Está en la página 1de 11

1.¿Qué es la pragmática?

Es la disciplina que toma en consideración a aquellos factores de los cuales no puede ocuparse los
estudios gramaticales.: nociones de emisor, destinatario, intención comunicativa, contexto verbal, situación o
conocimiento del mundo, resultan ser de un una importancia principal.
La pragmática es necesario, en tanto, porque habrían hechos relevantes sin explicación; o, como
consecuencia, mal explicados porque se releva esa explicación a algún elemento gramatical, haciéndole una
sobrecarga a éste mismo.

2.Tres problemas de la pragmática.


2.1.El problema del significado no convencional
La pragmática va a entender el significado separándose de las teorías más estructuralistas; en donde el
significado está dado por el signo mismo; por la constitución de la palabra, o por el sistema mismo.
También, el significado puede estar dado por el contexto, o desde algún parámetro de ese contexto.
Aquí, hay un significado contextualizado; éste se actualiza por el contexto.

2.2.Sintaxis y contexto
Cualquier hecho está determinado por los factores determinantes como el contexto y la situación,
principalmente entre la información compartida por los interlocutores y la que se considera nueva. Se debe
plantear la cuestión desde el plano de adecuación discursiva. Así, damos cuenta que desde un enfoque
pragmático podríamos analizar completamente las condiciones que regulan la elección entre diversas variables.

2.3.Referencia y deixis
Comprender una frase se trata de recuperar significados y, además, de identificar referentes; se debe
saber a qué objetos, hechos o situaciones se refieren.
Antes de poder comprender una frase correctamente, se debe llevar a cabo un paso previo, que es la
asignación de referencia constituyente. Más allá de comprender una frase, identificar los objetos, entender las
palabras; es la situación misma la que nos brinda los datos para entender a qué se refiere específicamente el
interlocutor. Teniendo conocimiento del contexto y de la situación comunicativa, podremos interpretar mensajes
por completo.
Existen los deícticos que sirven para codificar diferentes tipos de elementos de una situación. Dentro de
ellos se encuentran todos los pronombres personas, los adverbios (de tiempo y de lugar), morfemas, todos los
tipos de anáforas y catáforas. Así, es cómo damos cuenta de que la gran mayoría de los enunciados dependen de
factores extralingüístico que son decisivos para configurar el acto comunicativo. Aquí, volvemos a dar razón de
que una perspectiva pragmática se podrá tener acceso a la información necesaria.
3.La necesidad de la pragmática.
Puede suceder, como hemos visto, que en la comunicación puede haber contenido significativo que no
se encuentre literalmente en las palabras que la componen, sino que hay una dependencia de los datos que aporta
la situación comunicativa. Así es como dos hechos resaltan:

Hay una parte del significado


que logramos comunicar, el cual no
es reductible a la unión de sgdo. y
sgte.;
Que para caracterizar
adecuadamente dicho significado
hay que tomar en cuenta los factores
que configuran la situación en que
las frases son emitidas.

Se puede dar una interpretación completa de los


enunciados en los cuales aparecen elementos de la
situación comunicativa.

El modelo pragmático que se expondrá a continuación está constituido por dos clases de elementos

de naturaleza material, “física”,


se refiere a entidades objetivas,
descriptibles externamente; y
de naturaleza inmaterial, se trata
de los diferentes tipos de relaciones
que se establecen entre los primeros.

1.Los componentes “materiales”

1.1.El emisor
El emisor es quien produce una produce una expresión lingüística de forma intencional en un momento
determinado, ya sea de forma oral o escrita. El concepto se refiere a un sujeto real, que establece una red de
diferentes relaciones con su entorno.
La palabra emisor introduce un término más preciso, hablante. Éste posee el conocimiento de una
lengua, y la utiliza hasta cuando está en silencio. He aquí la diferencia. En cambio, un emisor, propiamente
dicho, es el hablante que hace uso de la palabra en un determinado momento, y sólo lo es cuando emite su
mensaje. El carácter de hablante es abstracto, y no suele perderse: el emisor tiene una condición más concreta, y
está en función de una situación y un tiempo preciso. Con emisor es una posición determinada por las
circunstancias.
Desde la comunicación, en forma de diálogo, los interlocutores intercambian de papeles.
Hasta en toda intervención hay un principio y un final, que se le marca al papel del emisor.

