El sueño de Alex.

El sol empezaba a asomar por la ventana y su tenue luz indicaba que otra vez
se le olvido poner el despertador.
Era un lunes típico para Alex, después de pasar un intenso fin de semana de
fiestas, alcohol y algún que otro sicotrópico, llegaría tarde al trabajo.
De no ser el hijo de uno de los dueños ya hace tiempo que estaría en la calle.
Sin mucha prisa se levantó mientras bostezaba ampliamente.
A estas alturas ya ni se molestaba en buscar una excusa que contar.
Alex ya era un hombre adulto que pasaba de los cuarenta, pero que su
mentalidad era la de un eterno adolescente.
Sus principales obsesiones eran los videojuegos, el Heavy, las motos y todo
tipo de material audiovisual de contenido sexual explícito.
Desde joven siempre fue bien despreocupado, siendo su única preocupación
tener el suficiente dinero para correrse unas buenas juergas los fines de
semana y festivos.
Tuvo algunas relaciones medio serias con algunas chicas de joven, pero con
los años gano una bien merecida fama de vividor y mujeriego, aparte de que su
atractivo físico menguo considerablemente para el sexo opuesto.
Le sobraban bastantes kilos y ya le faltaban unos cuantos dientes. Las
entradas en sus sienes eran más que generosas. Media un metro ochenta, pelo
negro bien graso, piel algo oscura, nariz aguileña, grandes ojos castaños y a
menudo enrojecidos.
Sus amigos le pusieron el mote de “el jeque”, ya que su apariencia se les
antojo muy parecida a los individuos típicos de raza árabe.
Él lo llevaba bien.
Quizás lo que Alex apreciaba más eran precisamente sus amigos, con los que
procuraba siempre pasar un buen rato.
Sus amigos eran con quienes se sentía más a gusto y a diferencia de su familia
no le criticaban, al menos a la cara. Procuraba rodearse de ellos para disfrutar
de la vida.
Mientras se vestía con gran desgana, recordaba la última reunión familiar
donde no se sentía demasiado cómodo. Pocas caras amigas salvo quizás la

