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De niño, cuando viví con mi mamá Cienaga, recuerdo vivíamos en una casa,

que toda la vida, escuché decir a mis tíos, a mi primos, incluso a mi misma
mamá, que ahí salía un espíritu, el de la antigua dueña, que era una hermana
de mi bisabuela, de quien heredó la casa mi abuelo y este se la dio a mi
mamá cuando se casó, la señora según dicen en la familia, la envenenaron
para robarle, pues en la casa, en ese entonces, había muchas cosas de valor,
joyas, cerámicas, cuadros traídos de otras partes, de hecho, hasta algunas
piezas de la vajilla que usaban, se podían vender a un precio alto, según, la
empleada que tenía, le puso un somnífero en la comida, pero como no le
hizo, le puso algo más fuerte en el agua, para poder dormirla y despúes con
unos compinches saquear la casa, pues ella se quedaba sola todo el día,
porque el marido trabajaba en el ferrocarril y a veces, como tenía que ir hasta
otros pueblos, regresaba muy tarde en la noche.

Resulta esa otra sustancia que le echaron terminó causándole un paro


respiratorio, el marido la encontró amarrada una pata de la mesa del
comedor, bañada en su propia baba y una expresión de sufrimiento horrible,
que el hombre no soportó esa escena y se mudó a los pocos días del velorio,
ni siquiera quiso vender la casa, para no tener encargarse de eso, así que se
la regaló a la cuñada, es decir mi bisabuela, quien no la vendió, sino que crió
a sus hijos ahí, desde entonces en esa casa han surgido cualquier cantidad
de relatos, desde sentir pasos a mitad de la noche, escuchar que mueven las
cosas en la cocina o de algunos que dicen haber visto la silueta de una mujer
cruzando hacia el cuarto principal.

Yo sin embargo nunca había visto nada, aunque sí vivía sugestionado, pues
esos cuentos eran tema central en toda reunión que se hacía en esa casa y
todo el mundo trataba de meterme miedo con el tema y aunque según yo,
sentía cosas, que a veces cuando iba al baño sentía que alguien me miraba
desde la sala o cuando me quedaba hasta muy tarde despierto sentía que
algo en el ambiente cambiaba, lejos de eso, nunca tuve una experiencia
reveladora como la que contaban mis otros familiares, algo que yo dijera,
indudablemente aquí hay una presencia, solo hasta esa vez.

Yo estaba recien empezando el bachillerato, eso fue como en el 2001, mi


papá trabajaba en una mina en La Guajira y se iba a veces por varias
semanas, así que la mayor parte del tiempo pasaba solo con mi mamá, que a
su vez, daba clases de refuerzo a niños por ahí cerca, una vez, algo pasó en
el colegio, como que un docente había fallecido, algo así y no hubo clases,
pero yo en vez de devolverme me fui con unos amigos a jugar futbol, en eso
nos cogió un aguacero y de ese aguacero me derivó una gripa horrible que
tumbó en cama como por cico días con fiebre y dolor en los huesos, fue en el
tercer día que pasó lo que pasó, ya mi mamá estaba angustiada y no paraba
de decirme que eso era por desobediente, que nada tenía yo que haber
cogido para otro lado en lugar de regresarme para la casa, que ahora
seguramente me iban a hospitalizar por un buen rato, ese día fue un médico a
la casa a verme, era un amigo de mi papá, dijo que no era grave, pero que
tenía que tomar unas medicinas y guardar reposo porque mi cuerpo estaba
muy debil.

Y yo me acuerdo, yo no podía ni inclinar el cuerpo porque sentía como si me


apretaran la cabeza y eso me nublaba la vista, pero lo más raro, era que yo
estaba acostado en la cama, con la respiración que me quemaba las fosas
nasales, la vista ardiendo, la piel como si se me quisiera desprender, veía a
veces hacia la puerta del cuarto y más de una vez alcancé a ver a una
persona pasando de un lado a otro, una persona mucho más alta que mi
mamá, con un vestido de esos grandotes que usaban antes y un moño de
flores en la cabeza, yo le decía a mí mamá lo que veía, pero ella me decía
que eso seguro eran delirios de la misma fiebre, que eran inventos de mi
cabeza.
Pero pasó esa noche, me entró un ataque de tos que no me dejaba respirar y
mi mamá tuvo que salir a esa hora a buscar un jarabe para darme, yo lo único
que hice fue sentarme recostado en la cabecera y tratar de respirar pausado
para no desesperarme, entonces pensé, que de pronto si caminaba un poco,
ahí mismo en la casa me podría sentir mejor, siempre he escuchado que
moverse ayuda a los pulmones y bueno ahí como pude me levanté, me puse
unas medias gruesas porque no encontré mis sandalias y comencé a caminar
de la puerta de mi cuarto a la puerta de la sala, iba y me regresaba, al poco
rato empecé a sentir que la congestión pasaba, entonces me senté en el
mueble que estaba en frente del televisor, puse un programa y me quedé ahí
recostado a esperar que mi mamá llegara, pero no pasaron ni cinco minutos
cuando ya me había quedado dormido, de pronto siento que una mano me
toca la cabeza con toda la palma, como queriendo despertarme, yo entre la
somnolencia y la pesadez por la fiebre, medio abrí los ojos y vi una silueta
dibujada por la luz del televisor, pensé que era mi mamá, porque era mujer,
estaba inclinada delante mío con mi pie apoyado en su rodilla, ajustandome
las hebillas de las sandalias, me decía algo, pero no entendía del todo, algo
del frío de la noche y los pies descalzos, despúes recuerdo me tomó del
brazo, me hizo poner de pie, puso su mano en mi espalda y comenzamos a
caminar hacia la habitación, sentía su presencia tibia a mi lado y como su
mano me acariciaba mi hombro derecho, sin duda era mi mamá, me decía mi
mismo, los fantasmas no creo que se sientas tibios, pero cuando estabamos
ya llegando, que veía mi cama, siento que abren la puerta de la sala, en ese
momento reaccioné, desperté del todo y a la presencia tibia que sentía a mi
lado, se hizo fría, los pelos se me pusieron de punta, la persona que había
abierto la puerta de la calle era mi mamá, había acabado de llegar con el
remedio, yo me la quedé viendo aterrado, luego volteo para el otro lado,
esperando ver a alguna otra persona, pero no había nadie, me miro los pies
y tenía puestas mis sandalias, cuando yo ni siquiera las había encontrado, mi
mamá me preguntó que qué me pasaba y yo no supe más que decirle que
amá no sé y me puse a llorar del miedo. Fue la primera y la última vez que yo
vi algo en esa casa.

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