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Valeria Thus es abogada (diploma de honor) de la Facultad de Derecho de la UBA. Doctora en Derecho
Penal, Magíster en Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Especialista en Derecho Penal
(UBA). Cursa el posdoctorado en derecho penal en la Facultad de Derecho (UBA). Docente del
Departamento de Derecho Penal y Criminología. Integra el Grupo de Estudios Críticos en Política, Derecho y
Sociedad (PoDeS) - IIGG-GIOJA. Dicta en grado y posgrado el seminario “Negacionismo y Derecho Penal”.
Es codirectora del Proyecto DECyT “Negacionismo y Derecho Penal” (2020/2022). Coordina el
Programa Justicia y Memoria y el seminario “Los/las estudiantes vamos a los Juicios” de la Secretaría de
Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil. Coordina el Programa Género y Derecho dependiente de
la Secretaría de Investigación de la mencionada Facultad. Ha publicado el libro “Negacionismo y
Derecho Penal” (Ediciones Didot, 2020), diversos artículos en revistas científicas y participado de
eventos académicos nacionales e internacionales. Es Representante Titular por la UBA ante la Red
Interuniversitaria de Derechos Humanos (RIDDHH) y la Red Interuniversitaria sobre Género (RUGE),
ambas del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Contacto: vthus@derecho.uba.ar
La persecución penal del negacionismo. Desafíos del liberalismo del Siglo
XXI.
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Negacionismo es hoy un término usado para describir un fenómeno cultural, político y jurídico, que se
manifiesta en comportamientos y discursos que tienen en común la negación, al menos parcial, de la
realidad de los hechos históricos percibidos por la mayor parte de la gente como hechos de máxima
injusticia- sea en su conceptualización como graves violaciones a los derechos humanos (desde el derecho
internacional de los derechos humanos) o crímenes internacionales (desde el derecho penal
internacional)- y, por tanto, objeto de procesos de elaboración científica y/o judicial de las
responsabilidades que se derivan de ellos (Luther, Jorg, “El antinegacionismo en la experiencia jurídica
alemana y comparada”, ponencia presentada en el Congreso “Historia, verdad, derecho” del 4 de abril de
2008 en Roma, publicado en REDCE, n° 9, enero-junio de 2008, pp.249).
2
Cohen, Stanley, Estados de negación. Ensayo sobre atrocidades y sufrimiento, Buenos Aires, Depto. de
Publicaciones de la Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires, 2005.
Si bien el ordenamiento jurídico brinda una numerosa oferta de respuestas
jurídicas para saldar sus cuentas con el pasado en los últimos años se ha recurrido al
derecho penal, es decir, a la faz más represiva de todo Estado de derecho, para dar
respuesta a la preocupante expansión de los fenómenos negacionistas con el objeto de
procurar y garantizar un ejercicio responsable de la memoria como modo de evitar que
este tipo de acontecimiento límite 3 se produzca en el futuro. Cada vez más, el sistema
penal contemporáneo se caracteriza por la multiplicidad y heterogeneidad de los niveles
de protección, en donde el derecho y la pena son vistos como instrumentos de
protección mnemónica preventiva contra estas prácticas.
La tendencia general es que “debemos recordar” para evitar el debilitamiento
progresivo de un pilar de la sociedad democrática, es decir la memoria colectiva de
crímenes significativos para la historia y el derecho penal es utilizado para perseguir los
objetivos de narrar y reafirmar memorias históricas 4. Vale recordar que las razones
políticas detrás de las leyes antinegacionistas incluyen la sensibilidad para con las
víctimas de los crímenes de Estado,5 la (correcta) percepción de que ninguna denuncia o
argumento erudito prevalecerá contra los negacionistas y la preocupación acerca de un
recrudecimiento de estos discursos en el contexto de retornos de neofascismos o
corrientes/ideologías totalitarias especialmente en Europa, pero también en nuestra
región. Por ello es importante precisar que el problema negacionista no es, como se
suele sostener, un debate entre la memoria y el olvido; los discursos negacionistas son
en la actualidad mucho más refinados, sutiles, subterráneos. Sino más bien sobre qué
tipo de memoria vamos a priorizar para evitar las consecuencias reorganizadoras de las
prácticas sociales genocidas y cómo entonces encaja, se inserta al derecho como
política pública de confrontación a estos discursos.
