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Sinopsis
Una novela corta basada en los queridos personajes
de la aclamada novela debut de Alice Oseman,
Solitario, y su serie de novelas gráficas Heartstopper,
que pronto será una serie de Netflix. De la autora del
libro ganador del YA Book Prize del 2021, Sin amor.
La época festiva no siempre es feliz para Tori Spring y su
hermano Charlie. Y este año va a ser más difícil que la
mayoría.
Solía creer que difícil era mejor que aburrido, pero ahora sé
un poco más al respecto…
No voy a pensar en los últimos meses, en Charlie y en mí,
en todo lo triste. Voy a bloquearlo todo. Solo por hoy.
—Feliz Navidad —digo.

 
Índice
Staff
Victoria Annabel Spring, 16
Charles Francis Spring, 15
Oliver Jonathan Spring, 7
Sobre la autora
Libros de Alice Oseman
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Staff
Traducción:
Daughter of the Barrel
~Darkness
Mer Brekker

Corrección:
Daughter of the Barrel
Mer Brekker

Revisión final:
Eυδαιμονία

Diseño de portada:
Mer Brekker

Diseño pdf:
SevenCrow

Maquetación pdf, epub y mobi:


Mer Brekker

 
Advertencia
Este libro contiene menciones de enfermedad mental,
incluyendo descripciones de desórdenes alimentarios,
referencias a autolesiones y puntos de vista ignorantes
sobre el tema. Por favor lee segura y responsablemente.
“—Caroline dice claramente que ninguno del grupo
volverá a Hertfordshire este invierno. Te lo leeré.
«Cuando mi hermano nos dejó ayer, pensaba que el
asunto que lo llevaba a Londres podría quedar resuelto en
tres o cuatro días; pero como nosotras estamos seguras de
que no puede ser así y convencidas, al mismo tiempo, de
que cuando Charles llegue a la capital no tendrá prisa en
volver a dejarla, hemos tomado la determinación de ir a
reunirnos con él allí para que no se vea obligado a pasarse
las horas libres en un incómodo hotel. Muchas conocidas
mías ya están allí para pasar el invierno; ojalá tuviera
noticias, mi querida amiga, de que tú te proponías sumarte
a ellas, pero no cuento con ello. Albergo la esperanza más
sincera de que tus Navidades en Hertfordshire estén llenas
de los regocijos que suelen traer esas fechas, y de que tus
galanes sean tan numerosos que te impidan lamentar la
pérdida de los tres de los que vamos a privarte».
—Esto deja claro que él ya no vuelve en este invierno
—añadió Jane.”

—Orgullo y Prejuicio, Jane Austen.


 
Tori
Traducido por Mer Brekker & ~Darkness
Corregido por Daughter of the Barrel

Me despierto dos horas después de haberme dormido. La


cantidad de sueño que obtengo en víspera de Navidad
parece disminuir con cada año que pasa, probablemente
porque cada año mi hora de irme a dormir sea cada vez
más tarde, probablemente porque soy una idiota adicta a
Internet. Tal vez al final simplemente deje de dormir en
absoluto y me convierta en una vampira. Sería buena en
eso.
Aunque no me voy a molestar en quejarme de mi patrón
de sueño ahora, porque es Navidad y este es el único día
del año donde al menos debería tratar de no quejarme de
nada. Algo difícil cuando tu hermano de siete años te está
golpeando en la cara con una almohada a las seis de la
mañana.
Digo algo parecido a «nooooo» y me escondo bajo las
mantas, pero eso no detiene a Oliver de seguirme, jalando
las mantas y metiéndose en mi cama.
—Tori —susurra—. Es Navidad.
—Mmm.
—¿Estás despierta?
—No.
—¡Lo estás!
—No.
—Tori.
—Oliver… ve a despertar a Charlie.
—Mamá dijo que no tenía permiso de hacerlo porque está
enfermo. —Empieza a revolverme el pelo—. Toriiiiiiii…
—Agh. —Me giro y abro los ojos. Oliver está
completamente bajo las mantas, mirándome, meneándose
de la emoción, con su cabello en punta como el de un
diente de león. Charlie y yo hemos discutido extensamente
sobre cómo es posible que Oliver esté relacionado con
nosotros en absoluto, ya que él es la encarnación literal de
la alegría y nosotros dos somos unos desgraciados
miserables. Concluimos que debió haber obtenido todos los
genes de la felicidad.
Oliver tiene una tarjeta de Navidad en sus manos.
—¿Por qué tienes una…?
Abre la tarjeta y una versión desagradablemente
animada de Feliz Navidad a Todos empieza a sonar justo al
lado de mi oído.
Gruño y empujo a Oliver fuera de la cama con una mano.
Él gira hacia el suelo y rompe en risas.
—Qué molesto —murmuro, antes de sentarme y
encender mi lámpara de noche, dando como resultado una
exclamación de «¡YEI!» de Oliver. Empieza a caminar por mi
habitación, abriendo y cerrando la tarjeta, repitiendo las dos
primeras notas una y otra y otra vez, y mis ojos se están
abriendo y cerrando como lo hacen en mis clases de inglés
de la mañana. La comprensión de que es Navidad se está
asentando en mí y supongo que me siento… no sé. No es
exactamente una Navidad normal este año.
La Navidad está bien en nuestra casa. Es algo frívola.
Callada. Papá la llama una Navidad Primaveral1 y por alguna
razón cree que es hilarante. Abrimos los regalos al
despertar, luego la familia viene para la cena de Navidad y
se quedan hasta tarde, y eso es todo. Juego muchos
videojuegos con mis primos y hermanos, papá siempre se
emborracha, mi abuelo español (el papá de papá) tiene una
discusión con mi abuelo inglés (el papá de mamá),
verdaderamente cosas maravillosas.
Aunque este año no es una Navidad normal.
Mi hermano de quince años, Charlie, tuvo que ir a un
hospital psiquiátrico en octubre porque tiene anorexia y
muchas mierdas pasaron. Realmente no quiero pensar
mucho al respecto en Navidad.
Se terminó quedando ahí dos meses y apenas volvió
hace dos semanas.
No creo que haya una razón por la que haya enfermado.
Esas cosas simplemente pasan, como las enfermedades o el
cáncer. Así que no es su culpa. De hecho, creo que
probablemente es mi culpa que haya terminado en el
hospital. Cuando dejó de comer en el verano, no le dije a
mis padres y tampoco le pregunté por qué. No hablé con él
lo suficiente. Ni siquiera le pregunté «¿Cómo estás?» o algo
por el estilo. No pensé que fuera extraño que se quedara en
su habitación todo el día. No pensé al respecto. No pensé en
nada.
Así que sí. Todo ha sido muy estresante porque Charlie
tiene un régimen alimenticio y lo odia, mamá y Charlie no
se están llevando muy bien últimamente, Charlie no quiere
unirse a la cena de Navidad y, para acortar, nadie se ha
sentido navideño en lo absoluto.
A veces me siento navideña porque todo es bonito y no
aburrido por una vez, pero al mismo tiempo, la cantidad de
parejas en Navidad besándose bajo el muérdago en mi
tablero de Tumblr, en serio, necesitan relajarse. Y este
invierno no me he sentido muy animada ni nada. Pensé que
tal vez podría ser por lo de Charlie, o el hecho de que
empecé sexto y es más aburrido de lo que pensé que sería,
pero creo que soy solo yo. Todo lo que hago es deprimirme y
pasar grandes cantidades de tiempo sola en mi habitación
en Internet, solo siendo otra chica de dieciséis años
compadeciéndose de sí misma para que los periódicos me
critiquen, supongo. Estoy segura de que finalmente lo
superaré.
Tomo mi teléfono, ignoro las notificaciones y le mando un
mensaje a Becky, mi mejor amiga. Bueno, digo mejor
amiga, pero en realidad quiero decir «la única persona que
no me encuentra aburrida por completo». Le he contado lo
que hizo Charlie, pero no todos los detalles escabrosos y no
sé si entiende bien las enfermedades mentales. Creo que
ella solo piensa que tuvo una especie de rabieta.

