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En cualquiera de los dos casos, el asesinato sería el medio para resolver posibles

venganzas políticas. Para ese momento Uribe Uribe hacía parte de los liberales
“bloquistas” que se habían aliado luego de la Guerra de los Mil Días con el
gobierno del general Rafael Reyes, con miras a lograr pactos de convivencia
política. Otro sector de los liberales, los llamados “republicanos” habían quedado
por fuera de ese pacto. Carvajal, quien dijo ser liberal, indicó en su declaración
que la mayoría de los puestos y contratos “eran para los amigos de bloquistas de
Uribe Uribe” y que a él le negaban sistemáticamente cualquier trabajo.

Pero la explicación sobre el asesinato va más allá. Otro enigma por resolver es el
de la identidad de posibles autores intelectuales. Al igual que el caso del asesinato
de Jorge Eliécer Gaitán, las hipótesis se multiplicaron. Roa Sierra y Galarza y
Carvajal pudieron actuar por cuenta propia, ¿por qué no? Valga recordar el
brillante artículo del maestro Lisandro Duque ‘Todo lo del pobre es robado’, allí
señala que los historiadores, al buscar culpables provenientes de las esferas del
poder, le quitan a Roa Sierra la posibilidad de haber decidido por sí mismo la
ejecución del crimen. A Galarza y Carvajal las autoridades los interrogaron y
dictaron sentencia rápidamente: los asesinos actuaron en solitario y por cuenta
propia. Sin embargo, aunque el asesinato ocurrió al medio día, una hora en que
las calles eran poco concurridas, hubo testigos que notaron movimientos extraños
y algunas coincidencias para tomar en cuenta. Altas esferas del poder político y
religioso pudieron estar involucradas. Pero ¿por qué?

‘De cómo el liberalismo político colombiano no es pecado’ es un libro que Uribe


Uribe publicó en 1912; por sus cuestionamientos al vínculo estrecho entre Iglesia y
conservadores, fue proscrito y prohibido por Bernardo Herrera, arzobispo de
Bogotá. Años atrás, en 1904, Rafael Uribe Uribe pronunció en el Teatro Municipal
de Bogotá un potente discurso que tituló ‘Socialismo de Estado’. Planteó una
extensa reflexión sobre la manera de conducir el poder político, basada en la
razón, el humanismo, la solidaridad y el trabajo. En el cierre de aquel discurso
decía Uribe Uribe: “Y repito: en Colombia todo está por hacer. Como el siglo de
vida Independiente que pronto cumpliremos, lo hemos pasado divertidos en el
'sport' de la guerra, estamos singularmente retrasados en todas las sendas del
progreso. Tenemos toda una nación por reconstruir. Nuestros padres y nosotros
mismos creímos 'hacer Patria' empleando los fusiles destructores. Necesitamos
'hacer Patria ' con las herramientas fecundas del trabajo”.

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