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Resp:.Log:.

Conun Huenu N º 170


Valle de Temuco.

TEMA

Las cinco gradas del compañero y su proyección en la sociedad

Relator
Boris Mardel Bravo
Grado 3 º

Fecha de lectura: 27 de Julio de 2016 e.v.

Bibliografía

 El libro del Compañero, Oswald Wirth.


 El libro del compañero, Aldo Lavagnini
 Sociologia del grado de Compañero, Hiram # 65
 www.rae.es

1
A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.

V:.M:., Q:.Q:.H:.H:.,

Introducción

Como es habitual, comenzare con la definición proporcionada por la RAE de


grada.

1. f. peldaño.
2. f. Asiento a manera de escalón corrido.
3. f. En un estadio, un anfiteatro u otro lugar semejante, conjunto de gradas.
4. f. Público que ocupa la grada. Los jugadores recibieron el aplauso de la
grada.
5. f. Tarima que se suele poner al pie de los altares.
6. f. Mar. Plano inclinado hecho de cantería, a orillas del mar o de un río, sobre
el cual se construyen o carenan los barcos.
7. f. pl. Conjunto de escalones que suelen tener los grandes edificios delante
de su pórtico o fachada.

Como elemento arquitectónico las gradas están presentes en la arquitectura


sagrada de la mayoría de las culturas de los cinco continentes. Desde los
comienzos de la historia se les ha utilizado para alcanzar elevaciones y
depresiones, mediante la aplicación de un esfuerzo gradual y sistemático.

Para el hombre antiguo las gradas eran el puente que lo conducía a las alturas,
logrando así un contacto cercano e íntimo con sus dioses. En las pirámides
mayas, las gradas configuraban empinadas y extenuantes escalinatas que
enlazaban la esfera de los mortales con la de los dioses, a quienes rendían
tributo y sacrificio en los templos emplazados en las cúspides.

En la sociedad moderna, las encontramos amplia y elegantemente


desplegadas en las fachadas de los recintos que albergan el quehacer
legislativo y judicial, siendo el ascenso, condición necesaria para alcanzar sus
umbrales de entrada. Constituyen también preludio constructivo para el ingreso
a liceos y universidades, como suerte de transición entre las tinieblas de la
ignorancia y el mundo del saber.

Más allá de lo funcional, la presencia transversal de las gradas en la


arquitectura, revela una doble intencionalidad: por una parte pone de manifiesto
la existencia de estadios de disímil valoración en el quehacer humano; y por la
otra, insinúa la posibilidad de comunicación entre aquellos.

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Desarrollo

Así como las gradas en su dimensión física, le ayudan al hombre a graduar el


esfuerzo de ascenso, las gradas del templo le señalan al compañero que el
crecimiento espiritual también se logra con gradualidad y sentido de
precedencia.

También las gradas a través de la simbología de su número, explicitan la


complementariedad e interdependencia de los valores que encarnan. Cinco son
los sentidos del hombre y si bien la valoración de cada uno no es la misma,
pudiendo establecer una jerarquía de utilidad, no es menos cierto que la
percepción completa de su entorno alcanza con la concurrencia de todos sus
sentidos. Del mismo modo, el progreso espiritual del compañero masón
requiere del concurso ponderado de los cinco valores que representan las
gradas del grado.

La primera grada del templo del compañero es la inteligencia. Constituye el


cimiento sobre el cual asentara las otras cuatro, todas justas y necesarias en el
proceso de búsqueda de la verdad.

Desde los primeros tiempos de la historia, la inteligencia ha sido vista como la


capacidad de la especie humana para resolver los anagramas de la naturaleza
y del cosmos, ya bien de la mano de empirismo aristotélico o del racionalismo
cartesiano, oráculo de su mundo, gracias a la razón, el hombre ha sabido
descifrar los códigos de sus entorno, modelando y anticipándolo.

