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Los residuos son inherentes a la actividad de todo ser vivo. Más aún, los desechos de animales
y plantas sirvieron para la vida de los ecosistemas. El hombre en su actividad también ha
producido desperdicios. No obstante, ¿qué es lo que ha ocurrido para que hoy consideremos
como problema la presencia de residuos? La respuesta está ligada al incremento constante del
nivel de generación de residuos, lo que ha originado un desequilibrio entre la biósfera del
planeta y las actividades humanas. (Otero, 2018, p.5).
Según la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos N° 1278, artículo 34 establece que tanto
los generadores de residuos sólidos municipales como los no municipales tienen la obligación
de entregar en forma separada y selectiva los residuos sólidos al personal autorizado de sus
respectivas municipalidades, con este procedimiento se persigue facilitar el aprovechamiento,
valorización y su disposición final. (Blas, 2020, p.23)
Entre las causas más importantes destacan, el inadecuado servicio de limpieza pública con
escasez de equipamiento y de personal técnico, la existencia de un botadero a cielo abierto
que esparce la basura con dirección a la ciudad por efectos del viento, el crecimiento
desordenado de la población y del comercio, y la actual actividad minera, profundizan el
problema y pone en peligro la salud de la población de la localidad en su conjunto y aumenta
la contaminación ambiental. (Cardozo, 2017, p.14).
Nuestro planeta está atravesando por una serie de cambios que están afectando y
transformando los estilos de vida a los que hemos estado acostumbrados. Una parte
importante de los cambios que están ocurriendo en nuestro planeta se atribuyen a problemas
ambientales generados especialmente por el ser humano como, por ejemplo, la mala
disposición final de los residuos sólidos, la incineración incorrecta de los residuos sólidos, la
falta de una cultura de reciclaje y reutilización de los residuos generados en las actividades del
hombre, el cambio climático, la escasez y contaminación del agua, la pérdida de la
biodiversidad, entre otros. (Bardales, et al, 2015, p 2).