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CAPÍTULO 3: LA PLANIFICACIÓN TURÍSTICA EN ECUADOR

El objetivo del capítulo final de este libro es caracterizar la planificación turística en


Ecuador.

3.1 LA PLANIFICACIÓN TURÍSTICA EN ECUADOR

El turismo es una actividad en ascenso, que se fortalece y adquiere cada vez, mayor
relevancia y participación en el desarrollo económico de los territorios que participan
del movimiento turístico internacional.
Desde finales del siglo anterior, se ha convertido en uno de los motores que impulsan
el desarrollo económico, siendo la industria con mayores tasas de crecimiento a
escala mundial, y por tanto, uno de los fenómenos socioeconómicos más importantes
del siglo XX e inicios del XXI, pues aunque a sus comienzos, solo era disfrutado por
un reducido grupo de personas relativamente acomodadas, ya para la séptima
década, se convirtió en un fenómeno de masas para los países más desarrollados y
paulatinamente se ha hecho accesible a grupos cada vez más amplios (Vasallo y
Arciniegas, 2015)
En Ecuador, el desarrollo y gestión de la actividad turística se ha hecho presente en
la agenda nacional como política de gobierno. Como para muchos otros países, este
sector ha sido en los últimos años, un eje fundamental en la reactivación económica,
con indicadores importantes como la generación de empleos; los proyectos de
inversión local y extranjera; el desarrollo de infraestructuras hoteleras y vías de
acceso; las conexiones aéreas, con vuelos domésticos e internacionales; etcétera,
que han favorecido la atracción de divisas a la economía nacional.
La variedad de paisaje, culturas, grupos étnicos, flora y fauna, así como las
numerosas posibilidades de realizar turismo, ya sea de sol y playa, científico, rural y
de montaña, de aventura, urbano o de ciudad, gastronómico, de negocios, entre
otros, lo convierten en un destino atractivo.
En este sentido, desde el gobierno nacional se han estructurado en algunos casos, y
actualizado en otros, una serie de programas y proyectos que rigen la planificación y
política turística del país, con visiones definidas a corto, mediano y largo plazo. Entre
ellos, el Plan Estratégico de Desarrollo de Turismo Sostenible para Ecuador
(PLANDETUR 2020), (2007), el Plan Integral de Marketing Turístico 2014 (PIMTE
2014), el Programa Nacional de Destinos Turísticos de Excelencia, (2014) y el
Programa Nacional para la Excelencia Turística, (2015).
El PLANDETUR 2020, (2007) busca consolidar al turismo sostenible como uno de los
ejes dinamizadores de la economía ecuatoriana, a partir del aprovechamiento de sus
ventajas competitivas y de la inversión en facilidades turísticas, generando una
adecuada gestión de los territorios y líneas de productos. Redactado a través de
proceso participativo por la empresa Tourism & Leisure Advisory Services contratada
por el Ministerio de Turismo, y financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), se direcciona a potencializar las condiciones de la oferta nacional y fomentar el
desarrollo local que genere oportunidades equitativas en el marco del Buen Vivir. Este
nuevo proyecto de desarrollo, reemplazaría al Plan de Competitividad Turística del
Ecuador, elaborado en 1998. Con la identificación de 6 ejes -gobernanza, desarrollo
de destinos, marketing, capacitación, fomento de inversión y medidas transversales-,
22 programas y 78 proyectos emblemáticos, organizados en cuatro capítulos, este
documento se convirtió en un importante punto de partida para el sector, que guiaría
su accionar en un horizonte temporal hasta el año 2020.
Por su parte el PIMTE 2014, (2014) se orienta a posicionar al Ecuador como un destino
turístico de referencia a nivel mundial con el objetivo de incrementar los arribos
internacionales y los desplazamientos internos, que generen el ingreso de divisas a la
economía nacional en el primer caso, y en el segundo se promueva la generación de
empleos, la equidad en la distribución de los ingresos, la orientación a la calidad en el
servicio al turista y la dinamización general de la cadena productiva del turismo, con
el establecimiento de un sistema económico social, solidario y sostenible.
En el caso del Programa Nacional de Destinos Turísticos de Excelencia (2014), el
objetivo principal es potenciar competitivamente mediante cuatro componentes, la
oferta turística del Ecuador a través de la consolidación y desarrollo de rutas, circuitos,
destinos y atractivos turísticos priorizados a fin de contribuir con la excelencia para el
sector turístico.
Por su parte, el Programa Nacional para la Excelencia Turística (2015), se plantea
para mejorar la calidad de la oferta de servicios turísticos, mediante la implementación
de acciones y proyectos concretos como el desarrollo de normativas y protocolos de
calidad; la implementación de certificaciones e incentivos; la formación y capacitación
del talento humano; la investigación de nuevos modelos y tendencias en la gestión y
el desarrollo turístico y la gestión y sensibilización de la población hacia una cultura de
innovación y excelencia. (MINTUR, 2015).
Las características naturales y socio-demográficas de Ecuador, le convierten en un
país con posibilidades reales de desarrollo y crecimiento turístico. La interacción de
una geografía privilegiada, gran acervo cultural, monumentos arqueológicos e
históricos, son solo algunos atractivos, de los muchos que generan interés.

En este sentido, las Naciones Unidas, en el marco de los Objetivos de Desarrollo


Sostenible (2015-2030), reconocen en el Objetivo 8 la necesidad de promover el
crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo
y el trabajo decente para todos.