1.2.El destinatario
Éste es para designar el nombre de la/s persona/s a la/s cual/es va destinado el enunciado del emisor,
normalmente con éste/os último/s intercambia su papel en la comunicación de tipo dialogante.
Destinatario refiere sólo a sujetos, y no a los mecanismos de decodificación. A su vez, se opone a
oyente, el que tiene capacidad de comprender un determinado código lingüístico; en cambio, el destinatario, es
la persona a la cual va dirigido el enunciado. Hablante-oyente hace referencia al sujeto que posee el
conocimiento de la lengua. Por ende, no puede hablarse de emisor-destinatario.
Es destinatario cuando el mensaje va dirigido hacia él, y porque, el mensaje fue construido
especialmente para él; así se condiciona la forma del mensaje. Por otra parte, el emisor debe analizar y evaluar
adecuadamente las circunstancias en las cuales concurren su interlocutor para calcular con “éxito” su
intervención.

1.3.El enunciado

El tercer elemento material, el cual es la expresión lingüística que produce el emisor. El enunciado es
un término que se usa específicamente para hacer referencia a un mensaje construido según un código
lingüístico.
Cada intervención por parte de emisor es un enunciado, el cual tiene límites por la dinámica del
discurso. Estos límites se dan solamente por la naturaleza discursiva, que se van dando por cada hecho
comunicativo.
Una unidad del discurso debe tener dos límites solamente: el que le establece el propio emisor y el de
su intención comunicativa. Puede que se dé la coincidencia de que un enunciado sea la realización concreta de
una oración.
A partir de lo anterior, se establece una distinción entre un concepto gramatical (oración) y un concepto
pragmático (enunciado). He aquí que el vocabulario gramatical empieza a cobrar identidad e independencia de
aquel vocabulario que se emplea para describir hechos y fenómenos gramaticales.
1.4.El entorno (o situación espaciotemporal)
Se puede designar para este mismo término, los siguientes: contextos o situación espaciotemporal. Es
el “soporte físico” en el cual se realiza la enunciación; tiene como factores las coordenadas de lugar y tiempo.
Cuando nos comunicamos, lo espacio-temporal queda fijado en el anuncio, por ejemplo, a partir de la deixis.
Ésta convierte al contexto enunciativo en una forma gramatical, que se puede traducir en pronombres personales
de 1ª y 2ª persona. Desde lo espacial, a partir de adverbios de lugar; señalamientos que permiten imponer las
circunstancias del “aquí”. Cuando utilizo el sistema de verbos, lo que hago es colocar coordenadas espaciales y
temporales con respecto a los verbos que configuran el contexto de enunciación. Esta situación,
espaciotemporal, contextual, es un factor determinante en cuanto a las elecciones gramaticales; esto imprime un
reflejo en el enunciado, es decir, que el factor espacio temporal se traduce; en el sentido de que el hablante elige
la forma de traducirlo, opta por cómo traducir ese contexto, en el enunciado transmitido en el lugar y tiempos
determinados. Así, a su vez, constituyen uno de los pilares en que se fundamenta su interpretación.

2.Los componentes relacionales


Aquí, lo significativo son las relaciones que se establecen entre los elementos nombrados
anteriormente. A partir de ésto, y de que hay elementos materiales que se derivan de los puntos de contacto que
se enlazan con otros elementos, se forma un conjunto de relaciones que sirve para marcar los límites de un
elemento material.
Así, con relaciones establecidas, se da lugar a conceptualizaciones subjetivas; a su vez, éstas, generan
principios reguladores de la conducta que se objetivan en formas de leyes empíricas.
2.1.La información pragmática
Por información pragmática entenderemos al conjunto de experiencias anteriores relativas al mundo, a
los demás y los que rodean a emisor y receptor, comprendidos como sujetos; se interioriza la realidad objetiva.
Además, se comprende todo lo que constituye nuestro universo mental.
Hay una interiorización de la realidad, la cual es objetiva, según nuestras experiencias y vivencias.
Dentro de esta interiorización, se encuentra, también, la realidad pragmática que es de naturaleza subjetiva.
Lo fundamental transcurre en el conjunto de conocimientos y creencias que desempeñan, y poseen, los
interlocutores, esto es lo que hace posible la comunicación. Así se forma un principio regulador de la conducta,
este conjunto determina y condiciona la forma del enunciado.

