Está en la página 1de 2

EL ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo es la plenitud amorosa, es la expresión misma del amor eterno que une al
Padre con el Hijo; misterio profundo pero del que se nos ha hecho participes.

Jesús dijo: “ el Padre os mandará otro intercesor para que permanezca siempre con vosotros,
ese Espíritu de verdad que el mundo no puede recibir porque ni lo ve, ni lo conoce; vosotros si
lo conocéis porque habita con vosotros y está entre vosotros”. “Más el Paráclito, el Espíritu
Santo a quien el Padre mandará en mi nombre, Ese es el que os enseñará todo y os
recordará las cosas que yo os he dicho”. (Jn. 14, 16;26).

Esta promesa se ha cumplido en Pentecostés, y se cumple en cada persona al ser bautizada


y confirmada.

El Espíritu Santo está actuando insensatamente es el mundo, en la iglesia y en cada persona;


porque de El procede toda inclinación que nos hace amar lo que Dios ama, todo impulso que
nos lleva a unirnos como hermanos, todo deseo de servicio y de justicia, toda lucha contra la
mezquindad y el egoísmo.

Por todo esto, hablar del Espíritu Santo es un reto para nuestro actual ¿mundo cristiano?.....
para nuestra actual ¿sociedad cristiana?.... para nuestra ¿persona cristiana?.....y digo un reto,
porque viendo nuestro panorama, nos encontramos en una sociedad que parece no hacer

1
caso de este Espíritu: sociedad carente de unión, de amor, de solidaridad, dominada por los
poderosos y donde se destruyen los valores de la persona. Cada persona cree tener la
verdad, y tantas veces se le manipula de tal modo que justifique los propios fines y maneras
de actuar, así vaya contra, opriman y despojen al otro hermano.

Las mismas personas que se resignan y se muestran asépticas y pasivas, solo esperando
“hasta cuando Dios quiera que cambien las cosas”, están desoyendo la voz del Espíritu que
nos ha confirmado en la misión de llevar a plenitud el Reino de Dios, o en palabras del apóstol
Pedro: “esperar y acelerar el advenimiento del día de Dios, cielos nuevos y otra tierra nueva
donde tiene su morada la justicia”.

Todas estas actitudes han estado contribuyendo a esconder esa energía actual y vivificante
del Espíritu Santo.

¡PERO ESTA SURGIENDO UNA GRAN ESPERANZA! Signo de que el Espíritu está
encontrando corazones generosos y comprometidos, hombres solidarios con El y que aceptan
gustosos esa fuerza interior que los lleva a das testimonio ante el mundo del Reino de Dios
presente en la historia.

El Espíritu Santo se está haciendo visible en muchas comunidades cristianas, y se hace


visible por las obras de caridad, de comunión, de solidaridad; por la fe y la esperanza que
irradian. Hay esfuerzos, valores y lucha donde había pasividad; palabra profética donde había
silencio, audacia donde había pusilanimidad y miedo; tanto en la misma comunidad como en
sus ministros. Y sobre todo la gran fuerza cristiana que está haciendo y desarrollándose en
los humildes y en los pobres.

Gracias al Espíritu está emergiendo una nueva conciencia en la iglesia; jerarquía y pueblo
actuando en comunión, no se camina hacia un poder sino hacia un auténtico servicio en la
caridad y en el amor, ya no con una autoridad de poder sino con una autoridad de servicio y
diálogo una iglesia inmaculada sino reconociéndose humana y expuesta al error, pero que
lucha por ser autentica y cumplir sus misión.

Este dinamismo infundido por el Espíritu a los hombres, a su iglesia, lleva progresivamente a
cabo el designio de salvación “hasta el día en que Dios sea todo en todas las cosas” (I
Cor.15,28)

¡Demos gracias por ese nuevo pentecostés en la iglesia y terminemos diciendo con gozo y
alegría: “ENVIA SEÑOR TU ESPÍTIRU Y SE RENOVARA LA FAZ DE LA TIERRA”!

También podría gustarte