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Clases Medias y Politica en Mexico La Querella Escolar 1959 1963 900922 PDF
Clases Medias y Politica en Mexico La Querella Escolar 1959 1963 900922 PDF
CLASES MEDIAS
Y POLÍTICA
EN MÉXICO
COLEGIO DE MÉXICO
CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
La querella escolar, 1959-1963
CENTRO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES
Soledad Loaeza
EL COLEGIO DE MÉXICO
Portada: Reproducción del óleo
Family Affair de Abel Quezada,
tomada del libro La comedia del
arte, México, FCE, 19.85.
IfBN M68-12-O38Î-X
Agradecimientos 9
Introducción 11
Primera Parte
Clases medias y estructura política
Segunda Parte
Clases medias en una coyuntura de movilización
Pl
AGRADECIMIENTOS
El estudio de las clases medias es, sin duda alguna, una empresa teme
raria. Actores sociales escurridizos, protagonistas contradictorios de
la vida política, las clases medias son un tema tan elusivo como inelu
dible de la historia del México contemporáneo. Han pasado del poder
a la oposición, de la ruptura a la continuidad, de la ofensiva a la de
fensiva, con la elasticidad que les ha brindado la convicción más o me
nos generalizada de que su participación en el proyecto social es desea
ble, si no es que indispensable. Pero, al igual que en otros países de
América Latina, si bien su presencia ha sido reconocida como una rea
lidad indiscutible, su composición, límites y autonomía son temas que
están todavía sujetos a graves desacuerdos.
La discusión sobre el tema se inicia siempre con la misma pregunta:
¿Qué se entiende por clases medias? Cualquier respuesta parece con
ducir a un terreno intrincado de matices y adjetivos necesarios que fa
talmente nos remite a la pregunta inicial. El intento de definición pue
de desdoblarse de muchas maneras, guiado siempre por la preocupación
de que nada ni nadie se escape de un concepto paraguas que cubre nu
merosas y variadas categorías, aunque después haya que especificarlas
para justificar su inclusión. No en balde la noción de clase media casi
siempre va acompañada de algún adjetivo: alta, baja, emergente, re
volucionaria, progresista, conservadora. De los numerosos estudios que
de alguna manera la mencionan en cualquiera de sus formas, lo que
suele obtenerse es la impresión de una fotografía borrosa cuyo termi
nado queda a cargo de quien la mira.
Este libro se propone contribuir a precisar algunos de los rasgos de
las clases medias mexicanas, en el intento de comprender quiénes son,
cómo se comportan y porqué se comportan de la manera como lo ha
cen. Pero, sobre todo, esta investigación trata de entender cuál ha sido
en México la relación entre clases medias y democracia, ya que tradi
cionalmente se ha considerado que las primeras son un ingrediente ne
cesario para la segunda. Esto es posible, pero el caso mexicano demues
tra que la democracia no es una consecuencia natural ni espontánea
UH
12 INTRODUCCIÓN
Fuentes documentales
CLASES MEDIAS
Y ESTRUCTURA POLÍTICA
El siglo XX ha sido para las clases medias lo que el xix fue para la bur
guesía europea, una época de supremacía, sólo que en el primer caso,
el prestigio ha jugado las veces de la riqueza en el segundo. El poder
de las clases medias se consolidó después de 1945, una vez superadas
las crisis de los años veinte y treinta, y el rencuentro de las mismas con
la democracia y la conquista del bienestar borraron las infidelidades
políticas del periodo anterior. Desde entonces ocupan un espacio so
cial y ejercen una influencia que no guardan proporción con sus di
mensiones numéricas.
En los países socialistas, las clases medias crecen y se reproducen
en la burocracia estatal y en los medios universitarios y artístico; en
las democracias occidentales, su estilo de vida ha traspasado la con
ciencia de la clase obrera; sus gustos dominan el mercado de los bienes
de consumo y sus preferencias políticas orientan los programas de los
partidos. En los años cincuenta encabezaron los movimientos de libe
ración en Asia y en África. En América Latina, las clases medias han
jugado un papel político central: carecen de poder económico, pero
en cambio disponen de un poder simbólico que ha aumentado con la
creciente complejidad de las economías y la casi universal legitimidad
de la democracia como norma social y política.
El origen de esta trayectoria ascendente es sin lugar a dudas econó
mico. En la actualidad, la estratificación que se basa en el prestigio
está asociada con la modernización de las estructuras productivas y ad
ministrativas. Aun asi, las clases medias no son grupos exclusivamente
económicos, y al igual que los grupos de status de las sociedades pre
capitalistas, fundan sus aspiraciones al reconocimiento social y a di
versos privilegios materiales y políticos en su educación formal, en la
actividad que desempeñan y en su estilo de vida.1 A pesar de que la
[23]
24 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
situación estamental puede descansar en situaciones de una u otra especie (el modo de
vida, maneras formales de educación, prestigio heredado). Pero nunca está determina
da por ellas únicamente; posesión de dinero y cualidad de empresario no son en si cuali-
ficaciones estamentales, aunque puedan conducir a ellas, y la carencia de patrimonio
tampoco es en sí una descalificación estamental, aunque pueda conducir a ella. Por otra
parte, una situación estamental puede condicionar en parte o totalmente una situación
de clase sin que por eso se identifiquen. La situación de clase de un oficial, funcionario
o estudiante, determinada por su patrimonio, puede ser, enormemente diferente, sin que
por eso exista diferenciación estamental, puesto que los modos de vida creados por la
educación son los mismos en los puntos estamentalmente decisivos.” Max Weber, Eco
nomia y Sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 3a. reimpresión, 1977,2 vols,
vol. i, p. 245.
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 25
mico: los poderes político e ideológico no son la simple expresión del poder económico.
Pueden citarse numerosos ejemplos en que una clase puede ser económicamente domi
nante sin ser políticamente dominante, ideológicamente dominante, sin serlo económi
ca, o políticamente, etc. Por lo demás, una clase puede tener capacidad para realizar
intereses económicos —problema del sindicalismo obrero— sin tener capacidad para rea
lizar intereses políticos: puede tener un poder económico sin tener un poder político ‘co
rrespondiente*, o, también un poder político sin tener un poder ideológico ‘correspon
diente’”. Ibid., p. 138.
4 T.B. Bottomore, Classes in modem society, Londres, George Allen and Unwin
Ltd., 1963, p. 26. Como se señaló antes, las nociones de clase y status están estrecha
mente relacionadas, pero no son intercambiables. La disparidad entre ambas es muy fre
cuente justo entre las clases medias, porque abarcan grupos que pueden ser clasificados
colectivamente en cualquiera de las dos dimensiones. En términos de ingreso, algunas
ocupaciones colocan a quien las ejerce en una clase superior a la categoría que le corres
ponde desde el punto de vista del prestigio. No son pocos los obreros calificados cuyos
ingresos son mayores o comparables a los de un profesional entrenado en la universi
dad, pero sus patrones de consumo y su estilo de vida siguen siendo los de un obrero.
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 27
tos casos, una cortina de humo que oculta tendencias hacia la concen
tración del privilegio.5
En México, democracia y clases medias son valores que conjugan
el ideal de la nación próspera y equilibrada que desde el siglo xix ha
sido el enunciado legitimador de toda acción gubernamental. A lo lar
go del siglo xx, se ha establecido entre ambas nociones una relación
unívoca en el plano simbólico, de suerte que la existencia y el creci
miento de sectores intermedios ha servido para disimular las desigual
dades. La posición de prestigio de las clases medias, tanto como su cre
cimiento y liderazgo, se fundan en el hecho de que, por lo general, se
han mantenido identificadas con la modernidad y la apertura o el cam
bio de las instituciones del poder.
Sin embargo, en México se ha producido una contradicción patente
entre clases medias y democracia, que es de hecho una contradicción
real entre privilegio e igualdad, y que se fue gestando en los años de
crecimiento económico y estabilidad política. Esto puede significar que
las convicciones democráticas de las clases medias no son inherentes
a su condición de clase, y que tal vez su comportamiento frente al po
der ha estado regido por la posición privilegiada que ocupan en la es
tructura social mexicana, y no tanto por la defensa de los principios
de igualdad y libertad o por las características que se desprenden de
su función económica y de su composición interna. Desde esa posición
de privilegio se han vinculado con los demás grupos sociales, con el
Estado y con el sistema político. Estas relaciones han estado a su vez
condicionadas por el nexo entre clases medias y democracia, y sus efec
tos sobre el desarrollo político del país han sido de largo alcance.
desplazar a las clases altas y, por otra parte, el hecho de que han tendi
do a elegir sus modelos de consumo en sociedades mucho más ricas
que la propia.
8 *·(...J existe una diferencia fundamental entre los grupos rurales en su conjunto
y los grupos urbanos; se oponen entre sí por su tipo de vida como si se tratara de dos
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 31
ción de ambos medios en estos términos se impone casi naturalmente
porque en la noción de clases medias el estilo de vida es esencial y en,
él la ciudad juega un papel central.
pos sociales. Tan es así que aunque sea una característica común a las
clases medias en general, su importancia y su peso en la determinación
de la posición social varía de país a país. En algunas sociedades, el co
nocimiento no es en sí mismo justificación suficiente para que quien
lo posea aspire a una posición de privilegio;10 en otras, en cambio, es
una condición de pertenencia ya no digamos a las clases medias, sino
a élites intelectuales que ejercen una influencia política y social consi
derable. Estas diferencias pueden ser de origen cultural o nacen direc
tamente de las formas particulares de organización del poder político.
Mientras que en un país con una arraigada tradición de descentraliza
ción es difícil identificar una élite intelectual influyente como grupo
en medios ajenos al propio, en países altamente centralizados, los inte
lectuales son perfectamente reconocibles como una entidad, y juegan
un papel importante en asuntos distintos de los que en sentido estricto
les conciernen.
El valor de la educación depende también del nivel de desarrollo eco
nómico, puesto que las demandas del mercado de trabajo de profesio
nistas y personal especializado no son las mismas en un país industrial
que en uno subdesarrollado. Estas diferencias inciden en la determina
ción del nivel de escolaridad que separa el trabajo manual del trabajo
no manual y, por consiguiente, en la definición del capital de instruc
ción que requiere una posición de prestigio social.
En los países subdesarrollados, una escolaridad mínima consistente
en conocimientos básicos de lectura, escritura y rudimentos de aritmé
tica puede significar el acceso a un empleo en el sector servicios; en
cambio, los requisitos de escolaridad aumentan en sociedades avanza
das donde la educación elemental y media no son el privilegio de unos
cuantos y el funcionamiento de la economía exige niveles superiores
de técnica y especialización. Es probable que en América Latina el cer
tificado de educación primaria, esto es, seis años de escolaridad, haya
sido, al menos hasta mediados de los años setenta, un pasaporte para
el sector servicios de la economía, mientras que en los países industria
les el umbral eran los nueve años que en casi todos ellos se habían esta
blecido como mínimo de educación obligatoria.
El valor del capital de instrucción como condición de status es ma
yor donde imperan profundas diferencias socio-económicas; en ese caso
también se incrementa el peso de la educación como factor de diferen
ciación entre las clases. Entonces la educación no es de ninguna mane
media y superior en los últimos veinte años, el acceso a ellas sigue sien
do muy restringido, así como la proporción de la población que com
pleta el ciclo primario.13
A pesar de que las clases medias se han esforzado por hacer de la edu
cación su característica fundamental y el criterio básico de su defini
ción e identidad política, no pueden escapar a los efectos de la posi
ción intermedia que ocupan, los mismos pueden agruparse bajo el rubro
general de la inseguridad. El hecho de que su identidad nazca de la do
ble oposición a las clases altas y a las clases bajas, o dicho de otra ma
nera, la inestabilidad asociada con una personalidad negativa que se
define por lo que no es antes que por lo que es, constituye el origen
de intereses específicos a partir de los cuales estos grupos adquieren
cierta homogeneidad. Esto significa que estar en el punto medio de la
estructura social supone una originalidad de intereses que, a su vez,
inspiran reivindicaciones, estrategias y alianzas políticas diversas, cuya
elección depende de la coyuntura y de un objetivo esencial: la supervi
vencia como entidad social diferenciada.
Lo anterior significa que las actitudes y el comportamiento de las
clases medias no sólo están determinadas por sus características edu
cativas, las cuales ponen a su disposición ciertos instrumentos de ex
presión, por ejemplo, la prensa escrita, sino que tal vez éstos las pre
disponen al uso de determinados medios de acción política, como puede
ser la formación de partidos. Su vínculo con la educación y la moder
nidad ha alimentado la creencia de que tienen una inclinación natural
hacia ideologías y posiciones progresistas. Sin embargo, esta perspec
tiva tiende a restar importancia a los intereses propios de estos grupos
que no siempre se identifican con el cambio. Tan es así que las clases
medias han estado asociadas alternativamente con la modernización
y con el radicalismo.
Pese a que cada sociedad produce sus propias clases medias, tanto13
13 Este problema no ha sido superado pese a las numerosas campañas educativas que
se han emprendido a lo largo del presente siglo. No obstante los tradicionales esfuerzos
del Estado en materia educativa, en 1980 los servicios educativos se concentraban en
las ciudades, y todo el sistema tenia la forma de un embudo en el que el ciclo primario
constituía una base amplia, pero la estructura se estrechaba conforme se ascendia a los
niveles medio y superior. En 1970, sólo el 29.57· de la población tenia estudios prima
rios completos y/o posteriores, y el 707· de la población de 15 años y más no había
terminado la primaria. En 1980 en la ciudad de México, el gran centro urbano del país,
donde transcurre el grueso de las actividades administrativas, políticas y culturales del
pais, menos del 407· de los jefes de hogar habia completado la primaria. Ver: copla-
mar, Necesidades esenciales en México. Educación, México, Siglo xxi, 1982, pp. 50-57.
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN Dfc CLASE 35
"Las ventajas eran tales cuando eran socialtnente escasas y, por consiguiente, ha
cían creer a quienes las poseían que eran privilegios, la contraparte de la ‘nobleza de
su misión*, pero no podían seguir siéndolo si se generalizaban [...] En un caso podía
hablarse de éxito social y en otro de proletarización." Bernard Lacroix, "A la recherche
d’une définition”, en Georges Lavau, Gérard Grunberg, Nonna Mayer, L’universpoli
tique des classes moyennes, Paris, Presses de la Fondation Nationale des Sciences Poli
tiques, 1983, pp. 173-190, p. 185.
22 "Los Estados Unidos diferían notablemente de las sociedades europeas del siglo
XIX en cuanto a la aceptación general de una ideología igualitaria. En América no exis
tía un sistema establecido de rangos feudales, tampoco había memoria de un orden so
cial aristocrático que pudiera ser tomado como modelo para una nueva jerarquía so
cial." Bottomore, op. cit., p. 41.
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 39
se busca trazar una frontera precisa en relación con las clases altas.
En este caso, las particularidades históricas y culturales de cada estruc
tura social influyen mucho más que en el anterior. Mientras que en las
sociedades oligárquicas la concentración del poder y la casi absoluta
inexistencia de canales de movilidad social marca diferencias precisas
entre clases altas y medias, en sociedades más complejas la delimita
ción entre unas y otras es por lo menos incierta, sobre todo en perio
dos normales.
Las fronteras entre las clases altas y medias se desvanecen todavía
más cuando el estilo de vida es el distintivo de la identidad social; este
fenómeno se acentúa en sociedades en expansión económica donde el
nivel de estratificación es bajo. No obstante, también en las socieda
des muy desiguales las clases medias tienden a identificarse e incluso
confundirse con las clases altas,23
21dado
* que su condición de prestigio
las empuja en esa dirección, si no es que asumen directamente posicio
nes de liderazgo y ejercen algunas de las funciones de las clases altas.
De hecho, la división entre unas y otras se precipita y cristaliza en mo
mentos de crisis, cuando las diferencias esenciales de actitud frente a
valores tales como el trabajo y la educación se expresan en contradic
ciones políticas e ideológicas. También puede ocurrir que en las socie
dades que han experimentado un proceso revolucionario o donde la
democracia es un valor político dominante, como es el caso de la so
ciedad mexicana del siglo xx, la especificidad de las clases medias frente
a las altas, que han perdido prestigio y legitimidad social, sea más el
producto de una voluntad política explícita que de criterios de diferen
ciación objetivamente discemibles.
El problema de la igualdad
21 “De manera que puede uno preguntarse si, dentro de un concepto amplio de las
clases medias, éstas no abarcan simplemente aquello que antes se llamaba la burguesía
(...] La mayoría de los autores considera que entre la burguesía y las clases medias existe
una diferenciación cuantitativa, y que las distinciones entre ambas son extremadamente
inciertas”. Georges Lavau, “Les classes moyennes et la politique”, en Maurice Duver-
ger, Dir., Partis politiques et classes sociales en France, Paris, Lib. Armand Colin, Ca
hiers de la FNSP, 484 pp., p. 51.9.
40 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
24 Esta es una de las muchas contradicciones que enfrentan las clases medias cuyos
intereses promueve la democracia, pero que luego parece volverse en su contra. Es el
tipo de contradicción inherente a las soluciones reformistas. Al analizar la constitución
francesa de 1848, Marx señala que el documento a través, del sufragio universal, otor
gaba por una parte el poder politico a las clases cuya esclavitud social debía perpetuar,
esto es, la pequeña burguesia y el proletariado, por otra parte, a “la clase cuyo viejo
poder sanciona [ba], a la burguesía, la priva de las garantías políticas de este poder. [La
Constitución encerraba] su dominación política en el marco de unas condiciones demo
cráticas que en todo momento ¿on un factor para la victoria de las clases enemigas y
[ponía] en peligro los fundamentos mismos de la sociedad burguesa. Exige de los unos
que no avancen, pasando de la emancipación política a la social; y de los otros que no
retrocedan, pasando de la restauración social a la política.” Marx, op. cit., p. 64.
25 Bourdieu, op. cit., pp. 212-213. Los grupos de status no se definen por la simple
posesión de un bien, sino por la manerg como lo utilizan. Por esta razón, Max Weber
afirma que, aun a riesgo de sobresimplificaciones, puede decirse que “las ‘clases* se or
ganizan según las relaciones de producción y adquisición de bienes, los ‘estamentos*,
según los principios de su consumo de bienes en las diversas formas específicas de su
‘manera de vivir’.*’ Weber, op. cit., vol. íi, p. 692.
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 41
26 “Toda clase social se piensa a si misma en un cierto nivel en una jerarquía de con
junto. ¿Qué es lo que determina este lugar? La respuesta seria más o menos la siguiente:
las clases se sitúan en la jerarquía de la sociedad compleja según su grado de participa
ción en el ideal común, en las actividades que la colectividad considera superiores”, Aron,
op. cit., p. 83.
27 Ver: Gabriel A. Almond y Sidney Verba, ΓΛβ civic culture. Political attitudes and
democracy in five nations, la. ed., Boston, Little, Brown and Co., 1963.
28 Las clases medias latinoamericanas “han derivado mucho más fuerza a partir de
su nivel de organización política y de su eficacia para hacerlo, así como de su capacidad
para elaborar ideologías, para crear partidos políticos, para formar alianzas y para re
currir a medios de acción política que el Estado Ies ha prestado, que de controles socia
les o económicos de los que dispone en tanto que clase.” Jorge Graciarena, Poder y cla
ses sociales en el desarrollo de América Latina, Buenos Aires, Paidós, 1962, p. 174.
“[...] las características de las diferentes clases sociales dependen no solamente
42 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
Cambios y continuidades
Eric Wolf, Sons of the shaking earth, Chicago, The University of Chicago Press, 1959.
Si asi hubiera sido, dado que la importancia política de las clases medias en este periodo
fue tan grande, podría pensarse que aparecieron primero como grupos de status antes
que como categorías económicas.
44 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
ocupa un lugar muy importante en su descripción de la sociedad mexicana del siglo xix.
Para una explicación del sentido de su análisis y de los diferentes significados que atri
buye al concepto de raza, ver el prólogo de Arnaldo Còrdova en Andrés Molina Enri
quez, Los grandes problemas nacionales, 1909, la. ed., México, Ediciones Era, 1978,
pp. H-68.
* Cursivas en el original.
36 Ibid., pp. 108-110. Molina Enriquez precisa: "Clases medias propiamente dichas
no existirán hasta que la división de las haciendas ponga un grupo numeroso de mesti
zos pequeños propietarios", p. 305.
37 Ibid., p. 423.
38 (...] la clase media (que constituia el verdadero carácter de la población, repre
sentaba la suma de las riquezas y concentraba todas las profesiones que elevan la inteli
46 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
No son pocos los analistas que consideran que las dificultades de defi
nición de las clases medias como grupo social diferenciado son obs
táculo suficiente para impedir que se constituyan en un actor político
consistente. La consecuencia lógica de su gran diversidad interna de
bería ser el fraccionamiento político y la fragmentación ideológica. Si
las clases medias fueran grupos exclusivamente económicos, entonces
sería cierto que hay tantas versiones posibles del pequeño burgués como
situaciones distintas en el interior de estos grupos.40 Pero no es así. Pa
trones de consumo, normas de comportamiento y, en general, un de
41 Es probable que esta sea una de las más notables particularidades de las clases
medias mexicanas, cuya historia a este respecto contrasta fuertemente con la de sus con
trapartes en otras sociedades. C. Wright Mills, por ejemplo, describe a las clases medias
norteamericanas como una extensión del proletariado y las considera el elemento repre
sentativo de la masa urbana: “Los ‘cuellos blancos’ se introdujeron silenciosamente en
la sociedad moderna. Cualquiera que haya sido su historia es una historia sin aconteci
mientos; cualesquiera que sean sus intereses comunes, no han conducido a la unidad;
cualquiera que sea el futuro que les espera, no son ellos quienes lo han construido [...]
están divididos, fragmentados; dependen de fuerzas externas que los superan. Si acaso
llegaran a desarrollar una voluntad de acción, sus actos serian menos un movimiento
que una acumulación de desafíos sin correlación por la falta de organización. En cuanto
grupo no representan una amenaza para nadie; en cuanto individuos, no tienen un modo
de vida propio”, C. Wright Mills, White collar. The American Middle Classes, Nueva
York, Oxford University Press, 1951, p. ix.
48 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
45 Algunos otros autores que destacan la vocación de liderazgo político de las clases
medias son: Arnaldo Còrdova, La ideología de la revolución mexicana. La formación
del nuevo régimen, México, Ediciones Era/lnstituto de Investigaciones Sociales, unam,
1973, Francisco López Cámara, El desafio de la clase media, México, Joaquín Mortiz,
1971; Sergio Zermeño, México: una democracia utópica. El movimiento estudiantil de
1968, México, Siglo xxi, 1978.
50 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
46 Las clases altas mexicanas parecen haber rotado y cambiado por 1er menos tanto
como las clases medias o, en todo caso, de manera comparable. Esta situación no es
de ninguna manera exclusivamente mexicana, **!...] en las sociedades donde el peso fun-
cional del proletariado y de la burguesía industrial es débil, el sistema de relaciones entre
la pequeña burguesía, que proporciona cuadros administrativos al Estado, y el inmenso
subproletariado, desempleados, trabajadores transitorios, campesinos, domina y deter*
mina toda la estructura social”, Bourdieu, op. cit., pp. 210 y 211.
47 La educación también cristaliza esta contradicción porque, por una parte, es un
componente esencial de la ideología legitimadora de las clases medias, sustento básico
de su liderazgo social, pero por otra parte, su difusión corroe el corazón del privilegio-
A finales del siglo xx, la educación había perdido valor como símbolo de status, en par
ticular la educación universitaria, en buena medida como efecto de la masificación de
las universidades. Además, los problemas de calidad de la enseñanza mezclados con la
idea de que los problemas del país son cada vez más difíciles y que, en consecuencia)
necesitan de gente siempre mejor preparada, también han sido utilizados para justificar
el aumento de años de escolaridad que requiere, por ejemplo, el acceso a niveles inter
medios de la administración pública, para lo cual una licenciatura resulta insuficiente;
así, el efecto inevitable ha sido reducir el número de aspirantes a puestos de ese tipo·
Tal parecería que cada vez que un símbolo de status se generaliza, se toman medidas
para sustituirlo por otro más exclusivo.
PRESTIGIO SOCIALCOMO CONDICIÓN DE CI ASE 51
las clases altas, las clases bajas han sido sus aliados, para una vez su
perado el enfrentamiento convertirse en subordinados. Es muy proba
ble que si se colocaran en una balanza las presiones a las que histórica
mente han estado sometidas las clases medias de ambos extremos de
la estructura social, el platillo de las clases bajas caería como si fuera
de plomo frente al platillo de las clases altas.
Lo anterior significa que si se miran las luchas de las ciases medias
por la democracia desde la óptica de las clases altas, entonces aparecen
motivadas por el impulso a la destrucción de las barreras contra el cam
bio, el establecimiento de una igualdad de oportunidades, y una bús
queda de libertad para elegir formas de gobierno y gobernantes. Pero
si esas mismas luchas se miran desde la perspectiva de las clases bajas,
sobre todo en momentos de estabilidad, entonces la inspiración demo
crática de las clases medias parece menos desinteresada, las barreras
a derribar, seleccionadas, la desigualdad se convierte en una realidad
inevitable y el dirigismo político se justifica a partir de la necesidad
del gobierno de los mejores.
han mantenido las clases medias con el Estado. Más aún, y sobre todo
después de 1940, esta relación ha sido una fuente indudable de mode
ración, no tanto porque, como muchos pretenden, estar en la mitad
signifique estar en el centro, sino porque la negociación es una condi
ción de supervivencia.
Esta experiencia particular ha dado lugar a que el universo político
de las clases medias integre valores aparentemente contradictorios, so
bre todo si se fincan en interpretaciones puristas del individualismo por
un lado y del estatismo por el otro, que corresponden simultáneamen
te a los intereses que les dictan sus características socio-económicas y
a los que determinan las condicionantes de la estructura social mexica
na. Así pues, a semejanza de otras, las clases medias en México reco
gen las banderas del liberalismo decimonónico, el individualismo, la
libertad y la igualdad con las que se lanzaron contra las corporaciones
del Antiguo Régimen; pero, a diferencia de otras, las clases medias me
xicanas sin rechazar estas nociones, cuentan también, con una tradi
ción según la cual, en determinadas circunstancias y para ciertos pro
pósitos es necesario que los intereses particulares se subordinen a un
poder central fuerte que se expresa como intervencionismo estatal.48
En México, la legitimidad del liberalismo como motor del progreso
se acrecentó con la influencia del ideal que encarnaba el modelo nor
teamericano,49 en el que las posibilidades de movilidad social parecían
¡limitadas. El triunfo de la Revolución de 1910 actualizó el repertorio
de estos temas para integrarlos como una de las corrientes políticas con
más legitimidad histórica en México, repertorio que ni siquiera en las
etapas de mayor radicalismo político ha sido descartado. A lo largo
del periodo de crecimiento económico, la movilidad social fue un sus
tento real del liberalismo, mucho más eficaz que la forma de gobierno.
En el proceso, las clases medias lograron asentar el mérito individual
como principio legítimo de estratificación social,50 y su propio presti
gio como fuerza de progreso y democracia.
48 La legitimidad del intervencionismo estatal dentro del universo político de las clases
medias puede rastrearse en el último tercio del siglo xix y en la influencia del positivis
mo de Augusto Compte, que se convirtió en doctrina oficial de la dictadura de Porfirio
Díaz, justificando la existencia de un poder fuerte que mantuviera la cohesión social aun
a costa de los intereses individuales. Ver: François Chevalier, América Latina de la In
dependencia a nuestros dias, Barcelona, Ed. Labor, 1983, pp. 270-287.
49 “(En la primera mitad del siglo xix] los Estados Unidos eran el símbolo contem
poráneo del progreso para los liberales mexicanos, sus instituciones políticas, sociales
y económicas y aun sus valores culturales fueron abiertamente adoptados por el pensa
miento reformista mexicano.” Charles Hale, El liberalismo mexicano en ¡a época de Mora,
1821-1853 México, Siglo xxi, p. 193.
50 “Objetivamente, el destino social de la clase media depende tanto de la oportuni
dad para expandir y racionalizar las actividades productivas como del establecimiento
del mérito individual como principio legitimo de la estratificación social.” Louis Rati-
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 53
noff, "The new urban grups: The middle classes”, en Seymour Martin Lipset y Aldo
So,ari, Elites in Latin America, Londres, Oxford y Nueva York, Oxford University Press,
1967, pp. 61-93, p. 68.
Sl El recurso de la pequeña burguesía al Estado intervencionista como instrumento
de defensa social frente a la burguesía es, según Marx, el origen de la sócialdemocracia.