Por otra parte, los avances en el campo de la psicología registrados en las


últimas décadas, han ampliado el concepto de inteligencia al mundo de las
emociones, de tal forma que también hoy la medimos como la habilidad del
individuo para integrase armónicamente en la sociedad, a través de relaciones
asertivas, que le brinden a él y a su entorno social, un mayor bienestar
emocional y espiritual. Podemos decir entonces que el hombre de hoy ve en la
inteligencia una poderosa herramienta para la conquista de su propio y
complejo universo interior.

Para la construcción de la primera grada el compañero no solo se sirve de la


inteligencia, sino también de la voluntad. El grado del compañero es el grado
de la acción, del movimiento, del trabajo en la búsqueda infatigable de la
verdad, la justicia y la igualdad. Fútil resultarían en esta tarea, las más
elaboradas digresiones de una mente privilegiada sino contasen con el vital y
regulado envión de la voluntad, poderosa herramienta que permite al
compañero masón la construcción de su templo interior, si como también
dominar y controlar las fuerzas de propia naturaleza, impurezas que ha de
desbastar de la piedra cubica con la certeza y precisión que da la razón.

La segunda grada del compañero es la rectitud, simbolizada por la regla. Esta


viene a iluminar y orientar a la razón, obscurecida por el relativismo moral del
mundo profano y los impulsos que nacen de sus propias necesidades e
instintos. Con el concurso de la regla, la acción inteligente de la voluntad

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resulta en acciones e bien para la humanidad. El masón jamás ha de poner en
acción la voluntad sin el timón de la rectitud, dominio de sí mismo que el
compañero reafirma cada vez que en la posición al orden, con su mano
derecha crispada, sujeta los arranques irreflexivos de su corazón.

La tercera grada es el valor. Estéril y vano resultaría el trabajo en logia si este


no tuviese efecto en el mundo profano. La búsqueda de la verdad en el afán de
construir una sociedad más justa, más pluralista y más fraterna no está exenta
de riesgos y peligros. La motivación y el arrojo con los que aquellos anónimos
masones que nos precedieron doblegaron su miedos, para da lo mejor de sí,
en la lucha contra los horrores de la tiranía, que sin misericordia asolaron el
mundo la pasada centuria, configuran una de las más precisadas joyas del
alma del masón, que escuetamente llamamos valor. Este no se hereda ni
tampoco se adquiere por el arbitrio de la razón. Más bien, se construye día a
día, palmo a palmo, en la dimensión de lo cotidiano, a fuerza de postergar el
interés propio por el ajeno.

La prudencia es la cuarta grada. Si bien se asienta en la inteligencia,


igualmente se sirve de ella, cada vez que saca lección de sus errores. Como
los pasos hacia el lado que quiebran la marcha del grado, su éxodo hacia las
luces del oriente no sigue siempre una misma dirección y se vale de los
desvíos del camino, señal de que la verdad no es única y que puede estar en
cualquier parte. El quiebre en la marcha del compañero lo aterriza a la
condición falible del hombre y a la necesidad de la introspección y el auto
examen para poder recuperar el rumbo perdido. Su propia he inherente
vulnerabilidad no ha de quebrar su moral sino recordarle su también
permanente condición de aprendiz, no obstante ahora provisto de nuevas y
más poderosas herramientas.

El simbolismo del grado reserva la quinta grada para la más preciada y elevada
cualidad que debe alcanzar el compañero masón, cual es la filantropía o amor
por la humanidad. La búsqueda de la verdad tiene sentido siempre que ella nos
conduzca a aportar el mejoramiento del mundo profano, del cual llegamos un
día, semidesnudos y despojados de nuestros metales a golpear atrevida y
ciegamente las puerta del templo de nuestra augusta orden.

Ya tocado el significado de las gradas del compañero, es menester abordar


dicho significado proyectándolo en la sociedad, a mi juicio, esto inherentemente
aborda una crítica.

Podemos coincidir en que el universalismo de la orden. Con relación a esta


idea matriz, es interesante destacar que la universalidad de la Orden, es sin
duda uno de los temas de mayor discusión en la institución. Se señala en la
noche de la iniciación, que la O.·. Elige hombres y los prepara, para que ellos
se proyecten a la sociedad y con su ejemplo, proliferen hasta lograr el máximo
ideal masónico; el de “aportar con sus conocimientos a mejorar la sociedad”.

