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DIAGNOSTICO.
El diagnóstico es el conocimiento que procede con el análisis o aspectos que componen un fenómeno para
luego reintegrar lo conocido a una totalidad. Por supuesto que quien comprende, comprende a partir de datos
u observables o indicadores.
Cuando se habla de diagnóstico psicológico, se entiende actualmente como un proceso, lo que supone la
inclusión de un conjunto de conocimientos teórico-técnicos aplicados a dilucidar una situación humana
compleja de la que se parte para poder luego prever y planificar intervenciones sucesivas que permitan su
resolución o modificación. Una gran cantidad de variables distintas interaccionan entre sí. Se las debe
registrar, pero además integrarlas y elaborarlas atravesando distintos niveles de inferencia. La praxis
diagnóstica en el caso de la Psicología debe estar dentro de procedimientos rigurosos y sistemáticos que
persigan como finalidad definir o delimitar, describir, comprender y explicar su objeto de estudio.
A la persona no se la puede encasillar en un modelo, se necesita un modelo integrador para ampliar la visión.
Modelo psicodinámico.
MODELO.
Un modelo es un constructo o resultado que representa tanto a la teoría (sistema de referencia) como a los
observables o datos empíricos. Un modelo se construye seleccionando algunas variables y desechando
otras, sólo da cuenta de un sector limitado del fenómeno que se estudia. Es dinámico, es decir que los
modelos pueden crecer y complejizarse hasta convertirse a veces en verdaderas teorías.
Un modelo simplifica y esquematiza. No es una teoría. Una teoría es más abarcativa. El modelo es para la
teoría una especie de andamiaje o estructura que permite formular hipótesis (contexto de descubrimiento) y
luego contrastarlas (contexto de verificación).
PERSONALIDAD.
Definición.
La PERSONALIDAD puede entenderse como una organización única e idiosincrática de cada sujeto que le
permite interactuar con el ambiente y con los otros y que se ve influenciada permanentemente por los
entornos en los que se desarrolla. Su base es biológica y su desarrollo es posible a partir de la trama vincular
que la origina y sostiene. Posee múltiples facetas que le permiten mayor versatilidad, flexibilidad y eficacia en
la adaptación.
Se desarrolla a partir del deseo y de la necesidad y en una variedad de procesamientos cambiantes y fluidos
que permiten construir/deconstruir/reconstruir el proyecto de vida propio, a lo largo de los años y de las crisis
vitales. El cambio de la personalidad es posible en la medida que cada sujeto se piense y se historice a sí
mismo.
Enfoque nomotético:
- Se centra en el estudio de los rasgos comunes a un grupo de individuos pertenecientes a una misma
cultura. Los rasgos son abstracciones generalizables que quedan inscriptas en el lenguaje: tímido,
audaz, simpático, huraño, extrovertido, introvertido, etc.
Enfoque ideográfico:
Algunas teorías…
(Koldobsky): Integración de la vida psíquico-conductual-relacional del individuo. Constructo de la ciencia
para explicar la forma más o menos estable que tienen los individuos a lo largo de la vida para conducirse,
pensar, sentir y relacionarse con los demás.
(Millon): Modelo complejo de características psicológicas profundas, que son generalmente inconscientes,
que no pueden ser erradicadas y que se expresan automáticamente en cada faceta del funcionamiento
individual. Sus rasgos emergen de una complicada matriz de disposiciones biológicas, del aprendizaje y la
experiencia, y comprende y abarca el modelo distintivo individual de percibir, razonar y enfrentar las
situaciones y a los otros.
(Bleger): No es un objeto observable sino una construcción que se infiere a partir de datos observables.
(Bruner): Los procesos cognitivos se mueven en dirección de las necesidades. Como resultado se produce
una distorsión que la personalidad con sus motivaciones y conflictos le imprime a la percepción.
a) Los rasgos constituyen un número pequeño de grandes disposiciones o tendencias a pensar, sentir
y actuar de determinada manera. Este modelo define a la personalidad como una configuración de
factores más o menos estables que determinan que la conducta sea consistente en diferentes
ocasiones y distinta a la conducta de otras personas en situaciones comparables. La estructura de la
personalidad puede estudiarse a través de métodos cuantitativos calculando la correlación entre
distintos rasgos, los cuales se miden a partir de comportamientos más o menos frecuentes que
varían de manera inter- individual. Cuestionarios, inventarios y escalas son situaciones
estandarizadas que revelan la distribución de rasgos dentro de su personalidad y la diferencia
respecto de otros sujetos.
