Está en la página 1de 10

En [ciudad], a [día] de [mes] de 2022

Señor:
[NOMBRE]
[Cargo]
[Nombre Empresa]
Presente

Ref.: Exigencia de “pase de movilidad” o testeo negativo para COVID-19 para entrada al
trabajo.-

De mi consideración,

En relación con su correo de [día] de [mes] de 2022, que indica que “[copiar texto de la
carta o correo que exija ‘pase de movilidad’ o testeo negativo para COVID-19]”, me
permito recurrir a Ud. y solicitarle respetuosamente reconsiderar dicha decisión.

Como obra en su conocimiento, el “pase de movilidad” surge como una exigencia del
Ministerio de Salud y la correlación de dos normas administrativas, a saber:

● el Decreto N° 52 afecto, publicado en el Diario Oficial el 24 de diciembre de 2021,


que “PRORROGA VIGENCIA DEL DECRETO Nº 4, DE 2020, DEL MINISTERIO
DESALUD, QUE DECRETA ALERTA SANITARIA POR EL PERÍODO QUE SE SEÑALA Y
OTORGA FACULTADES EXTRAORDINARIAS QUE INDICA POR EMERGENCIA DE
SALUD PÚBLICA DE IMPORTANCIA INTERNACIONAL (ESPII) POR BROTE DEL NUEVO
CORONAVIRUS (2019-NCOV)1”; y
● la Resolución N° 994 exenta, de 30 de septiembre de 2021, que “ESTABLECE
CUARTO PLAN ‘PASO A PASO’2” y, en el numeral XVI de su capítulo I, establece un
“pase de movilidad” que discrimina arbitrariamente a las personas, según se verá.

Cabe tener presente que dichos actos administrativos se sustentan en normas


simplemente legales que no pueden primar sobre los derechos humanos y, lo que es más
grave, se han dictado pese a que no nos encontramos en un estado de excepción
constitucional que permita restringir las garantías fundamentales de la ciudadanía.

El Decreto N° 52 afecto, publicado en el Diario Oficial el 24 de diciembre de 2021, que


prorroga el decreto de alerta sanitaria, constituye un acto arbitrario que perturba mis

1 Ver texto completo en


https://www.diariooficial.interior.gob.cl/publicaciones/2021/12/24/43136/01/2062910.pdf

2 Ver texto completo en


www.diariooficial.interior.gob.cl/publicaciones/2021/10/01/43067/01/2020059.pdf
derechos a la integridad física y psíquica, a la igualdad ante la ley y a la libertad
personal, garantías constitucionales que se encuentran consagradas en los numerales 1, 2,
7 del artículo 19 de la Constitución Política de la República, respectivamente.

En efecto, el Ministerio de Salud fundamentó la prórroga del decreto de alerta sanitaria en


hechos pasados y en un peligro abstracto, sin base en información suficiente, clara y
específica que amerite su extensión. Los hechos en los que se justifica una alerta sanitaria
no sólo deben ser graves sino también imprevisibles e intempestivos; por lo que,
transcurridos casi dos años de pandemia en Chile, tal situación dejó de ser imprevista o
sobreviniente.

Por su parte, la Resolución N° 994 exenta, 30 de septiembre de 2021, es abiertamente


inconstitucional, de momento que no nos encontramos en un estado de excepción que
permita restringir nuestras garantías fundamentales y, en cualquier caso, se sustenta
simplemente en el decreto de alerta sanitaria que, basado en normas simplemente
legales, no pueden primar sobre los derechos humanos.

Mientras nos encontrábamos bajo el estado de excepción constitucional de catástrofe, la


autoridad sanitaria pudo establecer confinamientos, cuarentenas y restricciones a la
movilidad de los ciudadanos, en principio, legítimamente. Según el artículo 43, inciso
tercero de la Carta Fundamental, al decretarse el estado de catástrofe pueden restringirse
las libertades de locomoción y de reunión […] y adoptar todas las medidas extraordinarias
de carácter administrativo que sean necesarias para el pronto restablecimiento de la
normalidad en la zona afectada. Sin embargo, dicho estado excepcional no se renovó; es
decir, en los términos del artículo 43 de nuestra Constitución Política, ya se reestableció
la normalidad. Por lo demás, el artículo 44 de la misma Carta Magna establece con toda
claridad que “las medidas que se adopten durante los estados de excepción no podrán,
bajo ninguna circunstancia, prolongarse más allá de la vigencia de los mismos” (el
énfasis es nuestro), no correspondiendo ni estando habilitado el Ministerio de Salud para
hacerlo por la vía administrativa y sustentado en normas simplemente legales.

