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El turismo es una actividad en ascenso, que se fortalece y adquiere cada vez, mayor
relevancia y participación en el desarrollo económico de los territorios que participan
del movimiento turístico internacional.
Desde finales del siglo anterior, se ha convertido en uno de los motores que impulsan
el desarrollo económico, siendo la industria con mayores tasas de crecimiento a
escala mundial, y por tanto, uno de los fenómenos socioeconómicos más importantes
del siglo XX e inicios del XXI, pues aunque a sus comienzos, solo era disfrutado por
un reducido grupo de personas relativamente acomodadas, ya para la séptima
década, se convirtió en un fenómeno de masas para los países más desarrollados y
paulatinamente se ha hecho accesible a grupos cada vez más amplios (Vasallo y
Arciniegas, 2015)
En Ecuador, el desarrollo y gestión de la actividad turística se ha hecho presente en
la agenda nacional como política de gobierno. Como para muchos otros países, este
sector ha sido en los últimos años, un eje fundamental en la reactivación económica,
con indicadores importantes como la generación de empleos; los proyectos de
inversión local y extranjera; el desarrollo de infraestructuras hoteleras y vías de
acceso; las conexiones aéreas, con vuelos domésticos e internacionales; etcétera,
que han favorecido la atracción de divisas a la economía nacional.
La variedad de paisaje, culturas, grupos étnicos, flora y fauna, así como las
numerosas posibilidades de realizar turismo, ya sea de sol y playa, científico, rural y
de montaña, de aventura, urbano o de ciudad, gastronómico, de negocios, entre
otros, lo convierten en un destino atractivo.
En este sentido, desde el gobierno nacional se han estructurado en algunos casos, y
actualizado en otros, una serie de programas y proyectos que rigen la planificación y
política turística del país, con visiones definidas a corto, mediano y largo plazo. Entre
ellos, el Plan Estratégico de Desarrollo de Turismo Sostenible para Ecuador
(PLANDETUR 2020), (2007), el Plan Integral de Marketing Turístico 2014 (PIMTE
2014), el Programa Nacional de Destinos Turísticos de Excelencia, (2014) y el
Programa Nacional para la Excelencia Turística, (2015).
El PLANDETUR 2020, (2007) busca consolidar al turismo sostenible como uno de los
ejes dinamizadores de la economía ecuatoriana, a partir del aprovechamiento de sus
ventajas competitivas y de la inversión en facilidades turísticas, generando una
adecuada gestión de los territorios y líneas de productos. Redactado a través de
proceso participativo por la empresa Tourism & Leisure Advisory Services contratada
por el Ministerio de Turismo, y financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), se direcciona a potencializar las condiciones de la oferta nacional y fomentar el
desarrollo local que genere oportunidades equitativas en el marco del Buen Vivir. Este
nuevo proyecto de desarrollo, reemplazaría al Plan de Competitividad Turística del
Ecuador, elaborado en 1998. Con la identificación de 6 ejes -gobernanza, desarrollo
de destinos, marketing, capacitación, fomento de inversión y medidas transversales-,
22 programas y 78 proyectos emblemáticos, organizados en cuatro capítulos, este
documento se convirtió en un importante punto de partida para el sector, que guiaría
su accionar en un horizonte temporal hasta el año 2020.
Por su parte el PIMTE 2014, (2014) se orienta a posicionar al Ecuador como un destino
turístico de referencia a nivel mundial con el objetivo de incrementar los arribos
internacionales y los desplazamientos internos, que generen el ingreso de divisas a la
economía nacional en el primer caso, y en el segundo se promueva la generación de
empleos, la equidad en la distribución de los ingresos, la orientación a la calidad en el
servicio al turista y la dinamización general de la cadena productiva del turismo, con
el establecimiento de un sistema económico social, solidario y sostenible.
En el caso del Programa Nacional de Destinos Turísticos de Excelencia (2014), el
objetivo principal es potenciar competitivamente mediante cuatro componentes, la
oferta turística del Ecuador a través de la consolidación y desarrollo de rutas, circuitos,
destinos y atractivos turísticos priorizados a fin de contribuir con la excelencia para el
sector turístico.
Por su parte, el Programa Nacional para la Excelencia Turística (2015), se plantea
para mejorar la calidad de la oferta de servicios turísticos, mediante la implementación
de acciones y proyectos concretos como el desarrollo de normativas y protocolos de
calidad; la implementación de certificaciones e incentivos; la formación y capacitación
del talento humano; la investigación de nuevos modelos y tendencias en la gestión y
el desarrollo turístico y la gestión y sensibilización de la población hacia una cultura de
innovación y excelencia. (MINTUR, 2015).
