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La vida se due desarrollando en la tierra

El suelo tiene origen hace aproximadamente 3000 500000000 de años y comienza de manera
microscópica.

Esta vida se fue adaptando a lo que hay disponible en el medio para alimentarse y seguir desarrollándose
primero en la atmósfera, luego en el agua y finalmente en tierra firme.

A medida que se desarrollaba iba transformando estos ambientes.

Todos los organismos vivos, tanto flora y fauna, son variaciones, adaptaciones,

transformaciones o más bien evoluciones de estos primeros organismos microscópicos,

y cabe destacar que estos siguen envolviendo y atravesando El Mundo en donde vivimos.

Tanto así que si tenemos de azul la microbiología que hay

en El Mundo, todo el planeta se vería azul, tanto el aire.

El agua y el suelo, la salud de nuestros cultivos dependen

del equilibrio que haya está microbiología, esa es nuestra principal

tarea como agricultores, procurar que nuestras intervenciones promuevan el equilibrio

de las comunidades microbiológicas, ya que éstas se encargarán de

mantener sanos los cultivos la vida existente en el suelo, tanto hongos como bacterias, levaduras
actinomicetales y otros son encargados de disolver las rocas y poner a disposición la inmensa variedad de
minerales que existen en el suelo.

Además, son capaces de capturar suficiente nitrógeno de nuestra atmósfera para

una nutrición integral de los vegetales.

Podemos decir que la microbiología presente en el suelo prepara el

alimento a partir de los minerales presentes para que las

plantas puedan asimilar.

En otras palabras, cuanta más microbiología, más fertilidad tendrá nuestro sistema

agrario con una simple prueba de agua oxigenada, podemos saber

la vida microbiológica presente en el suelo.

Cuanto más tiempo dure la reacción visual y auditiva más presencia de vida hay.

En ese suelo.

Los elementos unidos forman minerales, los minerales unidos forman rocas y

roca disuelta forma suelo, o sea que el suelo termina

siendo la parte superficial de la corteza terrestre biológicamente activa

que proviene de la desintegración y alteración física y química

de las rocas y de los residuos de las actividades de seres vivos que se asientan en ella.

Incorporar polvo de rocas que actualmente es un residuo en las

canteras misioneras, nos permite acelerar un proceso de miles de

años, permitiendo remineralizar nuestros suelos con más de 40 elementos


presentes en el basalto misionero.

La materia orgánica, particularmente en nuestro clima subtropical como misiones, cumple importantes
funciones.

¿Cómo mantienen la humedad?

Sostiene la microbiología que disuelve los minerales necesarios que nutren a los cultivos.

Evitan la compactación del suelo disminuye la erosión, entre otros, hay

sistemas agrarios que contemplan en sus diseños el sostenimiento de

la microbiología, la materia orgánica y los minerales con una

alta productividad, crecimiento de la fertilidad y resistencia ante cambios

climáticos como heladas, sequías, olas de calor o fuertes tormentas.