Mamá y Papá dicen que no podemos despertarlos hasta


las 7:30. Son las 6:17 ahora. Me levanto y abro las cortinas
para descubrir que sigue oscuro con luces artificiales
amarillas de la calle. Me recuesto en la cama y enciendo la
radio. Está emitiendo un himno tranquilo por una vez, en
lugar de All I Want for Christmas Is You. Es lindo. Oliver está
dando vueltas en mi silla giratoria y un coro está cantando
Noche de Paz, mis ojos se están cerrando otra vez y Oliver
está sentado en la cama conmigo, la tarjeta musical encima
de una pila de ropa en el suelo, son las 6:29, 6:42, 6:55…
Oliver está jalando mi cabello amablemente, está hablando
de los regalos que quiere y de si Papá Noel comió las
galletas que le dejamos y estoy murmurando algo, no sé
qué, me estoy quedando dormida...
Y la puerta de mi habitación se vuelve a abrir.
—¿...Victoria?
Me despierto por décima vez. Es Charlie, visible a través
de la luz tenue, de pie en la puerta con una sudadera azul
marino de Adidas y pantalones de pijama a cuadros. Se ve
cansado, pero está sonriendo.
—¿Estás despierta?
—No —respondo—. Estoy teniendo una experiencia
extracorporal. Soy solo un fantasma.
Charlie se ríe y entra en mi habitación, cerrando
suavemente la puerta detrás de él. Me giro hacia Oliver,
quien se ha quedado dormido en mi hombro y le doy un
pequeño codazo. Se despierta de golpe y ve a Charlie.
—¡CHARLIE ESTÁ AQUÍ! —grita, corriendo desde la cama
hasta donde se encuentra, chocando con sus piernas y
haciendo que casi se caiga. Charlie se ríe y carga a Oliver
como si fuera un bebé, cosa que hace al menos una vez al
día, provocando que se ría.
—Guau, estás muy despierto, ¿no es así?
—¿Ya podemos bajar?
Charlie carga a Oliver y lo lleva a mi cama.
—Noup. Mamá dijo siete y media.
—Arrghhhh. —Oliver se retuerce en los brazos de Charlie
y cae junto a mí, inmediatamente refugiándose bajo las
mantas y Charlie se sienta junto a él contra la cabecera.
—Ugh. Los hermanos menores son una molestia —digo,
pero también estoy medio sonriendo. Me enrollo bajo las
mantas—. ¿No podían quedarse en sus camas?
—Solo estamos haciendo nuestro trabajo. —Charlie
sonríe—. ¿Estás escuchando Radio 4? ¿Qué con la música de
iglesia?
—No creo que pueda lidiar con Mariah Carey a esta hora
de la mañana.
Charlie se ríe.
—Yo tampoco.
Al igual que Oliver, su cabello está de punta en su frente,
aunque no es tan maniáticamente rizado. Tiene círculos
morados bajo sus ojos y ya no recuerdo cómo se ve sin
ellos. Dejando eso de lado, se ve casi como su yo normal,
todo larguirucho, amable y saludable. Como era a inicios de
año, antes de que dejara de comer.
—Solo dormí como dos horas.
—Igual —me responde, pero creo que su falta de sueño
es por razones distintas a las mías.
—¿Cuántos regalos te da Papá Noel cuando tienes siete?
—pregunta Oliver, quien ahora está saltando en mi cama.
Charlie y yo nos reímos.
—Siete —dice Charlie decididamente—. El mismo número
de tu edad.
—¿Así que… cuando tenga ochenta, recibiré ochenta
regalos?
Charlie pincha a Oliver en el pecho con el dedo y se cae
con una gran sonrisa.
—Solo si has sido bueno.
—No puedo esperar para tener ochenta —dice Oliver.
—Yo tampoco —dice Charlie.
Es bueno que todos estemos juntos otra vez. Se sentía
raro estar solo Oliver, mamá, papá y yo. Oliver todavía es
muy joven para hablar propiamente y no odio a mis padres
ni nada por el estilo, pero no siento que sea muy amigable
con ellos tampoco. Mamá tiene esta costumbre de evitar
hablar de cualquier cosa remotamente profunda o
sentimental. Papá es igual, pero se redime hablando de
libros todo el tiempo. Todos nos llevamos bien, pero siento
que nunca hemos hablado de algo importante.
Incluso ahora que Charlie está realmente enfermo
todavía no hablamos de esas cosas. Pensé que las cosas
podrían cambiar; que empezaríamos a ser más abiertos con
nuestros sentimientos y demás.
Pero no lo hacemos.
—¿Puedes imaginar ser un hombre realmente viejo con
un bastón? —pregunta Charlie imitando la voz de un
anciano y Oliver se ríe, girándose para estar junto a
nosotros en la cabecera. La sonrisa de Charlie es
contagiosa.
Empiezan a jugar Yo espío. Hoy será un día difícil para
todos, pero supongo que todos tienen días difíciles. Solía
pensar que difícil era mejor que aburrido, pero ahora sé un
poco más al respecto. Ha habido muchos días difíciles en los
últimos meses. Ha habido demasiados días difíciles.
—Feliz Navidad —dice Charlie de improviso. Se inclina
sobre Oliver y presiona su cabeza sobre la mía. Me inclino
un poco también, con mi cabeza en su hombro. La radio
suena. Creo que el sol está saliendo, o podría ser el
alumbrado público. No voy a pensar en los últimos meses,
en Charlie y yo, en todo lo triste. Voy a bloquearlo todo. Solo
por hoy.
—Feliz Navidad —digo.
Trato de no dormirme, pero lo hago, con la risa de Oliver
sonando en mis oídos.

Son diez para las doce y seguimos en pijama, sentados


en el sofá jugando Lego Harry Potter en la Xbox, que es
esencialmente lo mismo que Lego Star Wars salvo que los
personajes son menos emocionantes. Era un regalo para
Oliver, pero él está ocupado con la gran cantidad de
tractores de juguete que le regalaron.
Mis padres me dieron una laptop nueva y a Charlie un
iPod nuevo, cosas que ambos pedimos. Realmente no nos
hacen regalos sorpresa. Y mientras Charlie y yo nunca nos
hemos esforzado demasiado con los regalos antes, este año
le di un altavoz inalámbrico para su cuarto y él me consiguió
una funda para laptop con Merlina Addams2. Creo que los
dos nos conocemos mejor de lo que pensábamos.
—No tiene sentido del peligro —le digo a Charlie—.
¿Dónde están los Stormtroopers3 que puedo cortar a la
mitad?
Charlie, quién está controlando a Hagrid, lanza un
hechizo a la bóveda de Gringotts y roba todo el dinero, que
estoy segura de que no es nuestro.
—Creo que no estás entendiendo el punto aquí.
Hago brincar a mi personaje, Harry Potter, de una repisa.
Explota.
—Ni siquiera tiene a androides confundidos correteando
por ahí.
—¿Cuándo fue la última vez que viste Harry Potter?
—Solo digo.
—¿Niños? —Mamá entra en la habitación. Trae puesto su
vestido de Navidad, una cosa morada que de hecho se ve
bien, y el cabello rizado. Siempre nos hace vestirnos bien
para Navidad, como si tuviéramos que hacer algo además
de poner caras y vagabundear en el sofá por doce horas.
Alza sus cejas hacia nosotros—. ¿Van a vestirse pronto?
Charlie no dice nada así que hablo yo.
—Síp, en un minuto.
—No tarden mucho, todos llegarán en media hora.
—Sí, solo vamos a terminar este nivel.
Mamá sale. Miro a Charlie, pero no ha dejado de ver la
pantalla. No creo que hayan tenido una discusión todavía,
pero puedo sentir que pronto van a tenerla. Y no voy a
mentir, mamá me está enfadando un poco. Ha sido muy
irritante con Charlie desde que volvió del hospital, lo cual no
ayuda a nadie. Y la mitad del tiempo pretende que ni
siquiera está enfermo, como si eso lo curara. Tal vez si solo
hablara de eso casualmente, Charlie no se sentiría tan raro
de ser el "niño enfermo".
—¿Seguro que quieres tener la cena de Navidad con
nosotros? —pregunto—. Me la saltaré contigo si quieres,
apuesto que podemos convencer a papá…
—Estoy bien —dice. Creo que tal vez no deberíamos
hablar de eso.
Le disparo algo de magia a un goblin de Gringotts que
pasaba por ahí.
—Creo que disfrutaría más de esto si pudiera ser alguien
genial como la Sra. Weasley. O Dobby.
—Bueno, no voy a cambiar contigo, Hagrid.
—¿Vamos a pelear con algunos Dementores pronto?
—Apenas vamos en el primer libro.
—Guau.
Charlie se ríe de mí.
—Tan impaciente.