Por consiguiente; este significado universalista, tipifica a esta institución, en


tanto; modeladora de hombres y de sociedades, y de acuerdo con lo reseñado
en los principios de la O.·., impulsa a los hombres; Masones libres, a participar

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con su acción en la sociedad, en que conviven, promoviendo un proceso de
integración institucional y el progreso de cada individuo. Así; catalogar el
universalismo, conlleva implícita la condición de universalidad, que reviste la
Institución Masónica. Tesis que enfatiza la calidad de ecuménica, por cuanto
involucra a toda la especie humana, sin ninguna distinción. Tan comunitaria
distinción deja trasuntar en la O.·. y sus miembros, la convergencia hacia una
filosofía integradora y participativa. En este sentido; no cabe duda, que el
universalismo contribuye de manera notable, a demostrar y perfilar el carácter
de los hombres de la Institución en la sociedad, aportando con sus
conocimientos, al proceso global de perfeccionamiento de la sociedad.

La sociedad del siglo 21 atraviesa un violento proceso de cambios, en la


configuración de una nueva civilización, lo que afecta las bases mismas de ella.
Se establece una sociedad globalizada; donde desgraciadamente para las
grandes mayorías, las transformaciones se traducen en una situación de aguda
crisis, no solo por las condiciones materiales de vida, sino por cuanto tiene que
ver con los principios rectores de la conducta social, con las reglas del juego
imperantes, con la ética prevaleciente, y con los valores vigentes, propios del
género humano.

La Sociedad Industrial, -va quedando atrás- y sobre sus restos crece la nueva
civilización, la que en su camino al status altamente tecnologizado, de la
sociedad global, resulta incapaz de responder a los paradigmas vigentes. Se
desintegran los viejos valores, y se avanza hacia una nueva noción
paradigmática, que asociada a "La Cultura", exige extenderse a la sociedad
misma. Subyace la concepción y nacimiento de un hombre nuevo, capaz de
entender hacia donde se dirige la nueva sociedad.

Importa destacar que el hombre para el siglo 21, busca participar en las
decisiones políticas y económicas. Su lucha, se basa en antecedentes
históricos de desigualdad y crisis global de la sociedad; lo que junto a la
necesidad de construir una civilización más solidaria, asentada en el principio
del aprovechamiento de las potencialidades intelectuales y culturales, sea
capaz de reaccionar contra la desintegración social, de la sociedad,
enfrentando al sistema que condena a la marginación, a millones de seres
humanos.

La civilización que se construye, constituye un reto a todo lo que hasta ahora


se daba por sentado. Las viejas formas de pensar, las viejas fórmulas, dogmas
e ideologías por más útiles que hayan sido en el pasado, no se adecuan ya a
los hechos. El mundo que emerge se encuentra en choque con nuevos valores
y tecnologías, nuevas relaciones geopolíticas, nuevos estilos de vida y modos
de comunicación. En la acelerada mutación que viven las sociedades, todos los
conceptos están siendo objeto de revisión. Los ciudadanos, quiéranlo o no,
terminan por consultar a su conciencia, respecto al presente que padecen y al
futuro que les espera. El nivel generalizado de desconcierto, obliga a la
reflexión. Nada es hoy estático, ni mucho menos inmutable. Por el contrario; los
viejos paradigmas, se cuestionan, las verdades de ayer, se ponen en tela de
juicio; se busca reemplazar, el pasado por un futuro, que respondan a los
nuevos requerimientos.

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El que la Sociedad actual, obligue al hombre a pensar y a ser crítico, puede al
fin y al cabo; resultar en algo positivo, pues lleva a las sociedades, hacia el
encuentro con nuevas propuestas y modelos de convivencia, abriendo la
posibilidad de dar inicio a la construcción de una sociedad, más justa.

Como antes mencione, al abordar la sociedad necesariamente debemos


realizar una crítica, pero debemos partir por casa.