“El capital acosa a esta clase [la pequeña burguesía] principalmente como acreedor, por
eso ella exige instituciones de crédito. La aplasta por la competencia', por eso ella exige
asociaciones apoyadas por el Estado. Tiene superioridad en la lucha, a causa de la con
centración del capital; por eso ella exige impuestos progresivos, restricciones para las
herencias, centralización de las grandes obras en el Estado y otras medidas que conten
gan por la fuerza el incremento del capital... Y asi, [los pequeños burgueses] se convier
ten en eclécticos o en adeptos a los sistemas socialistas existentes”, Marx, op. cit., p. 119.
En el caso mexicano, sin embargo, el peligro hasta bien entrado el siglo xx parece haber
sido el tradicionalismo que encarnaba la Iglesia y las clases bajas.
54 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
52 Para una aplicación de esta perspectiva al caso mexicano ver: José Calixto Ran
gel Contla, La pequeña burguesía en la sociedad mexicana, 1895 a I960, México, Insti
tuto de Investigaciones Sociales, umam, 1972; para un análisis por estratos de las clases
medias mexicanas ver: Antonio Delhumeau Arredilas y Frandsco González Pineda, "Las
clases medias mexicanas: prototipos nacionales", Revista Mexicana de Ciencia Política,
julio-septiembre de 1967, vol. 16-17, núm. 65, pp. 81-92.
53 La importancia de la reladón entre las llamadas clases medias emergentes en Amé
rica Latina y el Estado aparece con claridad en Ratinoff, op. cit.
54 Graciarena, op. cit., p. .157 et passim. Ver también: Robert E. Scott, "Mexico:
the established Revolution”, en Lucien Pye y Sidney Verba, Political culture and politi
cal development, Princeton, N.J., Princeton University Press, 1965, pp. 330-395.
55 Maurice Halbwachs, Les cadres sociaux de la mémoire, Paris, La Haya, Ed. Mou
ton, 1976, reimpresión.
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 55
M Es probable que uno de los efectos culturales más significativos del alcance social
56 f| ASKS MEDIAS Y POLÍTICA EN MEXICO
de la Independencia, de las luchas intestinas del siglo xix y de la Revolución, haya sido
que permitieron a las clases medias imponer su tradición cultural como el ideal para toda
la sociedad, como de alguna manera ocurrió en la sociedad norteamericana: “Mientras
que en Francia la cultura dominante se conformó a partir del ideal cultural de la aristo
cracia al cual se mantuvo fiel la gran burguesía [...] en los Estados Unidos las tradicio
nes culturales estuvieron desde el principio marcadas por la pequeña burguesía"; Pierre
Bourdieu y Claude Passeron, La reproduction. Eléments pour une théorie du système
d’enseignement, Paris, les Editions de Minuit, 1970, p. 165.
57 Weber, op. cit., vol. h, p. 691.
,58 Las controversias y los conflictos a propósito del contenido de la enseñanza han
sido tema particular de las clases medias; para las clases bajas, en cambio, la urgencia
de aprender a leer y escribir es mucho mayor que cualquier duda acerca de la orienta
ción ideológica de lo que se les enseña. Esto no significa que en los momentos críticos
de la querella escolar permanecieran al margen de la confrontación, porque han partici
pado apoyando a alguno de los bandos; sin embargo, como el derecho a la educación
y la deseabilidad de su expansión nunca han sido cuestionados, sus intereses no parecen
estar directamente en juego, de suerte que aun cuando algunos grupos de estas clases
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 57
sensus politique", Pouvoirs. Le consensus, 5, 1978, pp. 103-112, p. 105. Existe siempre
la posibilidad de que en el proceso resuciten debates en torno al contenido del nuevo
consenso, por ejemplo, el escolar, que es uno de sus vehículos esenciales. Ver también:
Ernest Gellner, "Democracy and industrialization", Archives Européennes de Sociolo
gie, tomo vin, 1961, núm. 1, pp. 47-71.
61 La escuela es, después de la familia, la estructura de autoridad a la que primero
se enfrenta un niño, y a la que tiene que adaptarse. En la escuela se aprenden desde com
portamientos en un sistema jerárquico de relaciones asimétricas, que son principios bá
sicos de todo lenguaje político, hasta el significado y valor de los símbolos patrios.
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 59
ción entre el Estado y la nación. “El nacionalismo es en primer lugar un principio politi
co según el cual la unidad política y la unidad nacional deben ser congruentes*'; Ernest
Gellner, Nations and nationalism, Oxford, Basil Blackwell, 1983. Según Karl Deutsch,
desde una perspectiva histórica, el nacionalismo ha sido el vehículo privilegiado de inte
gración de gobernantes con gobernados. Dice: “Una nación es un pueblo que ha creado
un Estado y que ha desarrollado capacidades casi gubernamentales para formar, apoyar
y fortalecer una voluntad común. Un Estado nacional es el que logra una amplia identi
ficación con un pueblo.” Karl Deutsch, El nacionalismo y sus alternativas, Buenos Aires,
Paidós, 1969, p. 23. La característica mexicana sería el efecto de monopolización de la
nación en manos de un Estado que se identifica de hecho con una sola corriente política-
65 Estas definiciones no eran de ninguna manera producto de discusiones abstrac
tas, sino que respondían a las necesidades del momento. El temor a una reconquista es
pañola llevaba a muchos a pensar que para que la ruptura con la antigua metrópoli fue
ra absoluta, México tenía que definirse por oposición a España, lo que políticamente
significaba optar por el liberalismo individualista y laico; esta ruptura parecía la única
garantía de independencia. Para el bando contrario, el adversario de la nación mexicana
no era España sino los Estados Unidos, y el pasado colonial, en particular la herencia
religiosa del catolicismo, ofrecía el único dique posible a las ambiciones norteamerica
nas y a los impulsos desintegradores que actuaban en una sociedad con tantas desigual
dades. Para la ruptura entre el patriotismo criollo y el nacionalismo mexicano ver: Da
vid A. Brading, Prophecy and myth in mexican history, Cambridge, Centre of Latin
American Studies, s.f.
66 El nacionalismo político.mexicano tiene grandes similitudes con el nacionalismo
oficial que se desarrolló en los imperios del este de Europa en el siglo xix, porque tam
bién ahí se trató de alguna manera de “estirar la breve y estrecha piel de la nación al
gigantesco cuerpo del Imperio”; Benedict Anderson, Imagined communities. Reflections
on the origin and spread of nationalism, Londres, Verso, 1983, p. 82. En México sería
la piel de la nación liberal la que trata de revestir a la compleja realidad del país. Pot
otra parte, por muy artificial que fuera la fórmula nacionalista del liberalismo mexicano
del siglo κιχ y sus derivaciones, a diferencia de los nacionalismos oficiales que describe
Anderson, siempre ha tenido un fuerte componente popular. La distinción entre nación
política y nación natural no implica que la segunda carezca de proyecto político específi
co; la diferencia estriba en que no condiciona la nacionalidad a una determinada identi
dad política.
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 61
gobicrno, no es sino un mito. Esta libertad no existe ni podrá existir sin hombres cons
cientes de la misma. Y esta conciencia será imposible si previamente no se educa a estos
individuos para hacer posible el disfrute de la libertad." Leopoldo Zea, Del liberalismo
a la Revolución de la educación mexicana, México, Secretaría de Educación Pública,
1963. Ver también: Reyes Heroles, El liberalismo mexicano. La integración de las ideas,
op. cit., vol. 3, p. 117 et passim.
*70 Pese a que los objetivos de integración nacional y de progreso social son irrebati
bles, también es evidente que el control de la enseñanza forma parte de una tradición
imposicionista del Estado mexicano que aún sustenta. Ni siquiera los liberales del xix
lograron escapar al voluntarismo implícito en esta tradición: "Los países que servían
de modelo a los liberales habían llegado a la situación en que se encontraban por la vía
de su natural desarrolló. México, no; México sólo podría llegar a situación semejante
venciendo su propia naturaleza, nfcgando su natural modo de ser en que habia sido for
mado en cuatro siglos de colonización hispana. Este pasado lo representaban las fuerzas
conservadoras"; Zea, op. cit., p. 21. Ver también: Raúl Bolaños Martínez, “Orígenes
de la educación pública en México", en Fernando Solana, Raúl Cardiel Reyes, Raúl Bo
laños Martínez, coords., Historia de ¡a educación pública en México, México, SEP/Fondo
de Cultura Económica, 1981, pp. 11-40.
71 El 24 de febrero de 1887, el ministro de educación Baranda inauguró la Escuela
Normal de México con las siguientes palabras: "La revolución de Ayutla, al proclamar
el credo político que había de consolidar las instituciones democráticas, traía envuelto
entre los pliegues de su bandera el germen de la reforma social y económica, y los consti
tuyentes de 1857 para dar forma a los principios revolucionarios consignaron en la cons
titución el de la enseñanza libre [...] [que] confirma la obligación del gobierno de dar
la enseñanza primaria, obligatoria y gratuita que, según Víctor Hugo, es el derecho del
niño, más sagrado aún que el derecho del padre y se confunde con el derecho del Esta
do. “Citado en Salvador Moreno y Kalb, “El porfiriato. Primera etapa (1876-1901)”·
en Solana, Cardiel Reyes, Bolaños, op. cit., pp. 41-81, p. 57.
72 Justo Sierra, “Dictamen y discusión del proyecto de ley que da bases para la or
ganización de la enseñanza primaria y obligatoria". Décimotercera Legislatura. Sesión
del 8 de octubre de 1887, en Agustín Yáñez, ed., Justo Sierra. La educación nacional·
Artículos, actuaciones y documentos, México, unam, 1948, 2 vols., vol. π, pp. 164-219,
p. 215.
PRESTIGIO SOCIAL COMO CONDICIÓN DE CLASE 63
73E1 30 de abril de 1902. Sierra se vio obligado a enviar una carta de advertencia a
las escuelas particulares que “inculcan a los niAos doctrinas que pueden tener conse
cuencias muy graves para la estabilidad de la República y de sus instituciones, pues a
nuestros ojos éstas están identificadas con la misma Patria.” En este documento, Sierra
expresa la preocupación del gobierno de que en nombre de “ciertas creencias” se enseñe
a los niños a desobedecer las leyes que condena la religión. Acusa a estas enseñanzas de
romper la solidaridad nacional y de violar los principios de la democracia y de las insti
tuciones liberales. Ver: “Prevenciones a escuelas particulares, 30 de abril de 1902”, en
Yáñez, op. cit., p. 346.
74 Reyes Heroles, El liberalismo mexicano. La integración de las ideas, op. cit., p. 134.
73 El programa de secularización de los liberales se proponía en primer lugar el esta
blecimiento de una sociedad democrática en la que no existieran los privilegios, y ello
implicaba la laicización de la justicia. También introducía la libertad de creencias, de
pensamiento, de enseñanza. La creación de un Estado laico implicaba la nacionaliza
ción de los bienes del clero y la supresión de las funciones que desempeñaba el Estado
en favor de la Iglesia, por ejemplo, las sanciones civiles para asegurar el pago del diez
mo y el cumplimiento de los votos monásticos. Ver: Reyes Heroles, El liberalismo mexi
cano. La formación de las ideas, op. cit., pp. 67-254.
64 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
1651
66 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
ción entre las clases medias que habían quedado excluidas del poder
político y las que se lo habían apropiado.
El Estado educador, que de hecho creó el artículo 3°, fue una res*
puesta a las demandas populares de educación y al compromiso de la
Revolución con la democracia, porque la educación universal era una
manera de garantizar la igualdad de oportunidades y el Estado era el
único que podía proporcionarla. Pese a todo, la Revolución no modi
ficó esencialmente la función que le habían atribuido a la escuela los
positivistas del siglo xix, es decir, como centro de formación del sen
timiento nacionalista. De los sucesivos proyectos educativos que se for
mularon entre 1917 y 1940, sólo el de Narciso Bassols de 1932 y la
educación socialista en 1934 intentaron cambios auténticamente revo
lucionarios. Quizá la diferencia más importante fue que a partir de 1910,
el Estado fue el único autorizado para definir un nacionalismo positi
vo con base en la identificación de características propias, y ya no sólo
a partir de los contrastes respecto del exterior. La diferencia no era me
nospreciable, porque suponía el control del Estado sobre la enseñanza.
A lo largo de su historia, el Estado educador se ha topado con obs
táculos de orden ideológico, financiero y político. Estas dificultades
han persistido hasta nuestros días, y constituyen de hecho característi
cas estructurales del sistema educativo nacional. Destaca en primer tér
mino, en el plano ideológico, el desacuerdo no resuelto desde 1917 en
el interior de la propia élite política, tanto en lo que atañe a la necesi
dad de controlar enteramente el sistema escolar, como en lo que se re
fiere al contenido de la enseñanza. Por otra parte, la insuperable pe
nuria de los recursos disponibles para responder a la demanda global
de educación ha impedido también la plena aplicación del artículo 3°.
Estas limitaciones han inducido la participación de los particulares en
la enseñanza; también han impedido la introducción de auténticos me
canismos de control sobre las escuelas privadas que, salvo en momentos
de crisis, han gozado por tanto de un régimen de excepción. Por últi-
mo, un obstáculo central al acatamiento del artículo 3° ha sido la su
bordinación del proyecto de eneñanza del Estado a las necesidades de
equilibrio de la estructura política y de su articulación con el sisteme
social. Dicho de otra manera, la querella escolar no pudo y no ha po*
dido escapar a las contradicciones de la relación entre el Estado y le5
clases medias.
5 Desde que en 1890 Emilio Vázquez Gómez publicó un folleto con el título La ree
lección indefinida, cada reelección producía una crisis política, porque sacaba a la luz
el carácter de no participantes que la dictadura había atribuido a las clases medias. Ver:
Daniel Cosío Villegas, El porfiriato, Vida política interior, la. ed., México, Ed. Her
mes, 1972, p. 644.
6 La lealtad liberal es el sello ideológico de las clases medias sobre una revolución
que nunca se propuso abolir el capitalismo y que nació “acompañada de una candente
defensa del pasado. Desde luego el pasado no es el porfirismo, sino la tradición liberaría
que se da a partir de la Revoluciótvde Independencia, se desenvuelve en el largo periodo
de la lucha de los liberales contra los conservadores y culmina con el triunfo de la Repú
blica en las guerras de Reforma y contra la intervención francesa.” Córdova, La ideolo
gía..., op. cit., p. 87.
7 Para una descripción de los cambios en las percepciones que la opinión pública tuvo
de Francisco I. Madero entre 1910 y 1913, y que fueron de la admiración y el mito heroi
co a la mofa pública y a la contraleyenda satírica. Ver: John Rutherford, La sociedad
mexicana durante la Revolución, México, Ediciones El Caballito, 1978, pp. 155-172.
8 “En la mañana del 19 (de febrero de 1913, al finalizar la decena trágica, el popu
lacho de la capital leyó los periódicos matutinos, peró no montó en santa indignación,
sino que se dejó llevar por un sentimiento de alivio. Enmudecidas, las armas, el trabajo
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 71
dç limpieza y reconstrucción podía empezar. Incluso los más firmes partidarios del pre
sidente depuesto concuerdan en que la generalidad de la población no se dio cuenta de
los hechos”; Michael C. Meyer, Huerta. Un retrato politico, México, Ed. Domés, S.A.,
1983, p. 72. Ver al mismo autor para una descripción de la Decena Trágica, pp. 51-91.
Ver también: Jorge Adame Goddard, El pensamiento politico y social de los católicos
mexicanos, 1867-1914, México, unam, 1981, pp. 179-181.
9 Adame Goddard, op. cit., pp. 153-179.
10 El Ateneo de la Juventud, fundado en 1909, reunió una prometedora élite inte
lectual, que se proponía difundir ideàs y conocimientos a través de conferencias públi
cas. “La renovación por la que propugnaban los ateneístas, en crítica abierta del positi
vismo oficial, tenia un carácter similar al de la apertura maderista. Una nueva generación
intelectual también quería desplazar a la gerontocracia cultural gobernante, desplazarla
de sus puestos y de su ideología y modernizarse”; Enrique Krauze, Caudillos culturales
en la revolución mexicana, México, Siglo xxi editores, 1976, p. 51.
11 "[...] un resentimiento envidioso por la ascensión de los carrancistas a puestos
de riqueza y de poder a partir de 1915 aumentó en gran medida la hostilidad del resto
del pueblo, en especial de aquellos que tenían ambiciones sociales y que observaban la
formación de la nueva élite sin esperanzas de ser incluidos en ella”; Rutherford, op.
cit., p. 195.
72 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
* Se trata del sufragio universal masculino que, sin embargo, excluía a los miembros
del clero.
12 ‘‘Informe sobre el artículo 35 de la Primera Comisión, Diario de los Debates del
Congreso constituyente, 1916-1917”. Citado en Richard Roman, Ideología y clase en
la revolución mexicana, México, Sepsetentas, 1976, p. 76. Quienes proponían el sufra
gio restringido temían que “las masas inconscientes” fueran controladas por la Iglesia.
También desconfiaban de la influència del clero sobre las mujeres. Para los delegados
del constituyente, el triunfo del liberalismo exigía la eliminación del analfabetismo y del
poder de la Iglesia sobre las mentalidades populares.
13 Así por ejemplo, al terminar los trabajos del Congreso, los presentes se compro
metieron a llevar a cabo una labor pedagógica entre las clases populares para explicarles
la constitución, porque según uno de los delegados, “por fin la Revolución posee una
fórmula, un símbolo. Para el pueblo, para el sentimiento popular que no puede apreciar
las sutilezas de esta obra, la constitución será un símbolo”; “Discurso del Diputado Hi
lario Medina”, pronunciado al finalizar los trabajos del congreso constituyente el 31
de enero de 1917. En Cincuenta discursos doctrinales en el congreso constituyente de
la revolución mexicana, México, Talleres Gráficos de la Nación, 1967, p. 366.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 73
14 “Los reformistas del Constituyente no dejaron escapar ninguna ocasión para rei
vindicar la propiedad privada, como el eje en tomo del cual debía reorganizarse la socie
dad, y el individuo emprendedor, como el verdadero elemento constitutivo de tal socie
dad; siempre dieron muestras de militar conscientemente por una economía de libre
empresa, a pesar del poder leviatánico que contribuían a edificar; pero el programa de
reformas sociales les hacía creer, a la vez que la revolución era una revolución socialista
y que socialista era la Constitución que la coronaba”, Córdova, op. cit., p. 27.
15 Algunos teóricos del constitucionalismo mexicano defienden la idea de que las ga
rantías sociales contenidas en los artículos 27 y 123 más que contradecir, complementan
las garantías individuales porque, desde esta perspectiva, el papel del Estado consiste
en limitar los derechos de los poderosos para defender los derechos de los débiles. “Se
protege a los grupos más débiles, a los que históricamente han vivido oprimidos. Es una
declaración [la de los derechos sociales] dinámica, con fuerza impositiva. Quiere que
el trabajador y el campesino lleven una vida digna. La idea es asegurar esos mínimos
jurídicos, para que basados en ellos, estos grupos sociales logren nuevas y abundantes
conquistas [...] Unicamente cuando el Estado detiene al poderoso y protege al débil, ese
organismo coactivo del derecho merece llamarse Estado”, Jorge Carpizo, La Constitu
ción Mexicana de ¡917, 2a. edición, México, unam, 1973, p. 193.
74 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
31 Citado en: Stephen S. Goodspeed, “El papel del Jefe del Ejecutivo en México’’,
Problemas agrícolas e industriales de México, vol. vu, núm. 1, enero, febrero, marzo
de 1955, pp. 13-208, p. 62, ver también: Villaseñor op. cit., pp. 131-157.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 79
tender por el poder. Sólo negaba estos derechos a la Iglesia y a los grupo5
que se formaran ‘ ‘exclusivamente en favor de individuos de determi-
nada creencia*'.
No obstante, la propia experiencia revolucionaria había sentado muy
pronto una diferencia entre la oposición legal y la oposición legítima»
de tal manera que aun cuando la ley garantizara la libre competencia de
todas las fuerzas políticas, en la práctica sólo podían participar los gru-
pos identificados con una unidad revolucionaria limitada.32
El primer objetivo de esta táctica de exclusión era desde luego cual*
quier grupo o institución identificado con el pasado prerrevoluciona*
rio. Sin embargo, cuando Plutarco Elias Calles llegó a la presidencia»
la oposición ilegítima se extendió* incluyendo por igual a la Iglesia, los
vasconcelistas y el Partido Comunista Mexicano. La monopolización
del poder se llevó a cabo a costa de la tradición liberal y del apoyo de
las clases medias.
El proyecto de Calles no era concentrar el poder por el poder mis
mo; lo que perseguía con ello era modernizar el país, y juzgaba que
uno dé los más poderosos, obstáculos, a su empresa era la influencia
retrógrada del clero, por lo que se propuso eliminarla. Desde esta pers*
pectiva, la Cristiada fue una lucha entre modernidad y tradición, entre
el cçmbio y las inercias sociales.33
El conflicto de 1926-1929 puede ser visto también como parte de una
contradicción más general entre la sociedad y un Estado empeñado en
ampliar el radio de su autoridad. Si lo que buscaba el presidente Calle*
era consolidar la autonomía del Estado, se hacía necesario asegurar
su autosuficiencia simbólica e imponer el consenso revolucionario tal
y como lo entendía el grupo en el poder. La consecusión de este objeti
vo suponía que el Estado controlara efectivamente la educación pri
maria —aplicando al pie de la letra el artículo 3°-—, y que eliminara
a quienes podían oponerse al proyecto: la Iglesia y las clases medias*
Visto así, la resistencia y hostilidad de estas últimas al callismo se ex
32 "El artero golpe de estado de febrero de 1913, que dirigió el general porfirista
Victoriano Huerta, y en el que perdió la vida don Frandsco 1. Madero, provocó un ver
dadero impacto en los exponentes de las clases medias que lo habían hecho su caudillo·
La democrada debió parecerles una ilusión siniestra; que había que olvidar cuanto so
tes y para siempre (...) La primera enseñanza que dejaba el experimento democràtic0
de Madero era que no se podía construir un nuevo organismo político si no se destruí*
de raíz el aparato administrativo y militar de la dictadura; la segunda enseñanza (-i
era que para gobernar efectivamente no había más que construir un gobierno fuerte**!
Córdova, La ideología..., op. cit., p. 22.
33 "[...] manifestación de regalismo moderno y de nadonalismo, fue la piedra d*
toque del régimen, su cristalización. Enfrentáronse dos mundos, la Iglesia y el Estado*
las ciudades y el campo, el viejo México y el México moderno. Fue un periodo dedsivo
en el que se jugó el siglo futuro", Jean Meyer, La Cristiada, op. cit., vol. 2, p. I?7·
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 81
plican como una reacción defensiva de los derechos del individuo fren
te al Estado autoritario.
No cabe duda de que para los campesinos que participaron en la
Cristiada, su lucha fue una cruzada, un conflicto religioso que incluía
las reivindicaciones no satisfechas de las comunidades rurales del cen
tro del país. En las ciudades, empero, el enfrentamiento entre la Igle
sia y el Estado adquirió matices muy distintos; tanto porque la resis
tencia urbana fue cívica y no armada, como porque ef comportamiento
del gobierno en cada medio fue diferente. A la revuelta campesina el
Estado respondió con la represión, mientras que con las clases medias
estuvo dispuesto a negociar.34
Esta doble dimensión del conflicto se explica también porque el me
dio urbano es más laico que el rural; en la ciudad de México, por ejem
plo, la lucha fue menos intensa y más breve que en otras regiones. Asi
mismo, la capacidad de movilización de la Iglesia era más limitada en
las ciudades, y lo que es más notorio, el tono de las autoridades, más
conciliador. En general, el grado de violencia en el conflicto fue muy
desigual en todo el país. En algunos estados, las autoridades aplicaron
con celo excesivo la ley y la política anticlerical, mientras qüe en otros
casos fueron más tolerantes.35
El estallido del conflicto entre el Estado revolucionario y la Iglesia
fue inevitable. Tan pronto como se dio a conocer la constitución de
1917, el clero mexicano repudió oficialmente un documento que ponía
en entredicho su supervivencia ya que, además de mantener las dispo
siciones anticlericales de 1857, introducía el laicismo obligatorio y pro
clamaba principios “contrarios a las verdades enseñadas por Jesu
cristo”.36
34 El comportamiento del clero también contribuía a marcar las diferencias entre las
clases. "Los ricos católicos de las ciudades contaban con todos los socorros de la reli
gión, mientras que los pobres se desesperaban de manera inimaginable para un espíritu
positivo, viendo morir a los suyos sin confesión, a sus hijos sin bautismo [...] por ello
los oratorios privados de los ricos tenían un aspecto más escandaloso, ya que la religión
pasaba a ser así un lujo de clase", Ibid., p. 355.
35 Martínez Assad, op. cit., pp. 50 y 51.
36 "Protesta que hacen los Prelados Mexicanos que suscriben con Ocasión de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos publicada en Querétaro al día
cinco de febrero de mil novecientos diecisiete"; en La Fiesta del Papa, México, Escuela
Tipográfica Salesiana, México, 1920, pp. 15-27, p. 16. Aunque este repudio de toda la
Constitución colocaba a la Iglesia al margen de la legitimidad revolucionaria, su protes
ta contra los artículos que la concernían no era exagerada. El artículo 130 le atribuye
al Estado efectivamente la facultad de intervenir en el funcionamiento interno de la Igle
sia, en la medida en que le corresponde fijar el número máximo de ministros que pueden
ejercer en territorio nacional. También prohíbe el ejercicio del culto religioso a los mi
nistros extranjeros y obliga a todos los ministros de cultos religiosos a registrarse en la
Secretaría de Gobernación.'
82 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
37 Ver: Plutarco Elias Calles, “La cuestión religiosa. Declaraciones del ciudadano
Presidente de México al World de Nueva York, el 23 de febrero de 1926’’; “Declaracio
nes del Presidente Calles al señor John Page, corresponsal de los periódicos de Hearst”!
“Declaraciones del Presidente Calles al New York Times, y contestación del Señor Pre
sidente Calles al Episcopado, ¿cuál es su convicción Filosófica y Política?”, en Plutarco
Elias Calles, Declaraciones y Discursos Políticos, México Ediciones del Centro de Do
cumentación Política, A.C., 1979, Cuaderno de Causa, núm. 12.
38 “Los lideres de la crom encabezarán las manifestaciones antirreligiosas en apoyo
a Calles y logran reunir con el pretexto de la subversión que realiza el clero a más dé
100 000 trabajadores en el Zócalo de la ciudad de México”; Martínez Assad, op. cit., p. 35·
39 “Dentro de la clase media son muchos los amargados; creyeron en el sufragio efec
tivo y fueron sinceramente democráticas sus aspiraciones. Luego vieron a ciertos grupo5
obreros y burócratas subir y dejarles atrás en materia de privilegios sociales. Los renco
res nacieron de un verdadero sentimiento de desigualdad invertida.” Jean Meyer, Enri
que Krauze y Cayetano Reyes, Estado y Sociedad con Calles, Historia de la Revolución
Mexicana, periodo 1924-1928, México, El Colegio de México, 1977, p. 313.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 83
41 "Por lo general los que moralizan suelen ser los derrotados. Así, implacableme»'
te, la visión arduamente moral Uel proceso histórico en México se propone como un*
visión de los vencidos lo que tendrá repercusiones muy importantes. Desde el principe
el Estado nacional que emerge de la revolución abandona en manos de la oposición (0e
aquellos que en el exilio interno o físico lo denostan) las recriminaciones y los juicio®
morales"; Carlos Monsiváis, "Notas en torno a la moral social en México", Trimestf*
político, año 1, núm. 2, octubre-diciembre de 1975, pp. 59-72, p. 62.
42 Ver: José Vasconcelos, El proconsulado. Cuarta parte de Ulises Criollo, la. ed··
México, Ediciones Botas, 1939; John Skirius, José Vasconcelos y la cruzada de 1929*
México, Siglo xxí, 1978.
43 Vasconcelos, El proconsulado..., op. cit., p. 31.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 85
El Estado secularizador
«A
Para la oposición de clase media a la creación del pnr, ver: Garrido, op. cit.,
PP. 81-85 y pp. 109 y 110.
