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GROOMING
Una CHICA de aspecto infantil y un HOMBRE con la cara de James Stewart,
pero vestido y peinado como Cary Grant, están sentados en el banco de un
parque.
Atardece.
El HOMBRE mira al frente.
Silencio.
La CHICA también.
Silencio.
HOMBRE.- Julio iglesias alterna sus estudios secundarios con el fútbol como
jugador amateur del Real Madrid.
HOMBRE.- ¿Sabes quién es Julio Iglesia?
La CHICA no responde.
HOMBRE.- Llegó hace un rato largo, se colocó justo al otro lado del estanque, en
donde está ahora, y empezó a tirarle gusanitos a los patos. ¿Tú crees que se los
comen?
La CHICA no responde.
HOMBRE.- Me apostaría el cuello a que piensa que vestir como una cucaracha y
tirar esa mierda al estanque lo hace ver bien, con estilo. Ése es el problema. La
gente está muy equivocada. Pero hay poco que hacer. Con idiotas como esos no
se puede hablar, entre otras cosas porque nunca te hacen caso. Y aunque te lo
hicieran daría lo mismo. ¿Sabes por qué?
La CHICA no responde.
HOMBRE.-porque Los idiotas como ese nunca entienden nada de lo que les
dices. Se creen que les hablas porque tú eres igual de idiota que ellos.
Silencio.
HOMBRE.- Dentro de muy poco ya no se podrá ir al cine. Lo leí el otro día en un
periódico de esos que regalan por la calle: “Las diez cosas que desaparecerán de
aquí a diez años“. ¿Te gusta el cine? Cuál es tu película favorita.
La CHICA no responde.
HOMBRE.- La que hayas visto más veces. ¿Conoces Con la muerte en los
talones?
La CHICA no responde.
HOMBRE.- En mitad de una llanura, a Cary Grant le persigue una avioneta. Él no
sabe por qué. Entonces, busca un sitio donde esconderse. A lo lejos ve un maizal,
corre, se mete dentro, la avioneta planea sobre el maizal, empieza a fumigar y
Cary Grant casi se asfixia. Hasta que aparece un camión cisterna y Cary Grant
aprovecha, sale del maizal y corre de nuevo hacia la carretera, pero el camión no
se para y casi lo atropella. La avioneta cambia de sentido, vuelve a dirigirse a él,
pero no calcula bien, se desestabiliza y se estrella contra el depósito del camión,
que explota por los aires y todo se llena de gasolina, humo y fuego. Cuando
vuelven a enfocar a Cary Grant, no tiene ni un solo rasguño. ¿Sabes por qué?
La CHICA no responde.
HOMBRE.- Cary Grant es un héroe. Todo lo contrario de James Stewart, un tipo
traumatizado y cobarde que se pasa el día en pijama mirando a través de unos
prismáticos la vida de los demás. Yo tampoco lo sabía, me enteré hace poco,
pero dicen que Cary Grant y James Stewart son la misma persona.
El HOMBRE se da cuenta de que tiene suelto el cordón de uno de sus zapatos.
La CHICA no responde.
HOMBRE.- A lo mejor es que no trabaja en nada y está cesante. Últimamente
hay mucha gente sin trabajo. Puede ser, ¿no?
La CHICA no responde.
HOMBRE.- No sé, Carolina, porque me ofrezco a acercarte en auto y no
quieres, y te digo que me digas en qué trabaja tu padre y tampoco quieres, pero
luego sí que quieres que confíe en ti y que te deje que te vayas como si nada.
No sé si me entiendes.
CHICA.- No me gusta hablar del tema.
HOMBRE.- Qué tema.
CHICA.- De mi padre.
HOMBRE.- Por qué.
La CHICA se encoge de hombros.
HOMBRE.- ¿Está enfermo?
CHICA.- No.
HOMBRE.- Entonces, qué le pasa.
La CHICA baja la mirada dirigiendo su vista al suelo.