Termino usando la única falda que tengo, la cual es gris,


junto a una camisa y un suéter. Tengo este problema donde
literalmente nunca uso nada que no involucre jeans. No es
como que alguna vez tenga que ir a algún lugar que
requiera arreglarme formalmente ya que soy la persona
más asocial que alguna vez ha pisado la tierra. Pero me las
arreglo para peinarme el cabello, probablemente por
primera vez en las vacaciones. Diez puntos para mí.
La familia empieza a llegar, y Charlie y yo estamos en el
"deber de saludar", que involucra más abrazos de lo que me
gustaría. Primero llegaron la abuela y el abuelo, el abuelo
quejándose de algo sobre su carro y la abuela dándonos una
mirada de disculpa. Nuestro abuelo español, a quien rara
vez vemos, pero nos enseñaron a decirle Abuelo4, llega con
nuestra yaya, y Charlie tiene una conversación entrecortada
en español con el abuelo mientras Yaya se lamenta de cómo
corté la mayor parte de mi cabello en el verano.
El hermano de papá y su familia llegan: el tío Ant y la tía
Jules, y nuestros tres primos: Clara, una estudiante de
veterinaria de veinte años; Esther, que tiene mi edad; y
Rosanna, una joven de doce años que nunca parece dejar
de hablar. Luego tenemos a la hermana de mamá, la tía
Wendy, varios parientes mayores que todavía no estoy
segura de cómo estamos exactamente relacionados, la
hermana de papá, Sofía, su esposo Omar y su nuevo bebé
Kai, la casa está bastante llena. Espero que un poco más
tarde pueda escabullirme a mi habitación para un descanso.
No vemos a nuestros primos más de unas pocas veces al
año, pero me ha quedado claro en los últimos años que son
muy diferentes a Charlie y a mí. Son mucho más ricos que
nosotros, y mucho más elegantes, y parecen decididos a ser
amigables y divertidos todo el tiempo. Esto significa que son
un completo misterio para los dos.
—Charlie, cariño… —dice Clara desde el otro lado de la
mesa de los niños una vez que la cena de Navidad esté
completamente en marcha. Clara se ve excelente en lo que
sea que use y se le ha permitido asistir al día de Navidad en
jeans, lo que me molesta bastante. Ella apunta un tenedor a
Charlie, que está a mi izquierda—. Necesitas contarnos todo
sobre tu nuevo novio.
Esther se anima ante esto, mirando a Charlie a través de
sus gafas. Esther no suele decirnos tanto en comparación
con Clara y Rosanna, pero, por lo que puedo decir de su
Twitter, es un poco adicta al fandom (su nombre de usuario
es @MerthurIsEndgame), y por lo tanto siempre está
interesada en la vida amorosa de Charlie, siendo él la única
persona gay conocida en toda nuestra familia. No estoy
muy segura de cómo me siento al respecto.
Charlie se arrastra en su silla. Lleva jeans negros, que es
extremadamente diferente a él, y sigue llevando la
sudadera Adidas azul marino, que de repente me doy
cuenta de que pertenece a la de Nick. Creo que eligió su
atuendo a propósito para molestar a mamá.
Clara toma un bocado decisivo de papa.
—¿Cómo se llama?
—Nick. —Hay un poco de vacilación en su voz.
Probablemente no esperaba una inquisición además de sus
otros problemas con la cena.
—¿Cuánto tiempo han estado saliendo?
—Hmm… ocho meses.
—¡Oh! ¡No es exactamente nuevo, entonces! —Clara se
ríe y palea otro bocado.
Charlie juguetea con las mangas de su sudadera.
—Jaja… no…
Creo que tal vez Clara no puede sentir cuándo está
haciendo que la gente se sienta incómoda. Charlie sigue
mirando hacia donde están sentados la abuela y el abuelo,
asegurándose de que no puedan escuchar nada de nuestra
mesa. Charlie aún no quiere salir del armario con la abuela
y el abuelo porque creemos que podrían ser un poco
homofóbicos. Desafortunadamente, muchas personas
mayores lo son.
—Y lo conociste en la escuela, ¿verdad?
Ojalá Clara se callara. Ese no es su maldito problema.
—Sí. —Charlie fuerza una risa—. ¿El tío Ant te dijo todo
esto, o…?
—Oh Dios, sí, ya sabes cómo es.
Esther observa a Charlie cuidadosamente. Rosanna está
tratando de trenzar el cabello de Oliver, para gran irritación
de Oliver.
—Deberías traerlo totalmente a la nuestra mañana —
continúa Clara.
Esther se encuentra con su ojo y sonríe.
—Oh, Dios mío, sí.
Vamos a su casa todos los años para el Boxing Day5, y
los novios y novias siempre son bienvenidos, pero hasta
ahora eso solo ha incluido a los numerosos y siempre
cambiantes novios de Clara, tres de los cuales se han
llamado Chris, todos los cuales parecían casi idénticos.
Charlie sonríe torpemente.
—Oh, creo que mañana estará haciendo cosas con su
familia.
Clara hace pucheros.
—Aw, eso es una pena. —Y entonces su mirada
penetrante cambia hacia mí—. ¿Qué hay de ti, Tori? ¿Algún
hombre encantador en tu vida?
Lucho contra el impulso de reír histéricamente.
—Hmm. No. Jaja. No.
Clara se ríe por mí.
—Oh, Dios mío, no te falta mucho, te lo prometo. Los
chicos heterosexuales son los peores en absoluto. —Apunta
su tenedor hacia Oliver—. Esperemos que este resulte
mejor.
—Es posible que no sea heterosexual. —interviene
finalmente Esther. Su voz suena sorprendentemente como
la de Clara, aunque no se ve mucho como la chica pija
“hecha-en-Chelsea”. Creo que me gusta más Esther que
Clara. Hemos tenido algunas conversaciones buenas sobre
Doctor Who.
—Tienes mucha razón —dice Clara, apoyada en una
mano, mirando a Oliver como si fuera un recién nacido—.
Charlie, ¿cuándo supiste que eras gay?
Los ojos de Charlie se abren de miedo ante la perspectiva
de tener que embarcarse en esa conversación, pero
afortunadamente, en ese momento, papá aparece en la
cabecera de la mesa, todavía con el delantal sobre la
camisa y el chaleco, y una corona de galletas navideñas
colgando peligrosamente de la parte superior de su cabeza.
—¿Cómo está todo el mundo aquí? —Mira
específicamente a Charlie y lo aplaude en el hombro—.
¿Están todos bien?

Por primera vez, echo un vistazo al plato de Charlie.


