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La infancia de Jesús (VI).

Cronología del censo de Quirino y sus problemas (654)

Escribe Antonio Piñero

Examinamos hoy, brevemente en lo posible, porque estimo que la cuestión es bastante conocida.

La cronología del censo de Publio Sulpicio Quirino, es mencionada por Flavio Josefo en
Antigüedades de los judíos XVIII 1,1, y lo sitúa en los años 6 de nuestra era tras el destierro de
Arquelao por Augusto. El censo tenía una finalidad puramente fiscal / tributaria. He aquí el texto:

“Entonces Quirinio (Cirenio), senador romano, que había tenido varias magistraturas y que había
llegado a cónsul fue enviado por el César (Augusto) a Siria como juez de esta nación y para hacer
una estimación de sus riquezas. Con él fue también Coponio, varón del orden ecuestre, para que
se hiciera cargo del poder romano sobre los judíos. Quirinio en persona se presentó en Judea, que
formaba entonces parte de la provincia de Siria para hacer esa estimación de la riqueza de la
nación y para disponer de los dineros de Arquelao. Al principio los judíos llevaron muy a mal este
censo. Pero finalmente dejaron de lado cualquier tipo de oposición ya que fueron persuadidos por
las palabras de Joazar, hijo de Beeto, que era el sumo sacerdote. Así que convencidos por esas
palabras dieron cuenta de sus haberes sin mostrar ulterior oposición”.

Como es sabido, este censo supuso una revuelta armada (¡no en Judea, sino en la nacionalista
Galilea!) dirigida por Judas de Gamala (denominado también probablemente Judas el Galileo y el
fariseo Sadoc). Esta revuelta fu aplastada por Coponio y costó mucha sangre. En mi novela, junto
con J. L. Corral, “El trono maldito” (Planeta 2014) aparece este episodio novelado, pero siguiendo
muy al pie de la letra lo que se puede saber por la historia.

El texto de Lucas es el siguiente:

“1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase
todo el mundo. 2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. 3
Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. 4 Subió también José desde Galilea, de la
ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia
de David, 5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.”
Las dificultades de que este censo fuera a) universal y b) que estuviera dispuesto por tribus (es
decir, que los pertenecientes a una estirpe o tribu debiera ir a censarse no donde vivía
habitualmente, sino en el lugar de origen de su familia, son muy grandes.

1. La historia antigua no registra censo universal alguno ordenado por Augusto durante su reinado.
Aparte del texto de Lucas, los antiguos anales del Imperio Romano no han conservado ninguna
noticia de un censo universal durante el principado de Augusto, lo cual hace muy improbable que
hubiera ocurrido. Es sumamente extraño que ninguna fuente histórica de la antigua Roma imperial
de la época, y son bastantes, se haya hecho eco de un aconteci¬miento tan importante como
debió de ser un empadronamiento general de todo el Imperio, que hubiera movido a millones de
personas. Autores cristianos muy tardíos, como Casiodoro (siglo VI), Isidoro de Sevilla (siglo VII), y
un diccionario bizantino llamado la “Suda” (siglo X), en la voz “censo”, dan sin embargo testimonio
de ese censo imperial e universal. Pero lo más probable es que tales autores hayan tomado la
noticia ¡del propio evangelista Lucas! Por consiguiente, su testimonio no tiene valor
independiente.

2. La segunda dificultad: es inverosímil que en Israel pudiera llevarse a cabo un censo imperial
durante el reinado de Herodes. Entonces habría habido dos censos, uno en tiempos de Herodes el
Grande y otro después del desierro de Arquelao: Flavio Josefo presenta, tanto en sus
Antigüedades de los judíos (XVII 355; XVIII 1-2.26.102) como en su Guerra de los judíos VII 253), el
censo de Quirino como algo nuevo y sin precedentes.

Lucas afirma sin duda alguna que este censo ocurrió siendo gobernador de Siria Quirino y que a la
vez eran los tiempos del rey Herodes el Grande. Ahora bien, esta situación resulta inverosímil.
¿Cómo iba a permitir este monarca soberano que un legado de Augusto hiciera un censo en su
territorio? Tal posibilidad iba en contra de los derechos de un rey “socio y amigo del pueblo
romano”, según las normas del Imperio.

