Está en la página 1de 2

María Villa Ribas

PRÁCTICA DERECHO DE EXCEPCIÓN (PARTE I)

Hay una ley orgánica que regula los estados de alarma, de excepción y de sitio.

En primer lugar, el estado de alarma podrá ser declarado por el Gobierno mediante decreto
acordado en el Consejo de Ministros, con un plazo máximo de quince días, para avisar al
Congreso de Diputados del efecto, además, el decreto determina el ámbito territorial.
Este estado de alarma podrá prorrogarse con la autorización del Congreso de los
Diputados.
Por otro lado, el estado de excepción será declarado también por el Gobierno mediante un
decreto acordado en Consejo de Ministros, con la previa autorización del Congreso de los
Diputados.
La misma autorización y declaración del estado de excepción deberá determinar sus
efectos, el ámbito territorial y su duración, que no podrá superar los treinta días,
prorrogables por otros treinta días más.
En tercer lugar, el estado de sitio, será declarado por la mayoría absoluta del Congreso,
que a su vez determinará su ámbito territorial, duración y condiciones, pero la propuesta le
corresponde solamente al Gobierno. Puede durar tanto como exija la declaración de crisis.

En cuanto a los supuestos del estado de alarma, está previsto frente a grandes catástrofes
naturales, como pueden ser terremotos, inundaciones, crisis sanitarias, etc, que pongan en
peligro la subsistencia física de la comunidad, incluyendo también situaciones con origen en
conflictos sociales.
En cambio, el estado de excepción puede darse cuando el libre ejercicio de derechos y
libertades de los ciudadanos, u otros aspectos del orden público, resulten tan gravemente
alterados que el ejercicio de las potestades ordinarias fuera insuficiente para restablecerlo y
mantenerlo.
Los supuestos del estado de sitio son diferentes, ya que pretende reaccionar frente a
agresiones dirigidas directamente contra el Estado, como cuando se produzca o exista una
amenaza de insurrección o acto de fuerza contra la soberanía o independencia de España,
su integridad territorial o el ordenamiento constitucional.
A diferencia de los demás, en este estado está presente la utilización de la fuerza o la
violencia, y, por otro lado, no es preciso que el acto se haya consumado, la propia
“amenaza” ya podría declararlo.

A los efectos del estado de alarma la autoridad competente será el Gobierno. Todas las
autoridades quedarán bajo las órdenes directas de esta autoridad competente.
El que incumpla las órdenes del Gobierno será sancionado.
Por lo tanto, el estado de alarma implica que puede limitar el ejercicio de algunos derechos
y libertades, aunque no afecta ningún derecho fundamental.
Los derechos y libertades que se pueden limitar son la posibilidad de limitar la circulación o
permanencia de personas o vehículos en lugares y horas determinados, la posibilidad de
practicar requisas temporales de todo tipo de bienes e imponer prestaciones obligatorias
personales, la intervención y ocupación transitoria de industrias, fábricas, talleres,
explotaciones o locales de cualquier naturaleza o la limitación o racionamiento de servicios
o del consumo de artículos de primera necesidad.

La declaración del estado de excepción no supone una suspensión automática de derechos,


sino sólo en la medida en que así lo prevea la declaración. Esta suspensión, además, no
debe entenderse como una supresión del derecho, sino como un cambio en su régimen
jurídico.
La declaración puede suponer la suspensión de varios derechos como: la libertad y
seguridad personal, salvo los derechos del detenido a ser informado de sus derechos y de
las razones de la detención y el derecho a la asistencia de abogado, la inviolabilidad del
domicilio y secreto de las comunicaciones, de las libertades de residencia y circulación, las
libertades de expresión y de información, los derechos de reunión y manifestación, y,
además, se incorporan otras medidas relativas, entre otras cosas, a los extranjeros.

Por último, en virtud de la declaración del estado de sitio, el Gobierno asumirá todas sus
facultades extraordinarias.
La característica más importante de este estado es la militarización de la actuación del
poder público, bajo la dirección del Gobierno. Esto supone que la Autoridad militar publicará
y difundirá los bandos y las Autoridades civiles continuarán en el ejercicio de las facultades
que no hayan sido conferidas a la Autoridad militar.

También podría gustarte