Parece que ha comido algo, lo cual es una muy buena señal,
ya que a Charlie ni siquiera le gustaba la cena asada tanto
antes de enfermarse. Sin embargo, no ha comido la mitad
que el resto de nosotros, y papá está haciendo que ese
hecho sea dolorosamente obvio para todos los presentes.
Clara y Esther y toda la familia saben que Charlie estaba
en el hospital y que no era un tipo normal de hospital. Pero
no creo que sepan exactamente por qué tuvo que ir allí.
¿Qué pasó?
Mamá y papá nunca hablan de eso.
Se niegan a hablar de ello.
—Estamos bien —digo, antes de que nadie más pueda
vencerme.
Papá se encuentra con mis ojos y me da un pequeño
asentimiento.
—Todo bien… Y, avísame si necesitas más para beber. —
Regresa a su mesa.
Clara comienza a tener una conversación en voz alta con
Esther sobre cómo se cuidan los pavos y luego se sacrifican.
Parecen llevarse bastante bien, como Charlie y yo, lo cual es
genial. No tengo idea de lo que debe ser tener una
hermana, pero espero que sea útil poder compartir ropa.
Charlie se vuelve hacia mí y me dice en voz baja:
—Es tan fastidioso y…
Realmente no quiero decirlo, pero lo hago de todos
modos.
—Creo que podría estar preocupado.
Charlie pone los ojos en blanco.
—¿No puedo simplemente tener una normal…? —Pero su
voz se desvanece y vuelve a mirar su plato.
—¿Cómo te sientes, de todos modos, Charlie?
La voz del tío Ant desvía mi atención de mi teléfono. El
tío Ant es muy parecido a Clara: grande en chismes, grande
en hablar de cosas profundas, generalmente muy irritante.
Es un hombre grande, una especie de versión grande de
papá, pero sin barba, y siempre se ve fuera de lugar con su
esposa absolutamente minúscula. Está sentado en una silla
al otro lado de la habitación, frente a Charlie, que está a mi
lado en el sofá.
—Emm… —Los ojos de Charlie se abren mientras busca
algo que decir—. Oh, ahora estoy mucho mejor.
—Es tan agradable que pudieras volver por Navidad. No
puedo imaginar cómo debe ser la Navidad en un lugar como
ese.
Una tensión notable se extiende a nuestro alrededor.
Afortunadamente, todos los abuelos están teniendo una
conversación separada en el otro sofá, y mamá y papá
están ausentes de la habitación, pero el tío Ant y la tía Jules,
todos nuestros primos y varios parientes misceláneos ahora
tienen toda su atención en Charlie. Las manos de Charlie se
enroscan en puños.
—En realidad, fue estuvo bastante bien allí —dice—.
Como, todos fueron realmente serviciales y agradables. Y
todo se decoró para Navidad, así que… Emm… Sí…
Realmente necesito pensar en algo que decir para
detener esta conversación, pero, como siempre, no puedo
pensar en nada.
—Oh, estoy seguro —continúa el tío Ant—. Pero se oyen
muchas historias de terror, ¿no? Muros blancos y camisas de
fuerza y todo.
La tía Jules se ríe y golpea juguetonamente al tío Ant en
el brazo.
—Oh, vamos, Antonio, ningún hospital psiquiátrico es
realmente así. No estamos en los años 50, querido. —Ella le
dispara una sonrisa espeluznantemente amplia a Charlie—.
Todos estamos muy contentos de que Charlie esté mejor y
de vuelta con nosotros, ¿no?
—Absolutamente —dice el tío Ant.
—Gracias —dice Charlie, pero parece que está a punto de
vomitar.
—¿Y cómo estás, Tori? —pregunta la tía Jules—. ¿Cómo va
la sixth form6?
Empiezo a recitar la respuesta clásica a esta pregunta:
«Está bien / es mucho más difícil que los CGES7 / es bueno
no tener que hacer Educación Física más», y mientras lo
hago, Charlie se levanta y sale de la habitación. Me excuso
y lo sigo lo antes posible, tratando de no odiar a Ant y Jules
tanto como realmente lo hago. A veces me desconcierta que
la gente pueda decir cosas así. Que la gente simplemente
no puede tener idea de las cosas.
Deambulo por el pasillo y casi voy a entrar en la cocina,
pero me detengo cuando veo a Charlie y mamá adentro,
parados uno frente al otro como si estuvieran teniendo una
especie de enfrentamiento.
—¿Quieres que hablemos de eso o no quieres que
hablemos de eso? Estás siendo muy inmaduro, Charlie.
—¿Cómo estoy siendo inmaduro?
—Estás actuando como un bebé que solo quiere la
atención de todos todo el tiempo.
—No quiero la atención de la gente, ese es el jo…
problema.
Mamá se arranca los guantes de lavado de las manos.
—Mira, todos son conscientes de que esta es una
Navidad difícil para ti, pero lo menos que podrías hacer
sería permitir que todos los demás pasen un buen rato,
incluso si estás decidido a sentir la mayor pena posible por
ti mismo.
—¡Son solo ustedes las personas que sienten lástima por
mí y me están molestando!
—Ese lenguaje.
—La mitad del tiempo te niegas a reconocer que tengo
un maldito problema, y la otra mitad te esfuerzas lo más
posible para hacerme sentir como si estuviera jodidamente
discapacitado.
—¡FUERA! —Señala hacia la puerta—. Solo… sal
Charlie no dice nada en absoluto. Se da la vuelta, se
aleja, sale de la habitación y me encuentra allí. Mamá
desaparece de la vista y Charlie se queda allí, mirándome.
—Voy a ir con Nick —dice, en lo que trata de tranquilizar
su voz.
—Oh —digo.
Se da la vuelta y comienza a ponerse los zapatos.
—Por favor, no lo hagas —le digo.
—No puedo… —Se levanta de nuevo—. No puedo lidiar
con… —Gesticula hacia la sala de estar y la cocina—. …todo
esto.
—Sin embargo, es Navidad —digo.
—Seamos honestos —continúa como si no me hubiera
escuchado—, soy solo la broma de la familia, de todos
modos.
—No lo eres.
Mete la mano en el perchero y agarra su abrigo.
—Este invierno ha sido el jodidamente peor.
Toma una llave de repuesto y abre la puerta. Está
lloviendo. Entra el frío.
Quiero llorar. Quiero hacer cualquier cosa para evitar que
se vaya.
—¿No puedes al menos pasar la Navidad conmigo? —
digo.
Se da la vuelta. Sus ojos están llorosos. Se supone que
sus jeans son ceñidos, pero son holgados para él.
—¿Qué significa eso?
—De todos modos, pasas todo tu tiempo con Nick.
Empieza a gritarme.
—¡Eso es porque me trata como algo más que un puto
anoréxico!
Me quedo bastante quieta.
—Yo también… —digo, pero mi voz se desvanece.
—Lo siento —dice, pero ya se va—. Te veré más tarde.
La puerta se cierra y no me muevo.
Miro hacia abajo a mi falda gris y realmente desearía
estar usando jeans. No me siento como yo misma. Me doy
cuenta de que todavía tengo mi corona de galleta puesta,
así que me la quito y la rompo en varios pedazos.
Probablemente debería haberlo visto venir.
Está siendo injusto, pero no tengo ningún derecho a estar
molesta con él.
Vuelvo a la cocina. Mamá todavía está lavando. Me
acerco a ella y su rostro parece de piedra. Como el hielo, tal
vez. Hay una pausa.
—Sabes, me estoy esforzando mucho —dice entonces.
Realmente no sé qué decir a eso, así que salgo de la
cocina y me siento en las escaleras.
Oliver pasa corriendo junto a mí con uno de sus nuevos
tractores.
Entro en el porche y abro la puerta para ver si Charlie
está sentado en la acera al final de nuestro camino de
entrada. Pero no lo está. El invierno suele ser mi estación
favorita, pero Charlie tiene razón: este invierno ha sido el
peor. Me siento en el porche, con los pies sobresaliendo del
marco de la puerta. Hay algunas luces de hadas fuera de la
casa de alguien al otro lado de la calle, pero cuanto más las
miro, más tenues parecen ser. No se siente como Navidad.
Creo que también me estoy esforzando mucho. Me siento
con él en cada comida, incluso cuando llora y me grita. Le
pregunto cómo está todos los días y a veces me lo dice.
Empecé a ser su amiga, así como su hermana.
Pero tal vez eso es lo incorrecto. Ya no sé. A veces quiero
dejar de intentarlo por completo. Simplemente dejar de
hacer cualquier cosa.
No es que me importe. No me importa. Él importa. Pasa
un coche. Ahora está oscureciendo un poco. Oscuro, frío y
lluvioso. Pienso en lo bonito que es eso, y luego me río para
mí misma. ¿Desde cuándo se convirtieron en mis cosas
favoritas?
 
 
 
Charlie
Traducido por Daughter of the Barrel
Corregido por Mer Brekker
Soy bastante consciente de que es culpa mía que mi
familia esté molesta conmigo, así que supongo que la mejor
manera de solucionarlo es marcharme por completo. Soy
muy partidario de solucionar las cosas cuando tengo un
problema en lugar de dejar que se prolongue e irrite a todo
el mundo, pero creo que esta es una de esas cosas que no
puedo arreglar. Ha habido muchas de esas cosas
últimamente.
La única estupidez que ha jodido la vida de todas las
personas cercanas a mí.
También sé que soy un hipócrita de mierda. Me quejo
todo el tiempo de que la gente se compadece de mí, pero
aun así me las arreglo para ser lo más dramático posible,
huyendo a la casa de mi novio el día de Navidad, tratando
de no empezar a llorar y/o arruinar la Navidad para todos.
¿Qué demonios se supone que debe hacer la gente cuando
actúo así? Una forma de cumplir con mi estereotipo de
"persona loca".
Sé que Tori se esfuerza por ayudar. Me siento un poco
mal por salir corriendo de esa manera. De todos en mi
familia, ella es probablemente la más considerada y de
ayuda, y realmente la aprecio. Ella no me molesta y no evita
el tema, en lo que mis padres son aparentemente
profesionales. Tori va directamente al grano cuando lo
necesita, pero no trata de forzarme cuando no quiero hablar
de algo. No me siento como un maníaco incapacitado
cuando hablo con ella.
Bien. Lo siento. Mi terapeuta, Geoff, dice que no debería
llamarme a mí mismo un “maníaco". O “persona loca".
Porque no lo soy. Sé que no lo soy. Supongo que a veces se
siente bien exagerar.
Para ser sincero, ahora estoy mucho mejor. No he vuelto
a la normalidad, sea lo que sea eso, pero ahora sí que como
comida física. Siento que hay una posibilidad de que al
menos pueda lidiar con mis problemas de alimentación,
incluso si nunca consigo curarme del todo. Cuando llegué al
hospital, me negué a comer y tuve que sobrevivir con
bebidas altas en calorías. Y al principio odiaba el hospital,
obviamente. Pero luego, después de semanas de hablar con
la gente que me cuidaba y los otros adolescentes que se
quedaban allí y Nick y Tori y mis padres cuando venían a
visitarme, empecé a darme cuenta de lo enfermo que
estaba. Y de por qué había acabado allí.
Es porque realmente me estaba muriendo.
Y ahora no me estoy muriendo.
Así que eso es bueno.
Y me hizo darme cuenta de que mis mecanismos de
afrontamiento, la alimentación restrictiva, las autolesiones y
mis otras compulsiones son solo eso: mecanismos de
afrontamiento. No es sobre que me esté forzando a hacer
esas cosas, es sobre descubrir por qué siento esos impulsos.
Qué rollo emocional hay debajo de ello.
Mientras habrá buenos días y malos días, pero puedo
mejorar.
Dios. Ahora sueno como Geoff.
Y creo que hoy va a ser uno de esos malos días.

Comencé a salir con Nick Nelson en abril, un par de


semanas antes de mi decimoquinto cumpleaños. No me
gustaba comer delante de nadie entonces, pero no había
dejado de comer todavía. En eso llegó en el verano. No sé
exactamente por qué dejé de comer. Creo que me
encantaba la sensación de tener el control de algo cuando
todo lo demás en mi vida se sentía tan incontrolable, el
trabajo escolar, la necesidad de ser el mejor todo el tiempo,
ser la única persona abiertamente gay en mi grupo, sentir
que Nick podría dejarme en cualquier momento, sentir que
podría irse y no me quedaría nada.
Pero al final ni siquiera pude controlar eso.  Tomó el
control sobre mí.
Y sí, supongo que no fue un comienzo muy normal para
una relación. Me sorprendió que Nick quisiera salir conmigo
en primer lugar, incluso si no hubiera tenido problemas de
alimentación. Pensé que era heterosexual hasta marzo.
Incluso después de que empezáramos a salir, estaba
convencido de que iba a romper conmigo. ¿Por qué alguien
querría estar con alguien que ni siquiera puede llevar
comida a su propia boca? No le llevó mucho tiempo darse
cuenta de que tenía algunos problemas extraños con la
comida. Y para el otoño, yo era horrible con él todo el
tiempo. Debo haber sido la peor persona con la cual pasar
el rato en el mundo.
Y luego estaba esa estúpida noche de octubre. Cuando
Nick vino a verme al hospital, el hospital normal en el que
estuve un tiempo antes de ir al psiquiátrico, le pregunté por
qué no había roto conmigo todavía.
Me miró como si yo hubiera sugerido que quería morir de
nuevo y dijo:
—No puedo simplemente dejar de estar enamorado de ti.
Y luego lloró y me abrazó.
Y eso fue todo.
Nick vive en una enorme casa unifamiliar a un par de
calles de distancia. Aparentemente su familia siempre tiene
estas gigantescas fiestas de Navidad con un centenar de
personas, y como esta es nuestra primera Navidad como
pareja, iba a pasarme media hora por la noche, una vez que
la mayoría de mis parientes hubieran entrado en un sueño
inducido por el vino, pero ahora aquí estoy a las 4 de la
tarde. Y él no estaba exagerando. La puerta principal está
abierta, las voces de la gente resuenan en todas las
ventanas, hay luces intermitentes procedentes del salón, y
puedo sentir las vibraciones del bajo a través de mis pies.
Es una maravilla que no hayan sido denunciados por sus
vecinos.