Los rasgos combinan un amplio rango de características establecía orientaciones. Las categorías de rasgos
sirven para definir una estructura, una organización y ordenar la masa de datos de la persona entrevistada.
Respecto a este enfoque surgen algunos problemas. Por un lado, la misma estructura de rasgos explicaría
la conducta la cual a su vez se explicaría por la estructura. Otro problema es el probar la consistencia de la
conducta a lo largo del tiempo, necesario para establecer una predicción. Por último, ¿qué ocurre cuando se
hallan dos protocolos con idéntica distribución de rasgos? ¿se trata de dos personalidades idénticas?
Respecto de las ventajas ubicamos la sistemática operacionalización de variables, el planteo de las
diferencias entre estados y rasgos, los aspectos abarcados que pueden ser medidos y correlacionados, y la
posibilidad de adecuar esta medida para trabajar con distintos marcos conceptuales, dado que los rasgos son
descriptivos y no explicativos de la conducta.
b) Freud consideró al hombre como sujeto dividido entre la satisfacción de sus funciones y necesidades
primarias y la sujeción a normas e ideales de un grupo social, explicando su sufrimiento y malestar.
Esta obra contiene dos modelos que han contribuido a la teoría de la personalidad implícita en
ella:
I- Modelo topográfico: Con el estudio de los sueños se le da importancia al conocimiento sobre los
procesos mentales inconscientes, lo que lleva a plantear dos tipos de pensamiento: Por un lado, el
pensamiento lógico, realista y socialmente ajustado que recibe el nombre de pensamiento de procesos
secundarios y corresponde al sistema preconsciente- consciente; el otro pensamiento, que se manifiesta en
los procesos del sueño y los síntomas, se llamó pensamiento de proceso primario y corresponde al
sistema inconsciente. En este no hay ausencia de sentido sino un deslizamiento incesante de este,
interviniendo los mecanismos de desplazamiento y condensación. Se puede saltar de un tema a otro sin
guardar lógica, y no conoce el paso del tiempo. La estratificación de la mente divide a la misma en dos
capas, el sistema inconsciente y el sistema consciente, entre los cuales se ubica una tercera capa: el
preconsciente, con pensamiento de tipo secundario en lo formal pero cuyos contenidos quedaban
temporalmente fuera de la conciencia.
II- Modelo estructural: Expone la estructura subyacente de la personalidad y su división en instancias,
correspondiente con la segunda tópica: Ello- yo- súper yo. Estás se correlacionan:
1. el ello responde a la base biológica y hereditaria, sede de las necesidades y de las pulsiones y el origen de
la energía mental.
2. El yo es la instancia que conduce al placer de los deseos y necesidades, pero de forma demorada,
mediatizada por el lenguaje y la capacidad simbólica del sujeto. Sus funciones son pensar, sintetizar,
organizar, controlar la actividad física e instrumentar los mecanismos defensivos.
3. el súper yo deriva de ello y representa la censura social, autoconciencia, adaptación y sometimiento a las
normas y estándares morales. Ideales que unen a la conciencia.
Los conflictos de la personalidad se dan entre instancias y/o entre deseos y catexias contrapuestas
que intentan inhibirlos o hacerlos desaparecer, con el objetivo de adaptarse a la cultura y la sociedad. La
personalidad se desarrollaría a partir de una matriz relacional. La libido busca otros objetos antes que
descargar en abstracto, las satisfacciones libidinales se obtienen siempre en el contexto relacional humano.
PROCESO PSICODIAGNOSTICO.
Definición.
En el proceso psicodiagnóstico contamos con una demanda inicial del consultante que abre una
problematización, el modo de resolver estas preguntas se condiciona por diferentes variables que
determinarán los modos de abordaje, teñirán toda la acción del psicólogo e incidirán en la producción del
sujeto. Permitirán al psicólogo hacer evidentes ciertos observables que requiere para responder a las
preguntas que dieron origen al proceso. Es el psicodiagnosticador quien deberá articular y leer los datos para
poder decir acerca de sujeto. Los instrumentos psicométricos y proyectivos están preparados para detectar
aspectos de la dinámica y estructura de la personalidad.
