Está en la página 1de 3

La Argentina en el contexto latinoamericano y mundial

¿Cuál es el lugar de Argentina en el mundo? La pregunta se hace


necesaria si queremos comprender mejor las formas en que nuestro territorio se
organiza y configura.
El mundo actual está inmerso en el proceso de globalización, caracterizado por
su complejidad y sus constantes cambios: las innovaciones tecnológicas aplicadas a la
producción; el creciente peso de los mercados financieros; la concentración
económica alrededor de las grandes empresas multinacionales y transnacionales; las
fusiones, reagrupaciones y adquisiciones empresariales; la desregulación de las
actividades productivas y los servicios; la menor participación del Estado en el
desarrollo social y en el sector productivo, entre
otros. En este contexto, es posible afirmar que
todos los países del mundo están transitando
por el camino de la globalización, más allá de
que cada uno tiene una historia política,
económica y cultural particular. Si bien la
economía mundial funciona como una red
compleja de interrelaciones, el modo en que las
recientes transformaciones inciden en cada

Figura: Intercambios en la Globalización uno de los países es distinto según el caso.


Otro aspecto característico de la
globalización es la acelerada movilidad del capital, tanto en el plano sectorial (por la
compra-venta y las fusiones de empresas, y por las concesiones en diversas
actividades económicas) como en el territorial. En este caso, la estrategia de las
empresas consiste, por un lado, en ampliar los mercados donde colocar su
producción, y por el otro, en instalarse en áreas donde obtienen ciertas ventajas, como
abundancia de los recursos naturales y legislación favorable sobre su uso, mano de
obra barata o beneficios impositivos. Gracias a la posibilidad de fragmentar el proceso
productivo, hoy, mucho más que antes, las empresas pueden operar tecnológicamente
en cualquier lugar del mundo según sus conveniencias y necesidades. Además, a
partir del uso de la informática, pueden realizar transacciones financieras desde y
hacia cualquier lugar del planeta. Por eso, se sostiene que el capital no reconoce
fronteras ni se subordina a pertenencia territorial alguna.
A través del capital transnacional, se integran un conjunto de actividades,
grupos sociales y ámbitos geográficos que, ubicados en estados diferentes, pasan a
formar parte desarrollada o central del sistema global.
Entretanto, otras actividades, otros grupos y otros ámbitos, conforman el
subconjunto periférico del sistema. Así, a la distinción entre países con diferentes
condiciones de desarrollo, hay que sumarle la diferencia de áreas geográficas, grupos
sociales y actividades integradas de manera desigual por el capital transnacional.
Muchos territorios y muchas sociedades quedan integrados parcialmente o, incluso,
excluidos de la parte desarrollada de la revolución tecnológica.
Ante este panorama, América Latina, como región “subdesarrollada” y
dependiente de los centros de poder, se inserta en el mercado mundial adecuando su
economía a las necesidades de los requerimientos de la demanda mundial. Esto
también significa que, los países pertenecientes a la región latinoamericana, se
globalizan, pero sin integrarse. Esto ocurre ya que las diferencias entre las distintas
regiones son significativamente grandes, lo que produce un desigual acceso a las
innovaciones tecnológicas, un bajo nivel de inversión, y la ausencia de un Estado
capaz de compensar y articular las desigualdades y la dependencia económica hacia
otros países. Es decir, que si bien todos los países del mundo se interrelacionan,
algunos, como los países latinoamericanos, quedaron excluidos de los beneficios de la
globalización.
La mayoría de los problemas que enfrenta la sociedad argentina
contemporánea son compartidos con los demás países en América Latina. La
pobreza, la desocupación, la falta de oportunidades, el deterioro ambiental, el
crecimiento urbano sin planificación son preocupaciones comunes de la mayor parte
de los países de la región.
En los últimos años, se han registrado profundas transformaciones en el
escenario económico internacional que afectan las posibilidades de desarrollo de los
países latinoamericanos. Entre las tendencias más recientes, se destacan la
conformación de una economía mundial en la que las economías nacionales se
encuentran cada vez más relacionadas entre sí, y la conformación de bloques
económicos regionales.
Durante el siglo XX, los países latinoamericanos intentaron en varias
oportunidades estrechar sus relaciones económicas y políticas, pero siempre surgieron
dificultades que impidieron la concreción de esos acuerdos.
Recién a comienzos de la década de 1990, se concretó un proceso de
integración de los países del sur del continente: el Mercosur. Este proceso constituye,
hasta el momento, la experiencia más avanzada de integración de América Latina.
Si bien en este momento no profundizaremos en la conformación y el papel
desempeñado por el Mercosur, es importante saber que la conformación de este
bloque tiene consecuencias relevantes sobre la organización económica y política de
los países miembros, entre los que se encuentra la Argentina.
No sólo algunas empresas locales han conseguido ampliar su mercado gracias
a la conformación de este bloque, sino que también la evolución económica de las
provincias de nuestro país ha estado muy relacionada con la marcha de los negocios
dentro del Mercosur, que se ha constituido en el principal receptor de las
importaciones argentinas.
Sin duda, la conformación de este bloque ha buscado, entre otros de sus
objetivos, mejorar la forma de inserción de la región en el mercado mundial y en el
proceso de globalización.

También podría gustarte