Me paro y espero en su puerta. Entrar en la casa


probablemente sería un poco incómodo, y dudo que alguien
oyera el timbre si intentara llamarlo. Por suerte, Nick
aparece rápidamente en la puerta.
Me mira durante un par de segundos y se cruza de
brazos.
—Mierda, ¿ni siquiera has traído un paraguas?
Miro al cielo. Ni siquiera me había dado cuenta de que
estaba lloviendo, pero cuando miro me doy cuenta de que
mi ropa está completamente empapada.
—Oh —digo, y vuelvo a levantar la vista para encontrarlo
allí.
—Hola —dice con una sonrisa.
No creo que Nick sea un novio normal, o que esta sea
una relación normal. Si pudiera elegir estar con él todo el
tiempo, lo haría, y eso es horrible porque sé que no es
saludable y se supone que no debes estar obsesionado con
la persona de la que estás enamorado, porque se supone
que debes ser una persona por tu cuenta también, pero,
aun así, siempre, elegiría estar con él.
Quizá solo tenga quince años y sea idiota.
Desde que Nick y yo empezamos a salir en abril, ha
pasado mucha mierda. Pero a pesar de todo, la voz del
desorden alimenticio haciéndose fuerte en el verano y la
recaída en las autolesiones en otoño, Nick se ha quedado a
mi lado y ha tratado de apoyarme como puede.
Sé que muchas personas piensan que las relaciones
adolescentes no duran, o que no son tan “profundas" como
las relaciones adultas, ¿pero Nick y yo? Creo que tenemos
algo distinto.
Algo grandioso.
—Hola —digo y entro.
Cierra la puerta y se gira para mirarme, con la sonrisa
perdida. Me quita el pelo empapado de los ojos.
—Estás hecho una mierda, Charles.
Dejo caer mi frente sobre su hombro.
—Mm. —Sus brazos me rodean instantáneamente y yo
levanto los míos para abrazarlo también, y él apoya su
cabeza contra la mía y su pelo roza mi oreja y me atrae
contra él. Nos quedamos así, en el frío porche, solo durante
unos minutos, sin decir nada, sin movernos, y entonces
susurra:
—¿Estás bien? —Y yo empiezo a llorar, porque eso es lo
que siempre sucede cuando la gente me hace esa pregunta.
Realmente no quiero que me vea llorar, porque ha habido
demasiado de eso recientemente y es Navidad, así que
intento con todas mis fuerzas no moverme de su hombro,
pero eso no le impide ver. Cuando se retira, las lágrimas
caen por mi cara.
—Lo siento, solo… solo tuve una discusión con mi mamá
—digo, tratando de sonar bien y obviamente fallando.
Él me mira, sus ojos se vuelven tan dolorosos y tristes,
como siempre lo hacen cuando me ve llorar. Entonces saca
un pañuelo del bolsillo trasero de sus pantalones. La pura
ridiculez de que Nick tenga un pañuelo me hace soltar una
carcajada, lo que hace que él también sonría y levante las
cejas, y dejo de llorar mientras él me limpia metódicamente
las mejillas.
—¿Por qué tienes un pañuelo? —pregunto. Odio cómo
suena mi voz cuando he estado llorando.
Nick sonríe, y sigue pasando el pañuelo por mi cara como
si estuviera quitando el polvo de una estantería.
—No digas eso como si fuera demasiado barriobajero
para tener un pañuelo.
—Pero eres demasiado barriobajero para tener un
pañuelo.
Nick se ríe. Es tan encantador contra el sonido de la
lluvia y el bajo sonido de cualquier música que esté en la
sala de estar.
—De acuerdo, tal vez fue un regalo de Navidad que me
metí en el bolsillo solo para demostrarle a mi abuela que lo
usaría. —Se lo guarda en el bolsillo y me coge la cara con
las dos manos—. ¿Y sabes qué? Lo usé.
Le sonrío, sintiendo sus manos tan cálidas contra mi piel.
—Tal vez tu abuela me conozca mejor que tú.
—¿Estás sugiriendo que quieres salir con mi abuela?
—Hay muchas razones por las que no quiero hacer eso.
—Bien. —Me abraza de nuevo, con sus brazos rodeando
mi cintura—. Pensé que tenía competencia por un minuto.
—No tienes competencia. —Le digo, subiendo mis manos
a sus hombros, queriendo quedarme aquí para siempre con
él en el porche, vivir aquí en la penumbra del invierno con la
lluvia cayendo a nuestro lado, hacer una cama con los
abrigos y un fuego con el perchero.
—Pequeño bastardo —dice, inclinándose con una sonrisa
y lo encuentro con un beso que se convierte en un beso
más largo de lo que creo que alguno de los dos había
planeado, pero de repente todo es demasiado bonito para
que termine... de repente todo se siente como Navidad,
realmente siento algo, paso una mano por su pelo y él tira
de mis caderas contra las suyas y nuestros labios se rozan
mientras él cambia de dirección y… realmente... siento...
algo...
—Bueno, no estabas bromeando con lo de la
bisexualidad, ¿verdad?
Nick y yo nos separamos bruscamente y nos damos
cuenta de que hemos atraído a un público compuesto por
un tipo con apenas pelo, que debe tener como mucho unos
veinte años, otro tipo de edad similar, vestido de negro, tres
niños menores de diez años, y una mujer mayor que parece
un poco confundida.
El tipo que habló, el casi calvo, finalmente aparta su
atención de mí a Nick.
—¿Nos vas a presentar, amigo? —continúa el hombre que
apenas habló, probablemente un tío o un primo mayor.
—Oh, sí —responde Nick, todavía ligeramente aturdido.
Se mueve detrás de mí y me empuja hacia el interior de su
casa, con sus manos en mis hombros, hacia su familia, que
parece multiplicarse en número a medida que más personas
atraviesan el pasillo y se dan cuenta de que he llegado—.
Así que este es Charlie.

Una buena media hora se dedica a presentarme a cada


miembro de la familia de Nick, que por alguna razón todos
quieren conocerme. Todo es, «Oh, ¿así que este es Charlie?»
y nadie hace ninguna pregunta incómoda sobre el hospital o
cómo encontré la cena de Navidad o algo así. Durante la
mayor parte de esto, estoy con el nuevo cachorro de la
familia Nelson, Henry, que es el carolino más pequeño y
pálido que he visto. Henry se queda dormido en mis brazos
y me enamoro inmediatamente de él.