Y la Organización Mundial del Turismo, (OMT), en su Código Ético Mundial para el


Turismo (OMT, 1999), que, si bien es cierto, no es un documento jurídicamente
vinculante, sí es una referencia necesaria a tomar en cuenta e implementar por parte
de los actores de la actividad turística, en sus artículos 2 y 3, había referido al turismo
como instrumento de desarrollo profesional y colectivo y como factor de desarrollo
sostenible.

Según Hamel (2012) el turismo es uno de los recursos económicos más prometedores
del planeta, que contribuye al desarrollo social, económico y cultural de los
países. Consecuentemente la planificación turística resulta de vital importancia para
asegurar una correcta dinamización de los destinos turísticos y un desarrollo integral
de los territorios, basado en criterios de sostenibilidad, donde se evidencie el
cumplimiento de sus tres dimensiones: económicamente viable, ecológicamente
admisible y socialmente equitativo.

En Ecuador, las políticas públicas y los planes de gobierno para el crecimiento del
sector turístico no dan continuidad a los modelos tradicionales de consumismo, en los
que imperan los indicadores de beneficio económico por sobre los socioculturales y
ambientales, sino que, se potencian modalidades como el turismo cultural, patrimonial
y ecológico. En el año 2015 por ejemplo, un poco más de dos millones de turistas -
nacionales y extranjeros - visitaron las aéreas protegidas. El turismo ecológico a estas
áreas que cubren el 19% del territorio nacional constituyó el 35% del PIB turístico del
país (Diario el Telégrafo, 2016).
La iniciativa nacional de un novedoso enfoque para la gestión turística ecuatoriana
propuso en el año 2011 al turismo consiente, dentro de un marco ético de
responsabilidad con el medio ambiente, que propicia el crecimiento personal tanto de
visitantes como de las comunidades receptoras. Este tipo de turismo es todavía más
ambicioso que el turismo sostenible, con preceptos como el respeto mutuo, el amor a
la vida y los valores de paz y amistad, en la esencia de la práctica turística.
Adicionalmente se le reconoce la virtud de que puede generar mayor calidad,
hospitalidad y seguridad al visitante, al tiempo que tanto él, como el anfitrión
comparten una experiencia que combina el placer natural generado por la práctica del
turismo con la búsqueda del mejor bienestar para todos.

En términos económicos no podría afirmarse aún que el turismo sea como se aspira,
el nuevo petróleo ecuatoriano, pero los esfuerzos de las iniciativas implementadas ya
comienzan a percibirse. A la fecha, es el tercer sector productivo no petrolero que más
divisas genera, las cuales contribuyen a reducir inequidades y desigualdades, mejorar
la calidad de vida, generar empleo, descanso, recreación y nuevas oportunidades. Y
no solo para el turismo internacional, sino que concibe el acceso al viaje y al descanso
para la mayoría de los ecuatorianos, más allá del decreto de frecuentes feriados
nacionales, y la construcción de vías de acceso de primer orden, con presencia de
paradores turísticos en ubicaciones estratégicas. El turismo consiente en Ecuador, se
direcciona a una actividad ética y sostenible que pueda producir una experiencia
transformadora de vida.

3.1.1 EL PLAN NACIONAL DEL BUEN VIVIR Y EL TURISMO EN ECUADOR

Con la intención de lograr un desarrollo sustentable, sostenible, equitativo, igualitario


y solidario, que no promueva la opulencia ni el crecimiento económico desmesurado,
se redactó el Plan Nacional para el Buen Vivir (PNVB) 2013-2017, que sería de alguna
manera una actualización corregida de las dos versiones anteriores, el Plan Nacional
de Desarrollo (2007-2010) y el Plan Nacional para el Buen Vivir (PNVB) (2010-2013),
que buscaba concretar las revoluciones delineadas por la Revolución Ciudadana,
marcando el camino para la consolidación del Buen Vivir.
El documento, aprobado mayoritaria por la ciudadanía en las urnas, el 17 de febrero
de 2013, establece los lineamientos y direcciona la ejecución de los planes y políticas
de gobierno para el intervalo 2013-2017.
En 12 objetivos, manifiesta la voluntad expresa de continuar con la transformación
histórica del país bajo los preceptos de planificación y de los principios
constitucionales, aprobados en Montecristi en 2008, dentro de los cuales se fomenta
la democracia, la inclusión, la diversidad, la calidad de vida, el desarrollo de las
capacidades de la ciudadanía, las identidades diversas, la justicia, la seguridad, el
respeto a los derechos humanos y el desarrollo sostenible.
Considerado como la hoja de ruta de la actuación pública para la construcción de los
derechos, y su posterior reconocimiento, se complementa con un sistema de
monitoreo y evaluación que permite identificar los impactos de la gestión pública y
generar alertas oportunas para la toma de decisiones. Este sistema, tomando como
base la planificación nacional, formula indicadores y metas, sobre la lógica de
comparar la programación inicial con su realización.

Uno de los nuevos objetivos incorporados al plan -objetivo número 10-, no presente
en los documentos anteriores, es el impulso a la transformación de la matriz
productiva nacional, pretendiendo generar un mayor valor agregado en los sectores
estratégicos de producción del país, con la propuesta de superar al modelo tradicional
de producción de materias primas, desde la extracción y explotación de los recursos
naturales e importación de productos elaborados, para posicionarse como
generadores de productos que permitirían sustituir las importaciones con productos
locales de alta calidad.

