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Érase una vez, un niño llamado Cera. Su piel era blanca, fina y delicada.

Ella muy
bonita y podía tocar piano muy bien entonces todas personas le gustan ella. Excepto
Betty, ella era una niña gorda. Siempre se vestía una camiseta negra que muy
antigua. Betty no le gusta Cera por no razón, o sea, solamente no comprendía por
qué es del agrado de todos. Una noche antes se duerme deseaba poder convertirse a
Cera. Luego corrió las cortinas y se fue a dormir como de costumbre. Después de un
tiempo desconocido, fue despertado por un estallido de luz cegadora. ¿No cerré las
cortinas?, abrió los ojos dudando y dijo. La habitación completamente desconocida
lo hizo gritar y luego una mujer entró en la habitación y dijo por qué aún no se había
levantado y era hora de practicar el piano. Betty sabía que era Cera su madre quien
lo había visto en la escuela. Betty preguntó cuánto tiempo practicar el piano hoy. Su
madre respondió que eran las mismas ocho horas todos los días. ¡ocho horas! Betty
gritó y se despertó de golpe con sus gritos. Eso fue solo un sueño. Finalmente Betty
entiende la verdad de que tienes que trabajar duro para conseguir lo que quieres.

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