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“NO DEJANDO DE CONGREGARNOS” ¿ES LICITO USARLO PARA MOTIVAR NO

FALTAR A LA “IGLESIA”?
Ptor. Oscar Huacca Limache – Estudios Bíblicos Empo
“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca” Hebreos 10:25
En el día de hoy muchos pastores y líderes utilizan la frase “no dejemos de congregarnos
como otros tienen por costumbre” para literalmente convencer a los hermanos de asistir a
todos y cada uno de los servicios de la iglesia.
¿Se refería el autor de los Hebreos a que hay que asistir todos los días al templo?
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que
prometió. 24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25
no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca” Hebreos 10:23-25
Luego de leer estos versículos algunos maestros, pastores o líderes de distintas
denominaciones o congregaciones suelen decir: “Dios con esto nos manda a asistir
frecuentemente a las reuniones”
Pero ¿es esto lo que comunica el pasaje?
Una norma general para la comprensión del mensaje de cualquier libro es leer el contexto
completo de lo que se viene hablando en cierta porción del libro. La Biblia no es la
excepción, para poder comprender el mensaje transmitido en un versículo, es necesario leer el
párrafo, y para comprender lo que transmite un párrafo, es necesario leer los párrafos anteriores
y posteriores, para ver de qué se está hablando.
El libro de Hebreos describe el significado espiritual del tabernáculo y templo que Dios
había mandado a construir a los judíos, y el significado espiritual de los rituales que allí se
hacían, para luego mostrar las realidades espirituales actuales, con Cristo como mediador entre
Dios y los hombres, y dar aliento a los cristianos para mantenerse firmes ante las presiones y
persecuciones que se presenten.
En capítulos previos, y en el principio de este capítulo se viene explicando que, así como el
sumo sacerdote hacía de mediador entre Dios y los hombres, ofreciendo los sacrificios del
pueblo para perdón de los pecados, del mismo modo, Jesús, como sumo sacerdote, ofreció su
vida para total remisión de los pecados, habiendo entrado en el cielo mismo, representado por
el lugar santísimo del templo terrenal.
Luego de la explicación de que los sacrificios de la ley de Moisés eran simbólicos y no
podían quitar el problema del pecado en el hombre, leemos:
“Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los
mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una
vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí
en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;14 porque
con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” Hebreos 10:11-14
La ofrenda de la vida de Jesús era lo que se requería para quitar de en medio el problema
del pecado en el hombre. A causa del pecado, el ser humano había quedado alejado de Dios y
sin posibilidad de establecer una relación íntima con Él.
Pero ahora, teniendo a Jesús como mediador, el cristiano puede acercarse a Dios con total
confianza y ya no se necesitan los sacrificios de animales para perdón de pecados:
“Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. 19 Así que, hermanos,
teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20 por el camino
nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21 y teniendo un gran
sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de
fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua
pura” Hebreos 10:18-22
¿Qué nos está diciendo el pasaje?
Que como Cristo nos ha limpiado de todos los pecados a través de ofrecer el sacrificio
perfecto, y siendo ahora el “sumo sacerdote”, el mediador directo entre los hombres y
Dios, por medio de él podemos entrar en la “casa” de Dios. En los tiempos en que Dios hizo
construir el tabernáculo, sólo los sacerdotes podían entrar al templo, y sólo los sumos
sacerdotes podían entrar en el lugar santísimo del templo.
Hoy, a causa del sacrificio de Cristo, todo el que lo acepta como Señor de su vida tiene
libertad para acceder a la “casa” de Dios, no la terrenal, que era simbólica sino a la
verdadera, la celestial. ¡Cristo nos hizo posible un acceso directo a Dios!
Entonces llegamos a los versículos en cuestión:
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que
prometió. 24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25
no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca” Hebreos 10:23-25
En principio, la palabra “profesión” del versículo 23 debe entenderse como “confesión”,
es la palabra griega “homología”, que significa “hablar de acuerdo con algo y actuar
consecuentemente”.
Lo que quiere transmitir el versículo 23 es que un cristiano debe mantener firme su confesión,
si ya hemos confesado a Cristo como Señor de nuestra vida (Romanos 10:9-10), debiéramos
mantenernos firmes en esa confesión y actuar de acuerdo con ésta.
Por otro lado, el versículo 25 podría traducirse mejor como:“no abandonando nuestra
reunión, como es hábito de algunos sino exhortándonos unos a otros, y ahora mucho más ya
que están viendo que el Día se está acercando”.