CHICA.- No lo sé. Nunca lo he visto.
Silencio.
CHICA.- Ni si quiera sé si existe.
HOMBRE.-Debe ser duro
La CHICA eleva la vista y vuelve a mirar al HOMBRE.
CHICA.-¿Puedo irme, por favor?
HOMBRE.- No saber quién es tu padre, digo. ¿Vives sola, entonces? ¿O tienes
más hermanos?
CHICA.- No va a dejar que me vaya, ¿verdad?
HOMBRE.- Si hay algo que quieras contarme, cualquier cosa, es sólo que me
gustaría que supieras, Carolina, que aquí tienes un amigo y que puedes confiar
en mí.
La CHICA no resiste más y rompe a llorar.
HOMBRE.- Carolina…
La CHICA sigue llorando.
HOMBRE.- Carolina…
CHICA.- Deje que me vaya, por favor.
HOMBRE.- Está bien, pero contesta a lo que te pregunto.
CHICA.- Soy hija única. Vivo con mi mamá.
HOMBRE.- ¿Las dos solas o con más gente?
La CHICA, que sigue llorando, se derrumba contra el suelo.
HOMBRE.- Carolina, te he hecho una pregunta.
CHICA.- Vivimos con su pareja.
HOMBRE.- El de tu madre.
CHICA.- Sí.
HOMBRE.- Y en qué trabaja su pareja.
La CHICA, que sigue llorando, no responde.
HOMBRE.- Porque de algún sitio tendrá que sacar para comer. ¿O no come?
La CHICA, que parece que ha parado de llorar, mira al HOMBRE desde el
suelo.
HOMBRE.- Qué te pasa. Carolina.
CHICA.- Por qué me hace tantas preguntas.
HOMBRE.- Y tú por qué nunca me contestas.
La CHICA no responde.
HOMBRE.- ¿Te gusta hacerte la interesante?
CHICA.- No.
HOMBRE.- Entonces, por qué no respondes a lo que te pregunto.
CHICA.- Hormigón pretensado.
HOMBRE.- Qué es eso.
CHICA.- No sé ¿me puedo ir?
HOMBRE.- No lo sabes.
CHICA.- No.
HOMBRE.- Y cómo dices que se llama.
CHICA.- Hormigón pretensado.
HOMBRE.- Digo el pololo de tu madre.
CHICA.- Lo hace para que lo pierda, ¿verdad?
HOMBRE.- Creí que había quedado claro que no volveríamos a hablar del
autobús.
CHICA.- Marian.
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- Me preguntó por el nombre del novio de mi mamá, ¿no? Se llama
Marian.
HOMBRE.- Qué nombre es ése. Ningún hombre se llama así.
CHICA.- Es extranjero.
HOMBRE.- De dónde.
CHICA.- De Haiti.
HOMBRE.- Un Negro. (silencio)…Y qué mide.
CHICA.- ¿?
HOMBRE.- ¿Es más alto o más bajo que yo?
CHICA.- ¿?
HOMBRE.- ¿Crees que soy hueon ?
La CHICA no responde.
HOMBRE.- Contesta, ¿crees que soy hueon?
La CHICA no responde.
HOMBRE.- Pude haber elegido cualquier otra dirección de tus contactos en el
Messenger, pero, precisamente, fui a escoger la de tu padre. Anoche. Ni siquiera
sabes si existe pero en tu lista de contactos está . Curioso, ¿no te parece?
La CHICA se levanta y da un paso atrás.
CHICA.- No se mueva de ahí.
El HOMBRE se mira las puntas de los zapatos.
HOMBRE.- ¿Tú me has visto moverme?
CHICA.- Si da un solo paso más…
HOMBRE.- Qué.
CHICA.- Grito.
HOMBRE.- ¿Lo ves?, ya te va saliendo el carácter.
CHICA.- Si vuelve a tocarme, le juro que grito.
HOMBRE.- Me gusta lo que haces al hablar, eso que haces con la boca.