Al modificar la forma de cómo se ha desarrollado la economía en el Ecuador, se busca


una alternativa de desarrollo que no afecte a los recursos naturales, ni los
comprometa a futuro. De esta manera el turismo desempeña un papel importante en
la consecución de estos objetivos, al convertirse en una posible alternativa de
desarrollo con potencialidades reales para el presente y futuro de la economía
nacional.
En este sentido el objetivo 7 del documento hace referencia a construir y fortalecer
espacios públicos, interculturales y de encuentro común. Los aportes realizados
desde el MINTUR para su cumplimiento, se recopilan en el Plan de Desarrollo
Turístico 2020, que busca consolidar al turismo sostenible como uno de los ejes
dinamizadores de la economía ecuatoriana, mejorando la calidad de vida de su
población y la satisfacción de la demanda turística, con aprovechamiento de sus
ventajas competitivas.
De igual manera, el objetivo 6 plantea garantizar el trabajo estable, justo y digno en
su diversidad de formas. Si bien es cierto, la tenencia de un empleo se considera
como la base del progreso de las condiciones y la calidad de vida, al permitir solventar
las necesidades básicas de la familia, no es precisamente fácil para el sector público
ni el privado, generar la cantidad suficiente que cubra a la población económicamente
activa de un país. En este sentido, la actividad turística se convierte en un eslabón
importante, dado que genera empleos en sus diferentes manifestaciones: directo e
indirecto, temporal y permanente, y con ello se dinamiza considerablemente la
economía del territorio.
Por su parte, el efecto multiplicador del turismo, influye en que no solo los grandes
emprendimientos turísticos prosperen, sino que, a mediano y largo plazo, muchas
empresas, no precisamente turísticas, también logran potencializarse, dadas las
crecientes necesidades del turismo, para solventarse como sector.
El objetivo 11 en cambio, menciona el establecer un sistema económico social,
solidario y sostenible, que busca cambiar la lógica primario exportadora que tiene el
país para poder obtener recursos, a una nueva visión donde el eje de la economía
sea el conocimiento, un desarrollo armónico con los recursos que actualmente
dispone el Ecuador, garantizando una distribución equitativa de los recursos
(Senplades, 2009).
En este sentido, haciendo alusión a ambos, tanto el 6 como el 11, el Plan Integral de
Marketing Turístico del Ecuador, se orienta a posicionar al país como un destino
turístico de referencia a nivel mundial con el objetivo de incrementar los arribos
internacionales y los desplazamientos internos, que generen el ingreso de divisas al
país en el primer caso, y en el segundo se promueva la generación de empleo,
equidad en la distribución de los ingresos, orientación a la calidad en el servicio al
turista y dinamización general de la cadena productiva del turismo.
Se aspira entonces, a una forma de turismo consiente, que busca generar un cambio
en las formas tradicionales, tomando responsabilidad en el cuidado, protección y
conservación de la naturaleza. El turismo no puede comprometer a los ecosistemas,
es necesario tener y tomar conciencia de que los recursos sobre los que se desarrolla
la actividad turística son frágiles y que cada vez aumentan más y se fundamentan
mejor las exigencias de la demanda por una elevada calidad medioambiental (Vasallo
y Arciniegas, 2015).
Todos los análisis al respecto realizados a diferentes instancias, permiten avizorar un
futuro optimista para el sector del turismo, el país dispone del patrimonio natural y
cultural necesario y de las políticas públicas estratégicamente trazadas, se requiere
solo, del fortalecimiento de las bases y de la instrucción adecuada a los actores
involucrados, y con ello se lograría la asociación entre crecimiento económico y
mejora en la calidad de vida, cuando el beneficio de ambos indicadores, se generalice,
y no sea perceptible solo por un segmento reducido de la población.

3.1.2 VISIÓN ESTRATÉGICA DEL TURISMO EN ECUADOR

Por muchos años el turismo se reservó como actividad de lujo, solo para las grandes
élites burguesas. Sin embargo, con posterioridad a la segunda guerra mundial (1941-
1945) la evolución de determinados factores económicos, políticos, sociales y
tecnológicos, le generalizaron como un fenómeno social de alcance para las
burguesías medias; entre ellos, la traspolación a la aviación comercial de los avances
de la aviación militar, el desarrollo tecnológico de otras formas de transporte y de los
medios de comunicación masiva, el derecho al descanso retribuido y el aumento del
nivel cultural.

En este sentido, la historia del turismo como actividad social en la condiciones


actuales de desarrollo, reconoce un punto de partida interesante, con dos fenómenos
anteriores a la postguerra, la adopción en 1936 por la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) del Convenio 52 sobre las vacaciones pagadas y la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (DUDH) (1948), que en su Artículo 24 decreta
que toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una
limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