A mayor abundamiento, la Resolución N° 994 exenta, 30 de septiembre de 2021, es ilegal.


La Ley N° 20.609 que Establece Medidas Contra la Discriminación, conocida también como
Ley Zamudio, nos ilustra sobre lo que puede entenderse como discriminación arbitraria, al
definirla, en su artículo 2°, inciso 1°, como “toda distinción, exclusión o restricción que
carezca de justificación razonable, efectuada por agentes del Estado o particulares, y
que cause privación, perturbación o amenaza en el ejercicio legítimo de los derechos
fundamentales establecidos en la Constitución Política de la República o en los tratados
internacionales sobre derechos humanos ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes, en particular cuando se funden en motivos tales como la raza o etnia, la
nacionalidad, la situación socioeconómica, el idioma, la ideología u opinión política, la
religión o creencia, la sindicación o participación en organizaciones gremiales o la falta de
ellas, el sexo, la maternidad, la lactancia materna, el amamantamiento, la orientación
sexual, la identidad y expresión de género, el estado civil, la edad, la filiación, la apariencia
personal y la enfermedad o discapacidad” (el énfasis es nuestro). De acuerdo con lo
anterior, si se considera como discriminación arbitraria el vulnerar los derechos
fundamentales de un individuo en razón de padecer una enfermedad, con mayor razón
resultaría ilegal, arbitrario y carente de toda racionalidad discriminar a una persona que
se encuentre perfectamente sana, presumiendo, a priori, que ésta se encuentra enferma
por el mero hecho de no portar un “pase de movilidad” o un testeo negativo para
COVID-19; siendo totalmente absurdo el asumir que una persona deba demostrar que se
encuentra sana, cuando este es el estado en el que se encuentra casi la totalidad de la
población nacional, tal como las propias estadísticas oficiales, según se ha visto.

Por lo demás, al comienzo de la pandemia, el 26 de abril de 2020, el Consejo Asesor


COVID-19 de nuestro país –que integraba la actual subsecretaria de salud Paula Daza-
emitió un documento denominado “Estrategias para aumentar la detección de SARS-CoV-
2 en Chile”, que se publicó en el sitio Web del Ministerio de Salud y señala que “La
presencia de anticuerpos (IgG/IgM) en sangre contra SARS-CoV-2 (denominado
‘seropositividad’) confirma que la persona fue infectada por el virus. La infección puede
haber ocurrido en un lapso de 5-7 días a meses antes de la seropositividad. La
seropositividad sugiere que la persona estará protegida contra el COVID-19”.

En esta misma línea, distintos estudios publicados en las revistas médicas más prestigiosas
concluyeron lo mismo: que tanto los seropositivos al SARS-CoV-2, como los inmunizados
mediante vacunas, logran una inmunidad contra el COVID-19. Incluso se ha acreditado
que la inmunidad de los seropositivos es mayor y podría durar entre varios años hasta
permanentemente.

En uno de ellos, denominado “Comparing SARS-CoV-2 natural immunity to vaccine-


induced immunity: reinfections versus breakthrough infections 3”, se demostró que “la
inmunidad natural confiere una protección más duradera y fuerte contra la infección, la
enfermedad sintomática y la hospitalización causada por la variante Delta del SARS-CoV-2,
en comparación con la inmunidad inducida por la vacuna de dos dosis BNT162b2” . Al
respecto, Science informó que “la protección inmunológica natural que se desarrolla tras
una infección por el SARS-CoV-2 ofrece un escudo considerablemente mayor contra la
variante Delta del coronavirus pandémico que dos dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech,
según un amplio estudio israelí”, y que “los datos recién publicados muestran que las
personas que alguna vez tuvieron una infección por el SARS-CoV-2 eran mucho menos
propensas que las personas vacunadas a contraer el Delta, a desarrollar síntomas por ello
o a ser hospitalizadas con COVID-19 grave4”.