88 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
los términos en que.había sido propuesta —y citaban— por Venustiano Carranza al Cons
tituyente de Querétaro. De esta manera se acogían a la legitimidad revolucionaria. Sos
tenían que la acción educativa del Estado debía ser sólo complementaria de la de los
particulares, y que la pretensión de crear un monopolio escolar contradecía la obliga
ción que por derecho divino tenían los padres de familia de dar educación cristiana a
sus hijos. Secretaría de Educación Pública, El esfuerzo educativo en México, op. cit.t
pp. XLV y XLVI.
delegados a esta comisión los maestros Alberto Gue
58 Por la sep asistieron como
vara, José Ángel Ceniceros —quien sería secretario de Educación Pública en el periodo
1952-1958— y Gregorio Torres Quintero —reputado pedagogo y autor de libros de texto
para la escuela primaria. Por 1a Unión de Colegios Católicos Mexicanos asistieron Ma
nuel Herrera Lasso y Rafael Martínez Carrillo; el delegado de escuelas privadas no cató
licas fue Raúl Cordero Amador. Francisco José Zamora fungió como consejero técnico
de las escuelas católicas.
59 Al menos en esos términos explicó el secretario Puig Cassauranc el laicismo obli
gatorio a los miembros de la Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos. José Manuel Puig
Cassauranc, “Privilegio hogareño. La moral y el Estado. Nuestro Código de Moralidad
y el Decálogo. Los curas y la Patria. Discurso pronunciado el 2 de agosto de 1926 ante
la ACJM en el Teatro Esperanza Iris, Secretaría de Educación Pública**, en Secretaria
de Educación Pública, El esfuerzo educativo en México, op. cit., voL i, pp. lxvii-lxxvi·
p. LXXI.
60 Puig Cassauranc, doc. cit., p. lxxii.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 91
xico ver: Manuel Fernández Boyoli y Eustaquio Marrón de Ángeles, Lo que no se sabe
de la rebelión cedillista, México, Grafi Art, 1938; ver también: Alfonso Taracena, La
revolución desvirtuada, vol. v, 1937, México, Costa Amic Editor, 1968. Surgieron otras
organizaciones, estrechamente asociadas con la arm, que condenaban la política guber
namental de solidaridad contra el fascismo; ésta era el tema de continuas manifestacio
nes, que para muchos eran prueba de la anarquía reinante. La Unión Nacionalista de
Veteranos de la Revolución, el Partido Nacionalista Mexicano, la Asociación Española
Anticomunista y Antijudía, la Falange Poblana, la Falange de México, la Acción Cívica
Nacionalista, las Juventudes Nacionalistas de México, el Partido Social Demócrata 1
la Confederación de la Clase Media desataron una campaña anticomunista y una viru
lenta propaganda antigubernamental. En 1937, esta agitación se avivó con marchas po
pulares contra el aumento de muchos bienes de consumo básico, circulaban insistente
mente los rumores de una rebelión militar, y volantes anónimos que denunciaban al
gobierno cardenista inundaban las calles de las ciudades grandes —México y Monterrey
sobre todo—. Esta campaña pretendía movilizar a la opinión pública en contra de “los
verdaderos enemigos de las instituciones sociales y políticas, pidiendo el respeto a la tra
dición nacional que ha sido traicionada por el grupo en el poder”, Fernández Boyoli
y Marrón de Ángeles, op. cit., pp. 45 y 46.
77 Garrido, op. cit., pp. 141-176.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 97
81 Ver: Albert L. Michaels, “Las elecciones de 1940”, Historia Mexicana, vol. XXL
julio-septiembre de 1971, núm. 1, pp. 80-134.
82 “La insistencia en el orden fue el punto central de toda la propaganda de Alma
zán. Los almazanistas buscaban complacer a los grandes sectores de la población mexi
cana que deseaban un fin al estado confuso y desorganizado de los últimos años de Cár
denas. Como los sinarquistas, los almazanistas subrayaron constantemente la necesidad
de orden; ambos grupos reconocieron que se podía cosechar un gran capital político de
las inseguridades y la confusión que tenían sujetos a tantos mexicanos.” Ibid., p. 12*·
83 Jean Meyer, Le Sinarquisme,.., op. cit.
CLASES MEDIAS FRENTE Al. PODER REVOLUCIONARIO 99
El Partido Acción Nacional
M Para la influencia de Vasconcelos sobre Manuel Gómez Morín ver: Krauze, op.
<*·, pp. 266-299, ver también pp. 331-340.
5 Manuel Gómez Morín, “Informe a la asamblea constituyente de Acción Nacio-
rendido el 14 de septiembre de 1939”, en Manuel Gómez Morín, Diez años de Mé-
tíco- informes del Jefe de'Acción Nacional, México, Ed. Jus, 1950, p. 15.
100 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
86 Ibid.
87 A todo lo largo de su historia, Acción Nacional ha defendido posiciones cercan·*
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 101
a las enseflanzas de la Iglesia; sin embargo, y a pesar de la propaganda oficial, las rela
ciones entre el pan y la Iglesia nunca han sido tan estrechas como se.ha dicho, y es po
sible que el acercamiento no haya sido realmente importante sino hasta los años ochen
ta. Para el periodo de influencia de los católicos en Acción Nacional ver: Donald J. Mabry,
Mexico’s Acción Nacional. A catholic alternative to revolution, Nueva York, Syracuse
University Press, 1973.
M Efraín González Luna, La democracia en México, México, Editorial Jus, 1952,
p. 11.
102 t’l ASLS MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
96 El 21 de junio de 1934, Lázaro Cárdenas afirmó: "No permitiré que el clero in
tervenga en forma alguna en la educación popular, la cual es facultad exclusiva del Esta
do. La Revolución no puede tolerar que el clero siga aprovechando a la niñez y a la ju
ventud como instrumento de división en la familia mexicana, como elementos retardatarios
para el progreso del Pais, y menos aunque convierta a la nueva generación en enemigo
de las clases trabajadoras"; citado en Alberto Bremauntz, La educación socialista en
México, México, s.e., p. 175.
97 Citado en Bremauntz, op. cit., pp. 193 y 194. Para la política educativa del carde
nismo ver: Britton, op. cit., vol. 2; Victoria Lerner, La educación socialista. Historia
de la Revolución mexicana. Periodo 1934-1940, México, El Colegio de México, 1979;
Ignacio García Tellez, Socialización de la cultura. Seis meses de acción educativa, Méxi
co, La Impresora, 1935; David L. Rahy, Educacióny Revolución social en México, 1921-
1940, México, SepseteaUs. 1974; Secretaría de Educación Pública, La educación publi
ca en México. Del Ie de diciembre de 1934 al 30 de noviembre de 1940, México, Secreta
ría de Educación Pública, 1941.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO IOS
91 Esta reforma fue completada con un reglamento para escuelas* primarias, secun
darias y normales particulares, fechado el 8 de enero de 193S, el cual señalaba que la
enseñanza era una función exclusiva del Estado, que sólo podría delegarla a los particu
lares que garantizaran la fidelidad a la orientación socialista que establecía la ley. Esto
significaba que el Estado debía autorizar programas de enseñanza, métodos pedagógi
cos, sistemas de evaluación y libros de texto de las escuelas particulares. Precisaba ins
trucciones a propósito de los cursos de historia y geografía, y fijaba minuciosamente
los modos de control gubernamental sobre estas escuelas. Ver: “Reglamento del artícu
lo 3* constitucional sobre las Escuelas Particulares Primarias, Secundarias y Norma
les”, en García Téllez, op. cit., pp. 80-88.
“Programa de Educación Pública", diciembre de 1934, en García Téllez, op. cit.,
p. 33.
106 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
ria era que los niños conocieran la evolución de la humanidad desde cuatro puntos de
vista: el de contacto con todos los pueblos del mundo, el de la influencia del medio físi
co, el del desarrollo económico y el de las diferentes organizaciones sociales. El progra
ma señalaba que los maestros debían fomentar en el niño sentimientos de solidaridad
y destruir los prejuicios; debían inculcar sentimientos patrióticos de acuerdo con la rea
lidad histórica mexicana, exponer las biografías de grandes personajes y de benefactores
de la humanidad. Entre los grandes temas a tratar estaban: el feudalismo, la revolución
industrial, el capitalismo, el imperialismo y el socialismo. Los objetivos de la enseñanza
del civismo eran: precisar el concepto de individuo y su función social en el régimen eco
nómico vigente, estudiar los modos y las relaciones de producción, explicar científica
mente la situación económica de México. Entre los grandes temas a tratar se proponían:
el origen de las clases sociales, las causas de la lucha de clases, los fundamentos econó
micos de la vida social, los diferentes sistemas de organización económica desde el co
munismo primitivo hasta el capitalismo, la lucha por el establecimiento del régimen so
cialista y el sindicalismo. Secretaria de Educación Pública, La educación pública en
México, op. cit., vol. 2, pp. 158-188.
103 Pío XI también recomendaba que en caso de ataque frontal, la resistencia católi
ca respondiera con protestas cívicas como la suspensión del pago de impuestos y el cie
rre de comercios. “De los principios de Acción Católica que propone al clero S.S. el
Papa Pío XI en su encíclica “Firmissimam Constantiam”, Christus, año 2, núm. 21, agosto
de 1937, p. 165.
108 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
106 “Carta Pastoral Colectiva que el Episcopado Mexicano dirige a los muy Ilustres
Cabildos, al Vble. Clero Secular y Regular y a todos los Fieles sobre la Doctrina Educa
tiva de la Iglesia”, en Christus, vol. 1, núm. 1, diciembre de 1935, pp. 26-36. Es de señalar
la aparición de esta publicación periódica que surgió como un instrumento de la jerar
quía eclesiástica —muchos de cuyos miembros estaban todavía en el exilio— para es
tructurar y organizar la defensa del clero contra las autoridades civiles, al mismo tiempo
que trataba de restablecer su control sobre las parroquias. Esta revista mensual estaba
reservada al clero mexicano. El primer número apareció firmado en San Antonio, Te
xas, por el arzobispo de Michoacán y delegado apostólico, monseñor Leopoldo Ruíz
y Flores. La sola fundación de la revista es un indicio del espacio social del que gozaba
« Iglesia, a pesar de todo.
110 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
El primer paso hacia la reconciliación del Estado con las clases me
dias fue la entronización de la unidad nacional como objetivo domi
nante de la política gubernamental.108 Esta fórmula estaba destinada
a disolver, bajo el signo de la conciliación social, los antagonismos de
clase que habían exasperado las políticas de Cárdenas. La reconcilia
ción a través del nacionalismo significó para el grupo en el poder la
vuelta a los principios más caros de la tradición liberal: el individualis
mo y el respeto a la propiedad privada. Con ello, los valores y las aspi
raciones de las clases medias recuperaron la legitimidad perdida.
Después de 1940, dentro del discurso oficial, el desarrollo económi
co, la democracia y las clases medias se convirtieron en la trilogía de
una gran empresa: la modernidad. Así fue como estos grupos fueron
reconocidos por la élite política, con todas sus virtudes y cualidades
de moderación, como el grupo de referencia legítimo de toda trayecto
ria social. A partir de entonces, las clases medias mexicanas empeza
ron a desempeñar una función ideológica esencial desde la pasividad
de una posición que hacía de ellas el símbolo de la democracia mexicana.
Como gesto para expresar el reconocimiento oficial de la vigencia
del sistema de valores de las clases medias, el presidente electo, Ma
nuel Ávila Camacho, unas semanas ante? de asumir el poder, hizo una
declaración pública de fe católica. Esto no significa que estos grupos
fueran particularmente religiosos en comparación, por ejemplo, con
las clases populares; pero semejante declaración tenía alcances políti
cos obvios en términos de cuál sería la tolerancia gubernamental fren
te a las instituciones independientes. Para mayor alivio de las clases
inedias, esta declaración estuvo acompañada del rechazo enérgico y ex
plícito a los comunistas: “No, los comunistas no colaborarán con mi
gobierno”.109
Ávila Camacho respondió más satisfactoriamente a las insegurida
des de las clases medias cuando anunció que la Revolución mexicana
iniciaba una “nueva etapa”, de consolidación material y espiritual de
las conquistas sociales de los años anteriores, lo cual era una promesa
108 Para un análisis histórico de la idea de unidad nacional y del uso político que
de ella hizo el gobierno de Manuel Ávila Camacho ver: Antonio Bermúdez y Octavio
Véjar Vázquez, No dejes crecer la hierba...: el gobierno avilacamachista, México, Costa
Antic, 1969, ver también Luis Medina Peña, Del cardenismo al avilacamachismo. His
toria de la Revolución Mexicana. Periodo 1940-1952, México, El Colegio de México,
1976. Para el contenido ideológico del nacionalismo mexicano ver: Rafael Segovia, “El
nacionalismo mexicano. Los programas políticos revolucionarios**, en Centro de Estu
dios Internacionales, Lecturas de política mexicana, México, El Colegio de México, 1977,
PP. 37-54.
109 "Entrevista de José Valadés a Manuel Ávila Camacho’’, Hoy, 21 de septiembre
de 1940. Citada en Gerardo Peláez, Partido Comunista Mexicano. 60 años de historia
l· Cronología 1919-1968, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1980, p. 63, Co
lección Realidad Nacional.
112 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
no “p¡do con todas las fuerzas de mi espíritu a todos los mexicanos patriotas, a todo
el pueblo, que nos mantengamos unidos desterrando toda intolerancia, odio estéril,
esta cruzada constructiva de fraternidad y de grandeza nacionales”, ‘‘Discurso del Ge
neral Manuel Ávila Camacho al protestar como Presidente de la República ante el Con
greso de la Unión”, 1° de diciembre de 1940, en Cámara de Diputados, Los presidenta
de México ante la Nación. Informes, manifiestos y documentos de 1821 a 1966, México*
Imprenta de la Cámara de Diputados, vol. iv, op. cit., p. 149.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 113
1 El texto de 1934 del artículo 3° había provocado tales conflictos que se pospuso
la elaboración de la ley reglamentaria correspondiente. Hasta 1939 sólo se habían adop
tado reglamentos particulares referidos a la enseñanza privada.
2 Para las peripecias de esta auténtica tempestad política ver: Lerner, op. cit., pp.
«75-192, y Luis Medina Peña, Del cardenismo al avilacamachismo, op. cit., pp. 345-400.
114 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
* Cursivas de la autora.
1.3 “Ley orgánica de Educación reglamentaría de los artículos 3°, 27 fracción »'·
31 fracción i, 73 fracciones x y xxv, y 123 fracción xu constitucionales, Diario Οβ^α1,
3 de febrero de 1940, vol. exvu, núm. 29, pp. 1-9.
1.4 Secretaria de Educación Pública, Memoria de la Secretaría de Educación
ca. Septiembre de 1940-agosto de 1941, México, Talleres Gráficos de la Nación, 194»·
p. 11.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 115
115 Manuel Ávila Camacho, “Exposición de motivos", sep, Ley Orgánica de Edu
cación Pública, México, Ediciones de la Secretaria de Educación Pública, 1942, p. 9.
116 Ibid., pp. 13-15.
116 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
1.7 Jaime Torres Bodet, “Discurso pronunciado en la sesión inaugural del Congre
so de Unificación Magisterial, el 24 de diciembre de.1943”, en Jaime Torres Bodet, Edu
cación mexicana, discursos, declaraciones y entrevista, p. 12. Años más tarde, Torre*
Bodet escribió que la educación socialista había sido apenas uno de tantos incidente*
que sobrevienen a una joven nación que busca identidad e independencia política. 14
calificaba de fuego de artificio que había provocado confusiones porque algunos habí»1
creído que podían modificar la realidad cambiando las leyes. "[...] y no era ni un dem»·
gogo de la Revolución ni (mucho menos) un enemigo de sus principios, ni un escéptico
de obra. Estaba plenamente convencido (...] de que nada resultaría más desastroso quf
un sistema escolar dominado por los ejecutores de cualquier secta, política o religio**'
obediente a las instrucciones del extranjero. Ni Washington, ni Moscú; y desde luego
tampoco Roma”; Torres Bodet, Años contra el tiempo, Memorias, México, Editorial
Porrúa, 1969, p. 22.
1.8 Para la historia del proceso de unificación ver: Medina Peña, Del cardenismo*
avilacamachismo, op. cit., pp. 366, et passim.
CLASES MEDIAS FRENTE AL PODER REVOLUCIONARIO 117
119 “Bajo la dirección del Vaticano, la Reacción forma parte de una conjura inter
nacional, cuyo objetivo es realizar las pretensiones de la Iglesia que quiere capitalizar
en beneficio propio los resultados de la guerra y favorecer a los grupos sociales privile
giados [nótese que ya no se habla de clases], cuyos intereses coinciden ¿on los de la Igle
sia, sobre todo en el plano económico"; “Relato de la conferencia convocada por el
comité ejecutivo del snte, para discutir las proyectadas reformas al articulo 3° consti
tucional", en Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Conferencia peda
gógica, México, Ed. Costa Amic, 1946, p. 25.
120 Alberto Bremauntz, que desempeñó un papel central en la reforma de 1934, fue
de los pocos en dudar de una modificación que podia ser interpretada como una conce
sión a la “reacción”. Pero tanto los delegados del pcm como Lombardo Toledano se
pronunciaron por una politice de unidad nacional y por la reforma del articulo 3°. No
cabe duda que esta posición fue decisiva para los maestros.
118 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
11191
120 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
de México, ¡930-1970,2a. ed. Serie Cuadernos del ces, México, El Colegio de México,
1977, p. 9.
6 Este seria además uno de los efectos politicos del crecimiento “(...) mientras más
abierta es la estructura de clases en una sociedad, mayor será la apatía política de su
clase trabajadora; y a la inversa, mientras más rígida sea la estratificación de una socie
dad, mayor será la probabilidad de que las clases bajas desarrollen sus propias formas
enérgicas de actividad política”; Seymour Martín Lipset, citado en Samuel P. Hunting-
ton y Joan M. Nelson, Socioeconomic-change and political participation. Harvard Uni
versity, Center for International Affairs, 1973.
7 González Casanova, op. cit., p. 37.
8 Esta categorización del sistema político mexicano fue hecha con base en el modelo
de regímenes autoritarios desarrollado por Juan Linz para analizar el caso de la España
franquista. Juan J. Linz, “Totalitarian and authoritarian regimes”, en Fred I. Greens-
tein y Nelson W. Polsby, Handbook of Political Science. Vol. m Macropolitical theory,
Reading, Mass., Addison-Wesley, Publishing Co., 1975, pp. 175-411; ver del mismo autor:
“Una teoría del régimen autoritario. El caso de EspaAa”, en Stanley G. Payne, ed. Po
lítica y sociedad en la España del Siglo xx, Madrid, Ákal editor, 1978, pp. 205-263-
9 Para este proceso de centralización y distorsión del partido oficial como órgano
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 123
representativo de las clases populares y canal de sus demandas, ver: Garrido, op. cit.,
pp. 340-356.
10 Georges Lavau identifica tres formas posibles de relación autonomía-dependencia
entre el sistema político y el social: de simetría y mutua independencia; de asimetría y
preponderancia del sistema social sobre el político, el cual funciona como engranaje in
terno del primero; y la tercera que es la que más se acerca a la mexicana que aquí inten
tamos describir, también asimétrica, pero con preeminencia del sistema político sobre
el social. En ella, los llamados agentes del sistema político —élite del poder o partido
único o hegemónico— gozan de una total independencia respecto de la sociedad. Desde
ahí ejercen una acción constante de control sobre los agentes sociales y sobre estructuras
y procesos políticos. Ver: Georges Lavau, “Le système politique et son environnement”,
Revue Française de Sociologie, vols, xi-xn, núm. especial 1970-1971, pp. 169-181, p. 180.
124 CLASES MEDIAS Y POLITICA EN MÉXICO
El crecimiento
12 “Entre 1950 y 1963-1964 [...] la fracción del producto [Nacional Bruto] recibida
por las familias de menor ingreso —el 507o del total— se redujo del 19.1 al 15.47o. En
cambio los contingentes de mano de obra calificada, técnicos y profesionales —cuya oferta
es relativamente limitada en proporción a las exigencias del desarrollo— experimenta
ron seguramente una mejoría apreciable al elevarse la participación de los estratos de
clase media del 21 al 257o en el mismo período.” Ibarra, art. cit., p. 130.
13 “Esta mejoría se produjo a través cuando menos de dos rutas diferentes. El nú
mero de empleados aumentó más que el número de habitantes y el tipo de empleos dis
ponibles para los trabajadores mexicanos mejoró progresivamente [...]. La población eco
nómicamente activa subió del 537» de la población adulta de México en 1940, a 597»
en 1950 y a 627» en 1960. Mientras tanto, la evolución general de empleos de salarios
bajos a otros con sueldos más elevados, se evidenció en numerosas formas. Por ejem
plo, los trabajadores agrícolas, comparativamente mal pagados, que representaban el
647» de la fuerza de trabajo de la nación en 1940 y 587» en 1950, descendieron a alrede
dor del 527» en 1960. Al mismo tiempo hubo una elevación correlativa en la proporción
de trabajadores como la industria y la generación de electricidad”; Vernon, op. cit-, pp.
110-111.
14 “[...] en las entidades más prósperas —con un ingreso promedio por habitante
superior a 6 000 pesos anuales— vive el 30.37» de la población; se genera el 59.67» del
valor total de la producción de la industria de transformación; se beneficia con energía
eléctrica el 80.97o de los moradores; se eroga el 55.87» del gasto total conjunto de los
gobiernos estatales y el imss ampara el 29.37» de la población total. En cambio en las
entidades de ingreso bajo (con un ingreso por habitante inferior a los 4 000 pesos anua
les) se concentra la mayoría de los mexicanos, 43.77», se genera solamente el 12.97o del
producto industrial, se beneficia con energía eléctrica el 41.47» de los habitantes, queda
amparada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (imss) solamente el 6.77» de la
población; se gasta el 22.17» del total erogado por los gobiernos locales; y el 72.17» de
la población económicamente activa se dedica a la agricultura”; Ifigenia M. de Nava-
rrete, op. cit., p. 33.
126 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
,s Según esta perspectiva, a principios de la década de lós sesenta dos Méxicos vi
vían lado a lado, escindidos por la modernización: el tradicional y el “occidentalizado”
o moderno, que eran también el rural y el urbano o el industrial y e, subdesarrollado.
Ver por ejemplo: Cline, op. cit., pp. 110-112, Pablo González Casanova también desa
rrolla esta noción de sociedad dual, aunque su análisis es más critico y pesimista que
el de Cline, en La democracia en México, op. cit.
16 Tomando la clasificación del gasto público de James W. Wilkie, encontramos que
entre 1940 y 1958 el gasto del presupuesto federal en actividades económicas fue conti
nuamente en aumento, de manera que del 37% que representaba en 1941 pasó a mis
del 58% en 1958; en cambio, el gasto social en esos mismos años disminuyó del 18^
al 16%; los gastos de administración, por su parte, se redujeron del 44% a menos del
41%. Ver: James W. Wilkie, La Revolución mexicana. Gasto federal y cambio social,
1910-1976, México, Fondo de Cultura Económica, 1978, cuadros v-1, vi-1 y vn-1, PP·
131, 163 y 191 respectivamente.
17 Ver: Morris Singer, Growth, equality and the Mexican experience, Austin y Lon
dres, Texas University Press, 1969, p. 287.
18 Esta clasificación está hecha exclusivamente con base en el ingreso; en estos tér
minos, clases medias también son los “agricultores de las zonas prósperas y [de] pobla-
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 127
ción urbana semicalificada y calificada adaptada a la vida citadina”; Navarrete, art. cit.,
p. 39.
19 Ibid.
20 Ibid., p. 4.
21 Hansen, op. cit., p. 54.
22 Hansen, op. cit., p. 59. Al referirnos al crecimiento del sector servicios como in
dicador de la expansión de las clases medias, es preciso tener presente que también in-
duye formas de subempleo y desempleo disfrazado.
23 Ifigenia M. de Navarrete considera que pertenecían a los deciles v, vi y vu de la
estructura de distribución del ingreso. Art. cit., pp. 38-39.
128 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
26 Entre 1950 y 1958, las secundarías públicas se duplican y pasan de 411 a 908, y
el número de alumnos aumenta de manera considerable de 69 547 a 154 418. Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Estadísticas Históricas de México, Se
cretaria de Programación y Presupuesto, 1985,2 tomos, tomo i, cuadro 2.1, pp. 86-87.
27 En las escuelas secundarias y técnicas se impartía educación preuniversitaria para
ingresar a escuelas técnicas superiores y a la Normal de Maestros. La educación en es
cuelas técnicas permitía obtener un empleo calificado, pero también conducía a escuelas
técnicas superiores. En la secundaría se incluyen escuelas de comercio y otras de educa
ción media especializada. Ver: Charles Nash Myers, Education and national develop
ment in Mexico, Princeton, N.J., Princeton University, 1965, pp. 196-198.
28 Ibid., p. 95.
29 Ver: Martín Carnoy, “Los salarios y la educación en México*', en Solís, ed.. La
economía mexicana..., op. cit., pp. 371-388.
20 Nash Myers, op. cit., p. 95.
31 Ibid., p. 106.
130 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
El nacionalismo desmovilizador
tra no sólo en los actos y celebraciones públicas y en las gestas guerreras, sino también,
y más efectivamente, con el trabajo cotidiano, con el acatamiento a las leyes, con la dis
ciplina que —mejor que impuesta a nosotros— nos imponemos nosotros mismos por
respeto propio y respeto a los demás.” Miguel Alemán, ‘‘Discurso pronunciado al pro
testar como Presidente de la República ante el Congreso de la Unión el 1° de diciembre
de 1946”, en Cámara de Diputados, Los Presidentes de México..., op. cit., p. 378.
36 Las funciones del nacionalismo en el poder son distintas de las que cumple cuan
do está en la oíx.iición; tos temas pueden ser los mismos, pero en el caso mexicano, mien
tras que en la oposición moviliza tratando de subrayar la distancia que separa a los go
bernantes de sus gobernadores, en el poder el nacionalismo persigue la perfecta
identificación entre ambos. Para un análisis critico de la función desmovilizadora del
nacionalismo ver: Jacques Séverin, “Démocratie mexicaine”, Esprit, año 20, núm. ΙΛ
mayo de 1952, pp. 738-808. Por otra parte, establecer la categoría “nacionalismo end
poder” conduce a una segunda ¡Aportante diferenciación entre nacionalismo oficial y
nacionalismo popular. La distinción entre ambos se ha profundizado en los últimos veinte
años. Ver: Carlos Monsiváis, "Las tribulaciones del nuevo nacionalismo”, Nexos, año
Vj vol. 5, febrero de 1981, núm. 50, pp. 15-20.
37 Para esta interpretación del nacionalismo mexicano ver: Segovia, “El nacionalis
mo mexicano. Los programas politicos revolucionarios”, en Centro de Estudios Inter
nacionales, Lecturas depolíticti mexicana, México, El Colegio de México, 1977, pp. 37-54.
38 En más de un caso, la voluntad de fortalecimiento de la unidad nacional, de I*
cohesión interna, se manifiesta en exclusivismo frente a grupos e ideologías que son vis
tos como un obstáculo a esta unidad y que son denunciados como tales. Asi, el naciona
lismo tiende de manera más o menos explicita hacia el totalitarismo ideológico. Ver: Raoul
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 133
El anticomunismo nacionalizador
43 Allport, op. cit., p. 185. Es el caso del macarthyismo en los Estados Unidos y del
anticomunismo en la mayor parte de los regímenes latinoamericanos, en donde fue utili
zado para desautorizar cualquier forma de oposición política; al mismo tiempo, dificul
taba una evaluación certera de la fuerza real de los comunistas y de la influencia soviéti
ca en la región. Ver: Corporation for economic and Industrial Research, Soviet bloc latin
American activities and their implications for U.S. foreign policy, United States Senate
Committee on Foreign Relations, U.S. Government Printing Office, 1960, p. 24.
136 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
47 Ver por ejemplo: Ricardo Treviflo, El espionaje comunista y la evolución del mo
vimiento obrero en México, México, s.e., 1952, p. 46.
Ver por ejemplo: Walter Washington, “Mexican resistance to Communism”, Fo-
ni&n Affairs, vol. xxxvi, núm. 3, abril, 1958, pp. 504-515.
138 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
51 Ver por ejemplo: Miguel Alemán Valdez, “Discurso pronunciado ante la Unión
Panamericana”, en Secretaría de Relaciones Exteriores, Memoria, México, 30 de abril
de 1947, p, 21.
2 Como ocurrió en los Estados Unidos en esa misma época cuando el presidente
Warty S. Truman obtuvo el apoyo de la opinión pública a su política externa gracias
a “un esfuerzo deliberado y sólidamente organizado tendiente a estimular las actitudes
euticomunistas”; Richard Freeland, The Truman Doctrine and the origins of McCarthysm
foreign policy, domestic policy and internal security, Nueva York, Schocken Books,
19H p. 5.