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des sus sobrinos que siempre lo buscaban para jugar a algún video juego con
él.
Su sobrino mayor Adrián incluso le animo a que participara en algún torneo de
video juegos, para él su tío Alex era un genio de los juegos.
Pero por lo demás siempre escuchaba los mismo reproches, “que cuando te
casas”, “cuando tienes pensado tener niños”, “cuando vas a madurar y sentar
la cabeza” etc, etc…
Algo más de dos horas tarde llego ese día al trabajo, una pequeña empresa
familiar.
Justo antes de fichar se encontró con su padre que era el jefe de taller, su tío,
el gerente de la empresa y su primo Bruno, el responsable de personal.
—No hace falta que fiches, ya no es necesario. Lo sentimos pero creemos que
ya te hemos dado demasiadas oportunidades. Alex, estas despedido—.
Sorprendido, miro enseguida a su padre, antes de que pudiera decir algo, su
padre en un tono de enfado le hablo.
— Esto ya ha sido la gota que ha colmado el vaso, yo no es sólo que hayas
vuelto a llegar tarde, cosa que dice mucho del respeto que le tienes a tu trabajo
y a tu familia, sino que el último lote que fabricaste salió totalmente defectuoso.
No sólo nos ha devuelto el cliente el lote completo, además ha rescindido el
contrato con nosotros. ¿Sabes lo que eso significa? Era un cliente muy
importante —.
En el rostro de Alex apenas se reflejó signo alguno de preocupación.
Unas pocas horas después ya en su casa, algo ofuscado pero no demasiado
preocupado, se planteó darse un generoso homenaje. Tenía sin estrenar un
video juego de una de sus temáticas preferidas y estaba dispuesto a no salir de
casa hasta pasarlo por completo.
Eso suponía estar frente a la pantalla casi más de cien horas seguidas, pero
lejos de ser un problema, él lo veía como un reto personal. Al fin y al cabo
disponía ahora de todo el tiempo del mundo.
Durante las primeras treinta horas parecía que todo iba genial, avanzaba en el
juego estupendamente, los servicios de comida a domicilio cubrían las
principales necesidades de nutrición e hidratación, aparentemente.
Pero el cansancio finalmente se apodero de él y cayó en un profundo sueño,
apenas sin darse cuenta.
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El sueño al principio tenía un tono libidinoso.
Se veía a él mismo vestido con una fina y traslucida túnica blanca, caminaba
por una habitación con un suelo suave y esponjoso. Era una grata sensación
para sus pies. En el suelo de la habitación habían tumbadas en él mujeres de
cuerpos voluptuosos con prominentes traseros y amplias caderas.
Sus pechos eran grandes y firmes, con llamativos pezones, aparentemente
duros, de un tono rosado intenso, casi fosforescente.
Todas ellas eran jóvenes de poco más de veinte años, con largos cabellos que
cubrían sus rostros.
En el sueño a ninguna se le veía bien el rostro, por estar cubierto por sus
frondosos cabellos largos.
Aunque sí se distinguían sus lascivas pocas de las que de tanto en tanto se
asomaban sus lenguas húmedas e inquietas.
En medio de este lugar, encima de una gran cama, tapadas por una gran
sabana, dos chicas que parecían juguetear mientras se oían sonoras
carcajadas.
Alex atraído por el morbo y la curiosidad empezó a caminar hacia ellas.
Mientras más se acercaba a la cama, las demás chicas parecían excitarse aún
más, hasta el punto que ya casi rozando la cama, empezaron todas ellas a
convulsionarse de forma horrible. Las risas terminaron.
Una dantesca escena se desarrollaba su alrededor, las jóvenes empezaron a
vomitar y soltar un asqueroso líquido blanquecino por todos sus orificios hasta
quedarse secas como unas pasas arrugadas.
La tenue luz que iluminaba el lugar se fue apagando, hasta que Alex quedó en
completa oscuridad.
Poco a poco empezó a sentir como ese líquido llenaba toda la habitación y
empezaba a subir, primero lo noto en las plantas de sus pies, luego hasta los
tobillos y no parecí a que fuera a dejar de subir.
Subió a tientas hasta la cama, con la esperanza de ponerse a salvo.
Nada más subir, empezó a notar como la sabana se le pegaba a la piel y el
colchón empezaba a deshacerse, como si se fuera diluyendo. Poco a poco,
atrapado en una especie de lodo de olor nauseabundo, sintió como era tragado
por este hasta sentirse totalmente engullido y sepultado por él.

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Las sensaciones de opresión, asfixia, miedo y angustia eran tan reales que
sentía como se le escapaba la vida.
Ya casi sin esperanza de escapar a tan terrible destino, en un instante sintió
como todo a su alrededor se iluminaba con una grata y cálida luz.
De alguna manera estaba bajo el agua, pero sin asfixia, sin frio, se veía as í
mismo suspendido en medio de un cálido y azulado oceano.
Una sensación de paz y calma fue embargándolo, mientras veían como los
rayos del sol atravesaban la superficie del agua y llegaban hasta él.
Sintió en su cuerpo como una especie de onda atravesaba el agua.
Con ella una voz tenue al principio que fue volviéndose más clara en su
cabeza.
Era una voz amable y cálida, como la de una mujer joven, que le decía lo
siguiente.
—Alex, tú has sido el elegido para llevar el mensaje salvador del mundo. De
entre todos los candidatos posibles, ninguno reunía las cualidades adecuadas,
sólo tú.
Tu capacidad neuronal y su velocidad de procesamiento te hacen apto para
recibir y asimilar la conexión “híper-meta-mental” que necesitaremos establecer
contigo desde ahora.
Es una descarga de energía muy potente y gracias a tu constitución física
natural, estamos seguros que podrás soportarla.
Presta mucha atención a nuestros mensajes, ya que de ellos dependerá el
éxito de tu misión.
De ti dependerá ni más ni menos que el destino de la humanidad.
La Gran Alianza Interestelar de nuestra galaxia siente mucha inquietud por el
frágil equilibrio de vuestro ecosistema.
Si fracasaras, la civilización humana estará condenada a ser reducida a un diez
por ciento y su desarrollo tecnológico retrocederá milenios.
¿Entiendes lo importante de que nuestro mensaje llegue a ser entendido?—.
Alex inspiro profundamente y contesto.
—Sí, lo entiendo. Consagrare mi vida a este inmenso y noble fin—.

