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Impactos y blancos de tiro

En lo que respecta al combate con armas de fuego, en cualquier ámbito, sólo los impactos
cuentan, pero no todos los impactos cuentan igual. No será lo mismo un impacto en el centro de
masas de una amenaza que un impacto que apenas le roce la oreja. Realmente la colocación de los
impactos es determinante para lograr la buscada incapacitación, más o menos inmediata, de una
amenaza.

Indudablemente los impactos van donde se apunta, es decir, dependen de la puntería, pero
también del control del disparador, ambos principios básicos del tiro. En nuestra instrucción y
adiestramiento habrá que aprender y cultivar, pues, los principios básicos con el objetivo de lograr
esa colocación correcta de los impactos.

¿Y qué se entiende por colocación correcta de los impactos? Que los impactos vayan donde se
pretende, y que donde se pretenda que vayan sea aquella zona en la que un impacto proporcione
el mayor potencial de incapacitación inmediata. Normalmente esa zona suele ser el pecho de una
persona, donde se localiza el corazón y el arco aórtico, comúnmente denominada centro de
masas, y materializada habitualmente sobre el blanco por un círculo de 20cm (8 pulgadas) de
diámetro. Ahí será donde se apunte, porque aquí no hay ciencias ocultas: ¡los impactos van (o
deberían ir) donde se apunta!, de ahí la necesidad de apuntar siempre y no disparar al tuntún.

Aprender a colocar correctamente los impactos, y practicarlo en el campo/galería de tiro implica


disponer de blancos, habitualmente de papel, que permitan evaluar este aspecto adecuadamente,
lo que definirá sus características. Pero son muchos los factores a tener en cuenta durante la
Impactos y blancos de tiro
instrucción y adiestramiento para el combate con armas de fuego, por lo que no habrá un modelo
único de blanco para todo, y lo ideal es disponer de blancos adaptados al/a los objetivo/s de cada
ejercicio de tiro o escenario. Por supuesto, resulta muy recomendable, por no decir
imprescindible, tomar nota de todo en nuestro libro de registro, de forma que podamos evaluar
nuestros resultados y la evolución de nuestro rendimiento.

Quizás resulte evidente, pero no siempre se hace así. Tras realizar cualquier ejercicio de tiro es
necesario evaluar los resultados, acercándose a los blancos para comprobar los impactos. Carece
de sentido disparar si no podemos saber dónde impactan los proyectiles. Ahí radica la diferencia
entre aprovechar una sesión de adiestramiento en el campo/galería de tiro o perder el tiempo
quemando munición, por divertido que resulte.

Entre los factores a tener en cuenta al seleccionar los blancos que utilicemos en el campo/galería
de tiro figura, ¡cómo no!, el coste, que se reparte entre el blanco y su soporte. Cuanto mayor
complicación técnica y tecnológica mayor será el coste, lo que hará que algunos blancos queden
fuera de nuestro alcance, como puede ser el caso de los fabulosos SAAB Stationary Infantry Target
(SIT). Normalmente con un sencillo, económico y polivalente soporte de madera será suficiente, y
nos permitirá utilizar una amplia variedad de blancos de papel, que son los más socorridos.

Para seleccionar el blanco más adecuado, o para darle el uso más adecuado a un blanco, es
importante tener presentes sus características, y el objetivo del ejercicio de tiro o escenario que
vayamos a realizar. Normalmente los ejercicios de tiro dependerán de un determinado plan o
programa de instrucción y adiestramiento. Este plan o programa se habrá diseñado atendiendo a
las habilidades de cada persona y buscará su progresión en el adiestramiento (gatear, andar,
correr), para alcanzar el mayor rendimiento posible.