El otro perro de Nick, una border collie llamada Nellie,


camina detrás de nosotros, ocasionalmente chocando su
nariz contra mi pierna. Desearía que mis padres me dejaran
tener mascotas.
La madre de Nick todavía lleva su sombrero de galleta y,
aunque la he visto numerosas veces desde que llegué a
casa, me da un abrazo que dura al menos diez segundos
más de lo que es socialmente aceptable. Sin embargo, no
me importa.
Después, Nick me arrastra hasta su habitación para que
pueda cambiarme de ropa, a pesar de mis protestas de que
no me importa quedarme con los vaqueros empapados. Al
menos los vaqueros me quedan ligeramente bien.
Mientras me cambio, Nick está tumbado en su gran cama
matrimonial. Lleva puestos sus viejos pantalones chinos de
color beige, pero con ellos se ha puesto un jersey rojo
brillante con dibujos de renos por todas partes. Es
asquerosamente hilarante.
—Me gusta tu jersey —le digo, mientras me subo el
cinturón—. Es muy sexual.
Nick parpadea, claramente sin prestar atención a nada
más que a mí cambiándome, y mira hacia abajo, como si
hubiera olvidado lo que llevaba puesto.
—Oh —dice—. Sí, lo sé, claro. Tan seductor.
—Sí, me tiraría ese jersey.
—Estaría muy interesado en ver cómo sucede.
Recojo mis vaqueros húmedos del suelo, se los tiro a la
cara y me río mientras él rueda dramáticamente fuera de su
cama en un intento de atraparlos.
—Me gusta tu sudadera —dice, después de arrastrarse
de nuevo a su cama, con una pequeña sonrisa jugueteando
en sus labios—. Quien lo haya elegido tiene buen gusto.
Estoy momentáneamente confundido y luego me doy
cuenta de que llevo la sudadera Adidas azul marino de
Nick. 
Se la robé cuando me visitó por primera vez en el
hospital psiquiátrico. No me habían permitido llevar muchas
cosas y me pasé la mayor parte de mi primera noche allí
llorando porque me sentía muy solo y patético, lo que
admití a Nick cuando me visitó al día siguiente mientras nos
acurrucábamos en mi nueva cama. Puso esa mirada de
dolor e inmediatamente se quitó la sudadera y me lo dio y
dijo que, si me lo ponía por la noche, tal vez me sentiría
como si él estuviera allí también.
Y así era. Olía a él.
—Oh. Ups —digo.
Me inspecciono en el espejo. Los jeans de Nick, casi
iguales a los míos, pero varias tallas más grandes, se ven
ridículos en mí. Gimoteo fuertemente.
—Parezco un miembro de una banda de chicos de los
noventa.
Nick aparece detrás de mí. En realidad, no es mucho más
alto que yo, solo es más grande. Lo que está bien desde,
como, una perspectiva estética. Pero no desde la
perspectiva de compartir la ropa.
—Bueno, es esto o chándal, y te garantizo que mi madre
tendrá algo que decir si te presentas en nuestra fiesta de
Navidad en chándal.
—Creo que los chándales me harían parecer aún más un
miembro de Boyzone8.
—No hay nada malo con Boyzone.
—Todo está mal con Boyzone.
Nick se encuentra con mi mirada en el espejo. Nos
quedamos en silencio por un momento, y luego él coge mi
mano, así que me giro para mirarle.
—¿Vas a decirme qué es lo que está mal? —dice.
Realmente no sé qué es lo que está mal. Bueno, todo, en
realidad. Mis padres fingiendo que no estoy enfermo, todos
los demás tratándome como si fuera una especie de asesino
serial reformado, la cena que me hace querer arrancarme
las entrañas. Dos horas de sueño, demasiados
pensamientos.
Sé que probablemente debería hablar al respecto.
Debería explicarle la discusión con mamá y todas las
discusiones que hemos tenido las últimas semanas. Debería
explicar lo difícil que es tratar de mejorar cuando hay tantas
personas rehusándose a ver lo difícil que es. Debería
explicar que apenas dormí anoche porque estaba muy
ansioso por la comida y, aunque en realidad lo hice bien,
seguía sintiendo que todo el mundo me estaba viendo,
esperando que lo arruinara y jodiera el día.
Pero es mucho más fácil simplemente no pensar al
respecto.
—Solo... quería tener un buen día —digo y siento que
vuelvo a vomitar y quiero darme un puñetazo en la cara.
—De acuerdo —dice, rodeando mis hombros con un
brazo y acompañándome fuera de su habitación, y luego me
besa en la parte superior de la cabeza—. Hagamos eso,
entonces.

—Oh, ¿todo bien, Charlie?


Media hora más tarde, Nick ha ido al baño y de repente
me encuentro con David, el hermano mayor de Nick por
cuatro años, mientras estoy bebiendo un vaso de agua en la
cocina.
David no se parece en nada a Nick, salvo por su idéntico
pelo rubio oscuro. David es mucho más bajo, más bajo que
yo, en realidad, y completamente seguro de sí mismo. Va a
una universidad elegante y sale con un montón de chicos de
escuelas privadas que practican el remo y llevan chaquetas
acolchadas. A menudo engaña a sus novias y luego se jacta
de ello.
Nick y David no se gustan mucho y no creo que yo le
guste a David mucho, tampoco. Cuando Nick le dijo que era
bisexual, David se rio y le dijo que solo estaba encubriendo
que era gay.
—Hola —le digo.
Coge una lata de cerveza de la nevera. Definitivamente
no es la primera.
—¿Así que estás curado y todo eso, amigo? —dice.
—Er... —Esta es posiblemente la pregunta más ridícula
que he recibido en todo el día.
—Bueno, en realidad no es así como funciona, pero más
o menos, supongo.
—Oh, genial. —Toma un trago de cerveza y me mira
como si fuera un animal del zoológico.
—¿Cómo estás? —pregunto, puramente por no haber
nada más que decir.
—Oh, estoy muy bien, gracias, sí —dice—. El trabajo de la
universidad, el remo, ya sabes, amigo. Trabajar duro, jugar
duro.
—Genial.
—Entonces, ¿qué pasa contigo ahora? ¿Ya tienes
permitido volver a la escuela?
Permitido. Todo en él me irrita.
—Voy a volver el próximo trimestre —digo.
—Oh, bien, bien. —Toma otro trago—. Así que, cómo...,
estoy súper interesado, ¿cómo es un hospital psiquiátrico?
¿Conociste a alguien realmente loco?
Me quedo ahí, en silencio.
—Porque —continúa—, estaba viendo un documental
sobre esquizofrenia el otro día y, literalmente, es
jodidamente horrible, ¿no? Todo eso de hablar solo y todo
eso. Y esa gente, tuvo que ser encerrada para evitar que se
hicieran daño a sí mismos, ¿sabes?
El agarre de mi vaso se hace más fuerte. Podría irme.
—Bueno, yo no tengo esquizofrenia.
David parpadea.
—Sí, hombre, obviamente. Pero debes haber conocido a
gente con eso, seguramente, en ese lugar.
—Bueno, en realidad el lugar donde estaba era
principalmente para personas con desórdenes alimentarios,
entonces...
—Es una puta locura, ¿no? Tan jodidamente triste.
—Claro…
—Debe haber sido jodidamente horrible no querer comer
nada también, amigo. Suena a mierda.
No digo nada.
—¿Alguna vez tuviste tanta hambre que tuviste que
comer algo? Eso es lo que no entiendo, como, la gente que
simplemente deja de comer y muere, ¿sabes?
Y entonces Nick entra en la habitación.
Por su cara, es evidente que ha oído el último comentario
de David, y probablemente no ayuda el hecho de que le
lance una mirada de gran angustia.
—¿Has terminado de interrogar a mi novio, David? —
pregunta, no muy educadamente.
David frunce el ceño y extiende las manos.
—¡Amigo, solo estábamos charlando!
—¿De verdad crees que Charlie quiere hablar de esas
cosas en Navidad? —Nick suelta un chasquido, y hacía
tiempo que no lo veía tan enfadado—. ¿Qué carajo?
David resopla y toma un sorbo de cerveza.
—Está bien, está bien, bájale dos rayitas.
—Joder. —Nick me rodea con su brazo y nos acompaña
fuera de la cocina y por el pasillo. Una vez que estamos
fuera del alcance del oído, dice:
—Es un pequeño idiota insensible.
—Está bien.
—No lo está.
Nick tiene razón. No está bien. Debería haberme
defendido mejor.
Sin embargo, estoy cansado. Estoy tan cansado de
defenderme.
—Lo siento —murmuro—. Debería haber… discutido.
Nick sacude la cabeza.
—No, es él quien debería lamentarlo. No tendrías que
discutir con gente sobre esto.
—David siempre ha sido un idiota —digo—. Todavía no
cree que la bisexualidad es una cosa. Puedo verlo en sus
ojos.
Nick suelta una carcajada.
—Sí. La última vez que mencioné lo sexy que es Scarlett
Johansson, me dijo que estaba mintiendo.
Yo también me río.
—Clásico de David.
Nick nos lleva a la pequeña alcoba junto a la puerta del
garaje. Su brazo cae, pero sus manos encuentran las mías.
Le he hablado un montón a Geoff de gente como David.
Gente inútil.
Cuando la gente sabe que tienes una enfermedad
mental, la mayoría de la gente o quiere ignorarlo por
completo o te tratan como si fueras extraño, temible o
fascinante. Muy pocas personas son realmente buenas para
encontrar un punto medio.
El punto medio no es difícil. Es solo estar ahí. Ser de
ayuda, si la ayuda es requerida. Ser comprensivo, incluso si
no comprenden todo.
—Gracias —digo y lo beso suavemente. Ojalá toda mi
familia pudiera entender lo que él entiende. Por eso prefiero
estar aquí que allí.
Nick es bueno para encontrar el punto medio. Mis padres
no realmente, pero sé que lo están intentando y en
ocasiones tienen éxito. Y son mejores en ello que David, por
seguro.
Tori es buena en encontrar el punto medio también.
Quizás fui un poco duro con ella antes.
—Yo solo... —Vuelve el dolor en sus ojos, la misma mirada
que tiene cuando lloro delante de él—. Solo deseo que la
gente pueda entender. ¿Por qué les resulta tan difícil?
Mi voz se vuelve más tranquila.
—Tal vez sea difícil.
—No lo encuentro difícil.
—Eso es porque eres increíble.
Entonces se ríe, sus ojos se arrugan y el dolor
desaparece.
—Cállate.
—¿Quieres ir a jugar a Mario Kart ahora? Uno de tus
primos quería algún tipo de torneo masivo. También
necesito pasar más tiempo con Henry. Estoy ya estoy
teniendo síntomas de abstinencia de carolino.
—Bien. —Se ríe de nuevo—. Bien. Jesús. Bien. Es
Navidad, vamos a pasar un buen día, joder.
Me río y pienso por billonésima vez que, aunque tengo el
peor trato en muchas partes de mi vida, al menos en esta
parte soy la persona más afortunada del mundo entero.

