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Totalitarismo Japonés

El militarismo japonés fue una ideología que surgió en


Japón a principios del siglo XX y que promovía la expansión
territorial y la supremacía militar del país.Esta ideología
se basaba en la creencia de que Japón debía convertirse en
una potencia mundial y que la fuerza militar era esencial
para lograrlo. El militarismo japonés fue una de las
principales causas de la Segunda Guerra Mundial y llevó a
Japón a invadir y conquistar muchos países en Asia y el
Pacífico.

Después de la guerra, el militarismo japonés fue


desalentado y prohibido por el gobierno de los Estados
Unidos como parte de la ocupación del país.

Características

• Priorización de la fuerza militar y la preparación para


la guerra.

• Creencia en la supremacía racial y cultural de Japón.

• Nacionalismo y patriotismo exagerados.

• Control gubernamental estricto sobre la sociedad y la


economía.

• Propaganda y censura para promover la ideología


militarista.

• Control del gobierno y el ejército por parte de un


pequeño grupo de líderes militares.

• Represión de la disidencia y la oposición política.

• Estrategias de expansión territorial y colonización de


otros países.

• Culto a los líderes militares y a los símbolos


nacionales.

• Desprecio por los derechos humanos y la dignidad de los


enemigos y los pueblos conquistados.

Hiroito

Hirohito fue el 124.º emperador de Japón según el orden de


sucesión tradicional, reinando sobre el Imperio de Japón
desde el 25 de diciembre de 1926 hasta el 2 de mayo de
1947, después siendo emperador del estado de Japón hasta su
muerte. Subió al trono tras la muerte de su padre
Yoshihito.

Lunes, 10 de Junio de 2019, 11:00 Tiempo de lectura:2 min.


an a que el Hirohito fuera juzgado no porque pensaran que
era inocente, sino porque creían que ese acto de
culpabilidad iba a exonerar del castigo a otros importantes
criminales de guerra.
En la imagen de un Hirohito pacifista, Washington
encontraba un instrumento útil para la transformación
democrática de Japón y, posteriormente, para convertirlo en
aliado contra el comunismo.

Asesinatos en masa

El incidente más infausto durante este periodo fue la


Masacre de Nankín de 1937-1938, cuando el ejército japonés
masacró a doscientos mil civiles y prisioneros de guerra,
según el Tribunal Penal Militar Internacional para el
Lejano Oriente, aunque el número aceptado se encuentra en
centenas de miles

Otro
Hirohito, inclinado a comportarse como un monarca
constitucional al estilo europeo, luchó mientras pudo
contra esas tendencias, castigando a los culpables
(especialmente con ocasión de la insurrección militar de
1936). Sin embargo, atenazado por el temor a perder el
trono, acabó por admitir la política imperialista que
impusieron los militares desde que estalló la guerra con
China (1937), así como el alineamiento con la Alemania nazi

y el ataque a Estados Unidos, que hicieron entrar a Japón


en la Segunda Guerra Mundial (1941).

Durante toda la contienda permaneció en su palacio de


Tokyo, sufriendo los bombardeos para compartir la suerte de
sus súbditos; y fue él quien, después de que los americanos
lanzaran las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki,
impuso la inevitable rendición en 1945 y la anunció por
radio a los japoneses.

Contra todo pronóstico, los aliados aceptaron el criterio


del general MacArthur de mantener al emperador como
garantía de estabilidad y de reconstrucción del Japón
vencido. Se abría así una época de grandes reformas, que se
inició con la declaración pública de Hirohito de su
carácter humano, que acababa con la ficción de la monarquía
sagrada tradicional (1946); durante la ocupación
norteamericana, la implantación de la democracia en Japón
le obligó a realizar un gran esfuerzo personal, asumiendo
un papel meramente simbólico sin influencia política
efectiva y saliendo de la corte para conocer directamente
la realidad del país.

Adaptado a la nueva situación, presidió un proceso de


occidentalización y de crecimiento económico espectacular,
refugiándose en el estudio de la biología marina, en la que
llegó a ser especialista. Fue el primer emperador japonés
que viajó al extranjero (a Europa y Estados Unidos, en los
años setenta). Al morir le sucedió su hijo Akihito.

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