2.2.La intención
Se trata de la relación entre el emisor y su información pragmática, por un lado, y el destinatario con el
entorno por el otro. Es una relación dinámica, se da una voluntad de cambio.
Nos preguntamos cuál es la intencionalidad de los actos y decisiones, porque toda actividad humana se
concibe como reflejo de alguna actitud del sujeto que la lleva a cabo.
Cuando decidimos si hablar o no, estamos hablando con una determinada intención. Así es como el
tipo de acto que llevamos a cabo deja al descubierto la intención que tengamos. La intención es un principio
regulador de la conducta del hablante, porque es la forma de seleccionar el mejor medio para alcanzar sus fines.
Ahora pasemos a la perspectiva del destinatario con respecto a la intención. Nos referimos al
reconocimiento de la intención del emisor por parte del destinatario, que puede llevarlo a una correcta
interpretación de los enunciados, bajo las teorías pragmáticas.

2.3.La distancia social


Aquí es fundamental tener en cuenta el grado de relación social entre emisor y destinatario. A partir de
ello, el emisor construye el enunciado a la medida del destinatario. Así, la distancia social impone determinadas
selecciones que delimitan la forma del enunciado.

3.Significado e interpretación
El significado se trata de información decodificada de las expresiones lingüísticas, el cual se encuentra
determinado por las reglas internas del propio sistema lingüístico. A su vez, la lengua crea relaciones entre
representaciones fonológicas y representaciones semánticas; por ende, una correlación diádica.
En cambio, la interpretación, pone en juego los mecanismos pragmáticos. Esto podría definirse como
una función entre el significado y la información pragmática con la cual cuenta el destinatario.
La intención del emisor, sumada a la significación de su expresión, no implica que el mensaje tenga
una interpretación plena. Porque plantea que hay elementos dentro de la comunicación, que son propios del
receptor, además, de algunas inferencias que se lleven a cabo, que no podrán analizarse.
La distancia entre mi intención y el significado de un discurso, lo que separa a ambas partes, queda a la
interpretación del receptor, da la medida de lo implícito; lo implícito es aquello que tiene que recuperar el
receptor. Cuando el receptor no entiende, quiere decir que la distancia es amplia, y éste no pudo llenar con algún
implícito, alguna información que ya tiene, para la interpretación.

4.Semántica y pragmática
El significado pragmático establece una función multívoca entre el significado gramatical, por un lado,
y el emisor, el destinatario y la situación dónde tiene lugar el intercambio comunicativo, por el otro. Aquí, se
deben poner en funcionamiento leyes empíricas y principios motivados por el objetivo al que va dirigido el
enunciado. Es por esta razón que las explicaciones pragmáticas son funcionales.
A partir de aquí, damos cuenta que la pragmática se ocupará del estudio de los principios que regulan el
uso del lenguaje en la comunicación, comprendido como el estudio de los significados; que, al depender de
factores situacionales, queda fuera de la teoría semántica.

1.Los puntos de partida

1.1.La revalorización del lenguaje corriente


Austin revaloriza al lenguaje corriente frente al denominado filosófico y científico. Esto provoca un
punto de inflexión en la historia de la filosofía del lenguaje.
La filosofía ha postulado que solo el lenguaje filosófico y científico son aptos para elaborar discursos
coherentes; si se quiere trabajar con un lenguaje natural no servirá, y se terminará cayendo en la ambigüedad,
vaguedad y malas interpretaciones.
El autor defiende que el lenguaje corriente se ha ido puliendo con el correr de las generaciones, y ahora
llega a ser un útil para los fines que sirve. Las distinciones que establece el lenguaje corriente tienen que
considerarse como buen indicativo de que la sociedad las establece por ser necesarias.
Aun así, admite que al lenguaje se lo debe adaptar a la tarea que se debe realizar, y no que quede tal
como está; añade que los lenguajes filosóficos y científicos deben ser el lenguaje corriente. El lenguaje ordinario
ha de tener distinciones que sirven para hacer más prácticas a cuestiones de la vida.

