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Parroquia de La Sagrada Familia

Comunidad Evangelizada y Evangelizadora


Ministerio de Catequesis Permanente
Nivel VII: No son del Mundo

INTRODUCCION

Iniciemos preguntándonos cómo ha sido nuestro caminar durante el tiempo que


tenemos como evangelizados, quizás para algunos ha sido largo y difícil, para otros
ha sido más fácil y quizás otros todavía no han encontrado cuál es el verdadero
camino que es el de Dios, en fin iniciaremos en este primer tema sobre la marcha de
nuestro caminar como evangelizado. Este tema se dará en dos semanas.

TEMA 2: PUEBLO PEREGRINO EN MARCHA


Objetivo: Descubrir que somos un pueblo que camina y, que en ese caminar vamos a
encontrar tropiezos y alegrías, pero que sólo alimentados diariamente con nuestros
medios de crecimiento lograremos un mejor caminar.

Fruto: Que diariamente invoquemos al Espíritu Santo para que nos ayude en nuestro
caminar hacia la meta que es nuestra salvación.

Cita Bíblica a memorizar: “He visto la humillación de mi pueblo en Egipto y


escuchado sus gritos al ser maltratados por sus capataces. Y conozco sus
sufrimientos. He venido para liberar a mi pueblo de la opresión de los egipcios y para
llevarlo a un país grande y fértil”. Éxodo 3, 7-8

EVOCACIÓN DE LA VIVENCIA

Cuántas veces nosotros como cristianos no hemos vivido esos momentos de ser peregrino s.
Hay muchas cosas divinas agradables, plenificantes en el plan de Dios, mientras el hombre
esté sano y la sociedad esté sana y salva, habrá una situación de mayor plenitud, y por lo
tanto de felicidad. Los que salieron de Egipto murieron en el desierto, y los que entraron en la
tierra prometida nacieron en el desierto, era gente aguerrida, sin la mundanidad y el desorden
de la vida egipcia. Egipto es el lugar de la sabiduría humana, los que salieron de allí eran
esclavos, con influencias paganas, con amplios conocimientos en astrología, astronomía, con
conocimientos científicos maravillosos como las pirámides de Egipto, pero con idolatría. Nos
damos cuenta que el pueblo que camino con Moisés, tuvo su momento de duda, ya que ellos
confiaban no en un Dios poderoso y misericordioso sino en el hombre (Moisés), pero hubo
momentos de duda hacia Moisés, de reclamos, etc. Así somos nosotros, muchas veces
confiamos más en los hombres que en Dios, todavía tenemos dioses, vivimos de falsos
valores.
Somos un pueblo peregrino, en marcha, en camino hacia la tierra prometida, que es nuestra
meta definitiva. Consiguientemente todo lo temporal y secular, todo lo material es relativo y
no podemos ni debemos absolutizarlos, y sólo enfrascarnos en ellos como que fueran
definitivos. Cada uno pregúntese y examínese cómo es su vida, que valores lo atraen, busca y
quiere vivir: temporales o eternos, materiales o espirituales. ¿Qué escala de valores se tiene,
cuáles se buscan predominantemente?

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ILUMINACION BIBLICA Y DOCTRINAL

Los cristianos de hoy día somos semejantes a los hebreos en el desierto. Somos semejantes a
forasteros, a peregrinos en camino a la Tierra Prometida. El diablo tratará de desanimarnos, pero
no hay que rendirse ni abandonar la carrera. Algún día entraremos en nuestro reposo, lo mismo
que ellos entraron en su reposo.

