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HISTORIA MILITAR II.

Tema: El Porfiriato, Modernización de la infraestructura.


U2S4
Modernización de la infraestructura
El periodo en el cual el general Díaz
estuvo al frente de la presidencia del país
se caracterizaron por la modernización de
la nación; esto significa que arribaron los
avances tecnológicos más sobresalientes
de la época. Este crecimiento se vio
claramente marcado en dos ramas de la
vida nacional en lo económico y lo
administrativo.

La modernización económica fue posible


principalmente a la expansión del
ferrocarril, que facilitara el acceso rápido a
todas las regiones distantes y el traslado
de mercancías, otro avance que ayudó al
desarrollo de la economía fue el tendido
de la red telegráfica y telefónica. El
ferrocarril era considerado la “palanca del
progreso”.
En 1876 México tenía aproximadamente 580
kilómetros de vías férreas; para 1884 se
había elevado a 5,731, en tanto que en 1910
el tendido ferrocarrilero alcanzaba ya los 24,
288 kilómetros. Con el ferrocarril las
exportaciones a Estados Unidos se vieron
notablemente favorecidas: al finalizar el siglo
XIX, alrededor del 70% del total de las
exportaciones mexicanas tenían como
destino el vecino país del norte. Esto
provocó una grave y notable dependencia
económica hacía el país de las barras y las
estrellas, circunstancia que hizo que Porfirio
Díaz exclamara “Pobre México, tan lejos de
Dios y tan cerca de Estados Unidos”.
Las principales obras realizadas en México
durante el mandato del General Díaz son las
siguientes: el gran canal del desagüe, el
hospital general, el teatro general hoy bellas
artes, el palacio de correos entre otros. En
esta época, la ciudad de México se
confrontaba en belleza con las mejores
ciudades de Europa.
La sociedad

Al finalizar el régimen, hacia 1910, México tenía


aproximadamente 15 millones de habitantes, de
los cuales 11 millones eran campesinos que
sobrevivían con salarios que iban entre los 25 y 30
centavos diarios. En términos generales podemos
distinguir cuatro clases de trabajadores en las
haciendas: los peones acasillados o gañanes, de
residencia permanente; los trabajadores
eventuales; los arrendatarios y los medieros o
aparceros.

Al igual que en la economía, las condiciones de los


campesinos variaban dependiendo de las regiones
del país, por ejemplo, en el sur se llegaron a
registrar condiciones de esclavitud disfrazadas. 

Una de las principales características del sector


campesino es la siguiente, el pago a los
campesinos se hacía por lo general, en dinero y
especie esto último mediante las llamadas tiendas
de raya propiedad del hacendado. Mediante estas
tiendas de rayas el campesino tenía que recurrir al
endeudamiento, este endeudamiento obligaba a
los campesinos a permanecer en las haciendas y
con ello los hacendados tenían la garantía de la
mano de obra para su tierras. Además estas
deudas eran hereditarias.
Educación y cultura

Durante el Porfiriato más de diez millones


de habitantes no sabían leer ni escribir,
aunque como en todos los aspectos del
Porfiriato este sector también tenía claros
y oscuros, como se ha podido notar el sur
del país era el más afectado y las grandes
metrópolis desarrollaron un gran índice de
alfabetización.

El gobierno trato de hacer algo por la


educación y por ello creó una serie de
instituciones, siendo estas:
En 1891 creó el Consejo Superior de
Instrucción Pública y en 1905 fue elevado
al rango de secretaría.

En 1910 Justo Sierra reunió las escuelas


de especialidades y las organizó en una
Universidad Nacional.
Balance histórico del país

El extraordinario crecimiento económico que experimentó


el país, la modernización urbana, el saneamiento de las
finanzas públicas y la estabilidad la política fueron algunos
de los logros más importantes del Porfiriato. Después de
más de medio siglo de estancamiento económico y
aislamiento comercial, México se insertó de lleno en la
economía mundial ocupando un lugar clave, aunque de
manera dependiente, dentro del desarrollo del capitalismo.
Como resultado directo del pronunciado crecimiento
económico, irrumpieron destacados centros urbanos y
fabriles: Torreón y Aguascalientes se convirtieron en
importantes centros de distribución ferroviaria, Monterrey y
Orizaba se consolidaron como ciudades industriales,
Mérida creció significativamente con la exportación de
henequén y chihuahua con la venta de ganado.
Sin embargo, en no pocos casos, para los peones de las
haciendas, los jornaleros del campo, los mineros y los
obreros fabriles, es decir, para la clase trabajadora, la paz
social y la estabilidad política de que tanto se vanagloria el
régimen significaron arbitrariedades, explotación,
sometimiento y represión, particularmente cuando daban
alguna señal de protesta o rebeldía. Tales injusticias,
permitidas y solapadas generalmente por los prefectos
políticos que eran autoridades locales, conformaron lo que
se conoce como “la leyenda negra” del Porfiriato y
constituye uno de los lados oscuros.
Lo que para los hombres del régimen era
motivo de orgullo, para un sector ilustrado de la
clase media era motivo de crítica e indignación.
La prensa volvió a sus fueros y un sector de
jóvenes periodistas acusó a Porfirio Díaz de
extranjerismo desmesurado, de vender la patria
a los extranjeros, de mantener a la población
sumida en la pobreza y, sobre todo,
denunciaron la falta de libertad política.

