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El Masculino,

el Femenino y
el Dinero

enero 31, 2014

 "Equilibrio" Dibujo de José Mataloni

EL DAR Y EL RECIBIR: MASCULINO Y


FEMENINO

Muchas personas dicen que se sienten más


cómodas dando que recibiendo, por tanto, en ellas

existe una programación mental previa para dar y


no tanto para recibir. Recibir es la energía
femenina. La naturaleza es una viva expresión de
esta energía. La naturaleza recibe la energía del

sol, que es masculina, y le otorga la vida. La


naturaleza recibe, y al mismo tiempo da sus frutos.
De hecho, utilizamos la palabra “natural” cuando
queremos expresar que algo sale sin esfuerzo,

como si fuera en la esencia de uno mismo.


También decimos: “es mi naturaleza”, cuando
queremos expresar que hacemos algo simplemente

porque nos sale, como una vocación, o entregar


una mano amiga o nuestro cariño cuando
verdaderamente tenemos el impulso por el
corazón. La naturaleza es un gran espejo en el que

poder observar nuestra propia energía femenina.

Durante cientos de años la energía femenina ha

quedado rezagada a un plano casi invisible. De


esta forma, el ser humano ha tenido que “ganar el
pan con el sudor de su frente”, pues tenía toda su
atención puesta en el lado masculino de su ser. Sin
embargo, esta percepción deja a la totalidad del ser

“coja”, sin una de sus patas fundamentales, que es


la recepción. Si no sabemos recibir, simplemente
tendremos que buscarnos la vida de forma dura y
sufriente para poder alcanzar lo que queremos
tener. Activar la energía femenina comienza
cuando empezamos a abrirnos a la recepción. Por
ejemplo, empezar a abrirnos cuando alguien nos

ofrece su ayuda, y dejar a un lado el pensamiento


de: “no te quiero molestar, no hace falta que te
molestes por mí”, pues al igual que uno puede
sentirse enormemente satisfecho dando, debemos
comenzar a permitir que los demás también
sientan esa satisfacción a través de nosotros.

Así, cuando uno no tiene activada la energía


femenina en sí mismo, se puede encontrar con
muchos conflictos de pareja entre hombre y mujer.
“Yo le doy todo y él o ella a mí no me da en la
misma forma”, “Yo le di todo mi amor, pero él o
ella no me dio lo mismo”... etc.  De igual forma,
hay personas que están “programadas

mentalmente” para pedir, y no saben dar. Digo


pedir, y no recibir, pues el recibir natural no pide,
al igual que la Tierra no le pide al Sol que lo
alumbre, sino que simplemente está abierta a
recibirlo. Éste sería el tipo de persona que siempre
está reclamando atenciones, pidiendo favores...

etc. En estos casos tampoco está fluyendo la


energía femenina correctamente, pues la recepción
está siendo constantemente solicitada.  Cuando la
energía femenina está fluyendo en su forma
“natural”, no existe el reclamo, sino que lo que
existe es “atracción”. La energía femenina
atrae, no a través del esfuerzo artificial, sino de

forma completamente natural.

Tengo que decir que, cuando hablamos de un tipo


u otro de personas, a lo que nos estamos refiriendo
en realidad es a un tipo u otro de comportamiento,
pues se pueden dar varios de ellos en la misma
persona, y todos tenemos en nosotros mismos la

semilla de estas actitudes. Cada cual desarrollará


unas en más medida que otras. De modo que no se
trata, en ningún caso, de señalar con el dedo a
aquellos que actúan de una determinada manera,
pues todos tenemos uno de estos programas
mentales por los que nos comportamos de forma
“antinatural”. Digo esto pues es muy común que,
cuando leemos algo sobre “cierto tipo de
personas”, nuestra mente inmediatamente elige a
su “víctima” y hace un juicio inmediato sobre
alguien que conoce, acusándolo de comportarse de
esa forma. No es ésta la intención del Espíritu
Económico, ni mucho menos, pues más bien es la
de entender que todos y cada uno de nosotros
llevamos dentro estos comportamientos negativos,
y nuestro impulso es el de trabajarnos en uno
mismo y dejar de juzgar la vida y actitudes de los
demás.    La pura y simple observación en uno
mismo de que se trata de comportamientos
aprendidos y antinaturales, hace que dejemos
de actuar de esta forma y comenzar a sacar lo
que verdaderamente habita en nosotros de
forma pura y esencial.

¿Qué sucede con los hombres en estos tiempos? Se


les ha enseñado toda la vida a que son “los cabezas
de familia”, los “proveedores”, los que tienen que
mantener una determinada actitud de seguridad,
que no pueden mostrar sus “debilidades” porque
serían criticados de no ser verdaderos hombres. De
modo que, con la entrada actual en toda la
humanidad de esta energía femenina que se está
activando, se sienten confundidos. Su naturaleza
humana les lleva a querer expresar sus emociones,
pero su educación les dice que las escondan, y ahí
entra el conflicto. El hombre tiene que aprender a
activar su energía femenina interior, y también
aprender a recibir de forma natural. Mientras el

hombre y la mujer estén activados en polos


antinaturales de sus sexos, interiormente, lo que
nos encontraremos fuera son conflictos de pareja
que ponen de manifiesto el conflicto que
internamente lleva cada uno de ellos.
El hombre y la mujer, por su naturaleza, son
complementarios, y no sexos opuestos como se
nos ha dado a entender hasta ahora. Su
complementariedad está excelentemente expresada
en el Sol y la Tierra.  El Sol, masculino,
entregando sin pedir nada a cambio, y la
Tierra, femenino, recibiendo su luz y calor sin

solicitarlo.