Al hacer una mirada sobre la conflictiva sociedad en la que habita el hombre y


por tanto, el Masón del 2º grado, permite preguntar:

¿Qué hace la masonería, para mejorar la condición de las grandes mayorías de


la sociedad actual?

Una respuesta sobre este asunto, tiene que ver fundamentalmente con la
transformación que la O.·. provoca en el hombre masón, cuyo liderazgo
fortalecido en la enseñanza de valores y principios humanos, en una
propedéutica masónica, en la que el C.·.M.·. ha sido conducido, desde el
desbastado de una piedra bruta, en capacidad de ser modelada, hasta las
cinco gradas, en la construcción de la mítica Piedra Cúbica Piramidal, cúmulo
del eclecticismo constructivo, que genera hombres lideres para la sociedad, en
capacidad de ser el aporte intelectivo y constructivo de su comunidad

Una respuesta, de estas características, señala que la línea doctrinaria de la


Institución, es perfecta, pues tanto en los métodos, como en su contenido
resultan ser inobjetables.

A pesar de la perfección teórica, en la filosofía de la O.·. es posible, volver a


Preguntar...
¿Es suficiente el mensaje masónico que la Institución ofrece a la Sociedad
Profana?
Más aún, ...
¿El hombre, que intenta configurar la masonería; Corresponde con la
necesidad de la sociedad actual?

Sobre estos temas; se podrá decir que la Orden Masónica, es una institución
selectiva, que elige hombres, entre quienes tienen las capacidades éticas e
intelectuales, y los prepara para que ellos participen y aporten a la sociedad en
que conviven. Una discusión sobre este aspecto, no tiene validez, pues de
acuerdo a los principios institucionales tradicionales, es claro que esto
constituye la razón fundamental, de la existencia de la Francmasonería.

Sin embargo; un conflicto social marca a la institución actual, conflicto que tiene
que ver con posiciones regresivas presentes en la sociedad y por tanto también
en los hombres de la masonería, tema referido a las características elitistas de
la O.·., lo que provoca una segregación económica, que señala la exclusión en
la O.·., de un contingente de obreros y juventudes intelectuales de nuestro
tiempo, lo que claramente es contrario, al principio humanista que propugna la
O.·. al señalar la participación en la Masonería; de todos los hombres sin

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distinciones de ninguna especie. No es menos cierto, que la institución
masónica sostiene su accionar a través de los aportes económicos de sus
miembros, lo que constituye una importante y significativa vía de crecimiento.
Sin embargo; la falta de obreros y juventudes, niega toda posibilidad al rico
debate y desarrollo, desde una visión distinta a la del profesional formado, que
participa en la institución.

Por otro lado; un aspecto de gran preocupación actual, lo constituye la fuerte


disminución, en los últimos años de profesores en la masonería, cuyos bajos
ingresos señalan una limitación autoimpuesta al ingreso de estamentos por su
condición socioeconómica. En este sentido; es valido preguntarse; ¿Cuántos
profesores, integran hoy las logias? Y ¿Cuántos ingresan a ella o a la
Institución anualmente?, más aún ¿Cuántos han debido retirarse por la falta de
medios económicos?.....

A partir de estos elementos críticos, se señala que la misión, de un C.·. debe


ser el provocar al interior de la Masonería, cambios en Paradigmas Obsoletos.
No solo él integrarse a corrientes y posiciones políticas, sustentadas por
partidos políticos, por petición del Gran Maestro de la Gran Logia de Chile,
constituye en sí mismo la solución necesaria. Se necesita entender la
solidaridad, desde una visión de perspectiva, en que por un lado jóvenes y
obreros con la suficiente capacidad, para ingresar a la O.·., y por el otro los
profesionales actuales de la O.·., puedan desarrollarse en la concepción
masónica, lo que en definitiva constituye un aporte a la causa humanista de la
Francmasonería. Por tanto; la crítica debe ser también, misión del C.·.M.·. tal
que permita despertar tanto en los MM.·. como en la institución, el sentido de
construcción de la sociedad en que participan. La entrega y aceptación a la
burguesía de posiciones regresivas al interior de la O.·. conduce
irremediablemente a consolidar posiciones en definitiva no pregonadas por la
masonería.