En el ámbito clínico los aspectos teóricos son indisociables de los objetivos prácticos, por lo que se
incluye una última fase:
- La elaboración de una síntesis significativa de las conclusiones y su comunicación. Se da respuesta a los
fines con los que se ha realizado la evaluación:
- Descripción, comprensión, pronóstico y orientación o propuesta de intervención.
Estos mismos objetivos prácticos determinan en gran medida el procedimiento a seguir para la verificación de
la hipótesis. Si con la evaluación se pretende sólo establecer descripciones, clasificaciones o predicciones
bastará correlacionarla, que permite contrastar las hipótesis y llegar a unos postulados, con niveles
aceptables de probabilidad. Si se desea lograr explicar y ayudar a modificar comportamientos será necesario
utilizar el proceso experimental, incluiría todo el circuito evaluación-intervención-reevaluación, conectando
aspectos evaluativos e interventivos.
Estas fases presentan aspectos diferenciales y objetivos específicos, pero también conexiones íntimas y
recíprocas formando un conjunto inseparable. No se puede pasar a la fase siguiente con la expectativa de
lograr sus objetivos si no se han cubierto los objetivos de la anterior, las informaciones recogidas en cada
una revierten y retroalimentan las obtenidas en los demás. Habitualmente se necesita de todas estas fases
para cubrir los objetivos básicos, pero dependiendo de los resultados de la entrevista inicial, la información
obtenida por otras fuentes o las características de la demanda, puede indicarse alargar, acortar o incluso
eliminar la fase de aplicación de pruebas psicológicas si no se consideran necesario sus aportes. La primera
y la última fase resultan siempre imprescindibles para efectuar un proceso diagnóstico completo.
1) Entrevista inicial semidirigida, que permite un paneo amplio y general de los significados que el sujeto
atribuye a su situación y a sus síntomas.
2) A partir de los resultados en la entrevista inicial, se aplican técnicas que permiten inferir el tipo de
problemática que el sujeto presenta y la intensidad de las mismas.
3) Con el objetivo de situar los resultados obtenidos, sea saber cuál es la estructura de la personalidad del
entrevistado y cuáles los conflictos que dominan su vida afectiva, la amplitud y cualidad de sus relaciones
interpersonales, etcétera. Por lo que se administraran algunas pruebas gráficas.
4) Se concretará una última entrevista en la que se irán retomando todas las comprensiones que fueron
construyéndose sobre el entrevistado y que se han ido comunicando parcialmente, con el objetivo de
contrastar sus hipótesis y observar si como producto de sus intervenciones el paciente amplio la conciencia
de su propio malestar.
5) Para un informe que se enviará a quien corresponda, tratando de fundamentar en él lo observado en el
proceso diagnóstico. Se brindará un panorama de los aspectos funcionales y disfuncionales de su
personalidad, y orientará respecto de la mejor ayuda posible.
El analista lo que hace en el psicodiagnostico es pasar de lo empírico a lo conceptual por vías de transformaciones.
Primero recolecta distintos observables del sujeto los cuales deben ser relevantes (tanto para el sujeto, para la población
del sujeto, para el objetivo del caso, para la edad cronológica del sujeto y para el estímulo de la técnica). Estos
observables relevantes el psicólogo los articula a la teoria (la cual también es demandada por los observables y por ende
es relevante para el psicólogo), en base a esa articulación se forman los indicadores. Estos indicadores psicológicos por
sí solos no significan nada, es decir, no se puede determinar a qué refiere, es necesario que se una a otros indicadores
psicológicos y recién en la constelación de estos indicadores el psicólogo puede formular una hipótesis presuntiva, las
hipótesis presuntivas pasan por un proceso de contraste empírico (recurrencias y convergencias), por un proceso de
argumentación (se justifican las hipótesis que fueron creadas) y por último deben estar articuladas a la teoria.
Si las hipótesis presuntivas pasaron el proceso de refutacion, el psicólogo está en condiciones de armar hipótesis
diagnósticas.
Las hipótesis diagnósticas son articuladas a los objetivos y si responden a los objetivos del caso en particular
recién ahí se puede hablar de conclusiones diagnósticas, es decir, el psicólogo puede armar un diagnóstico.