140 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
La institucionalización partidista
53 Ver por ejemplo: Víctor M. Durand Ponte, coordinador, Las derrotas obreros,
1946-1952, México, unam, Instituto de Investigaciones Sociales, 1984.
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 141
59 Según Luis Medina, la competencia entre la cnop y la cnc y la ctm era obvia des
de el momento en que se creó la primera “porque la intención era crear un marco insti
tucional, dentro de la estructura política oficial, para los miembros de la clase política
que carecían de él”; Medina Peña, Del cardenismo al avilacamachismo, op. cit., pp.
190-193.
*° Ibid.‘, ver también: Garrido, op. cit., pp. 331-340 y Smith, op. cit., pp. 152-156
y 262-272.
61 Vale la pena señalar que de la cnop surgieron las tres precandidaturas que con
tendieron en el interior del partido oficial en 1945 para suceder a Manuel Ávila Cama
cho; ver: Medina, Civilismo y modernización del autoritarismo, op. cit., pp. 81-94.
144 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
El pluripartidismo marginal
Ése fue el caso del Partido Revolucionario de Unificación Nacional, que en 1940
apoyó a Juan Andrew Almazán, del Partido Democrático Mexicano (pdm), que en 1946
apoyó a Ezequiel Padilla y de. la Federación de Partidos Populares de México, que en
1952 apoyó a Miguel Enriquez Guzmán. En cada ocasión surgieron también otras fot*
madones que pretendían tenen representatividad política, pero no era raro que se trata
ra de simples membretes; por ejemplo, el Partido Democrático Independiente, el Parti
do Revolucionario Anticomunista, el Partido Social Demócrata, el Partido Antirreelec-
donista, el Partido Reivindicador Revolucionario y muchos otros.
67 Ver: Mabry, op. cit., pp. 46-51.
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 147
La restauración de la Iglesia
£7 proceso de secularización
79 En términos generales, los estudios que se han hecho sobre el tema de la Iglesia
en México tienden a destacar su papel como agente cultural predominante. Desde esta
perspectiva, los conflictos entre la Iglesia y el Estado, sobre todo en el siglo xx, han
sido analizados como resultado de las contradicciones que genera un proceso de moder
nización, es decir, de la contraposición entre los valores tradicionales que defiende la
estructura eclesiástica y los valores modernizantes que impulsa el Estado. Reconociendo
la importancia cultural de la Iglesia, aquí se hace hincapié en el papel que desempefla
como actor político. Desde esta perspectiva, la función cultural de la Iglesia es más ins-
frumental que esencial, porque es el sustento de.su posición en la estructura de poder.
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 155
M Un análisis de las funciones que desempeflan las Iglesias en los regímenes de plu
ralismo limitado concluye que su papel político es similar, aunque las estructuras socia
les de los países en cuestión difieran sustancialmente. Ver: Guy Hermet, “Les fonctions
politiques des organisations religieuses dans les régimes à pluralisme limité**, Revue Fran
çoise de Science Politique, vol. xxm, núm. 3, junio de 1973, pp. 439-472.
156 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
ble de afianzar una base de poder que le permitiera ejercer más adelan
te la “ función tribunicia” que podría dar sentido a su participación
* la Iglesia asurpió las funciones de un grupo de presión
política.83 *Así,
con un margen de acción limitada. Sus áreas de interés activo se limi
taron a la educación privada, de manera que incluso su labor dé socia
lización se restringió a ciertos grupos sociales, aunque también soste
nía numerosas escuelas parroquiales. Es cierto que las escuelas
particulares atendían un porcentaje mínimo de la población, pero la
Iglesia formaba en ellas las élites del futuro inmediato.86 Además, su
alianza con las clases altas y medias contribuyó también a su afianza
miento en la estructura de poder.87
De la colaboración entre el Estado y la Iglesia encontramos ejem
plos sorprendentes. En 1942, el arzobispo Martínez invitó a los católi
cos a apoyar la política internacional del gobierno, ‘‘puesto que legal
y moralmente el gobierno civil es el único que puede marcar dicha acti
tud”, para enseguida añadir que “en caso de duda, hay que estar con
el gobierno según la doctrina católica”. En 1947, la jerarquía eclesiás
tica invitó al pueblo cristiano a apoyar la campaña contra el analfabe
tismo y a recibir con “sincero entusiasmo” al presidente norteameri
cano Harry S. Truman en ocasión de su visita a México. Asimismo,
instó a la feligresía a colaborar con la campaña contra la fiebre aftosa,
83 La noción de “función tribunicia” fue elaborada por Georges Lavau, quien toma
como referencia la función que cumplían en el Imperio romano los tríbu.nos de la plebe,
para explicar el papel que desempeñan algunas instituciones políticas que defienden los
intereses de grupos que no tienen medio de expresión directa y legal en el sistema político.
86 La accidentada historia de la Iglesia mexicana en la primera mitad del siglo xx
ha encubierto la enorme importancia de su función como formadora de élites económi
cas, políticas y, desde luego, sociales. Las políticas educativas del Estado mexicano, y
jen general su compromiso con las clases populares, dieron lugar —sobre todo después
de 1940— a que la Iglesia concentrara sus actividades en la educación privada destinada
a las clases media y alta, terreno privilegiado de reclutamiento de las ¿lites mexicanas.
Esta especialización de grupo social se acentüa'en el nivel medio. Los estudios que se
han hecho sobre las ¿lites en México se concentran en la educación universitaria como
variable de identificación de estos grupos privilegiados, descuidando la educación me
dia y la crucial distinción entre escuelas privadas y públicas en este nivel.
87 Aunque sería muy difícil precisar cuál fue la contribución financiera de la bur
guesía a la restauración de la iglesia, hoy algunos datos la confirman. Por ejemplo, el
hecho de que la mayor parte de los dirigentes de las asociaciones católicas laicas pertene
cieran a estos grupos, o la contribución de banqueros y de grandes industriales a la re
construcción de iglesias y a la fundación de colegios y de universidades privadas. En
la presentación del proyecto de restauración del atrio de la Basílica de Guadalupe se anuncia
que de los treinta millones de pesos estimados como costo total de la obra, el gobierno
pagaría ocho millones de pesos, cuatro millones, los vecinos de la colonia, y el resto se
ría pagado por los particulares. El presidente del comité ejecutivo responsable de la obra
era un gran banquero, Agustín G. Rodríguez, el tesorero era Luis G. Legorreta y uno
de los consejeros era el industrial Santiago Galas. Ver: Gaceta Oficial del Arzobispado
de México, vol. 12, núm. 16, mayo de 1951, pp. 719-722.
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 159
M Ver: “Declaraciones del excelentísimo señor arzobispo Dr. don Luis María Mar
tínez’’, en Christus, año 7, abril de 1942, p. 301. Ver también: Gaceta Oficial del Arzo
bispado de México, año 12, núm. 137, abril de 1947; y la exhortación que hace el clero
a los feligreses para que contribuyan a aliviar la miseria de los campesinos, en Ibid.,
junio de 1948, vol. 40, núm. 6.
89 “Declaración del arzobispo primado de México, excelentísimo señor Dr. don Luis
María Martínez el 31 de julio de 1931’’, en Christus, año 16, núm. 190, septiembre de
195L pp.
“Oración fúnebre pronunciada por monseñor Sergio Méndez Arceo, el 9 de mar
zo de 1936”, en Gaceta Oficial del Arzobispado de México, séptima época, vol. 14, abril
& 1956, pp. 70-81.
91 Cuando se habla de religión católica y de estructura eclesiástica, hay tendencia
* atribuirles una fuerza y una coherencia internas que no son necesariamente ciertas.
A fines de los aftos cincuenta, en México, como en la mayoría de los países latinoameri
canos, la Iglesia católica no había escapado a las condiciones del subdesarrollo, y las
creencias religiosas eran más ritos, rutinas y tradiciones culturales que fruto de un cono-
160 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
93 En 1960, Puerto Rico tenia la misma proporción de habitantes por sacerdote que
México (más de 5 000), Perú, Venezuela, Paraguay, Costa Rica, Argentina y Uruguay
tenían entre 6 000 y 4 000 habitantes por sacerdote; Guatemala, Honduras, República
Dominicana y Cuba, en cambio, registraban entre 12 000 y 9 000 habitantes por sacer
dote. La tasa de incremento de sacerdotes en México entre 1945 y 1960 es de las más
elevadas en el continente. Ver: Isidoro Alonso, La Iglesia en América Latina, Madrid
y Fríburgo, Febres, 1964, pp. 208-209 y 214-215.
94 Manuel González R., La Iglesia mexicana en cifras, México, Centro de Investiga
ción y Acción Social, 1969, p. 100.
93 En 1912 había en México cerca de 8 000 habitantes por religiosa, en 1946 esta pro
porción había disminuido a menos de 3 000 habitantes por religiosa, y en 1960 eran me
nos de 2 000. Ver: Rutilio Ramos, Isidoro Alonso y Domingo Garre, La Iglesia en Méxi
co. Estructuras eclesiásticas, Fríburgo y Bogotá, 1963, p. 88.
96 González R., op. cit., p. 165.
97 Estas publicaciones estaban dirigidas a los públicos más diversos. Entre 1940 y
1941 dejó de publicarse Catolicismo y Comunismo, que era para los obreros; este sema
nario sin embargo fue reemplazado de inmediato por Vida contemporánea. Para los ni-
Aos se publicaba La Cruzada·, Sodalitas era para los miembros de las Congregaciones
Marianas; Unión era el órgano oficial de la Confederación Nacional de Asociaciones
Piadosas. Entre los jesuítas circulaba Christus·, Vida católica entre los miembros de la
Acción Católica Mexicana. Había otros como Onir, ¿Lo sabías?, Intenciones mensuales
Apostolado, Almas, y muchos más.
162 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
98 Para la decadencia de la uns, ver: Jean Meyer, Le sinarquisme... op. cit., ρρ·
102-105.
99 Todos estos datos corresponden a 1953. Entre otras organizaciones piadosas es
taban: la Asociación Nacional de Trabajadores Mexicanos, la Federación de ex alumnos
de la Compañía de Jesús, la Sociedad de Amigos del Soldado, la Asociación Nacional
de Prensa, Escritores y Libreros y Editores Católicos y la Asociación de Guías de Méxi
co. Problemas de Latinoamérica, La Iglesia en América Latina..., op. cit., pp. 4 y 41.
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 163
sia católica como fenómeno general, así como de los cambios que se operaron en su in
terior, ver: John Cooney, The American Pope. The Ufe and times of Francis Cardinal
Spellman, Nueva York, New York Times Books, 84. Ver en particular las páginas 146-168.
105 La encíclica del Papa Pío xi “Divini redemptoris promissio”, sobre el comunis
mo ateo, del 19 de marzo de 1937, parece haber sido fuente de inspiración de esta cam
paña: “El comunismo es intrínsecamente perverso y no se puede admitir ninguna colabo
ración con ¿1 de parte de quienes quieren salvar la civilización cristiana.” Ver: Encícli
cas Pontificias, Colección completa. 1832-1959. Preparadas por la Facultad de Filoso
fía y Teología de San Miguel (Argentina), Buenos Aires, Editorial Guadalupe, 1939, 2
vols, vol. 1, pp. 1482-1302. Este docúmento tiene gran importancia para entender el an
ticomunismo católico de la época, porque contiene las principales imágenes que fueron
manipuladas en este periodo y que en los momentos críticos fueron llevadas al absurdo.
A lo largo de los aftos cincuenta, el Vaticano denunciaba regularmente a los comunistas.
El Papa Pío xii firmó numerosas encíclicas con este tema; ver por ejemplo: Orientales
Ecclesias, del 13 de diciembre de 1932, dirigida al “episcopado católico de las iglesias
orientales perseguidas” (la rusa, la búlgara, la rumana y la ucraniana); Ad sinam gen-
ton, del 7 de octubre de 1954, dedicada al pueblo chino; Luctuossissimi eventos, del
28 de octubre de 1956, a propósito del levantamiento en Hungría; y Datis nuperrime,
del 5 de noviembre de 1956, que denunciaba “ante los pueblos libres la nueva esclavitud
de los húngaros”.
166 CI ASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
106 Ver a propósito de esto las circulares del arzobispado de la ciudad de México,
en Gaceta Oficial del Arzobispado de México, tomo 14, núm. 4, abril de 1956; ver tam
bién las encíclicas de Pío xii: Ingrentium Malorum, del 15 de septiembre de 1951; Im
presión caritate, del 28 de octubre de 1951 y Ad apostolorum principis, del 29 de junio
de 1958.
107 Papa Pío xi, “Divini redemptoris promissio”, en Encíclicas pontificias, vol. 1,
p. 1486.
108 Ver por ejemplo: Papa Pío xi, “Divini redemptoris promissio”, op. cit., vol. 1,
p. I486; ver también la descripción que la encíclica Iniquis qfflictisque, del 18 de no
viembre de 1926, hace de la situación de la Iglesia católica en México, en donde se la
compara con la rusa.
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 167
El primer principio, y como la base de todo, que no hay más remedio que
acomodarse a la condición humana que en la sociedad civil no pueden to
dos ser iguales, los altos y los bajos.109
109 Papa León xm, “Rerum novarum”, sobre la condición actual de ios trabajado
res, 15 de mayo de 1891, en Encíclicas pontificias, op. cit., vol. 1, pp. 423-445, p. 428.
El mismo ánimo conformista reaparece en encíclicas posteriores. Ver por ejemplo: “Qua-
dragesimo anno” de Pío xi; “Optatissima Pax” de Pío xu (12 de diciembre de 1947)
y “aeminisse luvat” (14 de julio de 1952); en este documento, Pío xu sostenía que “{la
religión] enseAa que ni la violencia ni la revolución pueden hacer una ihejor distribución
de la riqueza [...], sino más bien reformas justas que permitan al proletariado que toda
vía no tiene los medios necesarios para vivir correctamente ni mejorar su condición”;
en Encíclicas pontificas, op. cit., vol. 1, p. 2262.
110 “Carta Pastoral colectiva del Episcopado mexicano con motivo del cincuentena
rio de la encíclica Rerum Novarum", 30 de abril de 1941, en Christus, año 6, núm. 68,
julio de 1941, pp. 549-563, p. 563.
1,1 “Carta Pastoral colectiva del V. Episcopado mexicano, en el 60 aniversario de Re
rum Novarum", en Gaceta Oficial del Arzobispado, vol. 9, núm. 6, junio de 1951, pp.
751-777.
168 CLASES MEDIAS Y POLITICA EN MÉXICO
manifestó siempre un gran interés por América Latina, sobre todo des
pués de la guerra;116 pero además, para las autoridades eclesiásticas
mexicanas, el apoyo del catolicismo norteamericano significó contar
con un poderoso aliado en el país más poderoso del llamado mundo
occidental. Es muy probable que la campaña anticomunista de la Igle
sia mexicana haya contado con el respaldo moral y de otro tipo de su
contraparte en los Estados Unidos.
cial sobre ese sistema; esto es, al asumir el Estado sus responsabilida
des en este terreno, protegía la autonomía del sistema escolar frente
a las desigualdades sociales y daba prueba de voluntad democrática
creando las condiciones de una verdadera igualdad de oportunidades.
Así de manera indirecta, el Estado aseguraba la movilidad social y el
progresivo mejoramiento de las clases bajas. En palabras del presiden
te Ruiz Cortines:
117 Adolfo Ruiz Cortines, “Discurso pronunciado al abrir el Congreso sus sesiones
ordinarias, el 1° de septiembre de 1954”, en Cámara de Diputados, Los presidentes de
México, op. cit., p. 548.
118 Én marzo de 1948, la sep organizó una “Campaña Nacional de Escuelas”, que
contó con el apoyo de miembros importantes del sector privado de la economía: Emilio*
Azcárraga y Emilio Lanzagorta, así como de asociaciones como el Country Club, el Club
de Leones, los Rotarios y la Asociación de Damas Católicas. Ver la lista de donadores
y de donativos en Secretaría de Educación Pública, Memoria, 1947-1948, op. cit., pp. 14-20.
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 171
120 Manuel Gual Vidal, “Discurso pronunciado ante el Sindicato Nacional de Tra*
bajadores de la Educación, el 3 de mayo de 1947”, en Secretaría de Educación Pública,
Memoria 1947-1948, op. cit, p.
121 Secretaría de Educación Pública, Memoria, 1954-1955, México, sep. Oficina de
Difusión y Publicaciones, 1955, pp. 20-21.
CLASES MEDIAS Y AUTORITARISMO 173
Añadía la comisión que las obras escogidas eran las mejores para la
formación de un “alma colectiva mexicana” y para la unidad nacio
nal, al mismo tiempo que estimulaban el sentimiento patriótico.
126 James W. Wilkie y Edna Monzon de Wilkie, México en el siglo xx. Entrevistas
c°n Manuel Gómez Morín, México, Editorial Jus, 1978, p. 64.
Segunda parte
las alianzas sociales en las que se apoyaba el sistema político. Esta opo
sición conservadora se transformó muy rápidamente en una protesta
antiautoritaria contra el Estado; esta protesta se sumó, aunque en for
ma inconsciente, a la presión de los sindicatos para demandar partici
pación independiente.
Sin embargo, la convergencia de fondo de los movilizados no logró
desafiar seriamente la estructura centralizada del poder, pues nunca su
peraron la división ideológica que los separaba. Todos perseguían la
modificación de los patrones de participación y, en última instancia,
de decisión política, pero mientras que los trabajadores y quienes los
apoyaban lanzaban sus reivindicaciones como una ofensiva, sus opo
sitores adoptaban actitudes y posiciones defensivas. Por último, mien
tras que el motivo original de la movilización sindical había sido el de
terioro del poder adquisitivo de los trabajadores, la movilización
defensiva surgió desde un principio por razones ideológicas y po
líticas.
Hay dos elementos más que contribuyeron a poner fin al inmovilis*
mo: por una parte, las divisiones en el interior de la élite política, y
por otra, el triunfo de la Revolución cubana en enero de 1959. El efec
to de polarización que generaron ambos fenómenos profundizó los an
tagonismos e imprimió urgencia a las reivindicaciones de participación.
4 Tampoco era la primera vez que se hada. En 1947, Cuadernos Americanos había
publicado una serie de comentarios y reflexiones sobre el tema, firmados por Daniel Co
sío Villegas, José E. Iturriaga y Jesús Silva Herzog. Sin embargo, de manera predecible,
d tema cobró renovado interés al acercarse d cincuentenario de la Revolución. Ver: Stanley
R. Ross, comp., ¿Ha muerto la Revolución Mexicana? Balance y epílogo, México, Sep-
Setentas, 2 vols., 1972.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 189
del país con respecto de los dos grandes polos de poder internacional.
El principal obstáculo a este proyecto era la reproducción del conflicto
internacional en el contexto interno.
8 La hostilidad entre Cárdenas y Alemán era muy anterior a 1957. En sus Apuntes,
el primero critica severamente la gestión del segundo, le reprocha su política de concilia
ción con los Estados Unidos tanto como la dureza de su política obrera y el conservadu
rismo de su política agraria. Además, Cárdenas resintió mucho la manera como Ale
mán, siendo presidente, rechazó los consejos de un predecesor demasiado popular y
demasiado populista, cuyas posiciones eran exactamente opuestas a las suyas. Ver: Lá
zaro Cárdenas, Obras. Apuntes, n. 1941-1956, México, unam, 1973; y del mismo autor,
Obras. Apuntes zzz. 1957-1966, México, unam, 1973. Ver en particular el incidente que
se produjo entre Cárdenas y Alemán a propósito de los mineros de Nueva Rosita, Coah..
en 1948, Cárdenas, Obras. Apuntes tu, op. çit., pp. 40-41.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 193
9 Ruiz Cortines fue siempre muy cauteloso y es muy probable que desde los prime
ros aflos de su gobierno haya tenido muy presente la experiencia lamentable de la disi
dencia henriquista y la fragilidad del consenso entre los miembros de la élite política.
Tan es así que en 1954 auspició la creación del Partido Auténtico de los Hombres de
la Revolución Mexicana (pahrm), con el fin de encauzar dentro de los límites del pro
pio sistema la participación política de los militares, así como para evitar la repetición
del fenómeno henriquista.
10 Pese a lo que sostiene el propio Cárdenas, aún después de terminado su sexenio
siguió participando en la vida política nacional, o al menos así lo indican sus comenta
rios acerca de la campaña electoral del general Miguel Henriquez Guzmán entre 1951
y 1952. Además, en sus Apuntes sostiene que se entrevistaba periódicamente con el pre
sidente Ruiz Cortines. Ver: Cárdenas, Obras. Apuntes, n, op. cit., pp. 401, 434-440 y
452-453.
. 11 Esta noción fue primero elaborada por Porfirio Mufloz Ledo en “Apertura polí
tica para el desarrollo”, citado en Ojeda, op. cit., p. 82.
194 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
es necesario [...] que el Partido vuelva a los Planes Sexenales!...], Que ^c'
ben ser congruentes y flexibles; pero siempre con una tendencia hacia la
12 Ver las reflexiones de Cárdenas a propósito del sistema y el desarrollo del país,
del Ie de enero de 1938; Cárdenas, Obras. Apuntes lit, op. cit., pp. 31-35, p. 32.
13 El 13 de noviembre de 1936, Cárdenas anota en sus Apuntes: “Ya manifiestan
sus propósitos en politice electoral el clero, la banca y los intereses económicos”. Cár
denas, Obras. Apuntes, u, op. cit., p. 631.
14 Emilio Portes Gil, La crisis política de la Revolución y la próxima elección preà·
denciai, México, Ed. Botas, 1937.
15 Ibid., p. 16.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 195
16 Ibid., p. 63.
17 En ocasiones, Cárdenas gustaba de dramatizar las posibles consecuencias de las
criticas que hacía, sobre todo, cuando aludía a sus enemigos: “Los que hemos tenido
responsabilidad política y social, y más la responsabilidad de toda una nación somos
blancos permanentes de los inconformes y seguiremos recibiendo sus diatribas aún des
pués de haber liquidado la vida, que por cierto puede terminar con un disparo o
en un ‘avionazo'. Ello no tiene importancia, importa la nación.” “Cárdenas contesta a
sus detractores. Discurso pronunciado en el xx aniversario de la fundación de las Es
cuelas para hijos de Trabajadores”, El Popular, 21 de abril de 1957, pp. 1-2, p. 2. Esta
alusión a los peligros que corría al inmiscuirse en los problemas del país también podía
ser una manera de prevenirlos, denunciándolos de antemano.
11 “Al hablar de Alemanismo no se trata de un grupo de amigos que se reúne sola
mente para recordar los días de las travesuras escolares (...]. Se trata de una fuerza pro
ductiva, acumulada y coherente, nacida de la experiencia y dispuesta a manifestarse en
todo su vigor (...], los integrantes de ese grupo, dentro del cual hemos considerado siempre
al propio Primer Magistrado, estamos pendientes de los graves problemas de la na
ción, para ayudar en la medida de nuestras posibilidades”; Fernando Casas Alemán,
“Carta enviada a los periódicos”, El Popular, 15 de agosto de 1957, pp. 1-2, p. 1. El
cardenismo “no es una reliquia, ni una lección histórica acabada, sino una tendencia
viva, una corriente de ideas, acciones y aspiraciones de plena actualidad en nuestro país
[.·.]. El cardenismo, más que como un equipo gubernamental, surgió desde un principio
como un movimiento político [...], una corriente nacional que abarca a hombres y mu
jeres de diferentes partidos (...}, que puede caracterizarse como la tendencia a mantener
vivos y militantes el espíritu y la práctica de la Revolución Mexicana”. Enrique Ramírez
y Ramírez, “Carta a los periódicos explicando la naturaleza del cardenismo”, El Popu-
£4 á* septiembre de 1957, pp. 1-2, p. 2.
19 En estos días de efervescencia política, Alemán, al contrario de Cárdenas, quiso
hacerse notar por su disciplina. Sus allegados insistían en que era extremadamente res
petuoso de las instituciones y en que siempre había demostrado su indiscutible adhesión
a la política de Adolfo Ruiz Cortines. Ver por ejemplo: “Destacado alemanista hizo una
vi«ta al pri”, El Popular, 14 de julio de 1957, p. 1.
20 Para una descripción de esta ruptura y de sus efectos sobre la designación del can-
196 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
didato, ver también: Robert C. Scott, Mexican government in transition, op. cit., pp·
197-243. Entre otras tomas de posición a este respecto, vale la pena examinar la publica
ción del entonces director del influyenteExcéisior, Rodrigo de Llano, México y las elec
ciones de 1958, México, Editorial Botas, 1938.
21 También proponía que se prohibiera la intervención política del clero, que se su
primiera el delito de disolución social y que la política exterior se fundara en la no inter
vención y en la autodeterminación. Ver: El Popular, 1° de octubre de 1957, p. 1.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 197
Vamos a estudiar ese plan, como vamos a estudiar los cuarenta o cincuen
ta planes que hemos recibido, y si encontramos una cosa útil la incorpo
raremos al programa que presentará al pueblo el candidato de nuestro par
tido.22
Historia de la acción pública: Adolfo López Mateos, ¡958-1964. t. Las Ideas, México,
pri, Fondo para la Historia de las Ideas Revolucionarias en México, 1978, pp. 571-575,
p. 571.
23 “La regla de la sucesión presidencial en momentos conflictivos es la siguiente: el
líder que emerja debe ser capaz ódresolver la problemática social global y ser una garan
tía para enfrentar el problema estructural mis grave [...]. La designación de López Ma
teos como candidato a la presidencia para el sexenio 1958-1964 se da bajo esta dinámi
ca. Por su destacada habilidad conciliadora, parece poder responder a la relativa crisis
económica que el sistema confronta. Su trayectoria especializada en el manejo de los
asuntos laborales lo hace el candidato idóneo para responder al problema estuctural más
grave, el que los obreros plantean"; Bertha Lerner de Sheinbaum y Susana Ralsky de
Cimet, El poder de los Presidentes. Alcances y perspectivas, 1910-1973, México, ιμερ,
1976. p. 105.
26 Ver: José Revueltas, México: una democracia bárbara. Posibilidades y ¡imitacio
nes del mexicano, México, Ed. Anteo, 1958, p. 37.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 199
para hacer una patria libre; formuló, antes y después de la Reforma, las
bases para dar a todos igualdad, libertad individual, sufragio general y
organización democrática; más tarde, hizo la Revolución que acabó con
el monopolio de la tierra*.32
Dejarse arrastrar por una demagogia falsa, anteponer los intereses de grupo
a los intereses de la colectividad y a los de la Nación, arrastrar a las masas
a los caminos de la ilegalidad y de la violencia y pretender hacer de nues
tro pueblo y de nuestro suelo el campo de batalla de intereses extranjeros,
es también una manera de traicionar a la clase de los trabajadores.37
guna agresión exterior y tenemos ep nuestras manos los instrumentos legales y la convic
ción de la conveniencia de mantener la paz interior”, en Florencio Zamarripa, “Entre
vista con Manuel Moreno Sánchez”, en Documentos para la historia de un gobierno,
op. cit., pp. 111.
39 López Arias acusó a los ferrocarrileros disidentes de obedecer a “ideologías aje
nas a México” y de querer subvertir el orden interno. Inmediatamente después, el 31
de marzo de 1959, el gobierno expulsó a Nikolai M. Remisov y a Nikolai V. Aksenov,
agregado militar y segundo secretario de la embajada soviética en México, respectiva
mente. “Expulsión de funcionarios soviéticos”, Política, 1° de mayo de 1960, año 1>
núm. 1, p. 25.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 205
ninguno de los semanarios mexicanos podia competir con Life en español o Selecciones
de Reader’s Digest, ese gigante del anticomunismo periodístico, cuyos tirajes superaban
los 200 000 ejemplares frente a los muy modestos 15 000 que Política decía tirar.
41 Adolfo Christlieb Ibarrola, Monopolio educativos unidad nacional, México, Ed.
Jus, 1962, p. 13.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 207
42 Ver: Alonso, op. cit.; Michael D. Everett, The role of the mexican trade unions,
1950-1963, Washington University, tesis doctoral, sept. 1967; Loyo Brambila, op. cit.;
Pellicer de Brody y Reyna, op. cit.; Reyna y Trejo Delarbre, op. cit.
43 Everett, op. cit., pp. 130-138. La cercanía de la sucesión presidencial daba una
coloración política a las manifestaciones y paros laborales realizados entre febrero y marzo
de 1958. En cada cambio de gobierno, el sistema mexicano atraviesa por un periodo de
fragilidad relativa, situación de incertidumbre pasajera explicable en un régimen presi
dencialista, en el que hay siempre actores políticos que intentan aprovechar el pasajero
debilitamiento del poder para poner a prueba la fuerza de las instancias gubernamenta
les salientes o la capacidad política del presidente entrante.