Ahora observe bien esto, aquí “reunión” es la palabra griega episunagoge, que está compuesto
por las palabras epi, que significa “sobre” y sunagoge, que significa “lugar de reunión” y
frecuentemente se traduce “sinagoga”.
Episunagoge proviene de episunago, que significa “reunir”, con el sentido de juntar en
cierto lugar aquello que estaba dispersado.
Por ejemplo, en Mateo 23:37 Jesús usa esta palabra griega hablando del deseo de Dios de
juntar a los israelitas como una gallina junta a sus polluelos.
Otro ejemplo es el de Lucas 17:37 que dice que “donde esté el cadáver, allí se juntarán
[episunago] los buitres”. Los buitres andan esparcidos volando por el cielo, pero al ver un
cadáver, se juntan o reúnen en ese punto.
Ahora bien ¿a qué se refiere la “reunión” que se menciona en Hebreos 10:25?
Muchos dicen que esta reunión se refiere a la reunión en sinagogas que se frecuentaban y, por
lo tanto, hace referencia a las reuniones de creyentes en un lugar específico de reunión, como
los modernos templos o iglesias.
Sin embargo, es curioso notar que en las epístolas que Pablo escribió a la iglesia de Dios
(los cristianos renacidos) jamás usa la palabra sunagoge. Pablo jamás habla de un lugar
específico de reunión para los cristianos.
Pero en el caso de Hebreos 10:25, veremos que la “reunión” que se menciona ni siquiera
hace referencia a una reunión de cristianos. Ya he dicho que la palabra griega para
“reunión” en Hebreos 10:25 es episunagoge y esta palabra se usa sólo dos veces en toda la
Biblia:
“Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión [episunagoge] con
él, os rogamos, hermanos, (2) que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni
os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de
que el día del Señor está cerca” 2 Tesalonicenses 1-2
Este es el único otro uso de la palabra episunagoge en toda la Biblia y vemos que se usa
con respecto a nuestra reunión con Jesucristo. Hay un día en el futuro en que el Señor
Jesucristo nos reunirá a todos los cristianos junto con él, no es el tema de este estudio tratar
sobre los eventos futuros en el “arrebato” de los cristianos, así que sólo quiero señalar que la
palabra griega episunagoge es usada por Pablo (inspirado por Dios) con respecto a la
reunión con Jesucristo.
Entonces volvamos a leer Hebreos 10, en este caso voy a citar la Biblia Textual, que es un
poco más exacta en la traducción.
“Mantengamos sin fluctuar la confesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
(24) Y considerémonos los unos a los otros para estímulo del amor y de las buenas obras; (25)
no abandonando nuestra propia asamblea [o reunión], como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos, y tanto más, cuanto veis que aquél día se acerca” Hebreos 10:23-25 (BTX)
Versículo 25 (Parafraseando)
“no abandonando nuestra reunión, como es hábito de algunos sino exhortándonos unos a otros,
y ahora mucho más ya que están viendo que el Día se está acercando”.
Aquí se está instruyendo a los cristianos a no abandonar “nuestra reunión”. Como hemos
visto, Pablo usó la palabra “reunión” en referencia a la futura reunión de los creyentes
cristianos con Jesucristo, y, por contexto podemos ver que aquí se usa del mismo modo.
El versículo 23 viene diciendo que hay que mantenerse firmes porque Quien prometió es fiel,
aunque no se dice de qué promesa se está hablando, el versículo 25 nos habla de exhortarnos
unos a otros y mucho más viendo que “el Día” se acerca.
¿Cuál día es el que se acerca? ¡El día de la reunión con Cristo!
Creo que esta aproximación encaja mejor a la luz del contexto del pasaje y del uso de las
palabras antes mencionadas.
Se ve claro: todo el contexto intenta dar firmeza a los creyentes hebreos para soportar las
dificultades y persecuciones firmes, no abandonando su esperanza de la reunión con Cristo,
sino aferrándose a ella más y más, y alentándose y exhortándose unos a otros.
A esta altura ya debe quedar claro que la “reunión” o congregación a la que se refiere
Hebreos 10:25 es la reunión con Cristo.Lo que jamás deben “abandonar” los cristianos es la
esperanza de la reunión con Cristo, especialmente en tiempos de persecución y aflicción.
Algunos de entre los cristianos a quien estaba dirigida esta epístola ya habían formado el hábito
o costumbre de “abandonar la reunión”, o sea, frecuentemente olvidaban que en cualquier
momento el Señor podía venir a arrebatarlos y que debían estar atentos al Señor y trabajar para
completar la obra de Dios.
