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El objetivo de la política monetaria de Colombia es mantener una inflación baja y estable y

alcanzar el máximo nivel sostenible de producción y empleo. De esta forma, la política monetaria
cumple con el mandato constitucional de velar por la preservación del poder adquisitivo del peso y
contribuir a la mejora del bienestar de la población. Para lograr sus objetivos, el Banco de la
República sigue un programa de metas de inflación con un régimen de tipo de cambio flexible. De
acuerdo con el plan, las medidas de política monetaria están dirigidas a asegurar que la inflación
futura alcance la meta establecida en el horizonte de política. En Colombia, la meta anterior fue
fijada por la JDBR en 3% (con un margen de error de ±1 punto porcentual). Este indicador se
refiere a la inflación de los precios al consumidor, medida como la variación anual del índice de
precios al consumidor (IPC).

Para lograr la meta de inflación, el banco central de la república fija una tasa de referencia,
también conocida como tasa de intervención o de política monetaria. Los bancos ajustan la oferta
monetaria para asegurar que la referencia bancaria a un día (IBR) esté cerca de la tasa de política
monetaria. Los cambios en las tasas de interés de referencia afectan la inflación y el crecimiento
de corto plazo a través de varios mecanismos de transmisión.

La flexibilidad cambiaria que brinda el programa de metas de inflación tiene dos propósitos.
Primero, le permite al Banco de la República implementar una política monetaria independiente
que tenga en cuenta las condiciones de la economía colombiana y le permita llevar a cabo sus
funciones constitucionales. En segundo lugar, un tipo de cambio flotante reduce el impacto
económico de los choques externos, como las fluctuaciones en los precios internacionales del
petróleo.

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