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tiene en el cristianismo, siendo éste un santidad públicamente reconocidos, con


buen ejemplo del cómo el catolicismo con- las consiguientes consecuencias prácticas
cibe la transmisión de la vida cristiana me- de reconversión en la propia vida.
diante la emulación de unos modelos de Carlos ORTIZ DE LANDÁZURI

Luis MARTÍNEZ FERRER, Decretos del concilio tercero provincial mexicano


(1585): edición histórico crítica y estudio preliminar, El Colegio de Michoacán
– Universidad Pontificia de la Santa Cruz, 2 volúmenes, Zamora
(Michoacán) 2009.

1. Los últimos decenios están viendo de su complejidad la da el que, habiéndose


florecer los estudios de las fuentes del de- celebrado en 1585, sólo haya sido publica-
recho canónico originadas en la América do oficialmente en 1622, fecha de su editio
Española. Su importancia y especificidad princeps. Entre medias se sucedieron diver-
han hecho que empiece a hablarse, con in- sas vicisitudes que se explican a la luz de las
dudable propiedad, de un «derecho canó- diversas instancias que debían tomar parte
nico indiano», fruto de la labor evangeliza- en su versión definitiva: junto a los Padres
dora y de la peculiar plantatio Ecclesiae sinodales, las instituciones propias de la
llevada a cabo en las entonces llamadas In- Corona (Consejo de Indias) y la Curia ro-
dias Occidentales. mana (Congregación para la interpreta-
Este «derecho indiano» se contiene en ción del Concilio).
buena parte en los concilios allí celebrados, Una historia de tal complejidad hacía
entre los que destaca, para el virreinato de necesaria una edición crítica de estos de-
la Nueva España, el III Concilio de Méxi- cretos con una adecuada contextualización
co de 1585. Bajo la presidencia del arzobis- histórica de su iter de elaboración. Por ello,
po Pedro Moya de Contreras, se reunieron la publicación de esta obra supone un gran
los prelados de Guatemala, Michoacán, avance en nuestros conocimientos sobre
Tlaxcala, Yucatán, Guadalajara y Oaxaca. uno de los concilios más importantes de la
Sus decisiones fueron ley en México y América Española.
otras partes de Centroamérica hasta finales 2. En el campo de los estudios sobre la
del s. XIX. Además de los decretos, los Pa- historia de los concilios mexicanos, el pro-
dres conciliares elaboraron dos catecismos, fesor Luis Martínez Ferrer es reconocido
un directorio para confesores y penitentes, como una autoridad desde hace años. En
un ritual y las constituciones para el cabil- la actualidad es profesor de Historia de la
do metropolitano. Se trata de un Concilio Iglesia Moderna en la Facultad de Teología
de gran importancia también para la co- de la Pontificia Universidad de la Santa
rrecta comprensión del fenómeno de la re- Cruz (Roma). Martínez Ferrer se ha for-
cepción de Trento en América. Este Con- mado como historiador y teólogo bajo la
cilio, como por otra parte es frecuente en dirección de Pedro Borges y Josep Ignasi
tantas fuentes canónicas, tiene una historia Saranyana, ambos reconocidos maestros
complicada en cuanto se refiere a su redac- en el campo que nos ocupa. El Autor lleva
ción, promulgación y difusión. Una idea también años trabajando en estrecha rela-

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ción con el Colegio de Michoacán, donde científico característico de este tipo de