Las características naturales y socio-demográficas de Ecuador, le convierten en un
país con posibilidades reales de desarrollo y crecimiento turístico. La interacción de
una geografía privilegiada, gran acervo cultural, monumentos arqueológicos e
históricos, son solo algunos atractivos, de los muchos que generan interés.
Según Hamel (2012) el turismo es uno de los recursos económicos más prometedores
del planeta, que contribuye al desarrollo social, económico y cultural de los
países. Consecuentemente la planificación turística resulta de vital importancia para
asegurar una correcta dinamización de los destinos turísticos y un desarrollo integral
de los territorios, basado en criterios de sostenibilidad, donde se evidencie el
cumplimiento de sus tres dimensiones: económicamente viable, ecológicamente
admisible y socialmente equitativo.
En Ecuador, las políticas públicas y los planes de gobierno para el crecimiento del
sector turístico no dan continuidad a los modelos tradicionales de consumismo, en los
que imperan los indicadores de beneficio económico por sobre los socioculturales y
ambientales, sino que, se potencian modalidades como el turismo cultural, patrimonial
y ecológico. En el año 2015 por ejemplo, un poco más de dos millones de turistas -
nacionales y extranjeros - visitaron las aéreas protegidas. El turismo ecológico a estas
áreas que cubren el 19% del territorio nacional constituyó el 35% del PIB turístico del
país (Diario el Telégrafo, 2016).
La iniciativa nacional de un novedoso enfoque para la gestión turística ecuatoriana
propuso en el año 2011 al turismo consiente, dentro de un marco ético de
responsabilidad con el medio ambiente, que propicia el crecimiento personal tanto de
visitantes como de las comunidades receptoras. Este tipo de turismo es todavía más
ambicioso que el turismo sostenible, con preceptos como el respeto mutuo, el amor a
la vida y los valores de paz y amistad, en la esencia de la práctica turística.
Adicionalmente se le reconoce la virtud de que puede generar mayor calidad,
hospitalidad y seguridad al visitante, al tiempo que tanto él, como el anfitrión
comparten una experiencia que combina el placer natural generado por la práctica del
turismo con la búsqueda del mejor bienestar para todos.
En términos económicos no podría afirmarse aún que el turismo sea como se aspira,
el nuevo petróleo ecuatoriano, pero los esfuerzos de las iniciativas implementadas ya
comienzan a percibirse. A la fecha, es el tercer sector productivo no petrolero que más
divisas genera, las cuales contribuyen a reducir inequidades y desigualdades, mejorar
la calidad de vida, generar empleo, descanso, recreación y nuevas oportunidades. Y
no solo para el turismo internacional, sino que concibe el acceso al viaje y al descanso
para la mayoría de los ecuatorianos, más allá del decreto de frecuentes feriados
nacionales, y la construcción de vías de acceso de primer orden, con presencia de
paradores turísticos en ubicaciones estratégicas. El turismo consiente en Ecuador, se
direcciona a una actividad ética y sostenible que pueda producir una experiencia
transformadora de vida.
Uno de los nuevos objetivos incorporados al plan -objetivo número 10-, no presente
en los documentos anteriores, es el impulso a la transformación de la matriz
productiva nacional, pretendiendo generar un mayor valor agregado en los sectores
estratégicos de producción del país, con la propuesta de superar al modelo tradicional
de producción de materias primas, desde la extracción y explotación de los recursos
naturales e importación de productos elaborados, para posicionarse como
generadores de productos que permitirían sustituir las importaciones con productos
locales de alta calidad.
Por muchos años el turismo se reservó como actividad de lujo, solo para las grandes
élites burguesas. Sin embargo, con posterioridad a la segunda guerra mundial (1941-
1945) la evolución de determinados factores económicos, políticos, sociales y
tecnológicos, le generalizaron como un fenómeno social de alcance para las
burguesías medias; entre ellos, la traspolación a la aviación comercial de los avances
de la aviación militar, el desarrollo tecnológico de otras formas de transporte y de los
medios de comunicación masiva, el derecho al descanso retribuido y el aumento del
nivel cultural.
Después de revisar de manera muy general los atractivos naturales y culturales del
país y su desarrollo socioeconómico, se analiza el comportamiento del sector turístico,
a partir de indicadores como la balanza comercial turística, el producto interno bruto
generado por el turismo, y la generación de empleo. Los datos recopilados, permiten
medir la evolución de estas variables y su influencia en los cambios socioeconómicos.
