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Este impuesto encuentra su origen en la Edad Media, a fines del siglo XVIII, bajo la
forma de aduanas y sucesiones. Lo anterior surge en Europa, más específicamente
en Inglaterra, cuando se estableció el cobro de un impuesto extraordinario que tenía
como fin cubrir los costos de necesidades excepcionales. Esta práctica fue luego
transmitida y asumida por otros países tales como Alemania, Francia en Europa, y en
el el nuevo continente, por los Estados Unidos, así como también ciertos países de
Latinoamérica, donde no fue asumido como un impuesto de cobro temporal, sino
que se implantó como un cobro permanente.
Cabe precisar que las rentas imputadas, las regalías y los supuestos a que se refieren
los numerales 1) y 2) del presente artículo estarán afectos aún cuando no provengan
de actividad habitual.
Artículo 2º.- Para efectos de esta Ley, constituye ganancia de capital cualquier
ingreso que provenga de la enajenación de bienes de capital. Se entiende por bienes
de capital a aquellos que no están destinados a ser comercializados en el ámbito de
un giro de negocio o de empresa.
Entre las operaciones que generan ganancias de capital, de acuerdo a esta Ley, se
encuentran:
a) La enajenación, redención o rescate, según sea el caso, de acciones y
participaciones representativas del capital, acciones de inversión, certificados,
títulos, bonos y papeles comerciales, valores representativos de cédulas
hipotecarias, obligaciones al portador u otros valores al portador y otros valores
mobiliarios.
b) La enajenación de:
1.- Bienes adquiridos en pago de operaciones habituales o para cancelar créditos
provenientes de las mismas.
2.- Bienes muebles cuya depreciación o amortización admite esta Ley.
3.- Derechos de llave, marcas y similares.
4.- Bienes de cualquier naturaleza que constituyan activos de personas jurídicas o
empresas constituidas en el país, de las empresas unipersonales domiciliadas
a que se refiere el tercer párrafo del Artículo 14º o de sucursales, agencias o
cualquier otro establecimiento permanente de empresas unipersonales,
sociedades y entidades de cualquier naturaleza constituidas en el exterior que
desarrollen actividades generadoras de rentas de la tercera categoría.
5.- Negocios o empresas.
6.- Denuncios y concesiones.
c) Los resultados de la enajenación de bienes que, al cese de las actividades
desarrolladas por empresas comprendidas en el inciso a) del Artículo 28°,
hubieran quedado en poder del titular de dichas empresas, siempre que la
enajenación tenga lugar dentro de los dos (2) años contados desde la fecha en
que se produjo el cese de actividades.
El tercer párrafo excluye como bienes de capital a la casa habitación y a los bienes
muebles distintos a valores mobiliarios, de propiedad de personas (no jurídicas) que
no tengan negocio. En el caso de una persona natural con negocio, la venta del local
en que realiza sus actividades será considerada ganancia de capital gravada y
tributará como empresa. Sin embargo, si dicho local lo ocupa parcialmente como
casa habitación, no será ganancia de capital.
En el caso peruano el artículo 5 de la Ley establece que las enajenaciones afectas a
dicho impuesto son las realizadas a título oneroso por lo que no se deberían
considerar como operaciones gravadas las herencias y legados (transferencia por
causa de muerte). De la norma reseñada podría inferirse que si una persona natural
vende un bien mueble que recibió como parte de una herencia, no debería estar
gravado por dicha venta ya que adquirió dicho bien por una eventualidad y a título
gratuito. No obstante, el Reglamento señala que las enajenaciones de bienes
distintos a los títulos señalados en el inciso a) del artículo 2° de la Ley, que hayan
sido adquiridos por causa de muerte, sí serán computables a efectos del Impuesto a
la Renta, salvo que se trate de inmuebles ocupados como casa habitación.
Cabe precisar en este punto que de acuerdo a la Primera Disposición Transitoria y
Final del Decreto Legislativo 945, sólo se gravará la ganancia de capital devengada a
partir del 01.01.2004 por lo que no estará afecta la enajenación de inmuebles cuya
adquisición se realizó antes de dicha fecha. En el caso que comentamos sobre las
adquisiciones por causa de muerte, se deberá entender como fecha de adquisición a
la del fallecimiento del causante para el caso de las sucesiones indivisas o la fecha en
que se dicte la sucesión intestada o se inscriba el testamento en Registros Públicos
para el caso de los bienes que aún no han sido adjudicados a los herederos o
legatarios.
Artículo 3º.- Los ingresos provenientes de terceros que se encuentran gravados por
esta ley, cualquiera sea su denominación, especie o forma de pago son los
siguientes:
a) Las indemnizaciones en favor de empresas por seguros de su personal y aquéllas
que no impliquen la reparación de un daño, así como las sumas a que se refiere
el inciso g) del Artículo 24º.
b) Las indemnizaciones destinadas a reponer, total o parcialmente, un bien del
activo de la empresa, en la parte en que excedan del costo computable de ese
bien, salvo que se cumplan las condiciones para alcanzar la inafectación total de
esos importes que disponga el Reglamento.
La persona natural, sucesión indivisa o sociedad conyugal que optó por tributar como
tal, que no hubiesen tenido la condición de habituales o que habiéndola tenido la
hubiesen perdido en uno o más ejercicios gravables, computarán para los efectos del
Impuesto el resultado de las enajenaciones a que se refieren los párrafos
precedentes sólo a partir de la operación en que se presuma la habitualidad.
Cabe precisar que no son computables para determinar la habitualidad las acciones y
participaciones recibidas de la capitalización de la reexpresión como consecuencia del
ajuste por inflación. No obstante, sí serán computables las operaciones exoneradas
del impuesto