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EL MUNDO DE LA LUNA

 
 
 
Personajes

 
ECCLITICO Un astrólogo embaucador Tenor

BUONAFEDE Un burgués crédulo Bajo

FLAMINIA Hija de Buonafede Soprano

CLARICE Hija de Buonafede Soprano

LISETTA Doncella de Buonafede Soprano

ERNESTO Amigo de Ecclitico Baritono

CECCO Criado de Ernesto Tenor


       
             
 
La acción se desarrolla en una ciudad indeterminada a mediados del siglo
XVIII.
ACTO PRIMERO

Escena Primera

(Noche de luna con cielo estrellado. Terraza en


la casa de Ecclitico con un torreón-observatorio
y un gran telescopio sobre dos caballetes. Cuatro
faroles iluminan la terraza)

1a - Coro

ECCLITICO, CUATRO DISCÍPULOS


¡Oh, luna brillante,
hermana de Febo,
que cándida y hermosa
resplandeces en lo alto!
Haz que nuestros ojos
se acerquen a los tuyos,
y muéstranos
qué cosa eres tú.

Recitativo

ECCLITICO
¡Basta, basta, discípulos míos!
A la triforme diosa vuestras voces ya llegaron
y dentro de poco seréis correspondidos.
¡Vamos, rápido, cargad en andas
el archimaximotelescopio
de última generación!
Colocadlo en ángulo recto
sobre el observatorio.
Así podréis observar
dos astros en su sínodo:
la luna entrando en conjunción con el sol;
lo que vulgarmente llaman un eclipse.
¡Vamos, vamos, rápido,
antes que Cinzia, la luna, vuelva a ocultarse!

1b - Coro

CUATRO DISCÍPULOS
Tomemos, hermanos,
el gran telescopio,
que no microscopio,
o sea el archimaximotelescopio.
Veamos si la luna
gira en torno
a un mundo de paz,
repleto de gente mortal.

(toman el telecopio y lo llevan al observatorio,


donde se ve asomar la parte superior del mismo)

Recitativo

ECCLITICO
¡Oh, qué grandes y hermosas cosas
tengo intención de enseñar
a los que nada saben de la naturaleza!
¡Oh, qué gran y hermoso oficio es la impostura!
Quien finge sabiduría acrecienta su capital,
quien consigue un tesoro,
quien dispensa secretos,
quien habla de los planetas,
quien vende mercancía
con falsa hipocresía,
y quien finge nombre, título y prestigio.
¡Oh, qué gran y hermoso oficio es la impostura!
Yo hago mi parte con falsa astrología,
engañando al mismo tiempo
a tontos y eruditos.
Un buen cazador siempre encuentra su presa.
¡He ahí uno!
Aquí llega el buen señor Buonafede.
A él, que todo lo cree,
con un aparatito
inventado por mi sutil ingenio,
pienso darle un golpe genial.

Escena Segunda

(Buonafede y los anteriores)

Recitativo

BUONAFEDE
¿Se puede entrar?
ECCLITICO
¡Sí, adelante, por favor!

BUONAFEDE
A sus órdenes, señor Ecclitico.
¿En qué está usted entretenido?

ECCLITICO
Estoy especulando sobre varias estrellas.
Estaba considerando
la analogía que une
a las esferas errantes:
La Cabeza de Medusa, el Can Celeste,
al Corazón del León, la Espiga de Oro,
la Osa Mayor y el Ojo de Tauro.

BUONAFEDE
¡Ah, qué cosas tan hermosas!
También yo disfruto de la astrología;
pero lo que me apena,
es el no saber encontrar una teoría
que me explique qué cosa es la luna.

ECCLITICO
La luna es un cuerpo diáfano
que está iluminado por los rayos del sol;
pero en ese bello cuerpo luminoso y redondo,
¿quién lo creería? hay otro mundo.

BUONAFEDE
¡Oh! ¿Qué me dice usted?
¿Hay allá otro mundo?
Pero, ¿qué son esas señales
que se observan en el cuerpo de la luna?
Recuerdo que un día mi abuela,
que no estaba loca,
me dijo que tenía ojos y boca.

ECCLITICO
¡Tonterías! Las manchas oscuras
del mundo lunar son colinas y montañas.
No montañas pedregosas como las nuestras,
sino formadas por una tenue materia,
la cuál se aplasta y cede
ante la presión del pie;
y luego se levanta sin rajarse.
En donde el hombre pisa
no queda huella.

BUONAFEDE
¡Ah, qué bello mundo!
Pero dígame, amigo,
¿y cómo ha llegado usted a descubrir tal cosa?

ECCLITICO
He construido un telecopio
que permite penetrar tanto la superficie
como el interior.
Localiza no sólo
los reinos y las provincias,
sino también las casas, plazas y personas.
Para mi regocijo,
con este telecopio puedo ver, allá en lo alto,
cómo se desvisten las mujeres al irse a dormir.

BUONAFEDE
¡Oh, qué cosa tan hermosa!
Pero dígame, mi estimado Ecclitico,
¿no podría, con su telecopio,
mirar yo también?

ECCLITICO
¿Por qué no? Aunque yo sea el inventor
de tan admirable objeto,
quiero que también usted lo disfrute.

BUONAFEDE
Agradecido le estoy y le estaré.
¡Verá todo lo que puedo hacer para retribuirle!

ECCLITICO
Entre al observatorio
y mire por el telescopio.
Cosas hermosas verá;
cosas raras, de las que se asombrará.

BUONAFEDE
Voy, pues quiero comprobar
si con ese telescopio tan largo y redondo,
de la luna puedo ver el fondo.
Pero, ¿quiénes son esos señores que salen
de donde yo debo entrar?

ECCLITICO
Son mi discípulos,
amantes de la luna como usted.

Escena Tercera

(Los discípulos salen del observatorio


y se inclinan ante Buonafede)

2- Coro

BUONAFEDE
¡Mucho gusto, a sus órdenes!

DISCÍPULOS
Feliz y dichoso
quien es amigo de la luna;
para usted una gran fortuna
el cielo reservará.

BUONAFEDE
Que el cielo me conceda
tan grande felicidad.

DISCÍPULOS
Su hermosa inteligencia,
que más que cualquier otra sabe,
la luna fácilmente
podrá reconocer.

(salen)

BUONAFEDE
¡Que el cielo me conceda
tan grande felicidad!

(entra en el observatorio)

ECCLITICO
Por su candidez
lograré que todo se lo crea.
Recitativo

ECCLITICO
¡Hola! ¡Claudio, Pasquino!...

(entran dos sirvientes)

ECCLITICO
Moved la máquina,
y acercadla al telescopio.
Así, cuando mire en ella
el señor Buonafede,
viendo las figuras una a una,
creerá que está viendo el mundo de la luna.

(salen los sirvientes)

ECCLITICO
¡Cuántos tontos mortales
con falsos anteojos
creen ver la verdad
y no saben descubrir las falsedades!
¡Cuántos van escrutando
lo que los demás hacen,
y no se conocen ni a sí mismos!

(se acerca a la punta del telescopio una máquina


iluminada, dentro de la cual se mueven algunas
figuras)

3a - Entreacto

Recitativo

ECCLITICO
Ahora el señor Buonafede
creerá ver allá arriba a las mujeres lunáticas,
pero sólo estará viendo
a las lunáticas mujeres de aquí abajo.

(Buonafede sale del observatorio riendo)

BUONAFEDE
¡Las he visto! ¡Las he visto!
ECCLITICO
¿Qué cosa?

BUONAFEDE
¡He visto una cosa muy hermosa!

3b - Cavatina

BUONAFEDE
He visto a una chica
haciendo caricias a un viejecito.
¡Oh, qué gusto y placer
el que ese viejo experimentaba!
¡Oh, qué mundo bendito!
¡Oh, qué gran felicidad!

(vuelve al observatorio)

Recitativo

ECCLITICO
Si una chica hace caricias a un viejo,
no la mueve el amor, sino el interés.
Lo mima y lo adora,
pero no ve la hora en que el mezquino se muera.

3c - Entreacto

Recitativo

BUONAFEDE
(sale del observatorio)
¡Los he visto! ¡Los he visto!

ECCLITICO
¿Y qué ha visto ahora, señor?

BUONAFEDE
¡Una cosa que me hace reír!

3d - Cavatina

BUONAFEDE
He visto a un marido
castigar a su mujer,
para corregir el intento
de serle infiel.
¡Oh, ese mundo tan cortés,
qué gusto me da!

(vuelve al observatorio)

Recitativo

ECCLITICO
¡Ojalá que el cielo quisiera
que todo lo que falsamente ha contemplado
fuese practicado en nuestro mundo!
Si los hombres nobles,
a las malas mujeres diesen buenas palizas,
tendríamos mujeres con mejor juicio.

3e – Intermezzo

Recitativo

BUONAFEDE
(vuelve a salir)
¡Oh, esto también me ha gustado!

ECCLITICO
¿Qué quiere decir?

BUONAFEDE
He visto todo lo contrario
de lo que entre nosotros se acostumbra a hacer
entre un hombre y una mujer.