Objetivos diagnósticos.
El evaluador se hace cargo de una demanda de ayuda psicológica. Los objetivos de la evaluación tienen que
ser enunciados. Este proceso interactivo e interpersonal se compone de una serie de fases o etapas con
múltiples interrelaciones, entre sí y con el proceso de intervención psicológica ulterior.
Antes de iniciar el psicodiagnóstico cabe preguntarse si es necesario o no, qué utilidad puede reportar el
sujeto, qué fines se persiguen con su puesta en marcha. Si estas preguntas pueden contestarse, se da inicio
un proceso intentando alcanzar objetivos jerarquizados: Primarios y secundarios.
Objetivos principales:
Representan los fines básicos de todo diagnóstico, ineludibles. Son dos:
- 2) Planificación de la intervención.
El diagnóstico sirve para planificar intervenciones adecuadas y tomar decisiones ajustadas acerca de:
La modalidad terapéutica.
La posible combinación o sucesión de varias modalidades.
Los obstáculos y limitaciones que se pueden prever desde el inicio.
Las prioridades o secuencia en el abordaje de los problemas de sujeto.
Los recursos, del propio sujeto y de su entorno, qué habría que intentar movilizar para lograr un cambio
significativo.
Los indicadores pronósticos.
Objetivos secundarios:
Estos no son alcanzables en todos los casos o no se ha logrado el mismo nivel de precisión en su definición.
Se trata de aspectos más difíciles de describir conceptualmente, debido a que aún se desconocen los efectos
que se generan en una relación interpersonal compleja y se está lejos de poder ejercer un control eficaz
sobre ellos.
a) Indicadores de motivación.
En función del esfuerzo para aportar datos y el grado de implicación personal se podrán derivar hipótesis
prospectivas, favorables o no, registrando la aparición de: - Conductas cooperativas, respuestas ajustadas a
las demandas de cada momento, receptividad para comprender el feedback relacional. La validación
posterior de las hipótesis nos lleva a concluir cuál es la posibilidad de una intervención ulterior y la respuesta
de un sujeto a la misma. Esta información cualitativa lleva aparejado un mayor sesgo de error, ya que se trata
de aspectos que se inscriben en el sistema interactivo interpersonal, del que el evaluador forma parte.
Además, a menudo pasan desapercibidos, ya que no se trata de mensajes explícitos, sino analógicos.
Variables.
Variables derivadas de sujeto.
Estas variables forman parte de la información que se genera en la situación diagnóstica. De todos modos,
esta no es la única fuente informativa del proceso. Las más relevantes son:
- Grado de motivación.
- Antecedentes anamnesicos.
- Características de personalidad.
- Nivel sociocultural.
- Tipo y grado de patología.
- Edad y sexo.
Análisis de la interacción.
El encuentro cara a cara permite captar al sujeto y su entorno familiar, su manera de comunicarse y ese lugar
en donde se explícita el motivo prioritario de esa particular relación entre examinador y sujeto.
La cooperación en la tarea común de comprender disfunciones, discriminar recursos y planificar la
producción de cambios que generan un mayor bienestar.
Los conceptos de transferencia y contratransferencia, referidos a aquello que el terapeuta y el paciente se
transmiten mutuamente de manera inconsciente, pueden ser aplicados también a la situación diagnóstica. Se
constituyen una serie de apreciaciones subjetivas qué influyen en la captación de los mensajes y de falsas
representaciones de la realidad interpersonal que pueden ser positivas o negativas. Si se acepta el uso de
estos constructos para analizar la transmisión de mensajes, resulta evidente que ambos participantes pueden
tener dificultades en la comunicación y presentar disfunciones en este campo. Algunos ejemplos son:
- La negación o rechazo de la escucha, que no permite captar las peculiaridades del interlocutor y
bloquea la transmisión significativa.
- La fragmentación de los mensajes que provoca la incorporación parcial de información,
recogiendo algunos aspectos e ignorando otros.
- La dificultad para crear una atmósfera propicia para que se produzca una comunicación fluida,
considerado el logro de un buen rapport.
