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El gobierno de Cárdenas estableció las bases para el llamado “Estado benefactor”, que se
caracterizó por la intervención del gobierno en la economía y la implementación de políticas
sociales para mejorar las condiciones de vida de la población. Sin embargo, la estabilidad
política y económica no llegó a México hasta la década de 1950, cuando el gobierno de Adolfo
Ruiz Cortines logró implementar políticas para estabilizar la economía y mejorar la calidad de
vida de los mexicanos.
Durante las décadas de 1960 y 1970, México experimentó un rápido crecimiento económico y
una estabilidad política relativa. Sin embargo, este crecimiento económico no se tradujo en
una mejora significativa en las condiciones de vida de los mexicanos más pobres. Además, la
corrupción en el gobierno y la falta de transparencia en la política llevaron a una desconfianza
generalizada en el gobierno y en las instituciones del país.
En la década de 1980, México experimentó una crisis económica que llevó a la devaluación de
la moneda y a una recesión económica. En respuesta a la crisis, el gobierno implementó una
serie de políticas de austeridad y reformas económicas para estabilizar la economía. Estas
políticas, conocidas como el “neoliberalismo”, se caracterizaron por la privatización de
empresas estatales y la liberalización del comercio y la inversión extranjera.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es el documento que rige la vida
política y social del país. Entre sus principales pilares se encuentran los derechos
fundamentales, que son aquellos derechos que deben ser protegidos por el Estado y que se
consideran fundamentales para la dignidad humana. Uno de los derechos fundamentales más
importantes es el derecho a la no discriminación social.
La discriminación social es una práctica que afecta a muchas personas en todo el mundo. Esta
práctica se define como el trato desigual y negativo que se le da a una persona o grupo de
personas debido a su origen étnico, su género, su orientación sexual, su religión, su
discapacidad o cualquier otra característica que lo diferencie de la mayoría. La discriminación
social es un problema grave que viola los derechos fundamentales de las personas y que
impide que se logre una sociedad justa e igualitaria.
La Constitución mexicana también establece que es deber del Estado garantizar la igualdad
entre hombres y mujeres y promover la eliminación de todas las formas de discriminación.
Para ello, se han implementado diversas políticas y medidas para proteger los derechos
fundamentales de todas las personas, especialmente de aquellas que se encuentran en
situaciones de vulnerabilidad.
Sin embargo, la discriminación social sigue siendo un problema grave en México. Muchas
personas son discriminadas todos los días en el ámbito laboral, educativo, de la salud, entre
otros. Las personas con discapacidad, los pueblos indígenas, las mujeres y las personas LGBTI
son los grupos más vulnerables a la discriminación social.
Es necesario que se sigan implementando políticas y medidas para proteger los derechos
fundamentales de todas las personas y garantizar el derecho a la no discriminación social. Es
importante fomentar la educación y la conciencia social para promover una cultura de respeto
y tolerancia hacia la diversidad. Además, se deben fortalecer las instituciones y las leyes que
protejan los derechos fundamentales y sancionen a quienes los violen.