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En 3 oraciones o menos:
1) La historia se desarrolla en una taberna donde las mismas personas se encuentran día tras día atrapadas en bucles temporales, repitiendo constantemente sus acciones.
2) Mateús es atormentado por Lilith, un ente maligno que lo obliga a regresar al pueblo que destruyó, hasta que la cantinera se enfrenta a Lilith para proteger a su hija Lina.
3) Luego de una feroz batalla, la cantinera logra destruir a Lilith en un
Descripción original:
guion
Título original
A GUIÓN Radio novela lIZBETH AMANDA MONTAGUTH PARA 5
En 3 oraciones o menos:
1) La historia se desarrolla en una taberna donde las mismas personas se encuentran día tras día atrapadas en bucles temporales, repitiendo constantemente sus acciones.
2) Mateús es atormentado por Lilith, un ente maligno que lo obliga a regresar al pueblo que destruyó, hasta que la cantinera se enfrenta a Lilith para proteger a su hija Lina.
3) Luego de una feroz batalla, la cantinera logra destruir a Lilith en un
En 3 oraciones o menos:
1) La historia se desarrolla en una taberna donde las mismas personas se encuentran día tras día atrapadas en bucles temporales, repitiendo constantemente sus acciones.
2) Mateús es atormentado por Lilith, un ente maligno que lo obliga a regresar al pueblo que destruyó, hasta que la cantinera se enfrenta a Lilith para proteger a su hija Lina.
3) Luego de una feroz batalla, la cantinera logra destruir a Lilith en un
Narrador –(voz grave). En medio de la noche, solo un establecimiento seguía abierto e iluminando tenuemente las callejuelas de una ciudad maldita. Era una muy vieja taberna, agrietada y muy persistente a pesar de los años y del tiempo, parecía no querer dejar que se olvidaran de lo sucedido. Todos estaban atrapados en un bucle, uno personal, a veces grupal, fuese el caso, estaban condenados a repetir una y otra vez sus errores, a no dejar sanar las heridas, a vivir en un tormento constante. El mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar, las mismas personas se encontraban una y otra vez. En la mesa más alejada, en el espacio más oscuro, el mismo joven de apariencia pulcra, pálida y huesuda, se acurrucaba en su miseria, repitiendo constantemente la misma frase, como si fuera un mantra del que dependiera su vida. Todos los días, las mismas personas lo dejaban en paz, lo dejaban gritar, blasfemar, balbucear, ya les daba igual, al fin y al cabo, todos ellos también debían de pasar por su purgatorio y penar en vida (…) [Se escuchan murmullos, música y algunos sonidos nocturnos] Mateús –¡Jamás, óiganme muy bien, jamás volveré a ese lugar, aunque mi vida dependa de ello! [Resuena la brusquedad con la que coloca la botella en la mesa] Narrador –(voz grave y melancólica). El tiempo se había congelado a la misma hora, así que ya desconocían cuánto habían tenido que escuchar decir al joven lo mismo una y otra vez. La cantinera suspiró, lamentando el estado del joven, pero lamentando aún más que fuera ese joven el motivo de la desgracia que persiguió a su pueblo natal hasta la desaparición total del mismo, se dio la vuelta y continuó limpiando meticulosamente los estantes. De repente, un fuerte vendaval azotó a la precaria taberna. Vasos, copas y platos, todos fueron arrojados con gran fuerza en todas las direcciones haciendo que los presentes 3
comenzaran a gritar y correr despavoridos, menos dos
personas, la cantinera y el joven (…) [Suena una música tensa y tenebrosa acompañada por el rugir del cielo (truenos, lluvia lejana), a partir de esta escena] Mateús –(arrastrando las palabras). Entonces, estuviste ahí también, ¿eh? (suelta una pequeña carcajada). Ya sabía que era extraño que no te espantaras como los demás. Cantinera –(con voz baja y fría). No es de mi incumbencia, así que, señor, le pido que se marche de mi taberna y, haga el favor de llevarse “eso” con usted. [Se escucha el sonido de bombillas estallando] Mateús –(burlesco). Claro, claro, mis más sinceras disculpas por el lamentable estado en el que se encuentra su… Preciosa