En la actualidad, aunque continúan diferenciándose los macrosegmentos de


mercado, reconocidos como turismo de élite, turismo de masas y turismo social, cada
uno con sus propias especificaciones, existen algunos comportamientos muy
generalizados.
Los turistas son cada vez más adeptos a viajar, “en 2015 el turismo batió un nuevo
récord, 1.200 millones de turistas internacionales viajaron por el mundo en un solo
año. Este dato refleja la pujanza del sector turístico que actualmente es responsable
de 1 de cada 11 empleos a nivel mundial, 7 % de las exportaciones globales y 10 %
del PIB contribuyendo así al crecimiento económico y al desarrollo en muchas
sociedades” (OMT, 2016).
Pero a su vez, estos viajeros son cada vez más exigentes en sus decisiones a la hora
de seleccionar destinos. Como dijera el Secretario General de las Naciones Unidas,
Ban Ki-moon, (2012): “En el turismo sostenible, todos tenemos un papel que
desempeñar. Con más de mil millones de turistas internacionales viajando al
extranjero cada año, todo acto cuenta”. Las facilidades en el acceso a la información,
la disponibilidad de tiempo libre, las alternativas de financiamiento, las experiencias
previas -sean propias o referenciales de amigos y familiares-, las publicidades
emitidas constantemente por los medios de comunicación masiva, etcétera, influyen
considerablemente en la expectativa que se genera en cada potencial turista.
El Ecuador no ha sido ajeno a la evolución de esta industria. La primera Ley de
Turismo se creó durante el gobierno presidencial del General Alberto Enríquez Gallo,
(octubre 1937 - agosto 1938), consistente en la entrega oficial de una cédula al turista,
permitiéndosele la entrada y libre movilidad por el territorio nacional. Adicionalmente
se crearon beneficios de exoneración tributaria a empresarios interesados en invertir
en la actividad. Posteriormente en el gobierno de Galo Plaza Lasso (1948-1952) se
realizó la primera campaña internacional de promoción oficial de Ecuador con
caravanas por Estados Unidos que compartían folletos y productos típicos del país.
En 1957 se creó Ecuatoriana de Aviación, declarada posteriormente en 1974
Aerolínea Bandera del Ecuador, que, aunque había surgido con capital privado, pasó
a ser manejada por la Fuerza Aérea Ecuatoriana, y en 1964, durante la dictadura
militar, se creó la Corporación Ecuatoriana de Turismo (CETURISMO). Para estas
fechas, la promoción turística en el país era realizada por la empresa privada.
Años después, en el gobierno del presidente Sixto Durán Ballén (1992-1996) se creó
el Ministerio de Información y Turismo del Ecuador, el 10 de agosto de 1992, mismo
que dos años más tarde cambiaría su nomenclatura a Ministerio de Turismo, como
continúa denominándose.
En la actualidad, el sector turístico, es una de las principales actividades económicas
del país y los inventarios de atractivos turísticos recopilan a varios destinos
importantes que acogen a miles de turistas nacionales y extranjeros cada año; entre
ellos, las Islas Galápagos, Quito, Cuenca, Guayaquil y la Selva Amazónica. Sin
embargo, la realidad no se ajusta aún a la perspectiva, la visión estratégica del
gobierno, contempla el convertir a Ecuador en potencia turística, en un destino único
que desarrolle su patrimonio natural y cultural y sea reconocido por la excelencia en
la calidad de los servicios.
Si se realiza un análisis del impacto socioeconómico del turismo y las políticas y
estrategias gubernamentales en el marco del desarrollo del sector, podría afirmarse
que, de manera general, Ecuador es una potencia turística en crecimiento, con gran
variedad de atractivos y productos turísticos que ofrecer. Sin embargo, la realidad
actual indica que aún quedan algunos temas pendientes, cuyo comportamiento actual
requiere de análisis y pronta solución. A continuación, se mencionan algunos:
 En comparación con Perú y Colombia, Ecuador es un país con precios
elevados. El cambio de moneda dólar- soles, dólar- peso, respectivamente,
encarece a las ofertas ecuatorianas. Esta situación, complementada con las
ciertas similitudes que se comparten con estos países en cuestiones de
patrimonio natural y cultural, inclina la balanza a su favor dejándoles una
marcada brecha de ventaja.
 Existe poca disponibilidad de viajes internos de corta duración. Si se analiza al
transporte como una de las industrias relacionadas y de apoyo al turismo, de
la cual depende la movilidad entre zonas y aporta a la potencial creación de
nuevos destinos, podría afirmarse que pese a la existencia de aeropuertos en
casi todas las provincias del país, y estar estos en buenas condiciones de
infraestructuras, las rutas áreas son escasas, -a veces inexistentes- y los
tickets aéreos costosos, máxime si se considera que las distancias de viaje a
recorrer son relativamente cortas, por lo que en la actualidad, son utilizadas
principalmente por personas que viajan por motivo de negocios, mientras que
en otros países, los viajes internos por región son extremadamente
económicos. En el caso del servicio de transporte terrestre, existen
cooperativas de buses que interconectan a todas las ciudades del país, sin
