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FRAGMENTOS

DE LITERATURA

CANARIAS EN LA MITOLOGÍA

Curso 2020-2021
Recursos EBAU
Latín II

ACLARACIONES ACERCA DE LOS MATERIALES

El presente diseño y estructuración fue realizado por las


profesoras Pino Santana Hernández, Danira Blázquez
Estupiñan y Laura Navarro García.

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La selección de los fragmentos de literatura procede de


un trabajo previo elaborado en 2002, por Margarito
Álvarez, Eugenia Santamaría, Mª Teresa Bautista y
Carlos Pascual. Dicho trabajo figuraba en la web de
Consejería de Educación para la EBAU de Latín II, en la
sección de Recursos.
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Latín II

LAS ISLAS AFORTUNADAS

"Nos espera el Océano que fluye en derredor de la tierra: las campiñas, busquemos las
feraces campiñas y las islas afortunadas, donde la tierra cada año hace entrega de Ceres
sin haber sido arada y sin haberla podado florece siempre la viña, renueva sus brotes
también el ramo de olivo gris sin nunca frustrar esperanzas, y el higo morado engalana el
árbol en el que nada; mieles manan de la hueca encina. Otras muchas maravillas, además,
contemplaremos felices: cómo ni el Euro lluvioso erosiona los campos con aguaceros
continuos, ni las fértiles simientes se abrasan en la gleba seca, equilibrando los dos
extremos el rey de los celestes moradores".
Horacio, Epodo XVI, 41-56, trad. de Vicente Cristóbal López

Juba averiguó sobre las Afortunadas lo siguiente: que también están situadas bajo el
Mediodía cerca del Ocaso 625.000 pasos de las Purpurarias. Que Ia primera, sin rastro
alguno de edificios, se llama “Ombrion”. Que la segunda isla se llama “Junonia” y en ella
hay un templecillo construido únicamente con una sola piedra; que muy cerca está la isla
menor del mismo nombre y a continuación viene Capraria plagada de grandes lagartos;
que a la vista de ellas esta Ninguaria que ha recibido este nombre por sus nieves
perpetuas, cubierta de nubes; que la más cercana a esta se llama “Canaria” por la
cantidad de canes de enorme tamaño, de los cuales le trajeron dos a Juba; que en ella
aparecen vestigios de edificaciones; que, si bien todas abundan en cantidad de frutas y de
aves de toda clase, esta así mismo abunda en palmeras productoras de dátiles y en piñas
piñoneras; que hay también abundancia de miel .
Cayo Plinio Segundo, Historia Natural VI, 202-205, trad. de V. Bejarano

“Las Islas Afortunadas nos están indicando, con su nombre, que producen toda clase de
bienes; es como si se las considerara felices y dichosas por la abundancia de sus frutos. De
manera espontánea producen frutos los más preciados árboles. Las cimas de las colinas se
cubren con vides sin necesidad de plantarlas; en lugar de hierbas nacen por doquier mieses y
legumbres. De ahí el error de los gentiles y de los otros poetas paganos, según los cuales, por
la fecundidad del suelo, aquellas islas eran el paraíso. Están situadas en el Océano, en frente y
a la izquierda de Mauritania, cercanas al continente de la misma y separadas ambas por el mar.”
S. Isidoro de Sevilla, Etimologías, XIV, 6, 8 - 10, trad. de Oroz Reta

“Situadas enfrente, las islas Afortunadas abundan en plantas que se crían espontáneamente
y con los frutos que nacen sin parar unos tras otros alimentan a sus despreocupados
habitantes más felizmente que otras ciudades civilizadas. Una Isla es muy célebre por la
extraña naturaleza de dos fuentes: los que han probado el agua de la una acaban
muriéndose por la risa que les provoca; mas para los afectados por este mal el remedio
consiste en beber agua de la otra fuente.”
Pomponio Mela, Corografia III, 102 - 103; ed. y trad. de V. Bejarano .
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LAS ISLAS DE LOS BIENAVENTURADOS