3f - Cavatina

BUONAFEDE
He visto como su amante
llevaba de las narices,
a una mujer enamorada
que en vano le pedía piedad.
¡Oh, qué costumbre tan exquisita!
¡Oh, si se la usara por acá!

Recitativo
ECCLITICO
Y sin embargo, aquí se la usaría
si los hombres no sufrieran de locura.

BUONAFEDE
Querido señor Ecclitico,
he visto grandes cosas;
y para demostrarle que estoy feliz,
aquí tiene esta bolsa de dinero.

ECCLITICO
¡Ah, qué maravilla!

BUONAFEDE
¡Vamos tómela, vamos!

ECCLITICO
Si es su gusto, la tomaré.

BUONAFEDE
Mañana volveré.

ECCLITICO
Cuando usted guste.

BUONAFEDE
Ciertamente ese telecopio está muy bien hecho.
Todo, todo se ve. Lo he disfrutado mucho.

4 - Aria

BUONAFEDE
La chica con el viejo:
¡qué hermoso y lindo placer!
El marido con el bastón:
¡bravo, bravo, ah, qué hermoso verlo!
Una mujer llevada por la nariz:
¡qué buen golpe, qué cosa tan hermosa!
¡Ah, qué mundo bendito!
¡Ah, cuánta felicidad!
¡Qué placer, qué deleite,
ah, qué gusto me da!

(sale)
Escena Cuarta

(Ecclitico, luego Ernesto y Cecco)

Recitativo

ECCLITICO
Yo no busco atrapar sus monedas.
Lo que de verdad deseo, si pudiera,
sería sacar de sus manos a su hija Clarice,
a la que custodia con tanto celo,
y hacerla mía.

ERNESTO
¡Amigo, estoy a tus órdenes!

ECCLITICO
Gracias, señor Ernesto.

ERNESTO
¡Reverencio al señor secretario de la luna!

ECCLITICO
¡Estás loco y así te morirás!

ERNESTO
He visto salir al señor Buonafede...
¿Es tu amigo?

ECCLITICO
Amigo y amigote de mi admirada profesión.
¡Tiene una hija muy bonita!...

ERNESTO
Más bien tiene dos.

CECCO
Más bien me parece, que si consideramos
a su camarera, tiene tres.

ERNESTO
¡Estoy enamorado de Flaminia!

ECCLITICO
¡Y yo adoro a Clarice!
CECCO
Y por Lisetta, también sufro y muero.

ERNESTO
Se la he pedido a Buonafede
y él me la ha negado.

ECCLITICO
Espera casar a sus hijas
con príncipes de gran realeza.

CECCO
¡Y con un conde
espera casar a la camarera!

ECCLITICO
¿Corresponde Flaminia a tu amor?

ERNESTO
Me quiere con todo su corazón.

CECCO
Pues Lisetta, por mis virtudes,
parece enloquecida.

ECCLITICO
Y Clarice por mí está ilusionada también.
Y decidme, ¿queréis que las raptemos
de manos de ese loco?

ERNESTO
¡Ojalá pudiéramos!

ECCLITICO
Seguidme entonces, y no tengáis miedo.

CECCO
Sé que eres un perfecto rufián.

ECCLITICO
Y de dinero ¿cómo estáis?

ERNESTO
Cuando haga falta, vaciaré el erario.
CECCO
Y yo sacrificaré todo mi sueldo.

ECCLITICO
¡Vayamos, pues!
Conozco a un mecánico que hace prodigios.
Con su ayuda y mi ingenio haremos
que el tonto de Buonafede nos entregue,
con sus propias manos, a las tres mujeres.

CECCO
¡Bravo!

ERNESTO
¿Y cómo haremos?

ECCLITICO
Ya lo sabréis a su tiempo.
Preparad el dinero y estad listos
para hacer lo que yo os diga.
Tened por seguro que cumpliré mi palabra.

5 - Aria

ECCLITICO
Un poco de dinero
y de ingenio,
es todo lo que se requiere
para esta ocasión.
Ya veréis como quedaréis satisfechos.
Pero antes que nada pensad
que el necio y el avaro
nada conseguirá.

(sale)

Escena Quinta

(Ernesto y Cecco)

Recitativo

CECCO
Ése debería ser un hombre muy rico.
ERNESTO
¿Por qué motivo?

CECCO
Porque no tiene ningún escrúpulo
para hacer de rufián; y es ése un oficio
donde se consigue mucho dinero.

ERNESTO
Dices mal; Ecclitico es astuto,
y si con su obrar nos complace,
lo hace porque Clarice lo espera y lo ama.

CECCO
Entiendo, entiendo. Él quiere
satisfacer sus deseos, y, al mismo tiempo,
quiere satisfacernos a nosotros.

ERNESTO
Entonces calla y recuerda quién soy yo,
y quién eres tú.

CECCO
Siempre lo haré, patrón,
no hablaré más.

ERNESTO
Voy a buscar dinero.
Tú puedes irte.
Ecclitico me espera en la posada
donde mañana,
merced a su talento,
espero que mi amor será satisfecho.

6 - Aria

ERNESTO
Bellos ojos zalameros
del mi ídolo amado,
brillad siempre amorosos,
y confiad que el destino
pueda yo cambiar.
Bellos labios sonrientes
de ese rostro que adoro,
estad contentos
que nuestro éxito
lejano no está.

(sale)

Escena Sexta

(Cecco solo)

Recitativo

CECCO
A veces el patrón me hace reír.
Sigue al mundo neciamente.
Cambia el nombre de las cosas
y también el de los hombres.
Por ejemplo, a un hipócrita
le dice hombre devoto;
al avaro le dice buen administrador;
y al generoso, lo llama pródigo.
Así también llama hermosa a cualquier mujer
que, atrevida, se pinta un poco la cara.

7 - Aria

CECCO
Me hacen reír aquellos que creen
que todo lo que ven es verdadero.
Los tontos no saben que todos fingen,
qué lo auténtico está teñido de falsedad.

(cambio de escena)

Escena Séptima

(Aposento en casa de Buonafede con ventana,


escritorio, lámparas y sillas. Clarice y Flaminia)

Recitativo

CLARICE
¡Eh, ven, hermana,
vayamos al balcón
a disfrutar de esta bella noche!
FLAMINIA
Si nuestro severo padre nos descubre,
¡pobres de nosotras!

CLARICE
Con cuánto celo nos cuida.
Nos quiere tener encerradas
y del aire protegidas,
como si fuéramos telarañas.

FLAMINIA
Mientras estemos bajo su tutela
deberemos soportarlo.

CLARICE
Pero yo, a decir verdad,
cansada de esta aburrida sujeción,
no veo la hora de casarme.

FLAMINIA
Y cuando nos casemos,
¿terminarán las aflicciones de esta sujeción,
o estaremos más sometidas que antes?

CLARICE
¡Ay, hermana, los maridos
no son tan severos!
Aman la libertad tanto como nosotras.
Y siempre podremos ir a la iglesia.

FLAMINIA
Feliz de nosotras,
si nos tocara en suerte un marido a la moda.
Pero ¡ay, qué desdichadas si nos toca uno celoso!

CLARICE
En pocos días lo curaría
o lo mandaría al otro mundo.

FLAMINIA
¿Lo envenenarías?

CLARICE
¡Qué va!
Pero el secreto conozco,
para que estos celosos de las mujeres
se mueran de rabia.

FLAMINIA
Si mi padre lo acepta,
espero con Ernesto ser feliz.

CLARICE
Yo también lo espero con mi Ecclitico.

FLAMINIA
Tu Ecclitico es un hombre
que no piensa más que en contemplar
o la luna o alguna estrella.

CLARICE
Esto es hermana
lo que más me gusta de él.
Mientras él piense en la luna o en el sol,
su mujer hará lo que le dé la gana.

FLAMINIA
Pero me temo que nuestro padre
no querrá satisfacernos.

CLARICE
En ese caso existe un último recurso:
casarnos sin decir nada.

FLAMINIA
Eso sé que no conviene a una honesta hija,
pero si el amor me aconseja, y mi padre
se opone, me temo que al amor ceda mi juicio.

8 - Aria

FLAMINIA
El juicio que reside en el alma
reina sobre el pensamiento,
pero se da por vencido y cede
si lucha contra el amor.
Y amor, ocupando el trono,
de rey se convierte en tirano,
y sea como tributo o como regalo
requiere todo nuestro corazón.

(sale)

Escena Octava

(Clarice, luego Buonafede)

Recitativo

BUONAFEDE
¡Brava, hija mía!
Te he dicho muchas veces
que no salgas de tu habitación.

CLARICE
Y yo tantas otras veces
te he dicho
que no puedo soportar estar cerrada.

BUONAFEDE
Pues bien, veleta,
ya sé lo que tengo que hacer.

CLARICE
¡Sí, castígame,
échame de casa y cásame!

BUONAFEDE
Si yo te casara,
no te castigaría a ti, sino a tu marido.
¿Qué castigo mayor podría darle a él,
que una mujer tan loca como tú?

CLARICE
¿Yo loca? Te equivocas.
Loca estaría en el caso de que dejara
que algo me atemorizara
y me volviera tísica por ello..