1.2.Contra el verificacionalismo
En este caso Austin se coloca por fuera de la idea filosófica de que las proposiciones deben ser
verdaderas o falsas, yacimientos sobre los cuales están construidas parte de la lógica y de la filosofía del
lenguaje. Pero se debe considerar que todas las lenguas tienen variedad en su estructura del lenguaje, las cuales
no pueden considerarse ni verdaderas ni falsas, no se pueden evaluar con su correspondencia o no con la
realidad, ya que son estructuras que no reflejan un estado de la realidad.
Aquí no bastará con decir si un enunciado es verdadero o falso, sino que se debe evaluar cómo se
adecua a las circunstancias en las cuales se emite. Así hay una apertura al estudio de la serie de variables
situacionales que determinan las condiciones de adecuación de los anunciados; así, queda reflejado que no basta
con una utilización bipolar, verdad o falsedad, sino, que hay una gran gama de matices intermedios que
interfieren.

1.3.La falacia descriptiva


Hay una idea de que la función del lenguaje no es solamente ser descriptivo, es decir, solamente tiene
que describir estados de cosas existentes en el mundo y transmisión de información; sino que, además, puede
cumplir otras funciones, como ser parte del cumplimiento de una acción, por ejemplo, la frase “sí, quiero”. Así,
con el estudio de Austin, se puede dar cuenta que lo dicho por los filósofos no es lo único que podía hacerse con
el lenguaje, describir un estado de cosas; sino que se pueden haber enunciados no descriptivos, los cuales toman
su lugar dentro de la reflexión filosófica.
2.Los enunciados realizativos

2.1.La distinción entre oración y enunciación


Austin nos dice que la propiedad de verdad o falsedad son de los enunciados, no de las oraciones.
La oración es un tipo de estructura gramatical, abstracta, no realizada; se puede evaluar solamente en
términos estrictamente formales. Un enunciado es la realización concreta de una oración emitida por un hablante
en una situación concreta.
Medir el grado de verdad depende de la correspondencia entre una descripción con respecto a lo que se
quiere describir, por ende, hay una dependencia de la situación extralingüística, que escapa de la naturaleza
gramatical. Este problema sobre la verdad es desde los enunciados, que son los únicos que pueden ser juzgados
como verdaderos o no, no así con las oraciones; las cuales no pueden ser juzgadas de esa ésta forma.
Los enunciados son tipos de acciones, compuestos por oraciones; las oraciones son de tipo estructura
gramatical. Cada emisión de una misma oración constituye un enunciado diferente.

2.2.Palabras y acciones
Los enunciados realizativos cuentan con las siguientes características:

-desde el punto de vista gramatical, es


una oración declarativa:

-va en primera persona del singular del


presente del indicativo;

-no se trata de una expresión carente de


sentido; pero

-pero no puede ser calificada como


verdadera o falsa, sino como adecuada o
inadecuada, o afortunada o
desafortunada.

Un claro ejemplo de este tipo de enunciados son


las expresiones referidas a los rituales, o acciones convencionales. Cuando se emite algún tipo de enunciado
realizativo, se hace emisión de información sobre la misma, es porque se está realizando la acción. Existen, por
supuesto, acciones que pueden llevarse a cabo sin ser anunciadas, como la apuesta en un juego tipo ruleta, etc.
Se deben decir en las circunstancias apropiadas; si no, la emisión y la acción fallan de manera especial.
En este caso, se puede decir que el enunciado fue insincero. En el caso de que la persona no sea la correcta para
pronunciar el enunciado nos encontramos ante un acto nulo. Y si alguien hace pronunciamiento de una acción y
no la cumple, resulta ser una acción de mala fe.
Por lo contrario, los enunciados constatativos describen un estado de cosas, así es que pueden ser
valorados en términos de verdaderos o falsos.