CHICA.- Será mejor que dejemos las cosas como están.
HOMBRE.- ¿Y lo peor? ¿Has pensado en lo peor? Yo sí, es una costumbre. No sé
si buena o mala, pero es algo que hago bastante: pensar en lo peor, de cualquier
cosa, de mentir, por ejemplo.
CHICA.- Yo he cumplido con mi parte.
HOMBRE.- ¿Sabes qué es lo peor de mentir?
CHICA.- Ahora le toca a usted.
HOMBRE.- Que una vez que te pillan, luego, siempre tienes que contar la verdad.
CHICA.- La gente no miente por gusto.
HOMBRE.- Y por qué lo hacen, según tú.
CHICA.- Porque no todo el mundo está preparado para oír la verdad.
HOMBRE.- Dónde has aprendido a hablar así.
CHICA.- Así, cómo.
HOMBRE.- Así, como lo estás haciendo.
CHICA.- Escucho y, luego, hablo, en ese orden.
HOMBRE.- Eso no tiene mucho misterio.
CHICA.- No se crea, hace falta paciencia.
HOMBRE.- Por cierto, no sé la tuya, pero la mía empieza a agotarse. ¿Vas a
decirme ya en qué trabaja tu padre o vas a seguir haciéndote de rogar?
CHICA.- No me hago de rogar.
HOMBRE.- Pues no se nota, porque no paras de poner problemas
CHICA.- No estoy poniendo problemas
HOMBRE.- Por el Messenger parecías más inteligente, pero ya veo que era sólo
una impresión mía.
CHICA.- Hace tiempo que no vive con nosotras.
HOMBRE.- Quién.
CHICA.- Mi padre. Es chofer del metro. Pero no lo veo desde hace año y
medio porque desde que mi madre lo echó, él no ha vuelto a aparecer.
HOMBRE.- ¿Y es verdad que tu mamá sale con un haitiano negro? ¿ A tu mamá
le gustan los negros?
CHICA.- Qué importa eso.
HOMBRE.- Digo que si es verdad.
CHICA.- No, no es verdad.
HOMBRE.- Y por qué me mientes.
CHICA.- No le he mentido.
HOMBRE.- Pero lo inventaste
CHICA.- no, no lo inventé
HOMBRE.- Ah entonces eres tú la que sale con el haitiano. Es a ti a le que te
gustan los negros.
CHICA.- No. Yo no tengo pololo
HOMBRE.- Entonces, quién mierda sale con el haitiano
CHICA.- Mi padre.
CHICA.- Aunque, según mi madre, están a punto de dejarlo porque el haitiano
siempre ha estado enamorado de su novia de toda la vida, y no de mi padre,
como él piensa.
HOMBRE.- Es gay.
CHICA.- Quién.
HOMBRE.- Tu padre.
CHICA.- A usted qué le parece.
HOMBRE.- ¿Y te han tocado alguna vez?
CHICA.- Quién.
HOMBRE.- Tu padre. O el haitiano
CHICA.- De qué habla.
HOMBRE.- Digo si te han tocado.
CHICA.- ¿Toca usted a su hija mientras se ducha? Mi padre puede ser un
estúpido, y un inmaduro, como casi todos los hombres, pero es un caballero.
HOMBRE.- Qué has dicho.
CHICA.- Que mi padre puede ser un inmaduro, pero que es un caballero.
HOMBRE.- Antes. Repite lo que has dicho.
CHICA.- No sé de qué me habla.
HOMBRE.- ¡Repítelo!
El HOMBRE rodea a la CHICA y se pone a sus espaldas.
HOMBRE.- Te estai metiendo problemas mocosa de mierda. Vuelve a sentarte.
La CHICA se da la media vuelta y encara al HOMBRE.
CHICA.- Lo que vaya a contarme voy a oírlo igual ahí sentada que aquí de pie.
HOMBRE.- Por qué has dicho eso.
CHICA.- Si le digo la verdad, creo que preferiría no saberlo.