embargo, los recorridos son de larga duración, dada la distribución de
carreteras en el complejo relieve ecuatoriano. Estos elementos inciden en la
disminución de la preferencia del turista por las visitas multidestinos dentro del
país.
 Otro factor clave, es el sector hotelero, tanto para los turistas que manejan
presupuestos elevados como para los que hacen viajes “low cost”. Actualmente
en el país esta es otra de las tareas pendientes, pues en las grandes ciudades
la oferta suele ser amplia y variada, sin embargo, en territorios con alto
potencial turístico, pero distantes de las grandes urbes capitalinas, no siempre
existe la infraestructura necesaria para hospedaje y alimentación, limitándose
así su capacidad de desarrollo.
 El escaso dominio de idiomas extranjeros dificulta la comunicación. En muchas
ocasiones ni siquiera en las empresas turísticas se encuentran profesionales
capaces de comunicarse en otros idiomas diferentes del español, cuando se
sabe que el dominio de algún idioma más allá de la lengua materna es un
recurso imprescindible para la actividad turística, presuponiéndose al menos el
inglés, como lengua vehicular.
 La falta de inversión extranjera merma el desarrollo en infraestructuras, y la
presencia de importantes cadenas y marcas de empresas turísticas de
reconocimiento internacional, cuya sola presencia en territorio nacional, daría
estatus y renombre a la gestión turística. La calificación del riesgo país influye
en que los inversionistas extranjeros, incluso, en algunos casos, nacionales
prefieran invertir en otros países de la región, mas no en Ecuador.
 La competencia desleal entre empresas dedicadas a la misma actividad. En
ocasiones, empresas prósperas, se ven perjudicadas por la aparición de
nuevos competidores muy cercanos en aspectos como, mercado al que se
dirigen, precios a los que se venden y hasta ubicación geográfica. El turismo y
su diversidad permite siempre el surgimiento de nuevos emprendimientos,
pero en ellos debe primar la innovación, desde la incorporación de elementos
novedosos que le incorporen valor añadido a su oferta.
 Deficiente cultura turística de la ciudadanía. El pueblo ecuatoriano es por
generalidad, amable, atento y servicial, sin embargo, el turismo y su gestión
requieren no solo de la amabilidad empírica, sino de una cultura turística de
servicio y atención al cliente, que facilite la buena comunicación y atención
esmerada. Investigaciones recientes sobre las tendencias modernas de la
demanda turística demuestran un aumento considerable en la capacidad
monetaria y el tiempo libre de los segmentos que con mayor frecuencia realizan
turismo, así como mayor conocimiento y creciente capacidad de elección por
el acceso cada vez más amplio a los medios y redes de información.
Los turistas actuales son más conocedores, informados, negociadores y
exigentes.
 Alto índice de empirismo empresarial. Las pequeñas y medianas empresas en
Ecuador, son en su mayoría negocios familiares de subsistencia económica,
en las que prevalece la disposición de emprender, en muchos casos liderados
por jóvenes que ven en esta, la solución de su inserción laboral. Sin embargo,
carecen en su mayoría de planificación y visión estratégica a mediano y largo
plazo.
De igual manera, prefieren seguir modelos y filosofías tomados de realidades
diferentes a las del entorno territorial.
 Las condiciones naturales del territorio ecuatoriano son propicias para el
desarrollo turístico, coexisten en una misma geografía atractivos de alta
preferencia por las tendencias más actuales de la demanda turística
contemporánea.
Grandes destinos turísticos antaño bien posicionados en el escenario turístico
internacional han avanzado con éxito, sin disponer de las cantidades de
materia prima y el buen estado de conservación que exhibe hoy Ecuador.
Sin embargo, el patrimonio natural y cultural de un espacio geográfico no es
insumo suficiente para avanzar turísticamente y lograr insertarse en los flujos
internacionales que consideran al menos 136 países en el mundo y 18 en
América Latina, para cálculos de Índices de Competitividad Turística (TTCI).
La industria de viajes y servicios es ya una de las principales actividades
económicas del país, a Ecuador ya se le conoce en el mundo, la planificación y
política turística, las campañas publicitarias, las estrategias de gobierno han
comenzado a generar resultados cuantitativos. Sin embargo, la realidad no se
ajusta aún a la perspectiva, la visión estratégica para el desarrollo del turismo en
Ecuador, le posesionan para el 2020 como potencia turística mundialmente
reconocida por la excelencia en la calidad de los servicios, y los resultados a la
fecha, son aún conservadores en este sentido. Se requiere aún, al menos de un
marketing internacional mucho más eficiente; homologar la instrucción de la fuerza
laboral, notablemente dispareja en la actualidad, dependiendo de las ciudades y
regiones; actualizar y viabilizar el marco regulatorio turístico; así como facilitar el
mejor acceso a las nuevas tecnologías, dado el desequilibrio tecnológico actual
con Europa y EE. UU, importantes mercados emisores al país.

