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INTRODUCCIÓN A

LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN

Con este nombre: "Historia de la Salvación", entendemos la entrada de Dios en nuestra historia
humana y en nuestra vida. Es Dios que viene para conducir a todo hombre a su fin último, a su objetivo
natural, que es el Reino de Dios.

La enseñanza más importante, el mensaje que el Señor da en cada página (BIBLIA), es que Dios
interviene con su poder en la historia del hombre, e interviene siguiendo un plan, un proyecto
determinado, desde la creación hasta el final de los tiempos.

• Dios se revela en la historia mediante hechos y palabras. Cristo es culmen y plenitud de la


revelación. La Iglesia es continuadora de la misión de Cristo.

Tres puntos cardinales de la Historia de la Salvación

Creación, Redención y Parusía.

La creación es continua hasta el final de los tiempos.

La Redención acaeció en un tiempo histórico y extiende su radio de acción a todo el tiempo precedente
y a todo el siguiente.

La , parusía o Segunda Venida de Cristo, extiende su influjo en la conducta de los seres humanos en
todas las épocas. (Benedicto XVI, Mensaje del Ángelus de Adviento, 3-XII-2008).

La Biblia ve los hechos históricos desde la fe

• Hay datos y eventos en la Biblia que son históricos, que tienen que ver con el designio de Dios.
• Abarca del siglo XIX a.C. al I d.C., es decir, desde Abraham hasta el tiempo de los Apóstoles.

1. Etapas, personajes y trabazón de la Historia de salvación


Si pudiéramos imaginar una figura para expresar qué es la historia en el pensamiento cristiano no
trazaríamos ni una línea, ni un círculo, sino una espiral de espirales. En el pensamiento judío y cristiano
la historia no es un retorno eterno, permanente, puramente circular, que se repite cada generación.
Tampoco concebimos el tiempo como una línea que comenzó y no terminará, indefinidamente.
Esa espiral de espirales que viene de Dios y a Dios nos lleva, tiene su columna axial en Cristo
preexistente, encarnado, muerto y resucitado que ha de volver glorioso para reinar por siempre.
Podemos, por tanto, delimitar los tiempos de la Historia de Salvación del siguiente modo:
Tiempo de caos y creación,
Tiempo de gracia y espacio de libertad,
Tiempo de pecado y desorientación,
Tiempo de llamada y de promesas,
Tiempo de opresión y liberación,
Tiempo de desierto y de Alianza,
Una tierra para un pueblo,
Tiempo de exilios y profecía,
Plenitud de los tiempos en Cristo,
Tiempo para la Iglesia peregrina al servicio del Reino que espera la Parusía del Señor.

Unas palabras de Benedicto XVI aclaran la unidad interior de todos estos tiempos, resumibles a su vez
en tres tiempos decisivos. Sólo la fe puede hacernos comprender esta unidad y este dinamismo en toda
su plenitud y en todo su alcance:

«El tiempo de la historia de la salvación se articula en tres grandes "momentos": al inicio, la


creación; en el centro, la encarnación-redención; y al final, la "parusía", la venida final, que
comprende también el juicio universal. Pero estos tres momentos no deben entenderse
simplemente en sucesión cronológica. Ciertamente, la creación está en el origen de todo, pero
también es continua y se realiza a lo largo de todo el arco del devenir cósmico, hasta el final de
los tiempos. Del mismo modo, la encarnación-redención, aunque tuvo lugar en un momento
histórico determinado —el período del paso de Jesús por la tierra—, extiende su radio de
acción a todo el tiempo precedente y a todo el siguiente. A su vez, la última venida y el juicio
final, que precisamente tuvieron una anticipación decisiva en la cruz de Cristo, influyen en la
conducta de los hombres de todas las épocas». (Benedicto XVI, Angelus del 30 noviembre de
2008).

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