Dicho de otro modo, se ha acreditado que las personas vacunadas tienen 27 veces más

3 Ver www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.08.24.21262415v1

4 Ver www.science.org/content/article/having-sars-cov-2-once-confers-much-greater-immunity-vaccine-
vaccination-remains-vital
probabilidades de contraer una infección sintomática por SARS-CoV-2 que las que cuentan
con inmunidad natural contra este virus, al encontrarse recuperadas del mismo. En esta
línea, el profesor de la Facultad de Medicina de Harvard, Martin Kulldorff, afirmó que las
investigaciones que demuestran que la inmunidad natural ofrece una protección
exponencialmente mayor que la de las vacunas significan que los pasaportes de
vacunación son tanto anticientíficos como discriminatorios. “La enfermedad Covid
anterior proporciona una inmunidad más fuerte que las vacunas, por lo que los pasaportes
de las vacunas no son científicos5”, observó Kulldorff, bioestadístico y epidemiólogo.
Agregó en Twitter que “El contagio previo de COVID-19 (caso de muchos trabajadores)
ofrece mejor inmunidad que las vacunas (caso de muchos profesionales), por lo que los
pasaportes de vacunas no sólo son un disparate científico, sino que también son
discriminatorios y poco éticos”.

A modo ejemplar, cabe tener presente que el “Certificado Digital Covid” para el libre
desplazamiento de las personas entre los países miembros de la Unión Europea no aplica
solamente a quienes hayan sido inoculados con las dosis necesarias de las vacunas
aprobadas, sino a quienes cuenten con un certificado de anticuerpos por haber tenido la
enfermedad. De esta manera, la exigencia a personas sanas de portar un “pase de
movilidad” o un testeo negativo para COVID-19 deviene además en arbitraria, de
momento que no se considera su inmunidad, sino simplemente el contar con un
documento electrónico emitido por la autoridad sanitaria; y, por otra parte, omite que las
personas inoculadas siguen siendo tan contagiosas como quienes no han recibido el
suero6.

No olvidemos que la no discriminación es uno de los principios fundamentales del


Derecho Internacional de los Derechos Humanos; como un valor jurídico constitucional
fundamental enraíza profundamente en la noción de dignidad de la persona. Por eso no es
de extrañar que se contemple estrechamente vinculada a la expresión igualdad en la
Constitución chilena. De modo que en cuanto garantía de una vida digna y estándar de
legitimidad del poder político, el disfrute al derecho a la no discriminación debe ser
efectivamente resguardado por el ordenamiento jurídico, tal y como lo hace el artículo 19
de nuestra Carta Fundamental, en la especie, en sus numerales 1, 2 y 7, ya indicados.

El Tribunal Constitucional, fundándose en el principio de igualdad ante la ley ha expresado


reiteradamente que la edad, sexo, raza, origen social o nacional, condición social o
económica y creencias son categorías “sospechosas que pueden resultar inaceptables para
establecer diferencias”; y que, si bien nuestra Constitución no prohíbe hacer diferencias
ni siquiera fundada en las categorías “sospechosas”, en ningún caso se permiten las
diferencias arbitrarias. Éstas, para no ser arbitrarias, deben ser legítimas y razonables, es
decir proveer una relación instrumental o de funcionalidad entre el fin perseguido por la

5 Ver www.thehindubusinessline.com/news/vaccine-passports-and-certificates-should-not-become-licence-
to-travel-say-experts/article36682177.ece

6 Ver www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.07.31.21261387v4.full.pdf
norma y el criterio escogido para justificar el trato diferente. En la especie, la Resolución
N° 994 exenta, de 30 de septiembre de 2021, no cumple con esos requisitos, pues
restringir los derechos fundamentales de un ciudadano que cuenta con perfecta salud y
no tiene ninguna enfermedad de base, impidiéndole participar en sus actividades, sólo por
el hecho de no contar con el denominado “pase de movilidad” o un testeo negativo para
COVID-19, no es racional ni proporcional con el fin deseado; máxime cuando existen otras
categorías de personas con igual o mayor vulnerabilidad a los cuales se les da un trato
totalmente diferente, como son las personas vacunadas que se encuentran actualmente
enfermas o padecen de enfermedades de base, entre otras.