44 Los sueldos de los maestros eran los más bajos en la escala salarial de la buro
cracia. Por esta razón, su status social siempre ha sido ambiguo, dado que, aun cuando
208 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
46 Ibid., p. 203.
47 No obstante, “Un dato que no se debe ocultar es el relativo a que este grupo po
lítico, a pesar de que nunca ha tenido una gran cantidad de miembros, es el que mayor
número de presos políticos ha dado al país”, los que con frecuencia sólo eran simpatizantes
o teóricos del marxismo. Daniel Moreno, Los partidos políticos en el México contempo
ráneo, 1926-1970, México, Costa-Amic Editores, 1970, p. 132.
48 El comité de México se proponía encontrar las reivindicaciones y los temas “apro
piados” para la movilización. Adoptar medidas concretas para organizar la lucha por
el aumento de salarios, por la solución de los problemas de transporte urbano, contra
el alza de precios, por la nacionalización de la industria eléctrica. Ver: Moreno, "Reso
lución de la Conferencia del Partido Comunista del Distrito Federal, 23 de agosto, 2-19
de septiembre de 1957”, citado en Moreno, op. cit., p. 137.
210 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
54 Ver: Problemas de Latinoamérica, La Iglesia en América Latina, op. cit., p'. 52-
ís Como ejemplo de lo generalizado de esta interpretación entre quienes reivindica
ban la vuelta a la unidad revolucionaria, ver: Horacio Quiñones, Buró de Investigación
Política, 4 de marzo de 1957, núm. 9, pp. 65-72.
CONSENSO POLITICO Y REFORMA EDUCATIVA 213
Las estadísticas disponibles nos dan ahora una idea clara de la dimensión
del problema y nos permiten prever, con hipótesis razonables, cómo ha
brá de evolucionar en lo venidero [...], el análisis nos indicará la medida
del esfuerzo por realizar y nos señalará la cuantía de las aportaciones pe
cuniarias adicionales que sería menester conseguir.59
Para las familias de menores ingresos (en 1956, 56% de las fami
lias ganaba menos de 500 pesos mensuales, es decir, menos de 40.00
dois.), la asistencia de uno de los hijos a la escuela significaba renun
ciar a una ayuda económica complementaria. La deserción escolar era
particularmente grave en el campo. En ese medio, de los 828 551 alum
nos que en 1951 se inscribieron al primer año en las escuelas rurales
primarias, solamente dos llegaron a cursar hasta el sexto año en
1956.63
Ahora bien, pese a que el informe de la comisión señalaba que la
pobreza de un alto porcentaje de la población era la fuente originaria
de los problemas educativos, en algunos casos, en particular en el cam
po, al problema específicamente económico se sumaba la insuficiencia
de edificios escolares y de maestros, por lo que también la falta de re
cursos escolares contribuía a la deserción. En muchas escuelas rurales,
un solo maestro tenía a su cargo los grupos de primero, segundo y ter
cer años, y en 1957, los niveles superiores de la escuela primaria eran
inexistentes en 81% de estos plánteles. La situación era calificada
de urgente y las primeras recomendaciones eran la de construir escue
las y aumentar el número de maestros. El gobierno lopezmateísta qui
so combatir estas deficiencias, sobre todo la primera, con programas
muy ambiciosos, uno de cuyos aspectos fue la edición y distribución
de libros de texto y en general de material de trabajo gratuito en todas
las primarias del país.
Paralelamente a la elaboración del Plan de Once Años, Torres Bo
det tomó la iniciativa,64 aprobada por el presidente López Mateos en
febrero de 1959, de atribuir a la Secretaría de Educación el derecho
de editar y distribuir libros de texto y cuadernos de ejercicios gratuitos
para todos los niños de México. En sus Memorias, Torres Bodet afir
ma que desde 1944, le inquietaban las dificultades que suponía la apli
cación del artículo 3°, ya que establecía que la educación era gratuita
y obligatoria en un país donde era tan elevado el porcentaje de la po
blación que vivía en condiciones de extrema pobreza. Más aún, pensa
ba que los libros de texto que entonces se utilizaban eran mediocres,
con el agravante de que su precio aumentaba año con año.
El nuevo secretario de Educación no se planteaba siquiera el pro
blema del contenido de la enseñanza, porque para él, la orientación
de la política educativa estaba definida de antemano por la tradición
mexicana de búsqueda de independencia, la creación de una concien
cia nacional y el fortalecimiento de la libertad.
lit), cuyo origen había sido un documento preparado por Martín Luis
Guzmán, el célebre escritor, periodista y novelista de la Revolución me
xicana. El texto del decreto señalaba que la gratuidad de la educación
estipulada en la Constitución sería incompleta mientras los niños no re
cibieran, sin costo alguno para sus padres, los libros y materiales que
requerían para sus estudios y deberes.
La primera razón que aducía el decreto era de índole económica:
el mercado mexicano no podía escapar a la escalada de precios provo
cada por la economía mundial, y estas circunstancias afectaban en par
ticular los intereses de “ciertas clases sociales, entre ellos su capacidad
de compra de material escolar”. Era necesario, continuaba el decreto,
liberar los libros de texto de las presiones del mercado, porque esta con
dición sometía su producción al interés económico de los editores y fa
vorecía una excesiva diversificación. La conclusión era que como el Es
tado no tenía ningún interés comercial en esta empresa, su intervención
necesariamente reduciría los precios.69
La Conalit fue creada como una dependencia de la Secretaría de Edu
cación Pública, su función primordial consistía en definir, conforme
a la metodología y los programas vigentes, las características de los li
bros de texto para la escuela primaria. Además, tocaba a la Conalit
seleccionar los libros, ya fuera por concurso o por otro medio. Pese
a que su competencia era limitada, la responsabilidad que se atribuía a
la comisión para definir las características de los libros de texto le con
fería la capacidad para intervenir en la definición de los programas y
en la orientación de la educación, como de hecho ocurrió: Así, aunque
los libros de texto debían conformarse a los programas vigentes,
que habían sido elaborados en 1957, en 1959 se emprendió también
la reforma de los programas, y como ésta concluyó hasta 1960, el con
tenido de los nuevos libros de texto —definido en guías pedagógicas
elaboradas por la Conalit desde 1959— determinó los programas y no
a la inversa. Más aún, los primeros maestros que utilizaron estos ma
nuales se quejaban de que no lograban armonizarlos con los progra
mas vigentes.
El decreto que establecía la Conalit también preveía la colaboración
de la iniciativa privada, pero a condición de que fuera la expresión de
un “deseo generoso y desinteresado de participar en un proyecto pa
triótico”.
El documento evitaba activar el potencial de conflicto que contenía
cualquier iniciativa gubernamental relativa a la educación, aunque no
hablara de ello abiertamente. Cuando mucho, se refería a la “inquie
tante” diversidad de los libros de texto existentes, pero no menciona
ser capaces de cuidar que los libros cuya edición se les confía tiendan a
desarrollar armónicamente las facultades de los educandos, a prepararlos
para la vida práctica, a fomentar en ellos la conciencia de la solidaridad
humana, a orientarlos hacia las virtudes cívicas y, muy principalmente,
a inculcarles el amor a la Patria, alimentado con el conocimiento cabal
de los grandes hechos históricos que han dado fundamento a la evolución
democrática de nuestro país.72
72 “Decreto que crea a la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito”, doc. cit.,
p. 4.
73 Las simpatías e inclinaciones políticas de Ceniceros estaban tan identificadas que
en 1957 se hablaba de ¿1 como de posible candidato de Acción Nacional a la presidencia
de la República.
74 “Discurso pronunciado por el C. Prof. J. Guadalupe Nájera en el acto de inau
guración de la primera asamblea del Consejo Nacional Técnico de la Educación", Mé
xico, Talleres Gráficos de la sep, 1958, pp. 15-31, p. 17.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 223
En el México de hoy todavía no existe una sola civilización sino una serie
de niveles, serie que comprende casi todos los niveles que constituyen la
evolución humana. Esta circunstancia acentúa y hace urgente la necesi
dad de la unificación.73
78 Jaime Torres Bodet, “Al Magisterio durante la celebración del Día del Maestro”,
15 de mayo de 1959, en Jaime Torces Bodet, 12 Mensajes educativos, op. cit., p. 43.
79 En 1920, a propósito de la importancia de la enseñanza de la lengua nacional,
Torres Bodet escribió. “El niño debe hablar su idioma y sólo su idioma para no desvin
cularse de las tradiciones esenciales de su patria y de su religión. Tiempo habrá luego
para que, con el corazón bien clavado en el pecho y los prejuicios necesarios bien firmes
dentro del corazón, pueda mirar fuera de sí y pueda, asimismo, ensayar la comprensión
de lo que mire”; Jaime Torres Bodet, “El Emilio”, El Maestro Revista de Cultura Na
cional, núm. 1, vol. 1, 1° de abril de 1921, p. 33.
80 Jaime Torres Bodet, “En el Consejo Nacional Técnico de la Educación en la inau
guración de trabajos para recibir los planes de estudio y programas escolares, 29 de julio
de 1959”, en Torres Bodet, 12 mensajes educativos, op. cit., pp. 75-76.
81 “Impulso al Plan Educativo de Once Años, Discurso pronunciado por el presi
dente López Mateos en el acto de adhesión del snte a la política educativa de su go
bierno”, El Nacional, 4 de septiembre de 1960, p. 1.
182 Nadie podría acusar a Torres Bodet de radicalismo político. Entre 1921 y 1923,
fue secretario particular del entonces secretario de Educación Pública, José Vasconce
los. Hay que recordar que estuvo al frente de la sep cuando se modificó el artículo 3°,
en 1945, y que posteriormente fue Director General de Unesco. La ofensiva contra los
libros de texto gratuitos hizo caso omiso de estos antecedentes e insistía en que la sep
estaba manejada por los comunistas. En algunos casos también, se le reprochó que vio
lara uno de los principios fundamentales de la organización internacional que había di
rigido: la libertad de enseñanza.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 225
87 José Vasconcelos, "Un llamado cordial”, El Maestro, vol. 1, núm. 1,1° de abril
de 1921, p. 6.
88 ¡bid., p. 7.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 227
rio general de la Conalit, Juan Hernández Luna, bajo el titulo: El régimen comercial
de libros de texto en las escuelas primarias de México, México, 1975, 2 vols., doc. mi-
meografiado.
9’ Para enseñar a leer en primer año habia diez manuales a escoger, siete libros de
lectura posibles para segundo año, cinco para tercero, cuatro para cuarto año, dos para
quinto y tres para sexto. Para el curso de historia, los maestros de tercer año podían ele
gir entre siete diferentes libros, había seis manuales disponibles para cuarto año, dos
para quinto y la comisión había autorizado cuatro para sexto año. Sólo había una obra
dedicada a la enseñanza de la geografía para tercero, quinto y sexto años respectivamen
te, mientras que cuarto año podia escoger uno de tres posibles textos. El civismo se ense
ñaba a partir de sexto año y habia tres manuales autorizados.
92 Hernández Luna, op. cit., vol. 1, p. 21.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 229
Cuadro 1
Cuadro 2
monárquica de fines del siglo xix poco tuvieran que ver con los pro
pósitos de la educación en México, conforme a lo establecido en el ar
tículo 3°.11X1
Los libros de historia que se utilizaban eran en su mayoría viejos
y no habían sido actualizados, aunque no se trataba de modificar la
interpretación de la historia de México que se había acordado desde
la supresión de la educación socialista.101 En 1959, la Conalit planteó
como objetivos de la enseñanza de la historia los mismos que en 1943
había definido el vi Congreso de Enseñanza de la Historia: la verdad
histórica y la creación de un sentimiento de solidaridad nacional que
fuera instrumento de integración patriótica.102
Sin embargo, una de las preocupaciones básicas de la Conalit era que
los libros de texto fueran auténticamente laicos. Este problema era más
agudo en el caso de los manuales de historia. Aunque era imposible
ignorar el papel de la Iglesia y la religión, la Conalit pensaba que era
preferible minimizar su importancia, y la verdad es que algunos ma
nuales exageraban la huella de la religión en la cultura nacional, so
bre todo los que utilizaban las escuelas particulares.103
11X1 También circulaba en las escuelas primarias una traducción y adaptación al me
dio mexicano, firmada por Genaro García y Ezequiel Chávez, de un libro francés desti
nado específicamente a los niños franceses de la m República: Francinet de G. Bruno,
que fue publicado en México por primera vez en 1908 con el título de Frascuelo. Ver:
Hernández Luna, op. cit., vol. u, pp. 143-148.
101 Los libros de texto de historia autorizados por la sep después de 1940 eran: Ro
berto de la Cerda Silva, Breve historia de México, publicado en 1943, Luis Chávez Orozco,
Historia de México, 1946. La versión muy conservadora de José Bravo Ugarte, Historia
de México, publicado entre 1941 y 1944 y el Compendio de Historia de México, de 1946.
También circulaban: José L. Cosío, Historia de México. Época pre-cortesiana, 1944;
Miguel Pasillas, Historia de México. Descubrimiento y conquista, 1944 y Jesús García
Gutiérrez, Prehistoria. Apuntamientos de Historia de México, 1941, Período Colonial,
1944 e Historia de México, 1946. Hacia finales de los años cuarenta se publicaron: Car
los Rodríguez C, Breviario de Historia de México e Historia Gráfica de México', Mace-
donio Navas, Historia Patria e Historia de México’, Joaquían Jara Díaz y Elias Torres
Natterman, Historia Gráfica de México·, Salvador Monroy Padilla, Historia de México·,
Roda de la Mora, Lecciones de Historia Patria·, Héctor Campillo Cuautli, La nación
mexicana, sus orígenes y La nación mexicana: su formación y desarrollo·, Ciro González
Blackaller y Luis Guevara Ramírec, Un viaje a! pasado de México. Ver: Vázquez de
Knauth, op. cit., pp. 251-252.
102 Ver: Vázquez de Knauth, op. cit., p. 245.
103 Por ejemplo, para Héctor Campillo Cuautli, autor de La nación mexicana: su
formación y desarrollo, el acontecimiento decisivo de la historia nacional había sido la
aparición de la virgen de Guadalupe (9 de diciembre de 1531): “al convertirse en símbo
lo ha cooperado como ningún otro fenómeno político o social a la unión nacional. Blan
cos y mestizos; próceres y desheredados; cultos y analfabetos; todos por igual, confun
didos en un río de devoción que corre hacia su bellísimo Santuario (...].
[La virgen de Guadalupe] fue lábaro en manos de los Insurgentes y pendón en las
de todos aquellos que defienden una causa justa. Bajo su amparo maternal, seguro de
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 233
103 “Hoy nos encontramos ante la urgente necesidad de dar a la educación perspec
tivas más amplias y apropiadas al ritmo general del desarrollo económico del pais. La
ignorancia será siempre un obstáculo a las aspiraciones de progreso del pueblo**; citado
en “Textos gratuitos’’, TIEMPO, 23 de febrero de 1957, vol. xxxiv, núm. 87, pp. 15-
17, p. 15.
106 Ver los textos de las convocatorias publicadas en TIEMPO, 25 de mayo de 1959,
vol. XXXV, núm. 890, pp. 27-34.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 235
107 Ibid.
108 Ver los textos de las convocatorias publicadas en TIEMPO, 15 de junio de 1959,
vol. XXXV, núm. 893, pp. 17-27.
236 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
109 Ver los textos de las convocatorias publicadas en TIEMPOt 6 de julio de 1959,
vol. xxxv, núm. 896, pp. 13-27.
CONSENSO POLÍTICO Y REFORMA EDUCATIVA 237
se trata de los libros más humildes, pero a la vez los más simbólicos, que
una nación adulta puede ofrecer gratuitamente a toda su niñez: el Libro
y el Cuaderno de Trabajo para el primer año escolar. Son los más humil
des [...] porque sólo responden al propósito elementalísimo, de que los
niños aprendan, sin que nada de paso, los deforme o cercene el espíritu,
los rudimentos de lectura. Son los más simbólicos, porque con ellos se
declara en un país amante de las libertades, como lo es México, que el
repartir uniforme e igualitariamente los medios y el hábito de leer es algo
que nace de la libertad misma.112
1,0 Al inicio de sus funciones, y con el propósito de alcanzar los objetivos que se
había fijado para 1960, la comisión recurrió a numerosas empresas privadas, incluidas
las imprentas de diferentes periódicos. La Conalit no tuvo su propia imprenta y talleres
de producción sino hasta el 12 de junio de 1962, fecha de creación de los Talleres Tipo
gráficos Nacionales, S.A., de C.V. El edificio y los talleres de la Conalit fueron inaugu
rados por López Mateos el 18 de julio de 1964. En 1959 se recurrió a los talleres de:
Novaro Editores-Impresores, S.A., Imprenta Nuevo Mundo, S.A., Talleres Tipográfi
cos de la Nación, S.A., de C.V., Foto-Tipográfica, S.A., Litografías Luis Romo, Edi
torial Galve, S.A., Lito Formas, S.A., Litografia Montauriol, S.A., y Offset Multicolor.
También colaboraron las imprentas de los siguientes periódicos: Novedades, El Üniver-
sal, La Prensa, Ovaciones e Impacto. Secretaría de Educación Pública, Obra educativa
en el sexenio ¡958-1964, op. cit. p. 62.
111 “Torres Bodet entregó al presidente los libros que donará el Estado”, Excélsior,
13 de enero de 1960, p. 1-A.
1,2 Ibid. Dada la amplitud del programa, los libros de texto gratuitos fueron distri
buidos por etapas. Según el primer plan de distribución, los libros para 2°, 3er. y 4°
años se repartirían entre el 15 de febrero y el 30 de abril de 1960. Los libros de texto
para los grados restantes no se produjeron sino hasta despúes de junio de 1961.
113 Fueron sometidos a concurso veinte textos para primer año, ocho para segun
do, tres para tercero, dos para cuarto, cuatro para quinto y siete para sexto. Secretaria
de Educación Pública, Obra educativa en el Sexenio, op. cit. pp. 60-61.
238 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
y civismo para el quinto y sexto grados, todos los libros de texto gra
tuitos fueron elaborados sobre demanda de la propia Conalit, que era
otra de las posibilidades consideradas en el decreto de creación.
Martín Luis Guzmán explicó la “esterilidad” de los concursos en
razón del “desinterés y el abandono de casi toda la intelligentsia peda
gógica”.114 Según él, en vista de los pobres resultados obtenidos, la
comisión había decidido invitar a los autores más conocidos de ma
nuales escolares —que eran los primeros afectados por los libros de
texto gratuitos— a que elaboraran nuevos libros, conforme a los linca
mientos establecidos por las guías técnico-pedagógicas, y en algunos
casos incluso había solicitado su autorización para utilizar sus obras.
Guzmán justificaba el comportamiento de la Conalit argumentando que
la mayoría de los autores se habían rehusado a participar en el proyec
to, porque —decían— la gratuidad de los libros de texto comprometía
los esfuerzos de los autores particulares.115 Aun así, algunos intelec
tuales colaboraron activamente en la elaboración de estos manua
les,116 cuya coordinación quedó en manos del propio presidente de la
Conalit.117
Desde su creación, la Conalit buscó integrar en sus actividades a hom
bres de letras y de ciencia reconocidos en los medios intelectuales y uni
versitarios, para imprimir así a esta labor pedagógica “un lustre que
nunca antes había tenido”. Escritores como Agustín Yáñez y José Go-
rostiza y hombres de ciencia como Alberto Barajas trabajaron en el
proyecto con el apoyo de consejeros pedagógicos que, como Celerino
Cano, Isidro Castillo y Ramón García Ruiz, tenían una larga experiencia
en la enseñanza.118 Fue de esta manera como se buscó la participación
Cuando lean una de sus lecciones, o cuando escriban en una de sus pági
nas, piensen ustedes que millares y millares de niños, hermanos suyos, es
tán leyendo el mismo relato, contemplando la misma imagen, pensando
en los mismos héroes que las cubiertas evocan; el Padre Hidalgo, don Be
nito Juárez y don Francisco I. Madero.120
122 Paula Galicia Ciprés, Mi libro de segundo año, 3a. ed., México, Comisión Na
cional del Libro de Texto Gratuito, 1962, p. 37.
123 J. Jesús Carabés Pedroza, Mi libro de tercer año. Historia y civismo, 3a. ed.,
México, Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito, 1962, p. 21.
CONSENSO HOLiTICO Y REFORMA EDUCATIVA 241
Los misioneros estudiaron las lenguas aborígenes para poder hablar con
los indios y enseñarles la doctrina cristiana, la lengua castellana y diver
sos oficios y artes. Los indígenas, casi siempre, encontraron en ios misio
neros amorosa protección contra los encomenderos y españoles.124
124 Concepción Barrón de Morán, Mi libro de cuarto año. Historia y civismo, 12a.
ed., México, Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito, 1969, p. 38. La misma
■dea de que los misioneros eran hombres admirables que ayudaban a los indios y los
protegían de los españoles aparece en casi todos los libros. Ver por ejemplo: Carabés,
Mi libro de tercer año, op. cit., p. 75.
** Barrón de Morán, op. cit., p. 95.
26 Carmen Domínguez Aguirre y Enriqueta León González, Mi libro de primer año,
la- ed., México, Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito, I960, p. 171.
242 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
Por otra parte, todos los libros incluían un código de moral cívica
que había sido elaborado por la Secretaría de Salubridad, y que luego
la oposición católica tildó de sustituto risible de los diez mandamien
tos. El código recomendaba el respeto a la patria y a las estructuras
tradicionales de autoridad. Si bien, en principio, los libros enaltecían
la democracia, transmitían una imagen paternalista de la autoridad ci
vil. Por ejemplo, en la primera página de los libros de primer año apa
recía un mensaje que recordaba a los niños que estos libros habían sido
posibles gracias a la voluntad del presidente de la República, Adolfo
López Mateos, quien había querido que la gratuidad de la enseñanza
fuera una realidad. Después de 1964, el nombre de Gustavo Díaz Or
daz sustituyó al de López Mateos, y las ediciones posteriores siguieron
presentando a, gobierno como un benefactor. Más aún, la imagen de
Hernán Cortés, el conquistador cruel y ambicioso, se transformaba
cuando Cortés se convertía en el gobernante preocupado por la cons
trucción de la ciudad de México. Asimismo, se encontraban frases como
la siguiente: “Cuando los reyes [españoles] se enteraron de tales abu
sos dieron leyes protectoras para defender a los oprimidos.’’’2’'
El código de moral cívica enfatizaba las actitudes de obediencia y
de respeto a las estructuras vigentes, y atribuía gran valor a la noción
del individuo y al respeto a los derechos del prójimo en la más rigurosa
tradición del liberalismo mexicano.
Los libros de texto oficiales no podían de ninguna manera ser acu
sados de sectarismo. Cuando mucho, podía reprochárseles el énfasis
127 Eduardo Blanquel y Jorge Alberto Manrique, Mi libro de sexto año. Historia
y civismo, 4a. ed., México, Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito, 1969, p<
228.
,2e J. Jesús Carabés Pedroza, Mi libro de tercer año. Historia y civismo, op. cit.,
p. 76.
CONSENSO l’Oi ÍTICO Y Rl·lORMA EDUCA! IVA 243
12451
246 <T ASIÎS MLDIAS Y POLÍTICA UN MEXICO
1 Los flamantes maestros rechazaban la medida porque, según ellos, cuando la sep
escogía a quienes debían permanecer en la ciudad de México, normalmente favorecía
.a los egresados de las normales privadas, para enviar a provincia a los de la enm; tam
bién protestaban contra la insuficiencia de los sueldos. Ver: “Vuelven a plantearle con
flictos a la sep los maestros recién egresados", Excéisior, 23 de febrero de 1960, p. 1-a.
2 Ver: "El conflicto de la Normal", Señal, 3 de abri, de 1960, núm. 293, pp. 10-11;
“Otra vez la dictadura policiaca", La Nación, 3 de abril de 1960, vol. xxxvu, núm.
CONTRA LA POLÍTICA EDUCATIVA DLl LSI ADO 247
964, pp. 5-6. El órgano oficial del pan consideró la represión contra los normalistas como
la prueba de que todo el país corría el peligro de que se impusiera la “fuerza armada
como sistema**, para responder así a las exigencias populares y para resolver las situa
ciones difíciles. Ver: "Atropellos en vez de soluciones", Lo Nación, 3· de abril de 1960,
vol. xxxvh, núm. 964, pp. 13-15.
3 Ver: "Declaración hecha a la prensa por el seAor Jaime Torres Bodet, Secretario
de Educación Pública, el 25 de febrero de I960”, Excélsior, 26 de febrero de 1960, p.
8a; ver también: "Resoluciones de la Secretaria de Educación Pública con relación al
pliego de peticiones presentado por el Comité Ejecutivo de la Sociedad de Alumnos de
la Escuela Nacional de Maestros", Excélsior, 16 de marzo de 1960, p. 18-a.
4 Ibid.
5 Como por ejemplo, la suspensión de la inscripción a todos los estudiantes de la
normal, para que tuvieran que reinscribirse, reservándose las autoridades el derecho de
admisión.
248 t’l.ASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
probable que el comité ejecutivo del snte haya pensado que había lle
gado la oportunidad de recuperar el control sobre una sección tan im
portante como la de la ciudad de México. Así, con base en la condena
ideológica, a partir del 31 de marzo inició la ofensiva contra los miem
bros contestatarios del comité ejecutivo de la sección ix.
El conflicto en la normal se resolvió desde los primeros días de abril,
después de que presentó su renuncia el director que había asumido la
responsabilidad de llamar a la policía y al ejército para desalojar las
instalaciones ocupadas por los huelguistas. Sin embargo, esta huelga
atizó las más oscuras suspicacias respecto de las intenciones de los co
munistas y su importancia relativa en el medio de la educación públi
ca. Así lo testimonian algunos editoriales de la época: “Notemos la
manera como el alto comando rojo quiso poner a prueba, una vez más,
la energía del gobierno.”10 Los católicos tampoco tenían la menor
duda al respecto:
2 Ése fue el tono de las críticas de las organizaciones del pri, la Federación de Co
lonias Populares y la Alianza Popular de Padres de Familia, que se pronunciaron contra
los maestros priistas.
13 "Declaración de la Secretaría de Educación Pública con motivo de la manifesta
ción de ayer", Excéisior, 14 de junio de 1960, p. 14-a.
14 Ver: "La peligrosa situación magisterial puede derivar a resultados graves", La
Nación, 3 de julio de 1960, vol. xxxviii, núm. 977, pp. 12-13; ver también: Melchor
Ortega Lomelín, "Desorden y demagogia”, Excéisior, 11 de julio de 1960, p. 6a, y Ro
drigo García Trevifto, “El paro escolar”, Excéisior, 12 de julio de 1960, p. 6-a.
CONTRA LA POLÍTICA EDUCATIVA DEL ESTADO 251
A partir del mes de enero de 1960, junto con la distribución de los li
bros de texto gratuitos, se inició una intensa campaña de propaganda
en la prensa, muestra del gran interés que tenía el gobierno por el éxito
de este proyecto. Después de años de compromiso, y no obstante los
esfuerzos que se habían hecho para abordar el problema de la educa
ción nacional en términos estrictamente económicos, el resurgimiento
del debate escolar fue inevitable pese a la discreción y rapidez con que
actuaron las autoridades ministeriales.
Las discusiones a propósito de la educación aludían invariablemen
te al potencial de conflicto de la querella escolar y, por supuesto, no
faltaban las comparaciones, implícitas o explícitas, con los conflictos
Que el tema había suscitado en el pasado, en particular en los años trein
ta. La prensa, por ejemplo, estaba dispuesta a apoyar el proyecto de
la Conalit e incluso a aplaudirlo, pero por otro lado, se empeñaba en
alabar la neutralidad de las instrucciones de las convocatorias de los
concursos, y en señalar que estaban libres de las desviaciones ideológi
cas o “tendenciosas” que habían impregnado la educación pública “du
rante un periodo gubernamental demagógico”, en obvia alusión al car
denismo y a la educación socialista.15
Con el fin de evitar que la querella escolar se desencadenara prema
turamente y así poder actuar en toda libertad, en los meses anteriores
a la primera entrega, las autoridades gubernamentales e incluso el pre
sidente de la República, se ocuparon de que se hiciera suficiente énfasis
en la gratuidad de los libros de texto de la Conalit. En el informe del
1° de septiembre de 1959, López Mateos afirmó:
Es posible que estas palabras hicieran pensar a más de uno, que los
libros estarían reservados a los niños de las clases bajas, en la medida
en que esto se hubiera ajustado a la línea tradicional de la política edu
cativa de los gobiernos posrevolucionarios, misma que atribuía al Es-
“Tercia la opinión pública”, Tiempo, 1° de julio de 1959, vol. xxxv, núm. 891,
P· 8. Ver en este mismo artículo todas las opiniones favorables al proyecto de la Conalit
en los diferentes periódicos de la ciudad de México.