3.2 LA COMPETITIVIDAD TURÍSTICA DE ECUADOR


Las dimensiones físicas del Ecuador son pequeñas. Un cuarto de millón de kilómetros
cuadrados le sitúa en la cuarta posición de países más pequeños del subcontinente
americano, ampliamente desplazado por territorios grandes contrastados a escala
internacional, como Brasil y Venezuela. Sin embargo, es extraordinariamente diverso
dada su multiplicidad de espacios geográficos, con climas y realidades ambientales
diferentes.
La costa al Océano Pacífico es cálida en clima y altamente productiva mientras que,
en la Cordillera de Los Andes, al pie de altas montañas y volcanes de clima frío, se
encuentran valles de clima templado y gran fertilidad. La Amazonía, con una
proporción relativamente pequeña de toda la hoya amazónica sudamericana,
contiene más del 50% de toda su variedad y riqueza ecológica, y en el territorio
insular, las Islas Galápagos albergan uno de los ecosistemas de mayor importancia
biológica, científica y ambiental del mundo.
Para cuestiones de planificación turística la diversidad estructural de la sociedad
dificulta la gestión. Si bien es cierto, todas las regiones y países del mundo son por
su propia naturaleza, heterogéneos en varios sentidos, en el caso ecuatoriano, las
diversidades son marcadas y se manifiestan en muchas dimensiones.
En este contexto, resulta de especial singularidad en el caso ecuatoriano la diversidad
humana, con bases en la gestación de identidades regionales muy peculiarmente
caracterizadas, con perfiles culturales y políticos propios. Sin embargo, la diversidad
del Ecuador es la materia prima fundamental para generar ofertas turísticas atractivas
que motiven el desplazamiento de turistas nacionales e internacionales interesados
en encontrar en un espacio tan pequeño, amplia diversidad geográfica, étnica,
religiosa, y social.
En el territorio nacional se reproducen muchos de los climas, raíces étnicas, formas
de mestizaje, hábitos alimenticios, costumbres y tradiciones del subcontinente.
Cohabitan culturas indígenas, mestizas y afrodescendientes, con la incorporación de
generaciones de migrantes de diferentes orígenes que se han forjado a consecuencia
de su interacción.
Consiguientemente, el fenómeno de la transculturación, asociado turísticamente a la
interacción propia entre turistas y poblaciones receptoras, tiene en Ecuador otra arista
de análisis. La pluriculturalidad es aquí, una realidad tangible, con raíces, con una rica
historia y con un profundo sentido de identidad (Ayala, 2013).
En la actualidad, la Constitución de la República (2008) reconoce la coexistencia de
14 pueblos y 20 nacionalidades indígenas, cada una conservadora de su cultura, su
lengua, sus formas de organización, entre otros aspectos.
En el caso de la biodiversidad, según Ayala (2013) este país pequeño, tiene el doble
de especies vegetales y animales que Canadá y Estados Unidos juntos. Tiene 1504
especies de aves, 345 de reptiles (ocupa el séptimo lugar en el mundo), y 358
especies de anfibios, con lo que se ubica en el tercer lugar en el mundo. Solo en
orquídeas, tiene 2600 variedades, muchas más que sus vecinos, Colombia y Perú
juntos.
Estas especies animales y vegetales se encuentra protegidas en su hábitat natural.
El Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) abarca entre 19 y 20% del territorio
nacional, con 7 millones de hectáreas, subdivididas en 50 parques y reservas.
La diversidad en el contexto nacional, también incluye a la gastronomía. Las regiones
naturales del país tienen sus características diferenciadoras. En cada provincia,
cantón y parroquia, los alimentos y bebidas que se consumen y las maneras de
cocción y presentación varían.