Precisión mas no exactitud Ni Precisión ni exactitud

Precisión y exactitud Precisión y exactitud


Impactos y blancos de tiro
La pretendida colocación correcta de los impactos, que también podríamos llamar exactitud, viene
definida por dos parámetros que podemos cuantificar a partir de los impactos registrados en el
blanco: precisión y corrección. Sin entrar en demasiados detalles, la precisión se define en relación
inversamente proporcional al tamaño del agrupamiento de los impactos; un menor agrupamiento
indica una mayor precisión. La corrección se define como la relación de cercanía entre el punto de
puntería (PdP) (lugar al que se pretende que vayan los impactos) y el punto de impacto (PdI) (o
centro de impactos, si se trata de varios impactos); cuanto más próximos entre si mayor
corrección.

Huelga decir que la distancia hace más difícil conseguir una buena colocación de los impactos. Lo
fácil es disparar a 5 metros del blanco, distancia a la cual todos somos snipers, incluidos los malos
(ROGERS, Pat). En la instrucción y adiestramiento tienes que ser muy exigente contigo mismo e ir
subiendo el listón poco a poco hasta alcanzar una gran competencia, porque el día de la verdad
tendrás que hacer el más difícil todavía: enfrentarte a la realidad. Prepárate para lo difícil y espera
que te toque lo fácil. Posiblemente en el caso de un enfrentamiento armado tus opciones de
supervivencia resulten muchos mayores si la distancia se amplía bastante más allá de los 5 metros,
porque entonces al malo también le será más difícil colocar los impactos sobre ti.

Asimismo, quemar una montaña de munición puede resultar muy “divertido”, pero puede que sea
ridículamente efectivo como instrucción y adiestramiento. Tomemos como ejemplo al campeón
mundial Bob Vogel, que ─en el siguiente vídeo─ comenta que su consumo de munición no llega a
los 30.000 cartuchos al año, a razón de un par de sesiones semanales de 300 o 400 disparos. La
clave radica en practicar mucho en seco y saber cómo aprovechar cada disparo.

https://www.youtube.com/watch?v=GlOpgjLaNXQ

Aunque todos los blancos tienen como finalidad registrar los impactos, no todos lo hacen del
mismo modo, y según sus características nos permitirán valorar únicamente la corrección de
nuestros impactos, o también la precisión de los mismos, es decir, la exactitud de nuestros
impactos (precisión + corrección = exactitud). De este modo, los blancos metálicos nos permiten
conocer si los disparos impactan, o fallan, la superficie del blanco, pero generalmente no
podremos valorar con detalle la precisión (tamaño del agrupamiento), salvo en el caso de metales
recién pintados. Asimismo, la corrección, e incluso precisión, de los impactos estará limitada, y
determinada, por el tamaño del blanco.

Si disparamos sobre un blanco metálico con un torso de un


tamaño 33x61cm (13×24”) sabremos si nuestros disparos
impactan, o fallan, sobre la plancha metálica de 33x61cm, pero no
sabremos si van al centro, a un lado o a otro, ni si se concentran
con precisión en una zona más pequeña o se reparten
ampliamente por toda la superficie metálica. Si se tratara de un
blanco metálico con un círculo de 20cm (8”) de diámetro
sabremos si nuestros disparos impactan, o fallan, sobre la
superficie metálica circular de 20cm de diámetro, es decir, no
sabremos si el agrupamiento es menor de 20cm (mayor precisión)
ni sabremos si los impactos van centrados o desplazados
(corrección).
Impactos y blancos de tiro
Lo mismo sucede con los blancos, de cualquier
material, que montan un sensor de impactos. El sensor
de impactos sólo podrá decirnos si nuestros disparos
impactan, o fallan, la superficie del blanco, pero no
tendremos datos sobre la precisión de nuestros
impactos y la corrección se limitará a saber que los
mismos han ido dentro del blanco.

A estos blancos metálicos se los conoce también como:


Poppers, Discos Abatibles y Discos Giratorios. La
distancia mínima de seguridad para dispararles es de 8
metros, puede ser más, para evitar lesiones por el
efecto del rebote del proyectil. Jamás dispararles de
cerca.

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