En medio de grandes tensiones y conflictos


llegó 1910, un año de grandes sorpresas para
los mexicanos de entonces: apareció el cometa
Halley, se realizó la convención de los clubes
antirreleccionista, con bombo y platillo el
régimen festejó el primer centenario de la
Independencia de México, se consumó la
séptima reelección de Porfirio Díaz para
presidente de la República y, como resultado
de esto último, inició un movimiento
revolucionario de largo alcance, en el mes de
noviembre, que obligaría al anciano presidente
a dimitir del cargo e irse de México. Por ello es
un año clave en la historia nacional.
Video de apoyo:

“EL PORFIRIATO. SOCIEDAD, POBLACIÓN Y VIDA COTIDIANA”

https://www.youtube.com/watch?v=iUtVcuEJaZY&t=1s

“En este ocaso de mi vida sólo un deseo me queda: la dicha de mi País, la dicha de los míos”.
RENUNCIA DE PORFIRIO DIAZ.
Era el 25 de Mayo del año 1911 y el Presidente de México, Porfirio Díaz dictaba su carta de renuncia para entregar a la Cámara de Diputados.
Díaz escogió con cuidado cada palabra y entre sus únicas peticiones fue "un juicio correcto que me permita morir, llevando en el fondo de mi
alma una justa correspondencia de estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis compatriotas".
Porfirio Díaz se había comprometido a luchar por la no reelección; ya en el Poder olvidó su promesa y se mantuvo como Presidente durante 36
años. He aquí este importante escrito con el que renuncia al Poder Ejecutivo, dando fin a la era del "Porfiriato":
“El Pueblo mexicano, ese pueblo que tan generosamente me ha colmado de honores, que me proclamó su caudillo durante la guerra de
Intervención, que me secundó patrióticamente en todas las obras emprendidas para impulsar la industria y el comercio de la República, ese
pueblo, señores Diputados, se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el ejercicio del Supremo
Poder Ejecutivo, es causa de su insurrección.
No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara ese fenómeno social; pero permitiendo, sin conceder, que pueda ser culpable
inconsciente, esa posibilidad hace de mi persona la menos apropósito para raciocinar y decir sobre mi propia culpabilidad. En tal concepto,
respetando, como siempre he respetado la voluntad del pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la Constitución Federal, vengo ante la
Suprema Representación de la Nación a dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la República, con que me honró el pueblo
nacional.
Y lo hago con tanta más razón, cuando que para retenerlo sería necesario seguir derramando sangre mexicana, abatiendo el crédito de la
Nación, derrochando sus riquezas, segando sus fuentes y exponiendo su política a conflictos internacionales. Espero, señores Diputados, que
calmadas las pasiones que acompañan a toda revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional, un
juicio correcto que me permita morir, llevando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he
consagrado y consagraré a mis compatriotas”. Con todo respeto.

México, Mayo 25 de 1911.


Porfirio Díaz. (Rúbrica)
Seguramente la idea de su renuncia fue que volviera la paz a la República y “no se siguiera derramando sangre mexicana y con esta resolución
y su salida del país rumbo a Francia, se dieron fin a las hostilidades. Luego entonces diría: “Madero ha soltado al tigre, a ver si puede domarlo”.