Ante los conflictos entre sexos que todos estamos


viviendo, la actitud común es echar las culpas al
otro sexo; sin embargo, a lo que la naturaleza nos
está invitando es a algo bien distinto, pues sería
más bien a enseñarnos entre nosotros aquello de lo
que el otro carece. Las mujeres solemos expresar
nuestras emociones con más facilidad, de modo
que podemos empezar por enseñarle al hombre
que también puede hacerlo y que no le vamos a
juzgar como “debil” por llorar o porque nos
muestre que está sintiendo dificultades y miedos.
Si les seguimos exigiendo que tengan la imagen de

hombres todopoderosos que les han enseñado que


tenían que ser, seguiremos en conflicto; sin
embargo, si aprendemos a conocerles tal y como
son, en su naturaleza, sin las expectativas que
también a nosotras nos ha creado la sociedad
(búscate un hombre guapo, limpio, ordenado,
trabajador, que te entienda, que te escuche... etc.),
la situación puede cambiar bastante. Y me estoy
refiriendo a que la mujer puede ayudar al hombre
de forma concreta, pues es el tiempo de la energía
femenina, y las mujeres tenemos una gran
responsabilidad en ello. Se nos está poniendo en la
tesitura de elegir entre demonizar al hombre que
no encaja con la idea de hombre perfecto que

hemos creado en estos tiempos, o bien aprender a


complementarnos y mostrarle al hombre la
suavidad y riqueza de la energía femenina, sin
pasarnos del otro lado (¡las mujeres al poder!),
sino equilibrando con armonía.

FEMENINO Y MASCULINO VS DINERO

¿Qué sucede en estos tiempos de crisis? Pues que


las personas estamos sufriendo porque “no
recibimos dinero”. Uno puede ir de puerta en
puerta entregando curriculums y no encontrar
ningún trabajo. Esto sucede porque la energía

masculina que hasta ahora había dominado en la


humanidad, ha dejado de funcionar como lo hacía,
solo por sí misma, por la presencia de la nueva
entrada de una gran oleada de energía femenina.
De modo que las formas de actuar que antes
funcionaban, ahora ya no funcionan. Antes una

empresa podía hacer una buena publicidad, y

rápidamente obtenía más clientes. Ahora


observamos que las empresas se desviven por

buscar clientes, y éstos no aparecen. Lo que está


poniendo de manifiesto esta situación es que

hemos de adaptarnos a los nuevos modelos


energéticos y mentales de obtención de la riqueza,

y decimos “nuevos”, aunque en realidad no lo son,


pues son nuestra verdadera naturaleza y siempre

estuvieron en nuestro interior, ignorados por los


modelos artificiales en los que funcionaba un solo

lado de la balanza.

Ejercicios para activar la energía femenina en


uno mismo:

Activar la energía femenina en uno mismo es un


ejercicio interior.

La observación de la naturaleza, el pasar ratos en

contacto con ella es muy beneficioso.

También es muy importante desactivar “el ruido


mental”, y tomar ratos cada vez más frecuentes en

silencio, sintiendo el corazón de uno e ignorando


lo más posible al pensamiento, que es un ejercicio

de esfuerzo disfuncional.

Sentir la paz que habita en el corazón, que habita

en el ahora.

Comenzar a realizar actividades que nos


produzcan disfrute.

Pasar menos tiempo entre aparatos electrónicos.

Abrirnos a recibir cuando el otro quiere darnos

algo, sin rechazarlo previamente. Obviamente, no


se trata de recibir todo lo que nos ofrecen, sino de

aprender a abrirnos y a ir abandonando la actitud


de sentirnos incómodos por recibir.

Ejercicios para equilibrar la energía masculina


en uno mismo:

-Hablar lo necesario

-Dar nuestra presencia solamente cuando nos salga


de corazón estar con esa persona.

-Pasar el tiempo preciso con aquellos que


queremos estar.

-Dejar de “hacer favores” que no salen de nuestro

corazón.

-Abandonar la idea de que soy el salvador del

mundo y que todos los demás me necesitan para


que les ayude.

Una vez que se van equilibrando en nuestro


interior estas dos energías, tan necesarias como

complementarias, veremos cómo nuestra relación


con el otro sexo mejora, así como nuestra relación

con el flujo económico, puesto que el dar y recibir


económico no son más que una expresión material

de estas dos energías masculina y femenina.

Es muy evidente que todo se relaciona entre sí, y

que si vemos un conflicto ahí fuera, es porque éste


nace de nuestro interior, que se encuentra en un

conflicto previo. Así se relacionan nuestros


problemas de pareja, con los económicos, o con

los de relaciones de amistad. En cualquiera de


estos ámbitos tendré problemas si en mi interior no

tengo estas dos energías en equilibrio.

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