A mayor abundamiento, de conformidad a la Resolución Exenta N° 1138 del 24 de


diciembre de 2020 del Ministerio de Salud, que aprobó los lineamientos técnicos
operativos relativos a la vacunación SARS-CoV-2, la vacunación es voluntaria; en
consecuencia, ninguna persona que habita el territorio nacional puede someterse
obligatoriamente al proceso de inoculación que ha implementado la autoridad sanitaria
en contra del referido virus. Por su parte, el artículo 14 de la Ley N° 20.584, sobre los
derechos y deberes del paciente, establece como principio rector el derecho a otorgar o
denegar la voluntad para someterse a cualquier procedimiento o tratamiento vinculado a
su atención de salud y, en su artículo 14, se consagra el derecho a la confidencialidad de
los datos médicos. Así, por lo demás lo ha señalado el Consejo de Europa, la principal
organización mundial de derechos humanos, que prohíbe a los estados la obligatoriedad
de la vacunación contra el SARS-CoV-2 o que esto pueda utilizarse para discriminar a
cualquier persona. La resolución del citado organismo europeo obliga a “garantizar que
los ciudadanos estén informados de que la vacunación no es obligatoria y que nadie sea
presionado política, socialmente o de otra manera para que se vacune sino quiere hacerlo
por sí mismo”.

En cuanto a los testeos para COVID-19, han surgido serias dudas sobre las pruebas que se
utilizan para diagnosticar esta infección, y los cuestionamientos no han hecho más que
aumentar desde entonces.

Los resultados positivos obtenidos en pruebas de reacción en cadena de la polimerasa con


transcriptasa inversa (RT-PCR) se han utilizado como justificación para mantener gran
parte del mundo confinado o con movilidad restringida en los últimos dos años. Y esto a
pesar de que los exámenes PCR han demostrado ser muy poco fiables ya que dan altas
tasas de resultados falsos y de que no están diseñadas para usarse como una herramienta
de diagnóstico, ya que no pueden distinguir entre virus inactivos y virus “vivos” o
reproductivos.

Antes de su muerte, el inventor del examen PCR, Kary Mullis, enfatizó repetidamente,
pero sin éxito, que esta prueba no debe usarse como una herramienta de diagnóstico por
la simple razón de que es incapaz de diagnosticar una enfermedad. Según distintos
estudios científicos7 8, una prueba positiva no significa realmente que haya una infección
activa. En efecto, la detección de ARN (ácido ribonucleico) viral no indicaría la presencia
de virus contagiosos o que el SARS-CoV-2 es el agente causante de los síntomas clínicos;
esta prueba no ha sido establecida para controlar el tratamiento de la infección por SARS-
CoV-2; y no puede descartar enfermedades causadas por otros patógenos bacterianos o
virales.

Entonces, ¿qué nos dice realmente el examen PCR? El hisopo de PCR recolecta ARN de su
cavidad nasal, que luego se transcribe de forma inversa en ADN. Sin embargo, los
fragmentos genéticos son tan pequeños que deben amplificarse para que sean
discernibles. Cada ronda de amplificación se llama ciclo. La amplificación de más de 35
ciclos se considera poco fiable y científicamente no justificada, sin embargo, las pruebas
recomendadas originalmente por la OMS se establecieron en 45 ciclos; amplificando
cualquier secuencia, incluso insignificante, de ADN viral que pueda estar presente hasta el
punto en que la prueba dé “positivo”, incluso si la carga viral es extremadamente baja o el
virus está inactivo. Estos umbrales de ciclo excesivos han dado como resultado un número
mucho mayor de casos positivos que el resultado que se obtendría haciéndolo de otra
manera. Incluso la propia OMS recomienda actualmente una segunda prueba para
confirmar cualquier diagnóstico para las personas que no muestran ningún síntoma de la
enfermedad y ha reconocido que “La guía de la OMS Las pruebas de diagnóstico para el
SARS-CoV-2 establece que se necesita una interpretación cuidadosa de los resultados
positivos débiles. El umbral de ciclo (Ct) necesario para detectar el virus es inversamente
proporcional a la carga viral del paciente” y que “a medida que disminuye la prevalencia
de la enfermedad, aumenta el riesgo de falsos positivos. Esto significa que la probabilidad
de que una persona que tiene un resultado positivo (SARS-CoV-2 detectado) esté
realmente infectada con el SARS-CoV-2 disminuye a medida que disminuye la prevalencia,
independientemente de la especificidad declarada9”.

