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Tema: EL VERDADERO PROPOSITO DE TU LLAMADO

• Dinámica del material

• Comentar la obra de Picasso “Cabeza de un toro”; esta obra maestra que le


dio fama mundial y gloria, fue la que más lo satisfizo, y la que más valoró.
Por medio de esta obra, podemos apreciar la creatividad y el talento
artístico de Picasso. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, los
principales componentes de dicha obra –tan valiosa, que muchos la
comprarían a cualquier precio– son partes de una bicicleta y cosas en
desuso sacadas de depósitos de desechos. Picasso creó una obra maestra de
fama mundial a partir de semejantes desechos a los que la gente no puso
atención.

De igual manera, Dios el Creador nos escogió a los seres sencillos y


ordinarios, quizá desde una vida efímera y nos está haciendo obras
maestras, seres perfectos sin par.

• Jesús escogió hombres ordinarios y los hizo pescadores de


hombres

Pedro era un simple pescador, de habla inculta y malhumorado. No obstante,


llegó a ser el apóstol de los apóstoles, dando un buen ejemplo de apostolado a
todos los cristianos. ¿Cómo pudo Pedro, un hombre sin estudios, llegar a ser
representante de los pescadores de hombres que guían muchas almas a Dios?
Pudo porque Jesús lo escogió y educó personalmente durante tres años.

『Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir:


Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Andando
Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado
Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar;
porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré
pescadores de hombres.』Mt. 4:17-22

Jesús dio inicio a su ministerio llamando a sus discípulos. Él mostró su


voluntad a través de las palabras: “Os haré pescadores de hombres”. Los
discípulos, dejando sus redes, su barca y su familia, siguieron a Jesús; y desde
aquel entonces, comenzaron a vivir para ser pescadores de hombres. Y como
Jesús les había dicho: “Os haré pescadores de hombres”, suavizó poco a poco el
brusco temperamento de ellos durante su ministerio de tres años.

La palabra “os haré pescadores de hombres” muestra con exactitud con qué
propósito llamó Jesús a sus discípulos. Dicha palabra significa: “Yo mismo
escogeré a mis discípulos, y los haré pescadores de hombres”. La palabra
“haré”, muestra la firme voluntad de Jesús de hacer de sus discípulos su equipo
de obreros del evangelio.

Jesús hizo de sus ignorantes discípulos, “predicadores del evangelio” para la


salvación de las almas. Si comprendiéremos lo que Jesús enseñó a sus
discípulos y cómo los guió, y siguiéremos el camino, seremos sus fieles obreros
del evangelio y guiaremos a muchas almas hacia Dios. Todo aquello que Jesús
hizo por sus discípulos durante tres años, es para nosotros un buen ejemplo
para ser pescadores de hombres; esta es ahora la manera de ser fieles obreros
del evangelio que conduzcan a muchas almas a Dios.

Para hacer a sus discípulos “pescadores de hombres”, Jesús les enseñó muchas
cosas que él mismo puso en práctica, de modo que ellos debían hacer como él
había hecho por ellos.

Ahora, Jesús cómo los disciplinó para hacerlos obreros del evangelio.

Fue: Por medio de la oración, la fe, la predicación, la esperanza al cielo y la


personalidad.

1. Oración

Fue la oración lo primero que Jesús practicó a fin de hacer a sus discípulos
“pescadores de hombres”. Después de su oración con ayuno de cuarenta días,
venció la tentación de Satanás y empezó a predicar el evangelio.

『Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser


tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y
cuarenta noches, tuvo hambre.』Mt. 4:1-2

Después de haber orado y ayunado cuarenta días, Jesús resistió a Satanás y


principió su ministerio. Y también en su vida diaria, Jesús comenzaba orando.
Dándonos ejemplo, él mostró que los pescadores de hombres deben iniciar
cualquier cosa orando.
『Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y
se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Y le buscó Simón, y los que
con él estaban; y hallándole, le dijeron: Todos te buscan. El les
dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí;
porque para esto he venido. Y predicaba en las sinagogas de ellos
en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.』Mr. 1:35-39

Durante el proceso de hacer a sus discípulos “pescadores de hombres”, Jesús


les enseñó que el poder de Dios viene solamente por la oración.

『Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte:


¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este
género con nada puede salir, sino con oración […]』Mr. 9:28-29

Estas palabras nos permiten comprender que, aunque recibiéramos poder y


siguiéramos los ejemplos que Jesús nos ha dado, no podríamos hacer uso de
tal poder sin la oración. Si una pelota no estuviera llena de aire, no podría estar
inflada, y sería un simple trozo de goma. Del mismo modo, si no oráramos,
nada podríamos hacer, es decir, no podríamos llevar fruto. Jesús nos enseñó
que la oración es el poder motivador que hace posible cualquier cosa.

『Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.


Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá.』Mt. 7:7-11

“Pedid, buscad y llamad”, significa ‘orad’. Dios nos dijo que busquemos,
hallemos y recibamos todo mediante la oración. De esta manera, lo primero
que deben hacer los pescadores de hombres es orar, pues es necesario para
ellos.

2. Fe

Durante el proceso de hacer a sus discípulos “pescadores de hombres”, Jesús


hizo hincapié en la importancia de la fe. El evangelio del Nuevo Testamento se
cumple principalmente con las palabras concernientes a la fe.

Después de la resurrección, Jesús se apareció por segunda vez a Tomás, quien,


dudando, había dicho: “Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y
metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no
creeré». Entonces Jesús le hizo ver sus manos y meter su mano en su costado.
Luego Tomás le dijo que creía, y Jesús le dijo: “Porque me has visto, Tomás,
creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron» (Jn. 20:29). Diciendo
esto, Jesús hizo que sus discípulos comprendieran que creer en lo invisible es
una gran fe. De este modo, les enseñó continuamente, hasta subir al cielo, la
importancia de la fe.

Durante el proceso de guiar las almas, a veces nos formamos una opinión
personal de ellas y las prejuzgamos, lo cual nos hace fallar en dicho proceso de
guiarlas a Dios.

Al predicar el evangelio, no debemos prejuzgar, pensando: “Esta persona


aceptará”, o: “Esta otra no”. Cuando seamos positivos en todo, creyendo
firmemente que Dios lo hará posible, y nos esforcemos por salvar almas,
llevaremos buenos frutos sin falta.

Jesús nos hizo comprender la importancia de la fe a través de dos ciegos que


recibieron la vista por fe.

『Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y


diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y
llegando a casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis
que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó
los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos
de ellos fueron abiertos.』Mt. 9:27-30

Antes de devolver la vista a los ciegos, Jesús los probó para ver si lo seguían
solo por fe. Después de confirmar que no lo seguían únicamente por los
rumores de que curaba toda enfermedad, les dijo: “Conforme a vuestra fe os
sea hecho”. Y los ojos de ellos fueron abiertos.

Pedro, quien aprendió la importancia de la fe, pudo llegar a ser pescador de


tres mil personas en un solo día, conduciendo sus almas a la salvación.
Mientras seguía a Jesús por tres años, se nutría de todos los ejemplos que le
mostraba, lo cual le dio muy buenos resultados. Muy de mañana, Jesús se
apartaba a un lugar solitario y allí oraba muy seriamente; y de ello, Pedro
aprendió cómo debía tener en toda circunstancia la firme fe de que nada es
difícil para Dios.
3. Predicación

Predicar el evangelio es necesario para comprender a Cristo. Sin predicar el


evangelio, no podemos entender la vida de Cristo. Jesús mismo dio a sus
discípulos el ejemplo de orar, y les hizo comprender la importancia de la fe; y
luego les hizo poner en práctica lo que hasta entonces habían aprendido.

Recorriendo todas las ciudades y aldeas, Jesús mismo enseñó y predicó el


evangelio del reino, sanando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a Jesús
hacer todas estas cosas, los discípulos llegaron a ser más dignos de ser
pescadores de hombres. Esperando que sus discípulos hicieran lo que les
había enseñado, Jesús les hizo predicar el evangelio, y los hizo pescadores de
hombres.

『Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad


sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para
sanar toda enfermedad y toda dolencia. […] A estos doce envió
Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no
vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las
ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo:
El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad
leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia
recibisteis, dad de gracia.』Mt. 10:1-15

Los discípulos vieron a Jesús orar, dar autoridad al que creía, predicar el
evangelio y aceptar dolores para salvar un alma. Al ver todas sus buenas obras,
ellos se nutrieron muy bien y pusieron en práctica lo que habían aprendido,
predicando el evangelio. Mientras seguían a Jesús, fueron hechos pescadores
de hombres y predicadores del evangelio, con los que Dios se complacía.

4. Esperanza en el cielo

Es también necesario para los pescadores de hombres tener una firme


esperanza en el cielo, pues si no la tuviéramos, nos agotaríamos pronto. A
Jesús le preocupaba que sus discípulos se desanimaran al ser perseguidos,
burlados y despreciados mientras predicaban el evangelio; por ello, les hizo
tener esperanza en el cielo, para que pudieran tener una fe firme y soportar
todas las dificultades.
『Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo
hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y
Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el
Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que
me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para
juzgar a las doce tribus de Israel.』Mt. 19:27-28

Jesús dio a sus discípulos –que dejaron todo para seguirlo y dedicaron su vida
para la obra del evangelio– autoridad para juzgar a las doce tribus de Israel. El
apóstol Pedro llamó a esa autoridad “la autoridad del real sacerdocio» (1 P.
2:9). Jesús les prometió dicha gloria en el cielo para que no se agotaran y
trabajaran para el evangelio sin cesar.

