar y admiración por su padre.