9 - Aria

CLARICE
Soy muchacha casadera
y lo quiero, ya lo sabes;
y si tú no me lo concedes
por mí misma lo tomaré.
Encuéntrame un partido
que sea adecuado a mi personalidad;
o deja que yo misma lo haga:
si lo busco, lo encontraré.

(sale)

Escena Nona

(Buonafede, luego Lisetta)

Recitativo

BUONAFEDE
Si pudiera mandarla al mundo de la luna,
tendría esperanzas
de ver castigado su atrevimiento.

LISETTA
¡A sus órdenes señor patrón!

BUONAFEDE
¡Hola, Lisetta!

LISETTA
¿Quiere cenar?

BUONAFEDE
Es temprano aún, espera un poco.

LISETTA
Ya he puesto la comida al fuego.

BUONAFEDE
¡Brava, brava! Lisetta, ¡ay! si supieras
las cosas hermosas que he visto.

LISETTA
¿Y qué cosas hermosas ha visto usted?

BUONAFEDE
He tenido la suerte de mirar
dentro del círculo de la luna.
LISETTA
(para sí)
¡Está loco!

BUONAFEDE
Oye, puede que... sabes que te quiero bien.
Todavía puede que,
si tú me eres fiel,
si no rehúsas ayudarme un poco,
que te haga ver aquello que yo he visto.

LISETTA
Bien sabe usted que soy su fiel servidora,
y si me permite, su tierna enamorada.

(para sí)

Enamorada de su dinero.

BUONAFEDE
Si es así, querida,
quiero que compartas mi suerte.
Verás cuanto puede el arte del hombre,
cuánto vale; verás las maravillas
de un telescopio.

LISETTA
Querría que un telescopio hubiese en el mundo
con el que se viera
el fondo de mi pobre corazón,
que sólo por usted arde de amor y fidelidad.

(para sí)

Este loco se lo cree todo.

BUONAFEDE
Para mirar allí dentro,
en tu corazón sincero,
sirve de telescopio mi pensamiento.
Veo que me quieres,
que me estimas.

LISETTA
(para sí)
¿Pero no ve que todo es una locura?

BUONAFEDE
Mañana te quiero llevar con el gran astrólogo;
verás lo que practican allá arriba
las mujeres de bien como eres tú.

10 - Aria

LISETTA
Una mujer como yo no la hubo, ni la habrá;
soy todo amor y fidelidad,
soy todo caridad.
Pregúntele usted a cualquiera.
"Sí, es verdad", todos le dirán.
No tengo malicia en mi pecho:
siempre he sido así.
Pocas veces digo no; pues casi siempre digo sí.
Pero lo digo, ya se sabe,
salvando siempre mi honestidad.

(sale)

Escena Décima

(Buonafede, luego Ecclitico)

11a - Recitativo

BUONAFEDE
Mi Lisetta es una buena muchacha.
No es de aquéllas sirvientas impertinentes que,
cuando obtienen los favores de su patrón,
quieren hacerse dueñas de la casa.

ECCLITICO
(asomando)
¡Eh, señor Buonafede! ¿Puedo entrar?

BUONAFEDE
¡Ah, caramba, quién está aquí!
¡Adelante, señor, pase! ¿Qué novedad le trae?
Algo importante será.
ECCLITICO
Discúlpeme si vengo a molestarlo
a esta hora importuna,
pero una prueba de amistad vengo traerle.

BUONAFEDE
¡Ah! ¿Qué buenaventura es ésa?

ECCLITICO
¿No hay nadie que nos escuche?

BUONAFEDE
No, estamos solos.
Puede hablar con entera libertad.

ECCLITICO
Usted es el único caballero al que estimo,
por eso vengo a realizar, por puro afecto,
un acto de amistad y respeto.

BUONAFEDE
Le estoy muy agradecido.
Pero ¿qué quiere decir usted con eso?

ECCLITICO
Vengo a despedirme para siempre de usted.

BUONAFEDE
¡Oh, dioses! ¿Para siempre?
Dígame ¿de qué se trata?

ECCLITICO
¡Amigo, adiós! No nos veremos nunca más.

BUONAFEDE
Me mata esa idea. Pero, ¿por qué?

ECCLITICO
Todo se lo confiaré.
Sepa usted, amigo mío, que el gran emperador
del hermoso mundo de la luna con él me quiere.
Yo, dentro de pocos momentos,
seré insensiblemente transportado allá arriba
para cumplir mi destino
y ser un ciudadano de la luna.
BUONAFEDE
¡Cómo! ¿Es verdad? ¡Ah, qué gran caso!
¡Qué infeliz seré sin usted!
Pero ¿cómo se enteró de la noticia?

ECCLITICO
Allá, en el mundo lunar,
hay un astrólogo como yo,
que ha hecho un telecopio parecido al mío.
Reunidos en lo alto del telecopio,
y quitado el cristal, o sea la lente,
fácilmente oigo
lo que se dice en el otro mundo,
y con el mismo método también le contesto.

BUONAFEDE
¡Qué prodigio! ¡Qué prodigio!
¿Y de qué manera espera llegar tan alto?
De la tierra a la luna hay un gran salto.

ECCLITICO
Todo voy a confiárselo a usted.
A través del propio telescopio
el gran emperador
me ha hecho llegar cierto licor
que cuando lo beba,
ligeramente a la luna volaré.

BUONAFEDE
¡Amigo, ah, si usted quisiera me podría ayudar!

ECCLITICO
¿Cómo?

BUONAFEDE
Présteme un poco de ese licor
que el emperador le ha mandado.

ECCLITICO
(para sí)
¡Cayó en la trampa!

BUONAFEDE
Y entonces también yo iré allá arriba con usted.
ECCLITICO
Pero no quisiera que su majestad
lo tomara a mal.

BUONAFEDE
Seguro que es un señor de buen corazón
y no dirá nada.

ECCLITICO
Pero como usted es mi amigo, lo quiero satisfacer.
Este es el licor.
Puesto que no hay nadie,
deseo que bebamos la mitad cada uno.

BUONAFEDE
Y luego ¿qué pasará?

ECCLITICO
Sentiremos que nuestros miembros
se ponen sutiles de tal forma, que empezaremos
a elevarnos como si tuviésemos alas

BUONAFEDE
Bebería, pero no sé...
Estoy entre el sí y el no...

ECCLITICO
Creí complacerlo; pero si se ha arrepentido,
lo beberé yo sólo.

(finge beber)

BUONAFEDE
¡No lo beba todo, por favor!

ECCLITICO
¡Sosténgame, que ya me parece estar volando!
¡Ah, qué felicidad! ¡Ah, qué suerte singular!
Muy pronto estaré en el mundo de la luna.

(vuelve los ojos)

BUONAFEDE
¿Qué le pasa a sus ojos?
Parece estar en trance.

ECCLITICO
Estoy invadido por el espíritu lunar.
¡Adiós, me voy!

BUONAFEDE
¡Deténgase!
¡Quiero ir yo también!

ECCLITICO
Aquí tiene el resto del licor, ¡bébalo!

BUONAFEDE
Pero ¿y mis hijitas? ¿Y mi sirvienta?

ECCLITICO
Cuando esté allá arriba, podrá interceder por ellas.
¡Me voy, me voy!

BUONAFEDE
¡Ahí voy! ¡Bebo!... ¡Espéreme!

(bebe)

ECCLITICO
¡Beba, y que le haga buen provecho!

(para sí)

Yo no he bebido.
Dentro un instante dormido por el somnífero,
creerá haber sido transportado a la luna.

BUONAFEDE
¡Ya está, también yo he bebido!
Mundo, mundo feo y cruel,
para siempre te abandono.
¡Soy un hombre supralunar!
¡Ay de mí, siento un gran ardor!

ECCLITICO
¡Sopórtelo!
Poco a poco, sentirá transmutar
todos sus miembros y lo disfrutará.
BUONAFEDE
Parece que me estoy durmiendo.

ECCLITICO
Ése es el efecto que hace al licor perfecto.

BUONAFEDE
¡No puedo mantenerme en pie!

ECCLITICO
Póngase cómodo.

(lo hace sentar)

Apréstese a subir, y reconfórtese.

BUONAFEDE
¡Me parece volar!

ECCLITICO
Yo también lo creo.

BUONAFEDE
Mi querido Ecclitico, dígame dónde estoy.
¿En tierra, o en aire?

ECCLITICO
¡Poco a poco se va elevando!

BUONAFEDE
Me voy sutilizando.
Pero ¿cómo podremos salir de la habitación?

ECCLITICO
Tenemos aquí al lado un amplio ventanal.

BUONAFEDE
¡Voy, voy sin demoras!

ECCLITICO
(para sí)
¡Oh, qué bobalicón!

Escena Undécima
(Ecclitico y Buonafede; luego Clarice y Lisetta)

11b - Final I

BUONAFEDE
¡Voy, voy; vuelo, vuelo!...

ECCLITICO
¡Bravo, bravo, me alegro!

BUONAFEDE
¿Dónde está?

ECCLITICO
¡Yo también vuelo!

ECCLITICO
¡Adiós mundo, mundo adiós!

BUONAFEDE
¡Adiós mundo, mundo adiós!

(Clarice y Lisetta entran en escena)

CLARICE
Querido padre, ¿qué sucede?