Es necesario reducir y simplificar los datos para poder realizar con ellos una síntesis significativa, sin
despreciar elementos básicos. En este proceso también influyen los marcos teóricos de los que se parte, ya
que al seleccionar información existe en los técnicos una fuerte tendencia a registrar como significativos sólo
aquellos aspectos que así son considerados por su propia orientación teórica. De este modo se produce con
mucha facilidad sesgos en el procesamiento de los datos.
El evaluado no tiene la misma actitud cuando es él quien solicita la ayuda de modo voluntario qué cuándo él
es examinado por motivos que le exceden. Han de tenerse en cuenta estas variables moduladoras porque
una misma conducta puede tener distinto significado según el contexto en el que aparezca.
Variables ecológicas.
Ciertos aspectos del ambiente físico pueden influir en la ejecución. Algunos de ellos son:
- Iluminación.
- Nivel de ruido.
- Adecuación del mobiliario a las características del sujeto.
- Tiempo disponible.
Se debe analizar toda esta información si se pretende obtener conclusiones fiables como para permitir la
planificación de una intervención específica.
Elementos constantes:
- El fijar un encuadre definido de trabajo significa que siempre se van a mantener constantes ciertas
variables que intervienen en el propio proceso como: La aclaración de los respectivos roles, el lugar
de los encuentros, el tiempo y número de entrevistas, los objetivos, naturaleza y límites de la tarea.
Esta definición debe ser precisa como para no dejar lugar ambigüedades o falsas expectativas, pero dejando
un margen de flexibilidad para llevar a cabo ligeras adaptaciones qué determinados casos pueden requerir.
Elementos adaptables:
- Si bien la mayoría de los elementos del encuadre son fijos e idénticos para todos los sujetos, un
pequeño número de ellos puede variar según las circunstancias de cada caso, a fin de ajustar el
marco del proceso a las características específicas del evaluados: El número de personas
implicadas, el número de entrevistas necesarias, el tipo de pruebas aplicar, la presencia de
dificultades específicas en el sujeto que pueden lentificar la ejecución o existir otras modificaciones.
El rango de variación es casi siempre estimable y comunicable a los sujetos de antemano. (por ejemplo, la
cantidad entrevistas habitualmente entre 3 y 5 encuentros, pero no se pueden determinar previamente con
exactitud). Al ser el marco de trabajo prácticamente estable, se crea una situación estándar que permite
observar las variaciones interindividuales en cuanto a las modalidades de adaptación de cada sujeto a la
misma.
Aclaraciones básicas: En la definición del encuadre el psicólogo debe asegurarse de que esté suficiente
explicado: En qué va a consistir la evaluación, cuáles son sus fines y límites, qué se espera y que no se
espera lograr, qué utilidad puede reportar este proceso de sujeto, hay que garantizar al sujeto la
confidencialidad y ofrecerle un protocolo de consentimiento informado, sí fuera necesario.
De haber alguna duda por parte de los evaluados hay que aclarar la al inicio del proceso. A su vez, los
objetivos diagnósticos serán más fácilmente explicables y comprensibles cuanto más definidos estén para el
propio evaluador.
Los instrumentos proyectivos son herramientas para construir datos y contrastar hipótesis, pero sus resultados no son
equivalentes a las conclusiones diagnósticas.
- Juicio clínico: Explícita un proceso de transformación de los datos para arribar a conclusiones válidas. De este modo,
se declara la existencia de diversas operaciones (técnicas e inferenciales) realizadas por el psicólogo sobre aquello que
han podido evidenciar los instrumentos. Este proceso tiene lugar no solo al momento de corroborar hipótesis, sino al
momento mismo de su construcción.
- Rigurosidad científica: La rigurosidad científica del proceso psicodiagnóstico debe tener miramientos por regulaciones
que hacen a la administración técnica en cuanto a la interpretación de los resultados. Así, los observables requieren un
exhaustivo trabajo interpretativo. Sin embargo, esa materia prima para la interpretación debe atravesar un filtro de calidad
a partir de la evaluación de los procedimientos de los cuales proviene.
- Encuadre: el encuadre asume el papel del dispositivo metodológico por excelencia que permite un control riguroso del
proceso, por medio del cual el psicólogo, en tanto investigador, manipula, controla, implementa y evalúa variables a los
fines de que emerjan de manera observable características de personalidad del sujeto. Cuanto más explícito es el
encuadre mayor es la posibilidad de investigar la variable dependiente y la adaptabilidad del consultante al mismo.