El presente trabajo aborda los ejes problemáticos en torno a la criminalización
del negacionismo, la relación tensionada con la libertad de expresión, su
conceptualización como discursos de odio, las diversas respuestas de los sistemas de
protección de derechos humanos y el rol de la memoria como dirimente normativo,
incorporando la temporalidad (el pasado) y la dimensión asimétrica en el universal (no
discriminación).
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Este modelo de libertad de expresión como libertad positiva que fuera adoptado por Alemania a partir
de la Segunda Guerra Mundial–modelo de la democracia militante–, ha establecido una serie de valores
públicos en su Constitución que son un compromiso activo para evitar los errores del pasado, en lo que se
conoce con la expresión “Nunca Más”, todo lo cual supone que la dignidad humana sea considerada
intangible y que la libertad de expresión se considere un derecho fundamental que se debe ponderar con
otros derechos según las circunstancias del caso. Por lo tanto, cuando los casos presentan hechos en los
que la dignidad humana y la libertad de expresión colisionan, la libertad de expresión debe ceder. El
concepto de democracia militante procede, como es sabido, del título del trabajo que Karl Loewenstein
publicó en 1937 desde su exilio estadounidense (ver: Loewenstein, Karl, “Militant Democracy and
Fundamental Rights”, The American Political Science Review, vol. XXXI, nº 3, pp. 417 y ss, y vol.
XXXI, nº 4, pp. 638 y ss., ambos de 1937). Se trata de “un concepto de combate, concebido para agitar
las conciencias frente a la legalistic self complacent” de unas democracias ingenuas, e incapaces de
advertir que sus reglas estaban siendo (en las palabras de Loewenstein) el “caballo de Troya a cuyos
lomos el enemigo invade la ciudad”. (Para un análisis exhaustivo del mencionado concepto y su
aplicación en Europa y en particular en España, ver: Revenga Sánchez, Miguel, “El tránsito hacia (y la
lucha por) la Democracia Militante en España”, Revista de derecho político, Madrid, n° 62, 2005, p.15).
internacional y regional, tienen que encuadrarse, como mínimo, en los siguientes
parámetros: 1) Nadie debe ser penado por decir la verdad;2) Nadie debe ser penado por
divulgar expresiones de odio a menos que se demuestre que las divulga con la intención
de incitar a la discriminación, la hostilidad o la violencia; 3) Debe respetarse el derecho
de los periodistas a decidir sobre la mejor forma de transmitir información y comunicar
ideas al público, en particular cuando informan sobre racismo e intolerancia; 4) Nadie
debe ser sometido a censura previa y 5) Toda imposición de sanciones por la justicia
debe estar en estricta conformidad con el principio de la proporcionalidad.7
Más recientemente, se han emitido una serie de documentos en contra de la
punición de las leyes memoriales. Se destacan: a) el informe RELE, del 7/9/2012 (UN
Doc A/67/357), párrafos 55 y recomendaciones de los párrafos 78 y 79;8y b) del informe
del Experto independiente sobre la promoción de un orden internacional democrático y
equitativo, Alfred-Maurice de Zayas remitido al Comité de Derechos Humanos, del
1/7/2013 (UN. Doc. A/HRC/24/38), párrafos 37 y 38. 9 En ambos documentos se
sostiene que las leyes que penalizan la expresión de opiniones sobre hechos históricos
son incompatibles con el PIDCyP.