LISETTA
Patrón, ¿qué pasa?

BUONAFEDE
¡Voy, voy; vuelo, vuelo!

CLARICE, LISETTA
¿Adónde, adónde?

ECCLITICO
(para sí)
¡Ah, qué suerte!

BUONAFEDE
¡Voy al mundo de la luna!

CLARICE, LISETTA
¡Se muere, se muere, ay de mí, se muere!

BUONAFEDE
¡Ah, qué gusto! ¡Ah, qué deleite!

ECCLITICO
(para sí)
¡Viva, viva, ah, qué suerte!

CLARICE, LISETTA
¡Se muere, se muere!

BUONAFEDE
Querida luna, ¡voy, voy, voy hacia ti!

(se duerme)

CLARICE, LISETTA
¡Se muere, se muere! ¡Ayuda!
¡Busquemos algún remedio!
¡Rápido, rápido!

(salen)

ECCLITICO
El fuerte somnífero le afecta al cerebro.
Haré que lo lleven fuera...
¡Fabricio! ¡Próspero!...

(vienen dos sirvientes)

ECCLITICO
... ¡Vamos, rápido, levantadlo,
y llevadlo al jardín!

(los sirvientes se llevan a Buonafede)

ECCLITICO
Las mujeres vuelven y se desesperan,
porque creen ya se ha muerto.

(Clarice y Lisetta vuelven)

CLARICE
¡Pobre padre! ¡Ay, se ha muerto!
LISETTA
¡Ay, su vida se acabó!

ECCLITICO
¡No, no llorad, no es así!

CLARICE, LISETTA
¡Ay, su vida se acabó!
¡Ay, qué tormento! ¡Ay, que ya se murió!

ECCLITICO
"Le dejo a Clarice seis mil escudos
si decide casarse."

CLARICE
La enfermedad era mortal... era inevitable.

ECCLITICO
"Le dejo a Lisetta cien ducados
para cuando encuentre un marido."

LISETTA
Era muy viejo... era inevitable.

ECCLITICO
¡Pobre viejo, no lo verán más!

CLARICE, LISETTA
¡Ay, qué tormento!

ECCLITICO
La dote está lista, si ustedes la quieren...

CLARICE, LISETTA
Me hace reír, me consuela.

CLARICE, LISETTA, ECCLITICO


¡Viva quién vive!
Quien ha muerto, ha muerto.
Dulce consuelo la dote será.

ACTO SEGUNDO
Escena Primera

(Jardín en casa de Ecclitico, que representa el


mundo de la luna con algunas extravagancias
colocadas por el astrólogo para impresionar a
Buonafede que duerme sobre un lecho de flores.
Ecclitico disfrazado con un extraño ropaje y
Ernesto aún con sus ropas normales)

Recitativo

ECCLITICO
Ya está Buonafede en el mundo de la luna.
Todavía duerme pero cuando se despierte,
no creerá estar en mi jardín,
sino en el mundo lunar
entre sus peregrinas y raras delicias.

ERNESTO
Pero ¿Flaminia y Clarice están enteradas?

ECCLITICO
Todo lo saben
y apoyarán totalmente nuestro plan.
Lisetta no sabe nada,
pero no importa;
con otro invento haré que ella se crea
trasladada al mundo de la luna.
Ella es amada por Cecco, que la desea;
y para que él se adhiera a mi proyecto,
le he prometido que ella será su mujer.

ERNESTO
¡Flaminia será mía!

ECCLITICO
¡Y mía Clarice!
Hoy, cada uno de nosotros será feliz.
Los artefactos están listos;
están listas las tramoyas, los sonidos,
los bailes y los cantos, con todo lo cual
simularemos prodigios y encantamientos.
ERNESTO
Y yo estoy listo para representar mi personaje...
Corro a cambiarme de ropa y figura.

(sale)

Escena Segunda

(Ecclitico y Buonafede que duerme)

ECCLITICO
Todavía duerme Buonafede,
pero ya es hora de despertarlo.
Con esta sal volátil,
que disuelve los efectos que ha provocado
el opio, volverá en sí.

(le pone un pote bajo las narices)

BUONAFEDE
¡Flaminia!...

ECCLITICO
Llama a su hijita entre el sueño y la vigilia.

BUONAFEDE
¡Eh! ¡Clarice!... ¡Lisetta!...

ECCLITICO
Va despertándose.

BUONAFEDE
¡Eh! ¿Dónde estoy?

(se levanta recuperado)

ECCLITICO
¡Amigo!...

BUONAFEDE
¿Quién es usted?

ECCLITICO
¿Qué? ¿No me reconoce?
¿No reconoce a Ecclitico?
BUONAFEDE
¿Usted, aquél?

ECCLITICO
¡Sí, ése soy yo!

BUONAFEDE
Pero amigo, ¿dónde estamos?

ECCLITICO
Donde el destino nos ha traído,
¡en el hermosísimo mundo de la luna!

BUONAFEDE
¡Eh! ¿Se burla usted de mí?

ECCLITICO
Pero ¿usted no percibe
el esplendor del más hermoso día?
¿Y el aire saludable que respiramos?

BUONAFEDE
Es verdad. ¡Ah, que hermoso día!
¡Ah, que aire tan dulce y suave!

ECCLITICO
Mire a sus pies...
¿No ve en el fecundo suelo
nacer bellas rosas y lirios?

(se ven brotar rápidamente las flores)

BUONAFEDE
¡Ah, qué hermoso mundo!

ECCLITICO
¿Oye el dulce canto de los pájaros?

(se oyen cantar a los ruiseñores)

BUONAFEDE
¡Ah, qué felicidad!
Estoy fuera de mí, no sé dónde me encuentro.
ECCLITICO
¿Oye la armonía que surge de los arbolitos,
agitados por dulces brisas?

13 – Ballet

(Se oye un pequeño concierto iniciado por


violines y oboes de la orquesta, contestados por
los cornos de caza y fagotes ubicados en escena)

Recitativo

BUONAFEDE
¡Ay, qué ninfas gentiles! ¡Ah, qué suerte!
¡Ah, bendecido mundo de la luna!
Pero ¿sabe el emperador
que yo he llegado aquí?

ECCLITICO
Él está informado de todo.

BUONAFEDE
¡Vamos a su encuentro!

ECCLITICO
No está permitido con esta vestimenta
presentarse ante él,
salvo que mande a buscarnos.
Pero...
¡Ahí llegan los pajes y lacayos!
El gran monarca nos manda ropa adecuada.

BUONAFEDE
¡Ah, qué hermoso mundo!

Escena Tercera

(Llegan cuatro caballeros con pajes y lacayos,


que traen ropas para vestir a Buonafede.
Mientras los caballeros cantan, los pajes
desvisten a Buonafede y lo visten con los
caprichosos vestidos que ellos traen)

15 – Coro
CUATRO CABALLEROS
Hombres felices, a quien se les permite disfrutar
de la gran belleza de este mundo;
el emperador, para agasajarlos,
pruebas les manda de su bondad

ECCLITICO, BUONAFEDE
Que el cielo siempre lo libre de preocupaciones.
¡Que viva mil años con plena salud!

CUATRO CABALLEROS
Ahora que ya están vestidos y arreglados,
pueden presentarse ante su majestad.

TODOS
Que el cielo siempre lo libre de preocupaciones.
¡Que viva mil años con plena salud!

(los caballeros, pajes y lacayos salen)

Recitativo

BUONAFEDE
¿Cómo tendré que comportarme?
¿Cuantas grandes reverencias tendré que hacer?

ECCLITICO
Nuestro gran monarca no quiere adulaciones.
Él es un señor de buen carácter
y buen corazón.

BUONAFEDE
¡Vamos, estoy impaciente por verlo!
Pero ¿cuánto deberemos esperar en la antesala?

ECCLITICO
Aquí, en la antesala,
no se oyen suspiros ni blasfemias.
Cualquiera puede entrar
y presentarse ante el soberano,
para besarle el pie además de la mano.
Mas espere usted aquí, que yo iré a avisarle.
Él es tan bondadoso, que para complacerlo,
personalmente aquí vendrá.
BUONAFEDE
¿Y mi camarera y mis hijas,
no vendrán con nosotros?

ECCLITICO
Sí, sí, vendrán luego; de hecho nuestras mujeres
se adaptan muy bien en este imperio,
pues sus pensamientos van al compás de la luna.

16 - Aria

ECCLITICO
Usted ya sabe como están hechas ellas.
Por momentos zalameras y totalmente amorosas;
otras veces obstinadas
y ferozmente enfadadas.
¿Qué? ¿No es verdad?
Son lunáticas, ¡oh, sí señor!
Mudan de aspecto, mudan de ideas
y son por naturaleza poco sinceras.
Ciertamente, créame, que es así.

(sale)

Escena Cuarta

(Buonafede sólo)

Recitativo

BUONAFEDE
Me parece que dice la verdad, pues también
Lisetta es conmigo ora amorosa, ora desdeñosa.
Pero si ella viene aquí quizás cambie.
¡Bien recuerdo el hermoso caso
de la mujer llevada por la nariz!