Durante su peregrinaje, María escogió caminar en los pasos de los grandes personajes tan
llenos de fe del Antiguo Testamento. Abraham como el ejemplo preeminente de fe. En él,
María encontró a alguien digno de imitación, a un verdadero padre. Ella lo menciona en el
Magnificat: “Acogió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia. Según lo que había
prometido a nuestros padres, Abraham y su descendencia para siempre.” (Lucas 1:54-55)
Abraham es un modelo extraordinario de obediencia y fe.
En la Epístola a los Hebreos leemos: “Por la fe, Abraham, al ser llamado, obedeció y salió
hacia la tierra que había de recibir en herencia, pero sin saber dónde iba. Por la fe moró en la
tierra de sus promesas como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y
Jacob, coherederos de la misma promesa. Porque esperaba él ciudad asentada sobre firmes
cimientos, cuyo arquitecto y constructor sería Dios.” (Hebreos 11, 8-10)

Al igual que Abraham, María obedeció sin conocer todos los detalles del plan de Dios y así
comenzó la gran aventura de ser la Madre de Dios, confiando que Él la guiaría y le enseñaría
el camino. (Cf. Mateo 2, 13-23). Para María, la Anunciación fue el punto de partida,
empezando el peregrinaje que la llevaría hasta Monte Calvario...y más allá. Toda su vida.

Como hijos de esta Madre, estamos llamados a imitar su fe. Su peregrinar de fe es una fuente
constante a donde podemos acudir. Cuando alguna crisis nos abrume, miremos a María y
meditemos en su peregrinación. ¡Qué gran consolación encontramos cuando hacemos esto!
Pero no es el tipo de consolación que dice: “No temas, pues no volverás a sufrir”. Pero más
bien la consolación que nos dice: “No temas, Dios te ama y jamás te abandonará”.

Veamos algunas lecturas en las que Dios invitó a CAMINAR a unos hombres. Hombres que se
llamaban Abraham, Samuel, Jeremías... y otros más. Dios les llamó y les mostró el CAMINO.

 Abraham: "Sal de tu tierra y de la casa de tu padre..." (Gen 12, 1-7)


 Jeremías: "El Señor me dirigió la palabra: antes de formarte en el vientre te escogí;
antes de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta..." (Jer 1,4ss).
 Samuel: "Llamó Yahvéh: "¡Samuel, Samuel!" El respondió: "¡Aquí estoy!" y corrió
donde Elí..." (1 Sam 3, 1-18):

Está claro que algo misterioso inesperado, les está ocurriendo a estos hombres. Sienten que
estas palabras van dirigidas a ellos y, aunque sientan miedo y se dan cuenta de lo poco que
valen, se hacen cargo también de lo mucho que hay que hacer y de su responsabilidad.
Sienten una fuerza irresistible que les impulsa a dejarlo TODO y A PONERSE EN CAMINO.

Dispongámonos a presentar nuestro corazón con disponibilidad total como Abraham, que
obedeció a la llamada sin saber a dónde iba, y como Isaac y Jacob, herederos de la promesa
(Hebreos 11,2), para que como a ellos, el Señor resucitado, nos pueda sentar hoy en el
banquete que nos ha preparado y que él mismo nos va a servir para que crezca en nosotros
su reino.

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SEGUNDA SEMANA

Tomado de la página Cátolica MERCABA.

“Peregrinar exige como condición indispensable la de abandonar. Conocemos a mucha gente que está
atada a sus costumbres de tal manera que les resultaría imposible viajar. Tienen medios para hacerlo,
pero ¡sólo pensar que ahí dejan su perrito y sus gallinas, y que deberán dormir después en otra
cama...! Intentar peregrinar sin abandonar es pretender la cuadratura del círculo. Espiritualmente
también esto es verdadero. Es necesario desinstalarnos, constantemente, porque nos estamos
arraigando sin cesar, como la araña que teje de nuevo la tela que un golpe ha desgarrado, como la
yedra que encuentra siempre un trozo de muro donde engancharse. Es necesario que nos guardemos
de estar apegados a nuestros hábitos, ¡aunque sean buenos! Precisamente porque son buenos nos
parecerán respetables; pero, por el hecho de ser hábitos, son perjudiciales.