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Pasaron unos días del despido de Alex y su padre estaba muy preocupado por
su hijo.
Con su edad, su apariencia y su aptitud sin duda le sería muy complicado
reorientar su vida.
Él no culpaba del todo a Alex por esto, pensaba que gran culpa de esa actitud
tan descarriada, era en buena parte por las malas influencias de sus
amistades.
—Si hubiera sido más duro en ese aspecto, quizás mi Alex hubiera llegado
mucho más lejos en la empresa familiar. Como mínimo a responsable de
sección. En fin, ya no hay remedio —. Pensó su padre mientras revisaba
algunos asuntos en la oficina del trabajo.
Quedo con su hermano, el tío de Alex en ir esa misma tarde para ver cómo
estaba y hablar con él.
—No te preocupes Hernán, seguro que mi sobrino estará bien, ni le habrá
afectado el despido ni le preocupa su futuro inmediato. ¡Seguro! —.
El padre de Alex se quedó un rato pensativo, mientras conducía hacia la casa
de su hijo.
—Puede ser Guillermo, pero aun así no puedo dejar de preocuparme.
Precisamente sabiendo cómo es él, temo que no sea consciente de lo
complicado de su situación. ¿Qué he hecho yo mal para que me saliera así
este muchacho?—.
Guillermo miro con pena a su hermano e intento animarlo.
—No te tortures, no es culpa de nadie, en todas las familias siempre hay una
oveja negra. Además no es tan grave, es vividor, despreocupado, vago e
irresponsable, pero en el fondo es buen chico. No es un delincuente. Es como
un niño grande y malcriado.
Pero piénsalo bien, podría ser mucho peor. Acuérdate del hijo de Miguel Sanz
o la hija de Matilde. Uno está en la cárcel por traficante y la otra murió por
sobredosis. Yo creo que Alex sólo necesita un estímulo adecuado para
enderezar su vida. No sé yo, conocer a una chica con la cabeza más o menos
asentada que lo enderece, por ejemplo—.
Hernán asintió con la cabeza.

