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Libro III Confesiones de San Agustín-Apuntes
Libro III Confesiones de San Agustín-Apuntes
https://www.youtube.com/watch?v=Yew2kw2tcdw
San Agustín viaja a la gran ciudad -Cartago- teniendo 17 años, la capital del norte de
África, la tercera ciudad más grande y rica del imperio romano, a estudiar gramática.
Con variedades culturales y llena de pecados, llega a ver el mar y toda la variedades.
Se moverá por el fuego de la pasión, donde busca una concubina y tiene un hijo, pero
también un fuego por la verdad, por el conocimiento y se encontrará con los maniqueos y
se les une por 9 años.
Al final del libro III hace una comparación entre la moral cristiana y la maniquea.
Está buscando un amor impuro, egoísta, que del griego se encuentra en un tercer nivel de
los cuatro niveles:
o 1. Filia -amor a las personas que comparten elementos humanos -nación, raza,
cultura, familia…-
o 2. estorgé -amor que se da cuando se comparte la familia, la misma sangre-
o 3. Eros- en griego no significa lo mismo que las lenguas modernas -erotismo- sino
un amor interesado, desordenado y destruye al hombre.
o 4. Agape -amor benevolente, oblativo, desinteresado, procura el bien. Llegará a
este nivel hasta el libro X, aunque hace alusión en el libro II cuando describe su
intención en componer las confesiones.
Llega a conocer todos los elementos negativos de las relaciones humanas entre hombre y
mujer, de allí que los tratados del matrimonio los elabora desde la experiencia, donde se
necesita el amor de Dios para transformar los afectos carnales.
https://www.youtube.com/watch?v=g2PKYXQqWfg
San Agustín, amante del teatro. La iglesia prohibía la asistencia a estos eventos por la
inmoralidad y la adoración a los dioses paganos.
Amaba las tragedias y las comedias, con el análisis aristotélico en la poética, con el
elemento catártico. Al acudir a una obra de teatro se puede experimentar dos
sentimientos: el temor y la compasión, hasta finalizar la expectación y experimenta la
catarsis, pues, quedan liberado al marcar una diferencia entre la fantasía y la vida real. Ver
tragedias ajenas para sentirse aliviado de las angustias personales.
Experimentar dolor ante la miseria ajena es estéril, ficticia y teatral, pero no trasciende
porque no es real.
Sea la vida que sea, todo hombre cuenta con la gracia de Dios.
San Agustin no nombra a la concubina con la que tiene a Adeodato, para no atentar contra
su nombre o porque en la literatura latina no anotaban nombres de mujeres, aunque si
nombra a su mamá Mónica. Tampoco nombra a su hermana.
San Agustin acudia a las grandes solemnidades de la iglesia católica por su mamá, a pesar
de sus pasiones, no olvida el deseo de Dios y las costumbres familiares. Él era catecúmeno
y podría ingresar, pero solo hasta la primera parte -liturgia de la palabra- pero la segunda
parte -donde se revela el misterio no- eran expulsados.
https://www.youtube.com/watch?v=9emg-MV8oAU&feature=emb_logo
San Agustín comienza sus estudios de retórica en Cartago, para convencer a las voluntades
por la palabra.
Se da la primera conversión
Se encuentra con el testo de Cicerón- El Hortensio- con una riqueza retórica y filosófica.
Promete a dedicarse a buscar la sabiduría durante toda su vida y más tarde se dará cuenta
que dicha sabiduría es Cristo. (1 Co 1, 24) busca la verdad en la sabiduría, que indaga en
caminos equivocados como es el maniqueísmo.
La filosofía dejará frio a San Agustín porque no encuentra a Cristo.
Cuando se encuentra con San Ambrosio en Milán halla la sabiduría que tanto anhelaba: las
verdades del cristianismo.
El texto de Cicerón y otros muchos se han perdido porque no existía la imprenta y aquellos
libros que no eran copiados en los monasterios, se perdían en el tiempo.
De las obras de san Agustín se conserva el 90% tal vez el padre de la iglesia con más obras
recuperadas.
La retórica empieza a perderse porque empieza a estudiarse desde otros tratados.
Empieza a adentrarse a las sagradas escrituras, traducida del griego al latín -de los 70- y se
decepciona porque son traducciones muy primitivas, sin calidad retórica, literaria y con
errores gramaticales. Fue soberbio porque no reconoció la voz de Dios en la sencillez. De
allí que los maniqueos lo incitaran a olvidar el Antiguo Testamento porque era obra del
Dios de las tinieblas, quedándose solo en algunos pasajes del nuevo testamento, con el
corpus paulino.
“Cree para entender y entiende para creer” La razonabilidad de la fe ayuda a creer mejor y
creyendo se puede entender mejor-Es el círculo hermenéutico de la virtud agustiniana.
https://www.youtube.com/watch?v=cdhBkIA7Uc0&t=51s
https://www.youtube.com/watch?v=csM5Ndm0iF8
Presenta la doctrina cosmológica y moral del maniqueísmo, para luego contrastarlo con la
moral cristiana.
Reflexiona sobre el mal y afirma que los maniqueos le atribuyen al dios del mal el origen
de esta fuerza y encontró una justificación de sus culpas, pues, no era él quien pecaba sino
la naturaleza extraña en él.
En el libro V describe su profunda desilusión frente al maniqueísmo, buscando otro
camino en la filosofía y posteriormente en el cristianismo, reconociendo que quien pecaba
era él y no una sustancia ajena.
Se mantiene en el maniqueísmo por tener un grupo de referencia e influencias de poder y
crecimiento social, a pesar de los infantilismos en las teorías maniqueas.
San Agustín propone que el mal no tiene una sustancia, es privación de bien, ausencia de
bien, muy diferente a la noción maniquea quienes lo afirman como una sustancia que
procede del dios del mal.
La filosofía platónica le influirá tres cosas: la inmaterialidad de Dios, del alma humana
aunque distinta a la de Dios y la inmortalidad del alma-tema que lo obsesiona-
Los problemas exegéticos que le presentaban los maniqueos sobre el A.T. como obra del
Dios del mal: La poligamia de los patriarcas no era entendidas y lo hacían vacilar. Después
dará respuesta en las obras anti maniqueas-era expresión del crecimiento para el pueblo
de Dios-
Los documentos maniqueos se habrían perdido y solo se conocía solo las lecturas
agustinianas, pero en el siglo XIX se encuentran obras maniqueas para confirmar lo dicho
por San Agustín.
Termina el libro III con un tono dulce y aparece la figura de la madre -Santa Mónica- quien
ora por su hijo y pide la conversión. Presenta el sueño de Santa Mónica de pie sobre una
regla de madera y frente a San Agustín, se le aparece un ángel diciendo que donde ella
está, él estará.