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La edad de oro fue creada en primer lugar, edad que sin autoridad y sin ley, por propia
iniciativa, cultivaba la lealtad y el bien. No existían el castigo ni el temor... sin necesidad de
soldados los pueblos pasaban la vida tranquilos y en medio de la calma. También la misma
tierra, a quien nada se exigía, sin que la tocase el azadón ni la despedazase reja alguna, por
sí misma lo daba todo; y los hombres, contentos con alimentos producidos sin que nadie los
exigiera, cogían los frutos del madroño, las fresas de las montañas, las cerezas del cornejo,
las moras que se apiñan en duros zarzales, y las bellotas que habían caído del copudo árbol
de Júpiter. Había una primavera eterna y apacibles céfiros de tibia brisa acariciaban a flores
nacidas sin simiente. Pero además la tierra, sin labrar, producía cereales, y el campo, sin
que se le hubiera dejado en barbecho, emblanquecía de espigas cuajadas de grano. Corrían
también ríos de leche, ríos de néctar, y rubias mieles goteaban de la encina verdeante.
Ovidio, Metamorfosis, I, 89 -112; trad. de A. Ruiz de Elvira

EL JARDÍN DE LAS HÉSPERIDES

Las Islas Hespérides se llaman así por la ciudad de Hespéride, que estuvo en los confines de
Mauritania. Se hallan más allá de Las Gorgadas, en el límite del Atlántico, hacia donde
comienzan los abismos marinos. En sus jardines cuentan las leyendas había un dragón que
vigilaba las manzanas de oro. Se dice que allí se origina del mar un estatuario tan
anfractuoso por sus recortadas orillas que quienes lo contemplan desde lejos creen ver los
espirales de una serpiente.
S. Isidoro de Sevilla, Etimologías, XIV, 6, 10, trad. de Oroz Reta

LOS CAMPOS ELÍSEOS

A los pies de la colina del Elisio crece un bosque de encinas de oscuro follaje y la tierra,
humedecida, verdea siempre por el césped. Si hay que dar crédito a cosas inciertas, aquel
es el lugar de las aves piadosas según se dice, adonde les está prohibido entrar a las aves
siniestras. AIII, en toda su extensión, picotean los cisnes inocentes y el fénix imperecedero,
ave siempre solitaria; despliega sus alas también allí el ave de Juno, y la paloma cariñosa da
besos al apasionado macho. Acogido el papagayo en esta morada boscosa, atrae con su
lenguaje la atención de los pájaros piadosos.
Ovidio, Amores, II, 6, 49-58, trad. de Vicente Cristóbal López

Hechas estas cosas, realizada la ofrenda a la diosa, llegaron a unos parajes deliciosos (los
Campos Elíseos), a unos verdes prados de unos maravillosos bosques y moradas felices.
Aquí el aire puro es más abundante y reviste estos campos con una luz de púrpura; conoce
su sol, sus astros. Unos, sobre el césped, se ejercitan en la palestra, compiten en el juego y
luchan sobre la dorada arena; otros danzan en sus coros y cantan.
Virgilio, La Eneida VI, 637 - 644, trad. De Vicente López Soto
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EL JARDÍN DE LAS DELICIAS

El paraíso es lugar situado en tierras orientales, cuya denominación, traducida del griego at
latín, significa "jardín"; en lengua hebrea se denomina Edén, que en nuestro idioma quiere
decir "delicias". La combinación de ambos nombres nos da "El jardín de las delicias". Allí, en
efecto, abunda todo tipo de arboledas y de frutales, incluso el "árbol de la vida". De su
centro brota una fontana que riega todo el bosque, y se divide en cuatro ramales que dan
lugar a cuatro ríos distintos. La entrada a este lugar se cerró después del pecado del
hombre. Por doquier se encuentra rodeado de espadas llameantes, es decir, se halla ceñido
de una muralla de fuego de tal magnitud, que sus llamas casi llegan at cielo.
San Isidoro de Sevilla, Etimologías, XIV, 3, trad. de Oroz Reta

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