Escena Quinta

(Se ve en el fondo de la escena un carro triunfal,


tirado por cuatro hombres extrañamente vestidos.
Sobre el carro, Cecco, vestido de emperador y al
pie del mismo Ernesto, vestido como un héroe con
una estrella en la frente)
17 - Marcha

(Buonafede observa maravillado. Al son de la


marcha avanza el carro y se detiene al llegar a la
mitad de la escena. Ernesto baja y ayuda a bajar
a Cecco con afectada sumisión)

Recitativo

BUONAFEDE
¡Humildemente me inclino ante su majestad!

CECCO
¿Quién es usted, que dirige sus saludos
a su majestad, y no a nosotros?

BUONAFEDE
Perdón; yo uso las costumbres
del mundo sublunar donde he nacido.

CECCO
Sí, sí, estoy informado que allá, en su mundo,
triunfa la altanería y los títulos nunca escasean.

BUONAFEDE
¡Dice bien!... Pero ¿qué veo?
¿Ése es el señor Ernesto?

ERNESTO
Se equivoca.
Soy estrella, y Hesperus me llamo.
Cuando el cielo oscurece
soy el primero en cortejar a la luna.
Ese tal señor Ernesto
habrá recibido por suerte
el influjo de la constelación de mi estrella.

BUONAFEDE
No sé qué decir.
Usted se parece realmente a Ernesto.

ERNESTO
No se asombre, que en nuestra corte tenemos
un bufón que en todo se parece a usted.
BUONAFEDE
Gracias por la gentileza de su comparación;
pero tengo que decirle que no soy bufón.

CECCO
Sin embargo, en su mundo,
quien sabe hacer de bufón es dichoso.

BUONAFEDE
(para sí)
¡Caramba! Está bien informado.

CECCO
¿Qué le parece esto?
¿Le gusta nuestro mundo?

BUONAFEDE
En verdad,
¿a quién no le gustaría un mundo tan hermoso?
Pero para ser feliz, señor,
una gracia aún le pido.

CECCO
Pida entonces que todo se lo concedo.

BUONAFEDE
Tengo dos hijas y una sirvienta, querría...

CECCO
Lo entiendo, las querría con usted.
Irá, para satisfacerlo,
un cometa a invitarlas.

BUONAFEDE
Pero, los cometas portan mal augurio.

CECCO
¡Ah, gente loca del mundo sublunar!
Pretenden ustedes conocer las estrellas
y ustedes mismos allá abajo no se conocen.

BUONAFEDE
Tiene razón, tiene razón, no sé qué decir.

CECCO
Yo las haré venir pero con una condición:
quiero, sin perjudicarlo,
que su camarera esté a mi servicio.

BUONAFEDE
Pero señor....

CECCO
Ya lo sé que usted está enamorado
de sus hermosos ojos,
pero esta vez la queremos para nosotros.

BUONAFEDE
¿La ha visto?

CECCO
Sí señor.
Aquí tenemos una máquina
con la que a menudo vemos
lo que hacen en el mundo, allá abajo.
El placer más delicioso que pueden tener
nuestros ojos lunares, es mirar las locuras
que hacen vuestros coterráneos.

18 - Aria

CECCO
Un avaro suda y pena,
y luego muere y desaparece.
Un soberbio, sin cena,
quiere respeto y pan no tiene.
Un celoso es atormentado.
Un hombre vulgar es criticado.
Casi todos en su mundo
están locos de verdad.
Hay quien suspira por amor, quién delira de furor,
quien está bien y quiere estar mal,
quienes tienen muchos humos y poco ingenio;
toda va a contramano. Están locos de verdad.

(sube al carro y se marcha con su séquito)

Escena Sexta

(Buonafede y Ernesto)
Recitativo

ERNESTO
¿Tiene dos hijas?

BUONAFEDE
Sí señor.

ERNESTO
¿Solteras o casadas?

BUONAFEDE
Solteras.
Aún no les he elegido marido
pues no he encontrado un buen partido.

ERNESTO
Ha hecho usted bien.
En su mundo los matrimonios suelen celebrarse
por dos motivos perversos:
uno es el capricho y el otro es el interés.
Del primero de ellos proviene el hartazgo,
del segundo la negra infidelidad.

BUONAFEDE
Su señoría habla como verdaderamente
debe hablar una estrella.

ERNESTO
Aquí no hay nadie que diga
que se muere por su amada.
Aquí no hay nadie que sea fiel a una ingrata.
No verá a nadie que quiera llevar en el bolsillo
frasquitos y estuches
con bálsamos y ungüentos,
para las mujeres que se desmayan.

BUONAFEDE
Y si una mujer se desmaya,
¿cómo la socorren?

ERNESTO
Solemos llevar un cordel
y cuando ellas parodian un desmayo,
las volvemos en sí a latigazos.

BUONAFEDE
¡Ése sí es un buen elixir!

ERNESTO
Es un elixir excelente y, créame,
lo sé por experiencia.

19 - Aria

ERNESTO
A veces no es mala la pelea y el rigor.
Siempre paz y amor
hacen languidecer incluso al placer.
Cuando más tarde cesa el desdén,
siente el corazón un mayor deleite,
más vigor toma el afecto y se multiplica el gozo.

(sale)

Escena Séptima

(Buonafede solo y varias personas


que tras bambalinas le hacen el eco)

Recitativo

BUONAFEDE
Me quedo atónito:
éste es un mundo muy hermoso, muy bien hecho.
Cantan tan bien los pajaritos;
susurran los arbolitos;
todos bailan, todos gozan; todos viven alegres.
¡Ah, qué mundo feliz! ¡Ah, qué hermoso mundo!
Quiero disfrutarlo. Quiero recorrer ésta,
que creo, es la ciudad principal.
No sé si tengo que ir por allá o, por acá.

(fuera de escena el eco contesta)

ECO
¡Por acá, por acá, por acá!

BUONAFEDE
¡Ah, esto sí que es lindo!
Todos me llaman
y me siento llamar de aquí y de allá.

ECO
¡De allá, de allá, de allá!

BUONAFEDE
Y estamos siempre en lo mismo.
Querría ir y no querría ir;
estoy entre el sí y el no.

ECO
¡No, no, no, no, no, no!

BUONAFEDE
No de acá, no de allá.
Pues me quedaré aquí siempre firme así.

ECO
¡Sí, sí, sí, sí, sí, sí!

BUONAFEDE
¡Ah! ¡Ah! Lo he reconocido, amable Señor Eco.
¡Ah, qué placer tan grande!
¡Ah, qué gozo, qué deleite!
¡Ah, qué hermoso mundo!

20 - Aria

BUONAFEDE
¡Qué mundo amable,
qué incomparable felicidad!
Los árboles susurran, los pájaros cantan,
las ninfas bailan y el eco responde.
Todo es agradable, todo es bello.
¡Qué mundo tan amable,
qué incomparable felicidad!

(sale)

Escena Octava

(Ecclitico y Lisetta, que tiene los ojos vendados y


va escoltada por dos supuestos selenitas)
Recitativo

LISETTA
¿Dónde me llevan?
¿Son ustedes esbirros, sicarios, o ladrones?

ECCLITICO
¡Quítadle la venda, ahora que la afortunada
a este mundo ya ha llegado!

(le quitan la venda)

LISETTA
¡Ay de mí, por fin respiro un poco!

ECCLITICO
Bella muchacha, ¿supongo que no te imaginas
en dónde te encuentras?

LISETTA
¿Y qué pretende, estimado señor Ecclitico,
que sepa yo?
Aún dormía en mi cama,
cuando llegaron esos pillos cornudos:
me han vendado los ojos,
me han arrastraron afuera
y ahora no sé decir dónde me encuentro.

ECCLITICO
Lisetta, has tenido la suerte de ser traída
al mundo de la luna.

LISETTA
¡Ja, ja! Me hace reír; no soy una niña
para creer en semejantes tonterías.

ECCLITICO
Tendrás la prueba de mis palabras
cuando seas la esposa de nuestro emperador,
que por tu hermoso rostro arde de amor.

LISETTA
¡El cuento va para largo!...
El patrón ¿dónde está?
ECCLITICO
Fingió estar muerto,
pero al mundo lunar fue trasladado
y también yo, después de él, he llegado.

LISETTA
Querido Señor lunático, no me haga enojar.
¿Por qué causa, dígame,
me hicieron salir de casa?

ECCLITICO
Creíste salir de casa, pero desde el balcón
fuiste transportada hasta aquí, en una nube.

LISETTA
¡Vamos, tales locuras no las soporto!
Quiero saber a qué se debe todo este embrollo.

ECCLITICO
He aquí a tu patrón: pregúntaselo a él,
que lo sabrá. Yo voy a buscar a su majestad.

(sale)

Escena Nona

(Lisetta, luego Buonafede)

Recitativo

LISETTA
¿Ése es el patrón?... ¡Es él!
No entiendo su apariencia.
¡Ah, qué moda tan graciosa! ¡Ah, qué figura!

BUONAFEDE
Lisetta, ¡oh, bienvenida!
¿Tú también estás aquí con nosotros?
Verdaderamente puedes sentirte dichosa.

LISETTA
Pero ¿dónde estamos?