Esta mirada se mantiene en el informe de la RELE sobre libertad académica del
año 2020, donde se sostiene con relación al negacionismo académico que, aunque se
caracterice apropiadamente como pseudocientífica, polémica, impulsada por la defensa
de los derechos o antisemita o racista, debe dejarse en manos de las estructuras de
autogobierno académicas, mientras que el discurso del odio debe tratarse de modo
diferente.
Por el contrario, desde la perspectiva de la igualdad como no discriminación y
la lucha contra los discursos del odio, las leyes memoriales no se encontrarían
prohibidas porque el fenómeno negacionista se encuentra en el centro de las
preocupaciones por los organismos de monitoreo y la propia Asamblea General.
Además del establecimiento de la Jornada Internacional de la Memoria, se destaca la
resolución A/61/L.53, adoptada por unanimidad –salvo el disenso de Irán- del
26/1/2007 y que condena “todo intento de negar o minimizar el Holocausto”.
Posteriormente, se adopta la resolución 70/139, “Combatir la glorificación del nazismo,
neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de
racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”, del
17/12/2015, por la cual se condena, sin reservas, toda negación o intento de negación
del Holocausto (párrafo 10) y exhorta a los Estados para que adopten medidas, incluso
legislativas, para el cumplimiento de la ley y educativas, a fin de poner fin a todas las
formas de negación del Holocausto (párrafo 11).
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Disponible en: http://www.article19.org/docimages/951.htm
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Se exhorta a los Estados a abolir las leyes que prohíben el debate sobre acontecimientos históricos, a la
vez que recomienda que solo los casos graves y extremos de incitación al odio se tipifiquen como delitos
penales, debiéndose atender a los criterios estrictos y sólidos como: gravedad, intención, contenido,
alcance, posibilidad o probabilidad que cause perjuicios, inminencia y contexto.
9
Se considera que las leyes sobre la memoria histórica tienen implicaciones y consecuencias totalitarias,
violan la dignidad humana, el derecho a un debate abierto, la libertad académica y provocan el
estancamiento intelectual y la autocensura.
Por su parte, el Comité de Naciones Unidas contra la eliminación de la
discriminación racial (CERD) ha emitido una serie de documentos sobre este tópico.
Entre los primeros antecedentes, se destacan entre otros: a) UN Doc. A/52/18 (supp),
del 26/9/97, párrafos 217 y 226, donde se criticaba a Alemania y Bélgica en el año 1997
por no ampliar las leyes contra la negación del Holocausto a los diversos tipos de
genocidio; b) la Declaración y el Programa de Acción de Durban aprobados el 8/9/2001
por la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y
las Formas Conexas de Intolerancia, en particular el párrafo 2 de la Declaración y el
párrafo 86 del Programa de Acción, así como las disposiciones pertinentes del
documento final de la Conferencia de Examen de Durban, del 24/4/2009, en particular
sus párrafos 11 y 54. Allí se resolvió prohibir plena y eficazmente toda apología al odio
nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o
la violencia y hacer efectiva esta disposición mediante la adopción de las medidas
legislativas y judiciales que sean necesarias.
Al seguir esta línea de trabajo, debe mencionarse asimismo el Plan de Acción de
Rabat de 2012 que recomienda se haga una distinción clara entre (a) expresión
constitutiva de delito penal, (b) expresión que no es penalmente punible, pero que puede
justificar un procedimiento civil o sanciones administrativas y (c) expresión que no da
lugar a sanciones penales o civiles pero que, aun así, plantea problemas de tolerancia,
civismo y respeto a los derechos de los demás.
Afirma Elósegui Itxaso que
se ha elaborado una prueba que consta de seis partes para definir
un umbral que permita establecer adecuadamente qué tipos de
expresiones constituyen delito en el derecho penal: el contexto,
el orador, la intención del orador, el contenido y forma del
discurso, el alcance y la magnitud de la expresión, y la
posibilidad de que se produzca un daño así como su
inminencia.10
Continuando con los lineamientos del Plan Rabat, la Recomendación General
Número 35, La lucha contra el discurso de odio racista, del 26/9/2013 (UN Doc.