2.3.Los infortunios
Lo anterior lleva a que Austin desarrolle la teoría de los infortunios.
He aquí que para la realización de determinadas acciones se deben emitir palabras específicas. Pero
deben ser pronunciadas en circunstancias y bajo condiciones requeridas. Si alguna de éstas falla, se da paso al
infortunio.
Por consiguiente, veremos las reglas o condiciones que se deben aplicar a los actos ritualizados para
que sean cumplidos:

1.1.procedimiento convencional donde se emiten


determinadas palabras, en determinada circunstancia,
por personas puntuales;

1.2.las personas y circunstancias deben ser las


indicadas para el procedimiento;

2.1.los participantes deben comportarse de la forma


requerida para el proceso;

2.2.así debe ser en todos los pasos necesarios:

3.1.si el proceso requiere cierto tipo de pensamientos


o de ánimos por parte de los participantes, éstos
deben cumplir;

3.2.deben tener efectivamente ese tipo de


pensamiento.

Los actos convencionales son susceptibles de sufrir infortunios, pero en diferentes grados. He aquí los
siguientes: si el fallo se encuadra dentro de grupo 1, quiere decir que no existe procedimiento, o no puede
hacerse valer en la forma en que se intentó hacerlo, se trata de mala apelación al procedimiento. En cambio, si
la falla se ubica dentro del punto 2, que se llevan a cabo de forma incorrecta los pasos requeridos, se trata de
mala ejecución del procedimiento. En ambos casos, el acto termina siendo nulo, o carente de efecto. Austin, a
estos tipos de actos, les da el nombre genérico de desaciertos.
Ahora bien, Austin afirma que aún con algún desacierto el acto puede producirse, entonces si este se
realiza, pero el hablante no es sincero (pensamientos / sentimientos) estamos frente a un “abuso”. Por ejemplo,
si consideramos un “juramento”, el hablante necesariamente deberá decir “yo juro”, “te lo juro”, “juro por”; si
este tipo de emisión no aparece estamos frente a desacierto. Pero supongamos que el emisor expresa “Juro por
Dios, la Patria desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de Presidente”, pero no es sincero en sus palabras,
no está comprometido con lo que expresa, será entonces un “abuso”. La diferencia radica en que para que algo
no sea un “abuso” implica las condiciones de sinceridad, compromiso, pensamientos o sentimientos del
hablante.
Por otra parte, la violación de la regla 3 produce un acto hueco, es correcto en la forma externa, pero
que no tiene el contenido necesario. Luego, llama abuso al conjunto de infortunios que producen actos
“huecos”.
Las clasificaciones de Austin son solo un punto de partida para llegar a una explicación sobre los
diferentes tipos de infortunios que se pueden presentar, y que son existentes. No pretende hacer una
clasificación exhaustiva, o que haya exclusión entre los infortunios.

2.4.Realizativos frente a constatativos


Llevando al plano de la realidad, las distinciones sobre éstos son más complejas. Puede que aparezcan
realizativos que no se enuncian en primera persona del singular del presente indicativo. por ejemplo: Se advierte
a los pasajeros que…, la compañía advierte a los pasajeros que…; así como éstas son válidas, también lo son sus
derivativos, por ejemplo: advierto a los pasajeros que…
Los siguientes casos no son realizativos, aunque sí lo parezcan: acciones habituales; usos históricos,
narrativos, del presente; o los siguientes verbos: me río de…, cito “...”
También, pueden existir casos de enunciados que parezcan realizativos por el verbo o la persona, pero,
aun así, sean descriptivos; por ejemplo: llamar (dar nombre, nominación).
Por último, vamos a observar a continuación que no todos los actos tienen su verbo realizativo; por
ejemplo: en el caso de insultar a alguien no decimos “te voy a insultar”, sino que debemos apelamos
directamente a hacer el acto pronunciando el insulto en sí.

3.Locutivo/ ilocutivo/ perlocutivo.