A mayor abundamiento, según un estudio publicado en la prestigiosa revista médica The


Lancet, “los problemas técnicos, incluida la contaminación durante el muestreo (p. ej., Un
hisopo toca accidentalmente un guante o una superficie contaminada), la contaminación
por amplicones de PCR, la contaminación de los reactivos, la contaminación cruzada de la
muestra y las reacciones cruzadas con otros virus o material genético también podrían ser

7 Bernard La Scola, Marion Le Bideau Julien Andreani, Van Thuan Hoang, Clio Grimaldier, Philippe Colson,
Philippe Gautret y Didier Raoult, Viral RNA load as determined by cell culture as a management tool for
discharge of SARS-CoV-2 patients from infectious disease wards (Carga de ARN viral determinada por cultivo
celular como herramienta de manejo para el alta de pacientes con SARS-CoV-2 de las salas de enfermedades
infecciosas), en www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7185831/

8 Tom Jefferson, Elisabeth A Spencer, Jon Brassey y Carl Heneghan, Viral cultures for COVID-19 infectivity
assessment – a systematic review (Cultivos virales para la evaluación de la infectividad de COVID-19: una
revisión sistemática), en www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.08.04.20167932v4

9 en www.who.int/news/item/20-01-2021-who-information-notice-for-ivd-users-2020-05
responsables de arrojar resultados de falsos-positivos. Estos problemas no son solo
teóricos; el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. tuvo que
retirar los kits de prueba en marzo de 2020, cuando se demostró que tenían una alta tasa
de falsos positivos debido a la contaminación del reactivo 10”.

Pero quizás lo más importante de todo, según se ha adelantado, es que los exámenes PCR
no pueden distinguir entre virus inactivos y virus “vivos” o reproductivos. Lo que eso
significa es que los exámenes PCR no pueden detectar una infección: no pueden acreditar
si un individuo está enfermo actualmente, si desarrollará síntomas en un futuro cercano o
si es contagioso. Las pruebas pueden detectar restos muertos o partículas virales inactivas
que no suponen ningún riesgo para el paciente ni para los demás. Además, la prueba
puede detectar la presencia de otros coronavirus, por lo que un resultado positivo puede
indicar simplemente que se ha recuperado de un resfriado común en el pasado.

Una “infección” se da cuando un virus penetra en una célula y se replica. A medida que el
virus se multiplica aparecen los síntomas. Una persona solo es contagiosa si el virus se
está replicando; mientras el virus esté inactivo y no se esté replicando, es completamente
inofensivo tanto para el portador como para los demás; y si se hace el examen y este
arroja positivo, pero no tiene síntomas, lo más probable es que la prueba haya detectado
ADN viral inactivo en su cuerpo. Esto también significaría que el individuo no es
contagioso y no representa ningún riesgo para nadie.

Por todas estas razones, varios científicos muy respetados de todo el mundo dicen ahora
que lo que tenemos no es una pandemia de COVID-19, sino una pandemia de exámenes
PCR. “Mañana me pongo a crear una cuarta ola y lo puedo hacer” porque “ha habido un
arma que se ha utilizado: test de PCR a asintomáticos” y “test de PCR con ciclos”; además,
“a más número de tests de PCR, más positivos”, denunció el decano del Colegio de
Biólogos del País Vasco Jon Ander Etxebarría 11. En resumen, parece que millones de
personas simplemente tienen ADN viral inactivo que no representa ningún riesgo para
nadie, sin embargo, la tecnocracia global está utilizando estos resultados positivos para
implementar un nuevo sistema económico y social basado en una vigilancia draconiana y
un control totalitario.

Esto ya está siendo reconocido por distintos tribunales de justicia alrededor del mundo.
Por ejemplo, el Tribunal Administrativo de Viena –en sentencia de 24 de marzo de 2021-
determinó que sólo un médico tiene derecho a determinar si una persona está enferma o
sana y criticó la extrema susceptibilidad de las pruebas de antígenos a los errores porque
la autoridad se basaría exclusivamente en dichas pruebas de antígenos para los análisis

10 Elena Surkova, Vladyslav Nikolayevskyy y Francis Drobniewski, False-positive COVID-19 results: hidden
problems and costs, en www.thelancet.com/journals/lanres/article/PIIS2213-2600(20)30453-7/fulltext