Respecto a Quirinio: fue legado de Siria entre Volusio Saturnino y Cecilio Crético (por tanto en los
años 6/7). Algunos investigadores –movidos por el deseo de no dejar en mal lugar al evangelista
Lucas e intentar compaginar los datos de este con los de Flavio Josefo– se preguntan si pudo haber
sido Quirinio dos veces legado de Siria y haber hecho dos censos

Pero esto que es teóricamente posible (aunque solo para Judea; de ningún modo para un censo
universal) resulta de hecho de muy poca ayuda para la concordancia entre Lucas y Josefo ya que,
en todo caso solo Quirinio solo pudo ser legado de Siria por vez primera en los años 3/2 a.C. (ya
que es el único año del que no nos consta el nombre del legado de Siria. Luego, ¡¡no en tiempos de
Herodes el Grande, que había muerto en el año 4 a.C.!!

Mi juicio sobre Lucas es que actúa en este pasaje como hagiógrafo y no como historiador
concienzudo que controla todos sus datos. Y como hagiógrafo en ese momento está en el plano de
la leyenda, no en el histórico. Casi seguro que Lucas se equivocó en la fecha del censo de Quirinio.

• 3ª dificultad: un censo romano no hubiera obligado a José a trasladarse a Belén. Además, su


esposa no habría tenido necesidad alguna de acompañarlo. La razón ofrecida por el evangelista
Lucas, la necesidad de que José se tras¬¬ladara a Belén, al lugar de donde procedía la familia, es
también inverosímil. Porque, como hemos dicho ya, un empadronamiento tenía motivos
fundamental¬mente impositivos, de pagos fiscales a la hacienda imperial. Cada uno debía
censarse y pagar sus tasas allí precisamente donde residía, no en donde era oriunda su familia. Los
romanos no hacían censos tribales.

Además, María no era davídida, sino aarónida, si era pariente de Isabel (Lucas: José no era su
padre biológico; y ella, María, era aarónida. Véase Lc 1,5: “Hubo en los días de Herodes, rey de
Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de
Aarón, que se llamaba Isabel”.

O Flavio Josefo se equivoca o se equivoca Lucas: el lector debe escoger…

Por otro lado, Lucas es además inexacto con el sacerdocio de Anás: ni lo era en el año 29 (= año 15
de Tiberio), pues fue sumo sacerdote del 6-15… ni tampoco lo era con Caifás, sino simplemente su
suegro influyente (Caifás fue sumo sacerdote del 18 al 36 d.C.). No era posible un sumo sacerdocio
oficiado por dos sumos sacerdotes a la vez. Por tanto la formulación lucana es inexacta y no
cuadra con las fechas del sumo sacerdocio de Anás.

En conclusión, Lucas como hagiógrafo solo sabe más o menos que Jesús nació en tiempos de
Herodes y a partir de ahí fabula.

Además, los primeros cristianos no tuvieron interés… así que las leyendas debieron de formarse
más bien tardíamente. Según el historiador judíos de los siglos XIX-XX Salomo Reinach y Ch
Guignebert (que lo cita en su obra “Jesús”, hubo cristianos que tomaron al pie de la letra el texto
de Jn 8,57 (véase la postal del día anterior: “Aún no tienes cincuenta años… y ya has visto a
Abrahán…”) y pusieron la muerte de Jesús en tiempos de Claudio (entre el 41 y el 54)!. Otros, en
tiempos de Nerón hacia el 58. Otros situaron el nacimiento en el año 9 ( después de Arquelao!!!), y
otros pensaron que la crucifixión fue muy pronto, hacia el 21 (cuando aún no gobernaba Poncio
Pilato en Judea, que comenzó en el 26!!!). Es decir, tenemos aquí otras fabulaciones cristianas
primitivas que tampoco hacen caso de la cronología de Lucas o la interpretan muy a su manera.

Saludos cordiales de Antonio Piñero

Universidad Complutense de Madrid

www.antoniopinero.com

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