HOMBRE.- ¿Te estás burlando de mi?
CHICA.- No. Sólo que hay cosas que una vez que se dicen… Es como si se
abriera una puerta que jamás pudiera volverse a cerrar.
HOMBRE.- Qué puerta. De qué hablas.
CHICA.- De su hija. Me preguntó por ella, ¿no?
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- Es curioso, pero cada vez que voy, siempre hay algo que me llama la
atención. Los clientes, por ejemplo, entran, eligen un par de marraquetas o un
paquete de tallarines y ya quieren irse de allí. A la gente no le gusta comprar en el
Lider, por eso hay siempre peleas en las cola, las cajeras y los que trabajan dentro
son todos tan feos, yo creo que para que los clientes se vayan rápido y pueda
seguir entrando gente.
Silencio.
El HOMBRE sonríe.
CHICA.- ¿Te parece gracioso?
No hay réplica.
CHICA.- No era un chiste. Hay días en los que, mientras a usted se le hielan las
manos reponiendo bolsas de mariscos dentro de los congeladores, yo voy a su
casa y digo que soy ejecutiva bancaria. ¿Su mujer no se lo ha comentado?.
Silencio.
CHICA.- No sabe lo fácil que es engañar a la gente con una credencial falsa y un
par de papeles que parezcan importantes. Bueno, el punto es que ido un par de
veces a sus casa. Usted sábelo que tramitan los bancos para prestar dinero.¿ de
verdad que su señora no se lo ha comentado?. Su casa es Bonita pero muy
pequeña, entiendo que necesiten dinero para agrandarla. Entonces, cuando voy ,
su mujer, muy amable, siempre me invita a un café, y yo, por educación, lo acepto,
aunque no debería, porque el café me hace mal. Me dan ganas de ir al baño. Así
que le pido permiso a su mujer, pero su casa tiene un pasillo difícil y siempre me
equivoco de puerta, y, sin saber cómo, aparezco en una especie de escritorio con
un notebook encima de una mesa. Suelo resistir la tentación, pero hoy, no sé por
qué, no fui capaz y me lo llevé. Antes de venir al parque lo encendí y lo vi.
Primero, mis fotos; luego, el de todas las demás, incluido el de su hija, dentro de la
tina
La CHICA vuelve a sentarse en el banco.
CHICA.- No sé si le he respondido a la pregunta.
No hay réplica.
CHICA.- Su mujer es bastante fea, pero su hija es preciosa. Y muy
fotogénica. No es que en vivo no sea linda, pero sale mucho mejor en las fotos.
HOMBRE.- Esta mañana, en la bodega del super que huele a humedad y a leche
—los cartones se rompen y la leche se pudre—, estaba la radio puesta
derrepente, reconocí los diálogos, agarré una silla, me senté y la vi. Era La vida
sigueigual. Al final, Julio canta. Hace tiempo que conozco la canción, pero nunca
le había prestado atención a la letra. Dice que lo intentes o no, ganes o pierdas,
llores o rías, triunfes o te hundas en la miseria, friegues o no friegues, el suelo
volverá a llenarse de mierda. Supongo que si mi abuela nunca quiso que la viera,
sería por algo.
CHICA.- Cómo se llaman los gusanos.
HOMBRE.- Cada vez que me ducho, rezo, para que se vaya por el desagüe.
CHICA.- ¿Intercambias las fotos, los videos?
HOMBRE.- Y me restriego.
CHICA.- Quién te enseñó a configurar los virus.
HOMBRE.- Fuerte, con una esponja.
CHICA.- ¿En serio piensas que una niña de mi edad se comportaría como lo estoy
haciendo yo en una situación como ésta?
El HOMBRE mira de nuevo a la CHICA.
HOMBRE.- Hay algo que estás intentando decirme y que, por alguna razón, yo no
estoy entendiendo, ¿verdad?
CHICA.- No me preguntes por qué, Manuel, pero me da la impresión de que tú
tampoco confías mucho en mí.