BUONAFEDE
En el mundo de la luna.

LISETTA
¿Me quiere engañar?

BUONAFEDE
¡No, te lo juro!
Éste es el mundo lunar, te lo aseguro.

LISETTA
Entonces ¿es cierto que
una nube hasta aquí me trajo?

BUONAFEDE
Has sido afortunada.
Porque te transportó Amor,
has venido a gozar de un gran honor.

LISETTA
Pero ¿aquí qué deberé hacer?

BUONAFEDE
Lo que tienes que hacer, te enseñarán.
Deberás querer a tu patrón.

LISETTA
¿Y nada más?

BUONAFEDE
¡Deberás hacerle algunas caricias!

LISETTA
Usted lo sabe, señor, yo no estoy acostumbrada.

BUONAFEDE
¿Crees quizás que aquí se hacen las caricias
con la misma malicia que las hacemos nosotros?
Aquí todos se aman con inocencia,
y la maledicencia ha sido desterrada de la luna.

LISETTA
¡Ah, si fuera así, seria entonces
muy hermoso este mundo lunar!

BUONAFEDE
Créelo, es así.

LISETTA
Esto me tranquiliza muchísimo.

BUONAFEDE
Ven acá, Lisetta, dame tu manita.

LISETTA
¡Ah, señor, no!

BUONAFEDE
¿Por qué?

LISETTA
Porque no sé si su forma de actuar es correcta.

BUONAFEDE
¡Eh! Aquí todo se hace sin malicia.

LISETTA
Siendo así, tómela.

BUONAFEDE
¡Ah, querida mano!

(la aprieta)

LISETTA
¡Despacio, señor, despacio!
Me la ha apretado tan furiosamente,
que me parece bastante malicioso.

BUONAFEDE
Soy muy inocente, créelo Lisetta,
tanto como un niño pequeño.

LISETTA
(para sí)
¡Qué niñito amoroso!
Es tan inocente como hermoso.

BUONAFEDE
¿Qué dices? ¿Qué soy hermoso?
LISETTA
Sí señor.

BUONAFEDE
Si lo dices tú, así será.

LISETTA
(para sí)
Está más loco que nunca.

BUONAFEDE
Vamos, Lisettina, dame un pequeño abrazo...

LISETTA
¡Ah, eso si que no!

BUONAFEDE
Sin malicia te abrazaré.

LISETTA
Si fuera así...

BUONAFEDE
Así será.

LISETTA
No me fío.

BUONAFEDE
Por favor.

LISETTA
Si lo pide por favor,
es usted muy malicioso.

BUONAFEDE
¡Ah, malicia no tengo!

LISETTA
Pero ¿qué es ese suspiro?

BUONAFEDE
Yo no lo sé.

21 - Dúo
BUONAFEDE
No sospeches de mí,
pues no tengo un corazón malicioso.

LISETTA
Lo conozco, gran tramposo,
malicioso es su amor.

BUONAFEDE
No es verdad.

LISETTA
No me confío.

BUONAFEDE
Soy juicioso.

LISETTA
Me río de eso.

BUONAFEDE
Vamos querida, una manita.

LISETTA
No, no quiero.

BUONAFEDE
¡Qué cruel!
Como le hago a mi perrita,
te haré caricias a ti.

LISETTA
Y yo cuál una gatita, las caricias aceptaré.

BUONAFEDE
Ven, mi querida caniche.

LISETTA
Ven, mi hermoso chiquillo.

BUONAFEDE
Ven aquí y no ladres.

LISETTA
Arroja la fusta, si me quieres atrapar.

(parten)

Escena Décima

(Cecco vestido como emperador con su séquito;


luego Buonafede y Lisetta)

Recitativo

CECCO
¡Eh, rápido, detened a Buonafede y Lisetta!
Decidle que su emperador los espera.

(parten dos sirvientes)

CECCO
Procuraré, puesto que la suerte me acompaña,
conseguir el premio a mis esfuerzos.

(vienen Buonafede y Lisetta)

BUONAFEDE
¡Aquí estoy a sus órdenes!

LISETTA
¡Oh! ¿Qué veo? ¿ Cecco es el emperador?

CECCO
Lisetta, hola.

LISETTA
Te saludo. Buenos días, mi Cecchino.

BUONAFEDE
¿Estás loca?
¿Qué le dices a nuestro emperador?

LISETTA
Loco será usted;
nosotros nos conocemos muy bien.

CECCO
Hermosa mujer, no soy Cecco, pero soy tuyo.
¡Vamos, sube al trono!
Lisetta, preciosa y graciosa,
quiero hacerte reina de la luna.

(aparece un trono con dos asientos)

BUONAFEDE
(para sí)
No quisiera que nuestro emperador
me hiciera el honor de arrebatarme a Lisetta.

CECCO
¿Y bien, qué dices?
Si te agrada, he aquí un trono para ti,.

LISETTA
¿Un trono? ¡Ay de mí, no sé!
Estoy entre el sí y el no.
Por tantas extravagancias que veo,
dudo de todo y nada creo.

CECCO
¡Vamos, ven al trono, si te agrada mi rostro!
¿Sea Cecco, o no sea Cecco,
qué te importa?
Ya nos amoldaremos uno al otro.

LISETTA
Esa es una razón que no me disgusta. ¡Voy!

(se encamina hacia el trono)

BUONAFEDE
¿A dónde vas, Lisetta?

LISETTA
A recibir los favores de nuestro emperador,
puesto que él quiere rendirme tan grande honor.

BUONAFEDE
¡Cómo! ¿No te da vergüenza?
¿No temes que tenga malas intenciones?

LISETTA
¿Eh? ¡Si aquí todo se hace sin malicia!...
BUONAFEDE
¡Lisetta, ten cuidado!

LISETTA
Nuestro emperador en tan inocente
como un niño.

CECCO
No quiero esperar más.
¡Rápido, ven al trono!

LISETTA
Entonces...

CECCO
Sí, mi querida, soy tuyo si tú lo quieres.

22a - Recitativo

LISETTA
Usted es mío... pero si después...
pero si yo no soy... no sé lo que me dirá.

CECCO
¡Al trono, al trono!

22b - Aria

LISETTA
Si lo ordena usted, voy.

(a Buonafede)

Señor patrón, ¿qué seré?


¿Emperatriz?
¡Ah, si al menos esto fuera cierto!
Siento en mi corazón cierto vapor
que me colma de nobleza.
¡Qué cosa tan hermosa es ser una señora,
hacerse servir, hacerse estimar!
Pero no lo creo, todavía dudo:
¡ay, todos quieren burlarse de mí!
Voy a arriesgarme: ¿qué pasará?
¡Ay, si esto al menos fuera cierto!
(Cecco da el brazo a Lisetta, y mientras se oye el
ritornello del aria precedente, la lleva al trono)

Recitativo

BUONAFEDE
¡Excelso emperador!
La afortunada ha sido sólamente Lisetta.
Mis pobres hijas
aún no han tenido la suerte
de venir al mundo de la luna.

CECCO
Un heraldo lunar me ha informado
que están de viaje y que dentro de poco
ellas también descenderán en este lugar.

BUONAFEDE
¿Por qué dice usted descenderán y no subirán?
Para venir del nuestro
a este mundo, señor, se sube.
¿Por qué dice: descenderán?

CECCO
Ustedes poco saben.
Nuestro mundo, redondo como una pelota,
por el cielo está circundado;
y de cualquier lado que el hombre
se encamine hacia la luna, conviene decir,
que desciende y no que sube.

BUONAFEDE
Soy ignorante, es verdad,
pero me consuelo que si tal soy, no estaré solo.

CECCO
¡Alégrese, Buonafede,
que a la gentil pareja ya se le ve descender!

Escena Undécima

(Al son de un ballet llegan en un coche Flaminia


y Clarice. Buonafede las ayuda a bajar. Cecco y
Lisetta permanecen en el trono, mientras que
Ernesto y Ecclitico se aproximan)

23 - Ballet

Recitativo

BUONAFEDE
¡Hijas, mis queridas hijas, bienvenidas!
¡Ay! ¿Qué me decís?
¡Qué suerte tener un padre de mi condición,
que ha hecho por vosotras
lo que he hecho yo!
Ahora sois mujeres lunáticas.
Disfrutaréis un mundo
lleno de cosas hermosas.
¡Brillaréis aquí como dos estrellas!

FLAMINIA
Mucho te debo ¡oh, padre!
Eres un hombre sabio;
que sabe muchísimo de política.

CLARICE
Se ve en verdad que tienes una gran inteligencia.
Eres un hombre virtuoso sin igual, a la par
de todos los hombres famosos y preclaros.

BUONAFEDE
¡Inclinaros ante nuestro emperador!
Agradecedle tanto honor que nos hace.

FLAMINIA
Pero... ¡esa es Lisetta!

BUONAFEDE
¿Qué quieres que te diga?
Ella es la feliz emperatriz
del mundo de la luna.

CLARICE
¡Ay, dichosa en verdad!
Puesto que la luna es un gran imperio.

FLAMINIA
¡Monarca, ante ti me inclino!
CECCO
Menos mal que al fin
os acordasteis de nosotros.