6 Adolfo López Mateos, ‘‘Informe al abrir el Congreso sus sesiones ordinarias el
1° de septiembre de 1959”, en Cámara de Diputados, Los presidentes de México ante
/o nación, op.cit., p. 700.
252 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
todas las primarias del país, independientemente de que los suyos hu
bieran sido incluidos en la lista de libros autorizados. Señalaba que la
prohibición de comprar libros de texto que no aparecieran en las listas
de la Comisión Nacional Revisora era una infracción a la constitución
porque violaba el derecho al trabajo de maestros, autores, diseñado
res, editores, impresores y, en fin, de todos aquellos que participaban
en la elaboración de los manuales. Además, Zamora afirmaba que esta
decisión era arbitraria e ilegal, puesto que era retroactiva y anulaba
la lista oficial publicada en 1959, que daba una validez de cinco años
a los ochenta títulos que incluía.
Según Zamora, esta decisión autoritaria violaba también las leyes
del mercado, que en materia de libros de texto fomentaba la compe
tencia y cuyo efecto positivo era elevar la calidad del producto y redu
cir su precio. Este desplegado se refería esencialmente a las consecuen
cias que tendría la decisión de la SEP en el trabajo de todos los que
participaban en esa industria, desde los obreros hasta los encuaderna
dores que —decía— quedaban “en el desamparo”.
La Conalit, por su parte, era objeto de las acusaciones más violen
tas porque, según Zamora, había incurrido en prácticas deshonestas;
ignorando o queriendo ignorar los términos de las convocatorias de
la comisión, señalaba que los concursos habían sido declarados desier
tos, aun cuando Zamora sabía que se habían presentado 17 candidatos,
para que finalmente la Conalit aprobara obras ya existentes que ape
nas habían sido modificadas para ajustarse a las directivas oficiales.
En cuanto a las imprentas y a las editoriales que elaboraban los li
bros de texto, Zamora señalaba que no habían sido elegidas por con
curso, sino por favoritismo y corrupción de los miembros de la comi
sión, dado que, siempre según Zamora, nadie ignoraba que “Luis
Novaro [era] el socio de Martín Luis Guzmán en otra empresa mer
cantil”.19
El maestro Zamora afirmaba que el papel de los libros de texto era
importado y que había sido proporcionado a la Conalit por una em
presa estatal, pipsa, por lo que no eran gratuitos como se quería ha
cer creer, sino que costaban millones de pesos al Estado y, por consi
guiente, al pueblo mexicano. Añadía que era antipedagógico que
hubiera un solo libro para todas las materias. Mencionaba asimismo,
aunque de manera relativamente incidental, que sólo una falta de “idea
lismo” podía explicar que se hubiera pedido a David Alfaro Siqueiros,
tra los libreros y las escuelas privadas que se negaban a utilizar los li
bros de texto oficiales. Los comunicados de la sep acusaron a estos
establecimientos de boicotear el proyecto y de estar coludidos con los
comerciantes que vendían los libros de texto; en poco tiempo sus co
municados adquirieron un tono amenazador, advirtiendo que el maes
tro que exigirá libros distintos de los autorizados o que vendiera los
libros de la Conalit podría ser encarcelado, multado, suspendido o
destituido.23
Ante la oposición de las escuelas privadas y su rechazo a aceptar
los libros de texto, Mario Aguilera Dorantes, entonces coordinador ge
neral de Enseñanza Primaria, se vio obligado a recordarles que la ley
reglamentaria del artículo 3° atribuía a la sep el derecho de retirarles
la concesión que les había sido otorgada.24 25
Las críticas no fueron acalladas. El 22 de marzo de 1960, los auto
res de libros de texto comerciales publicaron en todos los periódicos
un desplegado dirigido al presidente de la República. Los firmantes acu
saban a la SEP de prácticas antidemocráticas, pero afirmaban también
que confiaban en el firme propósito de López Mateos de favorecer el
progreso cultural de México. Frente a los errores y deficiencias de los
manuales de la Conalit, defendían los libros de texto comerciales y sub
rayaban su eficacia pedagógica: “95% de los mexicanos que saben leer
y escribir han aprendido con nuestros textos”. Los firmantes manifes
taban su sorpresa ante la decisión de funcionarios de la SEP que, de
motu propio, habían dado fin a la libertad de enseñanza con la impo
sición de los libros de texto gratuitos.23 El desplegado partía del
supuesto de que el presidente era un gobernante justo, benévolo y to
dopoderoso que, sin embargo, podía haber sido engañado por sus
subordinados. Denunciaba entonces las amenazas, la vigilancia y el con
trol de la sep sobre los métodos que empleaban cada uno de los maes
26 Ibid.
CONTRA LA POLÍTICA EDUCATIVA DEL ESTADO 257
27 Sería muy interesante estudiar el papel que jugaron las organizaciones de exilia
dos cubanos y los individuos, como elementos de presión que intentaban influir sobre
la política mexicana hacia la Revolución cubana. Durante estos primeros años desplega
ron una intensa actividad de movilización de la opinión pública. Aunque no hay infor
mación adecuada para evaluar con precisión su importancia numérica, su influencia po
dría medirse a partir del origen social y de la profesión de los exiliados: fundamentalmente
clases alta y media. También hay que señalar que la mayoría de los exiliados que llegaron
a México en los primeros años de la Revolución se quedaron muy poco tiempo en este
país, esperando la oportunidad de viajar para instalarse en los Estados Unidos.
28 El mensaje anticomunista de Excélsior puede considerarse típico de la prensa de
la época. Los periódicos mexicanos tenían un tiraje muy limitado —nunca más de 250 000
ejemplares en un país que en 1960 tenía más de 30 millones de habitantes, de los cuales
cerca de cinco millones vivían en la ciudad de México. En cambio, existía —y existe
todavía— una enorme cantidad de periódicos locales. Aun así, se manifestaba upa ten
dencia a la monopolización de la información justamente en provincia a través del desa
rrollo del grupo El Sol, cuya perspectiva era estrechamente conservadora y antiguberna
mental.
CONTRA LA POLÍTICA EDUCATIVA DEL ESTADO 259
aún más estas declaraciones señalando que la izquierda de la que hablaban no era comu
nista. Ver: “Dos discursos y una declaración**, Tiempo, 4 de julio de 1960, vol. xxxvu,
núm. 948, pp. 5-7.
38 “Cárdenas clamó contra latifundio y monopolio**, Excélsior, 8 de junio de 1960,
P· 1-a.
39 “Profesión constitucionalista”, Tiempo, II de julio de i960, vol. xxxvu, núm.
pp. 16-18, p. 17. El comité nacional del pri adoptó esta interpretación: “siguien
do la vía de la Revolución mexicana encontraremos las soluciones apropiadas a nuestros
264 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
44 "Se desata una tormenta política por las declaraciones de alm”, Excéisior, 3 de
julio de 1960, p. 1-a. Para ejemplificar la sutileza de la prensa en su labor de exacerba
ción de las tensiones políticas, se puede mencionar que ese mismo día, el segundo enca
bezado de primera plana era: "El comunismo triunfará sin necesidad de recurrir a las
•nnas, declara el premier soviético". Para documentar la agresividad empresarial, ver
el cuestionario al que fue sometido el secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena, en
una comida que le ofrecieron unas semanas después de Guaymas los dirigentes de la ini
ciativa privada: 10 preguntas sobre qué es izquierda, Excéisior, 22 de julio de 1960, p.
1-a. Más adelante, el gobierno respondió indirectamente a esta andanada de preguntas
con un desplegado que con el encabezado "Mexicanos completamente de acuerdo con
h posición de Adolfo López Mateos", apareció en diversos periódicos firmado por: Sergio
Avilés Parra, José E. Iturriaga, Arturo González Cosío, Porfirio Mufloz Ledo, Jenaro
Vázquez Colmenares, Emilio Uranga, Javier Wimer Zambrano; ver: “Respuesta a los
Leones", Excéisior, 24 de julio de 1960, p. 18-a.
43 "El Secretariado Social Mexicano de acuerdo con la política del país", Excéisior,
24 de julio de 1960, p. 1-a.
48 "Se desata una tormenta política...", art.cit.
"La atinada izquierda", La Nación, 3 de julio de 1960, vol. xxxvm, núm. 977,
P. S.
48 "El pan contra la demagogia de los políticos", Excéisior, 19 de julio de 1960,
P·J-α. Pero no todos los panistas creían que el gobierno hubiera optado por el socialis-
266 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
la actividad privada, ser cada día un competidor más ventajoso de los par*
ticulares [...] llegar al control estatal de todas las empresas, convertir a
todos los mexicanos en empleados suyos [...] Se propone [...] un capitalis
mo de Estado que equivale al régimen comunista.4?
51 La situación llegó a tal punto que en agosto la prensa anunció la creación de una
comisión en el seno del Congreso de la Unión, cuyo objetivo era desenmascarar a los
agentes provocadores que buscaban crear un estado de anarquía. El modelo de esta co
misión era —decían— el Committee on Un-American Activities del Congreso nortea
mericano. “Comisión de congresistas para desenmascarar a los agitadores'*, Excélsior,
1 de agosto de 1960, p. 1-a. No obstante, esta información fue desmentida al día si
guiente de su publicación por los mismos miembros del Congreso que supuestamente
integraban la mencionada comisión. “Niegan 6 legisladores haber formado una comi
sión que indague disturbios", Excélsior, 9 de agosto de 1960, p. 1-a.
52 “Declara el Presidente de la Permanente: México está con Cuba", Excélsior, 8
julio de 1960, p. 1-a.
33 “Conversión a la derecha”, Política, 15 de septiembre de 1960, vol. i, núm. 10,
PP. 10-12, p. 10.
268 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
54 “México en San José”, Política, 15 de septiembre de 1960, vol. i, núm. 10, pp·
17-18, p. 18.
55 La versión de la ctm fue de las más sorprendentes; según la organización obrera,
las causantes de la inestabilidad “Son las fuerzas retrógradas del mundo que actúan bajo
la dirección del Partido Comunista Internacional como enemigos del progreso de la cla
se de los trabajadores. Ellas, aliadas al comunismo, se esfuerzan por provocar en Méxi
co, como en otras partes del mundo, una transformación política, económica y social;
en “Pulso Nacional”, Tiempo, art. cit., p.
56 “Apasionadamente revolucionario es el régimen de alm: Moreno Sánchez”, Ex
céisior, 10 de agosto de 1960, p. 1-a; Horacio Quiflones, Buró de investigación Políti
ca, vol. XVIII, núm. 32,8 de agosto de 1960, pp. 193-199; “Condenación del desorden”,
Tiempo, 15 de agosto de 1960, vol. xxxvu, núm. 954, p. 11.
CONTRA LA POLÍTICA EDUCATIVA DEL ESTADO 269
Pese a que el gobierno había hecho varias concesiones a los grupos con
servadores del sistema político, ya desde julio se había establecido la
57 “México no cederá ante las presiones externas o internas. Mensaje de alm al pue
blo”, Excélsior, 29 de agosto de 1960, p. 1-A.
51 “Conversión a la derecha”, art.cit., p. 10.
59 “Adolfo López Mateos al abrir el Congreso su periodo de sesiones el 1° de sep
tembre de 1960”, en Cámara de Diputados, Los presidentes de México, op.cit., p. 738.
270 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
«t
Ibid.
272 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
Con el doble fin de diversificar los libros escolares y dar nueva oportuni-
dacfpara que todos los autores de obras didácticas participen en la redac
ción de los textos gratuitos I...J serán convocados nuevos concursos. Ge
neralizado el texto gratuito como respuesta a una necesidad nacional, los
maestros podrán recomendar, sin carácter obligatorio, libros complemen
tarios y de consulta, dentro de listas que al efecto apruebe un cuerpo de
pedagogos designados para formularlas.67
M “Nos hundimos o nos salvamos”, Magisterio, núm. 12, abril de 1960, p. 11.
69 Ibid. Dos miembros del Comité Ejecutivo de la Sección ix utilizaron este argu
mento cuando trataron deconvencer a sus compañeros de que abandonaran el paro
276 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
(recuérdese que el paro magisterial duró tres meses), dado que la sep había dispues
to despedir a los maestros que faltaran a su trabajo tres días seguidos. Mariano Mo
ling Rodriguez y Ramiro Puch advertían que las plazas que entonces quedaran libe
radas serian ocupadas por antiguos maestros de escuelas particulares "(con espíritus]
formados y orientados por las creencias del clero político y de la reacción que deforma
rían el espíritu de la educación que definía el artículo 3e”; “Cese a los maestros faltistas
ya que primero está la4ducación de la ni fiez”, Excélsior, 17 de junio de 1960, p. 1·*·
70 “Se forma el Frente de Unidad Revolucionaria de Trabajadores de la Educación”.
Magisterio, núm. 17, septiembre de 1960, p. 11.
Ibid, p. 13.
CONTRA LA POLÍTICA EDUCATIVA DEL ESTADO 277
a*
J. Jesús Vallejo Camargo, “La reforma a los programas de educación primaria”,
*Werto, núm. 18, octubre de 1960, pp. 36-38.
VI. LA OPOSICIÓN CATÓLICA: UNA
ALTERNATIVA DE PARTICIPACIÓN
INDEPENDIENTE
1279]
280 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
grar sus valores e intereses dentro de un conjunto más amplio que lu*
chaba por la democracia contra el autoritarismo estatal.
El desplegado de los empresarios provocó una nueva ola de maní*
festaciones de apoyo a la política gubernamental. Esta vez, sin embar*
go, el gobierno no mostró la misma voluntad de movilización que los
meses anteriores, sino que se apresuró a explicar su política económi-
ca, insistiendo en que la intervención del Estado se limitaba a mante
ner y ampliar los servicios públicos. Los funcionarios en cuestión su
brayaron que el gobierno sólo adquiría empresas privadas en bancarrota
para evitar el desempleo, y que su función era estimular la iniciativa
privada: “El Estado [...] está dispuesto a suplirla en sus ausencias o
a sustituirla en sus deficiencias”.13 Sin embargo, los empresarios no
se dejaron convencer y por varios meses mantuvieron su reticencia a
invertir.
Las aparentes discrepancias entre el gobierno y el gran empresaria
do nacional eran sólo una faceta más de las fisuras en el consenso polí
tico; no menos importantes eran las disensiones en el interior de la éli
te política. Como ya se vio, el presidente López Mateos quiso adoptar
una posición nacionalista y popular que fuera la alternativa a la pola
rización; no obstante, el agravamiento de las tensiones entre los dos
grupos políticos, que ya se habían manifestado abiertamente, cancela
ba las posibilidades de mantener una propuesta centrista. Más aún, el
proyecto lopezmateísta tuvo que hacer frente a un poderoso rival: el
activismo del general Cárdenas. De suerte que en el seno de la élite po
lítica se debatía una oposición entre alemanistas y cardenistas, parale
la a la creciente hostilidad que se germinaba entre Adolfo López Ma
teos y Lázaro Cárdenas a lq sombra de la competencia por el liderazgo
de grupos y posiciones nacionalistas y populares. A partir de 1961, a
esta rivalidad se sumaron las presiones de empresarios y grupos con
servadores movilizados, que sirvieron para conseguir que el presidente
de la República evitara cualquier contacto con Cárdenas. La nueva po
lítica se tradujo naturalmente en un endurecimiento de las posiciones,
y en general del partido oficial y del gobierno respecto de los grupos
de izquierda.
A pesar de todo, el general Cárdenas prosiguió con sus actividades
13 Ver las explicaciones del entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, An*
tonio Ortiz Mena, y del de Industria y Comercio, Raúl Salinas Lozano, respectivamen
te, en “El Estado no desplaza a la empresa privada; sólo la encauza*', Excéisior, 25 de
noviembre de 1960, p. 1-a. Los grupos de izquierda criticaron ásperamente la “tibie
za" de la reacción oficial ante lo que consideraban una inadmisible insolencia de los
patrones. Ver: “Patadas al pesebre”, Política, 1° de diciembre de 1960, vol.-ι, núm.
15, pp. 5-7. Ver también las declaraciones del entonces-líder del Senado, Manuel More
no Sánchez, en “Los particulares tienen mucho menos iniciativa que el Estado", Excél·
sior, 12 de diciembre de 1960, p. 1-A.
LA OPOSICIÓN CATÓLICA 287
14 Entrevista con Manuel Moreno Sánchez, entonces líder del Senado, México, D.F.,
9 de octubre de 1979.
15 En una ocasión, el general Cárdenas declaró: “Esperamos que instaure la demo
cracia sindical que no existe; porque el gobierno que quiere cumplir con su obra no ne
cesita imponer dirigentes sindicales a los obreros, ni comisarios ejidales en los ejidos,
ni directores a los maestros de escuela.” Discurso pronunciado en Uruapan el 18 de marzo
de 1961, citado en “Seflor Licenciado López Mateos ¿Está usted de acuerdo con Cárde
nas?”, La Nación, 26 de marzo de 1961, vol. xxxix, núm. 1015, pp. 10-11.
288 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
nas, Obras. Apuntes, ni, op.cit., p. 36. El expresidente mexicano fue una de las prime-
tas celebridades internacionales que visitó Cuba después de la Revolución. Cuando el
Presidente cubano, Osvaldo Dorticós, visitó México, se entrevistó privadamente con él.
Luego se volvió costumbre que todo funcionario del gobierno cubano que viniera a Mé
xico presentara sus respetos al general Cárdenas.
19 "Llamado del pan contra los rojos?, Excéisior, 22 de abril de 1961, p. 1. Ver
también: "El pueblo dispuesto al testimonio”, La Nación, 30 de abril de 1961, vol. xl,
núm. 1020, pp. 10-12; y en ese mismo número: "Se desbocan en México los rojos”, pp. 4-3.
20 "En marcha el plan trazado por Moscú”, La Nación, 4 de julio de 1961, vol. xl,
núm. 1023, pp. 7-9; Ver: "¿Armas soviéticas para Cárdenas?”, La Nación, 3 de no
viembre de 1961, vol. xu, núm. 1047, p. 9. "Las pruebas de la conspiración”, Excéi
sior, 9 de noviembre de 1961, p. 1-a; "Las calumnias de que gimotean los rojos”, La
Nación, 1° de julio de 1962, vol. xliii, núm. 1081, p. 9.
21 Entre los dirigentes del fcmar encontramos políticos y antiguos funcionarios, entre
dios dos expresidentes, Abelardo L. Rodríguez y desde luego Miguel Alemán. También
•parecían entre otros: Alejandro Gómez Maganda, Antonio González Cárdenas, Hum
berto Maníes, Marco Antonio Mufloz, Melchor Ortega y Salvador Sánchez Colín. Se-
lún Joaquín Álvarez Icaza, que en esos aflos fue uno de los más notorios organizadores
úe la movilización anticomunista católica, los alemanistas financiaban a la mayoría de
lo* grupos y manifestaciones anticomunistas laicas. Entrevista con Joaquín Álvarez Ica-
*·» M&tico, D.F., 2 de diciembre de 1981..
290 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
22 Interrogado acerca del fcmar, Miguel Alemán respondió que se trataba de una
organización cívica de orientación política destinada a combatir el comunismo. "Fija
Alemán su actitud revolucionaría”, Excélsior, 5 de diciembre de 1961. Ver también: "Tres
fuerzas políticas se definen”, Política, 1° de septiembre de 1961, vol. u, núm. 33, pp·
Ver también el desplegado del fcmar, "Reflexiones sobre el último informe presiden
cial”, Excélsior, 13 de septiembre de 1961, p. 15-a.
23 ‘Tatabras de don Melchor Ortega en el primer aniversario del Frente Cívico Me
xicano de Afirmación Revolucionaria”, Excélsior, 25 de agosto de 1962, p. 9-a.
24 "Discurso de Miguel Alemán al apadrinar la generación 1960-1961 de la enpi, el
31 de octubre”; TIEMPO, 6 de noviembre de 1961, vol. xl, núm. 1018, p. 14.
LA OPOSICIÓN CATÓLICA 291
30 Ver entre otros: Víctor Flores Olea, “Manos libres a la derecha*’, Política, 1° de
m*no de 1962, vol. n, núm. 45, p. 7. Ver también el desplegado firmado por más de
doscientas personas entre universitarios, periodistas y políticos dirigido d “Sector revo
lucionario de México*’, para invitarlo a unirse contra la “ofensiva de las fuerzas regresi-
*■*’’. Excéisior, 24 de agosto de 1961, p. 13-a.
31 Rodrigo de Llano, ’‘Preocupa en Europa el avance rojo en América. Se atribuye
■la tolerante indiferencia de los gobiernos’*, Excéisior, 9 de marzo de 1961, p. 1-a.
, 2 Por ejemplo, en el aeropuerto de la ciudad de México, los agentes de goberna-
3όη decomisaron la “propaganda roja’* que llevaba al secretario cubano de educación
cuando hizo escala en México en un vuelo cuyo destino final era Chile. Ver: “Traía me-
djatonelada de propaganda roja el ministro de educación de fcr”, Excéisior, 27 de fe-
brero de 1962, p. 1-a. Ver también: “Nueva riña en el aeropuerto entre correos diplo-
’utócos cubanos y agentes’*, Excéisior, 11 de septiembre de 1962, p. 1-a.
“Cuba en México’*, Política, 1° de mayo de 1961, vol. u, núm. 25, pp. 5-22, p. 8.
M Ver: Cárdenas, Obras Apuntes ttt, op.cit., pp. 213-216.
294 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
35 Uno de los rumores persistentes fue que el prestigiado cardiólogo, Enrique Ca
brera, dadas sus simpatías con la izquierda, fue despedido sin justificación alguna del
Instituto Nacional de Cardiología el 11 de julio de 1962.
36 Un destacamento militar masacró a Jaramillo junto con toda su familia en Xochi-
calco, en mayo de 1962. Este crimen lo condenaron la izquierda y la derecha por igual.
Ver: “Un crimen del régimen”, Politico, 1° de junio de 1962, vol. ni, núm. SI, p. 4.
Ver también: P.V.C., “Observatorio**, Excélsior, 1° de junio de 1962, p. 7-a.
LA OPOSICIÓN CATÓLICA 295
37 Por ejemplo, con el fin de reforzar los vínculos entre religión y nacionalidad, las
autoridades eclesiásticas declararon el 12 de octubre —día de la Raza— Jornada Nacio
nal de la Fe. Además, en esa época también se trató de reavivar la devoción guadalupa-
na, haciendo hincapié en el nacionalismo religioso: “María de Guadalupe convirtiendo
de un golpe a las innumerables tribus y razas que formaban esta parte del continente
thanó el camino a los cristianos conquistadores, preparó el terreno para las sabias leyes
Que presto había de darse, y fundó la sociedad mexicana tal cual la vimos nosotros al
nacer, tal como aún subsiste en medio de tantas convulsiones.” Monseñor Montes de
Oca. “La fundadora de la Patria Mexicana”, Nuestro Tiempo, septiembre de 1962, vol.
"· núm. 9, p. 74. Ver también: Manuel Salazar y Arce, “Día de la Fe y de la hispani
dad’’ Excélsior, 12 de octubre de 1962, p. 7.
1 “El Cardenal Garibi señala los errores del comunismo e indica cómo libramos
d* tan gran tiranía”, Pastoral de José Garibi Rivera, arzobispo de Guadalajara, Señal,
3) de agosto de 1961, núm. 362, pp. 8-9.
296 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
Me consta que todas las naciones amigas de México han recibido con po*
sitiva satisfacción este gesto de la Sede Apostólica, y todos esperamos que
este hecho contribuya también a que, como afortunadamente vamos viendo
en los últimos aftos,'sigan estrechándose las relaciones entre las autorida
des y la iglesia.39
39 “Un Cardenal para México”, Tiempo, 5 de enero de 1959, vol. xxxiv, núm. 870,
pp. 35-39, p. 37. A propósito de esta designación, Manuel Moreno Sánchez, líder del
Senado, declaró: “La designación de un cardenal mexicano viene a echar por tierra la
creencia errónea de que estos dignatarios no podrían existir en México correlativamente
con la vigencia de las leyes de Reforma.'* [...] “La exaltación del arzobispo José Garibi y
Rivera al cardenalato prueba que Benito Juárez estuvo en lo justo’*, “Indice**, La Na
ción; 22 de noviembre de 1958, vol. xxxv, núm. 882, p. 3.
40 A una pregunta acerca de qué pensaba de la Iglesia católica, López Mateos res
pondió: “[...j en México existe absoluta libertad de creencias: [...] en el amplio progra
ma constructivo de la Revolución caben todos los hombres de buena voluntad, todos
aquellos que tengan grabada dentro del corazón la convicción de que en México sólo
bajo el imperio de la justicia social podrá llevarse felicidad al hombre**, Adolfo López
Mateos, “A la Federación de Trabajadores Textiles y Similares de Querétaro**, 1° de
diciembre de 1959, en Celis, Macotela, Rico, βζα/., Historia de ia acción pübiica, op.cit.,
P. 2Π. ,
41 No faltaban los indisciplinados dentro de la propia jerarquía, por ejemplo, el obis
po de Ciudad Obregón, José S. Torres, declaró el 30 de octubre de 1960: “El comunis
mo es una ola putrefacta [...] y aquí en México ha logrado un gran incremento, espedal-
ménte en las altas esferas del Gobierno, en el Senado, en los sindicatos, entre los obreros
y ios campesinos, en los institutos [...) en fin en todas las actividades de nuestro país.'*
•“Sonora, Obispo político**, Política, 15 de noviembre de 1960, vol. i, núm. 14, p. 28.
'42 El cardenal Garibi celebraba una misa en el momento en que López Mateos ha
cía su acribo a Guadalajara, “para que la luz divina ilumine al Primer Mandatario**,
“Autoridades civiles y eclesiásticas recibieron a alm en Guadalajara’’, Excélsior, 7 de
diciembre de 1960, p. 1-a.
LA OPOSICIÓN CATÓLICA 297
mente”, Señal, 24 de abril de 1960, núm. 29S, núm. 11. Este artículo concluye enfática
mente: “Iglesia de la República hermana de Cuba, los católicos mexicanos y los de todo
el continente te apoyamos”. Ver también las declaraciones del cardenal Garibi en oca
sión de la Conferencia Episcopal Mexicana en Señal, 23 de octubre de 1960, núm. 321,
p. 3.
46 “Gran campaña anticomunista en toda América”, Excélsior, 29 de julio de 1960,
p. 4-a. Ver también: “La Iglesia coordinará en Buenos Aires sus trabajos en la lucha
antirroja”, Excélsior, 8 de noviembre de 1960, p. 1-a.
47 “SO obispos mexicanos analizarán problemas sociales, políticos y religiosos”, Ex
célsior, 26 de noviembre de 1960, p. 1-a.
48 “México está minado por las fuerzas comunistas”, “Texto completo de las de
claraciones formuladas por la Conferencia Episcopal Mexicana al terminar su asamblea”,
Señal, 23 de octubre de 1960, núm. 321, p. 3. Ver también: “Frente « la amenaza del
comunismo...”, La Nación, 23 de octubre de 1960, vol. xxxix, núm. 993, pp. 22-23-
La misma advertencia hicieron diferentes obispos y los portavoces pficiales de la jerar
quía católica. Ver: “Son espejismos las promesas comunistas”, Excélsior, 31 de octubre
de 1960, p. 1-a. Ver: “Terminó ayer el Congreso Episcopal. Excitativa del Cardenal Ga
ribi para combatir d azote comunista”, Excélsior, 12 de octubre de 1960, p.l-A.
LA OPOSICIÓN CATÓLICA 299
Los verdaderos cristianos rehusamos ver el mundo bajo el ángulo del an-
ticomunismo y rechazamos estar contra las derechas conservadoras.