11 En www.actuall.com/vida/biologo-experto-en-pcr-si-yo-quiero-crear-una-cuarta-ola-la-creo/
actuales12.

Por su parte, el Tribunal de Relación de Lisboa, en autos 1783/20.7T8PDL.L1-3 13, dispuso


que “la Autoridad Regional de Salud no puede apelar una decisión que ordenó la
liberación inmediata de cuatro personas, por detención ilegal, en el marco de un proceso
de hábeas corpus (art. 220 letras c y d del Código de Procedimiento Penal), solicitando que
se establezca el confinamiento obligatorio. validado de los solicitantes, por ser portadores
del virus SARS-CoV-2 y por estar bajo vigilancia activa, por exposición de alto riesgo,
decretado por las autoridades sanitarias por no tener legitimidad o interés en actuar”;
basado en que “Lo que surge de estos estudios es simple: la eventual confiabilidad de las
pruebas de PCR realizadas depende, desde el principio, del umbral de ciclos de
amplificación que soportan, de modo que, hasta el límite de 25 ciclos, la confiabilidad de la
prueba será aproximadamente del 70%; si se realizan 30 ciclos, el grado de fiabilidad
desciende al 20%; si se alcanzan los 35 ciclos, el grado de fiabilidad será del 3%” y que
“así, existen tantas dudas científicas, expresadas por expertos en la materia, que son las
que aquí importan, en cuanto a la confiabilidad de tales pruebas, desconociendo los
parámetros de su desempeño y sin diagnóstico realizado por un médico, en el sentido de la
existencia de infección y riesgo, este tribunal nunca podría determinar que AH era
portador del virus SARS-CoV-2, ni que SH, SWH y NK habían tenido exposición de alto
riesgo”.

Así y en conclusión, de momento que esta empresa pretenda exigirme el denominado


“pase de movilidad” o testeo negativo para COVID-19 para ingresar al trabajo –basado en
simples normas administrativas arbitrarias, ilegales e inconstitucionales que no pueden
primar sobre los derechos fundamentales de la ciudadanía- me discrimina
arbitrariamente, afecta mi integridad física y síquica, y me exige la exhibición de datos
personales sensibles en contravención a la ley.

Según lo ha clarificado recientemente la Dirección del Trabajo, mediante Dictamen N°


2706/053 de 29 de noviembre de 2021 14, “las personas se encuentran dotadas de un
derecho constitucional en el ámbito laboral, que les garantiza no ser objeto de
discriminaciones arbitrarias, esto es, según señala el precepto anotado, impide a su
respecto, cualquier discriminación que no diga relación con la idoneidad o capacidad
personal (Dictamen 3840/194, de 18.11.2002).
En este sentido, la existencia de la garantía constitucional en referencia, a través de la cual
se prohíbe toda discriminación que no se base en la idoneidad o capacidad laboral, en
armonía con lo preceptuado en el referido inciso 4° del artículo 2° del Código del Trabajo,

12 en https://report24.news/verwaltungsgericht-wien-anschobers-corona-politik-ohne-basis-pcr-test-
ungeeignet/

13 en www.dgsi.pt/jtrl.nsf/33182fc732316039802565fa00497eec/79d6ba338dcbe5e28025861f003e7b30?
OpenDocument