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El suelo tiene origen hace aproximadamente 3500 millones de años y comienza de manera
microscópica.
Esta vida se fue adaptando a lo que hay disponible en el medio para alimentarse y seguir
desarrollándose primero en la atmósfera, luego en el agua y finalmente en tierra firme.
A medida que se desarrollaba iba transformando estos ambientes, todos los organismos
vivos, tanto flora y fauna, son variaciones, adaptaciones, transformaciones o más bien
evoluciones de estos primeros organismos microscópicos, y cabe destacar que estos
siguen envolviendo y atravesando el mundo en donde vivimos.
La salud de nuestros cultivos dependen del equilibrio que haya está microbiología, esa es
nuestra principal tarea como agricultores, procurar que nuestras intervenciones promuevan
el equilibrio de las comunidades microbiológicas, ya que éstas se encargarán de mantener
sanos los cultivos la vida existente en el suelo, tanto hongos como bacterias, levaduras
actinomicetos y otros son encargados de disolver las rocas y poner a disposición la
inmensa variedad de minerales que existen en el suelo. Además, son capaces de capturar
suficiente nitrógeno de nuestra atmósfera para una nutrición integral de los vegetales.
Podemos decir que la microbiología presente en el suelo prepara el alimento a partir de los
minerales presentes para que las plantas puedan asimilar.
En otras palabras, cuanta más microbiología, más fertilidad tendrá nuestro sistema agrario
con una simple prueba de agua oxigenada, podemos saber la vida microbiológica presente
en el suelo.
Los elementos unidos forman minerales, los minerales unidos forman rocas y roca disuelta
forma suelo, o sea que el suelo termina siendo la parte superficial de la corteza terrestre
biológicamente activa que proviene de la desintegración y alteración física y química de las
rocas y de los residuos de las actividades de seres vivos que se asientan en ella.
Incorporar polvo de rocas que actualmente es un residuo en las canteras misioneras, nos
permite acelerar un proceso de miles de años, permitiendo remineralizar nuestros suelos
con más de 40 elementos presentes en el basalto misionero.
La materia orgánica, particularmente en nuestro clima subtropical como misiones, cumple
importantes funciones.
Mantener la humedad, sostener la microbiología que disuelve los minerales necesarios
que nutren a los cultivos, evitar la compactación del suelo disminuyendo la erosión, entre
otros, 

hay sistemas agrarios que contemplan en sus diseños el sostenimiento de la


microbiología, la materia orgánica y los minerales con una alta productividad, crecimiento
de la fertilidad y resistencia ante cambios climáticos como heladas, sequías, olas de calor
o fuertes tormentas.
La tierra comenzó a existir hace unos 3.500 millones de años, comenzando a nivel
microscópico. Esta vida se adapto a los alimentos disponibles en el medio ambiente y continúo
desarrollándose primero en la atmósfera, luego en el agua y finalmente en la tierra. A medida
que evoluciona, cambia este entorno, y todos los seres vivos incluida la flora y la fauna, son
variaciones, adaptaciones, transformaciones, o más bien evoluciones, de estos
organismos microscópicos originales que, cabe señalar continúan alrededor y a través de este
mundo.

La salud de nuestros cultivos depende de este equilibrio de la microbiología y nuestra principal


tarea como agricultores es garantizar que nuestras intervenciones promuevan el equilibrio de
las comunidades microbianas ya que serán responsables de la salud de los cultivos. ya que
éstas se encargarán de mantener sanos los cultivos la vida existente en el suelo, tanto hongos
como bacterias, levaduras actinomicetos y otros son encargados de disolver las rocas y poner a
disposición la inmensa variedad de minerales que existen en el suelo. Además, son capaces de
capturar suficiente nitrógeno de nuestra atmósfera para proporcionar una amplia
variedad de nutrientes para las plantas. Se puede decir que la microbiología en el suelo
prepara alimentos a partir de los minerales existentes para que las plantas los asimilen.

En otras palabras, cuantos más microorganismos haya, más fértiles serán nuestros sistemas


agrícolas, y una simple prueba de peróxido de hidrógeno puede decirnos qué vida microbiana
hay en nuestro suelo.

Los elementos se combinan para formar minerales, los minerales se combinan para formar


rocas, las rocas disueltas forman el suelo, es decir, el suelo eventualmente se convierte en
parte de la superficie de la corteza biológicamente activa resultante de la disolución y
alteración fisicoquímica de rocas y residuos. Incorporar polvo de rocas que actualmente es un
residuo en las canteras misioneras, nos permite acelerar un proceso de miles de
años, permitiendo remineralizar nuestros suelos con más de 40 elementos presentes en el
basalto misionero.

La materia orgánica en nuestro clima subtropical juega un papel importante como mantener la


humedad, sostener la microbiología que disuelve los minerales necesarios que nutren a los
cultivos, evitar la compactación del suelo disminuyendo la erosión, entre otras cosas.

Algunos sistemas agrícolas están diseñados para conservar microorganismos, materia orgánica


y minerales, lo que da como resultado una alta productividad, una mayor fertilidad y resiliencia
climática frente a heladas, sequías, olas de calor o fuertes tormentas.

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