FLAMINIA
Le pido disculpas,
y a su bondad me encomiendo.

CECCO
(a Ernesto)
Oye, Hesperus: atiende a esta bella mujer.
Condúcela ya mismo a sus habitaciones
y enséñale nuestras costumbres.

ERNESTO
Obedecido serás.

BUONAFEDE
¡Eh, eh, deténganse!
Señor, mis hijas con hombres
no van solas a ningún lado.

CECCO
En este nuestro mundo,
las hembras todo lo hacen públicamente
y nunca secretamente.

BUONAFEDE
Es verdad, no hablo más.

FLAMINIA
Feliz voy,
puesto que mi padre no se opone
a la compañía del gentil Hesperus.

24 - Aria

FLAMINIA
Si mi estrella es mi guía,
una escolta más fiel no puedo esperar.
En su planeta contrasta en vano
la boca insana que dice no.

(sale acompañada por Ernesto)


Escena Duodécima

(Cecco y Lisetta en el trono; Buonafede,


Ecclitico y Clarice)

Recitativo

CLARICE
Mi hermana bien fue ubicada,
¿y yo, qué haré?
¿No encontraré aún mi estrella?

CECCO
Ecclitico, tú que eres
maestro de ceremonias de mi trono lunar,
con la gentil Clarice tómate del brazo.

ECCLITICO
Obedezco de inmediato.

BUONAFEDE
¡Eh no, no quiero que mi hija
sea acompañada del brazo por un hombre!

CECCO
Aunque esta costumbre
es también usada en su mundo,
aquí solo se aplica como señal de respeto
y no con ninguna otra finalidad.

BUONAFEDE
Me callo, no sé que decir.

CLARICE
Voy feliz a contemplar de cerca
las lunáticas esferas,
con mi lunático maestro de ceremonias.

25 - Aria

CLARICE
Cuánta gente hay que suspira
por ver qué cosa es la luna,
pero no tienen la suerte
de poderla contemplar.
Quien no ve y cree mentiras,
todo pretende saber.
Cuanto más estudia, menos entiende,
y se deja engañar.

(sale acompañada por Ecclitico)

Escena Decimotercera

(Buonafede; Cecco y Lisetta en el trono)

Recitativo

LISETTA
Y yo estoy aquí
como una emperatriz de cartón.

CECCO
Mi hermosa doncella, aquí me tienes.

(se levanta)

Quiero coronarte,
y al mismo tiempo desposarte.

LISETTA
Agradeceré su cortesía.

BUONAFEDE
(para sí)
Pues yo me siento un poquito celoso.

CECCO
¡Vamos, traed rápido las insignias imperiales
y que comience la ceremonia!

Escena Decimocuarta

(Ecclitico caballeros, sirvientes y los anteriores)

Recitativo

ECCLITICO
¡Ya está todo dispuesto
para la real pompa!

Escena Decimoquinta

(Entran Ernesto y dos pajes que traen un cetro


y una corona en forma de media luna)

26 - Final

ECCLITICO, ERNESTO
Hasta tu lunático trono,
gran señor de los cornípodos,
nuevamente con gran placer
dirigimos nuestros pasos.
¡Luna, lena, lino, lana,
lana, lino, lunalá!

CECCO
Queridos y apreciados súbditos míos,
con esta media luna

(hacia Lisetta)

quiero coronar
esta frente blanca y tierna.
¡Luna, lena, lino, lana,
lana, lino, lunalá!

BUONAFEDE
(para sí)
¡Qué lenguaje metafórico!
¿Quién sabe lo que signifique?
¿Será acaso arábigo escocés?
Verdaderamente no lo entiendo.

LISETTA
Vasallos ¿qué hacéis?
¿Por qué estáis estáticos?

BUONAFEDE
¡Vamos señores, que traigan aquí pan,
vino y bacalao!

ECCLITICO, CECCO
¡Luna, lena , lino, lana,
lana, lino, lunalá!

BUONAFEDE
(para sí)
¡Oh, qué lengua tan graciosa!

LISETTA
(para sí)
¡Oh, qué suerte inesperada!

ECCLITICO, CECCO, ERNESTO


(para sí)
Si tiene éxito la parodia ¡oh, qué risa nos dará!

Escena Decimosexta

(Clarice, Flaminia y los anteriores)

CLARICE, FLAMINIA
Ante esta pareja amable llena de majestad,
la cabeza con respeto bajamos humildemente.
¡Burlicchete, burlacchete, brugnocchete y cucú!

BUONAFEDE
¡Por los cuernos del diablo!
Y vosotras, hijas mías,
¿también habláis como lunáticas?
Me quedo turulato.

LOS OTROS
(menos Lisetta)
¡Burlicchete, burlacchete, brugnocchete y cucú!

BUONAFEDE
¡Qué hermosa ceremonia! ¡Cucú, cucú!

LOS OTROS
(menos Lisetta)
¡Burlicchete!

BUONAFEDE
¡Cucú, cucú!

LOS OTROS
(menos Lisetta)
¡Burlicchete, burlacchete, brugnocchete y cucú!

BUONAFEDE
¡Cucú, cucú, cucú!

CECCO
¡Eh, callaros un poco!

(se levanta)

Alcanzadme la corona;
pues a mi Lisetta
yo quiero coronar.

ECCLITICO
La imperial diadema
humildemente presento ante ti;
y cada uno de nosotros feliz,
¡ah! por ti puede sentirse.

CECCO
Ya nos hemos entendido.
Pueblo mío observad.

(dirigiéndose a Lisetta)

¡Rápido comenzad
a vitorear a la novia!

LOS OTROS
(excepto Lisetta y Buonafede)
¡Ndà, ndà, ndò, ndò, ndì, ndina,
battocchio y campanar!

BUONAFEDE
¡Ay, cuánto siento no saber hablar!
Pero voy a probar a ver si lo sé hacer.
Señor, también yo ndindina,
con esto me consuelo
y las campanas yo solo
empiezo a battocchiar.
¡Ndò, ndò, ndò, ndò!

CECCO
¡Qué oigo!
ECCLITICO, ERNESTO
¿Se burla de su majestad?

BUONAFEDE
Lo hice para felicitarlo,
jamás para burlarme.

CECCO
Y ahora, a tus hijas casaremos,
y como dote le asignamos
una noble compensación pecuniaria.

BUONAFEDE
¿Me puede hablar un poco más claro?

ECCLITICO, CECCO, ERNESTO


¡Sus hermosas monedas!

BUONAFEDE
Es decir, mis monedas
del mundo sublunar.

ECCLITICO, CECCO, ERNESTO


Precisamente.

CLARICE, FLAMINIA, LISETTA


Sí señor.

LISETTA
Tenía un cofre lleno.

BUONAFEDE
Por mí estoy completamente de acuerdo,
pero me parece inútil.

ECCLITICO, CECCO, ERNESTO


¿Por qué?

CLARICE, FLAMINIA, LISETTA


¿Por qué razón?

BUONAFEDE
Porque estamos en otro mundo.
LOS OTROS
Y a eso respondemos
que se las hará traer.

BUONAFEDE
Está bien, me han convencido.

ECCLITICO
La llave ¿dónde la tiene usted?

BUONAFEDE
(le da una llave)
¡La tengo aquí, la tengo aquí, tomad!
Pero me parece inútil.

CLARICE, FLAMINIA
(para sí)
El primer paso está dado,
que el cielo nos ayude con lo que falta.

ECCLITICO, CECCO, ERNESTO


(para sí)
Éste es el momento más lindo
para terminar la escena.

CECCO
Las manos de Clarice y de Ecclitico se unan;
y una señal de alegría dé el papá.

ECCLITICO
(le toma las manos a Clarice)
Toma mi corazón.

BUONAFEDE
¡Burlacchete qua!

CLARICE
¡Abrázame fuerte amor mío!

BUONAFEDE
¡Burlocchete lá!
¡Lafalilolela, falilolà!

CECCO
La otra hija la derecha dé a Hesperus
y encantada reciba de su padre un sí.

ERNESTO
(estrecha las manos de Flaminia)
¡Tómame mí hermosa niña!

BUONAFEDE
¡Ndindina de quí!

FLAMINIA
¡Abrázame estrella mía!

BUONAFEDE
Ndondona de lí.
Battocchio, campana,
ndindana, ndì, ndì.

ECCLITICO, CECCO, ERNESTO


¡La comedia ha terminado!

(Cecco y Lisetta bajan del trono)

CLARICE, FLAMINIA, LISETTA


Así pues vayamos a casarnos,
pero antes demos las gracias
a quien nos concedió la autorización.

BUONAFEDE
¿Comedia? ¡Qué decís!

ECCLITICO, CECCO, ERNESTO


Oiga, amigo, oiga,
mejor me explicaré.
Buonafede,
simple y tonto como el círculo de la luna,
ya puede volver a su mundo
por medio del correo postal.

CLARICE, FLAMINIA, LISETTA


Y nosotras, como felices esposas,
aquí permaneceremos para siempre
casadas con tres estrellas
como él nos permitió.

BUONAFEDE
¡Ah, bribones! ¡Ahora entiendo!
He sido burlado por todos vosotros.

(a Ecclitico)

Pero tú eres quien me ha traicionado,


¡por Baco que te mataré!

