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Preparando el terreno para el

manejo del gusano cogollero


El productor se encuentra con una situación bastante compleja de resolver que es
la plaga conocida como gusano cogollero o también llamada oruga militar tardía.
Por
 Nuevo ABC Rural
 -
31 julio, 2018

Desde la aparición de los maíces transgénicos el principal problema de


plagas, el barrenador del tallo (Diatraea saccharalis), se puede decir que
fue controlado. Sin embargo, el productor se encuentra con una situación
bastante compleja de resolver que es la plaga conocida como gusano
cogollero o también llamada oruga militar tardía (Spodoptera
frugiperda), que si bien en los últimos años estaba desaparecida, fue
durante el año pasado donde consiguió notoriedad en gran parte de la
región núcleo.
Actualmente se cuenta con maíces genéticamente modificados (Bt) para el
control específico de esa plaga, aunque se ha determinado que el cogollero
del maíz muestra una tendencia marcada a adquirir tolerancia a las
proteínas cry de los maíces transgénicos en corto tiempo, por lo tanto
resulta importante incorporar el control químico dentro de un contexto de
manejo integrado de plagas.

Para ahondar en detalles, Nuevo ABC Rural entrevistó al ingeniero


agrónomo Mariano Luna, investigador de Entomología del INTA
Pergamino, quien dio detalles sobre cómo realizar un manejo certero de
esta plaga, que puede causar hasta un 54% de pérdida en el rendimiento si
no se la controla a tiempo.

“Se conoce vulgarmente como ‘gusano cogollero’, por su acción en el


cogollo de la planta, u ‘oruga militar tardía’ ya que, si el alimento se hace
escaso, las larvas se trasladan a otros cultivos desplazándose en masa
como un ‘regimiento’ causando distintos daños”, explicó el especialista.

Presencia en todas las etapas


Según Luna, la presencia del gusano se puede establecer en todas las
etapas del cultivo de maíz.

“Podemos encontrarlo desde el inicio, con hojas desarrolladas, hasta


cuando se forma el grano”, continuó. Por ello es una plaga polífaga que
causa severas pérdidas si no se controla oportunamente.

“De acuerdo al comportamiento a campo y su importancia, se encuentra en


el grupo de las plagas constantes que pueden causar daños económicos
anualmente porque está presente durante todo el ciclo de los cultivos”, dijo
el entrevistado.

Además, reconoció que dependiendo del momento del ataque y de su


intensidad se comenzará a evaluar las pérdidas de rendimiento que tendrá
el cultivo en su cosecha.

Vale aclarar que en la Argentina esta plaga incrementó sus densidades


poblacionales en el último período, con creciente impacto sobre maíz y
sorgo.

También en soja
Su aumento poblacional comenzó a repercutir también en soja, aunque la
oleaginosa es de menor preferencia de la plaga comparada con su marcada
avidez por cultivos generalmente de gramíneas (maíz, sorgo, mijo, moha)
y, sobre todo, en lotes con malezas como cuaresma, echinochloa, trigo
guacho, entre otros.

“En referencia al cultivo de maíz los ataques más severos se presentan


durante la fase vegetativa inicial del desarrollo de las plantas, 30 días
después de la siembra, pudiendo llegar a ocasionar pérdidas en el
rendimiento de un 30 a un 64 %, por esto demanda de tres a cuatro
aplicaciones químicas para su control, incrementando así los costos de
producción”, indicó.

Umbrales de acción y tratamiento


Los umbrales económicos establecidos para el control de gusano cogollero
son del orden del 20% en los cultivos de maíz y sorgo, aunque en verdad
no existe un umbral determinado.

Sin embargo, las herramientas más efectivas para el control oportuno del
insecto son la prevención y el monitoreo. En este último, la detección
temprana y la toma de medidas adecuadas son estrategias determinantes
para control efectivo de la plaga.

“El método químico es el más común para el control del gusano cogollero,
donde la efectividad del método radica principalmente en el ingrediente
activo, así como en la calidad y el momento de la aplicación”, indicó Luna.

Para las aspersiones foliares de productos químicos se recomiendan


presiones menores a 70 libras en el aguilón, además de usar boquillas de
tipo abanico (8004), que son las que tiran gotas grandes para que el líquido
escurra por el cogollo y se introduzca hasta donde se encuentra la larva,
aumentando así la eficiencia impidiendo el escape.

Entre las sustancias químicas más utilizadas están los compuestos


fosforados, carbamatos y piretroides, y en la solución se recomienda la
adición de un coadyuvante de tipo surfactante, por ejemplo los siliconados,
que son de mucha utilidad para lograr que la gota escurra hacía el cogollo.

Momento de aplicación
También, en el momento de la aplicación se debe hacer un muestreo
representativo y revisar si la aspersión llega al objetivo, ya que la calidad
de la aplicación se encuentra íntimamente relacionada con el control de la
plaga.

Por último, el especialista, dijo que es fundamental tener en cuenta “el


momento para que los controles sean efectivos”, puesto que el tamaño de
la larva indicará el éxito en el tratamiento.

“No podemos hacer aplicaciones con larvas que sean mayores a medio
centímetro, es decir especies que superen el primero y segundo estadio de
vida”, concluyó Luna.

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