Cuando Nick había dicho que era un caos en su casa, lo


había dicho en serio. Cuando volvemos a la sala de estar
después de jugar un rato con Henry y Nellie, hay una
auténtica discoteca, compuesta principalmente por gente
de mediana edad achispada, y un juego bastante entusiasta
de carreras de coches de juguete en el pasillo con los
zapatos de la gente como obstáculos. Después de ganarle a
Nick cinco veces, nos vemos arrastrados a una partida de
Monopoly, que se arruina cuando Henry galopa sobre el
tablero, seguido de un torneo de Mario Kart con los primos
mayores de Nick, que también gano, lo que es raro, porque
Oliver siempre me gana al Mario Kart en casa.
Luego volvemos a la habitación de Nick para
intercambiar los regalos, yo había dejado el mío allí cuando
me estaba cambiando y Nick había sugerido que
socializáramos antes de abrirlos. Le compré unas zapatillas
(Vans) porque decía que las quería, pero nunca puede
permitírselas y un par de cosas extra que le gustan, un
cuaderno cuadriculado, una pluma de fuente, una lente de
ojo de pescado que puede juntar en su teléfono y una barra
gigante de Oreo Dairy Milk. Nick me regaló unos auriculares
nuevos, muchísimo más elegantes que los míos que están
rotos. Pero también nos regalamos las tarjetas más
estúpidamente románticas de la historia, la suya tiene fotos
de nosotros por todas partes y yo dibujé por todas partes la
mía.
Lo beso después de leer su tarjeta y él me devuelve el
beso con más entusiasmo del que había previsto y
básicamente acabamos quedándonos en su habitación
besándonos durante al menos cuarenta y cinco minutos.
Y de repente son las siete y estamos sentados en un sofá
con Doctor Who de fondo, mis piernas descansando sobre
las suyas y su cabeza sobre mi hombro. Unos niños están
sentados en la alfombra construyendo un barco pirata de
Lego y la madre de Nick y varias tías y tíos están ocupados
organizando el buffet de té en la mesa del comedor.
Estoy literalmente a punto de quedarme dormido...
—Charles, solo para que sepas, tu teléfono ha estado
haciendo sonidos durante los últimos cinco minutos.
—Oh. —Me incorporo un poco y Nick también lo hace,
con una sonrisa somnolienta en su rostro. Saco mi teléfono
del bolsillo para encontrar la pantalla cubierta de mensajes
no leídos.
Los mensajes son todos de Tori. Nick se inclina para
leerlos también.
Nick no dice nada, pero me doy cuenta de que quiere
hacerlo. Al instante me siento como una mierda.
Acabo de hacer lo que siempre hago.
Huir en lugar de enfrentarme al problema.
He tenido un mal día, seguro. Pero no debería haberme
desquitado con Tori.
Debería haberme quedado con ella un poco más.
—Probablemente debería ir a casa —digo.
Nick me pasa los dedos por el pelo. Estoy bastante
seguro de que no quiere que me vaya a casa, pero aun así
dice:
—Sí.
Ninguno de los dos hace ninguna señal de moverse.
Supongo que al menos debería contarle a Nick lo que ha
pasado.
Él nunca molesta. Es una de las mil millones de cosas
que me gustan de él. Si puede ver que no quiero hablar de
algo, no me obliga.
—Mi familia ha estado... tratándome de forma muy
extraña.
Nick se sienta un poco para que podamos mirarnos bien.
—¿Sí?
—Es como si... quisieran ignorar por completo lo que ha
pasado o me trataran como si no pudiera cuidar de mí
mismo. —No puedo mirarlo a los ojos—. Odio lo incómodos
que son todos al respecto.
»Y hoy ha sido un día especialmente difícil… —digo, y
Nick toma mi mano mientras le cuento todo. Le cuento de
las peleas. Del estrés y la falta de sueño y todos mis
parientes molestos. Sobre cómo quería tener una Navidad
“normal”, lo que sea que eso signifique.
Sé que Nick no puede solucionar nada. E incluso si
pudiera, no tendría que hacerlo. Pero solo hablar al respecto
alivia un poco la presión en mi pecho.
—Creo que… una parte de mí quería creer que esta
Navidad podía ser igual que la Navidad pasada —digo, sin
poder mirarlo a los ojos—. Si solo fingía que nada era
diferente. Pero todos estaban haciendo todo lo posible para
hacerme sentir una carga.
—¿Incluso Tori?
—Bueno... ella es la única que está bien, que me habla
como alguien normal. —Suelto una pequeña risa—. Bueno,
Oliver también, supongo.
—Ella siempre va a estar de tu lado.
Le miro.
—Es difícil —dice y sonríe, pero es una sonrisa triste—.
Ojalá todo el mundo lo entendiera y supiera exactamente
qué hacer y decir. Creo que todo el mundo debería. Pero
supongo que no lo hacen. Incluso los padres.
—Sí —digo, pero apenas es más que un susurro.
—Parece que tus padres solo querían fingir que esta
Navidad sería “normal" también —dice.
Asiento.
—Sí. Es exactamente eso.
—¿Has hablado con ellos al respecto?
—¿Sobre qué?
—Tipo… ¿les explicaste que esta Navidad sería diferente
y que podrías necesitar un poco de ayuda extra?
Pienso. Mamá y papá acordamos un plan de comidas
para el día, pero además de eso…
—No realmente —murmuro.
—Creo que a veces —dice Nick—, estás tan asustado de
ser una molestia que te asusta pedir ayuda. Pero tienes
mucha gente que estará ahí para ti, si te abres para decir el
tipo de ayuda que necesitas.
Volteo a mirarlo. Lo amo. Dios, amo a mi novio.
—Ahora suenas como Geoff —digo, sonriendo, y él se ríe
y me da un pequeño empujón.
—Incluso cuando tus padres no saben lo que están
haciendo, Tori siempre va a estar de tu lado —dice de
nuevo, y tiene razón, ella siempre ha estado de mi lado y
siempre lo estará. Ella ha estado conmigo desde aquella
noche de octubre que cambió todo, desde que me encontró
en el baño, con sangre por todas partes y con hojas de
afeitar en el suelo, desde que llamó a la ambulancia, desde
que se negó a salir del hospital y durmió en la sala de
espera de urgencias tres noches y desde que me trajo un
regalo cada vez que me visitaba... siempre ha estado de mi
lado.
Y entonces me doy cuenta de que Nick está señalando
algo, y giro la cabeza, y allí, de pie en la puerta, está mi
hermana.
Obviamente se olvidó de traer un paraguas también,
parece que acaba de saltar a un río. También está sin
aliento, lo que significa que probablemente corrió hasta
aquí, y parece enfadada de esa forma suya tan silenciosa:
ojos de muerte, labios apretados, puños metidos en los
bolsillos de su abrigo.
—En primer lugar —dice—, Nick, me niego a creer que
tengas tantos miembros en tu familia. No es lógico. En
segundo lugar, tu asqueroso hermano trató de coquetear
conmigo otra vez y juro por Dios que, si no entiende el
mensaje pronto, literalmente voy a encontrar un puto pozo
y lanzarlo a la mierda por él.
Todos los niños que construyen el barco pirata de Lego se
giran sorprendidos. Tori los mira y levanta las cejas
amenazadoramente. Rápidamente se dan la vuelta.
Nick se ríe con ganas, pero la cara de Victoria no cambia.
Me mira a mí.
—En tercer lugar, creo que deberías volver a casa ahora,
porque si tengo que responder a otra maldita pregunta
sobre mis notas escolares podría hacer una carrera también
y papá ya está muy molesto. —Mueve su peso a la otra
pierna—. Además, Oliver está de mal humor porque nadie
quiere jugar al Mario Kart con él, y la abuela quiere hablar
contigo sobre tus clases de batería, y vas a tener que
contarle a Esther más sobre Nick en algún momento porque
creo que los está convirtiendo en su nueva OTP9 y tienes
que traerla de vuelta a la tierra.
Se deja caer en el otro extremo del sofá, sin mirarnos, e
inclina la cabeza hacia atrás en los cojines.
No tengo ni idea de qué decir.
Me alejo de Nick y me siento a su lado. La rodeo con mis
brazos y, después de unos segundos, se apoya en mi
hombro.
—Odio la maldita Navidad —dice.
—No, no la odias —digo yo.
—Odio esta.
—Todo el mundo odia esta.
—Síp.
Doctor Who sigue sonando de fondo. Oliver
probablemente lo está viendo ahora mismo.
—Lamento mucho haber huido —digo—. Gracias por
venir a encontrarme.
Voltea a verme.
—Lamento que hoy haya sido una mierda para ti.
—No ha sido tan malo. Nick tiene un nuevo cachorro.
Tori se ríe.
—¿No pueden simplemente casarse, comprar una casa y
adoptar tres perros de una vez?
Nick y yo nos reímos, y los tres nos sentamos en silencio
por un momento.
—Solo estaba... solo estaba pensando en… qué pasaría
si... —La voz de Tori tiembla y de repente hay lágrimas,
lágrimas aparentemente imposibles, y entonces pienso que
yo también estoy llorando un poco, y se siente tan estúpido,
todo lo de hoy se siente tan estúpido—. ¿Y si fuéramos
solo... Oliver y yo solos...?
—No será así —digo—. Eso nunca va a pasar.
—Más vale que no sea así, joder.
—Lo siento mucho —digo. Podría decirlo un billón de
veces y aun así no creo que sería suficiente. Apoyo mi sien
en su pelo—. Lo siento mucho.
Ella no se mueve. ¿Cuántas veces nos hemos sentado
aquí, uno al lado del otro, de esta manera?
—Sí —dice ella.
Han sido las peores Navidades que hemos tenido, pero
aquí estamos, todavía. Todavía aquí.
—Voy a tratar de decirte cuando necesite ayuda —digo—.
Y explicar cómo puedes ayudarme.
—¿Es lo que te dijo Geoff que hicieras?
—Sí, pero Nick también lo dijo y creo que ambos tienen
razón.
—Bueno —dice Tori, su voz un poco más suave—. Creo…
que eso sería bueno.
No va a arreglar nada. Lo sé.
Pero tal vez toda esta cosa de la “recuperación" sería un
poco más fácil si pido ayuda cada tanto.
—Te has perdido la discusión anual del abuelo y el abuelo
—dice, después de un rato.
—¿De qué se trataba este año?
—Creo que fue sobre muebles antiguos, pero la mayoría
de los puntos de abuelo estaban en español y esa no es mi
área. Necesitaba que comentaras.
—Puede que haya otra ronda más adelante, como el año
pasado.
—Ojalá. Al menos hizo que Clara dejara de intentar que
describiera mi hombre ideal.
Me río, y entonces ella también se ríe, y todo es un poco
mejor. Solo por un minuto más o menos.
 