Luego de comentar los atributos naturales del entorno y las estrategias de


planificación planteadas desde el gobierno, se procede a describir el progreso del
turismo, y su influencia socioeconómica.

3.2.1 ANÁLISIS DEL DESARROLLO SOCIOECONÓMICO DEL ECUADOR

La economía ecuatoriana ha tenido un desarrollo sostenible durante los últimos años


a consecuencia de un ingreso considerable de dinero, proveniente del incremento del
precio del petróleo, al haber alcanzado tarifas mundialmente históricas.
Este hecho ha sido importante para impulsar la economía ecuatoriana a través de la
inversión y del gasto público, generando mayor consumo y una considerable cifra por
recaudación de impuestos. Sin embargo, en el último semestre del 2014, el precio del
crudo denotó una fuerte caída, debido a la sobreoferta del mismo por parte de los
principales socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP),
llegando a una cifra de 48 dólares cada barril de petróleo en diciembre de 2014 (El
Telégrafo, 2015).
Esta disminución incide notablemente en la economía ecuatoriana, representando un
porcentaje entre el 53% y 57% de sus exportaciones, cuyos ingresos figuran el 11,
5% del PIB. El gran problema incide en que el Estado ecuatoriano fijó su presupuesto
para el 2015 en 79,7 dólares por cada barril de petróleo, de tal forma que afecta al
presupuesto general del estado ecuatoriano para el año 2015; dando como resultado
un doble impacto dentro del sector fiscal y un desbalance en el comercio exterior,
afectando a la balanza comercial (Universo, 2015).
Si se analiza la Balanza Comercial Ecuatoriana, se comprende que depende en gran
parte de la tradicional estructura de una economía primario-exportadora. De esta
manera, los esfuerzos realizados por el gobierno se orientan a la obtención de
mejores resultados en el desarrollo de las industrias, la educación y diferentes áreas,
que permita superar la importación de productos terminados y a su vez generar
fuentes de trabajo.
Algunos ejemplos serían, la construcción de nuevas carreteras, la construcción de
hidroeléctricas, la refinería del Pacífico, la implementación de escuelas del milenio,
las inversiones en infraestructura para instituciones de salud pública, viviendas,
campañas para impulsar el turismo nacional e internacional, entre otros. Todo esto ha
permitido mejorar la calidad de vida de la población, incidiendo a la vez en el
incremento de flujos de visitantes nacionales y extranjeros a los diferentes destinos
turísticos del país.
En este sentido, un factor importante que ha permitido estabilidad económica para el
país es la dolarización, que ha controlado factores inflacionarios, pues al no
manejarse en el país política monetaria, no se emiten nuevos billetes.
El hecho de estar dolarizados nos ha llevado a perder competitividad en el sector
externo, pues al no tener moneda propia, mantenemos una tasa cambiaria fija,
mientras que los países de la región para ganar competitividad deprecian su moneda
y sus productos son más accesibles para mercados externos (Vega, 2016).
Para el tema comercial se han implementado ciertas restricciones arancelarias con la
intención de frenar en algún porciento el desbalance comercial y evitar la salida de
divisas. Sin embargo, para determinados sectores ha provocado incremento de
precios y la obligación de desarrollar proveedores internos.
El año 2014 estuvo marcado por la desaceleración económica del país, el crecimiento
del país fue menor a las cifras previstas por el Banco Central del Ecuador (BCE)
(Banco Central del Ecuador, 2016).
La caída del precio del petróleo ha afectado considerablemente la inversión del
gobierno y está generando dudas de cómo se puede afrontar la crisis por la falta de
ahorros que puedan ayudar a mantener el presupuesto del estado. Se han hecho
recortes por más de 1000 millones de dólares, y se ha recurrido a endeudamiento con
países como China para de esta manera no afectar el crecimiento del país (Banco
Central del Ecuador, 2016). El horizonte económico no parecería alentador para los
próximos tres años. Se requieren medidas correctivas, proyectadas a corto, mediano
y largo plazo.
Desde el enfoque social, a la política ecuatoriana para los años 80 y mediados de los
90 del siglo XX, puede considerársele como netamente asistencialista, enfocada solo
a suplir servicios básicos, con baja ayuda social a grupos de atención prioritaria.
En este sentido, los planes gubernamentales consideraban que los medios de
asistencia, subsidios y transferencias eran solo un freno para el desarrollo, y
consecuentemente redujeron el apoyo a los sectores de la salud y la educación.
Unos años después, a mediados de la década de los años noventa, a consecuencias
de la expansión a mercados internacionales, la consecuente mejoría de la economía
nacional permitió que se retomaron políticas sociales de inversión pública en salud y
educación; se facilitó ayuda a los sectores más pobres, ayudándoles a desarrollar sus
capacidades productivas, con lo cual se incrementaba el gasto en capital humano.
Años más tarde, el término de desarrollo social empieza a implementarse en los
temas del gobierno y se interesan en construir pilares para la reducción de la
desigualdad social, mitigar los índices de pobreza; así como también, en el acceso
universal a la educación, la salud y la seguridad social.
Una acción siempre oportuna para conseguir la equidad social, es la intervención del
Estado en la intención de impulsar políticas sociales de redistribución de la riqueza
para recompensar los desajustes económicos. A partir de la Constitución de la
República del Ecuador de 1997, empezó la concentración del gasto público a los
sectores más vulnerables a través de programas focalizados. Podrían mencionarse
como parte de las acciones que el gobierno gestiona: los fondos de cesantía, fondos
para la protección social, programas de capacitación, transferencias en dinero o en
especies y el Bono de Desarrollo Humano (BDH).
3.2.1.1 LA INFLUENCIA DEL TURISMO EN LA ECONOMÍA ECUATORIANA