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—Te envidio, has tenido mucha suerte con Bruno. Es todo lo contrario que
Alex. Trabajador, serio, responsable, inteligente, hasta va a misa los domingos.
No se puede pedir más—.
Guillermo carcajeo y no pudo reprimir una mueca de orgullo mal disimulado.
—Lo de la misa es por su novia Catalina. Sus padres son del Opus y ya se
sabe. Ellos son muy influyentes, tienen buenos contactos en política y con
muchos empresarios. Vamos que le conviene tenerlos contentos por unas
cuantas buenas razones. La principal, claro esta es Catalina.
Pero sí, tienes razón he tenido mucha suerte con Bruno. Él desde niño fue
siempre un hijo ejemplar, tanto en el colegio como en casa.
Aunque en los primeros años de universidad cambio un poco y hasta me
preocupo bastante.
Por suerte, conoció a Catalina y todo se enderezo enseguida—.
Bruno era dos años mayor que Alex y era para su familia el prototipo de don
perfecto. Exitoso en su trabajo y en los estudios, con un buen partido por
pareja, parecía que tenía el éxito asegurado.
Pero lo que descocían de Bruno era su oscura vida secreta.
Su relación con Catalina era por puro interés, él esperaba que casándose con
ella ascendería más rápido en la escala social y tendría un confortable nivel
adquisitivo.
Pero secretamente, escondía sus vicios tanto a sus familiares como a su
pareja.
Realmente era más vicioso que su primo, pero siempre supo disimularlo,
gracias en parte a la reputación de buen chico de la que gozaba.
Era ludópata, mujeriego, obsesionado con el sado-maso y con alguna que otra
práctica sexual, que muchos de su entorno considerarían indecentes.
Tenía una amante adolescente, de ascendencia nigeriana.
Otro gran tabú para su familia, las relaciones inter-raciales.
Aparte de tener una hija con una antigua trabajadora de la fábrica, a la que
compro su silencia a cambio de cierto acuerdo económico.
Pero a la vista de todos Alex era el único cordero descarriado de la familia.
Por fin llegan a su casa. Tocan al timbre, una, dos, tres veces.
—Seguro que ni esta, habrá salido de juerga con sus colegas. Tendríamos que
haberle llamado para confirmar que estaría. Fallo nuestro—. Comento su tío.
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Pero de repente la puerta se abrió y ante ellos apareció un desconocido Alex.
Para empezar, olía de forma agradable, su pelo esta limpio y bien peinado, la
rojez habitual de su mirada había desaparecido. Por el contrario su mirada
parecía radiante y la expresión de su rostro era diferente.
—Perdonad que tardara en abrir, está intentando acabar una sesión de
trescientas abdominales y sólo me faltaban cuarenta y cinco—.
Se quedaron los dos hombres algo desconcertados ante tan peculiar
comentario, sobre todo viniendo de Alex.
—Pasad por favor, no os quedéis ahí, hoy hace bastante frío y no quiero que
cojáis un resfriado. ¿Cómo estáis?, ¿va bien el negocio?—.
Mientras pasaban a la casa, miraban sorprendidos el cabio de esta.
Parecía más luminosa y bastante más limpia, otra cosa muy extraña para ser la
de Alex.
— ¡Vaya! ¿Hora te vas a dedicar al deporte?, ¿has conocido a una chica y
quieres impresionarla? ¿A qué se debe este cambio?—.
—Bueno, dada la crítica situación actual, he decidido tomar una decisión
radical y comprometerme con la causa de la defensa del medio ambiente. Voy
a consagrar mi vida a salvar el planeta. Y lo más lógico claro esta es empezar
con salvarme a mí mismo, tanto de mí como de esta sociedad corrupta y
enferma de salvaje consumismo—.
Su padre se quedó tan perplejo como su tío Guillermo.
— ¿Seguro que todo esto no es por una chica?—
Pregunto su tío.
—No, nada de chicas, ni de alcohol, ni de fiestas. No, sólo videojuegos. Pero
sólo porque ellos van a ser tanto mi medio de sustento como de propaganda—.
Su padre intrigado le empezó a preguntar.
—No sabía nada de tus inquietudes ecologistas, ¿desde cuándo te preocupa
tanto el planeta? Y sobre todo ¿cómo vas a ganar dinero con el asunto ese de
los videojuegos?—
Alex sonrío.
—Fácil, atreves de internet y de los campeonatos mundiales. Lo tengo todo
estudiado—.
Tras un instante de silencio, Alex prosiguió.