 
 
 
 
Oliver
Traducido por Ela
Corregido por Mer Brekker

Primero desapareció Charlie, y luego Tori, y me estoy


empezando a preguntar si yo seré el siguiente. Nadie
parece estar hablando de eso, lo que me hace preguntarme
si mi familia está involucrada en eso, y o todos han sido
poseídos por algún fantasma o un dinosaurio malvado o
algo. Ahora estoy jugando Mario Kart frente a la televisión
para despejarme, pero eso no significa que no esté muy
preocupado.
Mario Kart es un poco aburrido cuando lo juegas solo.
Rosanna sigue tocando mi pelo y de verdad me está
molestando.
Mamá se acerca a mí cuando he terminado el circuito de
Luigi y pregunta si quiero otra bebida. Niego con mi cabeza
y pregunto:
—¿Dónde están Charlie y Tori?
Mamá se sienta en el sofá a mi derecha. Tiene una copa
de vino en una mano.
—Solo han salido por un rato.
—¿Los han secuestrado?
—No cariño, oh, no.
—¿Dónde han ido?
Mamá no dice nada por un momento. Tal vez no sabe…
—Charlie antes estaba un poco molesto, así que fue a la
casa de Nick.
Nick es el novio de Charlie, que viene a nuestra casa todo
el tiempo. Pienso que probablemente se van a casar algún
día para tener su propia casa y no tener que caminar hasta
la casa del otro todos los días.
Bajo el control de la Wii. Charlie ha estado muy molesto
últimamente. Mamá dice que hay algo mal en su cerebro
que lo tiene molesto todo el tiempo. Tuvo que ir al hospital
por eso. Pero mamá dice que está mejorando porque tiene
que hablar de sus sentimientos con un doctor especial que
se llama Geoff. Geoff suena genial.
—¿Es por lo que está mal en su cerebro?
—Más o menos… Sí.
—Oh. ¿Se va a mejorar pronto?
Mamá toma un sorbo de vino.
—No lo sé cariño. Eso espero.
—¿Dónde está Tori?
—Creo que fue a ver si Charlie ya quiere volver a casa.
—Oh.
—Le dije un par cosas… no muy lindas —dice mamá, y
apoya su barbilla en una mano—, a Charlie.
De repente me doy cuenta de que se ve muy triste. Mamá
nunca jamás esta triste por cosas; se enoja a veces y se
queja cuando dejo mis tractores en el alféizar de la ventana
o cuando hago mucho ruido en el auto, pero casi no se pone
triste.
Me levanto del piso y voy a abrazarla, que es lo que
tienes que hacer cuando alguien está triste.
Se ríe y me da unas palmaditas en la cabeza.
—Ou, Oliver. Estoy bien.
—Podrías solo decir que lo sientes —digo—. Eso es lo que
tienes que hacer cuando dices algo malo. Pedir perdón.
—Tienes toda la razón —dice, y cuando retrocedo, está
sonriendo, así que debo haber hecho un buen trabajo con el
abrazo.
Ahí es cuando escucho la puerta principal abrirse.
Inmediatamente salgo corriendo de la sala y por el pasillo
y ahí, sacándose sus zapatos, están mis hermanos mayores,
empapados por la lluvia.
Corro hacia Charlie porque es el único en la familia que
aún me toma en brazos y cuando me ve sonríe y estira sus
brazos y me alza en el aire.
—Caramba, te estás poniendo muy pesado. Eres como un
elefante, eso eres —dice.
—No, no lo soy.
Tori revuelve mi cabello, lo cual no es molesto como
cuando Rosanna lo hace.
—¿A qué edad te van a dejar de cargar a todas partes?
Me tomo un momento para pensarlo.
—A los veintisiete.
Ambos ríen y Charlie me carga hacia la sala, con Tori
siguiéndonos. Cuando llegamos, Charlie me baja, y luego va
y le da un abrazo a mamá, lo que es lindo, porque los
abrazos siempre hacen todo mejor.
Tori se sienta en el otro sofá y me siento a su lado.
—Todo es mejor cuando los tres estamos aquí —digo.
Tori me mira.
—Definitivamente.
—¿Por qué te fuiste? Estaba tan aburrido. Esta Navidad ha
sido muy aburrida.
Me mira un poco más.
—Bueno… ha pasado algo.
La verdad no sé qué significa eso.
—Pero prometo que nunca más nos iremos de nuevo —
dice.
—No puedes prometer eso —digo—. Tienes que ir a la
escuela.
—Bien, la próxima vez que vayamos a algún lado, te
diremos antes de ir.
—Está bien. Y tienes que prometer que volverán.
Tori sonríe.
—Okey. Definitivamente prometemos volver.
—Está bien.
Estar solo sin un hermano o hermana sería raro. No creo
que me gustase. ¿Con quién se supone que juegue o que le
pida que me alcance cosas por mí? No habría nadie para
cargarme. Y habría dos habitaciones vacías en la casa y
probablemente tendríamos fantasmas viviendo ahí. No me
gustan para nada los fantasmas.
—¿Podemos jugar Mario Kart? —pregunto.
—SÍ. —Tori revuelve mi cabello otra vez—. Sí, ahora
podemos jugar Mario Kart.

 
 
 
Sobre la autora
Alice Oseman nació en 1994 en Kent, Inglaterra. Completó
una licenciatura en Inglés en la Universidad de Durham y
ahora es una escritora e ilustradora a tiempo completo. Alice
puede ser encontrada generalmente mirando con ojos vacíos
las pantallas de computadoras, cuestionándose el significado
de la existencia, o haciendo cualquier cosa, lo que sea, para
evitar un trabajo de oficina. El primer libro de Alice, Solitario,
fue publicado cuando tenía diecinueve.
Sigue a Alice Oseman en Twitter e Instagram
(@AliceOseman)
 
Libros de Alice Oseman
 
Solitario
Radio Silence
I Was Born For This
Sin Amor
Novelas cortas por Alice Oseman
Nick and Charlie
Este Invierno
Novelas gráficas por Alice Oseman
Heartstopper Volumen 1
Heartstopper Volumen 2
Heartstopper Volumen 3
Heartstopper Volumen 4
 
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Notes
[←1]
N. de la T. Juego de palabras, el apellido de la familia es Spring que significa
primavera.
[←2]
N. de la T. Personaje de The Addams Family (La familia Addams en España o Los
locos Addams en Hispanoamérica). Se refiere al personaje Wednesday Addams, que
en España es conocida como Miércoles Addams.
[←3]
N. de la T. Por si no saben, son los monitos blancos de Star Wars.
[←4]
N. de la T. En español en el original.
[←5]
N. de la T. El Boxing Day es un día festivo en Reino Unido. Se celebra anualmente el
día después de Navidad, el 26 de diciembre. Durante este día se promueve la
realización de donaciones y regalos a los pobres.
[←6]
El sixth form, en los sistemas educativos de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, son
los dos últimos años opcionales de la escuela secundaria (cuando los estudiantes
tienen entre 16 y 18 años de edad), durante los cuales los alumnos normalmente se
preparan para rendir un examen conocido como Advanced Level.
[←7]
El Certificado General de Educación Secundaria (en inglés: General Certificate of
Secondary Education o, en sus siglas, GCSE) es un grupo de títulos británicos
obtenidos a través de exámenes que se llevan a cabo a estudiantes de entre 15 y 16
años en las escuelas secundarias de Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte.
[←8]
N. del T. Grupo musical irlandés.
[←9]
N. del T. One True Pairing (OTP), literalmente “una verdadera pareja” en
una obra de ficción. Personajes que una persona cree que funcionan bien
juntos.

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