14 en https://www.dt.gob.cl/legislacion/1624/w3-article-121517.html
determina la improcedencia jurídica de incluir en el proceso de contratación preguntas
referidas al estado de salud de los postulantes. Dicha situación ha sido establecida
expresamente como acto discriminatorio en el inciso 6° de la misma norma legal, en los
siguientes términos: ‘Por lo anterior y sin perjuicio de otras disposiciones de este Código,
son actos de discriminación las ofertas de trabajo efectuadas por el empleador,
directamente o a través de terceros y por cualquier medio, que señalen como un requisito
para postular a ellas cualquiera de las condiciones referidas en el inciso cuarto’.
Conforme con lo precedentemente expuesto, la doctrina de este Servicio, contenida, entre
otros pronunciamientos, en el Dictamen N° 2856/162 de 30.08.2002, ha establecido que el
respeto al derecho a la no discriminación constituye uno de los objetivos más importantes
para el legislador laboral, pues configura, en su calidad de derecho fundamental, ‘…una
expresión jurídica tangible y concreta de la dignidad de la persona humana, por cuanto se
constituye en un verdadero derecho subjetivo, en tanto ampara y tutela los espacios de
libertad de los ciudadanos, garantizando un verdadero status jurídico para los mismos,
irrenunciable e irreductible’.
Así, la doctrina de este Servicio ha manifestado que los derechos fundamentales de los
trabajadores tienen el carácter de límites infranqueables respecto de las potestades del
empleador, en particular, en cuanto al derecho a su dignidad, honra, vida privada,
inviolabilidad de toda forma de comunicación privada y al derecho a no ser
discriminado(a) arbitrariamente.
Cabe agregar que lo señalado es consecuencia directa del mandato contenido en el inciso
1° del artículo 5° del Código del Trabajo, que establece: ‘El ejercicio de las facultades que
la ley le reconoce al empleador, tiene como límite el respeto a las garantías
constitucionales de los trabajadores, en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la
vida privada o la honra de éstos’.
En armonía con dicha protección, el inciso 1° del artículo 4° de la Ley N° 19.628, sobre
protección de la vida privada, ha dispuesto que el tratamiento de los datos personales sólo
puede efectuarse cuando la referida ley u otras disposiciones legales lo autoricen, o el
titular consienta expresamente en ello.
La citada Ley N° 19.628, en su artículo 2°letra f), dispone que debe entenderse por datos
personales ‘los relativos a cualquier información concerniente a personas naturales,
identificadas o identificables’.
Asimismo, el artículo 10° del cuerpo legal en análisis sostiene que no pueden ser objeto de
tratamiento los datos sensibles; vale decir, aquellos datos personales que, de acuerdo al
artículo 2° letra g) de la normativa citada, se refieren a las ‘características físicas o
morales de las personas o a hechos o circunstancias de su vida privada o intimidad, tales
como los hábitos personales, el origen racial, las ideologías y opiniones políticas, las
creencias o convicciones religiosas, los estados de salud físicos o psíquicos y la vida sexual’,
salvo cuando la ley lo autorice, exista consentimiento del titular o sean datos necesarios
para la determinación u otorgamiento de beneficios de salud que correspondan a sus
titulares.
Acorde con lo señalado, en el contexto laboral el legislador ha incorporado la protección
de los datos personales de modo expreso en el artículo 154 bis del Código del Trabajo,
cuyo texto dispone: ‘El empleador deberá mantener reserva de toda la información y datos
privados del trabajador a que tenga acceso con ocasión de la relación laboral’
Corrobora lo expuesto, la doctrina contenida en Dictamen N° 8.113, de 20.04.2020, de la
Contraloría General de la República, actualmente vigente, que determinó la improcedencia
de que el Ministerio de Salud comunicara los datos sensibles de salud relativos a pacientes
de COVID-19, a las municipalidades. Dicho pronunciamiento, interpretando el artículo 12
de la Ley N° 20.584, que ‘Regula los derechos y deberes que tienen las personas en
relación con las acciones vinculadas a su atención de salud’, a la luz de lo dispuesto por el
artículo 19, N° 4 de la Constitución Política de la República, concluye que toda información
que surja, tanto de la ficha clínica del paciente como de los demás estudios y documentos
en que se registren procedimientos y tratamientos a los que fueron sometidos las
personas, serán considerados como datos sensibles de conformidad con lo previsto en la
letra g) del artículo 2° de la citada Ley N°19.628. Por tanto, que solo puede ser
comunicado total o parcialmente a solicitud expresa de las personas y organismos que
taxativamente indica, esto es, al respectivo titular; su representante legal; sus herederos;
los tribunales de justicia, los fiscales del Ministerio Público y los abogados, previa
autorización del juez competente.
El pronunciamiento en comento concluye señalando: ‘Luego, y considerando que ni la
referida ley N° 20.584 -que no admite otras excepciones que las descritas- ni otro texto
legal vigente, autorizan expresamente a las municipalidades o sus respectivos alcaldes
para realizar el tratamiento de datos sensibles, no resulta procedente la entrega a tales
entidades o autoridades de información de salud relativa a los pacientes que hayan sido
diagnosticados con el denominado COVID-19, sin su consentimiento. Cualquier medida en
contrario requerirá de la aprobación de la correspondiente ley modificatoria que así lo
permita’”.

En mérito de lo anterior, solicito reconsiderar su decisión; haciendo expresa reserva de mi


derecho al ejercicio de las acciones administrativas y judiciales que sean procedentes.

Quedando a la espera de sus noticias, le saluda atentamente,

[NOMBRE]
[Cargo]

También podría gustarte