Así, es indispensable para los pescadores de hombres tener esperanza en el


cielo. Cuando tengamos dicha esperanza, llegaremos a pensar positivamente
en toda cosa y a estar llenos de vitalidad en espíritu y en cuerpo; y entonces
podremos hacerlo todo con gozo, aunque sea un duro trabajo. Al igual que una
ostra soporta el dolor y la arena que se mete en ella, por la gloria del día en que
producirá una perla, así también nosotros soportamos el dolor por el día en
que tendremos la gloria celestial. De esta manera, la esperanza en el cielo nos
permite olvidar las aflicciones y dolores que tenemos momentáneamente en
esta tierra.

5. Personalidad

La última cosa que debemos hacer para ser pescadores de hombres, es tener
una buena personalidad. Jesús dijo a sus discípulos que no podían ser
pescadores de hombres sin un buen carácter.

Para ser pescadores de hombres con los que Jesús se complazca, debemos
tener un buen carácter; así podremos hablar buenas palabras y mostrar
buenas obras de bondad en nuestro corazón; pero, ¿cómo podríamos decir
buenas palabras y hacer buenas obras con la maldad en nuestro corazón?
Cuando nuestras buenas palabras y obras salgan de nuestro corazón,
podremos ser pescadores de hombres.

Si nos enojamos fácilmente, decimos groserías y actuamos bruscamente, aún


no somos dignos de ser pescadores de hombres. Tener una buena
personalidad es importante para toda persona, esté o no en la verdad. Jesús
nos enseña que para ser pescadores de hombres, debemos ser humildes
siempre.

『[…] sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será
vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros
será vuestro siervo;』Mt. 20:26-27

Nosotros hemos recibido la promesa de llegar a ser el real sacerdocio del cielo.
Para ello, debemos ser primero pescadores de hombres; y para ser pescadores
de hombres, tenemos que ser servidores y siervos. Para hacer a sus discípulos
pescadores de hombres, Jesús mismo se humilló siempre y se hizo siervo. Si
estuviéremos preparados con todas estas cosas, seremos pescadores de
hombres que guíen muchas almas hacia Dios.

• Seamos pescadores de hombres

Al principio, los discípulos de Jesús eran simples pescadores que no sabían


hacer otra cosa que pescar.

Para hacerlos pescadores de hombres, Jesús los educó y les dio muchos
ejemplos. Él escogió a sus discípulos, nada entendidos ni eruditos, y los hizo
pescadores de hombres. Les dio el ejemplo de la oración, les enseñó la
importancia de la fe, predicó él mismo el evangelio, los envió a muchos lugares
para darles la oportunidad de predicar solos, les dio la esperanza en el cielo
para que no se agotaran, y les dijo que tuvieran una buena personalidad para
que pudieran glorificar a Dios. De esta manera, Jesús les enseñó todo lo que
necesitaban para calificar como pescadores de hombres.

Cuando comprendamos todas las enseñanzas de Jesús, y las pongamos en


práctica, podremos ser fieles obreros del evangelio, ¿no es así? Si siempre
oráremos, tuviéremos la fe firme, predicáremos el evangelio con diligencia, y
tuviéremos una firme esperanza en el cielo, un buen carácter y humildad,
seremos dignos de ser pescadores de hombres.

Hemos sido escogidos por Dios. Ahora, como los discípulos de Jesús, tenemos
que entender todas sus enseñanzas y poner en práctica sus ejemplos. Entonces
estaremos aptos para llevar muchas almas a Dios. Como Picasso hizo una obra
de arte con desperdicios, así Dios escogió a estos seres sin valor arrojados por
causa de los pecados, y nos hizo pescadores de hombres, dándonos la
autoridad del real sacerdocio. Tenemos que dar gracias a Dios el Creador, el
Espíritu y la Esposa.

Si nos esforzamos en guiar muchas almas a la salvación, confiando en el poder


de Dios, este evangelio será rápidamente proclamado hasta los fines de la
tierra, y los 144 mil, los hermanos y hermanas dispersados, se reunirán e irán
a los brazos de nuestro Dios. Este glorioso día vendrá pronto. Confiando
siempre en Dios, oremos seriamente y prediquemos el evangelio con diligencia
y con la fe firme; y entonces podremos ser pescadores de hombres, y guiar
muchas almas a la vida. ¡Gracia y paz de nuestro Dios sean con toda nuestra
familia de Sion!

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