Alberto Carrillo Cázares está realizando obras.
una encomiable labor en el campo de la 4. En el Estudio preliminar, el Autor re-
edición de las fuentes conciliares. Todo corre en seis capítulos los elementos nece-
ello explica la dilatada bibliografía produ- sarios para la correcta comprensión de los
cida por el profesor Martínez Ferrer sobre decretos del III Concilio de México. En el
esta temática, de la que la obra que ahora primero de ellos, se describe la Redaktions-
se presenta bien puede considerarse su fru- geschichte de los decretos, comenzando por
to más granado. la descripción de los manuscritos utiliza-
3. En la Introducción, el Autor presenta dos, los que conservan el original español
someramente el sentido y contenidos de (custodiados ahora en la Bancroft Library de
esta edición histórico-crítica. En ella se Berkeley, California) y el que presenta la
presenta el texto del concilio y su aparato primera traducción al latín (hoy en el Ar-
de fuentes según la editio princeps de 1622 chivo Secreto Vaticano). A partir de la in-
(realizada por el entonces arzobispo mexi- formación contenida en los primeros, el
cano Juan Pérez de la Serna) junto con la Autor traza las líneas fundamentales de lo
versión castellana de los decretos de 1585, que debió ser el modo de elaboración de
transcrita de los manuscritos en castellano los decretos durante las sesiones conciliares
antiguo por Alberto Carrillo Cázares. To- (en las que se produjeron notables revisio-
do ello ocupa el volumen II. nes) hasta llegar a su estructura definitiva.
Este cuerpo fundamental se ve enri- Sólo a la luz de este complejo iter de elabo-
quecido por un Estudio preliminar (volu- ración, se puede dilucidar la cuestión de la
men I) y la precisación del aparato de fuen- autoría principal de la redacción definitiva
tes, ambos realizados por el Autor, y un de estos decretos. Tres son los posibles
apéndice biográfico de los jueces sinodales candidatos: Juan de Salcedo (secretario del
designados por el Concilio, realizado por Concilio y catedrático de Prima de Cáno-
Alejandro Mayagoitia. En la verificación nes en México), Pedro de Hortigosa (teó-
de la textualidad latina de la editio princeps, logo del arzobispo) y Juan de la Plaza (con-
Martínez Ferrer ha contado con la ayuda sultor teólogo y antiguo provincial de la
de Alfonso Chacón. Por último, dos tesis Compañía en México). Para Martínez Fe-
doctorales, dirigidas por Johannes Grohe rrer no hay duda de que «el autor/recopi-
una y por el Autor otra, y realizadas res- lador principal del concilio es Juan de Sal-
pectivamente por Jesús Galindo Bustos e cedo, con un protagonismo que opaca al
Ignacio Fornés Azcoiti, han servido como resto de los autores» (p. 83). Por último, el
acercamiento seguro a dos de las cuestio- Autor trata de reconstruir las vicisitudes de
nes más complicadas: el aparato de fuentes los decretos conciliares hasta su llegada a
y el iter del proceso de aprobación del Roma, a la vez que identifica en el manus-
Concilio en Roma. crito del Archivo Secreto Vaticano (llama-
Todas estas colaboraciones reconocidas do MS O) la primera traducción al latín de
en la Introducción muestran hasta qué pun- este Concilio. La habría realizado Pedro de
to la obra que comentamos se encuadra en Hortigosa, incluyendo por su cuenta una
una investigación viva, fruto de una comu- serie de mejoras, tanto en la estructura co-
nidad científica también viva y con espíritu mo en el aparato de fuentes (cfr. p. 95).
de colaboración. Todo ello probablemente En el capítulo segundo se estudian las
explica la razón de que un trabajo tan com- aprobaciones de los decretos en Roma (1589) y
prometido haya podido ver la luz y haya en Madrid (1591). Como se sabe, tras el
mantenido en todos sus aspectos el rigor Concilio de Trento, la legislación emanada

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por los concilios particulares tenía que ser publicación fue encomendada por el Papa
aprobada por la Santa Sede, que podía in- Sixto V de modo personal a Francisco de
troducir modificaciones. Dichas modifica- Beteta (maestrescuela de la diócesis de Tlax-
ciones pueden verse en otro manuscrito del cala y apoderado de los obispos para gestio-
Archivo Secreto (MS Ch), que contiene un nar las aprobaciones del Concilio), mientras
documento de trabajo de la Curia y en el que el Consejo de Indias se negó a convali-
que se reflejan numerosas correcciones a la dar dicha licencia. Las últimas dificultades
versión latina enviada del III de México. se refieren a que, para su publicación en
Algunas referencias de este Ms Ch y las di- 1622, Juan Pérez de la Serna debió enfren-
ferencias ente el Ms O y la versión de la edi- tarse a la posible convocatoria de un IV
tio princeps hace suponer que se elaboró una Concilio mexicano, querida por Felipe III,
traducción latina mejor (la contenida en el que habría hecho obsoleta la publicación de
Ms O es de un latín muy castellanizado), la legislación del Tercero. En este capítulo
hoy perdida. Junto a las correcciones gra- el Autor muestra la capacidad negociadora y
maticales y de vocabulario introducidas en argumentativa de Pérez de la Serna para lo-
Roma para la recognitio, el Autor encuentra grar llevar a cabo la editio princeps.
otras de carácter más sustantivo: casi todas En el capítulo cuarto, se presenta la ela-
se refieren a formular de modo más inde- boración del aparato de fuentes de la edición de
terminado las excesivas concreciones (sobre 1622 y se compara con el de las versiones de
todo en el campo penal) de la legislación 1585. El análisis de la génesis del apparatus
mexicana, aunque también se dan adiciones fontium no resulta sencillo. En los manus-
para fundamentar mejor la disciplina ecle- critos de la Bancroft Library pueden verse
siástica. Con estas correcciones, la Santa hasta tres fases de revisión del aparato, pero
Sede procedió a la recognitio de los decretos ninguna coincide con la versión definitiva.
del III Concilio de México, como atesti- Además, las fuentes del Ms O están toma-
guan varios documentos de octubre de das del aparato menos perfecto de los dos
1589, siendo el más importante el breve Ro- posibles originales. Por último, el de la edi-
manum pontificem, del día 28 de dicho mes. tio de 1622 es mucho más grande y comple-
El texto con la aprobación pontificia to que cualquiera de los anteriores. El Au-
debió ser tratado en el Consejo de Indias. tor considera que este gran aparato debió
Su contribución a la redacción final se ana- ser compuesto por Pedro de Hortigosa
liza a través de dos casos problemáticos: los mientras se tramitaba la aprobación del
títulos de representante civil de la Corona Concilio en Roma. Esto explicaría la per-
que acumulaba el arzobispo de México y fecta sintonía entre el nuevo aparato y los
presentes en el proemio, y la cuestión de la precedentes. Por último, el análisis de las
ordenación de los indios, en las que Roma fuentes citadas en el aparato, pone de mani-
se mostraba más abierta que los Padres fiesto la dependencia ideológica del III de
conciliares. El Autor muestra, a través del México respecto a los concilios españoles
análisis de la evolución del texto, a qué ti- de aplicación de Trento, principalmente del
po de compromisos se llegó. La aproba- Sínodo de Granada de 1572, así como de la
ción regia está contenida en la Real cédula legislación indiana precedente (I de México
de Felipe de 18 de septiembre de 1591, a la de 1555, III de Lima de 1582-83).
que hay que añadir otra Real cédula de 7 Finalmente, los dos últimos capítulos
de febrero de 1593. describen las características de la editio
En el tercer capítulo se tratan las dificul- princeps y de sus contenidos y refieren las
tades para la publicación de los decretos. Las pri- fuentes y bibliografía principal disponible
meras se debieron a que la licencia para su sobre el III Concilio de México.