LOS OTROS
¡Vamos, no haga más escándalo!

BUONAFEDE
¡Quiero hacer un estropicio!

LOS OTROS
¡Vamos, prudencia, vamos, juicio,
vamos, no proteste más!

BUONAFEDE
(a Ecclitico)
Telescopio malicioso...

(a Ernesto)

Falsa estrella traidora...

(a Lisetta)

¡Ah, mentirosa sinvergüenza!...

(a Cecco)

¡Ah, vil impostor!

ECCLITICO, ERNESTO
Señor suegro...

CECCO
Patrón...

BUONAFEDE
(señalando a Cecco)
¿Dónde hay un palo, dónde hay un bastón?...

LISETTA
Óigame señor...

CLARICE, FLAMINIA
No, no lo hagas...

BUONAFEDE
¡No te oigo!... ¡Apartaros!...

ECCLITICO, CECCO, ERNESTO


¿Le pegará con el bastón
a un hombre honorable?

BUONAFEDE
¡Es lo que merece ese impostor!...

LISETTA
Mi Señor....

BUONAFEDE
¡No oiré nada!...

CLARICE, FLAMINIA
Querido padre...

BUONAFEDE
¡Iros al diablo!
Soy un toro encolerizado,
lleno de bilis y furia.

CLARICE, FLAMINIA
Es como un toro encolerizado,
lleno de bilis y furia.

BUONAFEDE
¡Todos sois mis enemigos y sois culpables!
Todos deberéis tembla.
¡Pérfidos, ya lo verán,
para vosotros no habrá piedad!

LOS OTROS
Es verdad somos culpables
pero no dejas de ser nuestro padre.
Aplaca tu furia,
cálmate, por piedad.
ACTO TERCERO

27 - Interludio

Escena Primera

(Una sala en casa de Ecclitico. Buonafede, Ecclitico,


Ernesto, luego Cecco, vestidos como en el 1º acto)

Recitativo

BUONAFEDE
¡Quiero irme, diablos!

ECCLITICO
Y yo, señor, vuelvo a repetirle
que si primero no nos concede su perdón,
no espere salir jamás de aquí.

ERNESTO
Al fin y al cabo somos gentilhombres.

ECCLITICO
Reconocidos y honrados.

BUONAFEDE
¡Oh, saludo a estos hombres de honor!
Un amante muerto de hambre y un impostor.

ERNESTO
Soy hijo de un barón.

BUONAFEDE
Ya veo...

ECCLITICO
Y yo soy un médico,
con algunos recursos pecuniarios.

BUONAFEDE
¡Adquiridos en el mundo de la luna!
ECCLITICO
Clarice es mi esposa.

ERNESTO
Y la mía Flaminia.

ECCLITICO
Ambas son sus hijas.

ERNESTO
Y cada una debe recibir la dote de su padre.

BUONAFEDE
(con ironía)
¿Y quizás también, Lisetta?

CECCO
Su señoría,
si ese favor me hiciera,
yo, su majestad en persona,
renunciaría al cetro y a la corona.

BUONAFEDE
¡Éste otro es el que faltaba
para hacer un terno con los tres!

ERNESTO
En definitiva, se trata de dos hijas, señor.

ECCLITICO
De su propia sangre, señor, sí eso es.

CECCO
Reflexione al menos,
pues es un monarca el que le ruega.

ECCLITICO
¡Vamos, querido suegro!

ERNESTO
¡Tenga piedad de estos dos afligidos yernos!

CECCO
Pobres, vergonzosos y desamparados...
BUONAFEDE
¿Dónde está la llave de mi cofre?

ECCLITICO
La tengo aquí. Se la devuelvo.

(le da la llave)

BUONAFEDE
¿Dónde están mis hijas, dónde está Lisetta?

ECCLITICO
Esas tres pobrecitas están avergonzadas.

BUONAFEDE
¡Vamos, vayamos con ellas, a todos los perdono!

CECCO
¡Viva!

ECCLITICO
¡Viva!

ERNESTO
¡Yo lo precedo, vamos!

BUONAFEDE
Como un hombre supralunar queremos obrar.

(sale precedido de Cecco y Ernesto)

Escena Segunda

(Ecclitico siguiendo a Buonafede y Clarice)

Recitativo

CLARICE
¡Maridito mío!

ECCLITICO
¿Estás aquí?

CLARICE
¿Tristes, o felices son las noticias?
ECCLITICO
¡Ah, para nosotros no pueden ser más bellas!

CLARICE
¿Es decir?

ECCLITICO
A tu padre ya lo hemos calmado
y todo su furor está totalmente aplacado.

CLARICE
¿Quiénes pueden ser más felices que nosotros?

ECCLITICO
¿Y quiénes más alegres?

CLARICE
Entonces ¿por fin puedo llamarte
esposo sin temor alguno?

ECCLITICO
¡Sí, sí, mi hermoso ídolo!

CLARICE
¡Ah, siento que mi corazón brinca de placer!

ECCLITICO
Mi felicidad no puedo expresar.

CLARICE
¡Ah, qué dulce instante!

ECCLITICO
¡Ah, qué día tan bendecido para nosotros!

CLARICE
Soy feliz.

ECCLITICO
Y yo dichoso.

(Noche de luna y cielo estrellado)

28 - Dúo
ECCLITICO
Por ti yo siento serpentear
un arroyuelo en mi seno,
que me inunda de dulzura el pecho.

CLARICE
Un arroyo de fuego
gira alrededor de mi corazón,
y es tan intenso,
que me incinera totalmente.

ECCLITICO
Deja que lo sienta un poco.

CLARICE
Déjame que lo sienta.

CLARICE, ECCLITICO
¡Ay dios, la mano quita ahora
que me siento morir!

ECCLITICO
¿Sentiste, tesoro mío?

CLARICE
¿Qué te parece, ídolo mío?

CLARICE, ECCLITICO
¡Ah, el arroyo va creciendo
hasta transformarse en un río!

ECCLITICO
¿Qué dulzura es ésta?...

CLARICE
¿Qué significa este ardor?...

CLARICE, ECCLITICO
¿Quizás, quizás, quizás sea amor?

ECCLITICO
¿Tú que dices?

CLARICE
¿Qué te parece?

ECCLITICO
¡Vamos, habla!

CLARICE
Contesta.

Dúo

ECCLITICO
Siento tanto placer
que parece inútil decirlo.
¡Ah! pícara, picarona
¿qué pretendes de mí?
Eres tú la que me enciende,
la que me hace derretir.
¡Qué llamas nos deleitan!
¡Qué dulcísima es la condena,
si el Amor e Himeneo
nos hacen estremecer!

CLARICE
Siento tanto placer
que parece inútil decirlo.
¡Ah! pícaro, picarón
¿qué pretendes de mí?
Eres tú la que me enciende,
la que me hace derretir.
¡Qué llamas nos deleitan!
¡Qué dulcísima es la condena,
si el Amor e Himeneo
nos hacen estremecer!

Escena Tercera

(Todos)

Recitativo

BUONAFEDE
¡Ven aquí, hija, abrázame!

CLARICE
Perdona mis locuras, por favor.
BUONAFEDE
¡Sólo yo, sólo yo he sido el loco!
Porque si tengo que decir la verdad,
fui con vosotras un padre demasiado severo.

FLAMINIA
(para sí)
Nos ha asignado seis mil escudos de dote
a cada una de nosotras.

CECCO
(para sí)
Y otros mil escudos para Lisetta,
que gustosamente recibe el emperador de la luna.

ERNESTO
Ecclitico, ¿qué dices?

ECCLITICO
¿Y qué puedo decir?
Con esta mujer a mi lado,
y con tan buena dote,
puedo muy bien mandar
que desguacen a mi catalejo.

LISETTA
Y yo aún más contenta que una reina,
bajo del trono y vuelvo a la cocina.

29 - Final

(Todos, más los caballeros, sirvientes, pajes,


discípulos de Ecclitico y demás personajes)

TODOS
¡Del mundo de la luna
nos llega la fortuna
y la prosperidad!
¡Qué dulce sentimiento,
anida en nuestro pecho!
¡Cuánta alegría!

CLARICE
¡Perdónanos!
BUONAFEDE
¡Sí, sí, si me amáis os perdono gustosamente!

ECCLITICO
¿Y me querrás?

FLAMINIA
¿Ya no te enojarás?

BUONAFEDE
Apruebo vuestro amor.

CECCO
Todos estamos contentos...

LISETTA, ERNESTO
... del efecto que ha logrado
nuestro ingenio y amor.

ERNESTO
Que siempre aumente nuestra felicidad...

BUONAFEDE
... la alegría que nos embarga...

CLARICE, FLAMINIA, ECCLITICO, ERNESTO


... y se mantenga siempre alegre nuestro corazón.

TODOS
Disfrutemos, amigos, de esta buena fortuna
que hoy a la tierra nos llega desde la luna.
Vivamos como amigos y con amor,
descartar los caprichos es lo mejor.
Ya todo lo que queremos
y todo aquello que deseamos
está ahora perfectamente encarrilado.

Digitalizado y Traducido por:


José Luis Roviaro 2011

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