LA MUERTE DE PORFIRIO DIAZ


Mientras el Ypiranga tomaba curso rumbo a Europa el 1 de junio de 1911, un viejo y derrotado Porfirio Díaz pudo escuchar por última vez
algunos compases de Dios nunca muere al tiempo que en su memoria se dibujaba la vieja Oaxaca y la costa de México desaparecía ante sus
ojos: atrás quedaba la patria y su vida entera; entrelazadas ambas, habían escrito en mayor o menor medida los últimos cincuenta años de la
historia nacional.
El trayecto rumbo al viejo continente no tuvo mayores contratiempos. Sólo en la Coruña, España fue recibido por una manifestación de
comunistas organizada en su contra. Nada de importancia. Don Porfirio seguía muy molesto por la infección bucal que lo había acompañado en
los momentos más amargos de su vida. Decidido a sanar viajó a Interlaken, Suiza donde un especialista le devolvió la salud.
A mediados de julio de 1911, don Porfirio y doña Carmelita llegaron a París. Casi de inmediato visitó Los Inválidos y la tumba de Napoleón
Bonaparte. Fue uno de los momentos más emotivos de su exilio. Con los veteranos franceses pudo evocar los viejos hechos de armas de la
guerra de intervención. Si antes habían sido enemigos, en ese momento los unía un pasado común: la carrera de las armas y los años de la
guerra. La apoteosis de la visita sucedió cuando el general Niox, lo escoltó hacia la tumba de Napoleón y puso en sus manos la espada que el
emperador de los franceses blandió en Austerlitz. "Soy indigno de ella" -comentó don Porfirio, a lo que respondió el general: "Nunca ha estado
en mejores manos".
Durante los años de exilio, recorrió las principales capitales de Europa. En abril de 1912, acompañado por Carmelita visitó San Sebastián y
Madrid. El rey Alfonso XIII lo recibió en el palacio de la Zarzuela. También visitó Alemania para presenciar las maniobras militares de su
impresionante ejército en vísperas de la primera guerra mundial. Cuando el invernal frío llegaba a París, los Díaz se trasladaban al sur en busca
de un clima más propicio: Biarritz, San Juan de la Luz albergaron por algunas temporadas al viejo General y a su esposa. En sus largos
recorridos, llegaron hasta África , gozaron con El Cairo y Keneth, admiraron las milenarias construcciones y fue retratado frente a la famosa
Esfinge. En el viaje de regreso a París, los Díaz también se detuvieron algunos días en Nápoles y Roma.
París lo acogió durante los últimos meses de vida. Entre 1914 y 1915 su salud se fue deteriorando considerablemente, aunque siempre
mostraba una actitud de enorme vitalidad frente a la gente.
Sus pensamientos iban y venían. Los sueños se mezclaban difusamente con la realidad. Recordaba los años en el mesón de la Soledad, el
solar del Toronjo, La Noria. Veía los rostros de su madre, de su hermano Félix, de su adorada Delfina. El día 29 de junio recibió la
extremaunción y el 2 de julio de 1915, "la palabra se le fue acabando -escribió Martín Luis Guzmán. Parecía decir algo de La Noria, de Oaxaca.
Hablaba de su madre: Mi madre me espera... A las dos de la tarde ya no pudo hablar. A señas... procuraba hacerse entender. Se dirigía casi
exclusivamente a Carmelita... ¡Ah, sí, La Noria! ¿Oaxaca? Si, si. Oaxaca, en Oaxaca. Allá quería ir a morir y a descansar. A las seis y media
expiró, mientras a su lado el sol lo inundaba todo en luz"
Porfirio fue sepultado en la iglesia de Saint Honoré l¨/Eylau, un lugar del todo ajeno a su historia. En 1921, sus restos fueron trasladados al
cementerio parisino de Montparnasse donde continúan su exilio. Al dejar el país en 1911, sabía que llegaría el momento de rendirle cuentas a la
historia y a su patria, quizá por eso, en el último párrafo de su renuncia pidió un trato justo: "Espero que calmadas las pasiones que acompañan
a toda revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional, un juicio correcto que me permita morir,
llevando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado a mis compatriotas".
El día que murió, inmediatamente, de la casa presidencial francesa mandaron a unos militares para que todo el tiempo hicieran guardia al
cadáver de Díaz”. El general murió en París, y sus restos se encuentran en el cementerio de Montparnasse.
“Si vas a su tumba ves que hay flores limpias todos los días, que los mexicanos le llevan, y le escriben cartas pidiéndole favores. El fervor
popular no ha disminuido a pesar de que lo han pintado como villano”.
VIDENCIA A MANDAR:

- Un video en Prezi donde el alumno expondrá la modernización de la infraestructura de esta


etapa histórica.
- Una vez que este listo, pega el link en una hoja blanca para evaluarlo y calificarlo.
- La tarea debe contener una portada con el nombre de la materia, Profesor y del alumno.
- Subirlo en la dirección abajo citada antes de las 23.00 hs del 2 de mayo del 2021.

REQUISITOS DE CADA ENTREGA:


1. CADA ALUMNO LO CONVERTIRÁ EN FORMATO PDF. NO SUBIR ARCHIVOS WORD.

2. EL ALUMNO ETIQUETARÁ SU ARCHIVO, CON LOS SIGUIENTES DATOS:


- No. DE LISTA, EMPLEANDO DOS DIGITOS.
- APELLIDO PATERNO, MATERNO Y NOMBRE.
- GRUPO.
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4º. “A”
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4º. “B”
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4º. “C”
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