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5. El volumen II constituye la aporta- dar directrices concretas a la luz de esta


ción principal del trabajo. En primer lugar moral. Todo ello permite conocer en parte
se presenta el texto de la recognitio, tal y desde su «dimensión interior» la concien-
como se conserva en el Archivo Secreto cia de los hombres de Iglesia en el mo-
Vaticano. Se compone de una carta al arzo- mento en que contribuían a crear esa pe-
bispo Moya y de unas Nota ad Synodum Me- culiar sociedad que conocemos como la de
xicanam, que señalan las correcciones que la «América virreinal».
deben ser introducidas en el texto de los Por otra, igualmente importantes resul-
decretos antes de su publicación. A conti- tan estos estudios para la comprensión de la
nuación el Autor presenta los cinco libros evolución del derecho canónico. En primer
de los decretos dispuestos en doble página lugar, por su contribución decisiva a las in-
enfrentada: de una parte el primer manus- novaciones en materia de derecho sacra-
crito de los decretos, escrito en castellano, mental que se producen en este período.
y de otra la editio princeps de 1622. El apa- Pero también por cuanto permiten conocer
rato crítico hace referencia tanto a las fuen- los itinerarios reales de reforma y creación
tes señaladas en 1622 (presentadas en for- del derecho canónico en la Iglesia post-
ma actualizada) como a las anotaciones de tridentina. En este sentido, la edición que
la recognitio. El investigador puede así per- ahora se comenta permite ver cómo la ecle-
cibir el nivel de recepción de la recognitio y sialidad de los concilios está garantizada en
los cambios de contenido de la primera primer lugar por el recurso a las fuentes que
versión castellana a la final latina de 1622. insertan la disciplina en la tradición canóni-
Como se ha dicho, siguen a los decretos las ca. El papel de la recognitio, cuya importan-
biografías de los jueces sinodales. Cierra el cia en la homogeneización del derecho ca-
volumen un índice onomástico. nónico post-tridentino ha sido exagerada,
6. El carácter marcadamente técnico aparece, al menos en el caso del III de Mé-
de una obra de estas características es pre- xico, sólo como elemento secundario. Tam-
cisamente lo que hace posible que contri- bién permite esta edición ver las dificultades
buya decididamente al mejor conocimien- prácticas que el sistema del Patronato Regio
to de una época de indudable interés tanto suponía para la normal difusión de las nor-
para la historia social como para la historia mas canónicas y el grado de influencia de la
del derecho canónico. En efecto, sólo un Corona en la disciplina eclesiástica. Por úl-
conocimiento verdaderamente «crítico» timo, la indiscutible importancia del dere-
de las fuentes permite avanzar con seguri- cho canónico creado en este periodo para la
dad en el camino de la ciencia histórica y comprensión de buena parte de las institu-
fundar nuestra «narrativa» de lo aconteci- ciones vigentes, hace que la presente edi-
do sobre bases sólidas. ción ofrezca un material utilísimo para el
Por una parte, la importancia de estos conocimiento de aspectos determinados de
estudios para el mejor conocimiento de la algunas de nuestras instituciones canónicas.
sociedad de la América virreinal resulta No resta más que felicitar al profesor
clara: en las actas de los concilios se en- Martínez Ferrer por esta espléndida edi-
cuentra tanto la descripción de lo que se ción y augurar que sus estudios, y los de sus
deseaba cambiar cuanto la del modelo que discípulos, sigan ofreciendo frutos de esta
se buscaba implantar. Se descubren en ellas calidad para que el derecho canónico in-
también, los esfuerzos de los eclesiásticos diano pueda conocerse y estudiarse cada
por juzgar tanto la conquista como la obra vez más de un modo acorde al método his-
de asentamiento y evangelización a la luz tórico y a las exigencias de la crítica textual.
de los principios de la moral católica y de Nicolás ÁLVAREZ DE LAS ASTURIAS

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