El HOMBRE mira de nuevo la goma elástica de la CHICA y se da cuenta de
quecontinúa entre los dedos de ésta.
HOMBRE.- Recógetelo.
La CHICA no hace ni dice nada.
HOMBRE.- El pelo.
La CHICA no hace ni dice nada.
HOMBRE.- qué esperas.
La CHICA no hace ni dice nada.
HOMBRE.- Recógetelo.
El HOMBRE vuelve a mirar a su alrededor.
CHICA.- Por el Messenger parecías más inteligente, pero ya veo que era sólo una
impresión mía.
La CHICA camina de nuevo dirección al banco y vuelve a sentarse en él.
HOMBRE.- Enséñamela.
CHICA.- El qué.
HOMBRE.- La placa.
CHICA.- Qué placa.
HOMBRE.- Los ratis siempre llevan una placa.
CHICA.- Siempre, no. Sólo cuando estamos de servicio.
HOMBRE.- Y tú, hoy, estás de vacaciones.
CHICA.- No exactamente, sólo es mi día libre.
HOMBRE.- Qué casualidad.
CHICA.- Yo no lo llamaría así.
HOMBRE.- Y cómo lo llamarías.
CHICA.- Creo que me has malinterpretado.
HOMBRE.- Imagino que cobrarás bien. Sacarse fotos en pelota y Chuparsela a
desconocidos, eso se pagará con bonos extras
CHICA.- Manuel, a veces vengo sola.
Silencio.
CHICA.- Sin avisar a nadie.
La CHICA le mete la mano al HOMBRE en el bolsillo de su pantalón.
HOMBRE.- Qué haces.
La CHICA saca del bolsillo del pantalón del HOMBRE el taco de tarjetas que
antes utilizara éste con ella.
CHICA.- Para que me entiendas, tengo dos trabajos, muy distintos, como James
Stewart y Cary Grant, pero que, en el fondo, son el mismo. En uno hago lo que
tengo que hacer y en el otro lo que realmente me gustaría.
La CHICA comienza a barajar las tarjetas.
CHICA.- No sé si sabes que en las cárceles a las únicas personas que aíslan de
los demás presos es a los terroristas y a la gente como tú. Bueno después de
hacerle cosas que yo creo que no te van a gustar
La CHICA deja de barajar el taco de tarjetas.
CHICA.- O tal vez sí te gsuten. Tampoco digo que te tires al suelo y que te
pongas a besarme los pies,pero te comento que es de bien nacidos ser
agradecidos. Y me sorprende,sinceramente, que a estas alturas, ni siquiera me
hayas dado las gracias.
La CHICA forma un abanico con las tarjetas y se las muestra al HOMBRE.
CHICA.- Tú aún no te has dado cuenta, pero hoy es tu día de suerte.
El HOMBRE no hace ni dice nada.
CHICA.- Prueba y verás.
El HOMBRE no hace ni dice nada.
CHICA.- Elige una.
El HOMBRE no hace ni dice nada.
CHICA.- La que quieras.
El HOMBRE no hace ni dice nada.
CHICA.- Lo siento, pero tienes que elegir.
HOMBRE.- Por qué.
CHICA.- Porque yo también tengo un problemilla. Y, como tú, necesito que me
hagas un pequeño favor.
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- La movida es la de siempre. Te hago una pregunta, si la aciertas, puedes
coger y volver por donde has venido, pero, si la fallas…
La CHICA saca un sobre cerrado.
CHICA.- Me gustaría que le echaras un vistazo a esto.
El HOMBRE mira el sobre.
CHICA.- Lo siento, pero tienes que elegir.
El HOMBRE vuelve a mirar a su alrededor.
CHICA.- Te dije que vine sola.
El HOMBRE mira de nuevo a la CHICA.
CHICA.-¿O es que no me crees?
HOMBRE.- Por qué me lo has contado.
CHICA.- El qué.
HOMBRE.- Todo.
CHICA.- Qué es todo.