La distinción entre realizativos y constatativos resulta ser tambaleante; numerosos enunciados no se
ajustan a este tipo de distinción. Por ende, Austin desarrolla la tricotomía de acto locutivo/ ilocutivo/
perlocutivo.
Al primero, acto locutivo, lo llevamos a cabo sólo por decir algo. Es un acto que posee significado.
Pero a su vez, sabemos que “decir algo” es un acto de complejidad; conlleva tres actos
diferentes:

1.acto fónico: emitir ciertos sonidos;

2.acto fático: emitir palabras en una


estructura gramatical, dentro de las
reglas de la lengua que utilizamos;

3.acto rético: emitir esa secuencia con


un significado definido.

El acto ilocutivo es el que se realiza al decir algo; éste posee


fuerza. Y, finalmente, el acto perlocutivo es el resultado por algo que se dijo, la acción post enunciación. En Sí,
se logra efectos.
Estos tres se realizan de forma simultánea, sólo se realiza esta distinción de forma teórica.

1.Sus puntos de partida


Searle reconoce que la teoría del lenguaje forma parte de una teoría de la acción. Que sería desarrollar
un estudio de la lengua si no es acompañado por un estudio de las acciones.
Un segundo aspecto es que toda actividad lingüística es convencional., por estar controlada por reglas.
Esto dará como resultado el desprendimiento de los principios que regulan los diferentes tipos de actos y las
consecuencias que los fallos o las violaciones de tales principios puedan tener en la interpretación y calificación
de los actos a los que afectan.
El acto de habla es la unidad mínima de la comunicación lingüística. Así, este acto, se convierte en el
centro de la teoría de Searle.

2.La teoría de los actos de habla


El uso de lenguajes, por tanto, está regularizado por reglas, además, los participantes deben mantener
ciertas actitudes.
El uso del lenguaje en la comunicación, en este sentido, está sometido a una serie de reglas que
gobiernan cualquier emisión lingüística. Los infortunios de los cuales hablaba Austin a los cuales hacía
referencia cuando hablaba de los enunciados realizativos son diversos fallos en la aplicación correcta de las
reglas.

2.1.Fuerza ilocutiva y forma lingüística


Como ya sabemos, para Searle el concepto de actos de habla es central. Por ende, hay una relación
regular y constante entre fuerza ilocutiva y forma lingüística. Es decir, hay una relación entre la forma
lingüística imperativo y el acto de habla mandato.
Eta relación, com consecuencia, desdibuja la frontera entre semántica y pragmática; esto se debe a que
la fuerza ilocutiva pasa a construir parte de la sintáctica, cuando es una porción de la semántica.
Hay dos partes de la oración que distingue Searle:

indicador proposicional:
contenido expresado por la
proposición (unión entre referencia
y comunicación);
indicador de fuerza ilocutiva:
muestra con qué fuerza ilocutiva
debe interpretarse la proposición y
cuál es el acto ilocutivo que está
realizando el hablante.

2.3.Condiciones de adecuación de los actos ilocutivos


El modelo propuesto por Searle
distingue 4 tipos de condiciones
que gobiernan la adecuación de
los enunciados:
El análisis de Searle es el gran
intento de elaboración de un
esquema válido y eficaz que
permite realizar una selección
de los elementos relevantes de los que integran una situación comunicativa.
Cuando las condiciones estipuladas no se cumplen en algún aspecto, su resultado es un tipo de
infortunio, el cual varía según cual sea la regla infringida.

2.4.El problema de los actos indirectos


Existen usos en los cuales en los que los hablantes quieren decir algo diferentes de lo que expresaron,
esto es actos de habla indirectos.
Este tipo de actos ilocutivos indirectos debilita el supuesto de la existencia de una relación constante
entre forma gramatical y acto ilocutivo.
Es evidente que, en muchas ocasiones, lo que queremos decir no está presente tanto en las palabras en
sí mismas, sino en su significado implícito.
Ante este problema, tenía que existir un factor que pudiera modificar la interpretación “literal”,
haciendo favor a lo indirecto, sin producir algún tipo de infortunio.

También podría gustarte