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—Podéis estar tranquilos por mí. Hasta os tengo que dar las gracias por el
despido. Me ha ayudado a ver las cosas más claras—.
Los dos hermanos se miraron aún incrédulos, ya no tanto por las cosas
extrañas que decía, sino también por la forma.
Ha Alex le costaba hablar de normal, no solía decir más de tres palabras
seguidas sin hacer una pasa mientras pensaba o articulaba las tres siguientes.
Su agilidad para expresarse era bien distinta.
—Alex, en confianza, ¿Qué sustancia estás tomando? Algunas drogas te dan
por un tiempo una sensación de euforia y triunfalismo, como si fueras capaz de
comerte el mudo, pero luego ya sabes lo que pasa. Frustración, depresión,
bajones anímicos, dependencia, delincuencia, pobreza, enfermedad,…
Tú sabes lo que te digo, conoces a amigos tuyos que han caído en eso—.
Le explico con tono de preocupación Guillermo.
— ¿Estas comiendo bien? ¿Quieres que le diga a tu madre que te prepare
alguna comida? Mejor si quieres vente a casa a comer todos los días. Así tu
madre, además, estará más contenta de verte y hablar contigo—.
Le sugirió su padre con amabilidad.
—También podríais venir vosotros para comer o para cenar algún día. Me
estoy especializando en comida vegada, aunque no estoy preparado todavía
para dejar la carne del todo—.
Desde luego era patente que algo había hecho cambiar a Alex.
El qué y el cómo estaba por verse, pero los hombres salieron algo más
tranquilos al verle aparentemente sano, limpio y entusiasmado con su nuevo
proyecto de vida. Que sin duda era del todo descabellado e irrealizable, pero al
menos lo tenía por el momento contento.
Nadie confiaba en que Alex, contra todo pronóstico, fuera a triunfar en sus
descabellados proyectos.
Pero no contaban con “AlexEljeque” su nombre de guerra en los medios
electrónicos, tanto en los canales de comunicación por internet, como en los
eSports.
Todo empezó haciéndose youtuber, en donde exponía un experimento, ¿se
podría rejuvenecer la apariencia física de los cuarenta a los veinte?
Así empezó a darse a conocer y ganar algunos seguidores.

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En un periodo de un año se vio su sorprendente transformación, de pasar a ser
el típico cuarentón con tripita a tener el cuerpo de un atleta. Documento el
proceso gradual de su evolución de un comedor habitual de carne y de comida
basura y procesada a ser prácticamente totalmente vegano.
Se filmó a sí mismo haciendo rutinas de ejercicio al principio moderado y
acabando con un nivel de exigencia e intensidad, propios de un deportista de
elite.
Empezó a ganar algunos campeonatos en la liga nacional de eSports, creo un
exitoso equipo de Gamers, ganaba dinero como Gamer profesional, como
Streamer profesional, narrando la evolución y desarrollo de videojuegos.
De ahí paso a jugar tanto a nivel individual como por equipos en las más
prestigiosas ligas internacionales.
Sus ingresos se contaban por millones en un abrir y cerrar de ojos.
Para decepción de sus antiguos amigos y familiares todos estos ingresos
fabulosos estaban consagrados a la gran causa que ahora abrazaba Alex, el
que él llamaba “NEoEcoEvolución”, haciendo énfasis en la E por ser la inicial
tanto de ecológico como de electrónico y claro de evolución.
Fue tal la pasión con el que abrazo su causa, que tenía un canal para
promoverla, a parte de sus fuentes de ingresos habituales, donde ya era
considerado un referente.
Una de sus primeras polémicas importantes fue la que promovía métodos
anticonceptivos totalmente naturales, en detrimento de los condones de látex,
considerarlos un desecho pernicioso más de la industria del consumismo
despilfarrador. No tanto por el látex que si es degradable, si no por el plástico
de los envoltorios, o el de los condones femeninos, que si son de polietileno en
su mayoría.
Luego cargo en contra de la industria de los refrescos azucarados, la del
plástico en general, luego con las grandes superficies comerciales, la industria
pesada, etc…
Animaba a los directivos que desde dentro se revelaran contra las políticas
criminales, alegando a su conciencia y a su ética personal.
Llamaba a los políticos lacayos de los grandes intereses corporativos
internacionales.

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Obviamente esto no podía terminar bien.
Fue seducido por una hermosa y enigmática mujer, que resultó ser un asesina
profesional.
Creyendo estar disfrutando de un juego erótico, mientras estaba atado de pies
y manos en una cama, fue asfixiado con una almohada.
Ese fue el fin del sueño de Alex.
Pero su vida y sus proyectos sirvieron de inspiración para la NEoEcoEvolución.

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