CERD/C/GC/35), en sus párrafos 14 y 15 recomienda que la denegación pública de
delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad, definidos por el derecho
internacional, o el intento de justificarlos se declaren actos punibles conforme a la ley,
siempre que constituyan claramente incitación a la violencia o el odio racial.
Considerando el Comité que deben tenerse en cuenta los siguientes factores
contextuales: a) el contenido y la forma del discurso; b) el clima económico, social y
político que prevalecía en el momento en que se formuló y difundió el discurso; c) la
posición o condición del emisor del discurso en la sociedad y el público al que se dirige
el discurso; d) el alcance del discurso y e) los objetivos del discurso.
Más recientemente, se destaca el Informe del Relator Especial sobre las formas
contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de
intolerancia, del 11/8/2016, (A/71/325), donde reitera su absoluta condena de toda
negación o intento de negación del Holocausto y todas las manifestaciones de
intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra las personas o las
comunidades sobre la base del origen étnico o las creencias religiosas. A la vez que
exhorta a la preservación activa de los lugares que durante el Holocausto sirvieron como
campos de exterminio, concentración y trabajo forzoso y cárceles nazis, y alienta a los
10
Elósegui Itxaso, María, “Las recomendaciones de la ECRI sobre discurso del odio y la adecuación del
ordenamiento jurídico español a las mismas”, Revista General de Derecho Canónico y Eclesiástico del
Estado, Número 44, 2017, p. 7.
Estados a que adopten medidas de índole legislativa y educativa para poner fin a la
negación del Holocausto (párrafo 80).
En el informe de la RELE sobre discurso de odio de 2019, se afirma que la
respuesta penal o la aplicación de cualquier restricción de la negación de la exactitud
histórica de atrocidades debe entrañar la evaluación de los factores señalados en el Plan
de Acción de Rabat.
aquel. La negación es entonces una característica típica del momento inmediato posterior al
aniquilamiento: y configura un modo de ayudar a los genocidas y cómplices para evadir la
responsabilidad de sus actos. Cuando se habla de las consecuencias o secuelas del genocidio a largo
plazo, el término que mejor captura este proceso es el de “consolidación”. (Theriault, Henry, “Denial of
ongoing Atrocities as a Rationale for Not Attempting to Prevent or Intervene”, Impediments to the
Prevention and Interventtion of Genocide, Genocide: a critical Bibliographic Review, Volume 9, Samuel
Totten Editor, Transaction Publishers, New Brunswick and London, 2014, pp. 47/75).
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Lemkin, Raphael, El dominio del Eje en la Europa ocupada, Buenos Aires, Ed. Prometeo, Untref,
2008.
14
Existe un pacto denegativo cuando se establece un acuerdo inconsciente a nivel social en la exclusión
de toda referencia al suceso traumático. De este modo se producen mecanismos colectivos de ajenización
y distanciamiento a través de un proceso narrativo que excluye deliberadamente a la primera persona y se
estructura como la narración de algo ocurrido a otros. Por su parte la “ideología del sinsentido” constituye
un momento superior del proceso de represión, que lejos de desafiar el pacto denegativo busca instalarlo
en el plano de la conciencia, otorgarle una solidez narrativa y restablecer algún tipo de coherencia
identitaria al anular la propia existencia del yo previamente arrasado. (Feierstein, Daniel, Memoria y
representaciones, Buenos Aires, Ed. Fondo de Cultura, 2012, p. 79).
Sabemos que la estrategia negacionista procura, mediante la negación de la
cantidad e identidad de las víctimas, borrarlas de un plumazo y define las estructuras
sociales previas al genocidio como inexistentes.
