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MONICIÓN INICIAL: Este es quién cargó sobre sí los dolores de todos. He aquí el que fue
muerto en Abel, atado en Isaac, exiliado en Jacob, vendido en José. He aquí el que fue
expuesto a las aguas en Moisés e inmolado en el cordero. Este es el que se encarnó en
el seno de la Virgen, el que fue clavado en la cruz y sepultado en la tierra, el que resucitó
de entre los muertos y subió a lo alto de los cielos. El es el cordero que no abre su boca,
el cordero inmolado, el cordero que nació de María, cordera sin mancha. El resucitó de
entre los muertos y resucita al hombre de la profundidad del sepulcro. Con corazón
dispuesto participemos de la meditación de las 7 palabras de nuestro Señor Jesucristo
en la Cruz.
I Palabra
MONITOR: Primera palabra “Padre, perdónalos porque no saben lo que
hacen”
LECTOR: Del evangelio según San Lucas: Cuando llegaron al lugar llamado la calavera,
crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús
dijo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Palabra del Señor.
LECTOR:
Oración: Todopoderoso y eterno Dios, concédenos el don de celebrar de tal modo los
misterios de la pasión de nuestro Señor, que obteniendo el perdón mediante su preciosa
sangre, podamos acercarnos con gozo a la conmemoración de aquel sacrificio por el cual
te ha placido redimirnos, por el mismo Jesucristo, tu Hijo, nuestro Salvador, Amén.
Padre Nuestro
CANTO
II Palabra
LECTOR:
Oración: Tú, que eres amor, y que ves todos los sufrimientos, injusticias y miserias que
reinan en este mundo; apiádate, te imploramos, de la obra de tus manos. Mira con
misericordia a los pobres, los oprimidos y a todos cuantos están agobiados por el error,
el trabajo y el dolor. Llena nuestros corazones de profunda compasión por aquellos que
sufren, y apresura la venida de tu Reino de Justicia y Verdad, por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
Padre Nuestro
CANTO
III Palabra
MONITOR: Tercera palabra “Mujer, he ahí a tu hijo; hijo he ahí a tu madre”
LECTOR: Del Evangelio según San Juan: Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a
quien el amaba, dijo a su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo! Después dijo al discípulo: ¡he ahí
tu madre! Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa. Palabra del
Señor.
Padre Nuestro
CANTO
IV Palabra
MONITOR: Cuarta palabra “Dios mío ¿por qué me has abandonado?”
LECTOR: Del evangelio según San Marcos: Y desde la hora sexta hubo oscuridad sobre
toda la tierra hasta la hora novena. Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran
voz, diciendo: Eli, Eli, ¿Lema Sabactani? Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has abandonado?…Palabra del Señor.
LECTOR:
Oración: Oh Dios Todopoderoso, el más seguro baluarte para todos cuantos ponen su
confianza en ti; ante quien todas las cosas en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra se
inclinan y obedecen; se ahora y para siempre nuestra defensa, y haznos saber y sentir
que no hay ningún otro nombre debajo del cielo dado a los hombres, en quien y por
medio de quien podamos recibir salud y salvación, sino solamente el nombre de Tu Hijo,
nuestros Señor Jesucristo, Amén.
Padre Nuestro
CANTO
V Palabra
MONITOR: Quinta palabra “Tengo sed”
LECTOR: Del evangelio según Juan: Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había
ya consumado, para que se cumpliera la escritura, dijo: tengo sed. Había allí una vasija
llena de vinagre; colocaron una esponja empapada del vinagre en una rama de hisopo y
se la acercaron a la boca.… Palabra del Señor
LECTOR:
Oración: Dios Todopoderoso, cuyo muy querido Hijo tuvo que padecer antes de subir al
cielo, y ser crucificado antes de entrar en la gloria; concede misericordiosamente que
nosotros, siguiendo la vía de la Cruz, comprendamos que ella es la senda de vida y paz;
mediante Jesucristo nuestro Señor, Amén.
Padre Nuestro
CANTO
VI Palabra
MONITOR: Sexta palabra: “Todo… está consumado”
LECTOR: Del evangelio según San Juan: Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre,
dijo: ¡todo… está consumado! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Palabra del
Señor.
LECTOR:
Oración: Oh Señor, Tú que perdonas el pecado, que sanas el dolor, que has vencido a la
muerte, atráenos hacia Ti, que eres nuestra salvación y nuestra victoriosa esperanza.
Haznos ciudadanos de tu Reino, hombres y mujeres de invencible buena voluntad,
constructores de un mundo en el que reine la justicia y en el que triunfe la ley del amor
sobre el odio y las luchas. Apresura el dia en que tomarás tu gran poder y reinarás.
Acrecienta en nosotros la verdadera devoción hacia Ti; nútrenos de toda bondad; y en
tu gran misericordia mantennos firmes, por Jesucristo nuestro Señor, Amén.
Padre Nuestro
CANTO
VII Palabra
MONITOR: Séptima palabra “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
LECTOR: Del evangelio según san Lucas: A la hora sexta descendieron las tinieblas sobre
la tierra hasta la hora novena y el sol se eclipsó. El velo del templo se rasgo en dos y
Jesús clamando a gran voz dijo: padre en tus manos encomiendo mi espíritu, y diciendo
esto expiró. Palabra del Señor.
LECTOR:
Oración: Oh Padre de misericordia, cuyo bien amado Hijo fue en este día crucificado por
nosotros, el Justo por los injustos, para llevarnos a Ti; concede, te lo suplicamos, a cada
miembro de esta familia la gracia para contemplar con fe esa Cruz, y para crucificar sobre
ella todo deseo impuro y toda inclinación no cristiana. Que podamos aprender en
humilde devoción al servicio de nuestro Maestro, a negarnos diariamente por su causa,
y por amor los unos de los otros, para poder seguirle. Aleja de nosotros todo afecto
impuro e infiel. Que nunca tengamos temor de hacer el bien ni nos atrevamos a hacer
el mal. Para que así, del buen tesoro del corazón, podamos extraer siempre cosas
buenas para la alabanza y la gloria de Tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, Amén.
Padre Nuestro
CANTO
ORACIÓN FINAL:
Señor Jesucristo, al encomendarte al Padre y al Espíritu Santo, el dador de vida, has
consagrado el último momento del creyente. Concede que siempre hallemos nuestra
vida en las manos de ese mismo Padre y ese mismo Espíritu para que, aunque perdamos
todo, no nos perdamos a nosotros mismos. Sostennos durante toda nuestra vida y en el
momento de la muerte para que, mediante la visión de tu amor redentor, por fin seamos
trasladados a la plenitud de la resurrección. Te lo pedimos, oh Cristo, por tu infinito amor
y tus propios méritos. Amén.