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Un animal, por definición, es un ser orgánico que vive, siente y se mueve por
propio impulso .
La violencia podemos definirla como un acto intencional que puede ser único o
recurrente y cíclico, dirigido a dominar, controlar, agredir o lastimar a otros. Esta
puede escalar y convertirse en crueldad, que es una respuesta emocional de
indiferencia o la obtención de placer en el sufrimiento o dolor de otros .
Si juntamos estas tres definiciones, concluimos que el maltrato animal es un acto
que comprende una gama de comportamientos que causan dolor innecesario,
sufrimiento o estrés al animal. Estos van desde la negligencia en los cuidados
básicos hasta el asesinato malicioso e intencional .
Para combatir los actos de crueldad animal, el 15 de octubre de 1978, en Londres,
la Liga Internacional de los Derechos del Animal y las Ligas Nacionales afiliadas y
las personas físicas que se asocian a ellas proclamaron la Declaración Universal de
los Derechos de los Animales. Dicha declaración fue aprobada por la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y
posteriormente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) .
La declaración instituye los derechos de los que gozan los animales y define los
crímenes que pueden ser cometidos en su contra en 14 artículos, los cuales se
presentan a continuación:
Artículo 1.
Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la
existencia.
Artículo 2.
a) Todo animal tiene derecho al respeto.
b) El hombre, en tanto que especie animal, no puede atribuirse el derecho de
exterminar a los otros animales o de explotarlos violando ese derecho. Tiene la
obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales.
c) Todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la
protección del hombre.
Artículo 3.
a) Ningún animal será sometido a malos tratos ni actos crueles.
b) Si es necesaria la muerte de un animal, esta debe ser instantánea, indolora y
no generadora de angustia.
REPONSABILIDAD DE LA INDUSTRIA DE LOS GOBIERNOS
Y LA SOCIEDAD FRENTE A LOS PROBLEMAS
AMBIENTALES.
Las actividades industriales suelen ocasionar problemas ambientales como
contaminación, destrucción de ecosistemas, cambio climático y otros. A estos
impactos, las empresas les suelen llamar “externalidades”, como una manera de
justificarlos, minimizar su gravedad y colocarlos fuera de su responsabilidad. De
hecho, la reparación de estos daños no es pagada por las industrias sino por la
sociedad en su conjunto, que los padece a través del acelerado deterioro ambiental
observable a escala local, nacional, regional y planetaria.
Las empresas trasnacionales acostumbran colocar sus intereses por encima del
bienestar colectivo y se niegan a cambiar. Así ocurrió con Dupont, que no quería
sacar del mercado los gases CFC que estaban destruyendo la capa de ozono, o con
las petroleras como Exxon, que se niegan a reconocer la realidad del cambio
climático. Esto habla de la irresponsabilidad empresarial, que llega el extremo de
actuar en contra de acuerdos e iniciativas internacionales que buscan salvaguardar
las condiciones de vida de ésta y las siguientes generaciones.
La irresponsabilidad ambiental de la mayor parte de las corporaciones es una de las
principales causas del deterioro ambiental que vive el planeta. Esta actitud
empresarial se expresa tanto en daños globales como locales. En México, sobresalen
los impactos ambientales provocados por Petróleos Mexicanos (Pemex),
especialmente en el sureste mexicano. Pemex ha dañado dramáticamente vastas
regiones de ecosistemas muy ricos en biodiversidad y productividad, afectando la
calidad de vida y la economía de miles de personas. Esta irresponsabilidad ambiental
empresarial continúa en México por la falta de una auténtica procuración de justicia.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) carece de autonomía y
recursos, lo cual demuestra la insensibilidad y el desinterés gubernamental por los
recursos naturales. En países como México, donde la democracia es incipiente, es
común encontrar que las empresas con mayores impactos al medio ambiente son las
que más invierten en campañas publicitarias donde afirman ser ambientalmente
responsables. Los integrantes de la sociedad civil hemos calificado esta práctica como
“maquillaje verde”.
DEFORESTACION.
La deforestación y la degradación forestal son temas urgentes relacionados con los
bosques de nuestro planeta: cerca del 47% de los bosques del mundo enfrenta un alto
riesgo de deforestación o degradación para el año 2030. Si bien ambas dañan la
salud de los bosques, existe una diferencia entre la deforestación y la degradación
forestal.
Cuando un bosque se degrada significa que aún existe pero ya no funciona bien. Se
convierte en una versión reducida de lo que solía ser y su salud disminuye hasta que
ya no puede sustentar a las personas y la vida silvestre. Por ejemplo, filtrando el aire
que respiramos y el agua que bebemos, o proporcionando alimento y refugio a los
animales. La degradación de los bosques, en términos de masa de tierra, es un
problema aún más grave que la deforestación: aproximadamente 6.5 millones de
millas cuadradas de bosques tienen un alto riesgo de degradarse en los próximos 10
años.
Hay algunos factores principales que detonan la degradación de los bosques. Uno de
ellos es el cambio climático: las temperaturas más altas y los impredecibles patrones
climáticos aumentan el riesgo y la gravedad de los incendios forestales, la infestación
de plagas y las enfermedades. Pero la principal causa de la degradación de los
bosques es la tala insostenible e ilegal. Es una industria multimillonaria basada en la
creciente demanda de madera, productos de papel y combustible baratos.
DESERTIFICACION.
La desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y
subhúmedas secas. Está causada fundamentalmente por la actividad humana y las
variaciones climáticas. Este proceso no hace referencia al avance de los desiertos
existentes. La desertificación se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas
secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta, a la sobrexplotación y el uso
inadecuado de la tierra. La pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el
sobrepastoreo y las malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad
del suelo.
La materia requiere una importante atención aún más especial en estos tiempos.
Cuando la tierra se degrada y deja de ser productiva, los espacios naturales se
deterioran y transforman. Por ende, las emisiones de gases de efecto invernadero
aumentan y la biodiversidad disminuye. También supone la existencia de menos
espacios silvestres que amortigüen las zoonosis, como la COVID-19, y nos protejan
de fenómenos climáticos extremos, como las sequías, las inundaciones y las
tormentas de arena y polvo.
Es por este motivo que la CNULD hace un llamamiento a todos los miembros de la
comunidad mundial para que traten la tierra como un capital natural preciado y
limitado, den prioridad a su salud durante la recuperación de la pandemia y se
esfuercen al máximo con el fin de restaurar la tierra. Todos tenemos una función que
cumplir porque el futuro nos afecta a todos.
ESCASEZ DEL AGUA.
La escasez de agua es un fenómeno natural, pero también un fenómeno inducido por los
seres humanos. Aun cuando hay suficiente agua dulce en el planeta para satisfacer las
necesidades de una población mundial de cerca de siete mil millones de personas, su
distribución es desigual tanto en el tiempo como en el espacio, y mucha de ella es
desperdiciada, contaminada y manejada de manera insostenible. No existe en el mundo
escasez de agua como tal, en su lugar hay un número de regiones en el mundo que sufren
escasez de agua, 29 esto debido a que el uso de este recurso ha crecido más del doble en
relación con la tasa de incremento poblacional en el último siglo. Cerca de una quinta parte
(1,200 millones) de la población mundial de 6 mil millones de personas, habita en áreas que
enfrentan escasez de agua, y otro cuarto de la población mundial (1,600 millones) enfrenta
recortes en el suministro de agua debido a que carecen de la infraestructura necesaria para
tomar agua de los ríos y acuíferos (ONU, 2005). La escasez de agua representa para muchos
países el desafío más acuciante para el desarrollo socioeconómico y humano en general.
CONTAMINACION ATMOSFERICA.
La contaminación atmosférica es la presencia en el aire de materias o formas
de energía que implican riesgo, daño o molestia grave para las personas y seres de la
naturaleza popular,1 así como que puedan atacar a distintos materiales, reducir la visibilidad o
producir olores desagradables y enfermedades.2
Desde que la Revolución Industrial inició en la segunda mitad del siglo XVIII, los procesos de
producción en las fábricas, el desarrollo del transporte y el uso de los combustibles han
incrementado la concentración del dióxido de carbono en la atmósfera y otros gases que son
muy perjudiciales para la salud, como los óxidos de azufre y los óxidos de nitrógeno.
La contaminación atmosférica puede tener carácter local, cuando los efectos ligados al foco se
sufren en las inmediaciones del mismo, o global, cuando por las características del
contaminante, se ve afectado el equilibrio del planeta y zonas alejadas a las que contienen los
focos emisores. Ejemplos de esto son la lluvia ácida y el calentamiento global.
Según la Organización Mundial de la Salud, el estado de la atmósfera actual provoca, por
simple acto de respirar, la muerte a alrededor de siete millones de personas al año
(respiración de partículas finas), viéndose muchas más perjudicadas. 34
La contaminación atmosférica consiste en la liberación de sustancias químicas y partículas en
la atmósfera alterando su composición y suponiendo un riesgo para la salud de las personas y
de los demás seres vivos.5 Los gases contaminantes del aire más comunes son el monóxido
de carbono, el dióxido de azufre, los clorofluorocarbonos y los óxidos de nitrógeno producidos
por la industria y por los gases producidos en la combustión de los vehículos.6
Los fotoquímicos como el ozono y el esmog se aumentan en el aire por los óxidos del
nitrógeno e hidrocarburos y reaccionan a la luz solar. El material particulado o el polvo
contaminante en el aire se mide por su tamaño en micrómetros, y es común en erupciones
volcánicas.7
La contaminación atmosférica es un importante factor de riesgo para una serie de
enfermedades relacionadas con la contaminación, como las infecciones respiratorias,
las enfermedades cardíacas, la EPOC, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer de
pulmón. La exposición a la contaminación atmosférica puede estar asociada a la reducción de
las puntuaciones del coeficiente intelectual, al deterioro de la cognición, al aumento del riesgo
de trastornos psiquiátricos como la depresión y al detrimento de la salud perinatal. 8 Los
efectos de la mala calidad del aire en la salud humana son de gran alcance, pero afectan
principalmente al sistema respiratorio y al sistema cardiovascular del organismo. En general,
la contaminación atmosférica provoca la muerte de unos 7 millones de personas al año en
todo el mundo, lo que supone una pérdida media de esperanza de vida de 2,9 años, y es el
mayor riesgo medioambiental para la salud.9 La contaminación del aire en interiores y la mala
calidad del aire urbano figuran como dos de los peores problemas de contaminación tóxica del
mundo en el informe de 2008 del Blacksmith Institute World's Worst Polluted Places. El
alcance de la crisis de la contaminación atmosférica es enorme: el 90% de la población
mundial respira aire sucio en algún grado. Aunque las consecuencias para la salud son
extensas, la forma en que se maneja el problema es a menudo desordenada.