HOMBRE.- Quién eres y a qué te dedicas.
CHICA.- Querías conocerme, ¿no?
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- O, al menos, eso me dijiste, que estabas enamorado de mí. Pues aquí
me tienes. Ahora viene lo difícil. Ahora tienes que demostrármelo.
Silencio.
HOMBRE.- Carolina…
CHICA.- No me llames Carolina.
Silencio.
HOMBRE.- Y cómo quieres que te llame.
CHICA.- A ti cómo te gustaría.
HOMBRE.- Por qué no hablamos claro.
CHICA.- Nada puede apetecerme más.
HOMBRE.- Querías pedirme algo, ¿no?
CHICA.- Sí.
HOMBRE.- Y por qué no lo haces directamente y nos dejamos de preguntas y
respuestas.
CHICA.- Primero, por educación.
HOMBRE.- Qué educación.
CHICA.- Tú me has dado una oportunidad. Yo también te la quiero dar a ti. Y
segundo, porque no me gusta jugar con ventaja.
HOMBRE.- ¿?
CHICA.- Yo sé quién eres, en dónde vives quien es tu esposa, quien es tu hija y a
qué te dedicas. No veo por qué tú no vas a poder saberlo todo sobre mí también.
El HOMBRE se levanta de golpe y comienza a caminar hacia el estanque.
HOMBRE.- Esto es de locos.
La CHICA se levanta tras él y lo persigue con el abanico de tarjetas en la
mano.
CHICA.- Lo siento, pero tienes que elegir.
El HOMBRE se para en seco y se da la media vuelta.
HOMBRE.- ¿Y si me niego?
CHICA.- No sé a ti, pero a mí ésta no me parece forma ninguna de empezar una
relación.
HOMBRE.- Qué pasa si no lo hago, ¿eh?
CHICA.- No sé, imagínatelo
HOMBRE.- ¿Y si no tengo imaginación?
CHICA.- Entonces, prueba y mira a ver lo que pasa.
HOMBRE.- Esto es ridículo.
CHICA.- En la vida hay que elegir. Cuando uno quiere tenerlo todo, eso es lo
ridículo. Es el primer comentario inteligente que haces en toda la tarde.
Felicidades.
HOMBRE.- No te burles de mí.
CHICA.- No lo estoy haciendo. Todo lo contrario. Tan sólo me alegro de que seas
tú mismo el que, aunque sea poco a poco, se vaya dando cuenta.
HOMBRE.- Si vuelves a aparecer por mi casa…
CHICA.- Paso a paso, Manuel. Las cosas han de hacerse paso a paso y con
cabeza. Piénsalo. Y no vayas a decir nada que te comprometa. Mi consejo es que
te calles durante cinco, o diez segundos, sí, mejor diez, y que, después, digas
algo, como poco, constructivo, o que, al menos, deje de empeorar las cosas.
Largo silencio.
HOMBRE.-Literatura
La CHICA, que sigue ofreciéndole al HOMBRE el abanico de tarjetas, sonríe.
Silencio.
Finalmente, el HOMBRE se decide, agarra una tarjeta, y la CHICA se la quita
rápidamente de la mano.
La CHICA lee la tarjeta.
*****
En el parque ha amanecido. Ya es otro día.
La CHICA está sentada en el banco, sola.
CHICA.- Cuando el pozo llega a su fin y la chica choca contra el suelo…
La CHICA se pone de pie.
CHICA.- Ésta se levanta y se pone de pie.
La CHICA se mira por encima.
CHICA.- Se mira por encima, para ver si se ha hecho algo, pero se da cuenta de
que sigue intacta.
La CHICA echa un vistazo alrededor del parque.
CHICA.- Entonces se pone a buscar al conejo.
Silencio.
CHICA.- Pero el conejo ya no está.
Silencio.
CHICA.- Ha desparecido.
La CHICA se pone en marcha y comienza a caminar hasta que desaparece.
El lugar se queda vacío.