taberna. (tarareando). Debo de llevármela conmigo, pero sabes que ella hace lo que quiera. [Se escuchan pasos de una niña y una risa dulce] Narrador –quien iba a pensar que, justo en ese tenso momento, la única hija sobreviviente de la cantinera, intervendría de manera tan abrupta en la escena. Una chica dulce, inocente y ajena al peligro en el que se encontraba, ¿acaso podría sobrevivir de las garras de un destino maldito? (…) Lina –(emocionada) yo también quiero jugar, se ve interesante, déjenme unir a ustedes, ¿sí? Lilith –(con voz dulce). Es ella Mateús, quiero llevarla conmigo. Cantinera –(alzando la voz) ¡Primero muerta! Lilith –(con voz firme). Que mujer más insolente, ¿en serio piensas que puedes detenerme?, que ingenua. [Una estridente risa se escucha por todo el lugar acompañada por un fuerte trueno] Lina –(asustada). Mami… Este juego no me gusta. Cantinera –(en tono consolador). No te preocupes, todo estará bien, ¿tienes el dije que te regaló papá, no? Juaguemos a otro juego, la que más tiempo dure escondida, gana, ¿te parece? Como en los viejos tiempos, mi nenita. Lina –(en voz baja). Sí, está bien, ¡yo te ganaré mami! 4
Narrador –(con tono triste). La inocencia de un niño nunca
dejará de sorprendernos. Pobre Lina, pensando que la situación era un juego, salió corriendo a su escondite secreto, agarró su peluche favorito, apretó el dije que le regaló su papá y cerró fuertemente los ojos, a pesar de que estaba emocionada por jugar con su amada madre, algo, muy en el fonde de su pequeño y joven corazón, le decía que iban a pasar cosas malas, pero en su inocencia decidió creer en las palabras de su mamá y esperar pacientemente a que el juego terminara (…) [Se escucha el golpe sordo de un cuerpo contra el suelo] Mateús – (con voz temblorosa). ¿Qué haces, Lilith?, prometiste dejarme libre… (gritando). ¡Prometiste no devolverme a ese lugar! Lilith –(risueña). Los humanos no aprenden nunca, ¿no?, que tonto eres Mateús, ¿en serio creías que te dejaría ir si me traías a esta pocilga? [Resuenan gritos de dolor] Mateús – (agonizante). Tú… Narrador– así fue como, de nuevo, el joven volvió a su infierno, al lugar donde todo inició, al pueblo que él mismo destruyó y el que ahora sería su prisión hasta el final de los tiempos. Un fuerte alarido y una maldición fue lo último que se escuchó de él. Ahora eran solo Lilith y la cantinera, ambos se miraron fijamente. Después de ver la horrible escena donde el cuerpo esquelético del joven se convertía en cenizas, la respiración de la cantinera se aceleró, respiró profundamente y no apartó la vista de los movimientos de la gran mancha negra que era Lilith, no podía perderla de vista de nuevo, no como en aquel entonces, con ello en mente, mantuvo la compostura y, lentamente, sacó su daga; daga que pondría fin a todo el mal que amenazaba con atormentarlo y acabar con todo a su paso de manera insistente (…) Cantinera – (con voz decidida). Es momento de que pagues por toda la desgracia que causaste y por todas las vidas con las que jugaste tan desgraciadamente. [se introduce el sonido de una daga/espada cortando el aire] 5
Narrador –(con voz tensa). Era la última batalla, ¿lograría
quedar uno en pie o sucumbirían las dos a la oscuridad eterna? Lilith se abalanzó hacia la garganta de la cantinera, intentó derribarla, pero la daga la mantenía a raya, desgarrando poco a poco su aura oscura. Era ahora o nunca, la cantinera se acercó velozmente, gritó con todas sus fuerzas y un esplendor cegador, acompañado de un extraño ruido, se expandió por toda la ciudad. Lina dormitaba tranquila en su lugar secreto, sin saber lo que había pasado. Varios de los clientes de la, ahora desierta taberna, se acercaron, encontraron el lugar totalmente destruido, varios gritaron alarmados, otros soltaron maldiciones. Solo un pequeño cajón se mantuvo en pie en medio del caos, el lugar donde estaba Lina, ajena al desastre que le había arrebatado a su querida madre pero que, paralelamente, había salvado al mundo de otro bucle de terribles sucesos. [Finaliza con música melancólica]