El hecho de que se diga que tenían el “hábito” de abandonar la esperanza de la reunión
con Cristo nos muestra que por momentos la recordaban y luego la dejaban de lado.
Esto sigue sucediendo hoy en día, muchos van el sábado o domingo a la iglesia y cuando se les
predica sobre el inminente arrebato de los cristianos para estar con Cristo, en cuerpos nuevos
incorruptibles, se llenan de alegría y se sienten bendecidos, pero cuando comienzan su jornada
al día siguiente, abandonan la esperanza para vivir sus vidas tal como aquellos que no tienen
esta esperanza, dejándose absorber por las preocupaciones que existen en el mundo, en vez de
vivir llenos del gozo de saber que todo esto es momentáneo y que viviremos perpetuamente en
un cielo nuevo y Tierra nueva sin maldad, pecado, enfermedad y dolor (Ap. 21).
Ya vimos, entonces, que la “reunión” a la que hace mención Hebreos 10:25 no es una
reunión de creyentes en una iglesia.
Ahora bien ¿significa esto que los creyentes no tienen necesidad de reunirse?
Por supuesto que no. Los cristianos formamos un Cuerpo en Cristo, y la Biblia nos dice que
debemos ayudarnos mutuamente, alentarnos, animarnos, y edificarnos mutuamente, cada uno
utilizando sus habilidades y talentos dados por Dios.
Todos debiéramos desarrollar y explotar al máximo aquello que Dios nos da, para edificar a
otros cristianos, y no podemos edificar a otros si no nos juntamos con ellos.
Sin embargo, la Biblia en ningún lado indica que los creyentes del Cuerpo de Cristo deben
asistir regularmente a una edificación específica diseñada para las reuniones.
Los creyentes debiéramos procurar estar reunidos con otros creyentes tanto como nos sea
posible, especialmente si hay un servicio a Dios y una MUTUA EDIFICACION QUE
DEBE SER AVALADA POR LA MADUREZ ESPIRITUAL, pero esto puede hacerse en
cualquier lugar y en cualquier momento, sin necesidad de una “iglesia”, “templo”,
“asamblea” o “congregación” específica.
De hecho, la Biblia nos dice, en Hechos 28:30-31, que Pablo durante dos años alquiló una
casa como vivienda y allí recibía a las personas para predicarles sobre el reino de Dios y la
obra de Jesucristo. No es necesario tener un edificio, templo o iglesia especialmente
“consagrado” para reunirnos como Cuerpo de Cristo.
En cualquier lugar y cualquier momento que dos o más creyentes que amen a Dios se
junten conforme a la voluntad de Dios estarán practicando lo que la Biblia llama
“comunión”.
Con esto tampoco estoy queriendo decir que las reuniones masivas de cristianos estén mal
o sean contrarias a la voluntad de Dios.Ciertas reuniones en edificaciones grandes, con
muchos cristianos dentro, suelen generar un muy buen clima para la predicación,
evangelización o la alabanza, y si está organizada y dirigida conforme a la voluntad de nuestro
Señor son de gran bendición, sin embargo, en tales reuniones no todos pueden participar y
dar su aporte individual. En vez de alcanzar son ovejas toda una vida siendo trasquilados
por líderes religiosos asalariados.
Las reuniones pequeñas, entre pocas personas, suelen dar oportunidad de que todos
participen de algún modo y se genera un clima de mayor intimidad, donde los que
participan pueden conocerse más a fondo y estar mejor enterados de las necesidades del
otro con el fin de edificarlas.
Así que, lo importante no es dónde nos reunimos, ni cuándo, ni cuántos seamos, sino que
lo que se haga sea hecho conforme a la voluntad de Dios y que sea Cristo quien “dirija”
esas reuniones.
Ya sea que nos reunamos masivamente en una edificación grande o nos juntemos en un grupo
pequeño en la casa de alguien, ya sea que nos juntemos para compartir una enseñanza, para
orar, para comer y charlar, o para cantar, lo importante es que lo hagamos no sólo para Dios,
sino también con Dios y conforme a Su guía en nuestro interior, y así lo que hagamos será de
gran bendición y edificación para todos.
Pero debemos de dejar usar este pasaje para chantajear a los que no van el domingo a la
reunión del edificio, como si estuvieran pecando de muerte.
Entienda que la esencia del mensaje de Hebreos 10:23-25 es que ya sea que estemos reunidos o
solos ¡nunca abandonemos la esperanza de nuestra reunión con Cristo!
…El que tenga oídos para oír que oiga…
Mas claro ya no se puede y con esto cierro la discusión acerca de este tema…
Bendecido día,

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