Durante décadas, la actividad turística representó una balanza comercial negativa
para la economía del país, predominaba entonces el turismo emisor en el que la salida
de capitales superaba en magnitudes considerables al ingreso. Para el intervalo 2006
– 2011, el turismo emisor propició una salida acumulada de 640 millones de dólares.
Sin embargo, con posterioridad a ese año la situación cambió. En el año 2012 la
balanza fue positiva y arrojó un superávit de 75, 9 millones de dólares.
Desde la fecha, la balanza turística ha mantenido saldo positivo, tanto en dinero como
en número de personas, con ingresos económicos y arribo de visitantes superiores a
los gastos que han dejado en otros países los ecuatorianos al viajar.
Según las cuentas nacionales, desde 2012 hasta 2014, el ingreso acumulado de
divisas provenientes de la recepción de turistas llegó a 826 millones (Diario El
Telégrafo, 2016). Se consolida así el turismo, como fuente importante de recursos
económicos para el país, cuando los principales medios de pago que han circulado
en la economía dependen del ingreso de dólares por exportaciones, remesas,
inversiones y venta de servicios, principalmente.
Sin embargo, a partir de las políticas implementadas en los últimos 9 años, el turismo
receptivo se ha convertido en una opción sólida para compensar la caída de los
ingresos de algunas exportaciones e inyectar la liquidez a la economía (El Telégrafo,
2016).
A criterio del MINTUR, no solamente el turismo externo se ha dinamizado, según
cifras oficiales, el año 2012 representó más de 12 millones de desplazamientos por
las cuatro regiones del Ecuador, siendo las ciudades más visitadas, Quito con un 66%
del total de visitantes, Guayaquil 47%, Cuenca 19%, Galápagos 15% y Baños 11%
(Vega, 2016).
En lo posterior, la tendencia se ha mantenido, en el 2015 se registraron 6.3 millones
de viajes y un gasto total de 531.2 millones de dólares. 1,398 000 ecuatorianos
salieron al extranjero hacia 176 destinos diferentes, entre ellos Estados Unidos y Perú
como los mejores posicionados en los primeros lugares –con 37,44% y 20,03% de
participación respectiva-, destinos tradicionalmente visitados por los ecuatorianos y
con tendencia creciente en los últimos años. El gasto promedio generado por turista
fue de 732 dólares; mientras que, por fronteras, entraron al Ecuador 1,543 000
personas, provenientes de 202 países diferentes, con Colombia y Estados Unidos en
primer y segundo lugar -22.56% y 17,04% de participación-. El gasto promedio en el
destino fue de 1009 dólares.
Para el año 2016, se registró un descenso considerable a consecuencia de la factores
externos como la coyuntura económica mundial y asociados a ella, la apreciación del
dólar, la devaluación de la moneda en países vecinos como Perú y Colombia; el virus
sika y el dengue; y factores internos como la actividad del volcán Cotopaxi, el
terremoto del 16 de abril, que afectara seriamente la infraestructura turística de
Manabí y Esmeraldas y los sismos registrados durante diciembre en las mismas
provincias, con afectación directa al feriado de navidad y año nuevo.
Sin embargo, según datos oficiales de la Coordinación General de Estadísticas e
Investigación del Ministerio de Turismo, durante este año, los desplazamientos por
turismo interno fueron 12.3 millones de viajes, de los cuales, el 40% - 4.9 millones de
viajes - se realizó durante los feriados, para una dinamización de la economía
nacional de 285.5 millones de dólares.
Según la misma fuente, solo en el feriado de Fin de Año (31 de diciembre de 2016 al
2 de enero de 2017), hubo 618.972 viajes, en los cuales los viajeros realizaron un
gasto total que superó los 37,6 millones de dólares. La provincia más visitada fue
Santa Elena; y dentro de las 5 primeras opciones de los turistas estuvieron también
Manabí y Esmeraldas, demostrando así, la buena acogida de los visitantes a la
campaña de turismo solidario, que invitaba a “inundar las playas de Esmeraldas”,
considerándola “la mejor forma de ayudar”.
Según la misma fuente, la balanza turística durante el período enero-septiembre del
2016 registró un saldo de 292 millones de dólares, siendo positiva por quinto año
consecutivo. En el tercer trimestre con más de 1.075 millones de dólares en ingresos.