Por más que nos disgusta esta clasificación arbitraria, el auténtico es
píritu religioso no está ni a la derecha ni a la izquierda, sólo es conserva
dor cuando afirma y defiende valores y principios que constituyen la ar
madura moral y social de un pueblo. Pero el verdadero espíritu religioso
es progresista, y si las circunstancias lo exigen, revolucionario —en el buen
sentido de la palabra— cuando se trata de abolir las iniquidades sociales
y de realizar las reformas requeridas por la evolución normal de la so
ciedad.52
53
52 En 1961, los miembros del episcopado mexicano dieron a conocer por lo menos
ocho diferentes pastorales anticomunistas; en abril, los cuarenta y nueve obispos y arzo
bispos firmaron conjuntamente un documento de condena al comunismo, que además
denunciaba la infiltración en México.
53 “Afirmación cristiana”, Contacto, Segunda época, núm. 2, 1962, p. 1.
LA OPOSICIÓN CATÓLICA 301
de Puebla bien conocido por su furibundo conservadurismo, exhortó
a los miembros de Acción Católica:
Hay que llegar al pueblo en una forma práctica y hacerle sentir lo que
es el cristianismo. Hablarle no sólo del Padre que está en el cielo, sino
del pan de cada día.54
zan con eficacia y los hagan respetar por quienes osaren coartarlos o con
culcarlos, pues no podrá haber paz verdadera y durable mientras no se
respeten los derechos ciudadanos, ni podrá lograrse el bien común de la
nación sin la leal y efectiva colaboración de todos los miembros de la co
munidad nacional.57
57 Ibid, p. 29.
58 “Síntesis de la vida en México en 1961”, Contacto, núm. 1, Segunda época, 1962,
p. 1.
59 La prensa católica reporta que el 9 de diciembre de 1962, en sesenta plazas públi
cas del país se concentró un millón y medio de católicos para expresar sus deseos de paz
y unidad de la gran familia mexicana. Casi todos los volantes de invitación estaban re
dactados en los siguientes términos: “Mexicano, ¿sabes lo que ha ocurrido en Chihua
hua, Morelia, Puebla, Zamora, Guadalajara, etc.?” (refiriéndose a enfrentamientos vio
lentos entre simpatizantes y enemigos de la Revolución cubana). “Lucha por defender
a la patria y tus ideas. México es un país religioso. Todos lo somos. Trabajadores del
campo y de las ciudades, artesanos y técnicos, profesionistas y amas de casa, hombres,
mujeres y ni ftos. ¡Cristianismo sí. Comunismo no! Asiste a la peregrinación”; “El tema
Cristianismo y Comunismo, en una reunión en la Basílica”, Excélsior, 1S de mayo de
1961, p. 1-a. Ver también: Vicente Leftero, “El pueblo de México, en pie: ¡Cristianis
mo sí! ¡Comunismo no!”, Señal, 21 de mayo de 1961, núm· 349, pp. 8-9.
60 En Ciudad Obregón, Sonora, Francisco Quiroga “provocó el entusiasmo de los
veinte mil católicos reunidos” cuando exigió al gobierno la promoción de un “régimen
de justicia para los trabajadores” y una auténtica preocupación por el bienestar del pue
blo. “Reafirmación cristiana en Sonora”, La Nación, 3 de septiembre de 1961, vol. xl,
núm. 1038, p. 23. El 19 de enero de 1962, los principales diarios de la ciudad de México
publicaron una invitación dirigida a todos los católicos de la capital para que al día si
guiente asistieran a una misa en la Basílica de Guadalupe donde se rogaría a Dios para
que “ilumine a todos los dirigentes de América que se reúnen en Punta del Este, para
que salven nuestro cristianismo”.
LA OPOSICIÓN CATÓLICA 303
63 “El comunismo tiene un vasto plan, dotado de visión única, una organización
bien planificada y personal perfectamente adiestrado y disciplinado para lograr el con
sol de la educación en América Latina”; Señal, 12 de junio de 1960, núm. 302, pp.
6*7· Ver en este mismo número: “En México se le está dando vía libre al plan continen
tal sobre la educación", p. 8.
64 “Una carta que sacude: Cuba, la isla del terror”, Señal, 23 de julio de 1961, núm.
J58. p. 10.
Luis Tercero Gallardo, “El texto único sería un atraco totalitario”, La Nación,
*1 de junio de 1959, núm; 923, vol. xxxvi, p. 27.
306 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
78
Ver: “El presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia rechaza con fun-
“Nnento en la ley de obligatoriedad del llamado Texto único”, Señal, marzo de 1960,
"um 2891, pp. 6-7.
w U>id., p. 7.
Ramón Sánchez Medal, “El problema educativo nacional”, en “La sep unifica
a todos en contra...”, art.cit.
314 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
Con ese propósito, la unpf estableció una alianza táctica con Ac
ción Nacional, que resultó muy fructífera para ambas partes.
La reacción inicial del pan hacia los libros de texto gratuitos fue
una reacción ponderada. El primer comentario que encontramos al res
pecto en La Nación, órgano oficial del partido, comentaba el hecho
de que el autor de la portada de los libros de primer aflo fuera David
Alfaro Siqueiros, célebre pintor y miembro del PCM; es claro que el
contenido de los libros no le mereció en ese momento mayor crítica,
y su única denuncia se refería al carácter obligatorio de los libros y a
la actitud “policiaca” de la secretaría. Por lo demás, señalaba:
Ver por ejemplo: Carlos Alvear Acevedo, “Por la libertad de enseñanza", La Na
ción, 7 de septiembre de 1957, núm. 937, vol. xxxvi pp. ; del mismo autor, ver tam
bién: “La educación laica y sectaria ha preparado el terreno al comunismo", La Na
ción, 12 de noviembre de 1960, vol. xxxix, núm. 966, pp. 16-17; “La sombría figura
de Plutarco Elias Calles", La Nación, 25 de octubre de 1959, núm. 941, vol. xxxvi, pp·
7-8; “Se inicia una nueva persecusión: el gobierno contra las escuelas particulares", La
Nación, 5 de marzo de 1961, vol. xxxix, núm. 1012, pp. 4-5. Ver también: Luis Cam
pa V., “Conspiración de células y logias", La Nación, 16 de julio de 1961, vol. xl, núm·
1031, pp. 10-11.
94 Christlieb Ibarrola, Monopolio educativo..., op.cit., p. 51.
95 Ibid., p. 12.
LA OPOSICIÓN CATÓLICA 319
,fla "Parte del artículo 3° es intromisión dictatorial, dijo el Ministro Azuela", Ex·
19 de agosto de 1961, p. 1-a.
322 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
lia conforme con lo dispuesto por la ley reglamentaria del. artículo 3°.
Este robustecimiento de la educación pública en el estado no suscitó
resistencias importantes, primero, porque favorecía a la mayoría rural
de la población, y segundo, porque en los años inmediatamente ante
riores la educación privada se había desarrollado ampliamente y en un
clima de entera libertad.
Entre 1957 y 1961, el sector privado de Puebla creó dieciocho nue
vas escuelas primarías. En esos años, el número de alumnos de escue
las particulares en todos los niveles aumentó de 18 961 a 22 174, lo que
significó una tasa de crecimiento anual idéntica a la que registraban
las escuelas públicas.111
La enseñanza privada prosperaba en un ambiente de armonía y cor
dialidad entre todos los sectores interesados. Para las autoridades po
líticas, la escuela contribuía al “desarrollo moral y social de las nuevas
generaciones, la formación moral del niño es, sin embargo, competen
cia del hogar’’.112 Las familias poblanas que podían pagar las colegia
turas de las escuelas particulares aceptaban que el Estado educara a
Quienes no podían hacerlo, a sabiendas de que las autoridades locales
uo sólo no tenían un concepto revolucionario de la educación, sino que
consideraban que la educación era, tal y como lo declarara el goberna
dor Fausto M. Ortega en 1961, un factor de “consolidación de nues
tras costumbres y nuestras tradiciones’’.113
Hasta principios de los años sesenta, la universidad de Puebla se ha
bía identificado plenamente con la ideología y la política oficiales, y
las relaciones de las autoridades universitarias y de los dirigentes de
las organizaciones estudiantiles con los círculos políticos habían sido
'ftiuy intensas. Sin embargo, últimamente había venido sufriendo algu
nos cambios que fueron los que propiciaron la polarización político-
ideológica que dio lugar al conflicto de 1961; aun así, aquí la crisis se
analizará como parte del movimiento general de clases medias que bus
caban limitar la autoridad del Estado.114
1.1 Sexto informe del C. Gral. Rafael Avila Camacho, Gobernador Constitucional
Estado de Puebla, 15 de enero de 1957, s.e., 5 p. Ver también: Quinto informe de!
C. Fausto M. Ortega, Gobernador Constitucional del Estado de Puebla, 15 de septiem
bre de 1962, s.e., s.p.
1.2 Cuarto informe de! C. Fausto M. Ortega, Gobernador Constitucional del Esta
do de Puebla, 15 de enero de ¡961, s.e., s.p.
1.3 Ibid.
114 Como es evidente, el conflicto universitario poblano también puede explicarse
apartir de una perspectiva estrictamente local. Por ejemplo, algunos mencionan la reor
ganización de las juventudes comunistas en la región, las demandas de renovación de
b universidad de algunos grupos que criticaban su dependencia respecto del Estado; tam-
b'én se mencionan los efectos de la ley de autonomía universitaria votada en 19S6, que.
Por una parte, había limitado la influencia gubernamental sobre la institución, y por
°tra, había fortalecido la presencia de representantes de grupos de industriales, de co-
326 ( I ASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
117 El ccip se autodefinió como el portavoz de todos los poblanos ‘‘que realizan,
individual o colectivamente, actividades privadas totalmente independientes del Esta
do”; “A la opinión pública”, Excélsior, 15 de agosto de 1961, p. 18-a. La asamblea
constitutiva del ccip, en la que participaron los directores de las escuelas particulares
~~la mayoría sacerdotes católicos—, se celebró el 25 de abril, es decir, al día siguiente
de los choques entre el fuá y la uap. El comité integraba a los representantes de los si
guientes organismos: Cámara de la Industria Textil de Puebla y Tlaxcala, Cámara Na
cional de Comercio de Puebla, Cámara de Propietarios de Puebla, Asociación de Em
presarios Textiles de Puebla y Tlaxcala, Cámara Harinera de la Zona de Puebla, Cámara
de la Industria de la Transformación, Centro Patronal de Puebla, Cámara Agrícola y
Ganadera de Puebla, Club Rotario de Puebla, Club de Leones de Puebla, Club 20-30,
Federación de Sociedades de Padres de Familia del Estado de Puebla, Club Automovi
lístico de Puebla, Asociación de Distribuidores de Automóviles, Asociación de Vende
dores de Artículos para el Hogar, Club de Ejecutivos de Ventas de Puebla, A.C., Socie
dad Mutualista de Dependientes, Sociedad Mutualista Siglo xx, Cámara de la Industria
de la Seda, Artisela y sus Derivados de Puebla; ‘‘Tormentosa sesión de grupo de padres
de familia”, La Opinión, 26 de abril de 1961, p. 1.
118 “Los grupos patronales le dan su apoyo al Benavente”, La Opinión, 27 de abril
de 1961, p. 1. AI día siguiente, la unpf se adhirió a esta denuncia.
119 Desplegado dirigido al presidente de la República, Adolfo López Mateos, al se-.
Cetario de Gobernación, Gustavo Díaz Ordaz y al secretario de la Defensa, Agustín Ola-
chea Avilés. “A la opinión pública del país”, Excélsior, 27 de abril de 1961, p. 10-a.
120 “A la opinión pública del país”, El Sol de Puebla, 26 de abril de 1961, p. 3. Al
día siguiente, la Federación Nacional Lassallista, que agrupaba a 85 000 miembros en
(odo el país, se sumó a esta advertencia. Ver: “A la opinión pública del país”, El Sol
Puebla, 29 de abril de 1961, p. 4-a.
328 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
(...] que son la voz de alerta que desenmascara el plan de desorden y des
quiciamiento generalizado, que quiere destruir nuestra Patria para poner
sus ruinas a los pies de la tiranía comunista.121
Los poblanos erguidos como un solo hombre frente a los desmanes rojos,
han logrado un gran triunfo: dar a todo el país un admirable ejemplo de
solidaridad contra los que nos quieren convertir en otra Cuba.12^
los maestros de la sección xxi (rama local) del snte y de las organiza
ciones de estudiantes ‘‘liberales y revolucionarios”.
Este proceso de polarización se extendió rápidamente hasta abarcar
incluso, como era de esperarse, la educación primaria, que finalmente
se vio envuelta en el conflicto no obstante el acuerdo que durante años
le había garantizado un funcionamiento sin tropiezos. El apoyo que
dio el director de Educación del estado, Gabriel Herrera, y los maes
tros a la huelga universitaria provocó una avalancha de acusaciones
de la Federación de Asociaciones de Padres de Familia del Estado de
Puebla, que interpretó este gesto como una prueba irrefutable de los
abusos de poder tanto de las autoridades educativas como de los direc
tores de las escuelas públicas. Según la federación, este apoyo a los huel
guistas había favorecido la agitación en el medio escolar en perjuicio
de los niños que quedaban expuestos a
Tenemos argumentos para afirmar que muchas de las cosas que están su
cediendo en nuestra patria, y últimamente en nuestra ciudad de Puebla,
están profundamente'ligadas a conjuras internacionales, a todo un plan
de destrucción de nuestra civilización cristiana, a un titánico esfuerzo de
los poderes del mal para adueñarse de nuestra Patria y de todas las na
ciones.130
un “diabólico plan**, que había sido tramado por el dirigente cubano, Nikita Kruschev
y Mao-tse Tung, consistente en emitir millones de billetes falsos con el propósito de pro
vocar un desequilibrio financiero general. Ver: “Se reunieron en Puebla 100 mil católi
cos ayer”, Excéisior, 5 de junio de 1961, p. 1-a.
138 “Reprimirá el gobierno todo exceso de izquierda o de derecha”, Excéisior, 8 de
junio de 1961, p. 1-a. En diciembre, López Mateos volvió sobre esta misma idea de man
tener a México al margen de la controversia internacional, cuando declaró ante el Sena
do de la República que su gobierno se había esforzado por mantener al país al margen
del conflicto Este-Oeste. Ver: “México al margen de la pugna mundial, dijo alm”, Ex
céisior, 5 de diciembre de 1961, p. 1-a.
Ibid.
334 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
147 “El congreso poblano derogó la ley universitaria, cesarán los paros”; Excél
sior, 4 de agosto de 1961, p. 1.
148 Enrique Cabrera, Antonio Guzmán Márquez y Zito Vera Márquez fueron dete
nidos y encarcelados. Para una descripción detallada de estos acontecimientos ver: “Puebla
de pie frente al vandalismo rojo desatado”, La Nación, 13 de agosto de 1961, vol. xu
núm. 1035, pp. 10-12.
149 “Los párrocos de barrios humildes: La Luz, La Accocota, Los Remedios, Cl
Alto, arengaron ayer a los feligreses para que se apresten a defender los templos: k#
campanarios darán la seAal para abandonar sus casas y luchar contra el comunismo”:
“Calma en Puebla, mientras el ejército vigila y el clero hace exhortaciones”, Excélsior<
6 de agosto de 1961, p. 1-a.
LA OPOSICIÓN CATÓLICA 337
13391
340 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
íel Estado, si bien esta vez relacionada con problemas más inmediatos
y prioritarios para los empresarios.
Lq hostilidad que manifestó este sector frente a la política de López
Mateos desde los primeros meses de su gobierno fue en cierta forma
inesperada ya que, por el contrario, la actitud que había mostrado en
°casión de su precandidatura a la presidencia había sido favorable. En
octubre de 1957» unos días antes de que se diera a conocer el nombre
del candidato del pri. el dirigente de la Coparmex, Mariano Suárez,
dijo:
es de elemental justicia reconocer que la situación presente ha sido posi
ble gracias al esfuerzo, a la habilidad y a la especial política de las más
altas autoridades del trabajo. Me refiero al hecho de que su actuación no
se ha concretado [...] a impartir justicia sino que ha luchado incansa
blemente por encontrar la armonía de los intereses en nugna Esto re
presenta, a nuestro juicio, la política más acertada.1
gresos por turismo e inversiones extranjeras, lograron generar una actividad bastante
satisfactoria (...] Sin embargo, a fines de la década de 19S0, los mexicanos empezaban
a preguntarse de dónde vendria el siguiente ímpetu para el crecimiento”; Vernon, ορ-
cit., p. 133 et passim.
4 “Muchos de los hombres de negocios de México enervados por el estancamiento
de la economía y por las aperturas del gobierno hacia la izquierda, decidieron interpre
tar las acciones de López Mateos como un ataque La fuga de fondos se aceleró en
l960,y 1961 Únicamente fuertes créditos del Banco de Exportación e Importación
y otras fuentes públicas salvaron al peso mexicano de la devaluación”, Ibid., p. 138.
Ver también: “No hay que temer otra Semana Santa”, entrevista de Ramón Beteta con
el secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena, en Ramón Beteta, Entrevistas y pláti
cas, México, Ed. Renovación, 1961, pp. 19-29.
5 Banco de México, S.A., Informe Anual, México, s.e., 1962, p. 15.
6 En muchos casos, el desacuerdo de un supuesto bloque empresarial frente a las po
líticas gubernamentales era menor de io que parecía; por ejemplo, en materia de inver
sión extranjera había coincidencias importantes, como se desprende de las declaraciones
a ese respecto del entonces dirigente de la Concanaco, Juan Sánchez Navarro, quien sos
tenía que el capital extranjero debía jugar un papel complementario en la inversión na
cional; suplir la falta de capital nacional, pero no desplazar al capital mexicano. “Ni
prohibición total ni libertad absoluta para la inversión extranjera”, entrevista con Juan
Sánchez Navarro, en Beteta, op. cit., pp. 79-90, p. 85. La Canacintra también apoyó
ese proyecto de regulación de la inversión extranjera. Ver: “La Canacintra de acuerdo
con los ochos puntos. Opiniones acerca de las inversiones extranjeras”, Excélsior, H
de febrero de 1960, p. 1-a.
“LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN" 343
présanos en la querella escolar puede ser vista como una estrategia para
sentar límites a la autonomía del sistema político y demostrarle al mis
mo .tiempo que la sociedad también tenía capacidad para hacerse oír
y organizar movilizaciones independientes. A diferencia de los temas
citados, algunos de ellos de interés estrictamente gremial, la libertad
de enseñanza tenía legitimidad democrática y, por ende, un potencial
movilizador superior y de mayor alcance social al de cualquier otro de
los temas que a la sazón provocaban tensiones entre el Estado y los
empresarios.
20 “Lo primero es salvar al país del comunismo. Advertencia del Lie. Guajardo Suá
rez en la Junta Bancaria”, Excéisior, 28 de abril de 1961, p. 1-a.
21 En 1960, la población total de Nuevo León era de I 078 848 habitantes, de l<*
cuales 379 S8S eran considerados población rural, esto es, el 35% Unikel, en colabora
ción con Ruiz Chiapetto y Garza, op. cit., Cuadro i-a2, s.p.
22 Menno Vellinga, Industrialización, burguesía y clase obrera en México, el caso dé
Monterrey, México, Siglo xxi editores, 1979, p. 94.
"LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN" 349
23 Ibid., p. 90.
24 "Como regiomontanos [el grupo empresarial] se considera muy distinto al resto
de los mexicanos (1970). Reconocen que tienen un orgullo regional muy vivo fundado
en valores como el trabajo y el dinamismo. Además se sienten independientes del go
bierno central de la ciudad de México. Este sentimiento de independencia [...] nace de
un grado elevado de autonomía financiera y de la solidaridad del grupo", Ibid., p. 99.
Para mantener su independencia financiera, misma que perdieron en 1982, los indus
triales regiomontanos fundaron sus propios bancos e instituciones de crédito, y en mu
chos casos preferían recurrir a préstamos internacionales antes que a agencias guberna
mentales mexicanas. Derossi, op. cit., p. 63.
23 Menno Vellinga, op. cit., p. 115.
350 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
tormenta que inundó las calles, pero que no impidió a los asistentes
marchar lanzando gritos de “¡México sí! ¡Comunismo, no!”, “Liber
tad de enseñanza”, “La religión, la familia y la patria son sagradas,
no las manchen”, “¡Viva México libre, católico y demócrata!” y can
tar el himno nacional. La masa de manifestantes enarbolaba numero
sas banderas nacionales; desfilaron sin distinción, codo a codo, obre
ros, profesionistas, empleados, funcionarios y patrones, para escuchar
atentamente los inflamados discursos del presidente de la Comisión Or
ganizadora de la UNLPF, Eliot Camarena, de una madre de familia
miembro del MFC, Dolores García Téllez de Landa,40 de un profesio
nista miembro del pan, Luis Prieto, y de un obrero miembro de la
CRAC, Alfredo Garza Duarte.41
Todos ios discursos coincidieron en subrayar que la reforma educa
tiva era antidemocrática porque no respetaba el derecho de los padres
de familia a intervenir en la elaboración de los programas escolares,
los cuales debían estar “en relación directa con las tradiciones históri
cas, culturales, sociales y religiosas del hogar.”42 Los oradores tam
bién invocaron a Dios y los valores tradicionales de la familia, y el más
exaltado llegó a decir que el pueblo mexicano defendería sus derechos
en las trincheras si era necesario.
El impacto de la manifestación fue enorme. En primer lugar por
que fue un acto de masas excepcional, aunque sólo fuera porque no
había sido organizado por el propio Estado. Los promotores de la con
centración habían logrado reunir bajo la bandera del antiautoritaris
mo un frente amplio e interclasista que además contaba con el apoyo
de un poderoso y desafiante sector empresarial. La reacción del gober-
40 Según todas las crónicas, el discurso más conmovedor fue el de Dolores García
Téllez de Landa, cuyo solo nombre era en sí mismo una carta cargada de simbolismo
para los defensores de la libertad de enseñanza. Dolores Landa era hija del que fuera
secretario de Educación de Cárdenas, Ignacio García Téllez, quien fue el primero en tra
tar de poner en práctica la escuela socialista en 1935, pero era también una católica mili
tante que se había establecido en Monterrey apena; cuatro años antes. Desde entonces
había iniciado las actividades de organización del mfc en esa ciudad y labores de apos
tolado en las colonias populares, relaciones que fueron particularmente valiosas para
el éxito de la marcha del 2 de febrero. Por otra parte, el hecho de que su marido, un
profesionista empleado en una empresa mediana, no trabajara para ninguna de tas em
presas propiedad de Cervecería Cuauhtémoc o de Fundidora Monterrey, ofrecía la ven
taja de que no había vinculo alguno entre los grandes industriales y el trabajo de organi
zación social de Dolores Landa.
41 “Multitud sin precedente ejercita asi su derecho”, El Norte, 3 de febrero de 1962,
p. 1-b; “Cierre de industrias y comercio en el acto más importante en 30 años, El Por
venir, 3 de febrero de 1962, p. 1 l-2a; “El auténtico pueblo mexicano inflamado de pa
triotismo movido por una sola voluntad”, Señal, 11 de febrero de 1962, núm. 386, pp.
8 y 9; “Ofensiva reaccionaria y clerical”, art. cit.
42 “Cierre de industrias y comercio...”, El Porvenir, art. cit.
"LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN” 357
Yo comparto, como padre de familia que soy, porque mis hijos tampoco
se hicieron en incubadora, y comparto también, el derecho natural que
corresponde no nada más a nosotros los mexicanos, sino a todos los hom
bres libres del mundo inculcar en nuestros hijos los principios morales y
culturales, históricos y religiosos que recibimos a través de nuestros
padres.44 *
La respuesta inicial
ma escolar sin dar algún tipo de respuesta a estas protestas hubiera ser
vido para sustentar las denuncias de represión antidemocrática y per
secusión ideológica. En consecuencia, las autoridades de la ciudad de
México adoptaron una doble estrategia: por un lado la sep aceptó dia
logar con los representantes de los padres de familia, y por el otro, ini
ció una campaña nacional de apoyo a los libros de texto gratuitos.48 44 * * *
Más aún, auspició la creación en Monterrey —al igual qüe lo había
hecho en Puebla meses antes— de un Comité de Defensa de la Consti
tución, que organizó una contramanifestación en defensa de la refor
ma escolar.49 Este comité efímero se formó con treinta y nueve aso
ciaciones de padres de familia de escuelas públicas y particulares laicas,
con representantes de las organizaciones obreras y campesinas priis
tas, además de las logias masónicas y las asociaciones de exalumnos
de las escuelas públicas.
Al igual que el gobernador Livas Villarreal, la sep cedió a las pre
siones de la manifestación y, hecho sin precedente, envió a un grupo
de representantes, todos ellos maestros reconocidos, a discutir las re
formas educativas con los “técnicos” de la Comisión Organizadora de
la UNLPF.50 Por primera vez desde su creación en 1917, la unpf fue
reconocida por el gobierno como interlocutor legítimo en la querella
escolar.
51 Según Dolores Landa, en un primer momento ella había aceptado las propuestas
de Eliot Camarena porque estaba convencida de que estaba efectivamente defendiendo
el derecho de los padres de familia. Sin embargo, una semana después del 2 de febrero,
tuvo una tormentosa entrevista con las esposas de poderosos industriales, que quisieron
arrebatarle el liderazgo del movimiento. Fue entonces —dice— que se dio cuenta de que
había sido utilizada en una disputa que poco tenía que ver con la libertad de enseñanza.
Acto seguido, Dolores Landa abahdonó la Comisión Organizadora de la unlpf y se con
virtió en una enemiga irreconciliable de la familia Garza Sada. Entrevista citada cón Do
lores García Téllez de Landa.
52 Las condiciones que puso por fin la Comisión Organizadora de la unlpf fueron:
lo, que el problema fuera examinado a fondo, sobre todo en vista de que los programas
no empezarían a aplicarse sino hasta 1963; 2o, que la sep respondiera a estas dos pre
guntas: a) ¿No implicaba la propuesta un deslizamiento hacia el comunismo? y b) en
caso de que así fuera, ¿estaría dispuesta la Secretaría a dar marcha atrás en los programas
mas de educación primaria y en los libros de texto gratuitos, es decir, estaría dispuesta
a retirarlos?. Ver: “Los padres no irán a la junta si no se aceptan las bases enviadas",
£/ Norte, 10 de febrero de 1962, p. l-2a.
“LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN" 361
ria Cuauhtémoc de ser los principales instigadores de la campaña contra los libros de
texto gratuitos, sin detenerse a pensar en los argumentos de los defensores de la libertad
de enseñanza. Para Martín Luis Guzmán, los fines de los industríales eran profunda
mente egoístas: anular las modificaciones al artículo 123. La revista señalaba como res
ponsables de la movilización a los industríales Eugenio Garza Sada y Virgilio óarza;
« José P. Saldaña, banquero, Carlos Alvarez y Pedro Reyes (fundador de la crac), sa
cerdotes; también acusaba al pan, a los Caballeros de Colón y al Opus Dei, algunos de
cuyos miembros identificaba: Gabriel Palomar Silva, Bernardo Jiménez, Armando Ra-
vizé, Ricardo Canturial, Gregorio Ramírez, Ignacio y Alberto Santos, Ricardo y Alber
to Margáin Zozaya, Andrés y José Chapa. Ver: “Ofensiva reaccionaria y clerical”, art. cit.
58 Citado en “El pueblo ha fallado ya**, art. cit., p. 7. Ver también: “Solidaridad
del obrero a los planes”, El Porvenir, 12 de febrero de 1962, p. 6-2a.
59 Ver: “Discurso pronunciado por el gobernador de Nuevo León, licenciado Eduar
do Livas Villarreal”, Excélsior, 13 de febrero de 1962, p. 1-a. Ver también: “El gober
nador elogia el parlamento concertado entre padres y maestros”, El Porvenir, 12 de fe
brero de 1962, p. l.-2a.
364 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
65 Por ejemplo, la Comisión señalaba que en los programas de So. año, las palabras
“colectividad” y .“comunidad” aparecían 43 veces, “salud”, sólo siete veces, “coope
rar”, seis veces y “Estado” y “gobierno”, cinco veces, mientras que las palabras “pa
tria”, “himno nacional”, “bandera” y “familia” aparecían una sola vez. Ver: Luis Campa
V„ “Frente a la exigencia democrática, la cerrada actitud totalitaria”, La Nación, 1°
de abril de 1962, vol. xu, núm. 1068, pp. 20 y 21, p. 20.
66 “A los padres de familia. La verdad sobre el problema educativo surgido en Nuevo
León”, desplegado de la Comisión Organizadora de la Unión Neoleonesa de Padres de
Familia, Excélsior, 20 de febrero de 1962, pp. 10-1 1-a.