Pensemos en todos aquellos que en el Antiguo Testamento recibieron de Dios un llamamiento


importante e «incómodo». Recordemos, por ejemplo, a Jonás: «La Palabra de Yahvé llegó a Jonás,
diciéndole: Levántate y ve a Nínive. Jonás levantóse para huir» (Jon. 1, 1-3). Es sorprendente constatar
cómo frecuentemente obliga a los que le sirven a ponerse en camino. Y no solamente las personas, sino
también el Pueblo de Dios todo entero se convirtió en nómada por obediencia al Señor. Abandonó un
cierto confort en Egipto por seguir aquella aventura; sin embargo, echará de menos aquel confort
relativo y no cesará de reprochar a Moisés la aventura a la cual le ha arrastrado. «Ellos dijeron a
Moisés: ¿Es que no había sepulcros en Egipto, que nos has traído al desierto a morir? ¿Qué es lo que
nos has hecho con sacarnos de Egipto?» Éxodo 16, 11). «Los hijos de Israel decían: «Por qué no hemos
muerto de mano de Yahvé en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y nos
hartábamos de pan? Nos habéis traído al desierto para matar de hambre a toda esta muchedumbre»
(Ex 16, 3).

Realizaremos la siguiente dinámica:

Iniciar cantando: NO PODEMOS CAMINAR, CON HAMBRE BAJO EL SOL…. IGLESIA PEREGRINA.

Primer momento:
Realizamos una peregrinación mental de nuestra vida pasada y llegar hasta el momento que
estamos viviendo o si hay espacio en el lugar que nos reunimos por ejemplo un patio, la sala
etc. Ir pensando en cada uno de esos momentos de nuestra vida. O poner flechas en donde
podríamos hacer el recorrido.  Lo importante es que cada participante debe conocer el
recorrido que van a realizar y hacia donde van. Se planifican oraciones o canciones para el
camino.
 
Segundo momento:
Después de realizada la peregrinación se conversa acerca de qué es lo importante en una
peregrinación. Se pueden buscar recortes de revista de peregrinaciones o invitar a alguien que
haya ido a alguna, para que nos cuente sus experiencias.
 
¿Por qué peregrinan?

Porque tienen una meta. Quieren llegar a algún sitio. Pero, lo más importante, lo que da
sentido a la llegada, es el camino. No siente lo mismo el que va en auto tranquilamente que el
que va caminando.
 
¿Por qué no?

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Porque en el camino las personas se encuentran, se ayudan, comparten el frío, el calor, el
hambre, la oración... Se conocen y se alegran porque los une el mismo amor. Sienten que son
todos hermanos, y que no importa quién llega primero, sino que todos lleguen.
 
Tercer momento:
 
·        ¿Se puede comparar la vida con una peregrinación?
·        ¿Cuál es la meta?
·        ¿Cuál es el camino?
·        ¿Cómo alcanzamos el destino?
 
Conversamos: La vida es una peregrinación hacia la casa del padre. Caminamos como pueblo
hacia la vida eterna. Nos acercamos a recibir a Jesús de una manera especial: peregrinamos
juntos hacia al altar donde Jesús nos espera bajo la forma de pan y vino para alimentarnos.

Retomemos las siguientes lecturas: Gen 12, 1-7 y Mateo 2, 13-23

 Reflexionar las siguientes preguntas de acuerdo a las lecturas leídas:

¿Cuál es el mensaje de estas dos lecturas?


¿Cómo reaccionan Abraham y María?
¿Cómo deberíamos reaccionar nosotros ante las dificultades?
¿Qué tipo de alimento necesitamos para vivir?
 
COMPROMISO:

Para el verdadero creyente:

1- Esta vida no es mas que un peregrinar. Por lo tanto, ningún deleite terrenal, jamás podrá
satisfacer el anhelo de su alma.

2- El verdadero creyente se siente en este mundo como el extranjero lejos de su patria en


puertos extraños y ambiente hostil, su único pensamiento y anhelo es regresar a casa.

Podemos iniciar con este nuevo NIVEL comprometiéndonos a dar un paso más y dándole una
respuesta concreta de lo que Dios quiere que realicemos en nuestro caminar. ¿De qué manera
estas dispuesto a comprometerte?

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