El turismo continuó como la tercera fuente de ingresos no petroleros detrás del
banano y camarón, contribuyendo de manera directa con el 2,1% del PIB nacional y
de manera indirecta con el 5,1%, acorde a la información publicada por la World Travel
and Tourism Council (WTTC).
El análisis comparativo del PIB turístico con el PIB nacional en Ecuador, indica que el
PIB turístico representó en el año 2008 el 3,54% del PIB nacional manteniendo una
tendencia creciente, para alcanzar en el 2013, el 4,9%.
Este comportamiento fortalece la intención manifiesta del gobierno nacional de
cambiar la estructura económica del país de forma amigable con el medio ambiente
y acorde a los principios de la Constitución del 2008. A diferencia de los ingresos por
exportaciones de productos tradicionales, el sector turístico, no depende de los
precios internacionales, aunque sí de la economía mundial.
Si se compara con el ingreso de los principales productos de exportación, el turismo
se ubica en el tercer lugar no petrolero, precedido solo por el banano y el camarón.
Se estima que el turista extranjero que visita el país, tiene un gasto promedio de USD
1.000 dólares, durante una estadía promedio de 14 noches, mientras que para el
turista nacional el gasto turístico promedio oscila sobre los USD 90 dólares con una
estadía promedio estimada de 3 noches.
Esta evolución favorable en la expansión del turismo en los últimos años, además de
ser una consecuencia de las intervenciones públicas efectuadas en el propio sector,
está relacionada con la situación de las condiciones de funcionamiento del clúster
turístico. Entre estas se encuentra la mejoría en la infraestructura nacional
relacionada con carreteras, aeropuertos y puertos.
Entre 2007 y 2015, el sector público invirtió $ 8.480 millones en proyectos viales que
permitieron intervenir 7.548 kilómetros, mejorando el 77,5% de la cobertura de la red
vial. Esta inversión generó vías expeditas que, además de garantizar el tránsito
permanente y seguro, disminuyen los costos y tiempos de movilización, un insumo
intangible, pero decisivo en la ventaja competitiva de las actividades turísticas.
De manera directa el sector se benefició de los proyectos emblemáticos. Mediante
una inversión en la Ruta Spondylus, que bordea 768,6 millones, se logró generar
1.141 kilómetros de vías que interconectan las zonas costeras de Esmeraldas,
Manabí y Santa Elena, que contribuyen al incremento del desarrollo turístico del litoral
ecuatoriano y que beneficia a unos 950.341 habitantes. Por otra parte, con una
inversión pública que llega a 540,7 millones, la Troncal Amazónica consolida un
corredor de 1.053 km que dinamiza el desarrollo turístico en esa región y beneficia
alrededor de 696.210 habitantes. También, el turismo resulta beneficiado con la
inversión de 893,8 millones efectuada en la Troncal de la Sierra, un proyecto que tiene
una longitud de 938 km que inician en Rumichaca (Carchi) y llegan hasta Macará
(Loja) (Diario El Telégrafo, 2016).
El desarrollo de la actividad turística requiere mano de obra, lo que la convierte en
una de las principales fuentes generadora de empleo. En el país, como en cualquier
en otro, esta tendencia se mantiene, tanto en el número de plazas directas como
indirectas.
Entre el 2005 y el 2013, el número de puestos de trabajo directos, se incrementó en
55,23% pasando de 77.151 puestos a 119.758; mientras que los puestos de trabajo
indirectos, lo hizo en 57, 94% pasando de 92.591 puestos a 146.225. En cifras
generales, el incremento de puestos entre directos e indirectos ha sido de 56,71%,
con brecha del 169.732 a 265.983, según cifras oficiales del Ministerio de Turismo,
(2013).
En este sentido, al tercer trimestre del 2015 se generaron 415.733 empleos en
actividades de alojamiento y servicios de comida y bebida; uno de cada 20 empleos
es por turismo, de los cuales el 67% son mujeres y por cada 10 visitantes extranjeros
que ingresan al país se genera 1 empleo de asalariados en la economía nacional.
(MINTUR, 2015).
También se ha realizado un impulso en los emprendimientos turísticos en los últimos
años que han permitido generar más empleo en este sector, existe una relación en
promedio de 5 empleos generados por cada emprendimiento nuevo en el Ecuador
(Ministerio de Turismo, 2013).
El desarrollo turístico se potencia como un importante apoyo a la vida económica de
la sociedad. Los proyectos turísticos se direccionan a un horizonte amplio, que
aglutina más que a un individuo, a toda su familia, y en algunos casos, sino a toda, al
menos a gran parte de su comunidad.