Después de revisar de manera muy general los atractivos naturales y culturales del
país y su desarrollo socioeconómico, se analiza el comportamiento del sector turístico,
a partir de indicadores como la balanza comercial turística, el producto interno bruto
generado por el turismo, y la generación de empleo. Los datos recopilados, permiten
medir la evolución de estas variables y su influencia en los cambios socioeconómicos.
Durante décadas, la actividad turística representó una balanza comercial negativa
para la economía del país, predominaba entonces el turismo emisor en el que la salida
de capitales superaba en magnitudes considerables al ingreso. Para el intervalo 2006
– 2011, el turismo emisor propició una salida acumulada de 640 millones de dólares.
Sin embargo, con posterioridad a ese año la situación cambió. En el año 2012 la
balanza fue positiva y arrojó un superávit de 75, 9 millones de dólares.
Desde la fecha, la balanza turística ha mantenido saldo positivo, tanto en dinero como
en número de personas, con ingresos económicos y arribo de visitantes superiores a
los gastos que han dejado en otros países los ecuatorianos al viajar.
Según las cuentas nacionales, desde 2012 hasta 2014, el ingreso acumulado de
divisas provenientes de la recepción de turistas llegó a 826 millones (Diario El
Telégrafo, 2016). Se consolida así el turismo, como fuente importante de recursos
económicos para el país, cuando los principales medios de pago que han circulado
en la economía dependen del ingreso de dólares por exportaciones, remesas,
inversiones y venta de servicios, principalmente.
Sin embargo, a partir de las políticas implementadas en los últimos 9 años, el turismo
receptivo se ha convertido en una opción sólida para compensar la caída de los
ingresos de algunas exportaciones e inyectar la liquidez a la economía (El Telégrafo,
2016).
A criterio del MINTUR, no solamente el turismo externo se ha dinamizado, según
cifras oficiales, el año 2012 representó más de 12 millones de desplazamientos por
las cuatro regiones del Ecuador, siendo las ciudades más visitadas, Quito con un 66%
del total de visitantes, Guayaquil 47%, Cuenca 19%, Galápagos 15% y Baños 11%
(Vega, 2016).
En lo posterior, la tendencia se ha mantenido, en el 2015 se registraron 6.3 millones
de viajes y un gasto total de 531.2 millones de dólares. 1,398 000 ecuatorianos
salieron al extranjero hacia 176 destinos diferentes, entre ellos Estados Unidos y Perú
como los mejores posicionados en los primeros lugares –con 37,44% y 20,03% de
participación respectiva-, destinos tradicionalmente visitados por los ecuatorianos y
con tendencia creciente en los últimos años. El gasto promedio generado por turista
fue de 732 dólares; mientras que, por fronteras, entraron al Ecuador 1,543 000
personas, provenientes de 202 países diferentes, con Colombia y Estados Unidos en
primer y segundo lugar -22.56% y 17,04% de participación-. El gasto promedio en el
destino fue de 1009 dólares.
Para el año 2016, se registró un descenso considerable a consecuencia de la factores
externos como la coyuntura económica mundial y asociados a ella, la apreciación del
dólar, la devaluación de la moneda en países vecinos como Perú y Colombia; el virus
sika y el dengue; y factores internos como la actividad del volcán Cotopaxi, el
terremoto del 16 de abril, que afectara seriamente la infraestructura turística de
Manabí y Esmeraldas y los sismos registrados durante diciembre en las mismas
provincias, con afectación directa al feriado de navidad y año nuevo.
Sin embargo, según datos oficiales de la Coordinación General de Estadísticas e
Investigación del Ministerio de Turismo, durante este año, los desplazamientos por
turismo interno fueron 12.3 millones de viajes, de los cuales, el 40% - 4.9 millones de
viajes - se realizó durante los feriados, para una dinamización de la economía
nacional de 285.5 millones de dólares.
Según la misma fuente, solo en el feriado de Fin de Año (31 de diciembre de 2016 al
2 de enero de 2017), hubo 618.972 viajes, en los cuales los viajeros realizaron un
gasto total que superó los 37,6 millones de dólares. La provincia más visitada fue
Santa Elena; y dentro de las 5 primeras opciones de los turistas estuvieron también
Manabí y Esmeraldas, demostrando así, la buena acogida de los visitantes a la
campaña de turismo solidario, que invitaba a “inundar las playas de Esmeraldas”,
considerándola “la mejor forma de ayudar”.
Según la misma fuente, la balanza turística durante el período enero-septiembre del
2016 registró un saldo de 292 millones de dólares, siendo positiva por quinto año
consecutivo. En el tercer trimestre con más de 1.075 millones de dólares en ingresos.
El turismo continuó como la tercera fuente de ingresos no petroleros detrás del
banano y camarón, contribuyendo de manera directa con el 2,1% del PIB nacional y
de manera indirecta con el 5,1%, acorde a la información publicada por la World Travel
and Tourism Council (WTTC).
El análisis comparativo del PIB turístico con el PIB nacional en Ecuador, indica que el
PIB turístico representó en el año 2008 el 3,54% del PIB nacional manteniendo una
tendencia creciente, para alcanzar en el 2013, el 4,9%.
Este comportamiento fortalece la intención manifiesta del gobierno nacional de
cambiar la estructura económica del país de forma amigable con el medio ambiente
y acorde a los principios de la Constitución del 2008. A diferencia de los ingresos por
exportaciones de productos tradicionales, el sector turístico, no depende de los
precios internacionales, aunque sí de la economía mundial.
Si se compara con el ingreso de los principales productos de exportación, el turismo
se ubica en el tercer lugar no petrolero, precedido solo por el banano y el camarón.
Se estima que el turista extranjero que visita el país, tiene un gasto promedio de USD
1.000 dólares, durante una estadía promedio de 14 noches, mientras que para el
turista nacional el gasto turístico promedio oscila sobre los USD 90 dólares con una
estadía promedio estimada de 3 noches.
Esta evolución favorable en la expansión del turismo en los últimos años, además de
ser una consecuencia de las intervenciones públicas efectuadas en el propio sector,
está relacionada con la situación de las condiciones de funcionamiento del clúster
turístico. Entre estas se encuentra la mejoría en la infraestructura nacional
relacionada con carreteras, aeropuertos y puertos.
Entre 2007 y 2015, el sector público invirtió $ 8.480 millones en proyectos viales que
permitieron intervenir 7.548 kilómetros, mejorando el 77,5% de la cobertura de la red
vial. Esta inversión generó vías expeditas que, además de garantizar el tránsito
permanente y seguro, disminuyen los costos y tiempos de movilización, un insumo
intangible, pero decisivo en la ventaja competitiva de las actividades turísticas.
De manera directa el sector se benefició de los proyectos emblemáticos. Mediante
una inversión en la Ruta Spondylus, que bordea 768,6 millones, se logró generar
1.141 kilómetros de vías que interconectan las zonas costeras de Esmeraldas,
Manabí y Santa Elena, que contribuyen al incremento del desarrollo turístico del litoral
ecuatoriano y que beneficia a unos 950.341 habitantes. Por otra parte, con una
inversión pública que llega a 540,7 millones, la Troncal Amazónica consolida un
corredor de 1.053 km que dinamiza el desarrollo turístico en esa región y beneficia
alrededor de 696.210 habitantes. También, el turismo resulta beneficiado con la
inversión de 893,8 millones efectuada en la Troncal de la Sierra, un proyecto que tiene
una longitud de 938 km que inician en Rumichaca (Carchi) y llegan hasta Macará
(Loja) (Diario El Telégrafo, 2016).
El desarrollo de la actividad turística requiere mano de obra, lo que la convierte en
una de las principales fuentes generadora de empleo. En el país, como en cualquier
en otro, esta tendencia se mantiene, tanto en el número de plazas directas como
indirectas.
Entre el 2005 y el 2013, el número de puestos de trabajo directos, se incrementó en
55,23% pasando de 77.151 puestos a 119.758; mientras que los puestos de trabajo
indirectos, lo hizo en 57, 94% pasando de 92.591 puestos a 146.225. En cifras
generales, el incremento de puestos entre directos e indirectos ha sido de 56,71%,
con brecha del 169.732 a 265.983, según cifras oficiales del Ministerio de Turismo,
(2013).
En este sentido, al tercer trimestre del 2015 se generaron 415.733 empleos en
actividades de alojamiento y servicios de comida y bebida; uno de cada 20 empleos
es por turismo, de los cuales el 67% son mujeres y por cada 10 visitantes extranjeros
que ingresan al país se genera 1 empleo de asalariados en la economía nacional.
(MINTUR, 2015).
También se ha realizado un impulso en los emprendimientos turísticos en los últimos
años que han permitido generar más empleo en este sector, existe una relación en
promedio de 5 empleos generados por cada emprendimiento nuevo en el Ecuador
(Ministerio de Turismo, 2013).
El desarrollo turístico se potencia como un importante apoyo a la vida económica de
la sociedad. Los proyectos turísticos se direccionan a un horizonte amplio, que
aglutina más que a un individuo, a toda su familia, y en algunos casos, sino a toda, al
menos a gran parte de su comunidad.

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