No se trata solamente de hacer desaparecer los cuerpos, sino también los
recuerdos de los seres vivientes que ellos fueron, sus trayectorias, deseos, expectativas,
militancias, sus modos de ser y sentir social, las luchas que encarnaron, qué tipo de
relaciones sociales resultaban hegemónicas previas al aniquilamiento, cómo eran las
condiciones económicas, culturales, políticas e ideológicas previas al genocidio. A su
vez se niega el contenido simbólico de la lucha por la memoria del genocidio que
encarnan siempre de modo activo los sobrevivientes y los familiares (parte de la
sociedad civil), pero también las políticas públicas estatales de reconocimiento. Allí
radica su mayor gravedad: un sinsentido del pasado que se materializa en un sinsentido
del presente.
Por eso se piensa a los discursos negacionistas como afectación a la dignidad
humana de las víctimas (sobrevivientes y familiares) y al derecho/deber a la memoria de
la sociedad. Algo que también se destaca en el informe sobre procesos de
memorialización de la ONU al sostener que las voces de las víctimas de violaciones a
los derechos humanos deben ocupar un espacio privilegiado en la construcción de la
memoria (recomendación 109).
Bibliografía
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Bustos Gisbert, Rafael, “Libertad de expresión y discurso negacionista” en Revenga Sanchez, Miguel,
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Sen ha expresado: “¿Por qué cualquier violación de la libertad por significativa que sea, tiene que ser
invariablemente considerada como más grave para una persona o una sociedad que el sufrimiento del
hambre, las epidemias y otras calamidades? (…) tenemos que distinguir entre dar cierta prioridad a la
libertad y la exigencia extremista de conceder una prioridad lexicográfica a la libertad de suerte que
consideremos que la menor ganancia de libertad–no importa cuán pequeña– es razón suficiente para hacer
sacrificios enormes en otros bienes de una buena vida–no importa cuán grandes–”. (Sen, Amartya, La
idea de la justicia, Buenos aires, Ed. Aguilar-Altea-Taurus-Alfaguara, 2011, p. 330).
Cohen, Stanley, Estados de negación. Ensayo sobre atrocidades y sufrimiento, Buenos Aires, Depto. de
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Elósegui Itxaso, María, “Las recomendaciones de la ECRI sobre discurso del odio y la adecuación del
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Feierstein, Daniel, Juicios. Sobre la elaboración del genocidio II, Buenos Aires, Ed. Fondo de Cultura,
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Lemkin, Raphael, El dominio del Eje en la Europa ocupada, Buenos Aires, Ed. Prometeo, Untref, 2008
Luther, Jorg, “El antinegacionismo en la experiencia jurídica alemana y comparada”, ponencia presentada
en el Congreso “Historia, verdad, derecho” del 4 de abril de 2008 en Roma, publicado en REDCE, n° 9,
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Revenga Sánchez, Miguel, “El tránsito hacia (y la lucha por) la Democracia Militante en España”,
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Sen, Amartya, La idea de la justicia, Buenos aires, Ed. Aguilar-Altea-Taurus-Alfaguara, 2011, p. 330).
Theriault, Henry, “Denial of on going Atrocities as a Rationale for Not Attempting to Preventor
Intervene”, en Impediments to the Prevention and Interventtion of Genocide, Genocide: a critical
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London, 2014, pp. 47/75.
Thus, Valeria, Negacionismo y Derecho Penal, Buenos Aires, Ed. Didot, 2020.
Thus, Valeria, “Daño negacionista y derecho penal: Resignificando la lesividad en el siglo de los
genocidios”, Revista Jurídica de la Universidad de Palermo, Año 18, Número 2, noviembre 2020, ISSN
0328-5642, pp. 31/54. Articulo seleccionado para publicación oficial de la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación “Repertorios: perspectivas y debates en clave de Derechos Humanos:
negacionismo”, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Secretaría de Derechos
Humanos, 2021, ISBN 978-987-4017-35-2.