67 El rector de la Universidad de Nuevo León, José Alvarado, que había sido desig
nado por el gobernador Livas Villarreal, sufrió una auténtica embestida por parte de
los mismos que respaldaban la ofensiva contra los libros de texto gratuitos. Se le repro
chaba su filiación cardenista, y también era denunciado como miembro del pcm, que
no lo era. Incesantemente se cuestionaba en la prensa y en volantes callejeros su autori
dad moral y su conducta personal. Esta violentísima campaña de desprestigio lo obligó
* renunciar a su cargo a fines de 1963 por no mencionar los múltiples problemas que
durante meses agitaron a la comunidad estudiantil. Es posible que su renuncia también
366 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
haya estado relacionada de alguna manera con la negociación final entre el gobierno
y los grandes industriales a propósito de los manuales de la Conalit. Ver: “Tergiversa
ciones históricas’*, Tiempo, 23 de julio de 1962, vol. xli, núm. 1055, pp. 16-18.
68 Esta propuesta no implicaba cambios esenciales, en la medida en que el articulo
61 de la Ley Orgánica de la Educación Pública entonces vigente afirmaba: “La enseflan-
za primaria será en su contenido mínimo la misma en toda la República”. Ahora bien,
la palabra “mínimo” podía ser interpretada de diversas maneras; por lo menos daba
cabida a estas pretensiones al considerar que la escuela debía ajustarse a las necesidades
y a las características de su medio físico, económico y social.
"LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN” 367
“Ningún cambio se hará en educación sin previo estudio, dice Livas'*, El Porve-
1° de junio de 1962, 1-2 sección.
71 “Precisan los padres de familia sus puntos de vista", El Porvenir, 9 de junio de
*%2, pp. l-2a.
74 Rechazaba estos libros porque consideraba que eran “sectarios”, “anticlericales"
y porque trataban a la iniciativa privada con injusta displiscencia, decía.'
5 “Temporalmente los padres aceptan los textos, pero rechazan cinco", El Porve·
n‘r<10 de junio de 1962, pp. l-2a.
6 “No son únicos ni exclusivos los libros gratuitos: Torres Bodet", La Prensa, 23
* mayo de 1962, p. 3
370 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
Reverberaciones indeseables
79 En mayo de 1962, los comunicados de la unlpf incluían una lista de apoyos que
^numeraba comisiones organizadoras y secciones ya establecidas de la unpf en Aguas-
calientes, Coahuila, Colima, Chihuahua, Distrito Federal, Durango, Estado de México,
Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Puebla, Querétaro,
San Luis Potosí, Sinaloa, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas. Anunciaban también la for
mación de nuevas secciones en Baja California Norte, Chiapas, Guerrero, Morelos, Ta
maulipas y Veracruz.
80 “La democracia pisoteada en San Luis Potosí, con la detención del Ing. Pablo
Emilio Madero Casasús [ízc]”, crac. Mensqje Quincenal, 5 de abril de 1962, núm. 394,
Pp. 8 y 9.
81 Para la historia de esta protesta, ver: Tomás Calvillo Unna, San Luis Potosí, 1958,
Tesis de licenciatura en Relaciones Internacionales, Centro de Estudios Internacionales,
El Colegio de México, México, 1981, doc. mimeografiado.
372 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
[...] los textos aludidos no tienen, en absoluto, ningún concepto que esté
en contra de los principios familiares, de la integridad del hogar, de la
libertad de pensamiento [...] en los textos, con el derecho y obligación que
corresponden ai Estado sólo se consigna la verdad nacional*, sin de
formaciones en los hechos históricos. No hay verdad oficial. La verdad
es única para todos los mexicanos, sin distinción; producto de la investi
gación científica y de las realidades que ha vivido nuestra nación.86
Ei plebiscito antitotalitario
87 Ver por ejemplo: "Imposible volver atris", Tiempo, 25 de junio de 1962, vol.
LXi, núm. 1051, pp. 21-24. En un momento dado, una tal "Agrupación regiomontana
amante de las libertades de su patria y de su región "empezó a firmar las denuncias con
tra las empresarios. En una ocasión invitó a los regiomontanos a liberarse "de la opre
sión burguesa".
"LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN” 375
Pedimos a Dios que esta visita contribuya grandemente a estrechar los vín
culos entre nuestros pueblos y a reafirmar la paz y la prosperidad del Con
tinente Americano. Con esta intención celebraremos la Santa Misa en la
Basílica de Guadalupe, Dios mediante, el domingo lo de julio, a las diez
horas, a la cual asistirá el Presidente Kennedy acompañado de su esposa.90
como un acto en el que se afirmó, por parte del pueblo, la inalterable fi
delidad de la nación a los principios democráticos y, por consiguiente, su
repudio frontal, tajante y definitivo de las tesis marxistas.96
Los Gobiernos [creen] para sus pueblos las condiciones de bienestar con
justicia a que aspiran. Én esta forma, los pueblos buscarán dentro de sus
101 Desplegado del gobernador Livas Villarreal a los dirigentes de la unlpf, El Por
venir, 2 de agosto de 1962, p. 6-la. Ver también: “Libros gratuitos de texto en Monte
rey”, Excélsior, 4 de agosto de 1962, p. 4-a.
102 La unlpf mandó al Consejo Local de Educación una lista de libros de texto que
contenía títulos tradicionalmente aprobados por la sep, entre otros: Oriente, de A. Garza
Villarreal, Amanecer, de Jesús Hernández Ruiz, Aritmética Infantil, de Carmen Basur-
lo, Poco a poco, de Daniel Delgadillo, Ensueño, de Evangelina Mendoza, Aritméticp
(Para 2o. aflo), de Carmen Basurto, Adelante, de Daniel Delgadillo, Recreo, de Evange
lina Mendoza, Primeras Lecciones de Historia Patria, de R. Martínez C., Historia Pa
tria (para 3er. aflo), de Guillermo Sherwell, Saber leer, de Daniel Delgadillo, Mi país,
<1* Elsie Medina, Historia de México (para 4o aflo), de Rosa de la Mora, Historia de
América (para 5o aflo), de C. Hernández Solís, Cultura y Espíritu, de Jesús Hernández
*tuíz, e Historia Universal, de Macedonio Navas, Ver: “Duro contra el pueblo”, Tiem-
0°. vol. xli, núm. 1059,20 de agosto de 1962, ver también:: “Proponen \os paterfami-
•ios la adopción de textos complementarios”, El Porvenir, 12 de agosto de 1962, l-2a.
380 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
103 “A la ciudad de Monterrey, ciudad que lucha infatigable por superarse'*, des
plegado de la unlpf, El Porvenir, 26 de agosto de 1962, p. 4-la. Ver también: “Textos
gratuitos no oficiales frente a textos gratuitos oficiales”, La Nación, 2 de septiembre
de 1962, vol. xlii, núm. 1090, pp. 6-7.
104 Ver: “Estos, Nuevoleonés”, desplegado de la Asociación Regiomontana Aman
te de las Libertades, Tiempo, 24 de septiembre de 1962, vol. xli, núm. 1064, p. 2.
"LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN” 381'
Por esto urge que caigamos en la cuenta que por más trascendental que
sea el problema del Texto Unico, a nuestro pueblo le preocupa más tener
qué comer, que no se explote y poder instruirse aunque sea en libros úni
cos. A nuestro pueblo en general tal vez aparezca como problema sutil
la primacía de los derechos de la familia sobre el Estado, frente a todos
esos problemas más tangibles en su vida diaria. No juzgamos en jerarquía
de valores decimos lo que el pueblo siente de hecho.103
rés predominante del gobierno y del pri era mantener la calma. Como
se vio antes, desde 1961 la tranquilidad pública se había convertido en
un requisito con carácter de urgente para el restablecimiento de la con
fianza de la iniciativa privada, y esta urgencia aumentó al acercarse
el cambio de gobierno. A pesar de que el candidato priísta a la presi
dencia de la República sería elegido a finales de 1963, los debates y
las tomas de posición al respecto empezaron a gestarse un año antes.
La sucesión presidencial constituye un momento capital en la vida
política mexicana, y los comentarios y las discusiones que suscita tien
den a acallar de manera implacable cualquier otro aspecto de la reali
dad cotidiana del poder, que resulta, por tanto, profundamente defor
mada en esos momentos. Todo se explica, todo sucede en función de
las rivalidades entre los aspirantes a la candidatura del pri. En este sen
tido, una prolongación en 1963 de las movilizaciones que se habían de
sarrollado al margen de los partidos políticos hubiera podido amena
zar seriamente el equilibrio político interno y desbordar el pluralismo
limitado que constituía la regla de oro del sistema mexicano. El go
bierno adoptó diferentes medidas para desarticular las movilizaciones
independientes, desde la reforma electoral hasta la represión, pasando
por el debilitamiento de organizaciones políticas nacientes y la nego
ciación con los adversarios de calidad. Por paradójico que parezca, una
movilización intensa en vísperas del periodo electoral hubiera resulta
do por lo menos innecesaria por lo que el objetivo inmediato fue la
desmovilización y la neutralización de tensiones.
Ellos gritan una victoria que aun con sus limitaciones [...] tiene la gran
importancia de haber excluido a una parte del país* de la próxima con
tienda electoral; ellos,tomando como base el encuentro de Cupatitzio, han
iniciado de hecho el futurismo [...] el silencio [...] nos hace sentir el temor
de que en Cupatitzio haya podido ocurrir algo muy grave para México.107
106 Es probable que este Comité Nacional Coordinador de la Iniciativa Privada fue
ra la cabeza de los ccip que surgieron entonces en Puebla y en otras ciudades del inte
rior, y cuyo propósito era precisamente organizar la intervención de grupos indepen
dientes del Estado en el gobierno local. También parece ser un precedente de las
organizaciones cupulares que surgieron en ios años setenta, como el Consejo Coordina
dor Empresarial. "¿Se puede preguntar hacia dónde vamos?, desplegado del Comité Na
cional Coordinador de la Iniciativa Privada, A.C., Excélsior, 13 de septiembre de 1962,
p. 14-a.
* Cursivas del original.
107 Ibid.
384 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
108 Ibid; ver también: “Otra ofensiva reaccionaria", Política, vol. m, núm. 59, lo
de octubre de 1962, p. 5-6.
109 “Los levantamientos de Huajuapan de León”, Çontacto, núm. 1 y 2, segunda
época, 1963, p. 21.
110 Ibid.
“LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN” 385
1,1 Citado en “Vitaminas para la oposición”, Tiempo, 7 de enero de 1963, vol. xlii,
núm. 1079, pp. 3-8, p. 3.
112 La representación proporcional era una vieja demanda de Acción Nacional, y apa
reció en 1957 en el Manifiesto Cardenista. Es interesante destacar que, en la medida en
W el propósito de esta reforma era paliar la debilidad del régimen de partidos y alentar
ta participación electoral, se pensó que sería transitoria: el nuevo sistema dejaría de ope
rar automáticamente una vez que los partidos hubieran adquirido la fuerza suficiente
Para mantener suficientes votos como para quedar sometidos a la regla mayoritaria.
386 CIASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
sús Reyes Heroles, era necesario conseguir que la oposición fuera or
gánica, es decir, integrarla al sistema porque “todo lo que resiste,
apoya”.113
116 "Carta económica mexicana", citada en Marco Antonio Alcázar, Las agrupa
ciones patronales en México, México, El Colegio de México, 1970, p. 64.
388 Cl ASKS MLDIAS Y POLITICA EN MEXICO
Mucho más difícil era reconciliar a ios católicos militantes que habían
participado en la movilización, porque su propósito seguía siendo, y
ha sido hasta la segunda mitad de la década de los ochenta, la instau
ración de la libertad de enseñanza. Era evidente que el tema ya no po
día tratarse a partir de la polémica en tomo a los manuales de la Cona
lit. La jerarquía eclesiástica, en particular, había modificado sus tácticas
y parecía dispuesta a renunciar a una confrontación directa con el go
bierno. Al mismo tiempo, sin embargo, se erigía nuevamente en agen
te de reconciliación social y en símbolo de unidad nacional desde la
plataforma que seguía proporcionándole el anticomunismo, que des
pués de 1962 dejó de ser un instrumento para denunciar el autoritaris
mo estatal para convertirse en distintivo oficial del patriotismo ecle
siástico.
Se inició entonces una segunda ola de movilización anticomunista.
El 9 de diciembre se llevó a cabo una gigantesca concentración en la
Basílica de Guadalupe, organizada por el MFC para apoyar la inaugu
ración el Concilio Vaticano ii. Ese mismo día hubo manifestaciones
similares en numerosas ciudades de provincia, pero el tema educativo
ya no fue central en los discursos pronunciados en esa ocasión. La con
ciliación se había impuesto, así lo apuntaban algunos indicios: Ramón
Sánchez Medal, presidente de la unpf y representante de la intransi
gencia, fue reemplazado como orador por el presidente de la Federa
ción de Asociaciones de Padres de Familia (unpf, ciudad de México),
Fernando Barbará, quien invitó a los asistentes a cambiar de actitud,
porque —dijo— la lucha por la educación no debía provocar enfrenta
mientos.
Hemos fraccionado a nuestra Patria en dos bandos: los buenos y los ma
los; los progresistas y los retrógradas. No hemos querido ver ni entender
que todos trabajamos por un mismo México (...1 No hemos sabido apre
ciar la buena fe de ambos en detrimento todo ello de la unidad.117
Todo parecía indicar que la movilización había sido por fin de
sarticulada y el consenso, restablecido. Sin embargo, un inciden-
es una vergüenza para México que las fuerzas oscuras que no dan la cara,
se valgan de niños para decir un pensamiento que ellos no tienen el valor
de expresar. Y esas mismas gentes quieren, además, engañar al pueblo.11*
118 Citado en Jesús M. Lozano, “Tronó alm contra los anónimos ataques al texto
único”, Excélsior, 14 de enero de 1963, p. 1-a.
1,9 “Indignación nacional”, Tiempo, 21 de enero de 1963, vol. xlii, núm. 1081, pp.
21 y 22, p. 21.
120 Ibid.
121 “Cruzada nacional para retirar ante la opinión pública del país la trascendencia
y el sentido del esfuerzo que despliega el gobierno dei Presidente López Mateos, por
medio de los libros de texto y cuadernos de trabajo gratuitos”, Tiempo, 11 de febrero
de 1963, vol. xlii, núm. 2084, pp. 14-15.
390 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
133 Curiosamente, la izquierda insistia en señalar a Atisbos como una publicación del
clero mexicano.
133 Desplegado del Comité Estatal de la unpf dirigido al presidente de la República,
Et Heraldo de León, 18 de enero de 1963, p. 6.
124 “Repudian tas campañas contra el ‘texto gratuito' en la ciudad", El Heraldo de
León, 21 de enero de 1963, p. 3.
,3S Ver entre otros: Ermilio Abreu Gómez, "Con la Iglesia topamos Sancho", Po·
Utico, 15 de febrero de 1963, vol. iv, núm. 68, p. 10.
136 Los detenidos en esa ocasión fueron: M. Alvarez Salguero, Francisco Carriza-
“LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN" 391
les, Manuel Espinosa Pittman, Rogelio García, Carlos González Ramos, Luis Martínez
Narezo, P. Rafael Montcjano, José Perogordo y Emilia Zárate. El padre Montejano
fue liberado unas cuantas horas después, pero en cambio fue detenido el ex candidato
independiente al gobierno local, Salvador Nava Martínez.
127 Además de denunciar el libro La grieta en eí yugo, que —se decía—, desacredi
taba instituciones nacionales como el ejército, se reveló la existencia de un folletín, “La
señorita bien educada (para tortillera)”, que —decían— contenía ilustraciones groseras
y ofensivas para la moral. Ver: “Protestas por los arrestos en S.L.P.”, Excéisior, 6 de
febrero de 1963, p. 1-A. Ver también: “Crimen de lesa patria”, Tiempo, 11 de febrero
de 1963, vol. xlii, núm. 1084, pp. "San Luis Potosí: contubernio de la reacción y el
Bobiemo”, Política, 15 de febrero de 1963, vol. tu, núm. 68, cuarta de planas.
uh ycr; <<a ia opinión pública”, desplegado Firmado por: Club Rotario, Cámara
Nacional de Comercio en Pequeño de San Luis Potosí, Cámara Nacional de la Industria
de la Transformación, delegación en el estado, Cámara Nacional de la Industria de la
mas, delegación en San Luis Potosí, Unión de Propietarios de Fincas Urbanas, Cámara
Nacional de Comercio de San Luis Potosi, Centro Patronal de San Luis Potosí, Cámara
Nacional de la Industria Panificadora, delegación en San Luis Potosí, Cámara Nacional
de la Industria del Vestido, delegación en San Luis Potosí, Asociación de Médicos Me
xicanos, Sociedad Médica del Hospital Central, Profesores de la Escuela de Medicina
de la uap; Excéisior, 14 de.febrero de 1963, p. 10-a.
392 CIASES MEDIAS Y Pül.ÍTK'A EN MEXICO
129 “Cruzada nacional para reiterar ante la opinión pública del pais...”, art. cit.
,3<> Firmaron la pastoral los arzobispos Fortino Gómez (Oaxaca), Manuel Pío Ló
pez (Jalisco) y Antonio López Avina (Durango), y los siguientes obispos: José G. Anaya
y Diez de Bonilla (Zamora), Alberto Almeida Merino (Zacatecas), Ignacio Lehonor Arroyo
(Tuxpan), Luis Francisco Ferreira Arreola (Texcoco), Celestino Fernández (Huajuapan
de León), Sergio Méndez Aceo (Cuernavaca), José Esaú Robles (Tulancingo). Manuel
J. Llerena Camarena (Huejutla), José S. Torres (Ciudad Obregón), Jesús C. Alba Pala
cios (Tehuantepec), Arturo Scymanski (San Andrés Tuxtla), Ernesto Corripio Ahuma
da (Tampico), Miguel García Franco (Mazatlán), Manuel Talamás Camandari (Ciudad
Juárez) y José de Jesús Sahagún (Tula); “Carta Pastoral", Contacto, 1963, segunda época,
núm. 6, s.p.
“LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN” 393
este es nuestro solo deseo. Sólo así se logrará el bien, la paz, la unidad
profunda de nuestra nación.131
Atentar contra ese derecho lleva la intención innoble de desunir a los me
xicanos, pues con el mismo derecho que una institución religiosa pretende
para sí la función educativa, la reclamarían otros.132
[...] La escuela mexicana, en tos términos en que ese artículo [3o] la defi
ne, garantiza la libertad de creencias, condición esencial de la democra
cia, afianza la unidad nacional y asegura la evolución constructiva de to
dos los sectores del país.133
131 /bid.
132 Citado en Rogelio Cárdenas, “En los frentes políticos", Excélsior, 13 de mayo
de 1963, p. 1-a.
133 Desplegado el snte, Excélsior, 17 de mayo de 1963, p. 15-a.
134 Manuel Stephens García, “Las cartas pastorales. Nueva ofensiva reaccionaria del
clero político". Política, lo. de junio de 1963, vol. vi núm. 754, pp. 24 y 25.
394 CLASES MEDIAS Y POLITICA EN MÉXICO
Epílogo
136 Ver por ejemplo: “Atacar a la provincia es dividir a México”, discurso de Mi
guel G. Arce en Cydsa el 26 de septiembre de 1962. Publicado en varios periódicos de
la ciudad de México el 28 de septiembre de 1962. El potencial de la fórmula demócrata-
cristiana no pasaba desapercibido para algunos miembros de la élite política, y es proba
ble que esa haya sido la razón de que se anunciara la supuesta formación de un tal Parti
do Demócrata Cristiano, bajo la dirección del conocido mercenario político, Mario Guerra
Leal. Una noticia de esta naturaleza sólo podía tener el propósito de desacreditar a la
democracia cristiana; algunos observadores atribuyeron la triquiñuela al fcmar.
137 Ver por ejemplo: “Grietas en la derecha”, Política, lo de julio de 1963, vol. iv,
ñúm. 77, p. 78; y Mabry, op. cit., pp. 71-95.
396 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
138 Al frente de su partido, Christlieb hizo un gran esfuerzo por dejar establecido
que sabía muy bien cuáles eran las diferencias entre política y religión; gustaba de recor
dar que la constitución prohibía a las organizaciones políticas adoptar nombres religio
sos. Ver, por ejemplo, la entrevista que sobre el tema publicó Excélsior, 22 y 23 de mayo
de 1963, vol. xliii, núm. 116, pp. 17-19; Horacio N. Almonte, “Algo sobre el llamado
‘clero político’ ”, La Nación, 15 de agosto de 1963, vol. xlvih, núm. 1120, p. 3.
139 “El ‘tapado’ de Bucareli”, Política, lo de mayo de 1963, vol. iv, núm. 73, p. 5.
‘‘LA PAZ ESCOLAR ES LA PAZ DE LA NACIÓN” 397
140 yer jas diferentes reacciones que provocó la cci en la prensa, en “Grupo cam
pesino radical”, Tiempo, 14 de enero de 1963, vol. xlii, núm. 2080, pp. 13-15.
141 Ver: “Declaraciones de Lázaro Cárdenas. Respuesta a una campaña de falacias
y calumnias", Política, 15 de enero de 1963, vol. ut, núm. 66, s.p.
142 “Manifiesto del Frente Cívico Mexicano de Afirmación Revolucionaria”, Polí
tica, 15 de enero de 1963, vol. ni, núm. 66, pp. xiv-xv.
143 Ver: “De ex-presidente a ex-presidente”, Tiempo, 21 de enero de 1963, vol. xlii,
núm. 1081, p. 18-19; y “Frente a frente”, Tiempo, 28 de enero de 1963, vol. xlii, núm.
1082. pp. 24-26.
398 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
que desde el principio fue visto como el partido cardenista del que tan
to se había hablado.144 Sin embargo, en realidad el proyecto murió an
tes de nacer, en buena medida porque las organizaciones comprometi
das no habían logrado crear vínculos sólidos entre sí, por lo que el FEP
no pasaba de ser un acuerdo de coexistencia que no suponía la fusión
en un solo organismo coherente y estable. El proyecto sucumbió —como
era de esperarse— víctima de las primeras discusiones a propósito de
tácticas electorales. El desacuerdo fundamental sobrevino cuando se
discutió el apoyo de fep a un candidato presidencial determinado, y
la desbandada se inició cuando el mln decidió no comprometerse con
ningún candidato en particular. Estas diferencias de opinión y los ine
vitables desacuerdos entre el pps y el pcm para apoyar la candidatura
de Gustavo Díaz Ordaz, anularon la posibilidad de que la izquierda
formara un frente electoral amplio.145
Aun así, el fep participó en la campaña presidencial apoyando la
candidatura de un viejo miembro del pcm, Ramón Danzós Palomi
no, incluso después de que la Secretaría de Gobernación le había nega
do el registro oficial, argumentado que según sus investigaciones no
contaba con el número mínimo de afiliados que exigía la ley (65 000
en todo el país).146
Al margen de disidencias y divisiones de la oposición, aislado Cár
denas, el dirigente nacional del pri, Alfonso Corona del Rosal, advirtió
que su partido designaría a su candidato en una atmósfera de unidad
y disciplina. El 13 de noviembre, la Central Nacional de Trabajadores
(CNT), el sindicato de ferrocarrileros y el de electricistas destaparon,
no sin ironía, a Gustavo Díaz Ordaz.147 La avalancha de apoyos no
se hizo esperar. El sistema político mexicano había logrado restablecer
la unidad en torno al candidato priísta a la presidencia de la República.
144 Entre los organizadores del fep se contaban algunos dirigentes de movimientos
campesinos independientes: Ramón Palomino, Alfonso Garzón, Arturo Corona; tam
bién participaban dirigentes de organizaciones estudiantiles: Eisa Márquez, Arturo Or
tiz Marbán y Fausto Trejo; ¿1 ex gobernador de Baja California, Braulio Maldonado y
representantes de sindicatos independientes: Mario Hernández, Luis Solís y uno de los
miembros del comité central del pcm, Manuel Terrazas. “Nace el fep”. Política, lo de
mayo de 1963, vol. iv, núm. 73, pp. 24-32.
145 “El pps aliado a palos del pri”, Política, lo. de diciembre de 1963, vol. iv, núm.
87, pp. 5-8. Ver: “Batalla de siglas”, Política, lo de noviembre de 963, vol. iv num.
85, pp. 13-15.
146 “Respuesta del fep a Gobernación”, Política, lo. de diciembre de 1963, vol. i*»
núm. 87, p. 5-8.
147 Ver: “El hombre de México", Tiempo, 11 de noviembre de 1963, vol. xliv, núm.
123, pp. 7-13.
CONCLUSIONES
decisivo a este respecto, tal vez porque una de sus consecuencias más
duraderas fue una mayor tolerancia frente al cambio y la diversidad,
sin adentrarnos en su efecto sobre el comportamiento de las clases me
dias. El aperturismo político de los años posteriores también inyectó
liberalidad en las actitudes sociales. Sin embargo, la serenidad ante los
cambios de la política educativa también se explica porque el gobierno
del presidente Echeverría se valió en este terreno de una táctica muy di
ferente a la de fait accompli que había adoptado López Mateos en 1960.
En lugar de desafiar con un acto de autoridad a la Iglesia y, en ge
neral, a los enemigos tradicionales del artículo 3o, las autoridades edu
cativas sometieron a su consideración, a través de contactos informa
les, los nuevos libros de texto antes de su elaboración final, de manera
que la versión definitiva incorporó las sugerencias de autoridades ecle
siásticas y dirigentes empresariales. Por lo tanto, puede afirmarse que
la ofensiva de 1960-1963 logró uno de sus objetivos centrales: que las
autoridades reconocieran el derecho de grupos independientes del Es
tado a intervenir en la definición del contenido de la enseñanza, facul
tad que en última instancia también se desprende del derecho de la so
ciedad a intervenir en la definición de los términos del consenso político.
El significado de esta victoria fue mucho mayor que el solo reconoci
miento de un derecho, en la medida en que acarreó la ampliación de
la discusión política hacia temas que habían sido considerados de la
exclusiva competencia estatal.
En la historiografía política convencional del México contemporá
neo, los años 1957-1960 son vistos como un periodo decisivo en el de
sarrollo de movimientos obreros independientes contra el autoritaris
mo estatal.Muchos son los autores que ven en la movilización de
ferrocarrileros y maestros disidentes el origen del reformismo que ha
caracterizado el sistema político mexicano en los últimos veinte años.
La ampliación de la arena política y la flexibilización del pluralismo
limitado habrán resultado, según estos autores, de la presión de “fuer
zas progresistas y populares*’ sobre el sistema político. No obstante,
el presente análisis conduce a una conclusión distinta: la reacción que
estos movimientos sindicales provocaron en otros grupos sociales —fun
damentalmente de clase media— fue el origen de una movilización que,
sostenida por el sector empresarial y por la jerarquía eclesiástica, fue
considerada altamente riesgosa para la estabilidad del sistema; esos gru
pos, frente al Estado gozaban de un margen de maniobra mucho ma
yor que el de los grupos llamados progresistas, dado que la retórica
revolucionaria y algunas políticas estatales han hecho de la izquierda
mexicana un rehén del Estado. Las presiones que ejerció esta movili
zación defensiva tuvieron mayor efecto que las que pudieron ejercer
sus contrapartes. Así lo prueba la evolución del gobierno de López Ma-
402 CLASES MEDIAS Y POLÍTICA EN MÉXICO
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Publicaciones periódicas
Acción Femenina (1958-1963)
Buró de Investigación Política (1957-1963)
Christus (1935-1963)
Contacto (1961-1964)
CRAC. Mensaje quincenal (1961-1963)
David (1961-1964)
Excéisior (1958-1963)
Gaceta Oficial del Arzobispado de México (1946-1958)
El Maestro (1921)
Magisterio (1960-1964)
Mundo Mejor (1960-1963)
La Nación (1957-1963)
El Norte (1962)
Nuestro Tiempo (1960-1963)
La Opinión (1961)
Política (1961-1964)
El Popular (1957-1961)
El Porvenir (1962)
Señal (1958-1963)
El Sol de Puebla (1961)
Temas contemporáneos (1955-1963)
Tiempo (1958-1963)
Clases medias y política en México. La
querella escolar, 1959-1963 se terminó
de imprimir en marzo de 1988.
Fotocomposición, formación, negativos
e impresión: Prisma Editorial, S.A. de
C.V., Norte 75 núm. 2537, México, D.F.
Se imprimieron 3 000 ejemplares más
sobrantes para reposición. Diseñó la
portada Mónica Diez Martínez. La
edición estuvo al cuidado del
Departamento de Publicaciones de
El Colegio de México.
Centro de Estudios Internacionales
EL COLEGIO DE MÉXICO