Por tanto; cabe plantearse la necesidad de una reflexión, en torno de estos


temas y particularmente si la masonería en sus aspectos formales y
económicos será capaz, de renovar las viejas estructuras, que permitan
abandonar la simple aceptación de estas posiciones regresivas generando los
espacios que aúnen criterios, en cuanto a asegurar la existencia de nuevos
HH.·. cuyo origen provenga de estos grupos socioeconómicos, permitiendo a
su vez ampliar la base de sustentación social de la orden.

Con toda probabilidad; estas ideas no sean del todo compartidas, por algunos
HH.·., no obstante es necesaria la reflexión, que haga meditar, sobre el
propósito futuro de la masonería y como debe ser entendida.

Conclusiones

Al culminar la reflexión es factible, en primer lugar señalar, que el 2º grado, el


de Compañero, es el grado masónico por excelencia. Su filosofía lleva impreso
el sello seguro de la búsqueda incesante de la verdad, en un camino de cinco

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gradas que conduce a la claridad de la luz del conocimiento. El compañero
masón debe ser capaz de ofrecer a la sociedad en que convive, su liderazgo y
actuar con empeño personal, para el logro de la felicidad humana, alcanzada
en la responsabilidad del grado. Sobre este punto es necesario aclarar que el
liderazgo de que se trata, es moral y positivo, conducente a establecer una
educación ética, en que las normas morales del comportamiento social, logran
un mejor ser humano, constituyendo una sociedad más digna de llamarse
humana.

Desde otro punto de vista; en la tan singular filosofía del Compañero, es


posible de advertir en tanto; Acción Masónica, una filosofía operativa de
aplicación moral de su doctrina. En efecto, comienza la vida extramural del
masón del 2º grado, pues se encuentra en condiciones de intervenir en el
mundo, en concordancia con el grado de conocimientos alcanzados y con la
exigencia laboral de participar en la vida social. En tanto; la sociología en
general y la sociología del trabajo en particular serán los elementos
instrumentales que ampliarán el horizonte cognitivo del C.·. quien tendrá que
“Vivir para Trabajar” y para ser conductor y modelador de los hombres y la
sociedad.

Asimismo importa enfatizar que la masonería no puede ni debe constituirse en


una sociedad cerrada, muy por el contrario debe romper el abismo con su
entorno permitiendo que su estructura diversa se incorpore a la participación
activa tanto en su carácter intramuros como extramuros, constituyendo de este
modo una misión más del Compañero masón.

El C:.M:. ya no está solo, camina acompañado, tiene compañeros de trabajo,


es parte de una colectividad unitaria, en su andar hacia la letra G en busca del
conocimiento, sea para encontrar su verdad en dios o el hombre mismo, el
C:.M:. Debe ya no solo mirarse hacia adentro, sino también, hacia la sociedad,
hacia lo que lo rodea, es por esto que el templo tiene 3 ventanas, más anchas
por dentro que por fuera (como en el templo del rey salomón), no solo para que
permitan una mayor entrada de luz que ilumine su razón, atacando los viejos
errores y los prejuicios tenaces, sino también para permitirle mirar hacia afuera,
captar con esa posición tan incómoda las señales que de esta emanan y
aquilatarlas en su corazón y con su razón, y que sus cinco sentidos le ayuden y
le acompañen en el discernimiento.

Vivir es sinónimo de actuar, el C:.M: es acción, somos seres sociales y por


ende no vivimos sino para trabajar, para hacer obra de utilidad pública, es
ponerse al servicio de la colectividad a la que el individuo se debe, a su pueblo.

Para materializar el bien, el compañero masón ha de trabajar entonces con


espíritu fraterno y tolerante y siempre con la humildad del que recién se inicia
en nuestras prácticas y doctrinas, todavía encandilado con las primeras luces
del oriente que lo viera nacer nuevamente.

S:.F:.U:.

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